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PARA LA MEJOR MAMA Y TIA DEL MUNDO…

No sé muy bien por dónde empezar porque son muchas las cosas que quiero decir y dan
vueltas en mi cabeza de manera desperdigada, sin orden ni concierto, un poco como
somos los niños: inconstantes, enérgicos, cambiantes, que tanto estamos riendo como
llorando y tanto os queremos con locura como os decimos que yo no os queremos nada
de nada. El caso es que me he sentado aquí, mamá, con mi mala letra y un papel algo
arrugado para decirte lo mucho que te quiero y agradecerte cómo eres.

Ya, lo sé. Ahora mismo te estarás diciendo que no eres nadie en especial, sino
simplemente una mamá que trata de hacerlo lo mejor posible y que se equivoca más de
lo que desearía. Sé que lo sientes así, pero puedes estar tranquila: eso mismo es lo que
piensan todas las madres, porque sois tan responsables, dais tanto por nosotros, vuestros
hijos, que siempre pensáis que podríais dar un poco más, o que podríais hacerlo mejor.

Así que no cambies, sigue tratándome así, de ese modo que le explicas siempre a papá:
“le cuido de esta manera porque es como a mí me habría gustado que mis padres me
trataran, y además, es que lo siento así, sale de dentro”, así, como te sale de dentro, y
sigue acompañándome en este camino tan complicado que me ha tocado vivir, porque
la vida puede ser muy dura y triste por todo, o muy dura y feliz, a pesar de todo, según
lo que me lleve en la mochila el día que me despida de vosotros. De momento, cuando
la abro, veo dedicación y cariño, así que como yo no te reprocho nada, no lo hagas tú
tampoco. Y si en algo crees que puedes mejorar, adelante. Todo lo que crezcas como
persona será todo lo que yo me lleve conmigo.

Atentamente

Sebas, Cristian y María José.

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