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Sé Tú

un Ejemplo
Gordon B. Hinckley
PARTE I
Sé ejemplo
de los creyentes
en palabra,
conducta,
amor,
espíritu,
fe
y pureza.
1 Timoteo 4:12
1
LA VERDADERA FUERZA
DE LA IGLESIA
He tenido la oportunidad de conocer a muchos hombres y
mujeres maravillosos en varias partes del mundo. Algunos me han
dejado una impresión indeleble. Uno de ellos era un oficial naval
asiático, un joven brillante que había sido enviado a Estados
Unidos para recibir capacitación avanzada. Algunos de sus
compañeros en la Armada de los Estados Unidos, cuya conducta lo
habían impresionado, compartieron con él, a su pedido, sus
creencias religiosas. El no era cristiano pero estaba interesado.
Le hablaron del Salvador del mundo, de Jesús nacido en
Belén, que dió su vida por toda la humanidad. Le dijeron de la
aparición de Dios el Eterno Padre y del Señor resucitado al joven
José Smith. Le hablaron de profetas modernos. Le enseñaron el
evangelio del Maestro. El Espíritu tocó su corazón y fue bautizado.
Me lo presentaron poco antes de que volviera a su tierra
natal. Hablamos de estas cosas y le dije: "Su gente no es cristiana.
Usted viene de una tierra donde los cristianos han pasado por
cosas difíciles. ¿Que va a pasar con usted que vuelve como
cristiano y muy particularmente, como cristiano mormón?"
Se ensombreció su rostro y contestó, "Mi familia se sentirá
desilusionada. Supongo que seré expulsado de ella. Me
considerarán muerto. En cuanto a mi futuro y mi carrera, supongo
que se cerrarán ante mí todas las oportunidades:"
Le pregunté, "¿Está dispuesto a pagar tan alto precio por el
evangelio?" Sus oscuros ojos se humedecieron de lágrimas que
brillaron sobre su hermoso rostro y contestó: "Es verdad, ¿no es
así?"
Avergonzado de haber hecho la pregunta respondí. "Si, es
verdad". A lo que replicó, "Entonces, ¿qué más importa?"
Estas son las preguntas que quiero dejar con ustedes: "Es
verdad, ¿no es cierto? Entonces, ¿qué más importa?
Hace algún tiempo, en uno de los programas populares de la
nación, el Rev. Dean McKelley del Consejo Nacional_ de las
Iglesias, habló sobre la disminución en l número de miembros de
algunas de, las religiones más. grandés y más conocidas y del
rápido aumento de otras. Dio sus razones por la disminución:
-"Porque se han vuelto permisivos; permiten a casi todos que se
conviertan o queden como' miembros. No insisten ,en ningún
requerimiento riguroso en la creencia ni en la contribución." Por
otra parte recalcó que aquellos grupos que requieren sacrificio de
tiempo, esfuerzo y medios, están disfrutando gran crecimiento.
Continúa diciendo: "La Iglesia con. más de un millón de
miembros. que está teniendo mayor crecimiento en esta nación,
es la Iglesia Mormona. la de los Santos de los Ultimos Días con
sede central en Salt Lake City, que crece un cinco por ciento
anual, lo cual es un rápido crecimiento."
Este es un comentario sorprendente que debiera preocupar a
cualquier hombre o mujer precavido. Una de las cosas que dice, es
que la religión que requiere devoción, que pide sacrificios, que
demanda disciplina goza de la lealtad de sus miembros y del
interés y respeto de otros. Siempre fue así: El Salvador no se
equivocó cuando -el dijo a Nicodemo: "El que no naciere de agua y
del espíritu no puede entrar en el reino de Dios." (Juan 3:5) No
había excepción. No era licito cambiar la regla. Cuando hablaba de
otros temas, era igual. Pablo nunca anda con rodeos o sutilezas
cuando pone en práctica los requerimientos del evangelio de
Jesucristo. Lo mismo ocurre actualmente. El Señor mismo declara
que ,"estrecha es la puerta y angosto el camino" .
Cualquier, sistema que tenga que ver con las consecuencias
eternas de la conducta humana debe establecer pautas y
ajustarse .a ellas y ningún sistema puede esperar lealtad por
mucho tiempo, a menos que exija de los hombres ciertas medidas
de disciplina, especialmente de auto-disciplina. El costo en
comodidades puede ser grande. El sacrificio puede ser real. pero
esta realidad demandante es la esencia de la que proviene el
carácter, la fuerza y la nobleza.
El ser permisivo nunca produjo fuerza. La integridad. lealtad y
fuerza son virtudes que se desarrollan en las luchas internas del
hombre a medida en que practica la auto-disciplina bajo las
demandas de la verdad divina hablada.
Pero hay otra cara de la moneda, sin la cual la autodisciplina
es poco más que un ejercicio. La disciplina impuesta solamente
por la disciplina en sí, es represiva. No está en el espíritu del
evangelio de Jesucristo. Por lo general se impone por el temor y él
resultado es negativo.
Pero la que es, positiva, la que viene de la convicción
personal, edifica, eleva y fortalece de manera maravillosa. En
materia de religión, cuando un hombre se ve motivado por una
gran y poderosa convicción de la verdad, se disciplina a si mismo-
, no porque la Iglesia se lo pide, sino por el conocimiento que tiene
en su corazón de que Dios vive; que El es un hijo de Dios con un
potencial eterno y sin límites, que hay gozo en el servicio y
satisfacción al trabajar en una gran causa
El notable progreso de esta Iglesia no es tanto el resultado de
las exigencias de la Iglesia sobre los miembros, sino que es el
resultado de la convicción en el corazón de esos miembros, de que
ésta es realmente la obra de Dios, y que la felicidad, paz y
satisfacción se hallan en el servicio justo.
Dos veces al año nos reunimos en la Manzana del templo, en
el histórico Tabernáculo de Salt Lake, rodeado por otras notables
construcciones pero la fuerza de la Iglesia no está en estos
edificios, ni en las miles de casas de adoración en todo el mundo,
ni en nuestras universidades y escuelas. Esos son sólo edificios,
necesarios y que cumplen con un fin, pero son sólo auxiliares de lo
que es la real fuerza. La fuerza de esta iglesia reside en los
corazones de su gente, en el testimonio individual y convicción de
la verdad de esta obra. Cuando un individuo tiene ese testimonio,
las exigencias de la Iglesia se convierten en desafíos en lugar de
cargas. El Salvador declaró: "Porque mi yugo es fácil y ligera mi
carga." (Mateo 11:30)
El yugo es la responsabilidad de la Iglesia, la carga de liderato
de la iglesia. que se convierten en oportunidades. en vez de
problemas, para el que lleva el manto de dedicación en la iglesia
de Jesucristo.
Mientras asistía a una conferencia en Oriente, escuché la
experiencia de un ingeniero que se había unido a la Iglesia unos
meses antes. Los misioneros habían llamado a su puerta y su
esposa los había invitado entrar. Ella había respondido con
vehemencia a su mensaje, mientras que el se sentía atraído aún
contra sus deseos. Una noche ella dijo que se quería bautizar.
El se enojó mucho. ¿No sabía acaso lo que eso significaba?
Significaba tiempo. Significaba tener que pagar diezmos. Se arrojó
un saco encima y salió a la noche dando un portazo. Caminó por
las calles insultando a su esposa, insultando a los misioneros,
insultándose a sí mismo por haberles permitido enseñarle: A
medida en que se fue cansando, se fue apagando su enojo y de
alguna manera, el espíritu de oración entró en su corazón. Oró
mientras caminaba. Suplicó al Señor tina respuesta a sus
preguntas. Y entonces una impresión clara e inequívoca, vino casi
como si una voz le hubiera hablado, "Es Verdad". El corazón se le
inundó de paz. A medida que caminaba hacia su casa, las
restricciones. las exigencias. los requerimientos sobre los cuales
estaba tan irritado, comenzaron a parecerle oportunidades.
Cuando entró a la casa encontró a su esposa de rodillas.
Entonces, ante la congregación, la persona que estaba
narrando esto habló de la alegría que había entrado en sus vidas.
El diezmo no era un problema, el compartir sus bienes con Dios
que les había dado todo, parecía en realidad, muy poco. El dar
tiempo para servir no era un problema; solamente había que
repartir las horas de la semana. La responsabilidad no era un
problema; todo esto produjo crecimiento y un nueva manera de
mirar la vida.
Entonces, este hombre de intelecto y profesional; este
ingeniero, acostumbrado a tratar con los hechos del mundo fisico
en el cual vivimos, compartió, con los ojos húmedos. un testimonio
del milagro que había sucedido en su vida.
Así ocurre con cientos de miles en muchos países; hombres y
mujeres capaces, profesionales, profesores y hombres, de negocio,
hombres prácticos que hacen que.-sucedan cosas en los asuntos
del mundo, en cuyos corazones arde un silencioso testimonio de
que Dios vive. que Jesús es el Cristo, que esta obra es divina, que
fue restaurada a la tierra para bendición de todos los que
participan de sus oportunidades. Dijo el Señor: "He aquí, estoy a la
puerta y llamo: si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él,
y cenaré con él, y él conmigo." (Apocalipsis 7: 16-17)
Jesús hablando a los judíos en el templo, dijo: "El que quiera
hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si
yo hablo por mi propia cuenta." (Juan 7:16-17)
Esto es lo maravilloso de esta obra, que cada hombre puede
saber por sí mismo. No depende de su maestro o predicador o
misioneros, salvo para que lo instruyan o le den su testimonio, tal
como declaró Job hace mucho: "Ciertamente espíritu hay en el
hombre, y el soplo del Omnipotente le hace que entienda." (Job
32:8)
Cada hombre puede saber por sí mismo, a través del don del
Espíritu Santo, que es verdad, con tanta seguridad como que el sol
saldrá por la mañana. Y sabiendo que es verdad se sentirá
inclinado a disciplinarse, tal como.lo haría quien tiene
conocimiento del significado y propósito de la vida, de su gran
responsabilidad hacia sus semejantes, de su responsabilidad hacia
su familia, de su responsabilidad con Dios.
"Aprende de mi", dice el Señor, "y escucha mis palabras:
camina en la mansedumbre de mi Espíritu, y en mi tendrás paz."
(D&C 19:23)
Esta es la paz "Que sobrepasa todo entendimiento," porque
no viene de la mente, sino del espíritu y las cosas de Dios se
entienden por el espíritu de Dios. (Filipenses 4:7; Corintios 2:11)
Una joven brillante, con alta educación, habló en
Berchtesgaden, Alemania, en una conferencia del personal militar
americano, miembros de la iglesia. Yo estaba allí y la escuché. Era
mayor del ejército, doctora en medicina y muy respetada en su
especialidad. Dijo:
“Lo que yo más quería en el mundo era servir a Dios. Pero aún
cuando trataba, no podía encontrarlo. Lo milagroso fue que El me
encontró a mi. Una tarde de sábado estaba en mi casa en Berke!
ey. California cuando oí sonar el timbre de entrada. Eran dos
jóvenes vestidos de traje. camisas blancas y corbatas. Tenían el
cabello prolijamente peinado. Me impresionaron tanto que les dije:
"No sé qué es lo que venden, pero se los compro". Uno de los
jóvenes dijo: "No vendemos nada. Somos misioneros de la Iglesia
de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días y nos gustaría
conversar con usted.' Los invité a entrar y me hablaron sobre su
fe.
"Este fue el comienzo de mi testimonio. estoy más agradecida
de ?o que puedo expresar en palabras, por el honor y privilegio de
ser miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Ultimos Días. El gozo y paz que este evangelio ha traído a mi
corazón es un cielo sobre la tierra. Mi testimonio de esta obra es lo
más precioso de mi vida, un regalo de mi Padre Celestial, por el
cual le estaré eternamente agradecida."
Este conocimiento viene ahora tal como lo hacía en la
antiguedad. As¡ le llegó a mi joven amigo, el oficial naval asiático.
Así le llegó al ingeniero en oriente, cuyas palabras repetí. Y as¡ le
llegó a esta doctora, cuyo testimonio menciono. Ahora hay
millones en el mundo que podrían hablar de manera similar. Para
aquellos que están buscando un testimonio del Espíritu Santo en
estas cosas, les doy mi testimonio que lo tendrán. Les llegará tal
como a Pedro en la antigüedad. "Viniendo Jesús a la región de
Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos diciendo: ¿Quién dicen
los hombres que es el Hijo del Hombre?
Ellos dijeron: unos, Juan el Bautista: otros Elías; y otros
Jeremías, o alguno de los profetas.
El les dijo: Y vosotros. ¿quién decís que soy yo?
Respondiendo Simón Pedro dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios viviente.
Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo
de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que
está en los cielos.
Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca
edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella."
Esta roca de revelaciones es la fuente de conocimiento
respecto a las cosas de Dios. Es el testimonio del Espíritu Santo
que testifica de la i-erdad eterna, y las puertas del infierno no
prevalecerán contra el hombre que la busca, la acepta, la cultiva y
vive para ella.
2
NO CONTENDÁIS
CON OTROS
Los días sobre los cuales hablaron los que nos antecedieron,
están ya sobre nosotros. Estos son los días de profecía cumplida; y
estoy agradecido de estar vivo y ser parte de esta obra vibrante y
maravillosa que afecta para bien a tanta gente en tantas partes
del mundo. Este crecimiento no es una victoria de los hombres, es
la manifestación del poder de Dios. Espero que nunca seamos
jactanciosos y orgullosos por esta causa. Ruego para que seamos
humildes y agradecidos.
La manifestación más sorprendente ocurrió una mañana de
primavera en el año 1820, cuando el Padre y el Hijo se le
aparecieron al joven José Smith. Todo el bien que vemos hoy en
día en la Iglesia, es el fruto de esta notable visita, el testimonio de
la cual ha tocado los corazones de millones en muchos países. Yo
agrego mi propio testimonio. que me fue dado por el Espíritu, que
la descripción del Profeta sobre este hecho maravilloso es verdad,
que Dios el Eterno Padre y el Señor Jesucristo resucitado hablaron
con él en esa ocasión en una conversación tan real y personal e
íntima, como lo son nuestras conversaciones hoy. Alzo mi vozen
testimonio que José fue un profeta, y que la obra que resultó a
través de él, es la obra de Dios.
