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A C U E R D O

En la ciudad de La Plata, a 18 de febrero de 2009,

habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en

el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de


votación: doctores Soria, Genoud, de Lázzari, Kogan, se

reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en

acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la

causa P. 91.002, "V. , A. G. y F. , J.M. . Recurso de


casación. Recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley".

A N T E C E D E N T E S

La Sala Tercera del Tribunal de Casación Penal de

la Provincia de Buenos Aires rechazó por inadmisible el

recurso de casación interpuesto contra la sentencia del

Tribunal en lo Criminal nº 3 de Mercedes que condenó a A. G.

V. a la pena de siete años de prisión, accesorias legales y

costas, por hallarlo autor penalmente responsable del delito

de robo calificado por su comisión con arma de fuego, y a J.

M. F. a la pena de seis años y ocho meses de prisión,

accesorias legales y costas, como autor responsable de los

delitos de robo calificado por su comisión con arma de fuego


y hurto simple, en concurso real entre sí.

El señor Defensor Oficial ante el Tribunal de

Casación interpuso recurso extraordinario de inaplicabilidad

de ley, el que fue concedido por esta Corte (fs. 127/129


vta.).
Oída la señora Procuradora General, dictada la

providencia de autos, presentada por la defensa la memoria

que autoriza el art. 487 del Código Procesal Penal y

hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la


Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente

C U E S T I O N

¿Es fundado el recurso extraordinario de


inaplicabilidad de ley?

V O T A C I O N

A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria


dijo:

1. La Sala Tercera del Tribunal de Casación Penal

rechazó por inadmisible el recurso de casación interpuesto

contra la sentencia del Tribunal en lo Criminal nº 3 de

Mercedes que condenó a A. G. V. a la pena de siete años de

prisión, accesorias legales y costas, por hallarlo autor

penalmente responsable del delito de robo calificado por su

comisión con arma de fuego, y a J. M. F. a la pena de seis

años y ocho meses de prisión, accesorias legales y costas,

como autor responsable de los delitos de robo calificado por

su comisión con arma de fuego y hurto simple, en concurso


real entre sí.

Fundó la decisión en que "... la aceptación del

imputado y su defensa de la pena propuesta por el Fiscal


dentro de un procedimiento de juicio abreviado resulta [...]
incompatible con la existencia del interés directo requerido

en el último párrafo del art. 421 del C.P.P., en tanto el

tribunal de juicio no se apartó de lo convenido entre las


partes..." (fs. 43 vta.).

2. Contra ese pronunciamiento, el señor Defensor

Oficial ante el Tribunal de Casación interpuso recurso


extraordinario de inaplicabilidad de ley (fs. 67/76).

Con posterioridad, el procesado F. solicitó se lo

tuviera por desistido del recurso extraordinario interpuesto

(fs. 81/vta.), petición que esta Corte receptó (fs. 83/vta.).

Al notificarse de lo resuelto, el Defensor de Casación

solicitó que en oportunidad de ser admitido el recurso

deducido por el coimputado V. y frente a su eventual

procedencia, se tuviera en cuenta la situación de F. para la

aplicación del efecto extensivo, en los términos del art.

430, 1er. párrafo del Código Procesal Penal (fs. 88/vta.).

Oportunamente, se dispuso tener en cuenta lo requerido (fs.


101).

A fs. 127/129 vta. se concedió el recurso


extraordinario de inaplicabilidad interpuesto.

3. El recurrente se alza contra la decisión del

Tribunal de Casación que declaró la inadmisibilidad del

recurso homónimo articulado a fs. 20/25 del legajo

respectivo, en el que la defensa denunció la aplicación

indebida del art. 41 bis en relación con el art. 166 inc. 2


del Código Penal (texto anterior a la ley 25.882) por
contrariar el apartado final del precepto en cuestión y la
garantía del «non bis in idem» (fs. 22/vta.).

Aduce que "la interpretación que el Tribunal de

Casación realiza de los arts. 395, 396, 399 y 401 del C.P.P.

y de los arts. 21 y 69 de la ley 12.061 resulta arbitraria

por desnaturalizadora tanto del instituto del juicio

abreviado como del derecho a la revisión del fallo contenida

en el art. 75 inc. 22 -arts. 8.2.h CADH y 14.5 PIDCyP- de la


C.N." (fs. 71 vta.).

