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Demanda
r. coNslrMo
Consumir es un acto que realizamos todos los días. por eso, muchas
veces ni siquiera nos damos cuenta. Consumimos casi como respiramos.
Ya forma parte de nuestra actividad "natural".
En el transcurso de esta actividad elegimos y decidimos. pema-.
nentemente elegimos entre una amplia cantidad de productos. Muchos
22 Markeüng Estratégico / Alberbo L. Wilensky
"opulencia" y pipa igual "sabidulía". Esto es, la relación del sujeto con
el cigarrillo es rápida, expeditiva y nerviosa en tanto la relación con el
cigano y la pipa es más consistente, duradera y calma. En consecuencia
el fumador de los primeros es "activo" y "nervioso" y el de los segundos
es "calmot'y "Beguro" según las imágenes que genera en los "otrog".
(Dogana,83-85).
Del mismo modo que con el tabaco surgen imágenes que establecen
equiualencias si.rnbílicas entre diferentes productos como "alcohol :
vida", "leche: amort', "pan dulcg: unidad familiar", "auto deportivo
: potencia" o "casa: seguridadt', entre otras.
En general cuando decimos que una marca tiene "personalidad"
estamos señalando que a esos productos se les ha otorgado carac-
t4rísticas y cualidades humanae. Cada objeto incluso solamente con su
forma y stt color no puede dejar de despertar determinadas imágenes.
Las fomas transmiten "eleganciat', "fuerza", "tradición", "moderni-
dad". Los colores tránsmiten "ansiedad", "depresión", "suavidad",
"tranquilidad".
Permanentemente elegimos por imágenes respecto de aquello que
creetnos lo "mejor" según los casos: en detergentes los de más
"espuma", en herrariientas lae más "resistentes"; en jabones los de
mayor "peso". Nos es difrcil conceptualizar que la resistencia del
"aluminio" sea similar a la del "acero", el buen "sabor" de un café
incoloro, o una cultura civilizada que no "use zapatos" (más allá de
cualquier realidad empírica que nos presenten).
Las pieles tienen para las personas una significación especial, pero
además dentro de éstas cada una tiene una específica imagen como, por
ejemplo, que el "mutón" es una piel para dactilógrafas, véndedoras o
.estudiantes universitarias, el "castor" para dueñas de casa suburba-
nas; el "cordero persa" para solteronas y el "visón" para coristas y
estrellas de cine" (Dichter, 100-105)'
Es importante resaltar respecto del tema de la lrnagen d'e los
Produrtos que no es ésta una cuestión del marketing, ni del capitalismo,
ni del consumerismo, ni de Ia desaforada voracidad empresaria por
vender. Es algo que excede absolutamente esta visión simplista.
Independientemente de los publicistas, Ios distribuidores, los produc-
tos, y las marcas, los productos nos "hablan" contandonos cómo son.
Probablemente porque nosotros también les hablamos diciendoles
cono nos panece qup son, y más aún, como qtarenurs quc seen.
Es por esto que podemos hablar junto coñ Dichter del "alna de las
cosast'. De los objetos tal cual se nos presentan "naturalmente" y aún
Demanda 29
mucho antes que alguien los promocione, Ios venda o les ponga una
marca. Los objetos, además o incluso más que por sus aspectos
utilitarios o funcionales sirven como símbolos de nosotros mismos a
través de una indisociable relación sujeto-objeto.
Los objetos fisicos y externos como son los productos se nos
presentan junto a su fin "práctico" específico: el jabón para lavar, el
cigarrillo para fumar, el auto para trasladar, como fundamentales
"pantallas" en las que como sus consumidores, nos reflejamos y nos
vemos.
Se aprecia esto claramente como señala Pichón Riviere en cual-
quier espectáculo cinematográfico en donde el Vínculo Sujeto-Objeto
hace que algunos espectadores lloren, otros bostecen y otros queden
paralizados. Todos sabemos que el cine es unarepresentanión en la que
los actores desempeñan un rol. Somos conscientes de la distancia que
separa el personaje de la persona real del actor. Sin embargo, en un
momento los confundimos, fusionamos e igualamos la persona real del
actor con la del personaje que interpreta. Este supuesto "error" de la
racionalidad es el que nos permite idcntificamos con los buenos y los
malos de la película.
