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A.L.G.D.G.A.D.U.

RR. MM. y VV. MM.

EL INICIADO Y SU ENCANTAMIENTO
LABOR DEL MAESTRO

Cuando nuestro respetable maestro me propusiera desarrollar


el tema de este trabajo, me pareció absolutamente
interesante, toda vez que subyace en su título la esencia del
ser de la francmasonería, que implica encontrar y moldear la
materia prima o piedra bruta que ha de ir a encajar en la
formación del templo universal, erigido a la fraternidad y el
saber, que es el fin último que persigue nuestra orden.

Tal y como el nombre de la plancha indica, se pretende


aclarar al menos, un poco los conceptos e ideas que debemos
tener siempre presentes, cuando iniciamos y proyectamos a
un hermano y solo pretende ser una ayuda útil para conseguir
eficiencia, en la labor que cada uno de nosotros realiza para
lograr el objetivo que nos impulsa, a hacer más grande la
cantera que nos permita mejorar la sociedad toda, espero
poder contribuir a vuestra reflexión y a tomar sabias
decisiones que les permitan escoger y acoger a personas
realmente interesadas en encontrar respuestas que no sean
dogmáticas a sus inquietudes, para avanzar en su propio
camino e iluminar su mente y su conciencia y clarificar su
corazón para así mejorar y progresar, con el fin de cumplir
cabalmente con su destino.

Siempre, debemos tener en consideración que la iniciación


masónica, es el renacimiento a una nueva vida plena de
profundas sugerencias filosóficas que impulsan a un estudio
racional del por qué y para que se vive. Por este particular y

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difícil camino de meditación y esfuerzo y con la práctica de las
virtudes que la orden pregonisa, es posible lograr el
perfeccionamiento que nos acerque a la calidad de hombres
libres y superiores.

En la esperanza de que el respeto y la comprensión de


nuestras ideas, desde la sabia doctrina y eternos principios,
nos den la personalidad y reciedumbre necesaria para
impedir, por lo menos entre nosotros, que lo masónico jamás
sea supeditado por la conveniencia subalterna y pasajera o
que el interés utilitario y personalista tenga prioridad sobre el
bien general, nublando la percepción de nuestros puros y
dignificadores ideales.

Como se insinuara, al iniciar queremos el renacer de un


hombre adulto, libre e independiente, culto y consciente, que
empujado por sanas inquietudes busca con honestidad
nuevos caminos para realizarse, que no quiere interesadas
respuestas con verdades dogmáticas, sino que pide luz para
avanzar en el sendero hacia el oriente.

Recordemos entonces, que nosotros, los privilegiados


consideramos que la iniciación masónica es un
acontecimiento muy importante en la vida del hombre. Es un
hecho que marca y deja huellas imborrables en los hermanos
que profanamente pero con absoluta sinceridad y respeto
llegaron a golpear las puertas de nuestro templo.

De la logia depende que el neófito no resulte defraudado en


su incipiente búsqueda. Que un trato posterior no le dé una
impresión falsa de la masonería, es obligación de todo el taller
que todo lo que el candidato y luego, nuevo hermano, capte y
aprecie desde el momento de llegar hasta nosotros, sea

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justamente el mensaje de bien que la orden tiene para
capacitar a los hombre que lograrán una mejor humanidad.

Hay que tener presente, que el recipiendario y luego, nuevo


francmasón esta en el máximo de su sensibilidad. Permanece
tenso y todo lo impresiona, desde que llega al local masónico,
hasta que termina la ceremonia y regresa a su hogar.
Solamente allí puede relajarse y repasar tranquilo los
acontecimientos vividos, en ese momento donde sentirá si
está en el camino correcto y tomara serenamente la decisión
de hacer un cambio en su vida.

Como dijera nuestro Venerable Maestro Jaime Landa Gamez,


las emociones y sentimientos que se producen en la tenida de
iniciación tienen a lo menos dos significados, el primero y el
más común es la producción en cada uno de nosotros, de una
serie de reacciones que en lo inmediato pueden generar
asombro, desconcierto, extrañeza, alegría y varias más;
emociones todas, que cualquiera de nosotros podrá identificar
y que además damos cuenta de ellas en la lectura de nuestras
impresiones de iniciación. Es decir, partimos hablando de las
emociones y los sentimientos, en el sentido de verlos como
una experiencia que en este caso es la experiencia de la
iniciación. Las emociones serán de esta manera el inicio de
un camino reflexivo que en conjunto emoción y reflexión, nos
permitirá desarrollar lo que podemos denominar un discurso
verdadero.

Continua nuestro Venerable Hermano Jaime Landa, que todos


estaremos de acuerdo en que la iniciación es un momento de
corte en nuestras vidas, momento que genera un antes y un
después, hay entonces una serie de emociones que impactan
en lo más profundo de nosotros, pero no hay garantía de que
este proceso de iniciación concluya de una manera

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determinada, muchos recién iniciados no vuelven nunca más,
hay mucha especulación en torno a porque se produce esto,
pero lo que si afirma nuestro Venerable Hermano, es que las
emociones y los sentimientos pueden tocar nuestro sí mismo
y no generar ningún cambio subjetivo y en consecuencia no
permaneceremos en nuestro trabajo de perfección masónica.

