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Cosmografía novohispana

en el siglo XVII
Carlos de Sigüenza y Góngora
en diálogo transatlántico

GINA DEL PIERO


FFyL, ILH – UBA / Foncyt

E
n el presente trabajo analizaremos La Libra astronómica y fi-
losófica (en adelante, LAF) de Carlos de Sigüenza y Góngora
(1984), escrita entre 1681 y 1682 pero finalmente publicada
casi una década más tarde, en 1690. Esta obra fue escrita por Sigüen-
za como el último episodio de una disputa que se desarrolló a par-
tir de las distintas interpretaciones que se dieron, a ambos lados del
océano, al cometa que surcó los cielos del hemisferio norte desde fines
de 1680 y comienzos de 1681.
En el momento en que apareció en los cielos septentrionales este
cometa, Carlos de Sigüenza y Góngora –quien también se desempe-
ñaba como letrado, profesor de matemáticas– había sido nombrado
poco tiempo atrás “Cosmógrafo del Reino” por los recién llegados vi-
rreyes de Nueva España, los marqueses de la Laguna. Este puesto de-
nominaba a un funcionario de la corona que tenía una amplia varie-
dad de tareas a realizar. Según la Recopilación de Leyes de los Reinos
de las Indias, citada por Elías Trabulse, se pretende que el Cosmógrafo
“haga y ordene las tablas de Cosmografía de las Indias, asentando en
ellas por su longitud y latitud, y escala de lenguas, según la verdadera
Geografía, que averiguase las Provincias y Ciudades, islas, Mares y
Costas, Ríos y Montes, y otros lugares, que se puedan poner en diseño

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y pintura.” (Trabulse, 2001: 266). Es decir, su tarea era la del cartógra- tos de siglo después de su muerte (en la actualidad se encuentra per-
fo pero también la del agrimensor, el astrónomo y el ingeniero. dido), y constituyó la base de todos los mapas que se publicaron en
Sigüenza y Góngora formaba parte de la ciudad letrada (Rama, Europa en el siglo XVIII (Leonard, 1984: 98; Trabulse, 2001). Más
1998), círculo de protección del poder a través del cual el Virrey eje- tarde, hacia 1691, realizó un mapa del Valle de México que también
cutaba sus órdenes: era funcionario de la corte virreinal y letrado. tuvo vigencia durante el siglo que siguió a su muerte. Si bien estos
Como señalamos, como Cosmógrafo del Reino, producía conoci- mapas fueron muy utilizados, también fueron blanco de muchas
miento sobre materias que hoy en día se encuentran disgregadas en críticas en los siglos subsiguientes por parte de otros cartógrafos
áreas disciplinares cuyas trayectorias se trazan de manera paralela. por las imprecisiones y el carácter decorativo de los accidentes
El modo de producción de conocimiento dentro de la ciudad letra- geográficos allí representados (Leonard, 1984; Trabulse, 2001). En
da supone que su actividad intelectual se ciña también, de un modo este sentido, cabe preguntarnos cuáles son esas imprecisiones que
particular, a su actividad política dentro de la corte. En este sentido, los críticos señalan al mapa de Sigüenza. Como letrado criollo, sus
Rama señala que: “imprecisiones” pueden ser leídas e interpretadas a través de su rol
como funcionario dentro de la corte virreinal y su identidad criolla
Con demasiada frecuencia, en los análisis Marxistas se ha visto a los in- en formación. Por otro lado, sus trabajos cartográficos de la Bahía
telectuales como meros ejecutantes de los mandatos de las Instituciones de Pensacola dieron resultados mucho más satisfactorios para el
(cuando no de las clases) que los emplean, perdiendo de vista su peculiar estándar de la cartografía moderna.
función de productores, en tanto conciencias que elaboran mensajes, y,
En términos de Henri Lefebvre (2013), Sigüenza y Góngora actúa
sobre todo, su especificidad como diseñadores de modelos culturales, des-
tinados a la conformación de ideologías públicas (Rama, 1998: 35-36).
en la producción del espacio a partir de la construcción de represen-
taciones del espacio. Desde la ciudad letrada, su acción se cumple,
Los letrados criollos servían al poder virreinal pero sus intereses no volviendo a Rama, en el orden de los signos: su percepción no es la del
coincidían perfectamente con aquellos de los españoles, ni los del Vi- viajero que ha recorrido el territorio sino la del letrado criollo que des-
rrey, ni de otros funcionarios dentro de la Corona o de la Iglesia. En el de la capital del Virreinato produce un espacio que construya poder en
caso de Sigüenza, quien al ser expulsado de la orden Jesuita cuando favor de la corte virreinal, y, hacia adentro de esta corte, en favor de
era joven (Leonard, 1984) y que, por este motivo, desarrolló sus habi- la construcción de una identidad criolla que desafíe el conocimiento
lidades intelectuales y artes prácticas dentro de una amplio espectro producido en Europa.
disciplinar, podemos observar que la interacción y convivencia de sa- La LAF se enmarca, como dijimos, en una disputa más amplia
beres y disciplinas redunda en la transferencia de una intencionalidad acerca de la naturaleza de los cometas. La posición del mexicano Si-
y una estrategia políticas hacia las obras de contenido científico, como güenza y Góngora, esto es, que los cometas no eran ni señal ni causa
sucede en la LAF. de males en la Tierra, se enfrenta a la teoría astrológica según la cual
En su función como cosmógrafo, Sigüenza desarrolló obras de los cometas sí pueden significar para los hombres malos augurios.
ingeniería, como el diseño de los desagües de la ciudad de México1, Esta disputa, que forma parte de una discusión que se extiende desde
o como la redistribución de la población dentro de la ciudad de Mé- la Antigüedad, todavía no está saldada en el siglo XVII y constituye
xico, esto es: la expulsión de los indios del centro hacia las afueras2, uno de los puntos clave para la constitución de la ciencia moderna.
y también se ocupó de trazar los mapas oficiales del virreinato de Quien representa en esta disputa la teoría que quedaría desterrada
Nueva España. Fue el primer americano en hacer un Mapa General luego de la llamada “revolución científica” es Eusebio Kino, padre
de la Nueva España, el cual fue publicado recién en 1775, tres cuar- jesuita ítalo-alemán que se trasladó, justo en el momento en que el
cometa surcaba los cielos, desde Cádiz a Nueva España para sumarse
a las misiones jesuitas en el norte del Virreinato. Sigüenza disputa a
1 En “Alboroto y motín de los indios de México” (Sigüenza y Góngora, 2018), Si- Kino, quien publica su Exposición astronómica en la Ciudad de Mé-
güenza explica con detalle las avatares que atravesó en esta difícil empresa (ver pági- xico al poco tiempo de haber desembarcado, utilizando herramientas
na 131 y siguientes). teóricas (el racionalismo) y técnicas o tecnológicas (el telescopio, la
2 Esta propuesta fue redactada por Sigüenza, por pedido del Virrey Conde de medición astronómica) producidas en Europa. En este sentido, el tra-
Galve, luego de los sucesos del motín de México en junio de 1692 (Sigüenza y Gón-
gora, 1938).
tado de Sigüenza tiene dos objetivos principales: 1) demostrar que en

