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Diciembre 2008
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Índice
Introducción ................................................................................. 4
1. Indicadores de bienestar .......................................................... 6
1.1. Indicadores tradicionales de bienestar ................................................................6
1.1.1. Algunos indicadores ‘objetivos’ de bienestar ..............................................7
1.1.2. Los indicadores subjetivos de bienestar.....................................................13
1.2. Indicadores de bienestar en España ..................................................................14
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3
Introducción
Un indicador es una medida, un número, un hecho, una opinión o una percepción que
señala una situación o condición específica y que mide cambios en esa situación o
condición a través del tiempo. Los indicadores de género tienen la función especial de
señalar la situación relativa de mujeres y hombres, de mostrar las distintas
experiencias de ambos y su cambio en el tiempo. Los indicadores de género sólo han
comenzado a tener presencia de manera muy reciente. A principios de los 80 se
empieza a tener en cuenta el impacto que las decisiones políticas estaban teniendo
sobre la pobreza y sobre las personas y es entonces cuando se ponen en marcha un
conjunto de indicadores sociales con el objeto de seguir la evolución en áreas como la
salud, la educación o el empleo, entre otros. No obstante, estos indicadores no tenían
en cuenta las diferencias de género hasta bien iniciada la década de los ochenta
cuando comienza una verdadera preocupación por registrar estas diferencias.
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planificación, seguimiento y evaluación de los Fondos Estructurales y otros fondos
europeos.1
1
Ver por ejemplo, Comisión Europea (2002). Gender in Research. Gender Impact Assessment of the
Specific Programmes of the Fifth Framework Programme.
http://europa.eu.int/comm/research/rtdinfo.html
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1. Indicadores de bienestar.
En general se podría decir que hay una serie de indicadores que son universalmente
considerados de bienestar y esta lista se extiende a medida que países más
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desarrollados son considerados. Conviene tener presente también que cuando se habla
de bienestar se hace referencia al bienestar social u objetivo de las condiciones de
vida de las personas, como por ejemplo si tienen o no acceso a salud gratuita o a
educación, o si se respeta o no sus derechos. Sin embargo, no podemos olvidar que
una parte importante del bienestar es subjetivo, es decir, cómo se siente el individuo
de feliz o de satisfecho con su vida. Bienestar ‘objetivo’ y ‘subjetivo’ están bastante
correlacionados, pero no son lo mismo e indicadores de bienestar como la felicidad o
satisfacción con la vida en general y en ámbitos específicos no pueden dejarse de lado
si estamos preocupados por el bienestar de los individuos.
Hoy en día se hacen muchos esfuerzos por medir el progreso de las sociedades en
muy distintos ámbitos: económico, social, culturales, etc. A medida que pasa el
tiempo se cuenta con más indicadores y de más variada naturaleza. En unos casos se
trata de indicadores sencillos que reflejan un determinado aspecto de la realidad
mientras que otros son agregados o compuestos (una combinación de varios
indicadores) como, por ejemplo, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que es una
medición por país que combina información de tres aspectos: la esperanza de vida al
nacer, educación y el nivel de ingresos.
A medida que ha ido pasando el tiempo los indicadores han aumentado en número,
complejidad, así como en cuanto a las áreas de la realidad que tratan de reflejar.
Desde hace ya tiempo que existen muchos indicadores de muchos aspectos de las
sociedades más allá de los puramente económicos, pero cabe destacar que estos
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indicadores de aspectos no económicos están ganado importancia y como resultado
han proliferado. Un buen ejemplo de ello son los indicadores de tipo medioambiental
como por ejemplo la huella ecológica. Existe una clara tendencia hacia la inclusión de
indicadores de progreso mas allá de los puramente económicos que hasta hace poco
predominaban.
Para que los gobiernos dejen de estar tan centrados en el PIB o PIB per cápita hacen
falta dos cosas, por un lado, el deseo de considerar otros aspectos, más allá de lo
económico, y por otra parte, el poder hacerlo. Para lo segundo deben existir
indicadores alternativos que sean sencillos y sintéticos para que cumplan la función
que hasta ahora ha tenido el GDP. De hecho, en parte, el objetivo de esta conferencia
era avanzar en la construcción de indicadores que puedan eventualmente sustituir al
GDP como medida de progreso. Hay que saber que el PIB nunca se creó con el objeto
de medir el bienestar de las sociedades ni su nivel de progreso, pero la ausencia de
alternativas y su simplicidad (además de su alta correlación con otras variables que
recogen distintos aspectos del desarrollo) llevaron a su extenso uso en la práctica. Es
necesario por tanto que se creen nuevos indicadores que eventualmente sustituyan al
PIB o que al menos lo complementen. Este proceso ya está en marcha pero no es tarea
fácil pues el bienestar de la sociedad incluye muchos aspectos y además lo anterior
exige inevitablemente priorizar unos objetivos sobre otros (Torras, 2008). Esta
inevitable carga de subjetividad no facilita el proceso pero es inevitable.
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Se podría decir que existen indicadores de bienestar con distinto grado de agregación
aunque no tiene mucho sentido hablar de indicadores agregados y no agregados o
sencillos, pues la distinción entre ambos es en realidad un poco arbitraria o artificial,
dado que todo indicador por sencillo que sea agrega información sobre varios
aspectos de la realidad. Por ejemplo, la esperanza de vida es un indicador que resume
la salud de las personas y todo lo que se nos ocurra que puede afectar a la salud de las
mismas. Aun así es cierto que algunos indicadores son más agregados que otros. El
más famoso de los indicadores más agregados es probablemente el Índice de
Desarrollo Humano (IDH), elaborado por las Naciones Unidas y que combina
información sobre la esperanza de vida, el acceso a la educación y el nivel de renta y
que está inspirado en el enfoque de Amartya Sen sobre las capacidades. Otro
indicador agregado que trata de medir la calidad de vida y parecido al anterior es el
Physical Quality-of-Life Index (PQLI, Índice de Calidad de Vida Física) y que se
obtiene haciendo el promedio de la tasa de alfabetismo, la mortalidad infantil y la
esperanza de vida a la edad de un año.
9
(http://www.oecd.org/document/31/0,3343,en_2825_293564_40671007_1_1_1_1,00.
html).
Sin embargo, estas grandes instituciones no son la única fuente de este tipo de
indicadores. A menudo para áreas concretas existen instituciones públicas o privadas
que recopilan información de muy distintas fuentes y que sobre un aspecto
determinado son a menudo la mejor manera de acceder a este tipo de información y
de saber qué es lo que hay disponible. Un buen ejemplo de esto es el proyecto Polity
IV para datos de calidad de instituciones políticas y gobiernos de países de todo el
mundo (http://www.systemicpeace.org/polity/polity4.htm).
Tampoco podemos olvidar los Institutos Nacionales de Estadística de cada país, pues
éstos son en general los encargados de crear las estadísticas que después otros
recopilan y utilizan con muy diversos fines. Antes de pasar al listado de indicadores e
instituciones, recordar que la página web de la conferencia ‘Beyond GDP’ es un buen
punto de partida para conocer los últimos avances en la materia. De hecho gran parte
de las listas que se muestran a continuación proceden de la misma. Basta con pinchar
en cada uno de ellos para obtener más información (http://www.beyond-gdp.eu/).
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• OECD Global Project – Measuring the Progress of Societies (including the
Istanbul Declaration).
• OECD Indicator Initiatives.
• OECD Knowledge Base – Measuring Progress Around the World.
• EC Joint Research Center (JRC) Composite Indicators.
• United Nations Organisations’ Indicators (System-wide Earth Watch).
• Eurostat’s Sustainable Development Indicators.
ONGs y Universidades:
• European System of Social Indicators.
• International Institute for Sustainable Development (IISD) The Compendium
of Sustainable Development Indicator Initiatives.
• The Project on Human Development (Boston University, Massachusettes,
USA).
• World Database of Happiness (Erasmus University, Rotterdam, The
Netherlands).
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Y a continuación algunos ejemplos de los indicadores que podemos encontrar en las
fuentes anteriores (de: http://www.beyond-gdp.eu/links.html, 16 de Noviembre de
2008).
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• (Regional) Index of Sustainable Economic Welfare.
• System of Environmental-Economic Accounting.
• Sustainable Society Index.
• Time Distance Method.
• Sustainable Society Index.
• Index of Individual Living Conditions.
• Index of Sustainable Economic Welfare (ISEW).
• Living Planet Index.
• Measure of Domestic Progress (NEF).
• Natural Capital Index.
• Sustainable National Income (SNI).
Todos lo que hemos descrito hasta ahora son los que podríamos llamar indicadores
objetivos de bienestar. Conviene saber que también hay otro tipo de indicadores de
bienestar llamados subjetivos porque hacen referencia a la satisfacción o evaluación
de la vida que hacen los propios individuos. Como se avanzó antes, indicadores
objetivos y subjetivos de bienestar están en parte relacionados, pues en la medida en
que los indicadores objetivos hagan referencia a la cobertura de necesidades básicas,
es de esperar que los indicadores objetivos y subjetivos guarden una estrecha relación.
Sin embargo, a medida que los países se desarrollen y el ingreso se destine a cubrir
necesidades menos básicas, esta menos clara la relación entre unos y otros. Es
precisamente por esto que los indicadores de bienestar subjetivos han ganado
importancia en los últimos años. Cada vez es más común oír hablar de medidas de
felicidad y satisfacción con la vida. En la lista anterior había algunos indicadores
subjetivos como por ejemplo el World Happiness Index, el Happy Life Years o el
Happy Planet Index.
