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INTERCAMBIO DE GASES
Desde la parte derecha del corazón (ventrículo derecho) llevan las arterias
pulmonares que irán dividiéndose en arteriolas pulmonares.
Al final formarán capilares que contactan con los alveolos. A este nivel se
producirá la salida del CO2 al alveolo y la entrada de O2 a los capilares por
difusión.
A veces puede haber poros entre los alveolos para que llegue el aire por vías
colaterales si hay un colapso.
-Al inicio PAO2 > PvO2 y PACO2 < PvCO2. Esto determina el paso de O2 del
alveolo a la sangre y el paso de CO2 de la sangre al alveolo.
Nota:
Bibliografía:
Membrana alveolo-capilar
La MAC puede sufrir serias alteraciones que dan lugar a síndromes muy
específicos, de ahí la importancia de su estudio. Para su mejor comprensión se
suele dividir en 4 compartimentos: alveolar, intersticial, linfático-pulmonar y
vascular.
Compartimiento alveolar
Las paredes alveolares están compuestas por una capa continua de células
epiteliales alveolares (células únicas del parénquima pulmonar), de las cuales
entre 75 y 90 % son del tipo I, las que, por sus características, desempeñan un
gran papel en el mantenimiento de la barrera aire-sangre; son muy delgadas
(menos de 1 mm de grosor) y recubren grandes áreas útiles para un
intercambio potencial de gases; las uniones citoplasmáticas son muy sólidas y
en condiciones normales son impermeables al agua.
Las células alveolares tipo II o pneumocitos granulares del epitelio alveolar, son
células cuboidales situadas primariamente en las uniones de los tabiques
alveolares. Constituyen aproximadamente 15 % de la población celular
parenquimatosa de la pared alveolar. Tienen una considerable actividad
metabólica y poseen los componentes enzimáticos necesarios para sintetizar el
surfactante, ocupando entre 40 y 50 % de su actividad en producirlo,
almacenarlo y secretarlo. Se atribuye a sus inclusiones citoplasmáticas
lamelares y a los microsomas citoplasmáticos la producción directa del
surfactante. Son los progenitores del pneumocito tipo I y al tener, además, la
capacidad de proliferar, son responsables de la repoblación de la pared
alveolar después de una agresión pulmonar.
Compartimiento linfático-pulmonar
El pulmón tiene una red profusa de linfáticos, los cuales se hallan en el tejido
conectivo perivascular y posiblemente dentro de las porciones no
vascularizadas de las paredes alveolares; en el espacio ancho están sus
inicios, en forma de sacos terminales, los cuales se transforman poco después
en linfáticos verdaderos que contienen válvulas unidireccionales. Los canales
linfáticos contienen musculatura lisa en sus paredes; los mayores tienen
actividad peristáltica regulada por el sistema nervioso autónomo (SNA). El
líquido extravasado desde el capilar pulmonar hacia el espacio estrecho, y
luego al espacio ancho, en respuesta al gradiente de presiones que lo ha
obligado a ello, drena en los linfáticos pulmonares distales, con capacidad de
hasta 20 mL/h y en casos extremos hasta 200 mL/h. El movimiento de esta
corriente líquida depende de varios factores:
Compartimiento vascular
Este espacio incluye todos los vasos que participan en el intercambio líquido
con el espacio intersticial del pulmón; comprende no sólo los capilares
pulmonares, sino también los pequeños capilares de la circulación bronquial. El
lecho vascular pulmonar está formado, a su vez, por las arterias, las venas y
los capilares, que constituyen la circulación pulmonar funcional o vasa pública.
Es bueno recordar que la arteria pulmonar, con un diámetro aproximado al de
la mitad de la aorta, tiene una disposición manos ordenada de sus fibras
elásticas, en las que se insertan las fibras musculares, lo cual le permite
incrementar la distensibilidad de la estructura y cambios de volumen,
facilitandole actuar, en momentos determinados, como reservorios.
Por último, cabe señalar que la permeabilidad del epitelio puede favorecer
también que grandes moléculas inhaladas penetren en el tejido bronquial, no
obstante que la histamina provoque el cierre de los orificios venulares en pocos
minutos y que exista una presencia continua de mediadores. Numerosas
drogas, entre estas los esteroides, por vía oral o parenteral, el cromoglicato de
sodio y las xantinas han demostrado que reducen la fuga de plasma a través
de las barreras que oponen el endotelio y el epitelio de las vías aéreas en
pacientes asmáticos y riníticos.
Bibliografía: