der a una pregunta concreta. Kandinsky, Klee, Moholy-Nagy, Albers, Itten... ¿Por qué fueron influyentes en Bauhaus? Empezamos tratando de definir aquello que estaba en el acuerdo de todos, señalando afinidades que fue- ron evidentes: ninguno de ellos basa- ba su experiencia en ejercicios miméticos convencionales. Todos y cada uno de ellos, habían roto definiti- vamente con una forma de explicarse, 28 a sí mismos y al mundo, supersticiosa - el término pertenece a Malevitch. Nos referimos a la creencia de que algo del mundo real se filtra en la representa- ción, que la ficción de lo representado atrapa la sustancia material de los ob- jetos o de los lugares. Recordamos el comentario que Cézanne hiciera de Monet: Lo tomaba de allí (del natural) para ponerlo ahí. (sobre la tela) ‘‘En la pintura occidental de los si- glos XV a XX han dominado, creo, dos principios. El primero afirma la separa- ción entre representación plástica (que implica la semejanza) y la referencia lingüística (que la excluye). El segundo principio que durante largo tiempo ha regido en la pintura plantea la equiva- lencia entre el hecho de la semejanza y la afirmación de un lazo representati- vo’’. Son palabras de Foucault que atri- buyen definitivamente a Klee la ruptura del primer principio y a Kandinsky la del segundo. 1 El cubismo, en años anteriores, se había deshecho de esos principios y cursos compositivos u organizativos. 1. Hannes Meyer. Construcción vertical / nos enseñaba, con una práctica vertigi- Los fragmentos desgajados de ob- horizontal, 1925-1926 nosa, que lo que sucediera como jetos concretos constituyeron, en torno acontecimiento sobre cualquier sopor- a 1910 con Picasso y Braque como te era cosa aparte y su significación, mediadores, la base para una discu- fuere la que fuere, se situaba al mar- sión plástica laica, carente de presión gen de cualquier verificación mimética. espiritualista y permitieron una movili- Así, aprendimos que lo dibujado o pin- dad de la forma, hasta entonces insos- tado sobre una superficie no era jamás pechada. estable porque a lo sumo registraba el Ellos mismos se sometieron a un momento concreto de una actividad ar- adiestramiento constructivo sin condi- tística que encadenaba transformacio- ciones a priori y lograron una forma de nes que respondían a una lógica ajuste compositivo en ocasiones sor- interior: un rostro concreto construido prendente, por la cualidad de las ope- podía transformarse en guitarra y ésta raciones llevadas a cabo y el resultado: a su vez en cualquier otro asunto. al margen de cualquier tipo de coac- El camino, por lo tanto, estaba des- ción formal. Si aluden a la simetría esta pejado y todos y cada uno de los maes- se muestra paradójica porque esquiva tros de Bauhaus plantearían su trabajo el rigor de las relaciones. Cualquier rit- junto a los estudiantes a partir de las mo, por otra parte, es un ritmo acciden- pautas constructivas heredadas y los tado y precario que prescinde del rigor condujeron -en el duro trance de sentir- literal de la matemática. Las señales se desistidos de la experiencia figurati- gráficas van adquiriendo ágilmente su va- a un aislamiento cuya única tabla lugar y tienen que dialogar entre ellas a de salvación era el desarrollo de un pesar de que el origen respectivo de 29 sentido de la subjetividad nuevo, por el cada una sea inapropiado e incongruen- carácter de su intransigencia -la balan- te. La arquitectura ha asumido con mu- za perpetuamente oscilante de cha lentitud esa lección magistral. Kandinsky- y porque fue la base de cual- El cubismo se deshace con decisión quier adiestramiento. de una rémora discursiva inoperante: En realidad, nada se daba por sabi- todo el discurso grandilocuente de un do y el estudiante debía entregarse per- platonismo agazapado en el seno de la sonalmente a duras pesquisas arquitectura, cuya noción de perfección especulativas hasta alcanzar un punto formal, siempre redundante y deudora de verdadero equilibrio y certeza me- de geometrías mitificadas, era esquivo diante reflexiones y prácticas muy hábi- a las exigencias de los tiempos. Un les. personaje de la talla de Malevitch, ne- En tiempos de Bauhaus, la herencia cesitaba -para iniciar de raíz una nueva cubista estaba realmente asumida. Las estética- someter la rigidez de las geo- aportaciones del cubismo fueron de ín- metrías convencionales a discretos dole constructiva, desentendiéndose estiramientos, a fin de cerciorarse de del manejo representativo de objetos su existencia terrenal. Así se libraban convencionales. Bauhaus fue la prime- de las exigencias de sistemas tan ce- ra escuela de artes aplicadas que for- rrados y sombríos; cuando la libertad muló la base de la experiencia de los estuvo al alcance de sus manos y de estudiantes al margen de esa depen- su sensibilidad. dencia. Ni ornamento decimonónico, ni naturalezas muertas, ni claroscuro... In- Albers. Recordamos en primer lugar transigencia reflexiva más nuevos re- el trabajo de Albers porque fue primero estudiante en Bauhaus y luego maes- ciencia integral. tro. En los años cuarenta, en América, Las improvisaciones psíquicas de enseñó en Black Mountain, que fue la Klee, se alinearían en un filón especu- única alternativa posible de Bauhaus en lativo similar y Schlemmer le cerraría el Occidente. El trabajo sobre vidrio de paso a cualquier movimiento corporal Albers en Bauhaus y otras experiencias convencional, al encorsetar al cuerpo y le condujeron finalmente a la serie que obligarlo a explicarse de otra manera. mejor define la integridad de su obra, Los artilugios de Moholy-Nagy se situa- Homenaje al cuadrado: una de las ca- rían en el límite entre su esencia abs- racterísticas de la subjetividad tracta y la posibilidad de un vuelco bauhausiana está en la personalidad inmediato hacia su utilidad. de Albers y arrastraría a un sentido con- ceptual nuevo. Albers define las reglas Kandinsky. Kandinsky ejemplifica la de un juego perverso en Black voluntad de gobernar convincentemen- Mountain. Primero fija un formato cua- te el diálogo entre formas disímiles. drado estable y luego redunda en su Recordemos sus trabajos pictóricos interior con geometrías análogas al for- elaborados a partir de los elementos mato reiteradas. Introduce simultánea- formales definidos en Punto y línea so- mente el color y su finalidad fue generar bre el plano. La pretensión de una serie infinita -en realidad le ocupó Kandinsky es que cada uno de los ele- el resto de su vida- mutable por las mentos descritos y todos a la vez cons- transformaciones del color y las medi- tituyen la base de una gramática formal das de los cuadrados interiores. La su- que tiene voluntad de sistema. Pintar a cesión de elementos de la serie no partir de ese repertorio es el trabajo de 30 genera grandes sorpresas porque las hacerlo compatible entre sí. Cada ele- modificaciones siempre son mínimas mento volcará sobre el plano la tensión y exigen una capacidad de concentra- que almacena y el trabajo consistirá en ción increíble: como Kafka cuando dice trabajar sobre sus interacciones. de él mismo que su única virtud es su Kandinsky vuelve frágil su actitud cuan- capacidad de concentración literaria. do plantea la idea de gran forma. Se Lo que interesa subrayar, aunque trata de una noción de jerarquía, que parezca obvio, es que las reflexiones quiebra la integridad de su discurso. La de Albers se sitúan en el interior de la gran forma, que domina la mayoría de experiencia plástica. Que el control del sus composiciones, abandona a infe- trabajo seriado procede del seno de las rioridad de condiciones el resto de la operaciones que se llevan a cabo. Que composición. En ese sentido introduce la experiencia excluye cualquier disper- un orden superior que el cubismo re- sión exterior. Y que, incluso el color, un chazó. Resuelve, finalmente, su volun- elemento que puede inducir a saltarse tad de sistema con un recurso muy el límite de lo estrictamente pintado - contradictorio. evocar la naturaleza- necesitamos re- conocerlo vinculado a una lógica Moholy-Nagy. La tensión que él man- contenida en el seno de la propia pintu- tuvo sería una característica de ra. Y, también, que no se trata de una Bauhaus. ¿En qué momento las re- lógica sólo matemática, sino de otra flexiones abstraídas y desarrolladas al índole, porque admite la relatividad de margen de toda utilidad práctica exigían las relaciones y exacerba el control de ser reconocidas en objetos domésticos una subjetividad en el límite que apun- concretos o en la arquitectura? 