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Algunas Funciones de los Árboles y

los Bosques en el Ambiente Urbano

Seleccionado por el MAE


flora@ambiente-ecologico.com

El Árbol en la Regulación del CO2 (Anhídrido Carbónico) Atmosférico


Las mediciones realizadas de las variaciones diurnas del CO 2 en el aire interior
de las masas forestales muestran que la fotosíntesis introduce importantes
modificaciones en la cantidad de CO2, reduciéndolo. Esta función de los bosques
periurbanos no debe despreciarse. Los bosques fijan 2,5 toneladas de CO 2 por
hectárea y por año y liberan 6,67 toneladas de O 2 (Oxígeno) por hectárea y por
año. Mientras más productivo y saludable sea el bosque más eficaz será la
liberación de Oxígeno.

Este concepto se puede extender al arbolado urbano de modo que un árbol bien
cuidado producirá más Oxígeno que un árbol debilitado por falta de riego, ataque de
plagas y enfermedades, poda inadecuada, etc.

El árbol Como Modificador del Ambiente Urbano


Las ciudades con sus construcciones constituyen un medio de tipo rocoso muy buen
conductor del calor. Los edificios aumentan la refracción y la absorción de la radiación.
Por esto las ciudades se transforman en acumuladores de calor, su capacidad de generar
calor aumenta con la actividad socio-económica, son "islas de calor" con temperaturas
más elevadas y menor humedad relativa.

Rehidratación de la atmósfera: Tarea realizada por los árboles (y todas las plantas)
mediante la transpiración. Mediante este proceso, las plantas entregan vapor de agua a
la atmósfera a través de aberturas en la epidermis de las hojas (los estomas). A manera
de orientación de su importancia se estima aproximadamente que una hectárea de
Hayas adultas (semejantes a nuestros Raulís del sur argentino) transpira de 3.000 a
5000 m3 de agua por año. Además hay que agregar la evaporación del agua de lluvia
retenida por las copas de los árboles que puede representar un 20 % del volumen
precipitado.

Refrescamiento del aire: Las plantas toman del aire el calor necesario para llevar el
agua del estado líquido al gaseoso y así evaporarlo al aire mediante la transpiración. Por
este mecanismo puede llegarse a disminuir 6ºC la temperatura ambiental en época de
calor en una zona enteramente cubierta por la vegetación. Si la cubierta vegetal es de
un 30% la disminución de la temperatura es del orden de 4º C. Este beneficio es muy
claro en el verano cuando uno se acerca a plazas y parques.

Intercepción de la radiación solar: Los árboles interceptan la radiación solar en


cantidades que dependen en verano, del tipo de copa (ligera, densa, extra densa) y, en
invierno, de la condición de desnudez de la misma. Comparemos dos especies urbanas:
Plátano y Fresno, en función de la cantidad de sol que atraviesa la copa (en porcentaje).
Invierno Verano Plátano 41 % 9,8 % Fresno 70% 16,2 %

Si comparamos los valores de invierno, a pesar que las dos especies se encuadran
dentro del tipo caduco (es decir pierden las hojas en invierno), el Plátano presenta la
particularidad de que las hojas secas permanecen en la copa en el período invernal por
lo que no deja pasar tanto el Sol como el Fresno.

En verano los valores demuestran una copa más densa para el Plátano y más ligera
en el Fresno.

Conclusión: Estas variaciones de temperatura contribuyen notablemente a la


ventilación de la ciudad. Las masas de aire refrescadas por los árboles son más pesadas
y forman una corriente descendente, en cambio en la periferia se crea una aspiración
del aire calentado por los edificios y calle.

La importancia de los árboles es imponderable ya que a escala urbana no existe una


tecnología para disminuir la sequedad ambiental y disminuir la temperatura del aire.
Consecuentemente, las plantas contribuyen a amortiguar las oscilaciones térmicas,
disminuyendo así la aridez del clima urbano.

El árbol como mitigador de la contaminación química


El aire de las ciudades está cargado de contaminantes sólidos, líquidos y gaseosos,
80 % de estas partículas pueden quedar en suspensión y crear una nube de
contaminación. Una consecuencia muy conocida de ello es el "Smog". Las partículas en
suspensión se comportan como núcleos de condensación de la humedad atmosférica y
generan una bruma cuya toxicidad está en función de los elementos que transporte.

El árbol urbano contribuye a disminuir estos contaminantes por dos vías:

 Retención de partículas por el follaje;


 Absorción y transformación de contaminantes.

¿Cómo se produce la retención de partículas?


Una de las consecuencias de la ventilación atmosférica generada por los árboles es
rebatir el aire enfriado sobre la pantalla vegetal que actúa como una especie de filtro
quedando muchas partículas retenidas en el follaje.

