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TEMA:
Problemática del agua en el mundo, un caso peruano
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X
I. INTRODUCCIÓN
El problema del agua comenzó desde la revolución industrial en que se dio la mayor
cantidad de hechos tecnológicos, científicos, sociales, políticos, económicos y culturales
donde se necesitaba agua para para su producción es decir donde contaminaron las aguas
pero aun el ser humano no se daba cuenta porque no tomaba en cuenta el valor que tenía
el agua para la vida porque le consideraba como un recurso ilimitado e inagotable;
sabiendo El agua es el elemento más importante para la vida. Es de una importancia vital
para el ser humano, así como para el resto de animales y seres vivos que nos acompañan
en el planeta.
La escasez de agua dulce puede generar conflictos tanto entre países como dentro
de un mismo país o región. Algunos líderes mundiales ya han anunciado que el acceso de
agua dulce será una de las principales fuentes de conflicto en el mundo, de hecho, ya hace
tiempo que es motivo de disputa entre países. A lo largo de la historia de la humanidad,
asegurar el acceso al agua dulce ha sido vital para la estabilidad social de las culturas y
las civilizaciones. El acceso al agua dulce se convirtió en una fuente de poder o en una
fuente de discordia que ha generado grandes conflictos desde tiempos inmemoriales. Se
conocen experiencias desafortunadas de antiguas civilizaciones poderosas que llegan al
colapso por una mala gestión del agua dulce (Vargas, 2006; WWAP, 2019).
II. OBJETIVOS
Durante siglos, los arroyos y los ríos han sido un lugar cómodo para verter desechos.
Cuando había pocos habitantes en el mundo y la industria y la agricultura eran primitivas,
eso no planteaba problemas. Pero las condiciones cambiaron cuando las ciudades
empezaron a crecer y se dieron revoluciones en la industria y la agricultura. Hoy la
contaminación del agua proviene de muchas fuentes diferentes, a menudo en grandes
volúmenes. Algunas de las formas que reviste esa contaminación son las aguas residuales
no tratadas, los desechos industriales, los escapes de tanques de almacenamientos de
petróleo, el drenaje de minas y la lixiviación de desechos de minería, y el drenaje de los
residuos de fertilizantes y plaguicidas agrícolas. En la mayoría de los países en desarrollo
las aguas residuales no tratadas desembocan en el curso de agua más próximo, lo que
solía ocurrir en los países del mundo desarrollado. (Organización Meteriológica
Mundial., 1997)
Por otro lado los sedimentos de los ríos y los vertederos de deshechos mineros
encierran un legado de contaminación pasada que seguirá acechando al mundo
desarrollado durante muchos años más. Los escapes de metales pesados como el plomo,
el mercurio, la plata y el cromo que son sumamente tóxicos para la vida acuática son
uno de los problemas heredados. Algunos de esos metales son ingeridos por los peces y
luego consumidos por las personas, contaminación por residuos orgánicos que causa la
eutrofización, por presencia de gran cantidad de fósforo y nitrógeno en los caudales, que
afectó primero a los lagos de Europa y América del Norte en el decenio de 1950, se ha
extendido a todos los continentes. Los elevados niveles de nitrato en las aguas
superficiales y subterráneas, asociados a la agricultura intensiva y a los altos índices de
aplicación de fertilizantes, también se han generalizado Muchos de los más o menos 100
mil productos químicos comerciales empleados hoy en el mundo crean dificultades si
pasan a los ecosistemas acuáticos, como sucede con los derrames accidentales. Otra serie
de problemas se debe a los depósitos húmedos y secos de materiales transportados a través
de la atmósfera. Estos tienen su origen en las emisiones procedentes de zonas industriales
y de automóviles. Los efectos de la lluvia ácida en el medio ambiente acuático son obvios
en Europa y en América del Norte desde hace algún tiempo y se están volviendo evidentes
en otras partes del mundo. A la larga, la contaminación del agua dulce se convierte en
contaminación marina. Un 80% de la contaminación marina proviene de la tierra, de
modo que la salud del medio ambiente marino depende del estado de nuestros ríos.
(Organización Meteriológica Mundial., 1997)
Entre estos desafíos, se destacan los vinculados a la gestión del agua donde se
registra una asimetría entre la disponibilidad de la oferta y la demanda de recursos
hídricos, tanto entre los diferentes países como al interior de los mismos. Por ejemplo, en
Perú, que tiene una disponibilidad por habitante de 77,600m3 por año (la mayor de
América Latina)6 el 70% de la población, que produce el 80% del PBI nacional, está
localizada en la vertiente del Pacífico, que dispone tan sólo del 1,8% de los recursos
hídricos. Situación similar se enfrenta en Centroamérica donde el 70% de la población se
ubica en la vertiente del Pacifico, que cuenta solo con el 30% del recurso hídrico. (Sorhuet
& Sharon, 214)
La Tierra, con sus diversas y abundantes formas de vida, que incluyen a más de
6.000 millones de seres humanos, se enfrenta en este comienzo del siglo veintiuno con
una grave crisis del agua. Todas las señales parecen indicar que la crisis se está
empeorando y que continuará haciéndolo, a no ser que se emprenda una acción correctiva.