Explica que en el juicio abreviado lo que se

acuerda es el contenido de la pretensión fiscal y que ello

determina el límite del conocimiento del órgano

jurisdiccional (fs. 74). Dice, también, que el sometimiento

voluntario del imputado a esa modalidad de tramitación de la

causa acarrea únicamente la renuncia a la audiencia oral,

mas en modo alguno podría implicar la pérdida del derecho al


recurso.

En definitiva, denuncia que el pronunciamiento del

tribunal intermedio configura un supuesto de arbitrariedad

en los términos de la doctrina de la Corte Suprema de

Justicia de la Nación por apartarse del texto expreso de la

ley y de la voluntad perseguida por el legislador; y por

negarse a tratar una cuestión propia de su competencia, todo

lo cual -afirma- "descalifica esa decisión como acto


jurisdiccional válido" (fs. 75 vta.).
4. La señora Procuradora General dictaminó por la

procedencia del recurso, aconsejó casar el fallo impugnado

y devolver las actuaciones a fin de que se dicte un nuevo

pronunciamiento. Agregó que, en su oportunidad, de acogerse

la pretensión de la defensa tal decisión debería hacerse

extensiva a la situación del coimputado J. M.F. , en los

términos del art. 430 del Código Procesal Penal (fs. 132/135
vta.).

5. El señor Defensor Oficial ante el Tribunal de

Casación presentó su memoria a fs. 139/144, en la que

manifestó su adhesión a las argumentaciones expuestas por la

señora Procuradora General en su dictamen y peticionó por la


procedencia del recurso deducido.

Agregó que la duración del proceso en la etapa de

revisión de la sentencia de condena resulta excesiva y

postuló que tal contingencia se pondere como atenuante del

reproche. Citó en tal sentido los arts. 7.5 y 8.1 de la

Convención Americana sobre Derechos Humanos; 1 y 9 de la ley

24.390; 141 y 169 inc. 10 del Código Procesal Penal, la

doctrina de la Corte Interamericana de Derechos Humanos

establecida en la causa "G. " y jurisprudencia de la Corte


federal en abono de su tesis.

Por otra parte, en lo atinente a la calificación

legal del hecho atribuido al procesado V. , peticionó que se

aplique el art. 166 inc. 2, tercer párrafo del Código Penal

(texto según ley 25.882) por resultar una ley penal más
benigna (arts. 18 y 75 inc. 22 de la C.N.; 9 de la C.A.D.H.
y 9 del P.I.D.C. y P.) "... toda vez que de la materialidad

ilícita ... no se desprende que ... se ha[y]a acreditado la


aptitud del elemento [arma] utilizado" (fs. 143/vta.).

6. Como la señora Procuradora General, considero


que el reclamo es procedente.

El contenido del reclamo abastece, por sus

particularidades, el umbral de la suficiencia impugnativa,

puesto que los argumentos de la parte se hallan dirigidos

primordialmente a cuestionar la interpretación efectuada por


el tribunal a quo respecto de las reglas que gobiernan el

acceso a la vía casatoria, en cuanto vedó a la defensa del

imputado la posibilidad de revisar lo decidido por el juez

sentenciante en materia de determinación judicial de la pena


en el marco del juicio abreviado.

Es sabido que en supuestos como el de autos, la

competencia extraordinaria de esta Suprema Corte se extiende

por fuera de los confines de las reglas del art. 494 del

Código adjetivo, a efectos de controlar la interpretación y

aplicación realizada por el tribunal inferior respecto de

las normas procesales que regulan la materia recursiva, con

el fin de evitar que por su injustificable estrictez se

vulnere el acceso a la revisión de la sentencia condenatoria

y de la pena por un tribunal superior garantizada por el

bloque de constitucionalidad (arts. 18 y 75 inc. 22 de la

Constitución nacional; 8.2.h de la Convención Americana

sobre Derechos Humanos y 14.5 del Pacto Internacional de


Derechos Civiles y Políticos; conf. doct. Ac. 82.973, res.
de 10-IX-2003).