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Stutzer (2002) y ‘Economics and Happiness’ editado por Luigino Bruni y Pier Luigi
Porta (2005). Otro excelente libro sobre bienestar subjetivo desde una perspectiva
psicológica es ‘Well-being: The Foundations of Hedonic Psychology’ (1999) editado
por Daniel Kahneman, Ed Diener y Norbert Schwartz. En la siguiente sección, en la
que nos referiremos a los indicadores de bienestar con perspectiva de género,
profundizaremos un poco más en este tipo de indicadores.
En esta sección vamos a analizar cuáles son los indicadores de bienestar que existen
en España. Como veremos, la fuente principal de este tipo de datos es el Instituto
Nacional de Estadística (INE) que publica periódicamente una gran cantidad de
indicadores en su página web: http://www.ine.es/. Todos los indicadores y estudios
que hace el INE sirven de base para la realización de otros estudios más completos o
simplemente más detallados sobre áreas concretas, como por ejemplo el Informe del
Consejo Económico y Social (CES) sobre Pobreza y Exclusión Social en Andalucía o
el Informe sobre Capital Humano y Desarrollo Humano en España de Bancaja.
Hablaremos un poquito de cada uno de éstos pero antes empezamos por el INE. A
continuación presentamos sus indicadores más relevantes, están organizados en dos
grupos: indicadores estructurales y sociales.
Los indicadores estructurales más importantes son los siguientes. El PIB por habitante
en PPA y la tasa de crecimiento real del PIB, productividad del trabajo por persona
ocupada y por hora trabajada general, crecimiento del empleo (total y por sexo), tasa
de inflación, crecimiento de los costes laborales unitarios, déficit público, deuda
pública, empleo, tasa de empleo (total y por sexo) y tasa de empleo de los
trabajadores de 55 a 64 años (total y por sexo), edad media efectiva de salida del
mercado de trabajo (total y por sexo), diferencias salariales entre hombres y mujeres,
presión fiscal en asalariados con sueldos bajos y trampa del paro, formación continua
(participación de adultos en formación y educación, total y por sexo), accidentes
laborales graves (total y por sexo) y mortales, tasa de paro (total y por sexo), gasto en
recursos humanos (gasto público en educación respecto al PIB) investigación, gasto
en I+D en porcentaje del PIB y su distribución por origen de fondos (empresas,
administraciones públicas y extranjero), porcentaje de hogares/empresas con acceso a
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internet, nuevos titulados superiores en ciencia y tecnología por cada 1.000 habitantes
entre 20 y 29 años de edad (total y por sexo), demandas de patentes por millón de
habitantes en la oficina europea de patentes y en la oficina de Estados Unidos de
Patentes y Marcas, inversión en capital-riesgo como porcentaje del PIB en fase inicial
y en fase de expansión, gasto en TIC en porcentaje del PIB, desagregado entre
telecomunicaciones (equipos y servicios) y tecnologías de la información (hardware,
software y servicios), comercio electrónico (porcentaje de la cifra de negocios de las
empresas procedente del comercio electrónico), nivel de educación de los jóvenes
(porcentaje de jóvenes de 20 a 24 años con al menos educación secundaria de segunda
etapa, total y por sexo), niveles de precios relativos y convergencia de precios entre
los estados miembros económicos de la UE, precios de las telecomunicaciones, de la
electricidad y del gas (a hogares e industria), licitaciones públicas en porcentaje del
PIB, ayudas sectoriales y ad-hoc del estado, convergencia de tipos de interés
(hipotecas, préstamos a empresas inferiores y superiores a un año), integración del
comercio de bienes y de servicios e intensidad de inversiones exteriores directas,
inversión empresarial (formación bruta de capital fijo del sector privado en porcentaje
del PIB), demografía empresarial (tasas de creación, de supervivencia y de cierre de
empresas), distribución de la renta (cociente entre el total de renta recibida por el 20%
de la población con mayor nivel de renta neta equivalente y el total de renta recibida
por el 20% con menor nivel de renta), tasa de riesgo de pobreza antes y después de las
trasferencias sociales (porcentaje de personas cuya renta neta equivalente es inferior
al umbral del riesgo de pobreza, fijada en el 60 por ciento de la renta neta mediana
nacional equivalente después de transferencias, total y por sexo), tasa de riesgo de
pobreza persistente (porcentaje de personas cuya renta equivalente está por debajo del
umbral del riesgo de pobreza en el año actual y en al menos dos de los tres años
anteriores, total y por sexo), dispersión de las tasas de empleo regionales o cohesión
regional (coeficiente de variación de las tasas de empleo regionales dentro de cada
país, total y por sexo), abandono escolar temprano (proporción de la población de
entre 18 y 24 años de edad con nivel de estudios de primera etapa de secundaria o
inferior, y que no siguen ningún tipo de enseñanza o formación, total y por sexo), tasa
de paro de larga duración (parados que llevan 1 año o más en paro en porcentaje de la
población activa, total y por sexo), proporción de niños de 0 a 17 años y de adultos de
18 a 59 años (total y por sexo) que viven en hogares en los que no trabaja ninguno de
sus miembros, índice de emisiones de gas de efecto invernadero (año 1990=100),
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intensidad energética de la economía (consumo interior bruto de energía -carbón,
electricidad, petróleo, gas y fuentes de energía renovables- con relación al PIB),
volumen de transporte de mercancías y de pasajeros con relación al PIB, porcentaje
del transporte interior de mercancías realizado por carretera y porcentaje del
transporte interior de viajeros realizado en automóvil, porcentaje de población urbana
expuesta a contaminación por ozono o por partículas, residuos municipales recogidos,
vertidos e incinerados (en kilogramos por persona y año), cuota de la electricidad
producida por fuentes de energía renovables en el consumo nacional bruto de
electricidad, entre otros.
En cuanto a los indicadores sociales que elabora el INE, están agregados a nivel
nacional y regional y están organizados en las siguientes áreas: población, familia y
relaciones sociales, educación, trabajo, renta, distribución y consumo, protección
social, salud, entorno físico, cultura, cohesión y participación social. A continuación
hemos seleccionado aquellos indicadores que consideramos más directamente
relacionados con el bienestar dentro de los ámbitos antes mencionados.
Los indicadores y estudios que publica el INE sirven de base para la realización de
estudios más completos como el libro Pobreza y Exclusión Social en Andalucía. Éste
analiza el bienestar cualitativamente tomando en cuenta los siguientes indicadores:
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salud, trabajo, vivienda, sistemas de servicios sociales y, los analiza por grupos
específicos de edad, sexo, etc. En relación a los indicadores cuantitativos estudian
características generales, laborales, situación económica, nivel de estudios, salud,
características de la vivienda, relaciones con el sistema de protección social, junto con
la encuesta de presupuestos familiares. En los estudios de vulnerabilidad introducen la
variable género para estimar cuáles son las relaciones entre genero y pobreza, y
explican cuáles pueden ser las características que expliquen la vulnerabilidad que
sufren las mujeres, por ejemplo: si tienen estudios, si se han separado y tienen hijos a
su cargo, si son maltratadas, si se dedican a la prostitución, si se quedan embarazadas
siendo adolescentes, entre otros. Estos estudios los veremos con más detalle en la
segunda parte de este trabajo dedicada a los indicadores de bienestar con perspectiva
de género.
El Consejo Económico y Social (CES) realiza el Informe sobre Pobreza donde analiza
los índices de pobreza y los de pobreza persistente entre 1994-2001. En este estudio
la mayoría de las variables se clasifican por sexo, nivel de estudios, edad, si son o no
cabeza de familia, actividad laboral, etc. Se estima el riesgo de ser pobre de acuerdo a
unas determinadas características y se diseñan unos patrones de vulnerabilidad de lo
que implica ser pobre, tales como: ser mujer, condiciones de vida, equipamiento
básico de los hogares, problemas estructurales, problemas de entorno, entre otros. Se
muestran a continuación algunos de los indicadores en sus correspondientes ámbitos.
• Pobreza: tasa de desempleo, porcentaje de población por debajo del umbral de
pobreza, salario promedio por sexo, ingresos desiguales.
• Población: tasa de crecimiento de la población, tasa neta de inmigración, tasa
de fecundidad, densidad de población.
• Educación: tasa de población en edad escolar, tasas de escolaridad según nivel
de educación, tasa de alfabetización de adultos, años de escolaridad, tasa
diferencial de permanencia en la escuela entre hombres y mujeres, gasto en
educación en porcentaje del PIB.
• Salud: porcentaje de población con acceso a sistemas de saneamiento, acceso a
sistemas de agua potable, esperanza de vida, peso adecuado al nacer, tasa de
mortalidad infantil, inmunización contra enfermedades infecciosas, uso de
métodos anticonceptivos, proporción de elementos químicos peligrosos en los
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alimentos, gasto público en salud en porcentaje del PIB.
• Asentamientos humanos: tasa de crecimiento de la población urbana, pérdidas
económicas y humanas debidas a desastres naturales, porcentaje de población
que habita en áreas urbanas, gasto en vivienda, superficie de tierra ocupada
por persona, gasto per cápita del gobierno en servicios de infraestructura
urbana.
Otro estudio interesante es el realizado por Bancaja sobre capital humano y desarrollo
humano en España. Este estudio cubre el periodo 1980-200 y hace un análisis a nivel
nacional, de Comunidades Autónomas y también por provincias vinculando el capital
humano con el bienestar. Toma los índices de desarrollo humano, de desarrollo de
género y de pobreza humana, y además de hacer un análisis a nivel nacional y situar a
España en el panorama internacional, compara el mayor o menor desarrollo humano
en las comunidades autónomas y provincias. El desarrollo humano en España entre
1980 y 2000 ha tenido una tendencia claramente positiva. Se observa convergencia en
los niveles de desarrollo entre las distintas Comunidades Autónomas y provincias
españolas. Además, se percibe una reducción en la discriminación femenina gracias al
aumento de la participación de la mujer en el mercado laboral, que analizaremos con
más detalle en la siguiente sección.
