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Documento de Salud Holistica © 2007

Mudras

Introducción
La mano es la máxima expresión de la funcionalidad en esta dimensión (espacio -
tiempo) en que vivimos.

Forma parte de la palabra que nos define Hu-mano. Es un instrumento altamente


sofisticado que nos ha permitido acceder a los niveles evolutivos actuales.
 Aristóteles la definía como: "El instrumento de los instrumentos".

Los monos, que de los habitantes del Planeta, son los más allegados a nosotros,
mueven la mano en lo que se llama "pinza de cangrejo", o sea, los cuatro dedos
del índice al meñique los mueven juntos en oposición al pulgar. Como todos
sabemos el humano puede hacer oposición con cada dedo individualmente al
pulgar. Esta particularidad es consecuencia de una diferencia de un 2% en el
 A.D.N. y en el A.R.N. entre las dos especies.

Este simple hecho nos ha permitido una mayor capacidad de análisis sensorial,
una relación con el medio mucho más sofisticada, capacidad de super-elección, y
en definitiva una mayor posibilidad de supervivencia. Podemos decir que la mano
ha sido y es para el humano un factor indispensable para la creatividad y la
adaptación: Nos permite conocer las distancias y educa a la corteza cerebral
sobre ellas (tercera dimensión), por su sensibilidad nos da información del relieve,
espesor, termodinámica, etc., de nuestro entorno,« sin ella nuestra visión del
mundo sería plana.

El cerebro y la mano forman una unidad indisociable en el eje


adaptación - evolución en la tridimensión.

Si observamos los homúnculos, tanto motor como somatosensitivo, comprobamos


que en ambos la zona destinada a la mano está junto a la destinada a la cara y la
cabeza, lugar donde radican los sistemas de relación y sensoriales más
importantes para la supervivencia del humano. Algo de interés es que en el
homúnculo somatosensitivo la zona destinada a la mano y a los labios son las
más extensas. Y como se ha comprobado el bebé en época de lactancia tiene
una sensibilidad en sus labios tan desarrollada como los adultos en las yemas de
los dedos. Se llegó a pensar incluso que podían percibir los colores a través del
contacto labial. Esta proximidad en la corteza motora y sensitiva es una muestra
de cómo nuestra Naturaleza ha dependido de esta relación.
Bioenergéticamente el ser humano es un holograma. El cerebro se desarrolla,
percibe y se comporta, de forma holográfica. Por ejemplo: nuestra visión actúa
como un escáner holográfico. El ojo se mueve vertiginosamente en diferentes
direcciones captando así las partículas que estimulan a los receptores (conos y
bastones), formando así una imagen holográfica que será llevada a la corteza
visual, y allí traducida en la imagen que es la que creemos ver.

Igualmente el organismo humano en su globalidad es estimulado por unos cuatro


millones de estímulos por segundo que serán llevados al cerebro (sistema de
traducción), y allí conformarán la percepción de nuestro entorno. La forma de
captación de los sentidos y la percepción por el sistema nervioso central es
hologrática, y cada célula de nuestro cuerpo lleva implícita en su interior la
información "del todo" del que forma parte.

Es de destacar dentro de nuestra estructura bioenergética seis centros de reflejo:

Las dos orejas. La oreja representa un feto cabeza abajo. Es muy conocida desde
la antigüedad su eficacia tanto en el aspecto diagnóstico como en el terapéutico.
Ya en la antigua China, hace mas de tres mil años, se desarrollo la
aurículomedicina, tan conocida y difundida en la actualidad en el entorno de la
Medicina Biológica.