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América también hay matemáticos y astrónomos del calibre de los na a otra, siempre fue una práctica delicada y controvertida” (2008:
europeos, y 2) inscribir a América dentro del mapa de la producción 140). En este artículo, los investigadores estudian las contradicciones
de conocimiento occidental. que supone la idea de una ciencia barroca, la cual remite al universo
simbólico de la Contrarreforma, “a una geografía periférica respecto
de los centros donde se formó el relato de la revolución científica”
1. (141). El desplazamiento de la ciencia, desde los centros de produc-
ción hacia la periferia, permite comprender la diferencia que supone
Con respecto a ese primer objetivo, Sigüenza busca demostrar que el instrumento de medición diseñado en esta temprana modernidad:
en América hay hombres de ciencia que utilizan las herramientas eu- desplaza, con su propio traslado, las condiciones de legitimación del
ropeas con igual o superior destreza que los propios europeos. Este saber. Es cierto que ese instrumento fue también construido por un
contrapunto lo hace desarmando paso a paso las argumentaciones y científico y, por tanto, en ese proceso de producción se cifra una de-
observaciones expuestas por Kino en su tratado. Sigüenza señala que terminada interpretación de la realidad. Sin embargo, la apropiación
Kino no tiene muchas mediciones porque se embarcó hacia el Nuevo del conocimiento que realiza Sigüenza de estas herramientas produ-
Mundo antes de recibirlas, aunque tampoco obtuvo las de Sigüenza: ce un efecto de subversión sobre el valor ideológico de dominación
colonial europeo.
Pero no solicitándolas, o no haciendo caso de unas y de otras, discurro que
sería porque no estaban hechas en Alemania, o porque los observadores no
habían estudiado las matemáticas en la Universidad de Inglostadio. Pero 2.
del contexto de este mi escrito podrá prácticamente reconocer haber tam-
bién matemáticos fuera de Alemania, aunque metidos entre los carrizales y
espadales de la mexicana laguna. (Sigüenza y Góngora, 1984: 340)
Sigüenza y Góngora se inscribe en una tradición mexicana de mate-
máticos y astrónomos que buscaron, como él, localizar el lugar donde
Con una dosis de ironía, Sigüenza opone sus “buenas prácticas” a la se encontraba situado México dentro del mapa diseñado por los euro-
impericia del europeo, quien, como señala en la cita anterior, falta a peos; nombra a algunos de ellos: Fray Diego Rodríguez y Gabriel Ló-
su confianza y se gana así sus peores descalificaciones. Este último pez Bonilla (quienes ocupaban antes que él la cátedra de Matemáticas
enumera paso a paso los errores que comete Kino en la medición del de la Universidad de México) y Enrico Martínez (astrónomo alemán
cometa. Las dos primeras lecciones son que en astronomía “no sirve residente en Nueva España). Sin embargo, ellos fallan porque no con-
de cosa alguna la autoridad, sino las pruebas y la demostración” y que taban con el mismo instrumental para lograrlo.
“las observaciones hechas sin instrumento, sino con la vista y estima- Kino en su Exposición Astronómica utiliza la localización de Mé-
ción” (1984: 343) no son sino “pseudografías” y “paralogismos” (336). xico dentro de su argumentación pero lo hace con errores: “es nece-
Aquello que la modernidad de Sigüenza comprende es que el sario advertirle que si en ella D es Roma y B Cádiz, D no podrá ser
“artefacto”, el instrumento de medición, porta de manera inherente México, porque cae al ocaso de B” (338). Según Sigüenza, Kino hace
la garantía de verdad que, en este caso y por el giro que supone la mediciones que son poco probables y se encarga de dejarlo en ridícu-
configuración de la “ciencia moderna”, se vincula con la prueba de la lo: “si su reverencia sabe con la evidencia que para el caso se requiere,
evidentia3. Esto es lo que permite a la ciencia “nueva” su expansión cuántos grados tiene el arco vertical entre México, Cádiz o Roma, dí-
y su legitimación más allá de las autoridades y los sujetos particu- ganoslo y lo tendrán los matemáticos por su Apolo” (337).
lares. Juan Pimentel y José Ramón Marcaida señalan: “Emplear un Como dijimos más arriba, Sigüenza respalda su conocimiento en
artefacto para observar un fenómeno diferente para el que fue cons- el uso del artefacto de medición, utilizando la tecnología producida
truido, trasladar un instrumental de un lugar a otro, o de una discipli- en Europa para medir el Nuevo Mundo. Si el conocimiento ya no
proviene solo de las autoridades sino que se genera a través de las
pruebas y la demostración que puede realizar quien cuente con las
instrucciones de uso del instrumento, la producción de conocimiento
3 Para ampliar en esta modificación en los términos de evidencia que ingresa en el
siglo XVII a modificar la retórica clásica, ver La antigua retórica de Roland Barthes
legitimado ya no se limita a aquellos espacios que tradicionalmente
(1982). llevaron a cabo esta función sino que se abre a otros espacios. Las