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2. Indicadores de bienestar desde género.
2.1. Indicadores de bienestar desde género.
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¿Por qué preocuparse por las desigualdades de género? En la literatura se encuentran
múltiples explicaciones a esta pregunta, pero todas ellas se pueden ordenar en dos
grupos. Por un lado aquellas que defienden las consideraciones de género porque la
igualdad es un objetivo en sí mismo, y por otro, las que la defienden por el papel
instrumental tan importante que ela igualdad posee. Para estos últimos, la igualdad
debe conseguirse dado que la existencia de grandes desigualdades puede poner
barreras al desarrollo. Numerosos trabajos han puesto de manifiesto que la existencia
de grandes gender gaps en aspectos críticos del bienestar como la educación, la salud
y el empleo no sólo perjudica a las mujeres, sino que además tiene efectos muy
perjudiciales en toda la sociedad en términos de crecimiento económico, desarrollo
humano y de reducción de la pobreza, reducción o control de la mortalidad y mejoras
de educación (ver por ejemplo Sen 1999, Ranis and Stewart 2000, World Bank 2001,
Klasen 2002, Ravallion y Datt 2002, Klasen y Lamanna 2003, citado en Klasen
2004). Según este enfoque la intervención para la reducción de estas desigualdades
está justificada incluso si no se tienen en cuanta las injusticias que se cometerían
contra las mujeres si no se hiciese nada al respecto.
Por otro lado, las desigualdades por género son a menudo el resultado de una
categoría biológica: el sexo del individuo, algo que no se elige y no se puede cambiar
(en general) y que acarrea una serie de consecuencias positivas y negativas para la
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vida de una persona por una condición de nacimiento. Si se aspira a tener una
sociedad justa, este tipo de desigualdades son inadmisibles, al igual que lo son
desigualdades de tipo étnico y otras de la misma naturaleza.
Para poder construir estos indicadores se necesita información desagregada por sexos
y ésta no está a menudo disponible. A lo anterior hay que añadir que en muchos casos
es muy difícil conseguir esta información porque una parte muy importante de las
desigualdades entre hombres y mujeres tiene lugar (o su origen) en el hogar, que es
como una especie de caja negra, y por tanto resulta muy difícil ver lo que sucede
dentro de él. Sin embargo, una vez que tenemos la información necesaria, viene lo
más difícil: diferenciar entre lo que es discriminación y lo que no lo es. Existen
diferencias que son en parte inevitables, desde el hecho de que las mujeres sean más
longevas que los hombres a derivadas de distintos gustos y más o menos influenciadas
por la cultura, como podría ser, por ejemplo, la menor presencia de mujeres en
carreras técnicas como las ingenierías. Cómo saber qué desigualdades son el resultado
de elecciones libres de hombres y mujeres y cuáles por el contrario son resultado de
discriminación o son el resultado de otra cosa. Es decir, ¿qué desigualdades deben ser
eliminadas y cuáles no?
Lo que sucede dentro de los hogares ocurre en cierto dentro de una caja negra y ésta
es una de las mayores dificultades a las que los investigadores en esta área se
enfrentan. Hombres y mujeres tienen distintas dotaciones, distintas necesidades,
gustos distintos y por ello las diferencias que por género se observan en muchos de
los indicadores no necesariamente reflejan una mala desigualdad, una discriminación
o una situación en las que las mujeres ven su bienestar disminuido. Lo anterior puede
poner en duda que la igualdad de outcomes sea el objetivo, sin embargo, parece claro
que tiene sentido aspirar a la igualdad de oportunidades. Esto hace que el enfoque de
capacidades de Sen (1980, 1985, 1990, 1992) sea muy adecuado para analizar los
problemas de género.
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de género, pues desigualdad en los outcomes no necesariamente significa
discriminación.
A pesar de lo anterior, el enfoque de las capacidades que propone Sen (1990, 1992) se
presenta como muy conveniente para evaluar las desigualdades de género, pues este
enfoque plantea como punto de referencia o ideal el que hombres y mujeres deben
tener las mismas oportunidades, es decir las mismas capacidades de elegir lo que
quieran, con independencia de que después tomen una decisión u otra. El enfoque de
capacidades aboga por que las personas tengan el mayor número posible de valiosos
functionings que les permitirán tener una vida valiosa. Entre esas capacidades están la
capacidad de tener una vida larga y con salud, estar bien nutrido, educado, con una
vivienda y vestido e integrado en la comunidad. Se reconoce por tanto que hombres y
mujeres pueden, por razones de naturaleza o crianza acabar con outcomes muy
distintos a pesar de disfrutar de las mismas capacidades.
En las últimas décadas, las Naciones Unidas y otras instituciones se han preocupado
de recopilar información para construir indicadores de bienestar con perspectiva de
género. Eso nos ha permitido saber cuál es el bienestar de hombres y mujeres así
como su evolución. Por su parte, los gobiernos de cada país y otras instituciones han
hecho esfuerzos en esa misma dirección. En la siguiente sección por ejemplo
presentaremos que es lo que se ha hecho en España al respecto. ¿Y antes de eso?
Gracias al trabajo de historiadores (económicos y sociales) y el análisis de estaturas y
otros indicadores antropométricos sabemos algo al respecto (ver Harris). Este tipo de
trabajos usan en su mayoría datos de niños y hombres, pero nueva evidencia sobre
mujeres y niños de ambos sexos está permitiendo hacer averiguaciones sobre la
distribución de recursos dentro del hogar y sobre las deferencias de género.
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Afortunadamente hoy en día disponemos de más y mejores fuentes de información. A
continuación pasamos a explicar cuáles son los tipos de indicadores de bienestar con
perspectiva de género, sus ventajas e inconvenientes y algunos de los ejemplos más
conocidos. Distinguimos tres tipos: 1) medidas de bienestar desagregadas por género
2) índices de gender gap y 3) medidas agregadas sensibles al género
Indices de gender gap. Se trata de crear índices simples compuestos de los gender
gaps. Es decir, se obtiene un promedio de los gender gaps en diferentes dimensiones
del bienestar. Este tipo de medidas han proliferado recientemente en el ámbito
académico y político como por ejemplo el Gender Equity Index (GEI) elaborado por
el Social Watch (Social Watch 2005) contiene tres dimensiones: actividad económica,
‘empoderamiento’ (empowerment) y educación. El índice puede toma valores entre 0
y 100 tomando valores más bajos para indicar más desigualdad. Otro indicador de este
tipo es el Gender Gap Index (GGI) del Foro Económico Mundial (WEF, 2005), o el
African Gender Status Index de la Comisión Económica para África (ECA 2004), el
Índice de Status Relativo de las Mujeres (Relative Status of Women Index) creado por
Dijkstra and Hanmer (2001), y el Índice de Igualdad de Género Estandarizado (SIGE)
de Dijkstra (2002). La principal ventaja de este tipo de indicadores es que
proporcionan mucha información sobre el bienestar por géneros en una sola cifra, y la
principal desventaja que en ellos, al igual que en todas las medidas compuestas, el
peso asignado a los indicadores de desigualdad es arbitrario. Además, por los motivos
explicados anteriormente, no está claro que las desviaciones que se producen del uno
(que representaría la igualdad de outcomes) sean indicativas de existencia de una
desigualdad eliminada.
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Por último están las medidas sensibles al género. Se trata de ajustar medidas
agregadas para tener en cuenta las desigualdades por género. Al igual que las
anteriores, estas medidas imponen arbitrariamente una medida o parámetro de
aversión a la desigualdad de cada sociedad. En este sentido son subjetivas pero por
otro lado, en la medida en que este parámetro sea adecuado, el indicador ya indica si
hay algo que corregir o no. El mejor ejemplo de este tipo de medidas es el Gender-
related Development Index (GDI) que es un indicador del nivel de vida en un país. Su
elaboración depende de las Naciones Unidas y es uno de los cinco indicadores que el
Programa para el Desarrollo de las Naciones (PNUD) incluye en su informe de
desarrollo humano que se publica cada año. Tiene como objetivo mostrar la existencia
de desigualdades entre hombres y mujeres en los siguientes ámbitos: una vida larga y
saludable, conocimiento y un nivel de vida digno (o decente). Para más detalles sobe
esta medida ver UNDP (1995), Atkinson (1970) o Bardhan y Klasen (1999).
Una ventaja adicional de este tipo de medidas es que no sólo dan cuenta de la
desigualdad y de su indeseabilidad para los que la sufren, sino para la sociedad en su
conjunto. Además, a diferencia de las medidas del segundo tipo, no compensa
desigualdades en una dirección con desigualdades en dirección opuesta. El principal
problema de esta medida, al igual que en las segundas, es que asigna un valor al coste
de las desigualdades, que asume que desigualdad de outcomes es desigualdad y
además asigna un valor al coste de esas desigualdades para la sociedad, lo que es
igualmente controvertido (Klasen).
Fruto del Informe de Desarrollo Humano de Naciones Unidas de 1995, surgen dos
medidas destinadas a hacer un seguimiento de las medidas de bienestar con enfoque
de género a lo largo del tiempo y del espacio. Estas medidas están discutidas en
detalle en Bardhan y Klasen (1999, 2000) pero resumiremos a continuación sus
principales rasgos.
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críticos, poniendo de manifiesto que la presencia de desigualdades reduce el
desarrollo de toda la sociedad y no sólo el de aquellos que la sufren. El GDI suele
diferir bastante del IDH y eso se debe fundamentalmente a desigualdades en el
ingreso.
El componente de longevidad del GDI asume una ventaja de longevidad para las
mujeres de 5 años, lo cual es más o menos discutible pero en esencia pone de
manifiesto que las mujeres viven más en promedio que los hombres. En cuanto a la
educación el problema es el que antes avanzamos de capabilities versus functionings.
