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Ingeborg Mahla
Una de las formas más efectivas y económicas de obtener una mejora continua en el uso
eficiente de la energía es la gestión. En este ámbito, existen diversas normas nacionales y
regionales, pero se espera que la nueva norma ISO 50001 sobre gestión de energía,
actualmente en estudio, sea implementada masivamente en organizaciones de todo el
mundo, estimándose que influirá en hasta un 60% del uso de energía del orbe.
En octubre de 2010, se realizó en Beijing la cuarta reunión del comité técnico ISO/PC 242,
a cargo del desarrollo de dicho estándar. Contando con la participación de importantes
economías, como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Suecia, Dinamarca,
Japón, India, Canadá y Brasil, este comité está conformado por representantes de 43
países en calidad de participantes, con derecho a voto, y 13 países en calidad de
observadores.
Chile, país participante con derecho a voto, contó con una delegación constituida por
representantes del Gobierno, de la Empresa Privada y de la Academia, que son
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integrantes del comité técnico nacional -denominado Comité Espejo Nacional-, coordinado
por el Instituto Nacional de Normalización (INN). Como en oportunidades anteriores, el rol
de la delegación fue participar en la discusión, defendiendo las observaciones
previamente aprobadas por el Comité Espejo Nacional.
Para ello, la norma especifica los requisitos que debe cumplir un sistema de gestión de
energía (o Energy Management System, EnMS), de modo que una organización pueda
desarrollar una política de energía, en base a objetivos, metas y planes de acción,
considerando los requisitos legales y la información relacionada con el uso y el consumo
significativo de la energía. La filosofía de mejora continua, común a otras normas de
gestión ISO, se basa en un ciclo de "planificar-implementar-verificar-actuar".
Su implementación es compatible con la de otras normas ISO, tales como ISO 9001
(gestión de calidad) y ISO 14001 (gestión ambiental), y se procuró que fuese muy flexible,
de modo que pueda aplicarse tanto a sistemas de gestión de energía en organizaciones
de gran envergadura como en organizaciones de mediano o pequeño tamaño. Se
consideró también que los costos de implementación sean razonables, dependiendo del
sistema de gestión de energía que la propia organización defina.
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energía que sean pertinentes, como energías renovables u otras fuentes alternativas de
energía. El interés de este punto es que algunos países han implementado incentivos
fiscales para la eficiencia energética, beneficiándose la inclusión de energías renovables
en el plan de mejoras del rendimiento energético.
Por ejemplo, Barack Obama, Presidente de Estados Unidos, anunció en 2009 la inversión
de 15.000 millones de dólares al año en ese país, destinados a desarrollar tecnologías
tales como energía eólica, energía solar, biocombustibles avanzados y vehículos de
consumo eficiente. Asimismo, se destinaron 4.500 millones de dólares para el
reacondicionamiento de los edificios federales, combinando técnicas de alta eficiencia con
la producción de energías renovables. Estas medidas impulsan la renovación de la
economía estadounidense y se vinculan a tópicos que se incluirán en la agenda del
Presidente Obama en su visita a Chile.
En nuestro país, la adopción de la norma ISO 50001 constituye uno de los ejes de la
política energética y de la recientemente creada Agencia Chilena de Eficiencia Energética.
Permitirá integrar la normativa de etiquetado de eficiencia energética de productos, con un
conjunto de medidas más amplio y permanente, fundamentado en la definición de
políticas, la planificación, la implementación, la operación, el monitoreo, la evaluación y la
actualización en relación a los procesos y sistemas de los diferentes tipos de
organizaciones.
Se generan así, positivas expectativas con respecto a la aplicación de la futura norma ISO
50001 en Chile, que permitirá profundizar y extender las acciones previamente
desarrolladas en el ámbito de la eficiencia energética.
Por Dra. Ing. Ingeborg Mahla A., Integrante del Comité ISO/PC 242 y académica de la
Universidad de Santiago de Chile. ingeborg.mahla@usach.cl