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mediciones de la ubicación de la ciudad de México realizadas por nuevas perspectivas para la producción de saberes legitimados por los
Sigüenza constituyen un bien –en términos económicos– que los eu- centros tradicionales de producción de conocimiento desde coordena-
ropeos pueden utilizar para acrecentar su acervo de conocimiento: das americanas.
este es el producto que en última instancia busca promocionar con la
publicación de la LAF.
Sigüenza detalla en la LAF todos los procedimientos que lleva a Bibliografía
cabo para obtener la medición prometida. La cosmografía consiste
en la medición o la descripción de la Tierra a partir de la observación Barthes, Roland, 1982, Investigaciones retóricas I. La antigua retórica:
de los cielos. En primer lugar, Sigüenza ofrece una descripción de ayudamemoria, Buenos Aires, Ediciones Buenos Aires.
la trayectoria del cometa, el cual puede ser medido desde cualquier Grobet, Laura Benítez, 1995, “Carlos de Sigüenza y Góngora. Criollo,
punto del hemisferio norte y constituye por ende un objeto de estudio nacionalista y moderno hombre de ciencia”, Anuario Saber
de interés universal. Luego, en la última parte de su tratado y después Novohispano, Universidad Autónoma de Zacatecas.
de haber demostrado sus conocimientos en astronomía, abre un últi-
Lefebvre, Henri, 2013, La producción del espacio, Madrid, Capitán
mo apartado donde define, a partir de las deducciones que le permite
Swing.
realizar el cometa, el sitio donde se encuentra México. Sigüenza, a
Leonard, Irving A., 1984, Don Carlos de Sigüenza y Góngora: a
través de la figura del cosmógrafo del Reino, produce representacio-
mexican savant of the seventeenth century, Berkeley, University of
nes del espacio acerca de y desde la colonia: no solo produce conoci-
California.
miento desde coordenadas americanas e inscribe así a México dentro
del mapa de producción de conocimiento occidental sino que también Pimentel, Juan, & Marcaida, José Ramón, 2008, “La ciencia moderna
logra situarse en el mapa diseñado por los europeos. De esta manera, en la cultura del Barroco”, Revista de Occidente (328), pp.
dedica los resultados a los –esperados– receptores de su obra del otro 136–151.
lado del Atlántico: Rama, Ángel, 1998, La ciudad letrada, Montevideo, Arca.
Sigüenza y Góngora, Carlos de, [1692] 1938, “Sobre los
y para que con menos trabajo cotejen los matemáticos de Europa, que qui- inconvenientes de vivir los indios en la ciudad” (fechado el 5 de
sieren, las observaciones que aquí pondré con las (sin duda muy buenas) julio de 1692 ). Boletín del Archivo General de la Nación, México,
que hubieren hecho, quiero decirles la longitud en que juzgo nos hallamos IX(1), pp. 1-34.
los mexicanos. (390)
Sigüenza y Góngora, Carlos de, 2018, Mínimas multitudes.
Infortunios, motines y polémicas, Buenos Aires, Corregidor.
La representación del espacio ya no se produce de forma unilateral
Sigüenza y Góngora, Carlos de, 1984, Seis obras, Carlos de, Leonard,
(solo desde Europa o por europeos en América) sino que los mexica-
Irving A., & Bryant, William G. (eds.), Caracas, Biblioteca
nos también producen las representaciones de su propio espacio.
Ayacucho.
De la mano de Laura Benítez Grobet, podemos decir que “para
Sigüenza no hay lugares privilegiados con respecto al saber” (1995: Trabulse, Elías, 2001, “La obra cartográfica de don Carlos de
435). El cielo común –el del hemisferio norte– sirve a Sigüenza para Sigüenza y Góngora”, Caravelle. Cahiers du monde hispanique et
poner trazar vínculos entre los saberes producidos a ambos lados del luso-brésilien, 2001, 76-77 pp. 265-275.
océano Atlántico, partiendo de objetos de estudio comunes: ese cielo
y ese cometa. Estos unen, en términos abstractos o metafóricos, los
dos lados del Océano Atlántico. La tarea intelectual de producción
de conocimiento que realiza Sigüenza plantea un problema en torno
a la colonialidad del saber: la implementación de herramientas tec-
nológicas europeas para refutar las propias mediciones realizadas “a
ojo” por el astrónomo alemán Eusebio Kino y producir conocimiento
que se propone en contra de la colonialidad de las autoridades y abre

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Imágenes de ciudad
Lima en dos crónicas altoperuanas
del siglo XVII

SILVIA TIEFFEMBERG
Universidad de Buenos Aires / CONICET

MARCELA PEZZUTO
Universidad Católica Argentina

A
comienzos del siglo XVII dos cronistas coloniales –un indíge-
na y un español– escriben dos extensas crónicas donde, entre
otras cosas, describen la ciudad de Lima. Este trabajo analiza y
compara la representación de esa ciudad en la Nueva Corónica y Buen
Gobierno (ca. 1615) de Guamán Poma de Ayala y en el Viaje por el Nue-
vo Mundo (ca. 1605) de fray Diego de Ocaña, en la perspectiva de una
retórica de las configuraciones urbanas virreinales. Ambos cronistas,
aun cuando difieran diametralmente sus contextos de producción y
circulación, generan textos donde la ciudad, y su bagaje de significa-
ciones originadas en la situación colonial, es presentada con la misma
centralidad.
En 1597, el fraile jerónimo Diego de Ocaña parte desde el monas-
terio extremeño de Nuestra Señora de Guadalupe hacia tierras ameri-
canas, a pedido de su propia congregación, con el propósito de incen-
tivar el culto guadalupano asentando cofrades1 y recoger los grandes
donativos realizados en el Nuevo mundo. Entre 1599 y 1605, fray Die-

1 Las cofradías católicas son asociaciones de fieles regidas por el Código de Derecho
Canónico y en general se reúnen en torno a la advocación de Cristo, la Virgen o algún
santo en particular. Si bien la cofradía tiene fines piadosos, muchas de ellas llegan a
ser económicamente muy poderosas.

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