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Abstracción vital José García Navas

El texto que sigue tratará de respon-


der a una pregunta concreta. Kandinsky,
Klee, Moholy-Nagy, Albers, Itten... ¿Por
qué fueron influyentes en Bauhaus?
Empezamos tratando de definir
aquello que estaba en el acuerdo de
todos, señalando afinidades que fue-
ron evidentes: ninguno de ellos basa-
ba su experiencia en ejercicios
miméticos convencionales. Todos y
cada uno de ellos, habían roto definiti-
vamente con una forma de explicarse,
28 a sí mismos y al mundo, supersticiosa -
el término pertenece a Malevitch. Nos
referimos a la creencia de que algo del
mundo real se filtra en la representa-
ción, que la ficción de lo representado
atrapa la sustancia material de los ob-
jetos o de los lugares. Recordamos el
comentario que Cézanne hiciera de
Monet: Lo tomaba de allí (del natural)
para ponerlo ahí. (sobre la tela)
‘‘En la pintura occidental de los si-
glos XV a XX han dominado, creo, dos
principios. El primero afirma la separa-
ción entre representación plástica (que
implica la semejanza) y la referencia
lingüística (que la excluye). El segundo
principio que durante largo tiempo ha
regido en la pintura plantea la equiva-
lencia entre el hecho de la semejanza y
la afirmación de un lazo representati-
vo’’. Son palabras de Foucault que atri-
buyen definitivamente a Klee la ruptura
del primer principio y a Kandinsky la del
segundo.
1 El cubismo, en años anteriores, se
había deshecho de esos principios y cursos compositivos u organizativos. 1. Hannes Meyer. Construcción vertical /
nos enseñaba, con una práctica vertigi- Los fragmentos desgajados de ob- horizontal, 1925-1926
nosa, que lo que sucediera como jetos concretos constituyeron, en torno
acontecimiento sobre cualquier sopor- a 1910 con Picasso y Braque como
te era cosa aparte y su significación, mediadores, la base para una discu-
fuere la que fuere, se situaba al mar- sión plástica laica, carente de presión
gen de cualquier verificación mimética. espiritualista y permitieron una movili-
Así, aprendimos que lo dibujado o pin- dad de la forma, hasta entonces insos-
tado sobre una superficie no era jamás pechada.
estable porque a lo sumo registraba el Ellos mismos se sometieron a un
momento concreto de una actividad ar- adiestramiento constructivo sin condi-
tística que encadenaba transformacio- ciones a priori y lograron una forma de
nes que respondían a una lógica ajuste compositivo en ocasiones sor-
interior: un rostro concreto construido prendente, por la cualidad de las ope-
podía transformarse en guitarra y ésta raciones llevadas a cabo y el resultado:
a su vez en cualquier otro asunto. al margen de cualquier tipo de coac-
El camino, por lo tanto, estaba des- ción formal. Si aluden a la simetría esta
pejado y todos y cada uno de los maes- se muestra paradójica porque esquiva
tros de Bauhaus plantearían su trabajo el rigor de las relaciones. Cualquier rit-
junto a los estudiantes a partir de las mo, por otra parte, es un ritmo acciden-
pautas constructivas heredadas y los tado y precario que prescinde del rigor
condujeron -en el duro trance de sentir- literal de la matemática. Las señales
se desistidos de la experiencia figurati- gráficas van adquiriendo ágilmente su
va- a un aislamiento cuya única tabla lugar y tienen que dialogar entre ellas a
de salvación era el desarrollo de un pesar de que el origen respectivo de 29
sentido de la subjetividad nuevo, por el cada una sea inapropiado e incongruen-
carácter de su intransigencia -la balan- te. La arquitectura ha asumido con mu-
za perpetuamente oscilante de cha lentitud esa lección magistral.