No olvidemos que durante la iniciación, nuestro Venerable


Maestro consulta con frecuencia si el candidato acepta
someterse a cada una de las diferentes pruebas, que
constituyen la esencia de la ceremonia y aún más, antes que
preste su juramento de adhesión, se le invita a que responda
con resolución sincera a una pregunta decisiva, ¿persistís en
ser masón?, la respuesta afirmativa que cada uno de nosotros
dio en ese momento, nos permitió recibir el grato nombre de
hermano y nos ató por los lazos de la fraternidad más pura.
Pero esta situación está propuesta y lograda por la ceremonia
y no garantiza que más adelante podamos modificar nuestro
punto de vista y dejemos de considerarnos iniciados.

No podemos perder de vista un hecho que es sin lugar a


dudas, un desafío para todos los maestros, el número de
quienes abandonan los talleres al cabo de un tiempo. Las
estadísticas generales indican que por cada 10 nuevos
hermanos que señalaron durante su iniciación la firme
convicción de persistir en ser masones hubo
aproximadamente 5 que al cabo de un tiempo abandonaron
las columnas con carta de retiro obligatorio o voluntario.

Al comparar las cifras de ingreso y egreso de miembros a


nuestra orden, se concluye que no hay un crecimiento que
sea concordante con el aumento de la población, es cierto que
no debemos privilegiar el número sobre la calidad de quienes
integran nuestras logias, pero también es cierto que la acción

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de la orden es propender a tener influencia en el mundo
profano y esto sólo se obtiene haciendo más grande el
número de iniciados.

¿Cuáles entonces son las causas de que una proporción


significativa de quienes se inician, no perseveren en el trabajo
masónico?. Para la orden la principal causal invocada es
inasistencia o falta de pago.

Es evidente que los hermanos no se van por falta de


asistencia o falta de pago, aunque esta sea la razón oficial, a
mi juicio los hermanos dejan de asistir porque su motivación
decae y como consecuencia, si no estoy asistiendo y además
debo pagar contribuciones, dejo de pagarlas y después ya el
proceso se hace irreversible, debemos encontrar entonces la
razón de porque no asisten o no pagan sus contribuciones,
entonces si existe falta de compromiso, debemos
preguntarnos ¿por qué ellos no lograron impregnarse de ese
espíritu de adhesión provocado por la ceremonia de iniciación,
que nos ha hecho a nosotros perseverar hasta aquí? Por lo
anterior, es necesario meditar sobre este problema, una
primera causa podría ser el que no se buscan identifican y
seleccionan en el entorno a quienes tienen realmente
condiciones, para asumir la tarea de su propio
perfeccionamiento, único camino para llegar a ser un masón
perseverante, si no detectamos la adecuadas cualidades
previas, los candidatos no podrán fructificar y evolucionar
adecuadamente. No se trata, por supuesto, que sólo deban
iniciarse quienes tengan plenas condiciones, pero, deben
tener el potencial de desarrollo que les permita una vez
iniciados ir avanzando paulatinamente en el camino gradual y
sistemático que ofrece nuestra orden.

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Recordemos sobre todo, que la base del conjunto de nuestros
principios y valores, es encontrar en la orden un espectro
amplio de posibilidades, un abanico que nos enriquece al
permitir el encuentro de ideas, creencias, preferencias y
motivaciones que no son iguales y que por eso mismo se
complementan. Sin embargo es evidente que la selección
debe ser cuidadosa y objetiva, y que conlleva una
responsabilidad personal, puesto que al primero que le duele
como un fracaso personal el retiro de un hermano es a quien
lo presentó, por ello los patrocinantes deben asumir como una
seria responsabilidad, entregar su colaboración para que el
nuevo hermano se incorpore adecuadamente al quehacer de
la logia, lo que por cierto va mucho más allá de pronunciar un
cordial saludo de bienvenida la noche de su iniciación, ya sea
en la tenida o en el ágape. El deber esta en acompañarlos,
entregarles consejos, experiencias y guías para sus trabajos,
apoyarlos en sus aciertos y contribuir a que superen sus
debilidades y errores, facilitarles el contacto fraternal con los
demás hermanos y por supuesto, muchas formas más, en que
sin interferir con la labor del vigilante, puede el patrocinante
ejercer la docencia a la que está obligado todo maestro
masón.

Del mismo modo, los maestros informantes pueden hacer


hincapié en los aspectos relevantes que hayan advertido al
preparar su informe y que sean conocidos y discutidos con el
vigilante, asumiendo un rol proactivo, para potenciar lo
positivo, de cada iniciado.

