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HISTORIA CLÍNICA: Pcte. M.M.G.

, 21 años (HNSEB)

Alumno: VALVERDE LÁZARO, ANDREE NICOLÁS

COMENTARIO:

Como diagnóstico ginecológico principal sospechamos de una vulvovaginitis, la cual constituye


un motivo de consulta ginecológico frecuente. Sabemos que su causa tiene diversa etiología,
siendo la principal la infecciosa asociada a transmisión por vía sexual. Independientemente de
la causa, la clínica suele ser similar y característica: LEUCORREA asociada a otros síntomas como
prurito y dispareunia, entre otros.

Si bien debemos diferenciar las características de la leucorrea, tales como la cantidad, color u
olor; el manejo será básicamente sindrómico (como síndrome de flujo vaginal), de manera que
se aborden los principales agentes que puedan causar el cuadro, especialmente en pacientes
como la presentada que se encuentran cruzando un embarazo. En este tipo de infecciones suele
sospecharse principalmente de Chlamidia trachomatis, Neisseria gonorrhoeae y Candida
albicans; y su tratamiento efectivo asegurarán un resultado reproductivo exitoso. Es por ello que
la antibioticoterapia a usar debe cubrir todos los agentes usuales asociados a vulvovaginitis, y
será aplicada incluso de manera empírica antes de tratar de aislar al germen causal. Esto debido
a que la clínica entre los diversos agentes de vulvovaginitis puede solaparse, pues todos cursan
con leucorrea, y las características pueden varias de acuerdo a factores desde el mismo agente
causal hasta según el periodo del ciclo menstrual en el que se encuentre la paciente, la edad, si
hay embarazo (caso específico de nuestra paciente) o el consumo de ACO.

Tanto las infecciones vaginales como vaginitis y vaginosis bacteriana, como las cervicitis, son
entidades relativamente sencillas de distinguir por sus características clínicas (en las que
basamos el tratamiento empírico) y microscópicas. El diagnóstico etiológico, si bien podría
apoyarse en las diferentes características clínicas, termina siendo definitivo mediante pruebas
laboratoriales, tales como determinación del pH vaginal, microscopía, Papanicolaou y cultivo de
secreción cérvico-vaginal. En estos casos, el flujo vaginal puede tener diferentes apariencias:
puede estar ausente, o muy discreto, o muy fluido, blanco, con presencia de placas en la pared
vaginal, grisácea o amarillo-verdoso. En este caso en específico, clínicamente podemos
sospechar de una infección por cándida, esto debido a características como el prurito o rash
geográfico vulvar, el disconfort, la irritación y la leucorrea blanquecina.

En cuanto al tratamiento, si bien sospechamos de una candidiasis, en cuyo caso la primera


elección son los azoles tópicos (aunque también se puede administrar vía oral), nos basaremos
en un tratamiento sindrómico, cuya recomendación de manejo según las “Guías Nacionales de
Manejo Integral de la Salud Sexual y Reproductiva” en el caso de embarazadas estará basado en
el uso de ceftriaxona, azitromicina y metronidazol vía oral en dosis única más la colocación vía
vaginal de clotrimazol; tratamiento antibiótico que coincide con el indicado en la Rp hospitalaria
de la paciente.

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