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Las ideas ilustradas y la independencia de América

La Ilustración como corriente intelectual tuvo influencia principalmente en la política, pero por
supuesto también en la educación, que a fin de cuentas está ligada a esta.

Se reconoce que las ideas ilustradas fueron una de las principales influencias en la independencia
de las colonias españolas en América.

Fue la burguesía, la pujante clase comerciante, la que impulsó el pensamiento ilustrado, con el fin
de romper con el poder conjunto de la monarquía y el clero. La Ilustración tuvo influencia en
España, sobre todo con la llegada al poder de los Borbones. En América, los criollos que deseaban
tener más poder y libertad de comercio, ante la dominación de la corona española, toman las
ideas de la ilustración para promover la independencia de las colonias.

Encontramos así a dos grandes próceres: Simón Rodríguez (1771-1854), maestro del libertador
Simón Bolívar (1783-1830), y Andrés Bello (1781-1865), uno de los más grandes intelectuales de
Latinoamérica. Las ideas de ambos en torno a la educación dieron forma a los sistemas educativos
de las nacientes repúblicas, dejando una herencia que todavía perdura.

La lucha por la independencia de las colonias americanas en general, (incluyendo la región de El


Caribe) debe ser apreciada en su real magnitud como un capítulo de la lucha a escala universal por
los derechos humanos, la justicia social y la construcción de la modernidad. Un elemento
propulsor de esa lucha fueron innumerables sublevaciones de indígenas, esclavos, campesinos,
etc., que se produjeron en toda América antes del proceso independentista, cuyas expresiones
superiores fueron Bolívar, San Martín, O’Higgins, Artigas, Hidalgo, Morelos, Martí, etc.,
acompañados por miles de criollos, mestizos, negros, indios, en la lucha no solo por la
independencia política, sino también por sus derechos y por la justicia social.
Francisco de Miranda
Francisco de Miranda, (precursor de la independencia latinoamericana) tenía la intención
de que la victoria conduzca siempre a conseguir condiciones de vida dignas para todos los pueblos.
Pues señalaba: “Ciudadanos, es preciso derribar esta monstruosa tiranía: es preciso que los
verdaderos acreedores entren en sus derechos usurpados: es preciso que las riendas de la
autoridad pública vuelvan a las manos de los habitantes y nativos del país, a quienes una fuerza
extranjera se las ha arrebatado”.

Finalmente, en el pensamiento de Miranda en este aspecto resalta la idea de que la


libertad y la igualdad futura no pueden conquistarse sino por la unión de los esfuerzos de todos
cuantos habitan América. Para Miranda pareciera que el padre común de los grupos que
conforman la sociedad americana fuera el mestizaje. Mientras los criollos solo reivindican la
ascendencia española, ocultando toda posibilidad de mezcla indígena, Miranda en cambio habla
de “nuestros derechos como nativos de América o como descendientes de los conquistadores,
como indios o como españoles”.

Es indudable que en Miranda como en otros próceres prevalece el criterio reivindicativo


de los derechos de todos los sectores populares, en especial de los pueblos indígenas así como de
los negros esclavos y el logro de la igualdad como una conquista necesaria incluso para la
población humilde mestiza y blanca.

Decía que: “era necesario establecer una Constitución que se adapte a las circunstancias del país,
ésta podrá ser aceptada por el conjunto de individuos que componen la sociedad y en
consecuencia se sentirán libres ; en tanto un gobierno sea estable y sólido, en esa medida éste
será capaz de garantizar el orden y de hacer progresar la sociedad”.
Simón Rodríguez
El maestro Simón Rodríguez, también conocido como Samuel Robinsón fue un importante
pensador y educador venezolano durante los siglos XVIII y XIX; incluso fue el gran maestro de
nuestro Libertador Simón Bolívar. Desarrolló un modelo educativo para las naciones
hispanoamericanas, que rompía las rígidas costumbres impuestas por la Colonia.

Influenciado por los filósofos franceses de la Ilustración, promovió la formación de los


ciudadanos por medio del saber para que alcanzaran la libertad a través de revoluciones del
conocimiento. Sin embargo, ni la originalidad de sus pensamientos, ni la excentricidad de sus
métodos lo ayudaron a ser comprendido ni entendida la trascendencia de lo que proponía: aplicar
los revolucionarios métodos europeos del siglo XIX a la colonizada América para librarse de sus
opresores.

Uno de sus pensamientos hacía referencia a: “la Libertad de pensar”, es decir la libertad
de ser “nosotros mismos”, no somos europeos ni somos norteamericanos, somos hijos de la
pachamama, de la madre tierra, tenemos un tiempo histórico, somos el aquí y el ahora, somos el
ser, el conocer y el sentir de un pueblo con identidad, historia, geografía, costumbres,
tradiciones, planes y proyectos, sueños propios.