La retención de estas partículas se realiza por un efecto aerodinámico y por un efecto


de captación. El efecto aerodinámico está ligado a la rugosidad del follaje que frena el
aire y crea localmente turbulencias a nivel de la copa reteniendo partículas en
suspensión. Por el efecto de captación se fijan las partículas a las hojas (sedimentación
e impacto).
¿Cuántas partículas pueden retener los árboles?
Se ha demostrado que un Acer adulto filtra cada año:

- 60 mg de Cadmio
- 140 mg de Cloro
- 820 mg de Níquel
- 5800 mg de Plomo

En un bosque, en condiciones de fuerte contaminación (1,6 toneladas por hectárea y


por año), el 30 a 40% de las partículas fueron interceptadas por las hojas y ramas.

Aquí tenemos una importante razón para no quemar las hojas secas de los árboles
ya que volvemos a poner en suspensión las partículas contaminantes retenidas.

¿Qué efecto tienen estas partículas sobre la salud?


Estas partículas urbanas tienen un efecto nefasto sobre la salud, particularmente por
las personas alérgicas. Estas partículas están constituidas fundamentalmente por iones
positivos que afectan la respiración. (Son iones devitalizadores, disminuyen las defensas
del organismo y debilitan la actividad de las cilias vibratorias de los alvéolos
pulmonares).

Importante absorción del monóxido de Carbono (CO). Los automóviles son los
responsables del 55 al 95% de la contaminación atmosférica por monóxido de Carbono.
Este contaminante es muy nocivo para la salud ya que se fija fuertemente a la
hemoglobina impidiendo que lo haga el Oxígeno. Como consecuencia los tejidos puede
presentar un déficit de Oxígeno provocando dolores de cabeza, disminución de la
capacidad intelectual y de la agudeza visual.

La depuración fitobiológica del monóxido de Carbono puede ser pasiva (captación y


retención a nivel de follaje) o activa (absorción y posterior acumulación o transporte
intracelular).

Se estima que el 28% del monóxido de Carbono presente en el aire es absorbido por
las plantas.

Absorción de óxidos de Nitrógeno. Estos óxidos se forman en la cámara de


combustión de los vehículos a partir del Nitrógeno gaseoso (que normalmente contiene
el aire que respiramos y no nos resulta tóxico) y el Oxígeno al ser sometido el aire a alta
presión y temperatura. Los óxidos de Nitrógeno también se fijan a la hemoglobina
formando compuestos estables que disminuyen la fijación de Oxígeno.

La depuración del dióxido de Nitrógeno por los árboles ha sido estimada a partir de
ciertas mediciones en una reducción teórica de alrededor del 50%.

Acumulación (sin transformación) del Plomo


El Plomo proviene sobre todo de la combustión de naftas que lo utilizan en un
compuesto como antidetonante. El Plomo es un veneno de efecto acumulativo que puede
producir "Saturnismo".

El Plomo retenido por los árboles se acumula sin transformación donde puede
alcanzar concentraciones elevadas.

Conclusión: El árbol contribuye a disminuir la contaminación química generada por la


actividad humana. En el caso de algunos contaminantes puede absorberlos y
transformarlos como el monóxido de Carbono y el dióxido de Nitrógeno. En otros casos
sólo puede acumularlos sin transformación como el Plomo. Vemos así que el esfuerzo
realizado por los árboles para retener los contaminantes es disminuído o anulado al
quemar sus hojas secas.

El árbol como mitigador de la contaminación sonora


El ruido en la ciudad es generado básicamente por los vehículos. El umbral de dolor
del oído humano es de 110 dB (decibeles); a 130 dB aparecen lesiones irreversibles.

He aquí un listado orientativo de los ruidos de la ciudad:

Origen Intensidad

Discoteca 130 dB

Camiones 70-105 dB

Bocina 85-100 dB

Circulación urbana densa 75-94 dB

Motonetas 70-95 dB

Autos 60-70 dB

Teléfonos y timbres 60 dB

Conversación 50 dB

La agresión constante de sonidos desagradables sin ningún sentido convierte una


situación momentánea en el estado habitual del organismo, fuente de una serie de
desequilibrios que se han dado en llamar la enfermedad del hombre moderno. La vista,
el oído, las percepciones viscerales (dolor de cabeza, náuseas, fatiga excesiva), la
memoria y el sentido común, son gravemente afectados por el ruido. El ruido es nocivo
además por sus efectos sobre la circulación cardiovascular. Las relaciones humanas
pueden ser alteradas por el ruido ambiental reduciendo nuestro sentido del humor,
perdiendo creatividad y cordura.

El árbol con su follaje puede reducir el ruido por absorción, refracción o dispersión.
Una pantalla vegetal de 6 metros de ancho puede reducir un 50% la intensidad sonora
del tráfico de vehículos. Árboles en alineación pueden reducir 5 veces el ruido medido a
la altura de hombre.

Además, los árboles satisfacen ciertas necesidades psicológicas, sociales y culturales


de la población urbana. Desde el punto de vista social juegan un papel muy importante
al aliviar las tensiones y mejorar la salud psíquica de la población; la gente,
sencillamente, se siente mejor cuando vive en zonas arboladas. Un estudio ha
demostrado que los pacientes hospitalizados en habitaciones con vista a árboles se
curaban más rápidamente. @

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