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Ensayo Sujetos
Ensayo Sujetos
Distingo al menos tres ejes principales que estructuran las reflexiones que a
continuación se presentan, los cuales a su vez están atravesados por otros elementos a
considerar. Estos son:
Considero pertinente mencionar que si bien las reflexiones aquí presentadas se dieron en
el marco de un curso académico, estas no representan el resultado de un esfuerzo
individual, sino que además de los elementos que brindaban los textos revisados, no
serían posibles sin el intercambio de ideas, discusiones, bromas y risas compartidas con
las/los compañeros, así como con los profesores dentro y fuera del aula de clase y a
través de mi propia experiencia dentro del colectivo.
Por lo tanto, conviene considerar lo que autores como Rivera Cusicanqui (2016) nos
comparte cuando señala que las ciencias sociales son insuficientes para proporcionarnos
las preguntas y respuestas necesarias para enfrentar las múltiples crisis que enfrentamos,
y por lo tanto reconocer que la teoría por sí sola no basta, la ciencia social no basta, la
universidad y la academia no bastan resulta fundamental para dar cuenta del mundo que
nos ha tocado vivir.
Sin embargo, para rastrear los orígenes del colectivo es necesario remontarse al año
2005, cuando el entonces alcalde de Zapopan, Arturo Zamora Jiménez, perteneciente al
Partido Revolucionario Institucional (PRI), bajo el pretexto de reubicar a familias
afectadas por una falla hidráulica en la zona de Nextipac –también municipio de
Zapopan-, manda a talar alrededor de 300 árboles de tipo roble del bosque El Nixticuil,
pretendiendo construir 260 nuevas viviendas y dañando con ello cuatro hectáreas del
bosque.
Esta acción, que de acuerdo a lo que se expresa desde quienes llevan más tiempo dentro
de la organización, e incluso de académicos y especialistas, no respondía a solventar la
necesidad de vivienda de las familias afectadas, sino que representaba la apertura a
diversos proyectos inmobiliarios que pretendían instalarse al interior del bosque
(Carrillo, 2005).
Por ello, ante el avance de las maquinas, varias madres de colonias vecinas deciden
plantarse frente a ellas, logrando con ello detener una primera agresión del Estado en
contra del bosque El Nixticuil.
Esta experiencia que contiene bastante valor simbólico para el colectivo, considero que
en términos de Holloway (2015), implicó ese primer momento de ruptura en que las y
los sujetos desde la incertidumbre dicen no a verse despojados no solamente de su
territorio en términos de un espacio geográfico, sino de toda una forma de vincularse
entre sí mismos y con la naturaleza, lo cuales no en pocas ocasiones involucran
procesos de significación y re significación de la vida misma.
Debido a este cumulo de experiencias es que los objetivos que en principio habían sido
planteados si bien continúan estando presentes, adquirieron nuevos ángulos, es por ello
que actualmente se aspira a documentar las implicaciones que en la cotidianidad supone
para quienes integran el Comité Salvabosque reivindicar como principios políticos y de
vida la defensa del territorio y la construcción de autonomía.
Parafraseando a Raquel Gutierrez (2015) cuando para hablar de las formas en que opera
el patriarcado se enuncia así misma dese su experiencia como mujer, en ese sentido me
interesa presentar una serie de razonamientos lógicos sobre como las y los sujetos a la
par que resisten van creando en su cotidianidad otras realidades que de diversas formas,
incluso contradictorias, ponen en tensión las dinámicas capitalistas, sin embargo, para
ello requiero ir hablando de mi propio conocimiento práctico, de lo vivido a través de
mis propios sentidos, o de experiencias cercanas.
Tal es el caso -entre muchos otros- de los planteamientos desarrollados por Hugo
Zemelman y el ya mencionado Fals Borda, los cuales me han proporcionado una serie
de pistas en al menos dos sentidos principales. Por una parte considerar que nuestra
colocación como sujetos históricos, no solo implica un ejercicio intelectual sino que es
extensivo a la vida en todas sus dimensiones (Zemelman, 2002) y por otra la necesidad
de atrevernos a realizar ciencias sociales en las que la práctica y la teoría no sean
consideradas como procesos diferenciados sino partes necesarias de uno mismo si nos
proponemos aportar elementos que aporten a la construcción de nuevas realidades
sociales.
En Necesidad de Conciencia, Zemelman (2002) nos plantea una serie de cuestiones que
hacen referencia a la forma en que el pensamiento se expresa en las ciencias sociales,
particularmente desde los paradigmas en los que las diversas realidades que
experimentan los sujetos deben ser acotadas a categorías pre establecidas, que niegan
las diversas experiencias, que en términos de Zemelman, desde el estar siendo se
construyen, más allá de los constituido.
En ese sentido manifiesta algunas preocupaciones, las cuales en principio hacen
referencia sobre como desde los paradigmas dominantes se reflexiona en torno al
mundo y la sociedad, poniendo un particular interés en como desde ahí se tiende a hacer
una abstracción de ese proceso, tendiendo a poner de relieve solo los resultados de ese
ejercicio reflexivo, desvinculando de este modo la subjetividad de quien las produjo, es
decir, su colocación en el momento histórico que habita, las necesidades que lo llevan a
pensar sobre ciertos aspectos, sus motivaciones y lo que estas reflejan de si a través del
conocimiento que construye.
Ante esta problemática, para Zemelman (2002) resulta fundamental explicitar esta serie
de cuestiones, ya que en sus propios términos, es imperativo recuperar el ámbito de
sentido de la producción en las ciencias sociales. Considero que con ello, nos invita a
poner de manifiesto lo que permanece en los trasfondos oscurecidos, haciendo
referencia entre otras cosas a la posición desde la que el sujeto que investiga se coloca
ante los procesos económicos, sociopolíticos y culturales, es decir, ante las multiples
formas en que el capitalismo atraviesa nuestra existencia. Ya que:
[…] preocupa la perdida de centralidad que ha tenido, especialmente desde los finales del
siglo XX, la conciencia política, hoy en trance de debilitarse todavía más como resultado del
proceso de globalización que caracteriza como uno de sus rasgos, a ese siglo (Zemelman,
2002: 91).
En consecuencia las formas en que abordemos la realidad son diversas, como también lo
son las intenciones y objetivos en que se basan, por lo tanto, no podrían ser calificadas
como correctas o incorrectas, sino que cada una de ellas refleja el lugar desde que se
coloca el sujeto o los sujetos en su contexto, lo que incorpora y excluye de la realidad
que se está abordando y cómo se coloca ante el momento histórico en que está inserto
(Barrueta, 2004; Zemelman, 2005).
Y por otra parte, me interpelan respecto al lugar desde el que me situó epistémica,
política y éticamente, lo cual me ha llevado a considerar que no solo me posiciono
desde mi propia experiencia en resistencia dentro del colectivo Comité Salvabosque,
sino también como sujeto que habita en una de las muchas y diversas ciudades en las
que el despojo en sus diferentes caras se vuelve cotidiano y la violencia se manifiesta en
magnitudes y formas que ponen evidencian la guerra que el capital desde su
constitución hasta la actualidad ha desplegado en contra de los pueblos y sus territorios,
bajo la premisa de sobrevivir a costa de todas las formas de vida, por lo cual resulta
necesario comenzar a practicar formas que desde el aquí y ahora expresen esa otra vida
que se desea experimentar, prefigurar le llaman algunos autores (Ouviña, 2015;
Graeeber, 2013).
Para profundizar en esta discusión autores como Escobar (2016) y Rivera Cusicanqui
(2016) nos comparten una serie de pistas cuando señalan refiriéndose al paradigma
positivista, que esta forma de hacer ciencias sociales para nuestras realidades
latinoamericanas resultan insuficientes para proporcionarnos las preguntas y respuestas
necesarias para enfrentar las múltiples crisis que experimentamos en cada uno de los
territorios en los que el capital se establece. Es por ello que resulta fundamental
reconocer que la teoría no basta, la ciencia social no basta, la universidad y la academia
no bastan para dar cuenta del mundo que nos ha tocado vivir (Cusicanqui, 2016).
[…] los científicos sociales, como todas las demás personas, participan del conflicto e
inevitablemente reflejan y expresan las disyuntivas, paradojas, complejidades y dificultades
de la crisis. Es inoperante preguntarse si en esas circunstancias los científicos actúan como
tales o como simples ciudadanos, o si son neutrales o no. (Fals Borda, 205: 220)
Y ven que el capitalismo no es el mismo que hace cien años, incluso no es el mismo de
1994 cuando se da el levantamiento, que su necesidad de expansión y acumulación
constante que implica el despojo, mercantilización y destrucción de nuestros territorios
y todo lo que ellos contienen adquiere nuevas dimensiones. Es por ello que consideran
que se aproxima una tormenta, la cual trae consigo la profundización de las crisis que ya
experimentamos, las cuales ponen en tensión la continuidad de la vida misma (Galeano,
2015).
Considero que posicionarse desde estas formas de hacer ciencias sociales implican una
serie de retos como pudiera ser el de la idealización, ya que con ello, se tiende a
amputarle realidad a la vida, expulsando de la imagen que se ha construido todo aquello
que pudiera hacerla caer como ejemplo de coherencia y plenitud. Por lo tanto, no se
trata de considerar que dentro de cada lucha existe “la hidra de la revolución”
(Gutiérrez, 2015). Sino que trata de reconocer que son las resistencias personales y
colectivas, las que con sus particularidades, su accionar, logros y deliberaciones las que
iluminan y dan contenido a las transformaciones posibles de cada ocasión (Gutiérrez,
2015).
Sin embargo, pese a estas dificultades que pudiera traer consigo practicar estas formas
de hacer investigación, considero importante no dejar de ensayarlas si nos proponemos
que nuestros esfuerzos resulten en algún tipo de reflexión, que a la par de las que de por
si hacen las y los sujetos, contribuya en la construcción de nuevas realidades sociales.
Bibliografía
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