En 1845, poco más de un año después de la muerte de José,
Parley P. Pratt escribió un resumen de la obra del Profeta, junto con
una declaración de nuestra obligación de seguir adelante. Estas
palabras, poéticas en su hermosura, dicen lo siguiente:
"El ha organizado el Reino de Dios. -Nosotros extenderemos
sus dominios. "El ha restaurado la plenitud del Evangelio.
-Nosotros lo extenderemos más allá de los mares. "El ha
encendido la aurora de un día de gloria.
Nosotros la llevaremos a su esplendor meridional. "El era un
'pequeño' y se convirtió en miles. -Nosotros somos pequeños y nos
convertiremos en una nación fuerte. "En resumen, el cortó la
piedra ...Nosotros hacemos que llegue a ser una gran montaña
que llenará la tierra." (Millennial Star 5, Marzo 1845 p.151-52)
Estamos viendo el desplegar del sueño. Espero que seremos
verídicos y fieles a la sagrada confianza que se ha depositado en
nosotros para edificar este reino. Nuestros esfuerzos no estarán
libres de penas y contrariedades. Podemos esperar oposición
sofisticada y determinada. A medida en que .crece la obra,
podemos esperar que el adversario alimentará sus esfuerzos en
contra de ella. Nuestra mejor defensa es la callada lealtad a las
enseñanzas que nos han llegado a través de aquellos que hemos
sostenido como profetas de Dios. José Smith nos dió instrucciones
respecto a la situación en la que nos encontramos. El dijo:
"Andad en mansedumbre, sobriedad y enseñad de Cristo y Él
crucificado; no para contender con otros a causa de su fe, o
sistema religioso, sino continuad un curso fijo. Esto lo digo por vía
de mandamiento y aquellos que no lo observen, traerán
persecución sobre sus cabezas, mientras que aquellos que lo
hagan serán siempre llenos, del Espíritu Santo; esto lo digo como
profecía."
Quisiera tomar algunas palabras de esa declaración como
tema: "no contendáis unos con otros, sino seguid un curso fijo."
Vivimos en tiempos de valores cambiantes, de normas
trastrocadas, de programas que florecen por la mañana y mueren
al anochecer. Vemos esto en los gobiernos, en la moralidad pública
y privada; lo vemos en el hogar de las personas: lo vemos en las
iglesias y aún lo vemos entre nuestros propios miembros que son
desviados por la sofistería del hombre. En todos lados los hombres
andan a tientas en la oscuridad, dejando de lado la tradición que
era la fortaleza de nuestra sociedad, y sin poder hallar una nueva
estrella que los guíe.
Hace un tiempo atrás leí un artículo, de Bárbara Tuchman, una
historiadora ganadora del premio Pulitzer. Ella dijo: "Cuando
hablamos de los líderes que tenemos, de los cuzaes hay una
superabundancia, cientos de Directores de Banda-, listos y
ansiosos de dirigir la población. Están en todas partes,
escabulléndose, ganando consenso, tratando de lograr la mayor
aceptación posible. Pero lo que no hacen es pararse y decir: "ESTO
es lo que yo creo. ESTO es lo que haré y ESTO lo que no haré. Este
es mi código de conducta y eso esta fuera de él. Esto es
No Contendáis con Otros excelente y aquello es basura. Hay
ausencia de liderato moral en el sentido-de que hay una
renuencia.general en establecer normas "Detodos los males ...que
hereda nuestra sociedad, el foco, me parece, del que deriva
mucha de nuestra inquietud y confusión, es la ausencia de
normas. Estamos demasiado inseguros de nosotros mismos como
para defenderlas, ajustarnos a ellas, y en el caso de la persona
que está en posición de autoridad, de hacerlas valer e imponerlas.
Parece que estamos afligidos de un mal general que nos vuelve
renuentes a los valores morales, éticos o de conducta." (El
Elemento Que Falta- Coraje Moral,McCall's, junio 1967, p.28) .
Mientras que las normas en general parecen tambalear,
nosotros los miembros de la Iglesia estamos sin excusa si nos
desviamos de la misma manera. Tenemos normas- seguras,
probadas y efectivas. En la medida en que las observemos iremos
hacia adelante: En la medida en que-las descuidemos
retrasaremos nuestro propio progreso trayendo vergüenza a la
obra del Señor. Estas normas han venido de El. Algunas pueden
parecer fuera de época en nuestra sociedad, pero eso no les quita
validez ni disminuye la virtud de su aplicación. El sutil
razonamiento °dé las hombres, no importa cuan inteligente sea,
no importa cuan plausible parezca, no puede .ibrei¡ar la sabiduría
de lo declarado por Dios.
El patriarca de la Estaca Milwakee dijo cierta te¿ algo que no
pude olvidar: "Dios no es un político celestial que busca nuestro
voto. sino ¡por Dios debe ser hallado y obedecido." (Hans Kindt)
Lo satisfactorio es que la obediencia trae felicidad; trae paz;
trae crecimiento al individuo, y su buen ejemplo trae respeto a la
institución de la que formamos parte.
Nuestra obediencia a estas normas dadas por Dios, no serán
nunca una ofensa para los que nos rodean. No debemos contender
con ellos. Pero si seguimos un rumbo fijo, nuestro ejemplo se
convertirá en el argumento más efectivo para la causa en que
estamos comprometidos.
El Señor nos ha dado tantos consejos y pautas en tantas
cosas, que ningún miembro de esta iglesia tendría la necesidad de
equivocarse nunca. El ha establecido nuestras pautas de virtud
personal, vecindad, obediencia a las leyes, lealtad al gobierno,
observancia del día de reposo, sobriedad y abstinencia del licor y
tabaco, pago de diezmos y ofrendas. el cuidado de los pobres.
como edificar el hogar y la familia, el compartir el evangelio; sólo
para nombrar algunos pocos.
No tiene que haber contención ni discusión en ninguno de
estos puntos. Si mantenemos un rumbo fijo al implementar la
religión en nuestras propias vidas, avanzaremos más
efectivamente que de ninguna otra manera en nuestra causa.
Habrá algunos que tratarán de tentarnos. Habrá otros que tratarán
de acosarnos. tal vez nos menosprecien. Nos pueden rebajar.
Pueden hablar en contra nuestro. Pueden burlarse de nosotros
ante el mundo. hay algunos, dentro y fuera de la Iglesia, que nos
quieren forzar a cambiar nuestra posición en algunos asuntos.
como si fuera nuestra prerrogativa el usurpar la autoridad que
pertenece solamente a Dios. No tenemos deseos dé discutir con
otros. Enseñamos" el evangelio de paz. No podemos abandonar la
palabra del Señor que nos ha llegado a través de hombres que
hemos sostenido como profetas. Debemos decir, para repetir otra
vez las palabras de la Srta. Tuchman: Esto es lo que yo creo. Esto
es lo que haré y esto es lo que no haré. Este es mi código de
conducta y eso está fuera de él."
Habrá momentos de desaliento y profunda preocupación.
Ciertamente habrá días ,de decisión en las vidas de cada uno de
nosotros. Siempre fue así.
Cada hombre y mujer de esta Iglesia sabe el precio que
pagaron nuestros antecesores por su fe. Me acuerdo de esto
cuando leo los relatos de la abuela de mi esposa. Habla de su
infancia en Brighton, esa deliciosa ciudad de la costa sur de
Inglaterra, donde las suaves y verdes colinas de Sussex llegaban
hasta el mar. Fue allí que se bautizó su familia. Su conversión vino
naturalmente por los susurros del Espíritu que le dictó a sus
corazones que era la verdad. Pero había parientes criticones y
vecinos y aun chusma que los escarnecieron e inflamaron a otros
en su contra. Necesitaron coraje, esa rara cualidad descripta como
coraje moral para pararse, ser bautizados, contados y reconocidos
como mormones.
La familia viajó a Liverpool donde junto con otras novecientas
personas, se embarcaron en la nave 'Horizonte'. Cuando el viento
infló las velas cantaron Adiós, Mi Tierra Natal, Adiós.
Después de pasar seis semanas en el mar, para cubrir una
distancia que hoy día un jet cubre en seis horas, desembarcaron
en Boston y viajaron en tren hasta Iowa para prepararse. Allí
compraron bueyes, una vaca, un vagón y una carpa. Fueron
asignados para viajar y ayudar a una de las compañías de carros
de mano. Fue en la ciudad de Iowa que les ocurrió la primera
tragedia. Su hijo más pequeño, de menos de dos años de edad,
murió por estar a la intemperie y fue enterrado en una tumba que
nunca después pudo ser visitada por un miembro de la familia.
Ahora permítanme citar las palabras de la niña de trece años
según su historia: "Hemos viajado de 15 a 20 millas por día
...hasta que llegamos al Río Platte...Alcanzamos la compañía de
carros de mano ese día. Los miramos mientras cruzaban el río.
Había grandes trozos de hielo flotando en el.Hacia mucho frío. Al
otro día hallaron 14 muertos ...Volvimos al campamento, oramos y
cantamos "Oh Está Todo. Bien". Me pregunto que hizo que mi
madre llorara (esa noche) ...Al día siguiente nacíó mi hermanita.
Era el 23 de septiembre. La llamamos Edith. Vivió seis semanas y
murió. (La enterramos en el último cruce del Sweetwater.)
"Encontramos nieve. Me perdí. Se me helaron los pies y las piernas
...los hombres me frotaron con nieve. Pusieron mis pies en un
balde con agua. El dolor era terrible... Cuando llegamos a Devil's
Gate hacia mucho frío. Dejamos allí muchas de nuestras cosas ...
(Esa noche) mi hermano James se fue a la cama lo más bien. A la
mañana había muerto. "Mis pies estaban helados. También los de
mi hermano y hermana. No había mas que nieve, nieve por todos
lados y el frío viento de Wyoming. No podíamos poner los broches
de nuestra carpa. No sabíamos qué iba a ser de nosotros.
(Entonces) una noche vino un hombre a nuestro campamento..y
nos dijo ...que Brigham Young había enviado - hombres y equipo
para ayudarnos.. cantamos canciones, algunos bailaron y
lloraron..mi madre nunca se mejoró... falleció entre las montañas
Big y Little...tenía 43 años de edad... "Llegamos a Salt Lake a las
nueve de la noche del 11 de diciembre 1856. Tres de cada cuatro
de los sobrevivientes estaban helados. Mi madre estaba muerta en
el vagón ...Temprano por la mañana del día siguiente vino Brigham
Young...cuando vió nuestra situación, nuestros pies helados y
nuestra -madre muerta, las lágrimas rodaban por sus mejillas.
"El doctor amputó los dedos gordos de mis pies... (mientras)
mis hermanos vestían a mi madre para su funeral ...Cuando mis
pies estuvieron listos me llevaron en brazos para ver a mi madre
por última vez. ¿Oh, cómo pudimos soportarlo? Esa tarde la
sepultaron.
"A menudo he pensado en las palabras de mi madre antes de
que partiramos de Inglaterra. "Polly, quiero ir a Sión mientras mis
hijos son pequeños para que puedan ser criados en el Evangelio
de Cristo, porque yo sé que ésta es la verdadera Iglesia." (Vida de
Mary Ann Goble Pay)
Termino con ésta pregunta: ¿Debemos sorprendernos si
somos llamados a soportar algo (te críticas, a hacer algunos
pequeños sacrificios por nuestra fe, cuando nuestros antepasados
pagaron un precio tan alto por ella?
Sin contención, sin discusiones, sin ofensas. prosigamos un
rumbo fijo, yendo hacia adelante edificando el reino de Dios. Si
hay problemas, enfrentémoslos con calma. Venzamos el mal con el
bien. Esta es la obra de Dios. Continuarfortaleciéndose en toda la
tierra, tocando para bien la vida de incontables miles de corazones
que responden al mensaje de verdad. Ningún poder bajo el cielo
puede detenerlo. Esta es mi fe. Este es mi testimonio. Dios nos
ayuda para ser dignos de la grande y sagrada comisión que es la
de edificar el Reino de Dios.
3
LEVÁNTATE Y PONTE
SOBRE TUS PIES
En nuestras reuniones a veces cantamos "Oh Rey de Reyes
Ven, En gloria a Reinar, Con paz y sostén. Tu pueblo libertar."
(Himnos de Sion 94)
Este himno se escribió durante esos tiempos difíciles en que
nuestros antecesores eran llevados presionados y zarandeados
como grano ante el viento y probados en el crisol de la
persecución. Esperaban con ansia el día milenario cuando el Señor
vendría a la tierra a reinar como rey de Reyes.
El de ellos no era un sueño fatuo. El Dios del cielo ha
ordenado el día. Los profetas de todas las dispensaciones han
hablado de ello. No sabemos cuando vendrá, pero por cierto que
vendrá su alborada.
Sin embargo, no es necesario que esperemos la mañana
milenaria. Podemos mejorar el hoy sin necesidad de esperar a
mañana. Nosotros mismos podemos alterar las circunstancias, sin
esperar a otros. Podemos detener las fuerzas que rueden
debilitarnos.
Podemos fortalecer las fuerzas que mejoran al mundo.
Reflexionando sobre esto, he pensado en las palabras de
Pablo a Agripa cuando describía su experiencia en el camino a
Damasco. Vió una luz del cielo y oyó una voz hablándole, y el cayó
a tierra. Y Jesús dijo: "Levántate y ponte sobre tus pies; porque
para esto me he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo
...Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas
a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios." (Hechos 26:16, i8)
Este es el deber de la Iglesia, abrir los ojos de los hombres a
las verdades eternas e incitarlos a tomar lugar en las filas de la
decencia y equidad, virtud, sobriedad y bondad.
Hace más de cien años, Alex de Tocqueville, un filósofo
francés visitó América e impresionado por lo que vió en su gira,
escribió estas interesantes palabras: "Busqué la grandiosidad y
genio de América en sus amplios puertos y anchos ríos y no
estaba allí, en sus fértiles campos y praderas sin límite, y no
estaba allí; en sus ricas minas y vasto comercio exterior y no
estaba allí. Y no fue hasta que oí, desde sus inflamados púlpitos,
palabras de virtud y honradez, que entendí el secreto de su poder
y genio. América es grande porque es buena, y si alguna vez,
América deja de ser buena, dejará de ser grande."
¿A dónde se ha ido la bondad de América? ¿Que pasó con sus
púlpitos inflamados de virtud y bondad? ¿Por qué tantos de sus
jóvenes están desilusionados y rebeldes?
Yo no soy uno de los que cree que todo está mal en este país.
Hay mucho que está bien y mucho que está mal. pero tampoco
creo que todo está bien. Nuestros problemas hacen legión y no
estamos sólos en esto. Otros países están afligidos de igual forma.