Es decir, que se observan diferencias en el acceso a la educación pero a diferencia de
lo que ocurre en la longevidad, en este caso es muy difícil saber si el desigual acceso a
la educación de hombres y mujeres se debe a diferencia en las oportunidades de unos
y otros para acceder a la educación o si en cambio es el resultado de la elección libre,
informada y racional de ambos.
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instrumental en el bienestar. Conviene saber que el GEM proporciona una imagen
muy distinta del IDH y del GDI pues muchos países en desarrollo que están
evolucionando con éxito en el terreno económico y en términos humanos, presentan
una imagen desastrosa en términos de GEM, como por ejemplo Corea del Sur debido
a la poca presencia de mujeres en los sectores políticos y económicos. Klasen (185)
discute las principales críticas que se han hecho a este indicador, pero se puede decir
que a pesar de las mismas este indicador ha sido muy eficaz en proporcionar
comparaciones entre países acerca del empoderamiento de las mujeres, a diferencia
del GDI que ha resultado ser muy problemático y poco fiable.
Hasta ahora hemos visto que cuando se trata de evaluar el bienestar, la atención suele
centrarse en indicadores objetivos. Sin embargo, hace ya tiempo que se vienen
utilizando indicadores subjetivos como son, por ejemplo, las tasas de depresión o
suicidio. Se trata en realidad de indicadores negativos o, si se quiere, de indicadores
de ‘malestar subjetivo’ o de ‘infelicidad’. Conviene recordar, sin embargo, que la
salud mental hace referencia no sólo al alivio de enfermedades sino también a la
consecución de la felicidad. Es importante tener en cuenta la felicidad y medirla, entre
otras cosas, porque felicidad e infelicidad no son lo mismo. La felicidad no es
simplemente la ausencia de infelicidad y viceversa.
Desde los años 70 se ha producido una verdadera revolución en los enfoques sobre la
salud caracterizada por el fuerte énfasis en la prevención y sobre todo en la promoción
de la salud. Este importante cambio ha llegado también al mundo de la salud mental
que muy recientemente está desarrollando un nuevo campo de estudio de los estados
mentales positivos, de la felicidad (Seligman, 2005: 11-12). En concordancia con
estos enfoques positivos, los gobiernos estén cada vez más interesados en conocer la
felicidad de sus ciudadanos y, en la medida de lo posible, sus causas para así
contribuir a construir una sociedad más feliz.
Al igual que sucede en los demás indicadores de bienestar, puede suceder que los
promedios escondan importantes diferencias de género. Éstas podrían ser el resultado
de nuestros genes o del entorno. Además, dadas las importantes diferencias de género
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en los demás indicadores objetivos, es posible que éstas causen diferencias en el
bienestar subjetivo de hombres y mujeres. Incluso si no se observasen diferencias por
género, sería interesante entender porqué es así a pesar de las diferencias en el
bienestar objetivo de unos y otros.
A continuación presentamos muy brevemente lo que se sabe sobre las diferencias por
género en indicadores de bienestar subjetivo, tanto positivo como negativo. Gran
parte del material aquí recogido proviene del capítulo que sobre este tema escriben
Susan Nolen-Hoeksema y Cheryl L. Rusting en el libro ‘Well-being: The Foundations
of Hedonic Psychology’ (1999) editado por Daniel Kahneman, Ed Diener y Norbert
Schwartz.
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En relación a los estados de ánimo positivos, una serie de estudios han puesto de
manifiesto que las mujeres declaran una mayor felicidad que los hombres y que
experimentan emociones positivas más intensamente que los hombres (Cameron
1975; Diener, Sandvik and Larsen 1985; Fujita, Diener and Sandvik 1991; Grossman
and Word 1993; Woods, Rodhes y Whelan 1989). Otros sin embargo no han
encontrado diferencias significativas entre unos y otros (Diener 1984; Gurin, Veroff
and Feld 1960; Larson 1978) y otros estudios apuntan a que los hombres son más
felices que las mujeres (Harring, Stock and Okun, 1984). Wood, Rhodes y Whelan
1989 intentaron resolver este debate haciendo uso de un meta-análisis y concluyeron
que las mujeres declaraban más felicidad que los hombres.
Las explicaciones que se ofrecen para estas diferencias de género son muy diversas:
biológicas, relacionadas con la personalidad y también con el contexto. Algunas de
estas explicaciones están mejor documentadas que otras, pero en cualquier caso todas
ellas se han derivado del estudio de estados de ánimo y comportamientos negativos y
no de estudios específicos sobre estados de ánimo positivos como el buen humor o la
felicidad. Esto limita mucho las explicaciones que podemos dar a las diferencias
observadas en la felicidad de hombres y mujeres (Nolen-Hoeksema and Rusting,
1999: 334).
28
deba a los distintos roles de género pues, por ejemplo, parece que los estereotipos
hacen que se espere de las mujeres que interioricen sus problemas mientras que de los
hombres se espera que reaccionen de una manera visible, exteriorizando y mostrando
agresividad. Cabe destacar que los roles de género pueden influenciar la expresión de
las emociones e incluso la experiencia de las mismas (343-344). Pero no se debe
olvidar que sigue sin estar claro hasta qué punto estas diferencias son el resultado de
diferencias en el contexto o derivan de la distinta biología de hombres y mujeres.
En cualquier caso, mucho queda aún por investigar en cuanto a los estados mentales
positivos. Pues por el momento, poco se sabe además de que las mujeres parecen ser
más felices que los hombres. Hecho curioso si se tiene en cuenta, además, la mayor
vulnerabilidad de las mujeres a estados depresivos y el hecho de que las mujeres
disfrutan en muchas ocasiones de menor bienestar objetivo que los hombres. Inglehart
(2002) sugiere que la aparente igualdad en las medidas de bienestar subjetivo esconde
importantes diferencias por género como resultado de la interacción de la variable
género con la variable edad. Según el autor, las mujeres menores de 45 tienden a ser
más felices que los hombres, pero en menor medida después de los 45,
neutralizándose progresivamente ambas diferencias.
¿Y porque estas diferencias con la edad? Según Inglehart, esto se debe al ajuste de
aspiraciones o expectativas, que podría resumirse del siguiente modo. Cambios
recientes afectan a nuestro bienestar pero, con el tiempo, nuestras expectativas se
reajustan y nos acostumbramos a la nueva situación, de manera que después de algún
tiempo nuestro bienestar es igual al que teníamos antes del cambio (para más detalles
sobre ese modelo ver Campbell, Converse, and Rodgers 1976; Andrews and Withey
1976, y para la set-point theory ver Lykkens and Tellegen 1996 y Costa, McCrae, and
Zonderman 1987). En consecuencia, en una determinada sociedad, el bienestar
subjetivo varía relativamente poco en relación a distintos atributos más o menos
estables como es el género (y también en torno a otros atributos más inestables). Es
decir, que de alguna manera las mujeres se acostumbran a las desventajas de ser mujer
y, al no esperar ser tratadas igual, no sufren por ello.
29
desventajas de las mujeres en términos de ingreso, status y poder, se debe a que se ha
tendido a la igualdad de los sexos en los últimos años, algo con lo que estas mujeres
no contaban y por ello su bienestar subjetivo ha aumentado. Sin embargo, al mismo
tiempo que lo anterior, y en especial en los países más industrializados que es en
aquellos en los que se ha producido más igualdad, se da una sistemática tendencia a
devaluar a las mujeres mayores en los medios de comunicación (Bluhm 2000) y por
ello su felicidad disminuye después de los 45 años.
Sin embargo las expectativas también pueden jugar en contra, por ejemplo, en EEUU
ante la creciente igualdad entre hombres y mujeres las expectativas creadas fueron
demasiado altas o simplemente más allá de los cambios reales, y puede ser que ésa sea
la explicación de que en EEUU las mujeres experimentaran un deterioro de su
bienestar subjetivo desde principios de los 70 hasta fines de los 90, cosa que no ha
sucedido entre los hombres (Blanchflower y Oswald 2000).
2
Para medir esta tolerancia simplemente se dividió a todos los países en dos grupos
según si estaban de acuerdo o no con la siguiente afirmación: ‘‘ante la escasez de
trabajo, los hombres deberían tener más derecho a éste que las mujeres”.
30
2.3 Indicadores de género en España
Instituto de la Mujer
http://www.migualdad.es/mujer/index.htm
31
http://www.jccm.es/imclm/
32
Fundación Isonomía para la igualdad de oportunidades, Universitat Jaume I:
http://isonomia.uji.es/html.php?file=docs/spanish/isonomia/index.php
33
http://www.historiasiglo20.org/sufragespana/index.htm
Woman Emprende:
http://www.womanemprende.org/
Salud:
34
Grupo de Género y Salud Pública (SESPAS):
http://genero.sespas.es/indice.html
Trabajo:
Mujeres de Empresa:
http://www.mujeresdeempresa.com/
Economics of Gender:
http://webs.uvigo.es/idru/
Políticas sociales:
Urbanismo:
La Mujer Construye:
http://www.lamujerconstruye.org/
35
Violencia de Genero:
Fundación Mujeres:
http://www.fundacionmujeres.es/
Los indicadores que presentamos son recogidos tantos para mujeres y hombres, y es
por esto que estos indicadores nos permiten una primera aproximación entre las
36
diferencias entre hombre y mujeres, pero como ya hemos señalado, estos indicadores
no revelan toda la información que es necesaria para poder analizar de una manera
exhaustiva las diferencias entre hombre y mujeres.
Población y familia:
• Evolución del saldo vegetativo de la población según sexo.
• Evolución del movimiento natural de la población según sexo.
• Relación número de mujeres y número de varones por grupos de edad.