Los dos iris. En ellos podemos ver reflejados la vitalidad y el estado de salud del
individuo. Es de destacar el diagnóstico del estado constitucional de la persona y
de las diferentes tendencias en sus desequilibrios. La iridología estudia el
diagnóstico por el iris.
Las dos manos. Son unas herramientas sumamente operativas que nos permiten
actuar a diferentes niveles. Muy ricas en terminaciones simpáticas (sistema
neurovegetativo), contráctiles. Simplemente con el palpado podemos reconocer 
daños estructurales, a través de la temperatura el hallazgo de problemas
químicos y bioeléctricos. Igualmente que con un simple contacto podemos sentir 
reacciones psico-emocionales. Son diferentes a otras partes del cuerpo, ellas nos
dan acceso a nuestra parte intuitiva. Al "tocar" podemos sentir más allá que al
tocar con otras partes de nuestro cuerpo. Si utilizamos su poder bioenergético,
nos permite acceder al mundo de la bio-información del paciente, consiguiendo
respuestas bioenergéticas que adecuadamente interpretadas nos abre las puertas
a todo un mundo de posibilidades informativas.
El MUDRA es una cualidad humana, una cualidad basada en nuestra posibilidad
de movimiento digital, nuestra calidad holográfica y nuestra polaridad.

Estos tipos de técnicas son utilizadas por diferentes culturas desde muy antiguo
como sistema de autorregulación. Todos hemos visto las danzas de países como
Bali, o en pinturas sacras de la Edad Media y del Renacimiento. En la actualidad
los trabajos de Beardall nos dan acceso a estas técnicas para nuestro trabajo
terapéutico.

En la figura se representa el código desarrollado por Beardall para la definición de


cada mudra.

Nuestro organismo tiene dos polaridades:

y Positiva, electrón, dinámica, masculina, Yang .


y Negativa, protón, estática, femenina, Yin .
 Al considerar el cuerpo como un holograma estas polaridades se mantienen en
cada unidad, o sea, tenemos un lado del cuerpo Yang y el otro Yin. Dentro de
cada lado, unas partes más Yang y otras más Yin. Y así sucesivamente hasta
llegar a las manos que tienen diferente polaridad, y dentro de cada mano nos
encontramos partes más Yang que otras, que son más Yin dentro de la polaridad
de esa mano.

Esto nos concede un instrumento en el que cambiando el contacto digital en


diferentes zonas de la mano, conseguiremos la formación de microcircuitos que el
C.P.U. (ordenador central, cerebro) reconocerá como mensajes específicos.

Se puede comprobar con un frecuenciómetro de alta sensibilidad cómo cambia la


frecuencia según vamos cambiando la posición y los diferentes contactos entre
los dedos y las partes de la mano.

Entonces podemos definir al Mudra, dentro de nuestra técnica de Kinesiología


Holística, como una posición determinada de una o las dos manos, provocando
un cambio frecuencial, que interactuaría en la unidad terapeuta-paciente,
resonando a un nivel determinado en esa unidad, obteniendo en el paciente una
reacción concreta y descifrable que atañe al nivel y sistema relacionado con el
mudra.

Hay dos tipos de mudras:

Mudras principales: son los que hacen resonancia a un nivel determinado y global
dentro de un sistema. Por ejemplo: la estructura, o la química.
Mudras secundarios: Son los que dentro del mudra principal definen diferentes
subniveles. Por ejemplo: el músculo, la fascia, el tendón, etc... dentro del nivel
estructural.

Cuatro pasos para la ejecución de un mudra:

1. Identificación: el conocimiento exacto del mudra que queremos aplicar, su


ejecución técnica y su significado bioenergético.
2. Asimilación: una vez posicionada la/s mano en la técnica del mudra,
haremos una inspiración y expiración con la atención puesta en nuestra
relación con el mudra.
3. Dominio: sentimiento de uno con la técnica.
4. Desenvolvimiento: una vez cumplidos los tres pasos anteriores,
sincronizaremos nuestra respiración con la del paciente, tocaremos con la
mano que ejecuta el mudra su brazo del mismo lado (derecha o izquierda)
y estiraremos sus brazos para comprobar su respuesta (A.R.).

En el cuarto punto se completa una resonancia paciente-terapeuta. Dentro de


este equilibrio, el mudra estimula un sistema concreto, si este sistema no puede
responder al requerimiento el cuerpo, en su estrés, nos responderá con un A.R.

Código Mudras

Estructural
Químico
Psico-emocional
Energético
Información y propiocepción

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