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URPAY

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Según el mito: Cuniraya andaba por la sierra enseñando a los pueblos a construir andenes y canales
de riego, cuando en aquel tiempo vivía en Anchicocha una princesa llamada Cavillaca, la que por ser
tan hermosa tenía muchos pretendientes pero a ninguno aceptaba.
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Cuniraya era conocido como un dios muy travieso; por eso cuentan que al ver a la princesa bajo la
sombra de un lúcumo se enamoró tanto de ella que quiso poseerla, y por ello se disfrazó
convirtiéndose en ave. Echó su simiente en una fruta de lúcuma y la dejó caer a los pies de la doncella
que, sin saberlo, la comió y quedó embarazada.
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Cavillaca dio a luz un hermoso niño pero no sabía quien era el padre. Para averiguarlo, cuando el niño
cumplió un año de edad, convocó a todos los curacas y a las huacas del lugar. Todos los señores
concurrieron lujosamente vestidos y uno a uno les preguntó si era el padre de su hijo. Todos
respondieron negativamente. Entonces Cavillaca dejó suelta a la criatura y le pidió que vaya hasta
donde se encontraba su padre.
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El dios Cuniraya, que estaba presente, disfrazado como un pordiosero andrajoso, nada había dicho,
pero el niño que andaba a gatas se desplazó entre los señores y apenas estuvo cerca de Cuniraya se le
trepó por sus piernas.
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Cavillaca no soportó la desilusión al ver a un pordiosero como el padre de su hijo. Desesperada cogió
al bebe y en loca carrera hacia las costas se lanzó al mar. Inútil fue el esfuerzo de Cuniraya de detenerla
para poder mostrarle su verdadera apariencia. La madre y su hijo se ahogaron frente al palacio de
Pachacamac convirtiéndose en una isla junto a un pequeño islote que le acompaña.
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Cuniraya, enloquecido por la pérdida de sus seres adorados; tramó venganza contra Pachacamac y
buscó en el templo a su mujer y a sus hijas con la intención violarlas para calmar su infelicidad. La
mujer se encontraba visitando a Cavillaca, ya convertida en isla y las niñas pudieron huir de Cuniraya
transformándose en palomas. Desde ese momento llamaron a la mujer de Pachacamac: Urpay
Huachac, que quiere decir la que pare palomas.
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Pero Cuniraya no aplacaba su ira. Lanzó todas las pertenencias de Urpay Huachac hacia el mar y entre
ellas a los peces que sólo ella sabía criar en unos estanques cercanos al templo. Una vez en el mar, los
peces se multiplicaron desde aquel entonces y Urpay Huachac fue considerada como la madre de los
peces y de las aves que se alimentan de ellos.

URPAY HUACHAC
explicada por María Rostowrowski
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El culto a Urpay Huachac se rastrea no sólo en la costa central, sino en Chincha en una isla llamada
con el mismo nombre de la diosa (Albornoz 1967:34; Rostworowski 1977ª: 265). En la sierra,
correspondiente a los valles de la costa central, existió también el culto a Urpay Huachac, llevado
quizá por los pescadores en sus trueques de pescado seco. Entre los habitantes de la serranías de las
quebradas de Lurín y Lima eran adoradas las cinco hermanas de Pachacámac, siendo un a de ellas
Urpay Huachac (Ävila-Taylor 1987, Cap 13)
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Es posible que Urpay Huachac fuese conocida en tiempos anteriores por otro nombre y que los
pueblos serranos al adoptarla e incorporarla a sus cultos la llamasen como la que “pare palomas”
por alusión a sus hijas convertidas en palomas. Entre los informantes de Ävila encontramos con
frecuencia que los naturales daban distintos nombres a la misma huaca, según los ayllus y lugares
de adoración.
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En Cajatambo adoraban a Urpay Huachac y a su hijo Auca Atama, mientras que en los ayllus de
Nanis y Chama los tenían por fundadores de sus antiguos pueblos. Según su tradición ambos
habrían venido del mar donde tenían su pacarina o lugar de origen (Rostworowski 1983:88).
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Con la adoración de Auca Atama se esperaba conseguir el aumento del género humano y el
incremento de los animales y de las plantas alimenticias, todo relacionado con la prosperidad del
hombre, de su ganado y de sus cultivos.
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A Urpay Huachac la adoraban bajo la forma de una paloma de hueso y entre las ofrendas que le
tributaban estaba el mullu, concha roja de mares cálidos (Spondylus sp.). En la sierra, Urpay
Huachac se convertía en la divinidad a la cual se dirigían para pedir lluvias y la permanencia del
agua en las fuentes.
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Para una mejor interpretación del significado del culto a Urpay Huachac, podemos decir que éste
marca dos etapas en el desarrollo de los conocimientos pesqueros: La primera etapa se relaciona
con los peces existentes en estanques o lagunas, época en la cual se desconocía el uso de
embarcaciones. Por ese entonces la pesca se efectuaba desde las playas y en las lagunas situadas a la
vera del litoral, además, por supuesto, de la recolección de mariscos.
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La segunda etapa se refiere a la multiplicación de los peces en el mar y representa la adquisición de
nuevas tecnologías después de la intervención de Cuniraya. Trataría de explicar el conocimiento
adquirido para fabricar algún tipo de embarcación como los llamados “caballitos de totora”, las
balsas de calabazas, los troncos de árboles o los odres de piel de lobos marinos inflados, lo cual
permitió aprovechar mejor los recursos marítimos y aumentar sustancialmente la pesca
(Rostworowski 1981).
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Esta interpretación del mito de Urpay Huachac es apoyada por las investigaciones de Llagostera
(1979) en Chile. En el análisis de basurales arqueológicos está confirmada la existencia de una
primera fase en la pesca efectuada sólo desde el litoral, luego se constata un posterior desarrollo que
permitió el aprovechamiento de la fauna ictiológica alejada de la costa.