• Evolución de la distribución porcentual de la población por grupos de edad y
sexo.
• Pirámides de la población española y extranjera por sexo y grupos de edad.
• Evolución de la población española y de la población extranjera residente.
• Distribución porcentual por sexo, 2000-2007.
• Población extranjera residente por sexo y país de nacimiento, 2007.
• Distribución porcentual de la población extranjera residente por sexo.
• Porcentaje de la población extranjera residente por sexo y país de nacimiento.
• Proyecciones de población. Distribución porcentual por sexo.
• Proyecciones de población de 65 y más años según sexo.
• Edad media al matrimonio según sexo,1980-2006.
• Disoluciones matrimoniales según sexo y edad media de los cónyuges, 2006.
• Evolución del número de matrimonios y del número de disoluciones
matrimoniales.
37
• Familias monoparentales por sexo de la persona principal.
Educación:
• Alumnado matriculado por tipo de enseñanza y sexo, curso 2005-06.
• Tasa neta de escolaridad por sexo y edad (porcentaje).
• Tasas netas de escolaridad por sexo y edad.
• Porcentaje de mujeres matriculadas en educación universitaria por rama o
disciplina científica.
• Población de 20 y más años por sexo y distribución porcentual según el nivel
de formación alcanzado.
• Distribución porcentual por nivel de formación alcanzado en la población de
25 a 34 años, por sexo.
• Porcentaje de población de 25 a 64 años con titulación superior en la Unión
Europea, por sexo, 2006.
• Población de 20 y más años con estudios universitarios de primer y segundo
ciclo por sexo y grupos de edad.
• Porcentaje de mujeres en el profesorado por enseñanza que imparten.
• Porcentaje de mujeres en el profesorado de educación universitaria por
categoría.
• La brecha digital de género (diferencia de porcentajes de uso de TIC), 2004-
2007.
• Personas que realizaron determinadas actividades culturales.
Empleo:
• Evolución de la población en relación con la actividad económica según sexo.
• Tasa de actividad de la población según nacionalidad y sexo (porcentaje).
• Porcentaje de personas inactivas por clase principal de inactividad según sexo.
• Personas inactivas que no buscan empleo por razones familiares según sexo.
• Porcentaje de personas con discapacidad según sexo y relación con la
actividad.
• Población ocupada por jornada laboral y sexo, 2007.
• Tasa de ocupación en función al número de hijos/as.
38
• Parejas con edades comprendidas entre 25 y 49 años por tipo de jornada y por
edad del hijo.
• Tasas de actividad según sexo y estado civil.
• Excedencias por cuidado e hijos/as, 2000-2006.
• Personas de 50 a 69 años (miles) según años trabajados a lo largo de su vida
laboral por sexo y situación profesional, 2006.
• Número medio de horas efectivas trabajadas por las personas ocupados según
sexo.
Renta:
• Salario bruto medio anual por actividad económica.
• Salario bruto medio anual (euros), por ocupación y sexo, 2005.
• Porcentaje de salario bruto anual de las mujeres respecto del de los hombres,
por grupos de edad, 2005.
• Salario bruto anual, por tipo de contrato y sexo, 2005.
• Salario bruto anual, por tipo de jornada y sexo.
• Salario bruto mensual y por hora (índices), por sexo, 2006.
• Porcentaje de salario bruto por hora de las mujeres respecto del de los
hombres, por nivel de formación.
• Ingreso neto anual medio (euros), por hogar y por persona, según sexo de la
persona de referencia.
• Porcentaje de ingreso neto anual medio por hogar según sexo y edad de la
persona de referencia.
• Tasa de pobreza relativa por edad y sexo.
• Personas sin hogar por sexo y su distribución por nivel de ingresos Índice de
Desarrollo Humano, 2004 (Naciones Unidas).
Salud:
• Valoración del estado de salud percibida según sexo.
• Tiempo transcurrido desde la última consulta a un médico. Porcentaje de
población de 0 y más años según sexo.
• Tiempo transcurrido desde la última consulta a un médico.
• Porcentaje de población de 0 y más años según sexo.
39
• Vacunación de la gripe en la última campaña. Porcentaje de población según
sexo y edad.
• Índice de masa corporal. Porcentaje de población de 18 y más años según
sexo.
• Ejercicio físico en el tiempo libre. Porcentaje de población de 16 y más años
según sexo y edad.
• Consumo de tabaco. Porcentaje de población de 16 y más años según sexo.
• Consumo de alcohol en las últimas dos semanas.
• Porcentaje de población de 16 y más años según sexo y edad.
• Principales causas de muerte según sexo, 2006.
• Defunciones por enfermedad de Alzheimer según sexo.
• Muertes por accidentes de transporte según sexo y edad, 2006.
• Defunciones por Alzheimer según sexo y edad, 2006.
• Esperanza de vida libre de discapacidad por sexo, 2003.
• Esperanza de vida al nacimiento.
• Casos de SIDA por año de diagnóstico y sexo, 1981-2007.
Delito y violencia:
• Personas condenadas según sexo, 2006.
• Personas condenadas según sexo y edad y distribución porcentual por sexo,
2006.
• Distribución porcentual de las personas condenadas por sexo según grupos de
edad.
• Personas condenadas por tipo de delito y sexo.
• Extranjeros/as condenados/as.
• Porcentaje de mujeres y varones por continente de nacionalidad.
• Personas condenadas según nacionalidad y sexo, 2006.
• Evolución de la población reclusa penada por sexo, 2001-2006.
• Distribución de la población reclusa penada por sexo.
• Denuncias por malos tratos en el ámbito familiar, 2002-2006.
• Víctimas de delitos según tipo de delito y sexo.
• Denuncias por malos tratos en el ámbito familiar, según relación con el/la
autor/a.
40
• Denuncias por violencia de género, 2002-2006.
• Denuncias por malos tratos producidos por la pareja o ex-pareja, según
nacionalidad y sexo.
• Porcentaje de mujeres maltratadas, según grupo de edad, 1999-2006.
• Porcentaje de mujeres maltratadas, según nacionalidad, 2006.
• Mujeres muertas por violencia de género a manos de su pareja o ex-pareja,
según nacionalidad.
• Delitos conocidos de abuso, acoso y agresión sexual, 2000-2006.
41
Como hemos señalado antes, este tipo de indicadores se encuentran también en los
Institutos de Estadísticas de las distintas Comunidades Autónomas. Por ejemplo, para
el caso andaluz, el Instituto Andaluz de Estadística desglosa por género los siguientes
indicadores: población y migraciones, estructura de la población, familias y hogares,
estructura de los hogares, educación, recursos, escolarización, resultados educativos
mercado de trabajo, ocupados, población desempleada, condiciones de trabajo,
conciliación vida laboral y familiar, salud y sanidad, recursos humanos, protección
social, prestaciones sociales, servicios sociales y acción social, participación política,
participación pública, seguridad y defensa, marginación y violencia doméstica.
Cabe destacar también que los Institutos de la Mujer de las distintas Comunidades
Autónomas son también una fuente importante producción de indicadores de género.
Además, en relación a estos institutos, conviene decir que generalmente no se limitan
a la producción y presentación de indicadores sino que además llevan a cabo un
proceso de análisis de estos indicadores, ayudándonos por tanto a saber cómo
interpretarlos.
Probablemente, de entre todos los indicadores de este tipo, los que se hacen más eco
entre el gran público son aquellos que hacen referencia a la violencia de género tales
como el número de mujeres muertas víctimas de la violencia de género. En ellos
intervienen el Ministerio de Igualdad y los muchos Institutos de la Mujer. Como es de
esperar, el Ministerio de igualdad no se limita a presentar las cifras sino que trata
además de explicarlas, pues comprender el origen de este fenómeno es imprescindible
para resolver el problema. Desafortunadamente, en años anteriores no se contabilizó
tanto como hubiera sido deseable y eso dificulta el estudio del fenómeno.
42
El Instituto de la Mujer de Murcia ha realizado un estudio muy interesante de las el
papel de la mujeres en el entorno rural, donde incluyen además de los indicadores
tradicionales, otros indicadores tales como colaboración en las tareas del hogar o las
razones de no haber acudido a un curso de formación. Esta información no está
disponible a nivel nacional pero es sin duda de gran ayuda para comprender el
comportamiento de hombres y mujeres. A continuación algunos de los indicadores
que utilizan.
43
Situación profesional actual de la mujer y experiencia profesional previa: situación
profesional de la mujer, actividad profesional de la mujer, actividades desarrolladas
en el ámbito laboral, satisfacción con las actividades que desempeña, condiciones
laborales, horario de trabajo, tipo de jornada, lugar de realización de la actividad
laboral, días de trabajo al cabo del año, trabajo en fines de semana, cotización a la
seguridad social, índice de cotización a la seguridad social, tipo de contrato, régimen
de cotización a la seguridad social, desplazamiento, medio de locomoción utilizado en
el desplazamiento hasta el lugar de trabajo, duración del desplazamiento hasta el lugar
de trabajo, búsqueda de otra situación profesional, razones por las que las mujeres
buscan otra situación profesional, antigüedad en el puesto de trabajo actual, influencia
de acontecimientos familiares en la situación profesional de la mujer, influencia del
matrimonio en la situación profesional de la mujer, influencia de la maternidad en la
situación profesional de la mujer, experiencia profesional previa de la mujer,
actividad desarrollada en el trabajo anterior de la mujeres, condiciones contractuales
del trabajo anterior, razones por las que se abandona el empleo anterior.
