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Desde la prehistoria, el hombre ha tenido necesidad de desplazarse con fines comerciales y de

intercambio, por lo que ha necesitado alojarse en diversos puntos geográficos, en este tiempo, se
intercambiaba el hospedaje por mercancías.
Siglos después, en los caminos fueron surgiendo una serie de posadas en las que el viajero podía
alojarse con sus caballos y comer a cambio de dinero. Estos establecimientos se caracterizaban por
las precarias condiciones sanitarias que ofrecían, ya que solían alojar a los huéspedes en los
establos junto con el ganado. A la vez, se les ofrecía servicio de comidas.
Pero es a raíz de la Revolución Industrial, cuando los medios de transporte experimentan una
vertiginosa evolución, que las personas empiezan a desplazarse masivamente de un lugar a otro.
En un principio, los viajes están destinados sólo a comerciantes y a las clases más adineradas, que
empiezan a salir de vacaciones fuera de sus ciudades y exigen unos establecimientos de acorde a
sus posibilidades. Y para que todo esto sea posible, es necesario el surgimiento de una serie de
establecimientos donde los viajeros puedan comer y pernoctar, es el nacimiento de la hostelería
propiamente dicha.
En un principio surgen hoteles y restaurantes de lujo al alcance de las clases acomodadas que
cobran unas tarifas que son imposibles de pagar para los demás, pero con el surgimiento de
la sociedad del bienestar, comienzan a surgir otros lugares más modestos y al alcance de todos los
bolsillos.

https://www.monografias.com/trabajos62/historia-hoteleria/historia-hoteleria.shtml

a historia de la industria hotelera se remonta a la antigüedad (años 1000 a 500 a. de C.) cuando
los comerciantes viajaban de un lugar a otro para intercambiar mercancías a cambio de
hospedaje. En ese tiempo surgieron posadas en los caminos para alojar a los viajeros y a sus
caballos a cambio de dinero. Eran lugares donde los huéspedes se alojaban junto al ganado y se les
ofrecía un servicio de comidas.
Hacia los siglos X y XI tras la caída del Imperio Romano los monasterios se apropiaron del servicio
de hospedaje. Lo prestaban de forma voluntaria y además estaba protegido por ley. A partir del
siglo XII y XIII las cruzadas dieron un fuerte impulso al comercio y la hospitalidad dio paso a locales
que comenzaron a cobrar a cambio de alojamiento. De los siglos XV al XVIII se desarrolla un
servicio de posadas no solo destinadas al alojamiento de viajeros sino también como centros de
actividades, negocios o para elegir a miembros del consejo eclesiástico o del parlamento.

El punto de inflexión en la historia de la hotelería vino con la Revolución Industrial y la


generalización de los medios de transporte que permitió a las personas desplazarse de forma
masiva de un lugar a otro. Por aquel entonces, los viajes están reservados a clases más adineradas
que podían salir de vacaciones y por tanto exigían alojamientos acorde a su nivel económico. Se
generalizan establecimientos para comer y pernoctar y surge así lo que conocemos como hotelería
moderna.
El primer hotel de concepción moderna fue el “Badische Hof” construido en Alemania, con algunos
aspectos novedosos para la época como sala de lectura o biblioteca. Con la aparición del
ferrocarril también surgen los hoteles “término” para dar alojamiento a los viajeros al lado de las
estaciones. A mediados de 1800 aparecen los hoteles de propiedad corporativa. El famoso Ritz y
su cadena de hoteles se inaugura en 1880 y el modelo de negocio se extiende de Europa a Estados
Unidos tras 1900. Francia fue el gran referente en la industria hotelera desde mediados del siglo
XIX hasta que a finales del siglo XX Estados Unidos tomó el relevo con sus grandes cadenas
hoteleras y gigantes establecimientos.
La industria hotelera es hoy una de las principales y en algunos países europeos ocupa el primer
puesto de la industria nacional

