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“A las doce del mediodía ya habían terminado de matar a todos los hombres, mi
esposo, Domingo Claros, fue el primero en morir. Iba en uno de los primeros
grupos, pero comenzó a forcejear y le dispararon. Como estaba vivo, un soldado
se acercó y lo degolló (…). Y las mujeres no corrieron mejor suerte”. Son palabras
de Rufina Amaya, la única mujer que sobrevivió a la masacre de El Mozote, un
poblado campesino del oriente de El Salvador. “Un día antes de la llegada de los
militares, Marcos Díaz, el dueño de la única tienda del lugar y el hombre más rico
de El Mozote, había convocado a la mayoría de los pobladores del caserío para
comunicarles que habían tenido un encuentro con un oficial de ejército”, contó la
campesina.
“Según Díaz, el oficial le confió que lanzarían un gran operativo militar para
despejas de guerrilleros la zona norte de Morazán y que, además, le había
prometido que los habitantes de El Mozote no tenían nada que temer mientras se
encontraran en sus casas” .Sin embargo, la madrugada del 11 de diciembre los
sacaron de sus viviendas, separaron a mujeres y niños de hombres y ancianos, y
los encerraron, al primer grupo en una casa y al segundo en la iglesia, relató
Amaya. Allí los interrogaron sobre las actividades de la guerrilla. Mientras eso
sucedía, según la testigo y superviviente, en la plaza aterrizó un helicóptero y de él
bajaron los “colaboradores de (el teniente coronel Domingo) Monterrosa”,
comandante del Batallón de Infantería de Reacción Especial Atlacatl, el cuerpo
militar al que se le atribuye la masacre, y quien moriría en un accidente de
helicóptero en 1984.
Amaya relató que primero fueron torturados y ejecutados los hombres, luego las
mujeres y finalmente los niños, estos últimos en el mismo lugar en el que habían
sido encerrados. “A las cinco de la tarde me sacaron a mí junto a un grupo de 22
Amaya permaneció escondida ocho días en una cueva cercana, hasta que fue
hallada por una tropa de la guerrilla y fue transportada a un campo de refugiados.
A los pocos días, el 24 de diciembre, contó lo ocurrido en El Mozote a la emisora
clandestina Radio Venceremos, la voz oficial del Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional (FMLN), entonces guerrilla. Pero la junta de gobierno de El
Salvador y la embajada de Estados Unidos consideraron que el relato era
“propaganda izquierdista” y de “fuentes no confiables”. El tema alcanzó a la
opinión pública internacional el 27 de enero de 1982, cuando los diarios
estadounidenses The New York Times y The Washington Post publicaron sendos
reportajes sobre El Mozote.
2. Consecuencias legales
² Carlos Ayala Ramírez, memoria de las víctimas y desagravio, ECA (Estudios Centroamericanos), Volumen
67, Número 278.