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ALUMNO: Hiselda Cruz Vazquez

GRUPO: Lic. En Teología en Línea

MATERIA: Pensamiento Crítico y Redacción de Textos Teológicos

DOCENTE: Mtra. Miriam Pérez Hernández

ACTIVIDAD: “Trabajo sencillo de Redacción acerca de “Los Dones del Espíritu Santo”

HERMOSILLO, SONORA, A 30 DE AGOSTO DE 2019.


TRABAJO SENCILLO DE REDACCIÓN ACERCA DE LOS DONES DEL
ESPÍRITU SANTO
¿Por qué no somos una iglesia con la manifestación de los dones del
Espíritu Santo?

Y hay diversidad de dones, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de


ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero
Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo (1 Corintios 12: 4-6 Reina
Valera 1960). Actualmente nuestras Iglesias locales son congregaciones que
alaban a Dios, que son temerosas de Dios y que de forma sincera y honesta
forman parte de nuestra denominación, y en la medida que pueden se suman a la
obra evangelística. Sin embargo, están acostumbrados a ver al pastor como el
“todólogo” el que toca la guitarra en la alabanza, el que predica dentro y fuera de
la Iglesia, el que visita al necesitado, el que ora por los enfermos etc. A tal punto
que si el pastor no está, se suspenden las actividades. Todos estos detalles
denotan que la iglesia necesita ser reeducada, específicamente respecto al tema
del Espíritu Santo y los dones espirituales los cuales sin duda alguna hay entre
nuestras congregaciones, pero que están ocultas al no desarrollarlos. Esto es fruto
de nuestra herencia cultural enraizada en la religión católica, donde los feligreses
llegaban a las iglesias o capillas y de forma pasiva solo observaban los
sacramentos oficiados por el Sacerdote, así mismo los creyentes que vienen a los
pies de Cristo y que forman parte de nuestras congregaciones depositan toda la
responsabilidad ministerial al pastor, cuando en realidad la Biblia nos dice que
cada creyente desde el momento que acepta a Cristo, recibe el llamado
corporativo de anunciar las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a Su
luz admirable (1 Pedro 2:9-10 Reina Valera).
Ciertamente hay una responsabilidad en cada cristiano, al formar parte del cuerpo
de Cristo, pues en un cuerpo cada miembro cumple una función y todos son
importantes. No obstante, como dijera el apóstol Pablo, debemos recordarle a
nuestras amadas iglesias “No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones
espirituales” (1 Corintios 12:1 Reina Valera 1960), porque pareciera que la
carencia de manifestación de los dones, es consecuencia de ignorar cuáles son y
para qué son dados por el Espíritu Santo a la Iglesia de Cristo. Es por eso que de
acuerdo a John W. Stott, es necesario que la iglesia comprenda que: “La
distribución de dones no está en nuestra voluntad sino en la voluntad soberana del
mismo Espíritu Santo. Así es que los charismata (dones de gracia) se origina en la
benigna voluntad de Dios, y son otorgados por él a través del Espíritu Santo”
(1984, 102). Como predicadores o líderes de una Iglesia, incluso como miembros
de nuestra denominación, necesitamos enseñar y capacitar a la membresía de
nuestras congregaciones, con la pertinente exposición de la palabra,
específicamente respecto a los dones del Espíritu Santo provistos a la Iglesia,
creando una estrategia que provea el conocimiento necesario a fin de entender
que todos en un sentido general hemos sido llamados al servicio de Dios, por lo
cual, implica una búsqueda intencional de la presencia de Dios, de someternos en
obediencia a él, a fin de que en su soberanía pueda derramarlos sobre nosotros,
para servirle de una manera más eficaz, por lo tanto podemos entender :

“Que los dones son muchas y variadas capacidades para el


servicio; que al menos uno es dado a cada cristiano sin excepción; que son
distribuidos por la voluntad benigna y soberana de Dios, Padre, Hijo y
Espíritu Santo; y que tienen como propósito el bien común, edificando al
cuerpo de Cristo, la iglesia, hacia la madurez. Empleemos, pues, nuestros
dones unos para con otros, "como buenos administradores de la
multiforme gracia de Dios... para que en todo sea Dios glorificado por
Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los
siglos. Amén" (l Pedro 4: 10,11). (W. Stott, John R. 1984, 111,112)

Concluyamos pues; una congregación que está plenamente llena del Espíritu
Santo, es una iglesia con cualidades de adoración, con pasión de aprendizaje y
evangelización, una Iglesia que está en unidad y sale al campo donde los dones
se manifestarán ya que según Edwin H. Palmer “El Espíritu dio estos dones para
provecho y beneficio de la iglesia como un todo, y no solo para que el individuo lo
utilice y disfrute del mismo” (1995, 202). Puesto que los dones han sido dados
para dar testimonio de que el evangelio de Jesucristo es la verdad de Dios para
todos los hombres. Dando como resultado, una iglesia viva, vivificante, que
transmita vida, que contagie, que comparte el evangelio con poder, manifestando
así los dones del Espíritu no solo el pastor sino toda la Iglesia.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

1.- Palmer, Edwin (1995). El Espíritu Santo. Barcelona: Editorial El Estandarte de


la Verdad.

2.- W. Stott, John R. (1984). Sed Llenos del Espíritu Santo. Miami, Florida:
Editorial Caribe.

3.- Reina Valera (1960) Santa Biblia; Antiguo y Nuevo Testamento.

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