Marcos Nebreda López, 5 febrero, 2019 https://www.campustraining.es/noticias/historia-


hoteleria/

La historia del turismo en Colombia se remonta al 17 de junio de 1954 con la creación formal de la
Asociación Colombiana de Hoteles (ACOTEL) en Barranquilla que fue gestionada principalmente
por John Sutherland, entonces Gerente del Hotel Tequendama. El 25 de octubre de 1955 se formó
la Asociación de Líneas Aéreas Internacionales en Colombia (ALAICO) en la ciudad de Bogotá. El 24
de octubre de 1957 el gobierno creó la Empresa Colombiana de Turismo por Decreto 0272.
Mientras que los restaurantes se agremiaron en la Asociación Colombiana de Grandes
Restaurantes (ACOGRAN). En 1959, la alcaldía de Bogotá creó el Instituto de Cultura y Turismo de
Bogotá.10
Problemas centrales y fundamentales que se presenta en el turismo de Colombia son
generalmente: el deterioro de la red vial, insegurirdad en las vías que conducen a mencionados
sitios turísticos (principalmente el secuestro de personas) y el bajo ingreso en cuanto al capital de
los turistas hace imposible que se pueda financiar en muchos casos estos viajes.
En diciembre de 1963 se inauguró el primer hotel resort en Santa Marta, el Hotel Irotama y en
1964 se creó la primera cadena hotelera de Colombia, la Fundación de Hoteles Ltda.
http://evoluciondelahoteleriaencolombia.blogspot.com/

orría 1989 y el sector hotelero todavía disfrutaba del boom que se había iniciado a comienzos de la
década y que estaba trayendo al país más de dos millones de turistas extranjeros al año, en
promedio. Llegaban de Italia, Francia, Canadá y Estados U nidos, principalmente. Y desde luego,
Cartagena era uno de sus destinos predilectos.

Por eso, el propio Julio Mario Santo Domingo se atrevió a recomendarle a un amigo suyo (el
panameño Lucio García), que comprara el Hotel Don Blas, en Cartagena, que pertenecía a la
Cooperativa de Retiro de los Pilotos de la Aviación Comercial. Y así nació ese año el primer Hotel
Decamerón, en el que también tomaron parte otros dos inversionistas colombianos. Doce meses
más tarde se abrió uno más en San Andrés, y en 1991 se inauguró otro en Santa Marta. Sin
embargo, no estaba en los planes de nadie que Pablo Escobar iniciaría por aquella época una
guerra frontal contra el Estado colombiano. Los bombazos en Medellín y Bogotá alejaron a los
turistas internacionales.

Por esta circunstancia, los hoteles, principalmente los de playa, tuvieron que concentrarse en el
turismo doméstico para sobrevivir. Carlos Julio Kellman, director comercial de los hoteles
Decamerón, recuerda que se vieron obligados a replantear el modelo comercial para enfocarlo en
las necesidades del mercado interno. “La empresa revisó su estructura de costos y el diseño de su
producto para crear uno nuevo con precios que permitieran masificar el negocio. De ese proceso,
nació el todo incluido a la colombiana”, relata. Explica que la hotelería nacional era receptiva, es
decir, estaba acostumbrada a manejar temporadas y los hoteles se ajustaban a lo que les llegaba.
Entonces, los hoteles le apostaron a promover el turismo en temporada baja y con paquetes que
incluían pasajes, comidas, transportes, refrigerios, rumba y bebidas ilimitadas, entre otros
servicios.

Pero el modelo de todos modos era riesgoso. Para ofrecer tarifas hasta 50% por debajo de lo que
costaba salir de vacaciones a la Costa, los hoteles deberían lograr una ocupación promedio del
70% durante todo el año o, de lo contrario, estarían confinados a la quiebra. “Cuando uno logra
mover cierto número de pasajeros, el costo fijo nominal tiende a decrecer y por eso puede vender
más barato para poder tener más volumen”, advierte Kellman. Y agrega: “La siguiente movida era
estandarizar el producto para que siempre fuera el mismo, como la Coca-Cola o la McDonald's. Así
tendríamos costos de mano de obra, servicios y materias primas reducidos. Y eso hicimos. Cuando
se tiene una base fija muy barata, es posible poner el precio que se quiera y manejar los márgenes
dependiendo de cuánto se quiere ganar en determinados períodos del año. En temporada baja,
vendemos barato y en temporada alta vendemos caro”.