2 ta hacia, lo que podríamos llamar, una Las disciplinas o asignaturas espe- cíficas se alimentaban de ese tipo de 2. Joseph Albers. Homenaje al cuadrado, conocimientos abstraídos e incubados 1966 al margen de exigencias prácticas de 3. Paul Klee. Aparato para el tratamiento programa, de mercado o producción. magnético de las plantas, 1921 Cada uno de los estudiantes disponía de recursos psicológicos y pautas de orden conceptual que les permitieron enfrentarse -más tarde o simultánea- mente- a proyectos concretos con una resistencia reflexiva aprendida e interiorizada. Klee, Kandinsky o Albers enseñaron justamente eso, porque conformaba la esencia de su propia conducta artística. Cuando hablamos de recursos psicológicos estamos ha- blando de la capacidad aprendida de encadenar reflexiones, aceptar el vacío, y de provocar, en esta última situación, los gestos o los recursos que permitan avanzar en la experiencia, hasta que adquiera cuerpo y podamos reconocer en ella las señales de nuestro propio conocimiento. Este tipo de adiestra- miento, se proyecta siempre en cons- trucciones concretas, en dos o tres 31 dimensiones (el único ámbito donde pueden ser valoradas o discutidas) Es un procedimiento que admite el azar o la arbitrariedad como inevitables pero que al mismo tiempo trata de reducir sus efectos y volverlos inoperantes; al servicio de algún indicio de sentido.
Itten. El aire contaminante implícito
en el collage cubista está escasamen- te representado en Bauhaus. Sabemos que el collage además de un método ágil que resuelve problemas de com- posición introduce en los ejercicios ele- mentos de difícil integración. Proceden del afuera de los procedimientos pictó- ricos. (Kandinsky y Klee no usaron el collage) Para realizar un collage con- vincente, deben ponerse en aviso todos los controles. Es el procedimiento con más riesgo de ser arbitrario. La dificul- tad para integrar un material tan impro- cedente y antipictórico es evidente. En Bauhaus se trataría, quizás, de evitar el 3 4. Picasso. La mesa del arquitecto, 1912 riesgo de la facilidad o de la ocurrencia mesa del arquitecto. Densa de señales gratuita. Cualquier persona entregada gráficas y pictóricas. Estas últimas re- 5. Mondrian. Muelle y océano, 1914 conscientemente al ejercicio de la pin- ducidas a tonalidades ocres y marro- 6. Mies van der Rohe. Casa de ladrillo, 1923 tura sabe de la dificultad que tiene. Re- nes y deslizándose entre el artificio de cordemos el extremo cuidado de Mies una geometría basada en la cuando lo utiliza, y como lo intercala en ortogonalidad, quebrada por sesgos li- sus dibujos y lo somete a los rigores neales oblicuos u otros accidentes. de un plano concreto. La excepción fue II. Dibujo a lápiz de Mondrian, 1914: Itten. Los elementos fragmentarios de Muelle y océano. No es difícil descubrir sus collages procedían, en gran parte, en el dibujo de Mondrian un estímulo de escarceos nocturnos al encuentro primero en las pinturas de Picasso. La de restos depreciados entre las basu- intransigencia estética de Mondrian evi- ras. Comparaba texturas y colores in ta "accidentes". En el dibujo sólo exis- situ, dotando de consistencia las rela- ten líneas horizontales y verticales ciones entre los fragmentos y consi- agrupadas entre sí que definen ámbi- guiendo a la postre un lustre insólito tos mutables. La definición de esos lu- para lo desechado. gares es ambigua y siempre distinta. Las líneas aceptan parcialmente el con- Klee. El seguimiento