Hasta ahora hemos hablado de los indicadores de género, pero no hemos dicho nada
de los planes del gobierno al respecto. Es importante saber cuál es la postura del
gobierno pues esta marcara en gran medida los esfuerzos que se hagan en la
construcción de indicadores y en general sobre las medidas para conseguir la igualdad
de oportunidades de hombres y mujeres en España. Revisamos seguidamente los
pasos más relevantes que ha dado el gobierno en este sentido para lo cual repasamo el
Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades y destacamos algunas de sus medidas.
44
• Formación continua a lo largo de la vida.
Otras medidas hacen referencia al uso nuevas tecnologías. Se trata de medidas para
aumentar la tasa de empleo femenina, mediante acciones tendentes a facilitar
formación y cualificación a las mujeres en el ámbito de las nuevas tecnologías.
Algunos indicadores al respecto son:
• Indicadores estructurales.
• Crecimiento del empleo femenino.
• Tasa de empleo femenina.
• Demografía empresarial - tasa de creación.
• Demografía empresarial - tasa de supervivencia.
• Tasa de empleo.
• Brecha de género en paro.
Es también interesante estudiar los indicadores de género que cada vez están más
presentes en los presupuestos del estado. En el informe de los presupuestos de la
Comunidad Autónoma de Andalucía para el 2007 se señala la importancia y la
necesidad de considerar el género en los presupuestos. En la introducción del
documento se establecen las pautas que cada Consejería debe seguir al respecto. En
45
concreto, algunos de los indicadores de carácter general que aparecen en la mayoría
de las Consejerías en relación a su funcionamiento son:
• Número de efectivos en la plantilla.
• Efectivos reales por sexo y grupo.
• Efectivos reales según sexo y nivel.
• Números de efectivos según plantilla.
• Parto, adopción o acogimiento.
• Permiso adicional por parto y adopción.
• Reducción de jornada laboral por guarda legal.
• Prestación de acción social.
Consejería de la Presidencia:
Consejería de Gobernación:
• Subvenciones que financian proyectos que tengan en cuenta la temática de
género.
• Actividades que tengan preferencia por la temática de género.
• Personal que imparte las actividades formativas sobre género.
• Personas que participan en actividades formativas género.
• Estudios que tengan en cuenta la temática formativa género.
• Personas que participan en jornadas y congresos sobre género.
46
Consejería de Empleo:
• Número de efectivos según nivel y sexo.
• Beneficiarios de proyectos según sexo.
• Beneficiarios en beca.
• Trabajadoras constituidas como autónomas.
• Mujeres que participan en talleres.
• Tele-formación.
• Intermediación en la gestión laboral por sexo.
• Número de contratos para mujeres y hombres.
• Participantes en programas de inserción laboral de mujeres.
• Personas usuarias de los servicios de orientación.
• Discapacitados mujeres.
• Mujeres beneficiarias de ayudas a empresas.
• Hombre beneficiarios de ayudas a empresas.
• Beneficiarias ayudas previas a prejubilación por sexo.
47
Este Informe Salud y Género2005 es una de las 45 medidas adoptadas en el Consejo
de Ministros de marzo del 2005 para favorecer la igualdad entre mujeres y hombres.
Vamos a ver algunos de los indicadores que nos servirán para analizar la salud en las
mujeres y hombres.
• Aspectos demográficos.
Fecundidad.
Envejecimiento.
Esperanza de vida.
Salud auto-percibida por sexo y clase social.
Esperanza de Vida Libre de Incapacidad.
Esperanza de Vida Libre de Enfermedad Crónica.
Esperanza de Vida en Buena Salud.
Discapacidad.
48
• Salud autopercibida: la auto-percepción del estado de salud es un indicador
subjetivo y sumario que refleja el estado físico, las enfermedades padecidas y
a la vez, los factores sociales, económicos y del entorno de la persona. A pesar
de su sencillez, es un buen predictor de la mortalidad y útil para comparar
entre diferentes poblaciones.
• Patrones de vida:
Alimentación, actividad física y sueño.
Salud afectiva-sexual de las mujeres.
Obesidad.
Actividad física.
Sedentarismo en el tiempo libre.
49
b) Casos de SIDA atribuidos a transmisión heterosexual.
Distribución de los casos de SIDA por categorías de:
a) Transmisión.
b) Violencia ejercida contra las mujeres.
Mortalidad.
Lesiones por tráfico.
Lesiones domésticas y de ocio.
Signos y síntomas que se abordan como enfermedades en las mujeres
(osteoporosis y la fibromialgia y fatiga crónica, la endometriosis y la
disfunción sexual, entre otros).
Número de denuncias.
Muertes de mujeres producidas por sus parejas o exparejas, España
1999-2005.
50
Índice Epidémico sobre la Violencia del Compañero permite
ponderar los casos en función de lo sucedido en los años anteriores.
Durante noviembre de 2005 el índice epidémico por violencia del
compañero íntimo presentó un valor de riesgo superior.
51
unas entrevistas muy interesantes en las que se les pregunta a las mujeres el porqué de
estas diferencias: si son el resultado de un trato discriminatorio, el resultado de una
decisión libre de dedicarse otras actividades, o si se han visto obligadas a ello ante la
imposibilidad de compaginar la vida laboral y familiar, entre otros. Ni que decir tiene
que esta información es valiosísima porque ayuda a entender si el outcome observado
refleja diferentes oportunidades u otra cosa.
52
• Uso de medicamentos.
• Satisfacción con la vida: poca o ninguna.
53
• Formación: bajo nivel educativo, no tener acceso a una formación ocupacional
adecuada a sus necesidades y que realmente las cualifique para el empleo y
para competir en el mercado de trabajo, ningún reconocimiento de su carrera
educativa y profesional previa a la inmigración, llevar a cabo ciclos de
formación que conducen a guetos ocupacionales, trabajos no cualificados.
• Vivienda: dificultades para obtener y mantener una vivienda decente, vivir en
vecindarios-guetos, en áreas degradadas.
• Salud: desatención a la salud específica de las mujeres, dificultades de acceso
a los recursos preventivos, dificultades de comunicación con los servicios y
personal sanitarios, dificultades de acceso a los servicios de cuidado.
Los indicadores de género más novedosos y sofisticados son los propuestos por
Cristina Carrasco en el estudio que la autora realiza para el Instituto Catalán de la
Mujer titulado: ‘Estadísticas bajo sospecha: propuesta de nuevos indicadores de la
experiencia femenina’ (en catalán en el original). La propuesta está claramente
inspirada en el enfoque de capacidades de Amartya Sen (aunque también está
influenciada por las demandas del Instituto Catalán de la Mujer). Se distinguen 10
capacidades y cada una de ellas contiene a su vez varios indicadores. Las capacidades
son: acceso a la salud, a la educación y el conocimiento, a un espacio domestico
seguro y adecuado, a la obtención de ingresos monetarios, a una movilidad y
planificación territorial adecuadas, acceso a cuidados adecuados, a una vida libre de
violencia, a la participación social y política en la comunidad, y por último los
indicadores específicos de la población de inmigrantes. Con la excepción de algunos
indicadores que son específicamente femeninos, como las facilidades de aborto, todos
los demás son indicadores de los dos primeros tipos de indicadores que explicamos en
la parte teórica. Es decir, o bien se calcula el indicadores de bienestar para hombres y
mujeres por separado o se hace un ratio entre hombres y mujeres de manera que la
desigualdad de observa en una sola cifra. Cabe destacar que Carrasco (2006) incluye
bastantes indicadores de bienestar subjetivos. Se trata de una lista de indicadores
‘posibles y deseables’, haciendo por tanto una sugerencia a las Administraciones
Públicas sobre los tipo de datos deberían recoger en el futuro.
54
Acceso a la salud:
1. Esperanza de vida al nacer: esperanza de vida al nacer de las mujeres-Esperanza de
vida al nacer de los hombres.
2. Realización regular de mamografías preventivas entre los 50 y los 64 años. .
3. Interrupción voluntaria del embarazo: tasa de interrupciones voluntarias del
embarazo (IVE).
4. Estado de salud percibido: Razón de prevalencia de mal estado de salud percibido
de mujeres/hombres.
5. Estado de salud mental: razón de prevalencia de mal estado de salud mental (GHQ-
12) mujeres/hombres, mujeres/mujeres, hombres/hombres.
6. Movilidad reducida: razón de prevalencia de dependencia para caminar
mujeres/hombres en personas mayores de 64 años.
7. Tabaquismo: razón de prevalencia de tabaquismo mujeres/hombres.
8. Actividad física con beneficios para la salud: porcentaje de personas que han
realizado actividad física de intensidad alta (moderada) en el tiempo de ocio durante
al menos 30 minutos cinco o más días a la semana (20 minutos tres o más días a la
semana).
9. Sobrepeso: prevalencia de sobrepeso u obesidad en mujeres/hombres.
10. Perspectiva no androcéntrica en el Plan de Salud de Cataluña: Porcentaje de
conductas relacionadas con la salud y trastornos de salud que en el apartado de
descripción incluyen el análisis de las desigualdades entre hombres y mujeres cuando
es aplicable.
55
5. Estudios de personas activas e inactivas, promedio de años de estudio de personas
activas e inactivas en edad laboral (16 a 65 años).
6. Participación en acciones de capacitación dirigidas a personas desempleadas e
inactivas por incorporarse al trabajo asalariado: relación entre el número de mujeres
(desempleadas e inactivas) y el número de hombres (desempleados e inactivos)
inscritos en cursos de capacitación para incorporarse al mercado de trabajo.
7. Personas beneficiarias de becas, ayudas a la formación e investigación: número
absoluto y tanto por ciento por sexo del total de personas beneficiarias de becas,
ayudas a la formación e investigación privadas o públicas.
8. Personal docente en los tres niveles educativos: tanto por ciento de mujeres y
hombres del personal docente en primaria, en secundaria, en formación profesional y
en la universidad por áreas.