Y el modelo funcionó. Hoy, por ejemplo, la cadena 'procesa' 3,5 millones de pasajeros en
promedio al año. Si cada huésped se toma dos litros de cerveza diarios, eso equivale a volúmenes
de 16.600 litros al día, con lo que se puede negociar, según Kellman, un muy buen precio a
cualquier distribuidor. Y así funciona con todos los insumos. “Aún hay quienes se siguen
preguntando maliciosamente cómo nos financiamos con tarifas tan bajas”, dice.

Abrir camino
Pero no fue fácil conseguir ese volumen. Al principio, las mismas agencias de viajes se resistían a
creer que el mercado de temporada baja existiera. Por eso, Decamerón tuvo que hacer una masiva
campaña publicitaria para que la gente fuera hasta las agencias a comprar el producto. Y poco a
poco el Decamerón se fue convirtiendo en un producto fácil de ofrecer, comercializar y vender: un
solo precio y todo incluido.

En este sentido, Jean Claude Bessudo, presidente de Aviatur, la mayor cadena de agencias de
viajes del país, reconoce que el Decamerón masificó la tendencia del todo incluido. Según él, este
modelo permitió que muchos colombianos se decidieran a viajar por primera vez porque sabían de
antemano cuánto iban a gastar, lo que no ocurría anteriormente. “El sistema fue bueno para las
agencias porque dinamizó el sector. En nuestro caso, logramos una alianza muy fuerte con ellos y
hoy somos sus principales generadores de tráfico”, señala. De hecho, el 33% de las ventas anuales
de excursiones de Aviatur se hacen con el Decamerón, lo que representa unos $2.000 millones.

Y de la mano de la cadena hotelera y de las agencias, las aerolíneas colombianas también


aprendieron a llenar aviones en temporada baja. Una de las que mejor aprendió la lección fue
AeroRepública. Juan Pablo Franky, su vicepresidente comercial, admite que desde el principio
hubo una gran similitud entre los dos modelos: “Un manejo adecuado de los costos permite
ofrecer valor agregado en el servicio a precios razonables”. Con esta sinergia, según Franky, han
podido crecer conjuntamente y llevar a miles de colombianos a destinos como San Andrés,
Cartagena y Santa Marta. En los últimos 18 meses, por ejemplo, han llevado a sus hoteles a más de
100.000 pasajeros. Hoy, el 35% de sus viajeros va en plan de vacaciones a estos hoteles.

Como el modelo probó ser efectivo para todos, pronto se expandió en San Andrés donde hoy
cuenta con 5 hoteles: los Decamerón Maryland, Mar Azul, Aquarium, Isleño y San Luis. Tiene otro
más en Santa Marta y en Isla Palma (en el Parque Nacional Islas del Rosario), respectivamente.

La expansión

La exportación del modelo obedeció a una situación que se presentó en Puerto Vallarta, en
México, donde los hoteleros empezaron a subir precios cuando los operadores canadienses
desarrollaron el turismo hacia allí. Entonces, los empresarios canadienses pensaron en un
esquema de comercialización rentable que les permitiera llenar un avión cada 7 días durante todo
el año. Uno de ellos, Transat, que se había convertido en aliado estratégico de los Decamerón, los
invitó a participar en el proyecto con su modelo, el cual se empezó a desarrollar en 1995 en una
propiedad aislada del contexto turístico internacional, Rincón de Guayabitos, a 40 minutos de
Vallarta. Allí integraron seis propiedades en una sola mediante jardines y senderos.
Posteriormente, los dueños de las tierras, la familia Flórez, puso a disposición del Decamerón otros
terrenos adyacentes donde se desarrollaron tres proyectos más: los Royal Decamerón Complex,
Tropical y Flamingos que hoy compiten de tú a tú con otros destinos como Cancún. Kellman
explica que el Royal es un plus que le dio mayor categoría al producto y que lo puso a tono con las
exigencias del mercado internacional, pero que la fórmula del todo incluido sigue siendo la misma
que se desarrolló en Colombia.