Pero esta no tiene que ser una enfermedad terminal. Se
puede cambiar el curso. Podemos causar una regresión del terrible
mal que parece afligirnos.
Pensamos demasiado a menudo que nuestra sociedad es un
vasto establecimiento, complejo, más allá de toda comprensión.
Pero aún cuando es complejo y vasto, está formado por individuos.
Fue Saulo, el individuo, a quien el Señor habló camino a Damasco.
Ese día la vida de Saulo cambió y a partir de allí, Saulo cambió al
mundo.
Los problemas que tenemos hoy en día no son nuevos.
Ezequiel citó los males de Israel, inmoralidad, deshonestidad,
opresión al pobre, robo y muchos otros. Y entonces el Señor dijo a
través de Ezequiel. "Y busqué entre ellos hombre que hiciese
vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la
tierra, para que yo no la destruyese;" entonces sigue esta trágica
conclusión "y no lo hallé." (Ezequiel 22:30)
Estamos mejor ahora. Hay un hombre. Si, hay muchos
hombres que pueden hacer vallado y ponerse en la brecha contra
los males que pueden erosionar nuestra sociedad.
El lugar para comenzar a reformar el mundo no es
Washington, o París, o Tokio o Londres. El lugar para comenzar es
uno mismo. Un sabio declaró cierta vez. "Haced de vosotros un
hombre honesto y habrá un sinvergúenza menos en el mundo."
A partir de uno mismo, el próximo paso es la familia. A través
de la revelación el Señor ha dado a los padres el mandamiento:
"Enseñarán a sus hijos a orar y andar rectamente delante del
Señor." (D&C 68:28)
Son necesarios padres y madres que se levanten -y hagan de
sus hogares santuarios donde los hijos puedan crecer en espíritu y
obediencia, industriosos y fieles a probadas normas de conducta.
Si nuestra sociedad se está rompiendo en las costuras, es
porque el sastre o la modista en casa, está produciendo el tipo de
puntada que no aguanta la presión. Diciendo que estamos dando
ventajas. a menudo les quitamos a nuestros hijos las
oportunidades.
Una vez guardé un recorte de una de nuestras revistas. Decía
lo siguiente: "Quiero que mi hijo tenga todas las ventajas que le
pueda dar, para eso le permití:
"Que gane su propio dinero haciendo mandados, cortando el
césped."
"Que pueda obtener buenas notas en la escuela- que las
obtenga porque él lo desea y porque sabe lo que me haría si no lo
hiciera."
"Estar orgulloso de ser limpio, prolijo y ordenado."
"Pararse con orgullo cuando pase la bandera de su país."
"Dirigirse a los amigos mayores de sus padres llamandolos
'señor y señora'."
"Ganando su propio camino en el mundo. sabiendo que se ha
preparado para ello con mucho esfuerzo, mucho estudio y
sacrificando algunos de los placeres que sus amigos pueden
obtener de padres demasiado indulgentes."
"Estas son las ventajas que deseo para mi hijo. porque estas
son las cosas que lo harán tener autoestima y llegar a ser
confiable y exitoso. Y esa es la felicidad que quiero que tenga."
(U.U. News & World Report, marzo 18, 1968. p. l)
A todo esto quiero agregar otras ventajas que quiero que mi
hijo tenga. Quiero que lea las grandes historias del Antiguo
Testamento en el idioma de la Biblia y que conozca a los grandes
hombres con los cuales habló Jehová.
Quiero que lea- además de la ciencia, política y
administración- el Nuevo Testamento, los Evangelios con la vida
sin mácula del Hijo de Dios, y los escritos de los hombres de coraje
que testificaron de El y que sellaron su testimonio con su sangre.
Quiero que lea el testamento del Nuevo Mundo, el Libro de
Mormón, como otro testamento del Señor Jesucristo, el Redentor
de la humanidad. Quiero que mi hijo tenga la ventaja de la fe en el
Dios viviente, una fe que lo llevara a través de las inevitables
tormentas y dificultades de la vida, una fe que lo disciplinará
contra las tentaciones que tratarán de seducirlo.
Hace unos años. un joven entró en mi oficina. Estaba vestido
de uniforme. Iba camino a casa desde Vietnam. Durante un año
había andado el fragor de la batalla en un área muy combatida en
la frontera Laosiana. Yo lo había visto poco antes de que se fuera a
Asia. Ahora volvía vivo, milagrosamente, según me dijo-,
agradecido, pero espiritualmente deprimido.
Acababa de llegar al aeropuerto y tenía poco tiempo antes de
que partiera el ómnibus que lo llevaría al pequeño pueblo rural
donde había crecido y aún vivía su familia. Hablamos de la guerra.
Noté las condecoraciones sobre su pecho, incluyendo una por
servicio distinguido-.
Le dije que la banda del pueblo estaría allí para recibirlo, que
podía estar orgulloso de sí mismo. Me miró y dijo: "No, estoy
avergonzado."
"Avergonzado, ¿de qué?", le pregunté.
"De lo que hice," me replicó. Debería haber sido más fuerte.
Fui débil. Me rendí, primero en pequeñas cosas y luego en las
grandes. Oh, no hice nada que no hicieran todos los hombres que
me rodc.iban. Pero debí ser mejor. Mis amigos del pueblo
esperaban cosas mejores de mí y si hubiese sido 'mas fuerte.
habría podido ayudar a los que con un ejemplo apropiado,
hubieran tenido la fuerza para resistir."
Bajó la cabeza a medida en que hablábamos y vi las lágrimas
rodar por sus mejillas y caer sobre las cintas en su pecho.
Traté de confortarlo, pero no halló mucho consuelo. Era un
héroe militar, pero se veía a sí mismo como un cobarde moral.
No mucho tiempo después hablé con un joven que también
recientemente había regresado de la guerra. El también había
andado con patrullas por la jungla. con el corazón latiendo con
temor.
Pero de mala gana confesó que su mayor temor era el de
hacer el ridículo:
Los hombres de su compañía se burlaban de él, se mofaban,
le pusieron un mote ridículo que lo afligía. Le dijeron que lo
obligarían a hacer algunas de las cosas que ellos hacían, Y en una
ocasión en la que el asunto se puso especialmente pesado los
enfrentó y con tranquilidad les dijo: "Miren, yo sé que piensan que
soy un cuadrado. Yo no me considero mejor que ninguno de
ustedes, pero fuí criado de diferente manera. Crecí en una familia
religiosa en un pueblo religioso. Fuí a la Iglesia todos los domingos.
Orábamos juntos como familia. Se me enseñó que debía
mantenerme alejado de estas cosas. Simplemente, yo creo de
manera distinta. Para mi es un asunto de religión y es una manera
de respetara mi madre y a mi padre. Todos ustedes me pueden
obligar a una situación comprometedora, pero eso no me va a
cambiar, y si lo hacen, después no se sentirán bien."
Uno a uno se fueron alejando silenciosamente. Pero en los
días siguientes, se fueron acercando a pedirle perdón, y a través
de su ejemplo, otros se vieron fortalecidos y sintieron el deseo de
cambiar sus propias vidas. Les enserió el evangelio a dos de ellos
que entraron en la Iglesia. La diferencia entre estos dos jóvenes
estribaba en los hogares de donde provenían. E1 primero, era de
un hogar donde prevalecían las disputas, la tiranía, negligencia,
bebida, abandono y finalmente, divorcio. Cuando la tormenta de la
tentación golpeó al joven árbol, las raíces estaban en tierra poco
profunda y cayó.
El segundo venia de un pueblo similar; pequeño, polvoriento y
poco importante. El hogar del que provenía era igualmente
modesto, pero ahí presidía un buen hombre como padre. Trataba a
su esposa con bondad, respeto y cortesía. La madre honraba a su
esposo y había amor en el hogar. Y el hijo que se alejó de ese
hogar, llevaba consigo la fibra en su alma, una fibra que lo
mantuvo firme bajo las mofas de sus compañeros, cuyos ojos
fueron abiertos cuando se paró y se mantuvo firme como un
callado testigo de las enseñanzas de sus padres.
Esta es la clase de fortaleza que vendrá de padres que están
al frente de sus familias como ministros y testigos de verdades
eternas, las que nutridas en el hogar, edifican caracteres en los
ciudadanos de la nación. Repito, el primer lugar en el que hay que
ponerse del lado del bien, es con uno mismo. El segundo es la
familia. El tercero es la comunidad y el estado. Aquí hay otra vez
un llamado a los hombres y mujeres que se plantaron frente a
planes y programas que expondrían a nuestros jóvenes a
influencias que inevitablemente apresarían a algunos. Hay muchos
de estos programas en todas las comunidades. Puedo mencionar
específicamente a una. Lo hago porque es una que tiene serias
consecuencias morales. Nadie puede negar honestamente que el
alcohol es un problema en nuestra sociedad. Mas de 25.000
personas mueren cada a_ño en accidentes ocasionados por el
alcohol. Se reconoce que la bebida tiene que ver como factor en la
mayoría de los crímenes serios. Y deja tras sí una huella de otros
males. Hogares destruídos, niños abandonados, desempleo y
muchos otros problemas sociales.
Desde hace mucho. el estado de Utah ha tenido menor
proporción per cápita. De consumo de alcohol: menos de la mitad
del promedio de los estados que permiten la venta de bebida por
vaso. Bajo la ley actual, no se prohíbe a ningún adulto que beba si
lo desea, sin embargo, ha habido propuestas, que se presentan
como si fueran para mayor control, que quieren aumentar la
disponibilidad de alcohol a bares donde se admiten personas de
todas las edades. Estamos convencidos que esto significaría
exponer a nuestros jóvenes a más alcohol, con la trágica
consecuencia que resulta. No somos tan ingenuos como para creer
que cada joven o señorita en la vecindad de un bar se dedicaría a
beber, pero estamos convencidos que a mayor oportunidad, habrá
más consumo.
El liderazgo de un pequeño grupo de personas preocupadas y
dedicadas, se ha convertido en un ejército de muchos miles de
hombres y mujeres de diferentes niveles de vida, y de todos los
partidos políticos que se han opuesto a estos esfuerzos. Son
hombres y mujeres de muchas iglesias que se dan la mano en una
causa común contra un programa que beneficiaría a unos pocos a
expensas de muchos.
Este es sólo un ejemplo de lo que puede suceder cuando unos
pocos se deciden a mantener sus principios. Otros siguen, unos
pocos al principio, pero el número aumenta. Hoy en día puede
ocurrir como en los tiempos de Saulo. Al ponernos de pie
honramos una herencia y dejamos mayor heredad. Permítanme
terminar con tres preguntas sacadas del Seminario Teológico Judío:
"¿Cómo pasaremos nuestra herencia? "¿Estará disminuída o
aumentada?
"¿Seremos los abuelos o solamente los nietos de grandes
hombres?."
Que Dios nos bendiga con fuerza para defender lo que es
justo.
4
UNA CIUDAD ASENTADA
SOBRE UN MONTE
En el otoño de 1974, durante la mayor parte de la semana,
estuve a la entrada del Templo de Washington, dando la
bienvenida a invitados especiales. Entre los mismos estaba la
esposa del presidente de los Estados Unidos, jueces de la Suprema
Corte, senadores y miembros del Congreso, embajadores de varios
países, clérigos, educadores y hombres de negocio. Otros
visitantes, más de 700.000, vinieron a ver el sagrado edificio.
Un vasto espacio en revistas y periódicos había sido ocupado
con comentarios sobre el templo y la radio y televisión
comentaban ampliamente sobre el asunto. Indudablemente
ningún edificio construído en Occidente durante los últimos años,
había atraído tanta atención.
Casi sin excepción, los que vinieron lo apreciaron y fueron
reverentes. Muchos fueron profundamente tocados en su corazón.
Al dejar el templo, la Sra de Gerald Ford, esposa del décimo
presidente de los Estados unidos, comentó: "Esta ha sido una real
experiencia para mí ....Es una inspiración para todos."
Cuando al igual que otros. estuve en ese sagrado edificio día
tras día, estrechando la mano de muchas honorables y respetadas
personas de este país y del mundo, dos corrientes de
pensamientos cruzaban repetidamente mi mente. La primera.
respecto a la historia del pasado. La segunda estaba ocupada con
el presente y el futuro.
Viendo a la Primera Dama que se sacaba una foto junto al
Presidente Spencer W. Kimball, mi mente retrocedió 135 años.
Nuestro pueblo estaba entonces en Commerce, Illinois, sin hogar y
destituídos, enfrentando el amargo invierno que pronto llegó.
Habían sido expulsados de Misuri y huído a través del Misisipí en
busca de asilo en Illinois. Habían comprado una porción de tierra
donde el río hacía una gran curva, el lugar era de hermosa
apariencia,pero tan pantanoso que una yunta no podía cruzarlo sin
que se quedaran atascados en el barro.
Este lugar se convirtió con gran esfuerzo y sacrificio en
Nauvoo la Hermosa. Pero en 1835, fue Commerce el sitio que
acogió a miles que habían sido expulsados de sus hogares y que
ahora no tenían donde ir. Habían dejado atrás sus esfuerzos de
años- casas y graneros, iglesias y edificios públicos y cientos de
granjas productivas. Aún más, bajo el suelo de Misuri, habían
dejado sepultados a sus seres amados que habían sido muertos
por la chusma. Expulsados y desposeídos, incapaces de obtener
justicia de Misuri, decidieron hacer una petición al Presidente y al
Congreso de los Estados Unidos. José Smith y Elías Higbee fueron
asignados para ir a Washington.
Salieron de Commerce el 20 de octubre, 1839, viajando en
una ligera calesa. Llegaron a Washington cinco semanas más
tarde. La mayor parte del primer día lo pasaron tratando de hallar
un lugar al alcance de sus bolsillos.
En una carta a Hyrum Smith escribieron: "Encontramos el
lugar mas barato que pueda haber en esta ciudad." (Historia de la
Iglesia 4:40).
Al ver al Presidente de los Estados Unidos, Martin Van Buren,
presentaron su caso. El respondió: "Caballeros, su causa es justa,
pero no puedo hacer nada por ustedes...Si los defiendo, perderé el
voto de Misuri." (HdI 4:80).
Entonces apelaron al Congreso. En las frustrantes semanas
siguientes, José volvió a Commerce, la mayor parte del camino
cabalgando. El Juez Highbee se quedó a defender su causa,
solamente para que el Congreso le dijera que no harían nada por
ellos.