9. Direcciones y carreras de responsabilidad de centros docentes de los tres niveles
educativos: tanto por ciento de mujeres y hombres en las direcciones y cargos de
responsabilidad de centros docentes de los tres niveles educativos.
10. Expectativas de padres y madres respecto al nivel máximo de estudios de sus hijos
e hijas, tanto por ciento de madres y tanto por ciento de padres que manifiestan sus
expectativas respecto al nivel máximo (expresar por niveles educativos) que esperan
de sus hijas y de sus hijos.
11. Currículo y materiales libres de estereotipos en los diferentes niveles de
educación: tanto por ciento de profesoras y tanto por ciento de profesores que
manifiestan hacer referencia a los saberes de las mujeres, que no desarrollan
contenidos estereotipados o que visibilizan el femenino en el lenguaje.
12. Contenidos de salud sexual y reproductiva en los programas de estudio: tanto por
ciento de centros que dedican un tiempo específico a trabajar la salud sexual y
reproductiva y la formación afectivo-sexual del alumnado.
13. Prevención de la violencia sexista, autoestima, gestión de conflictos: tanto por
ciento de centros que dedican un tiempo específico a trabajar la autoestima de chicas
y chicos, las relaciones, la gestión de conflictos.
56
2. Superficie del hogar por persona según la persona de referencia sea mujer u
hombre: relación entre metros cuadrados de espacio habitable por número de
habitantes en función de que la persona de referencia sea mujer u hombre.
3. Ingresos brutos del hogar dedicados a la compra o alquiler de la vivienda:
porcentaje de los ingresos brutos del hogar dedicado a la compra o alquiler de la
vivienda en función de que la persona de referencia sea hombre o mujer.
4. Ubicación de hogares monoparentales y monomarentales: porcentaje de hogares en
barrios de baja o de alta calidad en función de que la persona de referencia sea
hombre o mujer.
5. Instalaciones y servicios del hogar: número de hogares unipersonales y
monoparentales o monomarentales que disponen de agua caliente, baño o ducha, gas,
teléfono, ascensor (si es necesario) en relación al hecho de que la persona sea mujer u
hombre.
6. Percepción de problemas en el hogar: porcentaje de personas que manifiestan
problemas en el hogar relativos a luz insuficiente, ruidos producidos por
vecinas/vecinos o en la calle, contaminación y/u otros problemas ambientales,
delincuencia y/o vandalismo.
7. Titularidad de vivienda de protección oficial: relación de porcentaje de mujeres que
acceden a vivienda de protección oficial en relación con el porcentaje de hombres.
8. Ayudas para el alquiler de la vivienda: relación de mujeres que solicitan ayudas
para pagar el alquiler de la vivienda en relación al número de hombres que ha hecho
esta demanda.
9. Espacios propios dentro del hogar: relación entre mujeres y hombres de 18 y más
años que consideran que disponen de espacio propio dentro del hogar.
10. Responsabilización en tareas de reciclaje dentro del hogar: relación entre el
número de hombres y el número de mujeres que se hace responsable de organizar y
seleccionar los residuos domésticos para facilitar la recogida y eliminación selectiva
de residuos.
57
2. Relación de medias de tiempo de trabajo: relación entre la media de tiempo social
de trabajo de cuidados y la media de tiempo social de trabajo de mercado de mujeres
y de hombres.
3. Doble presencia: relación entre el porcentaje de hombres y el porcentaje de mujeres
que hacen los dos trabajos, a menos a tiempo parcial.
4. Tasas de ocupación: relación entre la población ocupada y la población de 16 a 64
años.
5. Tasas de ocupación en situación específica de cura: tasa de ocupación a tiempo
completo y con presencia de menores de 10 o menos años (en relación al total de
hogares en que hay menores de 10 o menos años).
6. Tiempo de trabajo remunerado: relación entre la media de tiempo por participante
dedicado a trabajo de mercado por parte de las mujeres y la media de tiempo por
participante dedicado a trabajo de mercado por parte de los hombres.
7. Preferencia de ocupación del tiempo: porcentaje de mujeres y hombres que
querrían dedicar más tiempo a determinadas actividades: trabajo remunerado, trabajo
de cuidados, relaciones personales, ocio, actividades comunitarias, etc.
8. Ocupación en cargos de responsabilidad: porcentaje de personas (por sexo) que
ocupan puestos de responsabilidad en relación con el total de personas ocupadas.
9. Tasa de temporalidad: relación entre la población ocupada con contrato temporal y
el total de la población asalariada.
10. Tasa de parcialidad: relación entre la población ocupada con contrato a tiempo
parcial y el total de la población ocupada.
11. Tasa de paro: relación entre la población parada y la población activa.
12. Tasa de paro oculto: el paro oculto hace referencia a grupos de población que
pueden considerarse en paro, pero que habitualmente son recogidos como tal.
13. Tasa de ocupación en sectores mayoritarios de 'el otro sexo': tasas de ocupación de
un sexo en un sector tradicionalmente mayoritario del otro sexo.
14. Tasa de feminización de la ocupación en el servicio doméstico y de cuidados
remunerados: relación entre el porcentaje de mujeres y el porcentaje de hombres en el
servicio doméstico y en otros tipos de cuidados remunerados.
58
2. Relación de salario bruto por hora: salario medio bruto por hora de las mujeres en
relación con el salario bruto de los hombres.
3. Personas que reciben pensiones contributivas: porcentaje de personas que reciben
pensión de jubilación en relación con el total de población de 65 y más años por sexo
y porcentaje de personas que reciben pensión de viudedad en relación con el total de
la población de 65 años y más por sexo.
4. Valor relativo de las pensiones contributivas: valor medio bruto de las pensiones de
viudedad en relación con el valor medio bruto de las pensiones de jubilación.
5. Personas que reciben pensiones no contributivas: porcentaje de personas que
reciben una pensión no contributiva en relación con el total de población de 65 y más
años.
6. Valor relativo de las pensiones no contributivas y de las pensiones contributivas de
jubilación: valor medio bruto de las pensiones no contributivas que perciben personas
de 65 años y más en relación con el valor medio bruto de las pensiones contributivas
de jubilación.
7. Control de las finanzas del hogar: porcentaje de mujeres y porcentaje de hombres
que toman el control de las finanzas en el hogar, en hogares constituidos por parejas
con o sin otras personas.
8. Toma de decisiones respecto a los gasto del hogar: porcentaje de mujeres y
porcentaje de hombres que toman la decisión de comprar determinados bienes
duraderos: nevera, congelador, lavadora, lavaplatos, microondas, ordenador personal,
televisión, vídeo, coche.
59
5. Medio utilizado en los desplazamientos: porcentaje de personas que se desplazan
habitualmente: a pie; en bicicleta; en transporte público; en vehículo privado (como
conductor o acompañante).
6. Distancia de los desplazamientos: relación entre la distancia media de los
desplazamientos de las mujeres y la de los hombres.
7. Autoposicionamiento (como se definen) según medio de desplazamiento:
porcentaje de personas que se identifican básicamente como viandantes y porcentaje
de personas que se identifican básicamente como conductores/as.
8. Índice de seguridad percibida en las estaciones y vehículos de transporte público:
porcentaje de personas que manifiestan sentirse inseguras en horas de baja demanda
en las estaciones y vehículos de transporte público.
9. Valoración de los medios de desplazamiento: índice de satisfacción de los
diferentes medios de transporte.
10. Estaciones de metro y FGC adaptadas para personas de movilidad reducida en
Cataluña: porcentaje de estaciones de metro y FGC que disponen de ascensor o
escaleras mecánicas.
11. Inversión pública en transporte público y transporte privado en Cataluña: relación
entre la inversión pública e infraestructuras viarias y la inversión pública en
ferrocarriles y en servicios de transporte por carretera según la administración
implicada.
12. Espacio público destinado al tránsito rodado y al tránsito de viandantes en las
capitales catalanas: porcentaje de espacio público que se destina al tránsito rodado en
relación al espacio destinado al tránsito de viandantes, en las ciudades de Barcelona,
Lérida, Gerona y Tarragona.
13. Nuevas viviendas en urbanizaciones y nuevas viviendas en núcleo urbano:
porcentaje que representan las nuevas viviendas construidas en urbanizaciones en
relación con las nuevas viviendas construidas en el núcleo urbano, en las comarcas del
Vallès Oriental, Tarragonès, Segarra, Alt Empordà y Baix Ebre, en los últimos diez
años.
60
2. Tasa de realización de actividades culturales y de ocio: proporción de personas que
han realizado de forma regular la actividad al menos una vez el último mes.
3. Tasa de realización de actividades sociales: proporción de personas que han
realizado la actividad al menos una vez el último mes.
4. Tasa de realización de actividades deportivas: proporción de personas que han
realizado la actividad al menos una vez el último mes.
5. Tiempo de actividades de ocio, culturales o deportivas: media del tiempo semanal
dedicado a actividades de ocio, culturales o deportivas.
6. Personas asociadas y personas federadas en entidades deportivas: porcentaje de
mujeres y hombres del total de personas asociadas y personas federadas en entidades
deportivas.
7. Deporte de acompañamiento: número de mujeres y de hombres que acompañan a
los hijos e hijas cuando hacen algún deporte escolar; y entre ellos, porcentaje que hace
algún deporte durante el acompañamiento.
8. Deporte de ocio: número de mujeres y de hombres abonados a un gimnasio.
Acceso a cuidados:
1. Tiempo de trabajo de cuidados: relación entre la media de tiempo de trabajo de
cuidados realizado desde los hogares por las mujeres en relación con el de los
hombres.
2. Tiempo de cuidados directos: relación entre el tiempo de cuidados directos hechos
por las mujeres y hechos por los hombres, en hogares donde viven personas de 70 y
más años, o niñas y niños de 10 y menos años.