Sus expresiones son una clara muestra de una postura orientada hacia una educación
igualitaria y para todas las personas; ellas están guiadas por valores correlativos con una moral de
principios como la justicia y comprometidas con la formación de futuros ciudadanos, sin excluir a
ninguno, ya sea por razones étnicas (morenos y pardos), de nivel social (pobres), por razones del
carácter individual (rudos) o por estar fuera del grupo familiar (niños abandonados, como él
mismo lo fue). Identifica además las razones por las cuales importantes grupos quedan excluidos
de las aulas y se adelanta, por lo menos en dos siglos, a las teorías descriptivas de naturaleza
socio-educativa que dan cuenta de los aspectos negativos de la exclusión social como práctica
inapropiada que limita la expresión democrática de grupos importantes de personas que no logran
percibirse a sí mismas como ciudadanos. La formación del ciudadano es, sin duda, una de las
propuestas más importantes de los aspectos político-educativos abordados por Simón Rodríguez.
Simón Bolívar
Bernardo O´Higgins
Por su parte, Bernardo O’Higgins también ha quedado en la historia no solo como el héroe
militar independentista sino por haberse enfrentado a aquellas instituciones retardatarias que
tanto en Chile como en Perú debían ser eliminadas para propiciar mayores grados de justicia
social, derechos humanos y construcción de la necesaria modernidad. Esa actitud se plasmó al
abolir la esclavitud y tratar de eliminar el poder de la Iglesia Católica y de la nobleza criolla, por lo
que prohibió sus títulos y confiscó los bienes de los enemigos de la independencia, entre otras
medidas. Todas y cada una de estas disposiciones se caracterizaban por su extraordinario impacto
socioeconómico, por lo que dejaban a las claras que la lucha no era sólo contra un enajenante
poder foráneo, sino también contra las injustas relaciones precapitalistas de producción
imperantes en aquella sociedad latinoamericana. De manera que muchos de los que dirigieron la
lucha en diversas regiones del continente se vieron precisados por las circunstancias a tomar
partido respecto a la dirección que debían seguir los acontecimientos e incluso sacrificar
posiciones económicas personales, actitud esta que cuando encontró una consecuente renuncia a
los intereses privados en aras de los sociales y colectivos resulta mucho más meritoria. Es
conocido también que algunos de los combatientes por la independencia no estuvieron de
acuerdo con muchas de las medidas de raigambre popular y social que emprendían los más
relevantes conductores de aquel majestuoso suceso, por lo que se produjeron innumerables
enfrentamientos, traiciones, abandonos, etc., que evidenciaban que la lucha por la independencia
solamente sería consumada si iba unida a una mayor justicia social.
Francisco de Paula Santander
Conocido como El Hombre de las leyes y el Organizador de la victoria. Santander fue nombrado
vicepresidente del país por el departamento de Cundinamarca (nombre que tomó Nueva Granada,
actual Colombia), y se encargó del gobierno mientras Bolívar estaba ausente luchando contra los
españoles

Fue, para decirlo con términos muy generales, patriota, republicano y liberal, de un federalismo
muy matizado y pragmático, enemigo de la monarquía y el centralismo, civilista pero amigo de la
energía que el ejército podía dar al Estado y partidario de gobiernos con autoridad y fuerza,
sujetos a leyes claras y respetuosos de los derechos fundamentales del ciudadano, entre los que
daba especial importancia a la libertad de prensa y al debido proceso legal.

No perdió su fe en el gobierno representativo y en los principios liberales; la única forma de


educar a los pueblos en el respeto a la ley era respetando siempre la ley, incluso cuando producía
malos resultados

Trató de crear las bases minuciosas de un gobierno estable, insistiendo en la importancia de un


manejo fiscal adecuado, en un cumplimiento obsesivo de las normas legales, en el impulso a la
educación y en una relación cuidadosa con la iglesia y el ejército.

Finalmente, estuvo entre los que tuvieron una visión más amplia de la libertad de imprenta, sujeta
solamente, y esto es importante, a las limitaciones que la ley y la constitución señalaran.
San Martín
José Francisco de San Martín, fue un militar y político que llevó adelante las campañas
revolucionarias cruciales para la independencia de Argentina, Chile y Perú. Apodado "El
libertador", fue un personaje que amalgamó muy bien el pensamiento político con su acción
militar. Habiendo alcanzado la máxima gloria militar en las batallas más decisivas, renunció luego
con obstinada coherencia a asumir el poder político, conformándose con ganar para los pueblos
hispanoamericanos la anhelada libertad por la que luchaban. En su gobierno se mostró muy
preocupado por temas de salud, educación pública, instrucción femenina, cárceles las cuales
consideraban de "reforma" de la persona y no de castigo. Conceptos podría decirse muy
avanzados para aquella época.