Cuánto ha avanzado la Iglesia en la confianza de oficiales
públicos desde 1839, cuando José Smith fue repudiado en
Washington, hasta hoy, en que el presidente de la Iglesia es
bienvenido y honrado.
Tales fueron en esencia el primer y último capítulos de mis
pensamientos durante esos hermosos días en el Templo de
Washington. Y entre ese primer y último capítulos corría el hilo de
una serie de otros, que hablaban de la muerte de José y Hyrum
ese bochornoso día 27 de junio, 1844; la expulsión de Nauvoo; las
largas caravanas de carretas cruzando el río al Territorio de Iowa;
la de los campamentos en la nieve y barro en esa funesta
primavera de 1846; Winter Quarters (Campamento dé Invierno)
sobre el Misuri y la gangrena, la fiebre y la plaga que diezmaron
las filas; del llamado a los hombres para que se unieran al ejército,
hecho por el mismo gobierno que había hecho oídos sordos a sus
súplicas; de la huella bordeada de tumbas subiendo al Elkhorn.
Platte y el Sweetwater sobre el Paso South (Sur), siguiendo hasta
el Valle de Lago Salado; de los diez de millares que dejaron la
parte este de los Estados Unidos y de Inglaterra para seguir su
camino sobre esa larga huella. algunos empujando carros de mano
y muriendo en el invierno de Wyoming, de la interminable maleza
de estos valles; de la excavación de millas de canales para traer
agua a la tierra sedienta; de décadas de gritos y clamor en
nuestra contra, nacidos en la intolerancia; de la privación de los
derechos de ciudadanía, bajo la ley dictada en esa misma
Washington, y reforzado por comisarios enviados por el gobierno
federal. Estos capítulos están entre otros de esa historia épica.
Gracias a Dios, esos duros días han pasado. Gracias a los que
se mantuvieron fieles mientras caminaban por ese fuego de
pruebas. Qué precio, qué terrible precio pagaron, y nosotros
somos los beneficiarios. Gracias a aquéllos, quienes a través de
una vida virtuosa han ganado desde entonces para su pueblo, una
medida de respeto. Gracias por un día mejor, con mayor
comprensión y un amplio y generoso aprecio hacia la Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días.
Estos eran mis pensamientos al estrechar las manos de
muchos de los miles que vinieron al templo de Washington con
curiosidad y se fueron con agradecimiento, algunos con lágrimas
en los ojos.
Pero esos, fueron en su mayoría, pensamientos del pasado.
Había otros del presente y del futuro. Un día, mientras andaba por
la autopista entre el tránsito, miré maravillado, como lo hacen casi
todos los que viajan por ahí, a las brillantes agujas de la Casa del
Señor, elevándose al cielo desde un monte en el bosque. Vinieron
a mi mente las palabras de las escrituras, palabras dichas por el
Señor cuando estaba sobre el monte enseñando al pueblo. El dijo:
"Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un
monte no se puede esconder: "Ni se enciende una luz y se pone
debajo de un almud, sino sobre el candelero y alumbra a todos los
que están en casa. "Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a
vuestro Padre que está en los cielos." (Mateo 5:14-16)
No solamente el Templo de Washington, sino todo este pueblo
ha llegado a ser una ciudad asentada sobre un monte que no
puede ser escondida.
A veces nos sentimos ofendidos cuando un miembro de la
Iglesia se ve envuelto en un crimen y la prensa rápidamente
puntualiza que es mormón. Comentamos entre nosotros que si
hubiera sido miembro de cualquier otra iglesia no se habría hecho
ninguna mención.
¿No es acaso una alabanza indirecta a nuestra gente? El
mundo espera algo mejor de nosotros, y cuando alguno falla, la
prensa rápidamente toma cuenta de ello. Hemos llegado
realmente a ser una ciudad asentada sobre un monte para que el
mundo vea. Si queremos llegar a ser lo que el Señor espera de
nosotros, deberemos en verdad llegar a ser: "Real sacerdocio,
nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable."
(1 Pedro 2:9)
A menos de que el mundo cambie el curso de sus tendencias
actuales (y eso no es probable); y si, por otra parte, continuamos
siguiendo las enseñanzas de los profetas, seremos cada vez más,
un pueblo peculiar del cual el mundo tomará nota.
Por ejemplo, mientras la integridad de la familia se desmorona
bajo la presión mundana, nuestra posición sobre la santidad de la
farnilia debe ser más obvia y aun más peculiar en contraste, si es
que tenemos la fe de mantener esa posición.
A medida en que la actitud permisiva hacia el sexo se
expande cada vez más, la doctrina de la iglesia, enseñada en
forma consistente durante más de un siglo, se volverá singular y
aún extraña a muchos. Mientras el consumo de alcohol aumenta
cada año bajo las costumbres de la sociedad y la atracción de la
propaganda, nuestra posición establecida por el Señor hace más
de un siglo, se volverá más extraña para el mundo.
Mientras que el gobierno asume cada vez más la carga del
cuidado de las necesidades de los humanos, la independencia de
nuestros servicios sociales y la doctrina que la respalda, se
volverán más y más singulares. Mientras el día Sabático se ha
vuelto un día de mercado, los que obedecen los preceptos de la
ley escrita por el dedo del Señor en Sinaí y reforzado por la
revelación moderna, aparecerán como poco usuales.
No siempre es fácil vivir en el mundo sin ser parte de el. No
podemos vivir enteramente entre nosotros, ni deseamos hacerlo.
Debemos mezclarlos con otros. Al hacer esto podemos ser
bondadosos. Podemos ser inofensivos. Podemos evitar cualquier
actitud o espíritu farisaico. pero podemos mantener nuestras
normas. La tendencia natural es ser de cualquier otra manera y
muchos sucumben a ella.
En 1856, cuando estábamos solos en estos valles, muchos
pensaron que estábamos a salvo de las maneras del mundo. A
ellos el Presidente Heber C. Kimball les dijo: "Quiero decirles mis
hermanos, que vendrán tiempos en que estaremos en estos valles
pacíficos, mezclados de tia manera, que será dificil distinguir entre
el rostro de un Santo de la cara de un enemigo del pueblo de Dios.
Entonces hermanos", prosiguió, "estad atentos al tamiz, porque
vendrán tiempos en que seréis cernidos y muchos caerán; pues os
digo que habrá una prueba, una prueba; una PRUEBA que vendrá,
y, ¿quién se podrá mantener?" (Orson F, Whitney, 'Vida de Heber
C. Kimball' [Bookcraft, 1945),p.446)
No conozco la naturaleza precisa de esa prueba. Pero me
inclino a pensar que el tiempo llegó y que la prueba consiste en
nuestra capacidad de vivir el evangelio en lugar de adoptar las
costumbres del mundo. No abogo por un retiro de la sociedad. Al
contrario. tenemos.la responsabilidad y el desafío de tomar
nuestro lugar en el mundo de los negocios, ciencia, educación,
gobierno, medicina y cualquier otra vocación constructiva y que
valga la pena. Tenemos la obligación de capacitar nuestras manos
y mentes para destacarnos en el trabajo del mundo para bendición
de toda la humanidad. Al hacer esto debemos trabajar con otros,
pero esto no significa que debemos renunciar a nuestras normas.
Podemos mantener la integridad de nuestras familias si
seguimos el consejo de nuestros líderes. Al hacerlo, los que nos
observan nos respetarán y serán llevados a preguntar cómo lo
hacemos.
Podemos oponernos a la marea de pornografía y lascivia que
está destruyendo la fibra misma de las naciones. Podemos evitar
tomar parte de las bebidas alcohólicas y apoyar las medidas que
regulen las ventas y su exposición. Al hacerlo encontraremos a
otros que piensan como nosotros y que se unirán a la lucha.
Podemos encargarnos más especialmente de nuestros
necesitados en lugar de pasar la carga al gobierno y de esa
manera preservar la independencia e integridad de los que
realmente necesitan ayuda.
Podemos evitar hacer compras en domingo. Con otros seis
días en la semana, ninguno de nosotros tiene necesidad de
comprar muebles en día domingo. Ninguno de nosotros necesita
comprar ropa en domingo. Con un poco de planeamiento podemos
fácilmente evitar comprar alimentos en domingo. A medida en que
observemos estas y otras normas enseñadas por la Iglesia,
muchos en el mundo nos respetarán y encontrarán la fuerza para
hacer lo que saben es justo. Y en las palabras de Isaías: Y vendrán
muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a
la casa del Dios de Jacob; y nos enseñarán sus caminos, y
caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, Y de
Jerusalén la palabra. (Isaías 2:3)
La vela que el Señor encendió en esta dispensación puede
ser una luz para todo el mundo, y otros, viendo nuestras buenas
obras los llevarán a glorificar a nuestro Padre en los cielos y a
emular en sus propias vidas el ejemplo que han observado en la
nuestra.
Al dejar el templo de Washington, uno de los líderes de
nuestra nación, mirando hacia las agujas dijo: "esta hermosa
estructura es un símbolo de las virtudes que han hecho de
nosotros una gran nación y un gran pueblo. Necesitamos estos
símbolos."
Puede haber muchos más símbolos aparte del templo de
Washington, y aún mayores y más impresionantes. Comenzando
con usted y yo, puede haber todo un pueblo que. por la virtud de
nuestras i-idas. en nuestros hogares, en nuestra vocación, aún en
nuestros pasatiempo: se puede convertir en una ciudad asentada
sobre un monte hacia quien el mundo puede mirar y aprender, un
pendón a las naciones de quien la tierra pueda tomar fuerza.
5
LA FUERZA DE
LA ORACIÓN FAMILIAR
Caminé por un puesto de revistas observando lo expuesto,
intrigado por la cantidad de publicaciones sobre la
reestructuración y embellecimiento de nuestros hogares.
Solamente sus títulos eran suficientes para excitar la imaginación
hacia el mejoramiento, y su contenido indicaba una cantidad de
sugerencias de como vestir una casa antigua o planear una nueva.
Entonces mis ojos se dirigieron a las revistas de noticias.
Impresas en la carátula, con grandes letras brillantes, habia una
pregunta inquietante "¿Serán nuestras calles nuevamente seguras
alguna vez?" En su interior leí una entrevista entre los editores de
la revista y el presidente de la Asociación Internacional de Jefes de
Policía, Stanley R. Schrotel de Cincinnati. La entrevista describía lo
que leemos últimamente en forma tan frecuente- el crecimiento
de asaltos, robos y otros serios crímenes infligidos a personas
inocentes. Nuevas historias indican que uno no puede caminar a
salvo por las calles de algunas de nuestras ciudades mas
orgullosas. Esto no solo ocurre en los Estados Unidos; el mismo
problema se sieñte en todo el mundo.
Cito lo que se dijo en la entrevista con el Comisario Schrotel:
"P. ¿Usted está diciendo que se debe culpar a los padres por la
delincuencia juvenil?"
"R. Debiera haber dicho que hay una gran necesidad de tener
hogares más fortalecidos, mayor respeto a los padres como
símbolo de autoridad, y mas guía por parte de los padres."
A esto yo encuentro solo una interpretaeiónhay serias fallas
en los hogares de las personas. Hay falla en cultivar las virtudes
que llevan a un mayor respeto por la ley, respeto por los que nos
rodean, aún respeto por uno mismo.
Otros síntomas, menos dramáticos, pero igualmente
importantes en sus consecuencias, se hallan en el aumento de
tragedias domésticas, los hogares deshechos, los niños que se ven
sueltos de las ataduras que debieran darle seguridad y estabilidad
en sus vidas. Agreguemos a esto los casos de integridad dudosa,
fechorías y abandono y tenemos un cuadro miserable y desolador.
Pablo en la antigüedad declaró a Timoteo: "También debes
saber esto; que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos";
no dijo nada respecto a bombas atómicas o misiles internacionales
o submarinos portadores de muerte. En cambio serán tiempos
peligrosos porque: "Habrá hombres amadores de si mismo
s...blasfemos, desobedientes a los padres, gratos ...sin afecto
natural ...aborrecedores de lo bueno." (2 Timoteo 3:1-3)
El Jefe de policía nombró algunas de las cosas que haría para
paliar este penoso problema.
Incluyó legislación estricta y más sentencias a prisión. No
pretendo cuestionar su fórmula, pero no creo que sea una solución
durable o básica. Se revertirá la situación solamente cuando se
alteren los principios que gobiernan la conducta de la gente.
Honestidad, carácter e integridad no provienen de leyes o de
la acción policial. Será solamente cuando volvamos a incluir en
nuestro quehacer, las virtudes de una verdadera civilización, que
cambiará el molde de nuestro tiempo. Ese proceso debe comenzar
en los hogares de la gente. Debe comenzar con el reconocimiento
de Dios como nuestro Padre Eterno y nuestra relación con El como
el de sus hijos, comunicándonos con El reconociendo su posición
como soberano, suplicando por su guía en nuestros asuntos.
Oración, oración familiar, en los hogares de éste y otros
países, es una de las simples medicinas que pueden remediar la
enfermedad que ha erosionado la fibra de nuestro carácter. Es tan
simple como un rayo de sol e igualmente efectivo para curar
nuestro mal. No podemos esperar el milagro en un día, pero en
una -generación tendríamos un milagro. Hace una o dos
generaciones atrás, la oración familiar era en el mundo entero,
algo tan común y parte de la vida cotidiana como el comer. A
medida en que esta práctica ha desaparecido, ha decaído nuestra
moral. Me satisface el hecho de que no hay un sustituto adecuado
para la costumbre de arrodillarse juntos-padre, madre y los niños,
por la mañana y la'- ñoche. Esto hará más para el embellecimiento
y fortalecimiento de nuestros hogares, que las pesadas alfombras
y hermosos cortinados o el equilibrio justo de coloridos esquemas.
En la simple postura de arrodillarse, hay algo que contradice
las actitudes descritas por Pablo: "Orgullosos ...soberbios
...vanagloriosos" La contínua práctica del padre, madre y niños
arrodillándose juntos,evapora las cualidades descritas:
"desobediente a los padres, sin afecto natural" (2 Timoteo 3:2-4)
Hay algo en el acto de dirigirse a la Deidad que deja fuera de
lugar la tendencia a la blasfemia o a volverse amadores de los
deleites más que de Dios.
La inclinación de ser impío, como lo describió Pablo, de ser
ingrato, se borra cuando juntos como familia agradecemos al
Señor Por la vida, la paz y todo lo que tenemos.