Aún así, subsisten causas por las cuales hay quienes después
de iniciarse no adquieren un compromiso, que los haga
perseverar como masones.
Puede ser que los factores que los motivaron para ingresar y
que les parecieron importantes, una vez iniciados los

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decepciona, como puede ser el poco contacto entre los
grados, la poca fraternidad o alguna información que traían
del mundo profano, que les hacía suponer que encontrarían
en la institución un grato ambiente de hermandad y que
puede haberse corroborado por lo vivido en la recepción y en
las tenidas siguientes y también en las verbalizaciones
relacionadas con la fraternidad y que sin embargo, al poco
andar comprobaron que existe un número significativo de
maestros que no establecen un real contacto con los
aprendices, desconociendo sus nombres, profesiones,
situación familiar, intereses, todo esto reflejado en el hecho
de que en los ágapes siempre se sientan separados de
aprendices y compañeros, lo que les priva de la posibilidad de
aprender de ellos.

Una forma de enfrentar esta situación puede ser el buscar una


mayor cercanía en los ágapes y también una mayor
asistencia, pero quizás es aún más importante, que los
maestros consideren la posibilidad de dar un real apoyo a los
vigilantes, mediante la concurrencia a cámaras, esto último
por supuesto, debe hacerse informándose previamente muy
bien del enfoque docente que el vigilante está dando, para
evitar que sus intervenciones sean perturbadoras de los
procesos en curso.

Otro aspecto relevante es que los aprendices tienen un


marcado interés por los rituales, que dan sobre todo a nuestra
logia, un valor emotivo que resulta muy motivador y que sin
duda les facilita progresar en la comprensión del simbolismo.
Debemos entonces cuidar una actitud de respeto hacia el
ritual, que no exista la idea de que hay maestros que
parecieran no interesarse conversando durante la apertura o
clausura de las tenidas o no siendo rigurosos en el uso de
paramentos y vestimentas, o ejecutando de manera

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inadecuada los signos o la posición al orden. Es claro, de lo
anterior, que un maestro realiza docencia, no solamente
cuando es vigilante y dirige una cámara, sino de manera
permanente y en especial cuando participa en una tenida,
durante la cual debe ser un ejemplo de las conductas que
esperamos adquieran los nuevos hermanos.

Un aspecto interesante es que todos buscamos la posibilidad


de lograr un mayor desarrollo personal, mediante los temas
que se tratan en las reuniones logiales, sin embargo, la
existencia de planchas muy extensas y aburridas, de
comentarios latos, provocan el efecto contrario.

El esquema de un relator leyendo un largo texto, resulta


especialmente inadecuado para los aprendices más jóvenes,
porque ellos han tenido oportunidad de vivir experiencias
docentes más eficaces.

Todo lo anterior, implica que el encantamiento necesario se


trata de un desafío para todos nosotros y que ciertas
modificaciones son necesarias en las modalidades de acción a
que nos estamos acostumbrando, así el mejor éxito para
nuestra logia, es buscar la forma de unir sin egoísmo nuestros
propios esfuerzos y aceptar que para un real trabajo en
equipo, las excelencias particulares no sirven, sino se logra el
éxito del conjunto, en suma, aquí se da también la posibilidad
real de hacer de la fraternidad una práctica concreta. Para
ello es necesario reflexionar en algunas de las grandes
definiciones que se han dado en torno a la masonería, porque
en la medida en que la definimos, estamos avanzando en
forma correcta hacia obtener los resultados que se pretenden.

Una de esas definiciones nos dice que la masonería es una


escuela, otra nos señala que es un particular sistema de

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moral, velado por alegorías e ilustrado por símbolos. Dentro
de las convenciones que expresan los textos masónicos y de
ellas la opinión de Lorenzo Frau, de la enciclopedia masónica
me parece relevante cuando señala los objetivos de la
francmasonería “Procura inculcar en sus adeptos el amor a la
verdad, el estudio de la moral, de las ciencias, de las artes,
desarrollar en el corazón humano los sentimientos de
abnegación y caridad, la tolerancia religiosa y los deberes de
familia; tiende a extinguir los odios de raza, los antagonismos
de nacionalidad, de opinión, de creencias y de intereses,
uniendo a todos los hombres por los lazos de la solidaridad y
confundiéndolos en un tierno afecto mutuamente
correspondido. Procura, en fin, mejorar la condición social del
hombre por todos los medios lícitos y especialmente por la
instrucción, el trabajo y la benevolencia”

Más adelante, al abordar el concepto de masonería, Frau se


extiende en los siguientes términos, “La masonería es un
sistema de moral dentro del que caben los principios y
creencias de todos los hombres amantes de la humanidad y
del progreso y dotados de rectitud de criterio y buena
voluntad, se consagra a la edificación moral de las
sociedades, por medio del trabajo y el ejercicio de todas las
virtudes”

De estas definiciones, surge de manera evidente, que la


maestría tiene la responsabilidad de cautivar a los aprendices,
¿Cómo?, con el traspaso de todos estos conocimientos y debe
ser ahora, en este grado. Y si lo conseguimos, ciertamente,
no se me ocurre que nadie pueda irse desencantado, sobre
todo cuando se le está invitando a participar de un proyecto
de vida, con el calibre de nuestras convicciones, de tal forma
que estamos llamados a construir seres humanos éticamente
mejores en el plano de la vida masónica.

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S.F.U.

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