Kandinsky- y porque fue la base de cual- El cubismo se deshace con decisión
quier adiestramiento. de una rémora discursiva inoperante:
En realidad, nada se daba por sabi- todo el discurso grandilocuente de un
do y el estudiante debía entregarse per- platonismo agazapado en el seno de la
sonalmente a duras pesquisas arquitectura, cuya noción de perfección
especulativas hasta alcanzar un punto formal, siempre redundante y deudora
de verdadero equilibrio y certeza me- de geometrías mitificadas, era esquivo
diante reflexiones y prácticas muy hábi- a las exigencias de los tiempos. Un
les. personaje de la talla de Malevitch, ne-
En tiempos de Bauhaus, la herencia cesitaba -para iniciar de raíz una nueva
cubista estaba realmente asumida. Las estética- someter la rigidez de las geo-
aportaciones del cubismo fueron de ín- metrías convencionales a discretos
dole constructiva, desentendiéndose estiramientos, a fin de cerciorarse de
del manejo representativo de objetos su existencia terrenal. Así se libraban
convencionales. Bauhaus fue la prime- de las exigencias de sistemas tan ce-
ra escuela de artes aplicadas que for- rrados y sombríos; cuando la libertad
muló la base de la experiencia de los estuvo al alcance de sus manos y de
estudiantes al margen de esa depen- su sensibilidad.
dencia. Ni ornamento decimonónico, ni
naturalezas muertas, ni claroscuro... In- Albers. Recordamos en primer lugar
transigencia reflexiva más nuevos re- el trabajo de Albers porque fue primero
estudiante en Bauhaus y luego maes- ciencia integral.
tro. En los años cuarenta, en América, Las improvisaciones psíquicas de
enseñó en Black Mountain, que fue la Klee, se alinearían en un filón especu-
única alternativa posible de Bauhaus en lativo similar y Schlemmer le cerraría el
Occidente. El trabajo sobre vidrio de paso a cualquier movimiento corporal
Albers en Bauhaus y otras experiencias convencional, al encorsetar al cuerpo y
le condujeron finalmente a la serie que obligarlo a explicarse de otra manera.
mejor define la integridad de su obra, Los artilugios de Moholy-Nagy se situa-
Homenaje al cuadrado: una de las ca- rían en el límite entre su esencia abs-
racterísticas de la subjetividad tracta y la posibilidad de un vuelco
bauhausiana está en la personalidad inmediato hacia su utilidad.
de Albers y arrastraría a un sentido con-
ceptual nuevo. Albers define las reglas Kandinsky. Kandinsky ejemplifica la
de un juego perverso en Black voluntad de gobernar convincentemen-
Mountain. Primero fija un formato cua- te el diálogo entre formas disímiles.
drado estable y luego redunda en su Recordemos sus trabajos pictóricos
interior con geometrías análogas al for- elaborados a partir de los elementos
mato reiteradas. Introduce simultánea- formales definidos en Punto y línea so-
mente el color y su finalidad fue generar bre el plano. La pretensión de
una serie infinita -en realidad le ocupó Kandinsky es que cada uno de los ele-
el resto de su vida- mutable por las mentos descritos y todos a la vez cons-
transformaciones del color y las medi- tituyen la base de una gramática formal
das de los cuadrados interiores. La su- que tiene voluntad de sistema. Pintar a
cesión de elementos de la serie no partir de ese repertorio es el trabajo de
30 genera grandes sorpresas porque las hacerlo compatible entre sí. Cada ele-
modificaciones siempre son mínimas mento volcará sobre el plano la tensión
y exigen una capacidad de concentra- que almacena y el trabajo consistirá en
ción increíble: como Kafka cuando dice trabajar sobre sus interacciones.
de él mismo que su única virtud es su Kandinsky vuelve frágil su actitud cuan-
capacidad de concentración literaria. do plantea la idea de gran forma. Se
Lo que interesa subrayar, aunque trata de una noción de jerarquía, que
parezca obvio, es que las reflexiones quiebra la integridad de su discurso. La
de Albers se sitúan en el interior de la gran forma, que domina la mayoría de
experiencia plástica. Que el control del sus composiciones, abandona a infe-
trabajo seriado procede del seno de las rioridad de condiciones el resto de la
operaciones que se llevan a cabo. Que composición. En ese sentido introduce
la experiencia excluye cualquier disper- un orden superior que el cubismo re-
sión exterior. Y que, incluso el color, un chazó. Resuelve, finalmente, su volun-
elemento que puede inducir a saltarse tad de sistema con un recurso muy
el límite de lo estrictamente pintado - contradictorio.
evocar la naturaleza- necesitamos re-
conocerlo vinculado a una lógica Moholy-Nagy. La tensión que él man-
contenida en el seno de la propia pintu- tuvo sería una característica de
ra. Y, también, que no se trata de una Bauhaus. ¿En qué momento las re-
lógica sólo matemática, sino de otra flexiones abstraídas y desarrolladas al
índole, porque admite la relatividad de margen de toda utilidad práctica exigían
las relaciones y exacerba el control de ser reconocidas en objetos domésticos
una subjetividad en el límite que apun- concretos o en la arquitectura?