Creo –sostenía San Martín- que es necesario que las constituciones que se den a los pueblos estén
en armonía con su grado de instrucción, educación, hábito y género de vida, y que no se le deben
dar las mejores leyes, pero sí las más apropiadas a su carácter, manteniendo las barreras que
separan las diferentes clases de la sociedad, para conservar la preponderancia de la clase instruida
y que tiene que perder.

Otro gran Libertador sudamericano, José de San Martín, quien se había ido de Buenos Aires,
obtener el reconocimiento formal de Inglaterra de los nuevos Estados sudamericanos y, de esa
forma, consolidar la lucha por la Independencia.
José Martí

Político y escritor cubano, destacado precursor del Modernismo literario hispanoamericano y uno
de los principales líderes de la independencia de su país.

En él encontramos un pensamiento revolucionario sustentado en un sistema de ideas humanistas


acerca de la esencia de la realidad nacional y mundial, que se caracteriza por concebir la
participación del hombre en su propio proceso liberador desde las cimas de la virtud, el bien, el
deber y el amor.

La filosofía política martiana nos aporta una concepción de la política y el poder en la cual las
virtudes del hombre y la patria son los móviles fundamentales para encauzar el progreso social
hacia fines revolucionarios. La patria “como unidad de cultura y tradiciones” es lo más importante
en la defensa de la identidad nacional, ante las nuevas formas de colonialismo y explotación que
Martí avizora en la época del surgimiento del capitalismo imperialista.

Invitaba a deponer las rencillas y los recelos que tanto habían perjudicado a la causa de la patria y
a unirse bajo” esta fórmula del amor triunfante: con todos y para el bien de todos. Criticaba el
racismo de ciertos grupos cubanos de la inmigración que miraban al elemento negro de Cuba con
desdén. Nuestra América es, pues, el grito de un colonizado liberado a sus hermanos que,
ofuscados por las manifestaciones colonialista, no han roto aun con las viejas formas adquiridas
durante el periodo de esclavitud.

José Martí que logró fusionar la literatura con el pensamiento político, imprimió una personalidad
crítica y de verbo sabio que lo empoderaron de un pensamiento humanista para elevar la
necesidad de cambios estructurales por América más justa.
Uno de los precursores de esa especie de “Independencia cultural de Hispanoamérica” fue, el
también maestro de Bolívar, el venezolano Andrés Bello y por tal motivo ha sido denominado
como el “libertador intelectual de América”. El ideario social bolivariano, inspirado en lo mejor del
pensamiento ilustrado europeo, se planteaba ir más allá de la guerra independentista para lograr
el gobierno más favorecedor posible de seguridad, derechos y justicia social. “El sistema de
gobierno más perfecto es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible, mayor suma de
seguridad social y mayor suma de estabilidad política” El americanismo de Bello, como plantea
Leopoldo Zea, no solo se manifestó en las descripciones del paisaje de estos países sino en la idea
de patria como fuerza espiritual en la que se funden sentimientos de identificación. Su labor
educativa e intelectual al servicio diplomático de Venezuela, Colombia y Chile estimuló la
integración de los pueblos de esta región, como se manifestó en 1844 cuando se discutían las
bases de una “Confederación de Hispanoamérica”. En ocasiones las posturas integracionistas de
numerosos líderes independentistas han quedado opacadas al lado de la estatura del Libertador
Simón Bolívar. Pero resulta injusto desconocerlas ya que en ocasiones algunas de ellas tuvieron
mucho impacto y repercusión en su época, como en el caso de Francisco de Miranda, José de San
Martín y Bernardo O’Higgins.

El pensamiento ilustrado, y en especial la filosofía, que lo sustanciaba, sin dudas, constituía para
Bolívar un insustituible instrumento del cual la humanidad ya no podría prescindir jamás en su
José María Samper, contrario a la colonización española e imbuido por las ideas positivistas, atacó
el desprecio a los indígenas, mestizos y criollos que prevalecía aun después de la independencia.
Así como el fanatismo y otros males sociales que debían ser erradicados por medio de la
educación y el desarrollo de instituciones civiles modernas. Esto se aprecia claramente en su
célebre discurso de Angostura, de 1819, en el que sostenía: ya todos los seres que piensan han
aprendido cuáles son los derechos del hombre y cuáles sus deberes; en qué consiste la excelencia
de los gobiernos y en qué consisten sus vicios. Todos saben apreciar el valor intrínseco de las
teorías especulativas de los filósofos y legisladores modernos30.

De tal modo, como pudo apreciarse anteriormente, a la vez que criticaba aquellos sistemas
filosóficos, que alejados de la realidad en lugar de ayudar a dominarla enajenaban mucho más al
hombre, sabía otorgar el valor necesario a las teorías filosóficas que contribuían al
enriquecimiento de la condición y la plenitud humana, como prevalecía en la Ilustración

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