Es cierto que al diseñar la vía impugnativa

respecto de las sentencias dictadas a través de ese trámite

especial, el legislador no explicitó sus alcances.

Simplemente consignó que "[c]ontra la sentencia que recaiga

en el juicio abreviado, procederá el recurso de casación

interpuesto [entre otros] por el imputado [o] su defensor"


(art. 401, C.P.P., según leyes 12.059 y 13.183).

De todos modos, el cariz que el derecho a la

revisión judicial de la sentencia de condena y de la pena -

emanado del bloque de constitucionalidad- ha ido adquiriendo

a través de la doctrina emergente de los organismos

internacionales, particularmente de los diversos dictámenes

de la Comisión o los pronunciamientos de la Corte

Interamericana de Derechos Humanos, sobre todo a partir de


la sentencia recaída in re, "Herrera Ulloa v. Costa Rica" el

2 de julio de 2004, receptada recientemente por la propia

Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo "C. , M.

E. y otro", sent. de 20-IX-2005, inhibe cualquier posibilidad


de limitar ab initio el control de la sentencia dictada a

través del procedimiento abreviado establecido en el art.


395 y ss. de la ley ritual.

Del conjunto normativo que regula dicho instituto

se desprende que lo acordado entre el Fiscal, el imputado y

su Defensor es el trámite abreviado (art. 396, C.P.P.), por


el cual las partes prescinden del juicio oral y público y
aceptan que la sentencia se pronuncie con fundamento "en las

evidencias recibidas antes de presentado el acuerdo" (art.


399, C.P.P.).

La conformidad extendida por estos últimos en esos

términos a la pena pedida por el Fiscal y al encuadramiento

legal (art. 396 cit.), entraña en dicho régimen un límite

más acentuado al poder jurisdiccional, ya que el sentenciante

no podrá imponer una pena superior a la solicitada por el

Fiscal, ni modificar en perjuicio del imputado el modo de

ejecución de la pena acordado por las partes, ni incluir

otras reglas de conducta o consecuencias penales no

convenidas (art. 399 cit.). Si el órgano judicial competente

tuviere "una discrepancia insalvable con la calificación

legal aplicada en el acuerdo" podrá desestimar la solicitud

de juicio abreviado (art. 398). Por lo demás, absolverá al


imputado, cuando así correspondiera (art. 399 cit.).

Este último precepto establece, asimismo, que

regirán en lo pertinente las reglas de la sentencia. Ello

trae como corolario el deber de motivar esa decisión, bajo


sanción de nulidad (arg. arts. 1, C.N.; 106, C.P.P.).

El hecho de que la sentencia se dicte en el marco

de un juicio abreviado no autoriza a aligerar el recaudo de

la debida fundamentación. Las implicancias de la

prescindencia del debate reglado por el procedimiento

ordinario demanda mayor severidad en el control del juzgador


a fin de establecer que lo consensuado por las partes se
adecua a las evidencias obrantes en la causa. Estas

connotaciones, justamente, aventan la posibilidad de que

dicha sentencia constituya un mero acto homologatorio de lo

convenido por el imputado, su defensa y el representante


fiscal.

En coherencia con tales premisas, la sentencia del

juicio abreviado no puede hallarse exenta de la debida

motivación y, por ende, tampoco es posible predicar a su


respecto la ausencia de revisión.

Participa de esa extensión lo decidido en relación

con la pena, aun cuando se trate de la acordada por las

partes. Pues además de consensuada, la pena debe ser la que


se ajusta a las circunstancias del caso.

Refuerza en especial esta concepción la exigencia

autónoma de fundamentación que anida en las reglas que guían

el capítulo de determinación judicial de la pena, a tenor de

lo normado por los arts. 40 y 41 del Código represivo y otras

disposiciones relacionadas, tales como el art. 41 bis, cuya

errónea aplicación fue denunciada por la defensa en su


recurso de casación.