La escritura declara: "Darás las gracias al Señor tu Dios, en
todas las cosas" y luego, "..Y en nada ofende el hombre a Dios, o
contra ninguno está encendida su ira, sino aquellos que no
confiesan su mano en todas las cosas y no obedecen sus
mandamientos." (D&C 59:7,21)
Al recordar juntos ante el Señor a los pobres, los necesitados
y los oprimidos, se desarrolla en forma inconsciente pero real,
amor por los demás, por encima de uno mismo, un respeto por
otros, un deseo de servir las necesidades de los demás. Uno no
puede pedir a Dios que ayude a alguien que esta necesitado, sin
sentirse motivado para hacer algo por esa persona por la que está
pidiendo. Qué milagros habría en los niños de Ainérica y el mundo,
si dejaran de lado su egoísmo y se perdieran en el servicio a otros.
La semilla de la que saldría ese árbol protector, es mejor plantada
y nutrida en las súplicas diarias de las familias.
No veo una mejor forma de inculcar amor a la patria, que la
de tener padres que oran delante de sus hijos pidiendo por el
presidente y el congreso, o por la reina y el parlamento del país en
que viven.
En la cartelera de algunas de nuestras ciudades se lee: "Una
nación que ora es una nación en paz. Yo creo esto. Y espero que
sea algo más que un lema contagioso. Estoy seguro de que no
tendremos paz a menos y hasta que lo pidamos en el nombre del
Príncipe de Paz.
No conozco nada que alivie esa tensión familiar, que traiga de
manera sutil respeto a los padres, que lleve a la obediencia y que
afecte el espíritu de arrepentimiento y que borre ampliamente la
plaga de hogares destrozados, salvo el orar juntos, confesando las
debilidades ante el Señor, invocando sus bendiciones para el
hogar y los que viven en el.
Me impresionó algo que dijo James H. Moyle, quien escribió a
sus nietos sobre la oración familiar en su hogar. "Nunca nos hemos
ido a la cama sin antes hincarnos en oración para suplicar guía
divina y aprobación. Pueden surgir diferencias en las familias
mejor gobernadas, pero se disiparan por ...el espíritu de
oración...Su propia psicología tiende a producir familias más justas
entre los hombres. Tiende a la unión, amor. perdón y al servicio."
En 1872, el Coronel Thomas L. Kane, el gran amigo de los
Santos de los Ultimos días en los días de su angustia en Iowa y
cuando el ejército venía al Valle de Lago Salado, vino otra vez al
oeste con su esposa y dos hijos. Viajaron a St George con Brigham
Young, posando cada noche en los hogares que estaban en su
camino. La -Sra Kane escribió una serie de cartas a su padre que
estaba en Filadelfia. En una de ellas decía: "En cada uno de los
hogares en los que hemos parado en este viaje tuvimos una
oración inmediatamente después de la cena, y oraciones otra vez
a la mañana antes del desayuno. Nadie podía faltar ...Los
Mormones ...se arrodillan inmediatamente, mientras que el jefe de
familia, o algún honrado invitado ora en voz alta ...Pierden poco
tiempo en palabras, sino que piden .lo que necesitan y le
agradecen lo que les ha dado ...dan por sentado que Dios sabe
nuestros nombres familiares y títulos, y le piden una bendición
para un individuo en particular ...una vez que me acostumbré,
esto me gustó."
¡Oh, que nuestro pueblo cultive esta práctica, que era tan
importante para nuestros pioneros! La oración familiar era tan
parte de su adoración, como lo eran las reuniones conducidas en
el Tabernáculo de Salt Lake. Con la fe que viene de estas
invocaciones diarias desmontaron la artemisia, llevaron el agua a
la tierra reseca, hicieron que el desierto floreciera como la rosa,
gobernaron sus familias en amor, vivieron en paz el uno con el
otro, e hicieron sus nombres inmortales al perderse en el servicio a
Dios.
Hemos llegado al trágico punto de nuestra historia, en el que
evidentemente no podemos pedir las bendiciones de Dios en
nuestras escuelas, pero podemos orar en nuestros hogares. La
familia es la unidad de la sociedad. La oración familiar es la
esperanza de una sociedad mejor. "Buscad al Señor mientras
puede ser hallado." (Isaías 55:6)
Hace un tiempo atrás, me emocionó la desoladora declaración
hecha por un joven misionero en Japón. Dijo: "He estado aquí por
meses. No puedo aprender el idioma. No me gusta la gente. Estoy
deprimido y lloro a la noche. Le escribí a mi madre y le supliqué
por una excusa para volver a casa. Me contestó: 'Estamos orando
por ti. No hay un solo día que pase sin que todos nos arrodillemos
juntos a la mañana antes de comer, y a la noche al acostarnos,
suplicando al Señor que te bendiga. Hemos agregado ayuno a
nuestra oración; 'Padre Celestial, bendice a Johnny en Japón y
ayúdale entender y aprender el. idioma para que pueda hacer el
trabajo al que ue llamado hacer.' Entre lágrimas este joven
continuó diciendo, "Voy a probar otra vez. Agregar mis oraciones a
la de ellos, y mi ayuno a su ayuno."
Cuatro meses más tarde,me escribió una carta en la que me
decía, "Ha ocurrido un milagro. El idioma me ha venido como un
don del Señor. He aprendido a amar a la gente en este hermoso
país. Gracias a Dios por las oraciones de mi familia."
¿Podemos hacer que nuestros hogares sean más hermosos?
Sí, dirigiéndonos como familias a la fuente de toda verdadera
hermosura. ¿Podemos fortalecer nuestra sociedad y hacer un lugar
mejor del sitio en que vivimos? Sí, fortaleciendo la virtud en
nuestra vida familiar, arrodillándonos en oración familiar y
suplicando al Todopoderoso en el nombre de su Amado Hijo. Esta
simple práctica, de volver la familia a la adoración, llevada a
través del país y del mundo, haría que en una generación
desapareciera la plaga que nos está destruyendo y restablecería la
integridad, respeto mutuo, y un espíritu de agradecimiento en el
corazón de la gente.
6
MIRAD A VUESTROS
PEQUEÑITOS
Una tarde llevamos a nuestros nietos al circo. Yo estaba más
interesado en mirarlos a ellos y a los otros niños, que en mirar al
hombre que volaba en el trapecio. Los miraba mientras en forma
alternada se reían y miraban con ojos agrandados las excitantes
maniobras que había frente a ellos. Y pensé en el milagro de los
niños, quienes llegan como una renovación constante de la vida y
propósito del mundo. Observándolos en la-intensidad de su
interés, aún en esta atmósfera, mi mente se volvió a esa hermosa
y emocionante escena registrada en el libro de 3 Nefi cuando el
Señor resucitado tomó a los niños pequeños en sus brazos y lloró
mientras los bendecía y le dijo al pueblo, "Mirad a vuestros
pequeñitos." (17:23)
Es tan obvio en el mundo actual que el gran bien y el terrible
mal, son los dulces y amargos frutos de la crianza de los niños de
ayer. Así como capacitamos una nueva generación. será el mundo
dentro de unos años. Si usted esta preocupado por el futuro,
entonces preocúpese de la crianza de sus hijos. Sabiamente el
escritor de Proverbios declaró: "Instruye al niño en su camino, y
aún cuando sea viejo no se apartara de el."(Proverbios 22:6)
Cuando yo era un muchacho, vivíamos durante el verano eri
una granja de frutales. Cosechábamos grandes cantidades de
duraznosmuchos camiones cargados de ellos. Nuestro padre nos
llevó a ver las demostraciones de cómo podar, dadas por la
Facultad de Agronomía. Durante enero y febrero, todos los
sábados íbamos a la granja y podábamos los árboles. Aprendimos
que al cortar y aserrar en los lugares correctos, aún cuando
hubiera nieve en la tierra y la madera parecia muerta, podíamos
moldear el árbol para que cuando el sol llegara en la primavera y
el verano, tocara la fruta. Aprendimos que en febrero podíamos
determinar con bastante exactitud la clase de fruta que
cosecharíamos en septiembre.
E.T. Sullivan escribió una vez estas interesantes palabras:
"Cuando Dios quiere que se haga una gran obra en el mundo, o
que se corrija algún gran error, lo hace de una manera poco usual.
No envía terremotos o rayos. En lugar de eso, hace que nazca
un bebé indefenso, tal vez en un hogar simple con una oscura
madre. Entonces Dios pone en el corazón de la madre una idea y
la madre la pone en la mente del bebé. Y entonces Dios espera.
Las grandes fuerzas del mundo no están en los terremotos y
rayos. Las grandes fuerzas del mundo están en los bebés." (The
Treasure Chest, [El Arcon de los Tesoros] p.53)
Y esos bebés. me gustaría agregar. llegarán a ser fuerzas del
bien o del mal. dependiendo en gran medida en cómo sean
criados. Sin equivocarse, el Señor ha declarado: "Pero yo os he
mandado criar a vuestros hijos en la luz y la verdad." (D&C 93: 40)
Si me perdonan por sugerir lo que es obvio, lo hago
solamente porque lo obvio, en muchas instancias, no se observa.
Lo obvio, respecto a los niños, incluye cuatro imperativos:
Amarlos. Enseñarles. Respetarlos. Orar con ellos y por ellos.
Hay una calcomanía para los autos que se ve mucho estos
días y que dice: '°¿Ha abrazado hoy a su hijo?" Cuán afortunado,
cuán bendecido es el niño que siente el afecto de sus padres. Ese
calor, ese amor que dará dulce fruto en los años que seguirán. En
larga medida la dureza que caracteriza tanto a nuestra actual
sociedad, es el resultado de la dureza impuesta a los niños años
atrás.
Un día, cuando me éncontré con uno de mis amigos de la
infancia, me asaltaron una cantidad de recuerdos del lugar en el
que nos críamos. Era un microcosmo del mundo, con mucha
variedad de gente. Era un grupo muy entrelazado, y creo que nos
conocíamos todos. Creo también, que los amamos a todos- es
decir, con la excepción de un hombre. Yo debo confesar: yo
detestaba a ese hombre. Desde entonces me he arrepentido de
ese sentimiento. pero al mirar atrás, puedo sentir otra vez la
intensidad de mi sentimiento. Sus jóvenes hijos eran nuestros
amigos, pero él era mi enemigo. ¿Por qué esta fuerte antipatía?
Porque castigaba a sus hijos con un cinto o una vara o con lo que
tuviera a mano, cuando su ira aparecía ante la menor provocación.
Tal vez el hombre me disgustaba tanto a causa del hogar
donde yo vivía, donde había un padre quien, por alguna silenciosa
magia, era capaz de disciplinar a su familia sin el uso de ningún
instrumento de castigo, aunque a veces lo hubiéramos merecido.
He visto los frutos del temperamento de nuestro vecino
repetirse en las perturbadas vidas de sus hijos. Desde entonces,
he descubierto que él era uno de esos padres que parecen
incapaces de nada, salvo la dureza, con aquellos por los cuales
son responsables de que hayan venido al mundo. También he
llegado a entender que este hombre, que está en los recuerdos de
mi infancia, es sólo un ejemplo de incontables miles que hay en el
mundo y que abusan de los niños. Cada asistente social, cada
oficial de guardia en el cuarto de emergencia de un gran hospital,
cada policía y juez de una gran ciudad puede contarles sobre ellos.
Todo el trágico cuadro habla de palizas, patadas. bofetadas, aun
de asalto sexual a niños pequeños. Y junto a éstos, hay otros
hombres y mujeres viciosos que explotan a sus hijos con
propósitos pornográficos.
No quiero seguir con esta desagradable descripción.
Solamente deseo decir que ningún hombre que profesa seguir a
Cristo y ningún hombre que profesa pertenecer a esta iglesia
puede estar envuelto en estas prácticas sin ofender a Dios y
repudiar las enseñanzas de su Hijo. Fue Jesucristo mismo quien
declaró. sosteniendo ante nosotros el ejemplo de pureza e
inocencia de los niños: "Y cualquiera que haga tropezar a alguno
de estos pequeños..., mejor le fuera que se le colgase al cuello
una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo
del mar." (Mateo 18: 6)
¿Puede haber mayor denuncia contra los que abusan de los
niños, que estas palabras dichas por el Salvador de la humanidad?
¿Quiere usted un mayor espíritu de amor en el mundo? Entonces
comience dentro de las paredes de su propio hogar. Mire a sus
pequeñitos y vea en ellos las maravillas de Dios, de cuya
presencia han venido hace poco.
Brigham Young dijo una vez: "Un niño ama la sonrisa de su
madre, pero odia su ceño fruncido. Le digo a las madres que no
permitan que sus hijos hagan lo malo, pero que a la vez, los traten
con dulzura." (discursos de Brigham Young, p. 323) Dijo mas
adelante: "Críen a sus hijos en amor y temor al Señor; estudien su
disposición y temperamento, y trátenlos de acuerdo a éstos, no
permitiéndose nunca corregirlos en el calor de la pasión;
enseñarles por amor a usted, en lugar de hacerlo por temor."
(Ibíd., p. 320)
Por supuesto que se necesita disciplina para criar a una
familia. Pero la disciplina con severidad, disciplina con crueldad,
lleva no a la corrección, sino inevitablemente al resentimiento y
amargura. No cura nada, sino que agrava el problema. Es
contraproducente. Al establecer el espíritu de gobierno dentro de
su Iglesia, el Señor ha establecido también e 1 espíritu de
gobierno en los hogares a través de estas grandes palabras de
revelación: "Ningún poder o influencia se puede ni se debe
mantener sino por la persuasión, longanimidad. - benignidad,
mansedumbre y por amor sincero; reprendiendo en la ocasión con
severidad, cuando lo induzca el Espíritu Santo. y entonces
demostrando mayor amor hacia el que has reprendido, no sea que
te considere su enemigo; para que sepa que tu fidelidad es más
fuerte que los lazos de la muerte." (D&C 121: 41. 43-44)
Mirad a vuestros pequeñitos y enseñadles. No debo
recordarles que con su ejemplo harán más que con ninguna otra
cosa, para imprimir en sus mentes un tipo de vida. Es siempre
muy interesante conocer los hijos de los viejos amigos para
encontrar otra generación que camina los senderos de sus padres
y madres.