Precisamente, esta identificación espectador-pantalla, este vfnculo
tan especial entre un ser humano y una tela con imágenes de colores que
provoca miedo, risas y llantos es lo que le otorga interés al espectáculo.
Pero además lo fundamental, lo que no "vemos", es queesas emociones
se produjeron porque en realidad el espectáculo estaba en nosotros
mismos. Como espectadores trasladamos a los personajes dentro
nupstro, establecemos un determinado uínculo con ese objeto-pantallay le
damos "uid,a" a la peMcula. (Pichón-Rivierc,73-75)
3. DESEO
4. ESPEJO
ESPEJO
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quien cree descubrir que "las cucarachas escuchan con las patas"
porque cuando se provoca un n¡ido saltan y si les cortan las patas no
saltan más por mayor que sea el ruido.
Por eso cuando el modelo de la publicidad de Camel vence todos los
peligros mientras fuma, se inicia un proceso por el cual un sujeto
espectador en "ca¡encia" se i.dentif,rcd con quien parece tenerlo üodo.
En esa identificación no estará solo el cigarrillo. Además está el reld, la
ropa, el modo de caminar, es decir, un conjunto de cosas que le están
relacionadas a ese Sujeto Completo. Si el modelo además de fumar,
vistiera un "sombrero violeta alunates" laventa de estos sombreros se
incrementarfa aún cuando ninguna empresa sombrerera estuviera
detrás de ese efecto. Muchos de nosotros aún recordamos el impacto en
las veterinarias del comercial de Llave dirigido al consumo de Ginebra
utilizando "ardiüitas".
Continuando con nuestro personaje de Camel, si en lugar de
transcurrir la escena en un ignoto lugar ocurriera en una esquina de
barrio sus resultados serían similares. Lo que la publicidad hace es llevar
esa escena a miles de hogares. Por un instante el fumador de Camel será
el héroe victorioso en la riesgosa lucha contra la naturaleza. Por un
instante, el fumador de Marlboro vencerá en las más dificiles y
peligrosas competencias. Pocos de estos consumidores, dispuestos en
lo imaginario a enf¡entarlo todo, podrán, entonces, aceptar el mensaje
de LALCEC que implícitamente les sugiere "tenermiedo" y "cuidarse".
Por otra parte, quienes usan Adidas o Topper no pueden sino
l'sentirse" ntrís deportistas que quienes usan Flecha aún cuando jamás
pisen una cancha de tenis. Esa sensación, si bien fugazmente, los
completa. Quienes usan ropa formal y se niegan a "disfrazarse" re-
ciben, g¡acias a sus rrocasines lustrados, esa misma plenitud.
Por un instante,a través del consumo nos elconhar-emos con la
imagen nuestra que queremos ver en el espejo, mediante el espejo
simbólico de los productos. Más aún, nos encontraremos con la imagen
nuestra que consciente o inconscientemente queremos que o¿ros vean.
Consecuentemente, ese deseo es el deseo de otros. Otros que no son sólo
nuestro grupo social de pertenencia o referencia. Son también otros
internns, frguras profundas que a vcoes nos "mandan" que elijamos lo
mils nutritiuo y a veces nos "invitan" a elegir lo más sabroso.
En resumen, el proceso de consumo es una reproducción en el
orden económico de un conflicto esencial del ser humano: el conflicto
entre lo que Es y 1o que Desea S¿r. Tenemos imágenes de cómo que-
renos ser que en realidad provienen de cómo pensamos que oüros quie-
ren que seamos.
Demanda 37
6. SATISFACCION
INSATISFACCION SATISFACCION
..Paxaelsalvaje,observaLéü.Brutü,laspropiedadesmateria}
visibles de un obiáto son secund.arias
frente a sus cualidades invisi
de \a socieüa
; Ñ.*. De \a misma manera' paxa e\ hombre
consumo\ascaracteústicastécnicasyplilcticas-üe\osbient
ftente a\ '\a\or agrel
consumo son a menudo sec\Illdañes
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constituído p"r'.itoüdas peftenecientes
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s. r J"li.lo-pta un ! ab'ón de tocador por sus cua
De!¡snü 39
ST'JETO PROBLEMA
PRODUCTO
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AYUDANTE HEROE.SUJETO (- oeoruerure
6. DINAMICA
RESPUESTA
t1
PRODUCTO
CARENCIA DESILUSION
7. CONCLUSION