2 ta hacia, lo que podríamos llamar, una Las disciplinas o asignaturas espe-
cíficas se alimentaban de ese tipo de 2. Joseph Albers. Homenaje al cuadrado,
conocimientos abstraídos e incubados 1966
al margen de exigencias prácticas de 3. Paul Klee. Aparato para el tratamiento
programa, de mercado o producción. magnético de las plantas, 1921
Cada uno de los estudiantes disponía
de recursos psicológicos y pautas de
orden conceptual que les permitieron
enfrentarse -más tarde o simultánea-
mente- a proyectos concretos con una
resistencia reflexiva aprendida e
interiorizada. Klee, Kandinsky o Albers
enseñaron justamente eso, porque
conformaba la esencia de su propia
conducta artística. Cuando hablamos
de recursos psicológicos estamos ha-
blando de la capacidad aprendida de
encadenar reflexiones, aceptar el vacío,
y de provocar, en esta última situación,
los gestos o los recursos que permitan
avanzar en la experiencia, hasta que
adquiera cuerpo y podamos reconocer
en ella las señales de nuestro propio
conocimiento. Este tipo de adiestra-
miento, se proyecta siempre en cons-
trucciones concretas, en dos o tres 31
dimensiones (el único ámbito donde
pueden ser valoradas o discutidas) Es
un procedimiento que admite el azar o
la arbitrariedad como inevitables pero
que al mismo tiempo trata de reducir
sus efectos y volverlos inoperantes; al
servicio de algún indicio de sentido.

Itten. El aire contaminante implícito


en el collage cubista está escasamen-
te representado en Bauhaus. Sabemos
que el collage además de un método
ágil que resuelve problemas de com-
posición introduce en los ejercicios ele-
mentos de difícil integración. Proceden
del afuera de los procedimientos pictó-
ricos. (Kandinsky y Klee no usaron el
collage) Para realizar un collage con-
vincente, deben ponerse en aviso todos
los controles. Es el procedimiento con
más riesgo de ser arbitrario. La dificul-
tad para integrar un material tan impro-
cedente y antipictórico es evidente. En
Bauhaus se trataría, quizás, de evitar el 3
4. Picasso. La mesa del arquitecto, 1912 riesgo de la facilidad o de la ocurrencia mesa del arquitecto. Densa de señales
gratuita. Cualquier persona entregada gráficas y pictóricas. Estas últimas re-
5. Mondrian. Muelle y océano, 1914
conscientemente al ejercicio de la pin- ducidas a tonalidades ocres y marro-
6. Mies van der Rohe. Casa de ladrillo, 1923 tura sabe de la dificultad que tiene. Re- nes y deslizándose entre el artificio de
cordemos el extremo cuidado de Mies una geometría basada en la
cuando lo utiliza, y como lo intercala en ortogonalidad, quebrada por sesgos li-
sus dibujos y lo somete a los rigores neales oblicuos u otros accidentes.
de un plano concreto. La excepción fue II. Dibujo a lápiz de Mondrian, 1914:
Itten. Los elementos fragmentarios de Muelle y océano. No es difícil descubrir
sus collages procedían, en gran parte, en el dibujo de Mondrian un estímulo
de escarceos nocturnos al encuentro primero en las pinturas de Picasso. La
de restos depreciados entre las basu- intransigencia estética de Mondrian evi-
ras. Comparaba texturas y colores in ta "accidentes". En el dibujo sólo exis-
situ, dotando de consistencia las rela- ten líneas horizontales y verticales
ciones entre los fragmentos y consi- agrupadas entre sí que definen ámbi-
guiendo a la postre un lustre insólito tos mutables. La definición de esos lu-
para lo desechado. gares es ambigua y siempre distinta.