3. Ocupación en trabajo de cuidados: relación entre el porcentaje de hombres y el
porcentaje de mujeres que hace trabajos de cuidados con una dedicación mínima de
20 horas semanales.
4. Ocupación en actividades de limpieza y cocina: relación entre el porcentaje de
hombres y el porcentaje de mujeres que hace, al menos, el 80% del total de trabajos
de limpieza y cocina del hogar.
5. Cuidado a personas con problemas de salud: relación entre la media de tiempo
social dedicado a trabajo de cuidados entre hombres y mujeres que no tienen
problemas de salud, pero que viven en hogares donde hay al menos una persona que
tiene.
61
6. Personas cuidadoras no remuneradas: relación entre el número de mujeres que
cuidan del hogar, como cuidadores principales no remuneradas, algún miembro de la
familia mayor de 65 años con dificultades para desarrollar las actividades básicas de
la vida cotidiana y el número de hombres en la misma actividad.
7. Tasa de escolarización del primer ciclo de educación infantil (0-3 años): proporción
de niños y niñas de 0-3 años escolarizados en centros públicos en relación con el total
de niños y niñas de 0-3 años.
8. Cobertura de las becas de comedor : oferta en relación con la demanda de becas de
comedor en la escuela pública por niños y niñas de 3 a 12 años.
9. Cobertura de la atención residencial: número de plazas en centros residenciales
públicos y privados para personas dependientes de 65 o más años en relación con la
demanda de estas plazas.
10. Cobertura de los centros de día: proporción de personas dependientes de 65 o más
años atendidos en centros de día públicos y privados en relación con el total de
personas de las mismas características.
11. Cobertura de la atención domiciliaria: proporción de personas dependientes
atendidas a domicilio en relación con el conjunto de personas lo solicitan.
12. Demanda de plazas en residencias, centros de día o atención domiciliaria:
porcentaje de mujeres cuidadoras principales y porcentaje de hombres cuidadores
principales de personas de más de 65 años que solicitan plazas privadas o públicas en
residencias, centros de día, o atención domiciliaria.
13. Utilización de licencias de paternidad: porcentaje de hombres ocupados en el
mercado laboral, con hijos e hijas menores de 3 años, que se han acogido en los
últimos años a alguna clase de licencia a la cual tienen derecho por dedicarse al
cuidado de los hijos e hijas.
62
3. Grado de satisfacción con el sistema policial y judicial: porcentaje de mujeres que
manifiestan satisfacción en su experiencia con el sistema policial y la Administración
de Justicia.
4. Detección de abusos emocionales y físicos en los centros de atención primaria:
número de mujeres que padecen abusos y violencia física detectados indirectamente
en los centros de atención sanitaria primaria.
5. Victimización a medio plazo: proporción de mujeres que no padecen secuelas por
causa de violencia, una vez han pasado cinco años desde que presentaron la primera
denuncia.
6. Percepción de la violencia según el barrio en el que se vive: porcentaje de mujeres
que manifiestan sentirse seguras en el barrio donde viven.
7. Número de porteros automáticos en los edificios y visibilidad de los vestíbulos:
porcentaje de agresiones sexuales cometidas contra las mujeres por parte de
desconocidos en edificios urbanos con carencias de seguridad en los vestíbulos y sin
porteros automáticos sobre el total de mujeres agredidas en el espacio público.
8. Violencia contra las mujeres en los espacios públicos: proporción de las agresiones
sexuales cometidas a las mujeres en los pasadizos del metro, en las paradas de
autobús, en los aparcamientos, en los parques o en las zonas no urbanizadas.
63
5. Cabezas de lista municipales con representación desde 1979: número de mujeres
cabezas de listas municipales que han obtenido representación en relación con el
número de hombres, desde 1979.
6. Mujeres y hombres electos al Parlamento de Cataluña desde 1980: número se
Diputadas al Parlamento de Cataluña desde 1980, en relación con el número de
Diputados en mismo periodo.
7. Mujeres y hombres en las Consejerías del Gobierno de la Generalitat, desde 1980:
número de mujeres que han ejercido como Consejeras del Gobierno de Cataluña en
relación con el número de hombres en los mismos cargos, desde 1980.
8. Cargas familiares de las Consejeras y los Consejeros del Gobierno de la
Generalitat: número de niños de 10 o menos años y personas de más de 75 años que
conviven con las Consejeras y los Consejeros del Gobierno de Cataluña durante,
como mínimo, una tercera parte de su mandato.
9. Mujeres y hombres en los órganos de los sindicatos de trabajadores: porcentaje de
mujeres que participan en los órganos directivos de los sindicatos mayoritarios
(Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores), en relación con el número de
hombres dirigentes.
10. Cargas familiares de las y los dirigentes sindicales: número de niños de 10 o
menos años y personas de más de 75 años que conviven con los y las dirigentes
sindicales durante, como mínimo, una tercera parte de su mandato.
11. Mujeres organizadas en grupos de mujeres: número de mujeres que participan en
toda clase de grupos de mujeres que tienen alguna actividad en Cataluña en relación
con la población femenina total de Cataluña.
64
4. Tramitación de la nacionalidad: porcentaje de mujeres migradas y de hombres
migrados que obtienen la nacionalidad española.
5. El trabajo sexual, el trabajo doméstico, el trabajo en servicios: porcentaje de
mujeres migradas y porcentaje de hombres migrados que trabajan en estos sectores en
relación con la población total de mujeres migradas y hombres migrados,
respectivamente.
6. Morbilidad/patología o dolencia migratoria (síndrome de Ulises): porcentaje de
mujeres y porcentaje de hombres a quien afecta el llamado síndrome de Ulises o
consecuencias sobre su salud a causa del proceso migratorio inicial.
7. Grado de satisfacción en la atención sanitaria: porcentaje de mujeres migradas que
utilizan el sistema sanitario y, entre ellas, porcentaje de las que se consideran
atendidas sin discriminación.
8. Enfermedades derivadas de las tipologías laborales: porcentaje de mujeres
migradas que padecen enfermedades relacionadas con los trabajos de servicios
doméstico y de cuidados remunerados en relación con el total de mujeres migradas
que hacen este tipo de trabajo.
9. Violencia institucional (expulsiones, sanciones, tramitaciones): porcentaje de
mujeres migradas y porcentaje de hombres migrados con expedientes de expulsión o
sanciones administrativas policíacas
10. Incidencia del ‘racismo residencial’ en mujeres inmigradas/inmigrantes: número
de denuncias presentadas por mujeres, en oficinas para la no discriminación, ONG,
etc. por haber sido víctimas de discriminación en el acceso a vivienda de alquiler libre
por el hecho de ser inmigradas.
65
3. A modo de balance.
En relación a los indicadores de bienestar con perspectiva de género hemos visto que
los indicadores agregados como el Índice de Desarrollo de Género (IDG) o el Índice
de Potenciación de Género (IPG), a pesar de sus limitaciones, son muy valiosos por la
gran cantidad de información que proporcionan en una sola cifra. Estos indicadores
los elaboran los organismos internacionales como Naciones Unidas que a su vez
66
obtienen la información necesaria de los Institutos Nacionales de Estadística de cada
país. Estos son la principal fuente de producción de indicadores de bienestar y de
indicadores de bienestar con perspectiva de género (el INE en España), aunque no son
los únicos, pues hay otros organismos como los Institutos de la Mujeres de las
distintas Comunidades Autónomas, univerdades y otras instituciones públicas y
privadas, que no sólo contribuyen a la creación de indicadores, sino que además, su
menor escala les permite obtener indicadores muy interesantes y novedosos (ver
Carrasco, 2006 o el Instituo de la Mujer de Murcia) y llevar a cabo el análisis de los
mismo lo cual es de suma importancia.
Es necesario seguir haciendo esfuerzos para mejor los indicadores de bienestar y así
parece estar sucediendo, o eso es lo que se deduce de la creciente explosión de
indicadores de bienestar subjetivo y de su creciente uso en muy diversos ámbitos. El
bienestar objetivo es importante pero como se sienten las personas no lo es menos.
Estudiar la relación entre ambos tipos de bienestar es por tanto muy importante,
especialmente ahora que en muchos países los niveles de bienestar subjetivo parece
haberse estancado y los trastornos mentales van en aumento. Tener en cuanta este tipo
de indicadores es un ejercicio de reflexión interesante.
Aunque no está del todo claro si las mujeres son realmente más felices o no que los
hombres, se puede decir que las grandes diferencias que se observan en muchos
indicadores de bienestar y que están muy hábilmente recogidas en Sen (1996) no
tienen su reflejo tal y como cabria esperar en el bienestar subjetivo de las mujeres. El
bienestar subjetivo es una variable compleja pero muy importante y debe ser
estudiada con sumo cuidado pues las conclusiones apresuradas y las simplificaciones
al respecto podrían ser perjudiciales. Por ejemplo, la impresionante capacidad de
adaptación de los seres humanos hace posible que las mujeres que sufren
67
desigualdades no sufran tanto como cabría esperar, e incluso que no sufran en
absoluto, si su cultura tolera la existencia de desigualdades. Es importante conocer el
grado de felicidad de las personas y las causas que la explican para no confundir la
capacidad de adaptación con la inexistencia de desigualdades.
Además, con independencia de que en conjunto las mujeres sean o no más felices que
los hombres, la experiencia subjetiva de unos y otros es distintad. Por ejemplo, en
relación a los problemas o estados de ánimo negativos y las conductas relacionadas,
hemos visto como cada uno es más vulnerable a un tipo determinado de trastornos: los
hombres a los exteriorizados y las mujeres a los interiorizados. Contar con
indicadores que registren estas diferencias es la única manera de saber qué hacer para
proporcionar a ambos sexos las mismas oportunidades para ser felices.
68
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