Esta Suprema Corte ya se ha expedido en reiteradas

ocasiones en pos de la necesidad de que la legalidad y

racionalidad de los fundamentos de la individualización de

la sanción penal puedan ser examinados por un tribunal

superior, asegurando el derecho a la doble instancia. Así lo


puso de resalto en las causas P. 83.260, sent. de 8-IX-2004;
P. 81.933, sent. de 20-IV-2005; entre otras).

Por lo que llevo dicho, el interés del imputado en

la revisión de la sentencia impugnada en relación con el

tramo vinculado a la individualización de la pena se


evidencia de modo particular en el sub examine.

Si la aplicación en el caso del mentado art. 41

bis configurara efectivamente una infracción legal e incluso

constitucional, reclamo sobre el cual el tribunal intermedio

no se expidió al pronunciarse por la inadmisibilidad por

falta de interés para recurrir, la pena se habría determinado

sobre la base de una escala punitiva más gravosa que la

consensuada. Por ello, de tener éxito la pretensión llevada

a la sede casatoria, existiría la posibilidad de que esa


consecuencia tuviera reflejo en el monto de pena impuesto.

Así las cosas, corresponde establecer que el

Tribunal de Casación descartó arbitrariamente la ausencia de

interés directo en recurrir, aplicando rigurosamente el

recaudo previsto en el último párrafo del mentado art. 421

del Código Procesal Penal (ley 11.922 y sus modificatorias)

y, en consecuencia, decidió con igual rigorismo la

inadmisibilidad del remedio intentado, en franca

contradicción con los estándares que gobiernan el derecho al

recurso en materia penal, en cuanto pregonan que no es

posible poner trabas a la posibilidad de que un tribunal

superior fiscalice la validez de la sentencia de condena y


su pena cuando existe voluntad impugnativa por parte del
imputado o su defensa (conf. mi voto en P. 90.327, sent. del
1-III-2006).

Por ello propongo hacer lugar al recurso

extraordinario de inaplicabilidad de ley deducido y revocar

la resolución de fs. 41/44 impugnada, debiendo remitirse los

autos al tribunal de origen a fin de que dicte un nuevo fallo


ajustado a derecho (art. 496 del C.P.P.).

7. No cabe expedirse respecto de las peticiones

expuestas por el señor defensor en la memoria de fs. 138/144,

tanto en lo relativo a la duración del proceso en la etapa

de revisión -que tilda de excesiva y pretende que opere como

pauta diminuente- como en lo que se vincula con la aplicación

al caso del art. 166 inc. 2 del C.P, texto según ley 25.882,

en tanto que -sin perjuicio de cualquier otra consideración-

la postulada procedencia del agravio expuesto en el recurso

extraordinario de inaplicabilidad de ley agota la

jurisdicción de esta Corte y conduce al reenvío de la causa

a la instancia de origen a los efectos indicados en el punto


anterior.

En sede casatoria, de estimarlo pertinente la

parte, podrá efectuar las referidas peticiones; y el tribunal

intermedio deberá analizar -en su caso- la eventual

aplicación del efecto extensivo previsto en el art. 430 del


Código Procesal Penal respecto de J. M.F. .

Con el alcance dado, voto por la afirmativa.


El señor Juez doctor Genoud, por los mismos

fundamentos del señor Juez doctor Soria, votó la cuestión


por la afirmativa.

A la cuestión planteada, el señor Juez doctor de


Lázzari dijo:

Adhiero al voto del doctor Soria por compartir sus

fundamentos y de conformidad con mi criterio sobre el tema

expuesto en adhesión al doctor Hitters en P. 83.339, "C., C.


R. Recurso de Casación" del 25-IV-2007.

Voto entonces por la afirmativa.

La señora Jueza doctora Kogan, por los mismos

fundamentos del señor Juez doctor Soria, votó la cuestión


planteada por la afirmativa.

Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la


siguiente

S E N T E N C I A

Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, de

conformidad con lo dictaminado por la señora Procuradora

General, se resuelve hacer lugar al recurso extraordinario

de inaplicabilidad de ley interpuesto y, en consecuencia,

revocar la resolución recurrida de fs. 41/44 (art. 496,


C.P.P.).

Vuelvan los autos al Tribunal de Casación a fin de


que dicte un nuevo fallo ajustado a derecho.
Regístrese y notifíquese.

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