Las líneas aceptan parcialmente el con-
Klee. El seguimiento de las señales tacto y este hecho genera cierta tensión.
gráficas -no hay coacción contra lo que La evocación de ese tipo de lugares
emerge como señal en el plano- le aña- también le pertenece al cubismo. Re-
de una dimensión especulativa profun- producen en su conjunto un efecto de
da, introspectiva, que coopera - no luz sobre el agua.
conozco ningún antecedente- con su III. Planta de Mies, 1923: Casa de la-
32 propia psicología. La realidad se des- drillo. Evoca inmediatamente el dibujo
vanece ante la capacidad de redefinirla anterior. El dibujo de Mondrian pode-
entera. Sobre la superficie del papel, mos contemplarlo asumiendo sólo jui-
ingeniosos mecanismos activan la ac- cios estéticos pero el de Mies deriva
ción de todos los elementos. Por ejem- hacia disquisiciones constructivas y
plo, la fantástica fusión de elementos espaciales. ¿Quién fija el momento en
orgánicos y mecánicos de Aparato para que un hallazgo como el de Mondrian
el tratamiento magnético de las plan- se organiza como espacio real y cede
tas. Klee acaba con la estabilidad de la además su orden organizativo a la ar-
visión que busca tan sólo un motivo de quitectura? ¿Qué tipo de relaciones aza-
placer estético en lo visto y exige a esa rosas se vierten ahí y cuánto le deben a
mirada el ingenio necesario para per- una misma sensibilidad temporal? Ese
manecer activa. Cualquier estudiante es el tipo de secuencia que explora
de Bauhaus no podría, en adelante, Bauhuaus. En Picasso las líneas son
desprenderse de la experiencia de es- sólo base constructiva. En Mondrian
tar bajo la influencia de Klee. Porque se adquieren una dimensión psicológica
trataba de una verdadera ayuda; de la y ética y en Mies son el principio de una
capacidad para situarse al margen, de forma de organización espacial.
distanciamiento técnico, lo que Klee La sustancia de nuestra conducta
proponía. Se trata de un ser al que sólo está inevitablemente impregnada del
se accede por vía indirecta... comenta- sentido de la abstracción al que,
ban de su carácter. someramente, hemos hecho referen-
cia. Probablemente es indefinible por-
Secuencia que no posee la consistencia de lo
4 I. Una pintura de Picasso, 1912: La concreto y tiene la capacidad de mover-
se entre conductas estéticas dispares.
Se trata de un sentido incubado desde
el inicio del siglo pasado e indiscutible.
Ese sentido está definiendo nuestra
conducta analítica y conforma los mo-
dos más elementales de aproxima-
ción a cualquier tipo de proyecto. La
historiografía al uso sitúa en primer lu-
gar a Cézanne.
Si pienso en la obra de Siza -un caso
extremo- su cualidad la atribuyo al culti-
vo de ese sentido de la abstracción. No
importa que esté impregnado de reso-
nancias poéticas extrañas a él y adopte
formas de tradición. Cuando rememora,
a través de su arquitectura, ambientes
y espacios del pasado, el fino filtro de
su memoria, nos los devuelve nuevos y
dotados de una hermosura insospecha-
da. Se trata de una rara capacidad de
síntesis entre vanguardia y tradición
ausente, en la mayoría de arquitectu-
ras contemporáneas. La abstracción
entendida de ese modo no es nunca
una opción estilística, aunque la pintu- 5 33
ra parezca exhibir esa condición. El es-
tilo sería la consecuencia de algo más
profundo de difícil indagación.
‘‘El arte estrangulaba por doquier la
vida... Que construir fuese un fenóme-
no biológico y no un proceso estético.
Que construir no fuese una manifesta-
ción afectiva de lo individual sino un acto
colectivo’’. (Hannes Meyer)
Los directores de Bauhaus fueron
arquitectos. Pero lo que hizo posible
Bauhaus fue la actitud de Gropius al
consolidar un programa donde el inicio
de la formación de los estudiantes
recaía sobre personajes de la talla de
Klee o Kandinsky. Tampoco Meyer pudo
prescindir de ellos siendo director. Su
formación como arquitecto está marca-
da por ejercicios planteados desde la
base aludida. La arquitectura es siem-
pre un acto colectivo, nunca biológico -
se trata de un bien de la cultura humana.

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