1. 13. Diosa Urpay Huachac Urpay Huachac fue una diosa muy venerada en el templo de
Pachacamac. El mito de esta diosa, hace referencia a la llegada de los peces al mar.
Este mito fue recogido por Francisco de Ávila en las alturas de Huarochirí, cuenta cómo
el dios Cuniraya llegó a Pachacamac en busca de Cahuillaca, quien se había hundido
en el mar con su hijo transformándose en las actuales islas de San Pedro. Cuando se
enteró que Urpay Huachac había ido a visitar a Cahuillaca montó en cólera y violó a una
de las hijas de Urpay Huachac, cuando quiso hacer lo mismo con la segunda esta se
transformó en paloma y voló, de aquí el nombre de Urpay Huachac: la que pare palomas.
En aquel tiempo no existían peces en el mar, solo Urpay Huachac los criaba en un
estanque en el templo. Cuniraya enojado con esta diosa, tomó los peces que criaba y
los arrojó al mar. Esta sería la causa por la que hoy el océano está lleno de peces.
Desde entonces fue considerada como madre de los peces y de las aves que se
alimentan de ellos. Los pescadores la veneraban para asegurarse una pesca
abundante.
2. 14. Cabe mencionar que esta diosa fue ampliamente conocida en la antigüedad prueba
de ello es el santuario de Ychsma o Pachacamac fue un sitio reverenciado por los
pescadores y según el padre Cobo, allí existía un estanque cercano al palacio de las
mamaconas donde se criaban peces, como recuerdo de Urpay Huachac. Cristóbal de
Albornoz, en su visita como extirpador de idolatrías en 1620, señala a Urpay Huachac
como una isla en la región de Chincha, donde los pescadores tenían una huaca. En la
serranía, los yauyos, que vivían en los valles altos de Lurín y Lima, adoraban a las cinco
hermanas del dios Pariacaca, una de ellas era Urpay Huachac. Para finalizar
mencionaremos que en la costa a Urpay Huachac la adoraban bajo la forma de una
paloma de hueso y entre las ofrendas que le tributaban estaba el mullu o spondylus,
concha roja de mares cálidos .En la sierra, Urpay Huachac se convertía en la divinidad
a la cual se dirigían para pedir lluvias y la permanencia de agua en las fuentes.

Planteo que antes de Pachacamac fue Urpayhuachac la diosa telúrica de


la costa central. Primero, porque la mayor información sobre el don sísmico
de Pachacamac está ubicada aproximadamente entre 1450-1470, período
de la expansión inca en la costa central o sea relativamente reciente.
Segundo, los relatos de las aventuras míticas de Pachacamac en los
orígenes de las culturas costeñas, le dan una participación intermitente,
inconstante, él aparece y desaparece, en cambio Urpayhuachac no solo
es constante sino que es protagonista de las acciones míticas. Entre ellas,
cuando quiere vengar a su hija ultrajada por el dios Cuniraya, ella lo
convence de esperarla “solo quiero quitarte las pulgas, Cuni”. Al mismo
tiempo que lo espulgaba, “hizo crecer una gran peña para que le cayera
encima”. Este pasaje del mito es clave para identificar las atribuciones
telúricas de la diosa. Según la mitología andina cuando una divinidad hacía
crecer peñas, abría abismos o derrumbaba montañas provocaba
terremotos.

Por último, el templo y la laguna de Urpayhuachac están fechados en los


años 200-600 d.C. correspondiente a la cultura Lima, es decir más de mil
años antes que la ciudadela de Pachacamac fuera conquistada por los
Incas. Entonces, pudiera ser que el Señor de los Milagros condensa los
poderes sísmicos milenarios de las divinidades costeñas cuyo remoto
origen es femenino.

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