Se cuenta una historia de que en la Roma antigua un grupo de
mujeres estaban enseñando con vanidad, sus joyas a otras. Entre
ellas estaba Cornelia, la madre de dos niños. Una de las mujeres le
dijo: "¿Y donde están tus joyas?" Cornelia dijo, señalando a sus
hijos: "Estos son mis joyas." Bajo su tutela, y caminando en la
huella de las virtudes de su vida, crecieron para ser Cayo y Tiberio
Graco- Los Graco, como se los llamaba- dos de los más
persuasivos y efectivos reformadores de la historia Romana. As!
como son recordados y nombrados, también será recordada y
alabada la madre que los crió, según el molde de su propia vida.
Permítanme volver a las palabras de Brigham Young: "Que
vuestro constante cuidado sea para los niños que Dios tan
bondadosamente les ha dado para enseñarles en su temprana
juventud la importancia de los oráculos de Dios, y la hermosura de
los principios de nuestra santa religión, así, cuando crezcan a los
años que los harán hombres y mujeres, también los apreciarán
tiernamente y nunca abandonarán la verdad." (Discursos de
Brigham Young, p. 320)
Reconozco que hay padres que a pesar de dar su amor y
haber hecho un fiel esfuerzo para enseñarles, ven que sus hijos
crecen de manera contraria y lloran mientras sus hijos e hijas se
apartan y por su propia voluntad siguen cursos con trágicas
consecuencias. Por ellos siento gran simpatía, y quisiera citarles
las palabras de Ezequiel: "...El hijo no llevará el pecado del padre,
ni el padre llevará el pecado del hijo..." (Ezequiel 18: 20)
Pero esa es la excepción, no la regla. Ni la excepción nos
justifica para que dejemos de hacer todos los esfuerzos mostrando
amor, ejemplo y preceptos correctos al criar a los que Dios nos dio
en sagrada responsabilidad.
Ni nunca debemos olvidar las necesidades de nuestros
pequeñitos. Bajo la palabra revelada del Señor, sabemos que son
hijos de Dios tal como lo somos nosotros, mereciendo el respeto
que viene del conocimiento de esos principios eternos. La verdad
es que el Señor aclaró que a menos que desarrollemos en nuestras
propias vidas la pureza, la ausencia de engaño, la inocencia del
mcl, no podremos entrar en su presencia. El declaró: "De cierto os
digo, que si no os volvéis como este niño, no entraréis en el reino
de los cielos." (Mateo 18: 3)
Una vez Channing Pollock escribió unas palabras interesantes
y estimulantes: "Contemplando la adolescencia a través de la cual
desdeñamos lo que está mal, algunos de nosotros
desearíamos ...que pudiésemos nacer viejos, y volvernos jóvenes
y más limpios y aún más simples e inocentes, hasta que al final,
con las almas blancas de los niños pequeños, pudiéramos
acostarnos en el sueño eterno." (The World's Slow Stain, Reader's
Digest, junio 1960, p.77)
Mirad vuestros pequeñitos. Orad con ellos. Orad por ellos y
bendecidlos. El mundo en el que se mueven es complejo y dificil.
Caerán en profundos mares de adversidad. Necesitarán toda la
fuerza y toda la fe que les puedan dar mientras aún están cerca
de ustedes. También necesitarán una mayor fuerza que viene del
poder de lo alto. Deberán hacer algo más que continuar con lo que
encuentren. Deben elevar al mundo y los únicos niveladores que
tendrán son el ejemplo de sus propias vidas y la persuasión que
vendrá de sus testimonios y su conocimiento de las cosas de Dios.
Necesitarán la ayuda del Señor. Mientras sean jóvenes, orad con
ellos para que lleguen a conocer la fuente de fortaleza que
siempre tendrán a su disposición en la hora de necesidad.
Me encanta oír a los niños orar. Y aprecio oír a los padres orar
por sus hijos,. Me paro reverente frente a un padre que con la
autoridad del santo sacerdocio, pone sus manos sobre la cabeza
de un hijo o una hija en los momentos de decisiones importantes y
que en el nombre del Señor y bajo la dirección del Espíritu Santo
da una bendición de padre.
7
UN HOMBRE HONESTO
LA OBRA MAS NOBLE DE DIOS
Entre muchas otras cartas sin firmar, recibí una de particular
interés. Contenía un billete de veinte dólares acompañado por una
breve nota que decía que había venido a mi casa muchos años
atrás. Al no recibir respuesta al timbre, había probado la puerta, y
viendo que estaba sin llave, había entrado y caminado por la casa.
Vió un billete de veinte dólares sobre el aparador, lo tomó, y se
fue. A través de los años su conciencia lo había molestado, y
ahora devolvía el dinero.
No incluyó nada de interés durante el período en el cual usó el
dinero. Pero al leer su patética carta pensé en la usura a la que se
había sujeto durante un cuarto de siglo con el incesante
remordimiento de su conciencia. No hubo paz para él hasta que
hizo una restitución.
Nuestro periódico local tenía una historia similar. El estado de
Utah recibió una nota sin firmar junto con doscientos dólares. La
nota decía: El dinero adjunto es como pago del material usado
durante los años que trabajé para el estado- tal como sobres,
papel, estampillas, etc."
Imaginen la inundación de dinero que caería sobre las oficinas
de gobierno, negocios y mercaderes si todos lo que han hurtado
un poco aquí, otro poco allá fuesen a devolver lo que han tomado
en forma deshonesta. El costo de todos los paquetes de
mercaderías del supermercado, de cada corbata o blusa comprada
en los centros de compra, incluye para cada uno de nosotros, el
costo de lo que se roba.
Cuán barato venden algunos hombres y mujeres, su buen
nombre. Yo recuerdo el caso, ampliamente publicado, de una
figura pública prominente, que fue arrestado por llevar un artículo
que costaba menos de cinco dólares. No sé si fue condenado por
la corte, pero su insignificante delito lo había condenado ante el
pueblo. Por lo menos, en cierta medida su tonto acto había
anulado mucho del bien que había hecho y era aún capaz de
hacer.
Cada vez que abordamos un aeroplano pagamos un impuesto
para que nuestras personas y equipaje sean registrados para
nuestra seguridad. Sumado esto llega a millones de dólares, todo
a causa de la temida deshonestidad de unos pocos que a través
de amenazas ,y chantaje tratan de obtener lo que no es de ellos.
Una de nuestras revistas nacionales no hace mucho publicó
sobre un fraude de miles de millones conectados con Medicaid.
Había implicados algunos pacientes, hospitales, clínicas,
laboratorios y aún, médicos- todos tras el dólar deshonesto.
Reclamos de seguros falsos, gastos falsos, cheques espurios,
documentos falsificados- todos éstos, síntomas de una epidemia
de increíble proporciones. En la mayoría de los casos el monto
individual incluído era pequeño, pero en su totalidad representa
deshonestidad personal en gran escala.
El libro de Génesis contiene esta notable declaración: "Y
respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová
Dios Altísimo, creador del cielo y la tierra, Que desde un hilo, hasta
una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo."
(Génesis 14:2223.)
Afortunadamente aún hay quienes observan estos principios
de rectitud personal. Una vez íbamos viajar-do en un tren de
Osaka a Nagoya, Japón. En la estación había algunos amigos
esperándonos, y en la excitación, mi esposa dejó su cartera en él
tren. Llamamos a la estación de Tokio para informar. Cuando unas
tres horas más tarde llegamos a destino. la compañia de ferrocarril
llamó para informar que la cartera estaba allí. Nosotros no
volvíamos por Tokio y pasó más de un mes hasta que recibimos la
cartera en Salt Lake City. Todo lo que había en la cartera, estaba
allí cuando nos fue devuelta.
Me temo que este tipo de experiencias se están volviendo
cada vez más raras. En nuestra infancia nos contaban historias de
George Washington confesando que había talado el cerezo, y
Abraham Lincoln caminando una gran distancia para devolver una
pequeña moneda a su dueño. Pero inteligentes maledicentes, en
su injusto celo, han destrozado la fe en este tipo de honestidad;
los medios de comunicación en demasiadas instancias, han
desfilado ante nosotros una procesión de decepciones en sus
muchas y feas formas.
Lo que alguna vez estuvo controlado por las normas morales y
éticas, ahora buscamos que sea manejado por la ley pública. Y así
se. multiplicaron los estatutos; las agencias de refuerzo consumen
billones que van en aumento, se expanden constantemente las
prisiones, pero el torrente de deshonestidad sigue cayendo y
aumenta en volumen.
Por supuesto que la falsedad no es nueva. Es tan antigua
como el hombre. "Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu
hermano? Y él respondió; No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi
hermano?" (Génesis 4: 9)
Preguntó el Profeta Malaquías del Israel antiguo: "¿Robará el
hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En
qué te hemos robado?, en vuestros diezmos y ofrendas. Malditos
sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis
robado." (Malaquías 3: 8-9)
Aún después del milagro de Pentecostés. fue manifiesto el
fraude entre algunos de los que habían entrado a la Iglesia. Los
que se habían convertido vendieron sus tierras y trajeron el dinero
y lo ponían a los pies de los apóstoles.
"Pero cierto hombre llamado Ananías. con Safira su mujer,
vendió su heredad, y substrajo del precio, sabiéndolo también su
mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los
apóstoles. "Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu
corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y substrajeses del
precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y
vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu
corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. "Al oír
Ananías estas palabras, cayó y expiró .... 'Pasado un lapso como
de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que
había acontecido. "Entonces Pedro le dijo: ¿dime, vendísteis en
tanto la heredad? y ella dijo: Si, en tanto. "Y Pedro le dijo: ¿Por qué
convinísteis en tentar al Espíritu del Señor? Al instante ella cayó a
los pies de él y expiró." (Hechos 5: 1-10)
En nuestro tiempo, los que son hallados deshonestos no
mueren como Ananías y Safira, pero muere algo dentro de ellos.
La conciencia se asfixia, el carácter se debilita, se desvanece el
autorrespeto, muere la integridad.
En el Monte de Sinaí el dedo del Señor escribió la ley sobre
tablas de piedra. "No robarás." (Exodo 20:15) No había ampliación
ni interpretaciones. Y esa declaración estaba acompañada por
otros tres mandamientos, la violación de cada uno de los cuales
involucra la deshonestidad: "No cometerás adulterio." "No
hablarás contra tu prójimo, falso testimonio." "No codiciarás."
(Exodo 20: 14,16-17)
¿Hubo alguna vez adulterio sin deshonestidad? En lo
vernáculo, el mal se describe como "engañar". Y es realmente
engañar, pues roba la virtud, roba lealtad, roba promesas.
sagradas, roba autoestima y roba verdad. Lleva envuelta la
decepción. Es una deshonestidad personal de la peor especie,
pues se vuelve traición de la relación humana más sagrada y una
negación a las promesas y convenios hechos ante Dios y el
hombre. Es la violación sórdida de una confianza. Es un egoísta
modo de hacer a un lado la ley de Dios; y al igual que otras formas
de deshonestidad, sus frutos son pena, amargura, compañeros
con el corazón destrozados, e hijos traicionados.
"No darás falso testimonio." Otra vez la deshonestidad. La
televisión cuenta la historia de una mujer que estuvo en la prisión
veintisiete años, había sido condenada por el testimonio de
personas que se habían presentado para decir que habían
mentido. Yo sé que este es un caso extremo, pero ¿no se han
encontrado con reputaciones dañadas, corazones rotos, carreras
destrozadas por lenguas mentirosas de los que han dado falso
testimonio.?
Hace poco leí un libro de historia, un largo y detallado relato
de trucos practicados por las naciones envueltas en la Segunda
Guerra Mundial. Su titulo era Bodyguard of Lies (Custodia de
Mentiras), tomado de las palabras de Wínston Churchill, quien dijo:
"En tiempos de guerra, la verdad es tan preciosa que debiera
siempre estar protegida por una custodia de mentiras." (La
Segunda Guerra Mundial, Vol. 5, Closing the Ring [Boston:
Houghton Mifflfn, 1951). p.383.) El libro habla de los muchos
fraudes practicados en ambos lados del conflicto. Mientras lo leía,
una vez más llegué a la conclusión de que la guerra es el juego
propio del demonio, y entre sus víctimas más serias, está la
verdad.
Desafortunadamente, el fácil uso de la falsedad y el fraude
siguen después que se han firmado los tratados de paz, y algunos
de los que aprenden el arte durante tiempos de guerra, continúan
desplegando sus habilidades en días de paz. Entonces, como una
enfermedad endémica, el mal se extiende y crece en virulencia.
Cuando los Estados Unidos fueron descubiertos en una
situación embarazosa y el presidente no dijo la verdad al mundo,
la credibilidad del país se desmoronó tan trágicamente que nunca
se recobró enteramente. Qué acciones tan funestas hemos visto
recientemente en contraste con la conducta de aquellos Padres
Fundadores que hace dos siglos brindaron sus vidas, sus fortunas,
y su sagrado honor para establecer la república. Los años que
siguieron a esa declaración fueron testigos del empobrecimiento y
muerte de muchos de los firmantes, pero se puede decir, para su
eterna gloria, que ninguno empañó su sagrado honor.
"No codiciarás."¿No es la codicia -ese mal deshonesto y
maligno- la raíz de la mayoría de las tristezas del mundo? los
hombres avaros truecan sus vidas, por ese precio tan bajo; hace
poco leí un libro de ficción que trataba sobre los oficiales de una
gran institución financiera. Con la muerte del presidente, un
vicepresidente senior disputaba el puesto. La novela es una
historia de intrigas de un hombre que era capaz y honorable, pero
que en su avaricia por ir hacia arriba, comprometió sus principios
hasta estar totalmente destruído, y en el proceso casi llevó a la
ruina la misma institución que pretendía dirigir. El cuento es una
ficción, pero las historias de negocios, gobierno, de instituciones
de varias clases, están repletas de instancias de hombres
codiciosos que en su trepar egoísta y deshonesto, destruyen a
otros y eventualmente se destruven a sí mismos.
Hombres buenos, bien intencionados, hombres de gran
capacidad, comercian carácter por chucherías que se vuelven cera
ante sus ojos y sueños que solo se vuelven pesadillas
persecutorias.
Cuan rara la gema, cuan preciosa la joya, es el hombre o
mujer en la que no hay engaño, fraude ni falsedad. En años
recientes hemos visto la tragedia de la deshonestidad que habla
de coimas en las primeras páginas de los diarios de los Estados
Unidos, Japón y Europa. Y a medida en que estas noticias nos
inundan, se nos recuerdan las palabras de Benjamín Franklin: "Una
pequeña pérdida, hundirá un buque," y también las palabras de
Andrew Jackson: "Ningún gobierno libre puede sostenerse sin la
virtud de su pueblo." El autor de Proverbios escribió:
"Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma:
"Los ojos altivos. la lengua mentirosa, las manos derramadoras de
sangre inocente, "E1 corazón que maquina pensamientos inicuos.
los pies presurosos para correr al mal, "El testigo falso que habla
mentiras, y el que siembra discordia entre sus hermanos."