Se trata de una crisis de gestión de los recursos hídricos, esencialmente causada por la
utilización de métodos inadecuados. La verdadera tragedia de esta crisis, sin embargo, es
su efecto sobre la vida cotidiana de las poblaciones pobres, que sufren el peso de las
enfermedades relacionadas con el agua, viviendo en entornos degradados y a menudo
peligrosos, luchando por conseguir una educación para sus hijos, por ganarse la vida y
por solventar a sus necesidades básicas de alimentación. El estado de pobreza de un
amplio porcentaje de la población mundial es a la vez un síntoma y una causa de la crisis
del agua. El hecho de facilitar a los pobres un mejor acceso a un agua mejor gestionada
puede contribuir a la erradicación de la pobreza, tal como lo muestra el Informe de las
Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo. Al mismo
tiempo, una mejor gestión nos permitirá hacer frente a la creciente escasez de agua per
cápita en muchas partes del mundo en desarrollo. Resolver la crisis del agua es, sin
embargo, sólo uno de los diversos desafíos con los que la humanidad se enfrenta en este
tercer milenio y ha de considerarse en este contexto. La crisis del agua debe situarse en
una perspectiva más amplia de solución de problemas y de resolución de conflictos. La
crisis del agua es la que se encuentra en el corazón mismo de nuestra supervivencia y la
de nuestro planeta. . (World Water Assessment Programme, 2018)
El uso del agua ha venido aumentando un 1% anual en todo el mundo desde los
años 80 del siglo pasado, impulsado por una combinación de aumento de la población,
desarrollo socioeconómico y cambio en los modelos de consumo. La demanda mundial
de agua se espera que siga aumentando a un ritmo parecido hasta 2050, lo que representa
un incremento del 20 al 30% por encima del nivel actual de uso del agua, debido
principalmente al aumento de la demanda en los sectores industrial y doméstico.
(UNESCO, 2019)
En la disponibilidad de los recursos hídricos subyace la producción de energía y de
los alimentos los cuales son sensibles a la cantidad y calidad del agua. Tampoco se puede
perder de vista que la suficiente provisión de energía es vital para el abastecimiento de
agua, saneamiento y la producción de alimentos, al igual que actividades productivas:
industria, minería, turismo, entre otros. Aunque con sus propias características América
Latina no es ajena a esta problemática. (UNESCO, 2019)
El Perú es uno de los países más susceptibles al cambio climático y por ende, a la
escasez del agua. No hay que esperar muchos años para notar que este problema
ya afecta nuestro país.
En el Perú, una persona requiere al menos 50 litros de agua para beber y asearse,
según cifras de la Organización Mundial de Salud (OMS). En Lima, el consumo
medio varía según los distritos; por ejemplo: en Lurigancho-Chosica en 2011 cada
persona gasta cerca 15,2 litros de agua, mientras que en San Isidro se usa 447,5
litros, según cifras que datan de 2011.
En el interior del país la situación es peor debido a las pocas fuentes de agua aptas
para el consumo humano. Además, el uso de este recurso está racionalizado, de
modo que algunas familias solo cuentan con agua potable durante dos horas a la
semana. Esto también afecta a la economía, ya que sin agua, la producción de
cultivos disminuye considerablemente.
Contaminación
Los productos contaminantes y tóxicos que se vierten en las fuentes de
agua hacen que este recurso no sea apto para el consumo humano. El humo
de las fábricas, el uso indiscriminado de vehículos, además de aerosoles
son los principales factores que generan la contaminación del agua.
Sin embargo, no es la única forma, pues la contaminación del agua
también se da a través de los suelos, cuyos residuos afectan este recurso
vital y lo dejan inservible para el consumo o cultivo.
Sequía
La minería ilegal e informal contamina las fuentes de agua y como consecuencia, afecta
a la población a causa de la utilización de grandes cantidades de agua y la producción de
muchos residuos tóxicos.
La minería de pequeña escala se extiende cada vez, debido a que las operaciones de esta
minería se encuentran ubicadas en áreas geográficas muy dispersas, generalmente en
lugares aislados, donde la presencia del Estado es muy débil, lo que dificulta su labor
fiscalizadora.
“Varios estudios realizados por organizaciones como la Autoridad Nacional del Agua
(ANA) en varias cuencas de Madre de Dios muestran altos niveles de contaminación por
metales pesados, incluyendo mercurio, arsénico, plomo, cadmio y níquel.
Los ríos de la cuenca del Inambari son los que muestran mayores concentraciones de
metales pesados (Fernández, 2010; ANA, 2010).
La concentración de mercurio, arsénico, plomo y níquel, que están entre los metales más
tóxicos, superan con creces los máximos permisibles y constituyen un riesgo muy alto
para la salud de las personas, así como de la fauna y la flora que habitan estos
ecosistemas”.
Dourojeanni (1994), expone que la a gestión integrada del agua por cuenca es la
gestión de las intervenciones de múltiples actores sobre un sistema hídrico
compartido, con el fin de obtener beneficios sin afectarse entre sí a corto y largo
plazo ni afectar el medio ambiente. Las cuencas se usan como referente territorial
para gestionar el agua, manejar las cuencas, gestionar el ambiente y como base para
el desarrollo regional. La gestión del agua es altamente dependiente de: la
estabilidad política de un país, su capacidad de coordinación interinstitucional, el
respeto a las leyes (tanto en su formulación adecuada como en su aplicación), su
capacidad de tomar decisiones descentralizadas, la activa participación de los
actores que lo componen y la capacidad de tomar decisiones para el logro de metas
que consideren los intereses de múltiples sectores, así como las limitaciones
ambientales.
Cárdenas (2017), menciona que los retos y desafíos para afrontar la crisis del agua
solo será posible enfrentar si todos los actores del agua trabajan bajo el liderazgo
de la Autoridad Nacional del Agua (ANA):
IV. CONCLUSIONES