de las señales tacto y este hecho genera cierta tensión. gráficas -no hay coacción contra lo que La evocación de ese tipo de lugares emerge como señal en el plano- le aña- también le pertenece al cubismo. Re- de una dimensión especulativa profun- producen en su conjunto un efecto de da, introspectiva, que coopera - no luz sobre el agua. conozco ningún antecedente- con su III. Planta de Mies, 1923: Casa de la- 32 propia psicología. La realidad se des- drillo. Evoca inmediatamente el dibujo vanece ante la capacidad de redefinirla anterior. El dibujo de Mondrian pode- entera. Sobre la superficie del papel, mos contemplarlo asumiendo sólo jui- ingeniosos mecanismos activan la ac- cios estéticos pero el de Mies deriva ción de todos los elementos. Por ejem- hacia disquisiciones constructivas y plo, la fantástica fusión de elementos espaciales. ¿Quién fija el momento en orgánicos y mecánicos de Aparato para que un hallazgo como el de Mondrian el tratamiento magnético de las plan- se organiza como espacio real y cede tas. Klee acaba con la estabilidad de la además su orden organizativo a la ar- visión que busca tan sólo un motivo de quitectura? ¿Qué tipo de relaciones aza- placer estético en lo visto y exige a esa rosas se vierten ahí y cuánto le deben a mirada el ingenio necesario para per- una misma sensibilidad temporal? Ese manecer activa. Cualquier estudiante es el tipo de secuencia que explora de Bauhaus no podría, en adelante, Bauhuaus. En Picasso las líneas son desprenderse de la experiencia de es- sólo base constructiva. En Mondrian tar bajo la influencia de Klee. Porque se adquieren una dimensión psicológica trataba de una verdadera ayuda; de la y ética y en Mies son el principio de una capacidad para situarse al margen, de forma de organización espacial. distanciamiento técnico, lo que Klee La sustancia de nuestra conducta proponía. Se trata de un ser al que sólo está inevitablemente impregnada del se accede por vía indirecta... comenta- sentido de la abstracción al que, ban de su carácter. someramente, hemos hecho referen- cia. Probablemente es indefinible por- Secuencia que no posee la consistencia de lo 4 I. Una pintura de Picasso, 1912: La concreto y tiene la capacidad de mover- se entre conductas estéticas dispares. Se trata de un sentido incubado desde el inicio del siglo pasado e indiscutible. Ese sentido está definiendo nuestra conducta analítica y conforma los mo- dos más elementales de aproxima- ción a cualquier tipo de proyecto. La historiografía al uso sitúa en primer lu- gar a Cézanne. Si pienso en la obra de Siza -un caso extremo- su cualidad la atribuyo al culti- vo de ese sentido de la abstracción. No importa que esté impregnado de reso- nancias poéticas extrañas a él y adopte formas de tradición. Cuando rememora, a través de su arquitectura, ambientes y espacios del pasado, el fino filtro de su memoria, nos los devuelve nuevos y dotados de una hermosura insospecha- da. Se trata de una rara capacidad de síntesis entre vanguardia y tradición ausente, en la mayoría de arquitectu- ras contemporáneas. La abstracción entendida de ese modo no es nunca una opción estilística, aunque la pintu- 5 33 ra parezca exhibir esa condición. El es- tilo sería la consecuencia de algo más profundo de difícil indagación. ‘‘El arte estrangulaba por doquier la vida... Que construir fuese un fenóme- no biológico y no un proceso estético. Que construir no fuese una manifesta- ción afectiva de lo individual sino un acto colectivo’’. (Hannes Meyer) Los directores de Bauhaus fueron arquitectos. Pero lo que hizo posible Bauhaus fue la actitud de Gropius al consolidar un programa donde el inicio de la formación de los estudiantes recaía sobre personajes de la talla de Klee o Kandinsky. Tampoco Meyer pudo prescindir de ellos siendo director. Su formación como arquitecto está marca- da por ejercicios planteados desde la base aludida. La arquitectura es siem- pre un acto colectivo, nunca biológico - se trata de un bien de la cultura humana.