(Proverbios 6: 16-19)
El reconocimiento hecho hace muchos años por un poeta
inglés es verdadero aun hoy: "Un hombre honesto- la obra mas
noble de Dios." (Alexander Pope.) Donde hay honestidad, seguirán
otras virtudes.
El último ,Artículo de Fe de la Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los últimos Días afirma que "Creemos en ser honestos,
verídicos, castos, benevolentes, virtuosos, y en hacer el bien a
todos los hombres."
No podemos ser menos que honestos, no podemos ser menos
que verídicos, no podemos ser menos que virtuosos si es que
vamos a mantener sagrada la confianza que se nos ha dado. Se
decía una vez entre nuestro pueblo que la palabra de un hombre
era tan buena como su fianza. ¿Debemos ser nosotros menos
confiables, menos honestos, que nuestros antecesores?
A aquellos que están viviendo este principio, que el Señor los
bendiga. Es de ustedes el precioso derecho de mantener sus
cabezas en alto a la luz de la verdad, sin vergúenza ante cualquier
hombre. Por otra parte, si hay necesidad de reforma, que sea
donde estamos ahora. Dios nos ayudará si buscamos esa fuerza
que viene de El. Entonces nuestra paz de mente será dulce.
Benditos serán aquellos con quienes nos asociamos y vivimos.
8
A VOSOTROS ES
REQUERIDO PERDONAR
El 6 de abril de 1980, la Iglesia festejó los 150 años de su
nacimiento. Ira que hemos transcurrido un siglo y medio de
historia, hemos refrescado los recuerdos de nuestro pasado y
pagado tributo a aquellos que nos dieron tanto e hicieron posible
todo lo que disfrutamos hoy. Ha sido tocada en nosotros una fibra
de agradecimiento al Dios Todopoderoso por la asombrosa manera
en la que tejió el tapiz de su divino propósito. Se nos ha recordado
que somos una parte importante del cumplimiento de una gran
profecía.
Todo esto ha sido hecho en espíritu de jubileo. Pero aún hay
mucho para hacer. En el antiguo Israel se observaba un jubileo
cada cincuenta años, con recuerdo y celebración. Pero había
también un mandato de incitar al perdón generoso y a levantar la
mano de opresión. '
Y ahora, mientras bajamos la cortina sobre 150 años de
nuestra historia, nos llega, como un pueblo agradecido que se
extiende a otros con espíritu de perdón, una actitud de amor y
compasión hacia los que sentimos que nos han hecho mal.
Necesitamos esto. Todo el mundo lo necesita. es la verdadera
esencia del evangelio de Jesucristo. El lo enseñó. Lo ejemplificó
como ningún otro lo hizo. En el momento de su agonía sobre la
cruz del Calvario, con viles y odiosos acusadores ante él, los que lo
habían traído a esta terrible crucifixión, él exclamó, "Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen." (Lucas 23:34)
No se pide a ninguno de nosotros que perdone tan
generosamente, pero cada uno estamos bajo una obligación
divina, no dicha, de extender perdón y misericordia. El Señor ha
declarado en palabras de revelación: "En la antigüedad mis
discípulos buscaron motivo el uno contra el otro. y no se
perdonaron unos a otros en su corazón; y por esta maldad fueron
gravemente afligidos y castigados. "Por tanto, os digo que debéis
perdonaros unos a otros; pues el que no perdona las ofensas de su
hermano, queda condenado ante el Señor, porque en él
permanece el mayor pecado. "Yo, el Señor, perdonaré a quien sea
mi voluntad perdonar, mas a vosotros os es requerido perdonar a
todos los hombres. "Y debéis decir en vuestros corazones: Juzgue
Dios entre tú y yo, y te premie de acuerdo a tus hechos." (D&C 64:
8-11)
Cuánto necesitamos aplicar este principio dado por Dios: el
arrepentimiento. Vemos la necesidad de él en los hogares de la
gente, donde pequeñas lomas de incomprensión son aumentadas
en montañas de discusión. Lo vemos entre lo vecinos. donde
pequeñas diferencias desembocan en amargura constante. Lo
vemos entre los asociado en negocios que discuten y se niegan a
comprometerse a perdonar cuando en la mayoría de los casos, si
hubiera habido la voluntad de sentarse juntos y hablar
tranquilamente uno con otro, el asunto podría haberse resuelto
para la bendición de todos. En lugar de esto, pasan sus días
nutriendo su rencor y planeando venganza.
En el primer año de la organización de la Iglesia, cuando el
Profeta José Smith fue repetidamente arrestado y juzgado con
cargos falsos por aquellos que querían hacerle año, el Señor le dijo
en una revelación "Y a quien litigare contra tí, la ley lo maldecirá"
(D&C 24:17) He visto esto suceder en nuestros días, entre aquellos
que por venganza han seguido nutriendo sus rencores. Aún entre
los que ganan su pleito parece que esto les trae poca paz, y aún
cuando hayan ganado dólares, han perdido algo mucho más
precioso.
Guy de Maupassant, el escritor francés, cuenta la historia de
un campesino llamado Hauchecome que vino a la ciudad en día de
feria. Mientras caminaba por la plaza, sus ojos descubrieron un
pedazo de cuerda sobre las piedras del pavimento. La alzó y metió
en su bolsillo. Su acción fue observada por el que fabricaba
arneses en la villa y con quién había tenido antes una disputa.
Mas tarde ese día, se reportó la pérdida de un bolso.
Hauchecome fue arrestado por la acusación del fabricante de
arneses. Fue llevado ante el intendente ante quién protestó su
inocencia, mostrando el trozo de cuerda que había levantado del
suelo. Pero no le creyeron y se burlaron de él.
Al otro día encontraron el bolso y absolvieron a Hauchecome
del delito. Pero. resentido por la indignidad que había sufrido a
causa de la acusación falsa, se volvió un amargado y no permitió
que el asunto se desvaneciera. No queriendo perdonar ni olvidar,
no hablaba ni pensaba en otra cosa descuidó su granja. A todos
lados donde iba, con cada uno que se encontraba, hablaba de la
injusticia. Día y noche rumiaba el asunto. Obsesionado con su
agravio, se enfermó desesperadamente y murió. En su delirio
antes de morir, murmuraba repetidamente, "Un trozo de cuerda.
Un trozo de cuerda." (Las Obras de Guy de Maupassant [Roslyn,
Nueva York: Blac's Reader Servicel, pp.34-38)
Variando los caracteres y las circunstancias, esa historia
puede ser repetida muchas veces en nuestros días. Qué difícil es
para nosotros, perdonar a los que nos lastiman. Estamos prestos a
protestar reiteradamente sobre él mal que nos han hecho. Esa
reiteración se convierte en una destructiva y corrosiva llaga. ¿Hay
acaso hoy en día una virtud que necesita más aplicación que la
virtud del perdón y el olvido? Algunos mirarían esto como una
señal de debilidad. ¿Lo es? Yo pienso que no se necesita ni fuerza
ni inteligencia para rumiar enojo contra la injusticia sufrida: para ir
por la vida con espíritu de venganza: para disipar las propias
habilidades al planear cómo retribuir. No hay paz al alimentar un
enojo . No hay felicidad en vivir para el día en que "quedemos a
mano."
Pablo habla de "los débiles y pobres rudimentos" de nuestras
vidas. (Ver Gálatas 4:9)¿Hay algo más débil y pobre que la
disposición de gastar la vida de uno, en un círculo sin fin de
pensamientos amargos y planeando acciones contra los que nos
han afrentado?
José Smith presidió la Iglesia en un tiempo en que había gran
amargura contra nuestro pueblo. Fue el blanco de viles
acusaciones, de una verdadera repetición de críticas por parte de
los escritores de editoriales. Fue satirizado, caricaturizado y
ridiculizado. Escuchen su respuesta a los que habían hecho un
deporte de menospreciarlo: 'Déjenlos solos. Denles la libertad de
hablar lo que quieran. Permítanles contar su propia historia y
escribir su propia ruina." (Doctrina del Evangelio p. 339)
Y entonces con un amplio espíritu de perdón y olvido, siguió
adelante con la gran y positiva obra de dirigir la Iglesia hacia un
nuevo crecimiento y logro. Cuando murió, muchos de los que lo
habían ridiculizado escribieron palabras de alabanzas sobre él.
No mucho tiempo atrás escuché largamente a una pareja que
estaba sentada al otro lado de mi escritorio. Había amargura entre
ellos. Yo sé que en un tiempo se amaban verdadera y
profundamente.. Pero cada uno había tomado el hábito de hablar
de las faltas del otro. Sin deseos de perdonar el tipo de
equivocaciones que hacemos todos, sin querer olvidarlos y vivir
por encima de ellos con indulgencia, se habían criticado uno al
otro hasta que el amor que alguna vez habían sentido se había
ahogado. Se había vuelto cenizas con el decreto del llamado
divorcio sin causa. Ahora sólo queda soledad y recriminación. Sé
que si hubiera habido aunque más no fuere una pequeña medida
de arrepentimiento y perdón, aún estarían juntos. disfrutando del
compañerismo que los había bendecido abundantemente en sus
primeros años.
Si hubiese algunos que nutriesen en su corazón la ponzoñosa
espuma de la enemistad hacia otro. les suplico que pidan al Señor
les dé fuerza para perdonar. Esta expresión de deseo será la
esencia misma de vuestro arrepentimiento. Puede no ser fácil, y
puede que no venga muy rápido. Pero si buscan con sinceridad y
lo cultivan. vendrá. Y aunque la persona a la que han perdonado
continúa persiguiendo y amenazándolos, sabrán que han hecho lo
que podían para lograr una reconciliación. Vendrá a sus corazones
una paz imposible de obtener de otra manera. Esa es la paz de El
que dijo: Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os
perdonará a vosotros también vuestro Padre celestial; mas si no
perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre
perdonará vuestras ofensas. (Mateo 6: 14-15)
No conozco una historia más hermosa en toda la literatura
que la que se encuentra en el capítulo quince de Lucas. Es la
historia de un hijo arrepentido y un padre que perdona. Es la
historia de un hijo que malgastó su herencia en una vida disipada,
rechazando el consejo de su padre, menospreciando a los que lo
amaban.
Cuando hubo gastado todo, estaba hambriento y sin amigos.
y "volviendo en sí, se volvió a su padre, quien al verlo venir, de
lejos, corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó." (Lucas 15:
17,20)
Les pido que lean esa historia. Todos los padres deberían
leerla una y otra vez. Es lo bastante grande como para abarcar
todo hogar, y aun suficientemente grande como para abarcar toda
la humanidad, (pues ¿no somos todos hijos pródigos que
necesitamos arrepentirnos y participar del perdón misericordioso
de nuestro Padre Celestial y después seguir su consejo?)
Su Hijo Amado, nuestro Redentor, nos extiende su perdón y
misericordia, pero al hacerlo manda que nos arrepintamos. Un
verdadero y magnánimo espíritu de perdón se convertirá en la
expresión de ese arrepentimiento requerido. Dijo el Señor Así que,
te mando arrepentir; arrepiéntete, no sea que te hiera con la vara
de mi boca, y con mi enojo, y con mi ira, y sean tus padecimientos
dolorosos; cuán dolorosos no lo sabes; si, cuán difíciles de
aguantar no lo sabes. Porque he aquí, yo. Dios, he padecido estas
cosas por todos, para que no padezcan, si se arrepienten;
"Padecimiento que hizo que yo, Dios, el mayor de todos, temblara
a causa del dolor y sangrara por cada poro y padeciera, tanto en
el cuerpo como en el espíritu,
.. "Aprende de mi y escucha mis palabras; camina en la
mansedumbre de mi Espíritu, y en mi tendrás paz" (D&C
19:15-18,23)
Tal es el mandamiento, y tal la promesa de quien suplicara en
su oración ejemplar, "Padre... Perdónanos nuestras deudas, como
nosotros perdonamos a nuestros deudores." (Mateo 6: 9,12)
No son hermosas las palabras que dijo Abraham Lincoln
cuando habló de la tragedia de la terrible guerra civil: "Sin malicia
hacia otros, con caridad por otros ...vendemos las heridas de la
nación" (Segundo Discurso Inaugural, marzo 4, 1865)
Al terminar nuestra gran estación de jubileo, vendemos las
heridas, las muchas heridas causadas por palabras punzantes, por
ofensas cultivadas con testarudez, por venganzas planeadas para
quedar a mano con los que nos han hecho daño: todos tenemos
un poco de ese espíritu vengativo en nosotros.
Afortunadamente todos tenemos el poder de elevarnos por
encima si, (nos) vestimos con el vínculo de la caridad, como un
manto, que es el vínculo de la perfección y la paz." (D&C 88:125)
"Errar es humano. Perdonar es divino." (Alexander Pope. An
Essay on Criticism)
No hay paz en abrigar ofensas. No hay paz en reflejar el dolor
de viejas heridas. Hay paz solamente en el arrepentimiento y el
perdón. Esta es la dulce paz de Cristo que dijo: "Bienaventurados
los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios."
(Mateo 5:9)
9
OPONIÉNDOSE
AL MAL
Un joven vino a verme recientemente. Era buen mozo, buen
estudiante. con personalidad, pero profúndamente preocupado.
Anunció que hacia tiempo estaba envuelto en una actividad moral
desviada pero que ahora tenía serias preguntas al respecto.
"¿Qué lo trajo a este cambio de actitud?" pregunté.
Me mostró un anillo en su dedo meñique. Era un hermoso
diamante engarzado en pesado oro, un lindo anillo que me mostró
con orgullo. "Era de mi abuelo", dijo, "Cuando envejeció se lo dio a
mi padre, que era su hijo mayor: y mi padre me lo dió a mi, su hijo
mayor. La otra noche yo estaba con un amigo de mí misma clase,
y él, sabiendo la historia de mi anillo, preguntó, ¿A quién se lo
darás? Supongo que eres el último."
"Eso me sacudió", continuó, "nunca antes había pensado en
eso.
"A donde voy, me pregunté. Estoy caminando por un callejón
sin salida, donde no hay luz, ni esperanza, ni futuro." de pronto me
di cuenta que necesito ayuda."