Esta exitosa experiencia los animó a participar en una licitación que abrió el gobierno de Panamá
para entregar el primer megaproyecto turístico del país: promover la zona costera de Playa Blanca
con una oferta de mil habitaciones como primer proyecto semilla. Nuevamente, el modelo
colombiano se impuso y de ahí nacieron el Royal Decamerón Resort y el Royal Decamerón Costa
Blanca, que a la fecha cuentan con 600 habitaciones y donde quedan por desarrollar otras 400.

En 1992, los llamaron de Jamaica para operar un hotel localizado en Runaway Bay, a 45 minutos
del aeropuerto internacional de Kingston, y que tiene 145 habitaciones. Se trata del Royal
Decamerón Club Caribbean Runaway Bay, que reporta una ocupación anual del 98%, por lo cual ya
se está discutiendo la posibilidad de construir otro más en ese país caribeño. Y hay más proyectos
a la vista. Resulta que el gobierno de El Salvador los llamó para promover un proyecto parecido al
de Panamá en la zona costera de Salinitas, y en el cual Decamerón participará con una inversión de
US$10 millones. Entretanto, en Costa Rica está a punto de cerrar un acuerdo con los dueños de un
hotel en Playa Samaná, sobre el Pacífico, en donde construirá otras 150 habitaciones.

Cambio de tercio

A partir de este año, el Decamerón decidió incursionar en el segmento de la hotelería de negocios


y viajes corporativos. Junto con un socio panameño, inauguró en abril pasado el hotel Decápolis,
que está conectado al centro comercial Multicentro, en Ciudad de Panamá, y en el que invirtió
US$25 millones. Según la compañía, en esta oportunidad le está apostando a construir una marca
urbana pero con un concepto moderno, como lo han venido desarrollando varias cadenas en
Europa para conquistar las grandes masas de ejecutivos jóvenes. Para esto, el Decamerón se afilió
al Radisson para operar bajo sus estándares internacionales. Esta firma pertenece a la cadena
Carlson, una de las más reconocidas en esta línea, y con la cual ya tiene proyectada la construcción
de un nuevo Decápolis en México.

Entretanto, y de regreso al país, Decamerón trabaja en tres proyectos en el Amazonas. La idea es


conectar este departamento con destinos internacionales que involucren a Isla Galápagos en
Ecuador y Machu Picchu, en Perú.

En medio de este acelerado desarrollo, Kellman dice que no siente ningún resentimiento contra
quienes califican el modelo de los Decamerón como “turismo de chancleta”. Por el contrario, dice
que la organización se siente orgullosa por haber contribuido a que miles de familias colombianas
hayan conocido el mar, gracias al esquema comercial que lograron posicionar en Colombia y que
ahora están exportando a otros países. Sin embargo, advierte que en temporada alta, cuando
suben los precios, el mercado se vuelve mucho más selectivo.

Al igual que muchos otros esquemas empresariales, el de esta cadena de hoteles nació cuando el
mercado cambió de un momento a otro. La necesidad de permanecer en el juego la llevó a
descubrir un modelo que puso a trabajar en equipo a aerolíneas y agencias de viajes. Entre todos
reinventaron este tren de la alegría: el turismo de chancleta.

01 de Abril de 2014

La verdadera historia de los Hoteles Decameron


Por: Carlos Fernando Gaitán
http://blogs.portafolio.co/negocios-y-movidas/la-verdadera-historia-de-los-hoteles-decameron/

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