Hablamos de las influencias que lo habían llevado a donde
está, del hogar de donde venía,. de su asociación con otros
jóvenes, de libros y revistas leídas, de espectáculos vistos. Habló
de muchos amigos en circunstancias similares o aún peores.
Mientras caminaba esa noche a mi casa, no podía borrar de
mi mente la trágica figura del joven que se encontraba ahora cara
a cara con el hecho de que en tanto siguiera con su actual modo
de vivir, nunca podría tener su propio hijo a quien pasar algún día,
el anillo de su abuelo. Lo desierto de su futuro, lo había traído
suplicando ayuda. _
Después de cenar, tomé el diario de la mañana que aún no
había leído. Mientras lo hojeaba, mis ojos se detuvieron en la
propaganda de los teatros, tantos de los cuales son un abierto
llamado a ver lo corrupto y que lleva a la violencia y al sexo.
Me volví a mi correspondencia y encontré una pequeña
revista que tenía una lista de los programas de televisión para la
semana siguiente, y vi los títulos de espectáculos que apuntan a la
misma dirección. Una revista de noticias estaba sobre mi
escritorio. Este número en particular estaba dedicado al creciente
promedio del crimen. Los artículos de la revista hablaban de miles
de millones más para aumentar las fuerzas policiales y prisiones
más grandes.
La inundación de la suciedad pornográfica y el excesivo
énfasis sobre el sexo y la violencia, no son privativos de los
Estados Unidos. Esta situación es tan mala en Europa, como así
también en otros lugares. Las noticias nos hablan de una
producción en Dinamarca de una película sucia, erótica y blasfema
sobre la vida del Hijo de.Dios. Toda la funesta película indica una
podredumbre debilitante que está absorbiendo, la fibra misma de
la sociedad.
Nuestras cortes y legislaturas están siendo afectadas por esta
ola. Los frenos legales contra la conducta moral desviada, se están
erosionando bajo leyes decretadas y opiniones de la corte. Esto se
hace en nombre de la libertad de expresión, libertad de prensa,
libertad en lo así llamado, asuntos personales. Pero el amargo
fruto de estas llamadas "libertades" es la esclavitud a hábitos
corruptos y a conductas que sólo llevan a la destrucción.
Un profeta, hablando hace ---mucho tiempo, describió con
justeza el proceso cuando dijo: "Y así el diablo engaña sus almas,
y los conduce astutamente al infierno." (2 Nefi 28:21.1
Por otra parte, me satisface que haya millones y millones de
buenas personas en América y en otros países. Pues en su mayor
parte, los maridos son fieles a su esposa y las esposas son fieles a
su marido. Sus hijos son criados con sobriedad, industria y fe en
Dios. Dada la fuerza de estos, soy uno de los que creen que la
situación está lejos de ser desesperante. Pienso que no se debe
uno quedar quieto y dejar que la inmundicia y violencia nos
sobrepase, o que huyamos desesperados. La marea, alta y
amenazadora como es, puede ser revertida si todos los que son
como he mencionado, unen sus fuerzas a las fuerzas de los pocos
que están ya trabajando en forma efectiva. Yo creo que el desafío
de oponerse a este mal, es una responsabilidad ante la cual
ningún miembro de la Iglesia de los Últimes Días puede, como
ciudadano, evadirse. Y si vamos a empezar alguna vez, hagámoslo
ahora.
En ese espíritu, me gustaría sugerir cuatro puntos para
comenzar:
"Comience con usted mismo. La reforma del mundo comienza
con la reforma de uno mismo. Es fundamental el artículo de
nuestra fe de que "Creemos en ser honrados, verídicos, castos,
benevolentes y virtuosos." (Artículo de Fe 13.)
No podemos esperar influenciar a otros a la virtud a menos de
que vivamos en virtud. El ejemplo de nuestra vida influenciará
más que toda la prédica que podamos hacer. No podemos levantar
a otros a menos que estemos en niveles más altos.
El respeto por uno misnio es el comienzo de la virtud en el
hombre. El hombre que sabe que es un hijo de Dios, creado a
imagen de un Padre divino, dotado con el potencial para ejercer
virtudes mayores y divinas, se disciplinará contra los elementos
lascivos y sórdidos a los que todos están expuestos. Dijo Alma a su
hijo Helamán: "Procura confiar en Dios, y vive" (Alma 37:47)
Es asunto de gran interés el hecho de que el Señor, cuando
habló a la multitud en el Monte, incluyó esta maravillosa
declaración: "Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos
verán a Dios." (Mateo 5:5)
Un sabio dijo una vez: "Haz de ti mismo un hombre honesto, y
habrá un sinvergüenza menos en el mundo."
Y fue Shakespeare quien puso en boca de uno de sus
personajes este persuasivo requerimiento: "Se verídico contigo
mismo/Y seguir, tal como la noche al día/que no podrás ser falso
con ningún hombre." (Hamlet, 1, üi, 78-80, trad. libre). Quisiera
desafiar a todos los miembros de la Iglesia a elevar sus
pensamientos por encima de la inmundicia, a disciplinar sus
hechos para ser ejemplo de virtud, a controlar sus palabras para
hablar solamente sobre lo que eleva y lleva al crecimiento.
Un mañana mejor comienza con la capacitación de una
generación mejor. Esto pone sobre los hombros de los padres la
responsabilidad de hacer una mejor obra, al criar a sus hijos.
El hogar es la cuna de la virtud, un lugar donde se forma el
carácter y los hábitos se establecen. Las noches de hogar es la
oportunidad de enseñar los caminos del Señor.
Ustedes saben que sus hijos leerán. Leerán libros y leerán
revistas y periódicos. Cultiven en ellos el gusto por lo mejor.
Mientras sean muy chicos, léanles las grandes historias que
se han tornado Inmortales por las virtudes que enseñan.
Expónganlos a buenos libros. Tengan un rincón de su casa, no
importa cuan peVueño, donde podrán ver por lo menos unos pocos
libros donde puedan nutrir sus mentes.
Que haya buenas revistas en su casa, revistas de la Iglesia y
otras, que estimularán sus pensamientos a conceptos nobles.
Permítanles leer un buen periódico, para que sepan lo que ocurre
en el mundo, sin exponerlos a escritos y propaganda que rebaja.
Cuando haya un buen espectáculo en la ciudad, vayan al teatro
como familia. Su patrocinio alentará a los que desean producir
este tipo de entretenimiento. Y use la que es la más maravillosa
herramienta de comunicación, la televisión, que puede enriquecer
sus vidas. Hay mucho bueno, pero debemos seleccionar.
Que haya música en su hogar. Si tienen adolescentes con sus
propias grabaciones, se verá tentado de describir esos sonidos
como algo que no es música. Permítanles ocasionalmente oír algo
mejor. Expónganlos a buena música. Hablar por sí sola. La
apreciarán más de lo que usted cree. Tal vez no digan nada al
respecto, pero la sentirán: y su influencia se manifestará más, con
el paso de los años.
La formación de un sentimiento público comienza con unas
pocas voces diligentes. No defiendo los gritos desafiantes, el
blandir de puños o envío de amenazas a los rostros de los
legisladores.
Pero soy uno de los que creen que debemos expresar nuestra
convicción con diligencia, sinceridad y en forma positiva a los que
tienen la pesada responsabilidad de reforzar nuestras leyes. El
triste hecho es que una pequeña minoría que pide mayor libertad,
que vende y devora la pornografía, que alienta y alimenta
exposiciones licenciosas, hacen oír sus voces hasta que nuestros
legisladores llegan a creer que lo que dicen, representa la
voluntad de la mayoría. No vamos a conseguir lo que queremos, si
no lo pedimos.
Hagamos que se oigan nuestras voces. Espero que no serán
voces estridentes, pero si que hablemos con tal convicción, que
los que nos oigan sepan de la fuerza de nuestro sentimiento y de
la sinceridad de nuestro esfuerzo. A menudo surgen
consecuencias extraordinarias de una carta bien escrita y una
estampilla. Hay resultados extraordinarios de tranquilas
conversaciones con los que llevan pesadas responsabilidades.
El Señor declaró a su pueblo:"Por tanto, no os canséis de
hacer lo bueno, porque estáis poniendo los cimientos de una gran
obra. Y de las cosas pequeñas proceden las grandes. He aquí, el
Señor requiere el corazón y una mente bien dispuesta." (D/C 64:
33-34)
Esta es la esencia del asunto- "un corazón y una mente bien
dispuesta." Hablar a los que decretan las reglamentaciones, los
estatutos y las leyes, a los que están en el gobierno local, del
estado y en el orden nacional y a los que ocupan posiciones de
responsabilidad como administradores de nuestras escuelas. Por
supuesto habrá algunos que nos cerrarán la puerta de un golpe y
quienes se mofarán. Pero no debemos desalentarnos. Siempre ha
sido así. Edmund Burke, hablando en la Cámara de los Comunes
en 1783, declaró respecto al abogado de una causa impopular:
"El sabe que hay trampas dispuestas a lo largo de su
camino...es calumniado e insultado por sus motivos supuestos.
Recordar que la difamación es un ingrediente necesario en la
composición de la gloria verdadera: el recordar ...que la calumnia
y el abuso, son partes esenciales del triunfo."
El apóstol Pablo, en su defensa ante Agripa, relató su
milagrosa conversión cuando iba camino a Damasco, declarando
que la voz del Señor le mandó: "Levántate y ponte sobre sus pies."
(Hechos 26: 16)
Yo pienso que el Señor nos diría, "Levántate, y ponte sobre tus
pies. y defiende la verdad, bondad, decencia y virtud."
La fuerza para luchar comienza adquiriendo la fuerza de Dios.
Él es la fuente de todo poder verdadero. Pablo declaró a los
Efesios: "Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y
en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios,
para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en
las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios,
para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo,
estar firmes." (Efesios 6: 10-13)
La marea del mal sube. Se ha convertido en una verdadera
inundación. La mayoría de nosotros vivimos guarnecidos, en cierta
manera, tenemos poca idea de su vasta dimensión. Miles de
millones de dólares son manejados por los que producen
pornografía, por los que venden lascivia, por los que negocian con
la bestialidad, perversión, en sexo y violencia. Dios nos da la
fuerza, la sabiduría, la fe, el coraje para que como ciudadanos nos
elevemos en oposición de estas cosas y para que hagamos oír
nuestras voces en defensa de esa virtud, cuya práctica en el
pasado, hizo hombres y naciones fuertes, y la cual, cuando fue
descuidada, produjo su caída.
Dios vive. Él es nuestra fuerza y nuestra ayuda. A medida en
que nos esforcemos, descubriremos que legiones de buenos
hombres y mujeres se nos unirán.
10
Y PEDRO SALIÓ
Y LLORO
Cuando concluyó la última cena, Jesús y sus discípulos
salieron de Jerusalén v fueron al Monte de los Olivos. Sabiendo qué
su terrible prueba estaba casi a la mano, habló con los que
amaba. Y les dijo: "Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta
noche...
"Respondiendo Pedro le dijo: aunque todos se escandalicen de
ti, yo nunca me escandalizaré.
"Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche; antes de que
el gallo cante, me negarás tres veces."
"Pedro le dijo: Aunque me-sea necesario morir contigo, no te
negaré."
Poco más tarde siguió la terrible agonía en el Jardín de
Getsemaní, y después, la traición. Cuando el cortejo iba camino a
la corte de Caifás, "Más Pedro le seguía de lejos hasta el patio del
sumo sacerdote y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver
el fin."
Mientras se llevaba a cabo el remedo de juicio y los
acusadores de Jesús lo escupían, y lo abofeteaban y lo golpeaban
con la palma de sus manos, una doncella, viendo a Pedro, dijo: "Tú
también estabas con Jesús de Galilea. "Más él negó delante de
todos. diciendo: No sé lo que dices. "Saliendo él a la puerta, le vió
otra, y dijo a los que estaban alli: También éste estaba con Jesús el
nazareno.
"Pero él negó otra vez con juramento: no conozco al hombre.
Un poco después, acercándose los que estaban allí, dijeron a
Pedro: Verdaderamente también tú eres uno de ellos, porque aún
tu manera de hablar te descubre.
"Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al
hombre, y en seguida cantó el gallo.
"Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le
había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y
saliendo fuera, lloró amargamente." (Ver Mateo 26: 31-75. Itálícas
agregadas.)
Qué sentimiento tan conmovedor hay en esas palabras.
Pedro, afirmando su lealtad, su determinación, su resolución, dijo
que él nunca lo negaría. Pero vino sobre él el temor al hombre y la
debilidad de la carne lo venció, y bajo la presión de la acusación,
la resolución se derrumbó. Entonces, reconociendo su
equivocación y debilidad. "salió y lloró".
Cuando leo este relato. mi corazón se conmueve por Pedro.
Tantos de nosotros somos como él. Brindamos nuestra lealtad;
afirmamos nuestra determinación de tener buen coraje;
declararnos. a veces en público, que viníere lo que viniese,
haremos lo correcto. nos mantendremos en la causa justa, nos
mantendremos leales a nosotros mismos y a otros.
Entonces comienza la presión. A veces son presiones sociales.
A veces son apetitos personales. A veces son ambíciones falsas.
La voluntad se debilita. Se suaviza la disciplina. Hay una
capitulación. Y entonces hay remordimientos, acusaciones,
amargas lágrimas de arrepentimiento. Una de las grandes
tragedias que vemos casi diariamente, es la de hombres que
apuntan alto y bajos logros. Sus motivos son nobles. Lo que
ambicionan es digno de alabanza. Su capacidad es grande. Pero su
disciplina es débil. Sucumben a la indolencia. El apetito les roba la
voluntad.
Pienso en un hombre de esa clase, que conocí una vez, no era
miembro de la Iglesia. Era graduado de una gran universidad. Su
potencial no tenía límites. Como joven con una educación
excelente y tremendas oportunidades, soñaba con las estrellas y
se movía hacia esa dirección. En la compañía que lo contrató en
su juventud, fue promovido de una responsabilidad a otra,cada
una con una oportunidad de mejorar. mejor que la anterior.
Después que pasaron muchos años, estaba en el escalón más alto
de su compañía. Pero todos esos ascensos lo habían llevado al
círculo de cocktails. Y al igual que sucede con algunos, no pudo
manejar la situación. Se volvió un alcohólico, víctima de un apetito
que no pudo controlar. Buscó ayuda pero era demasiado orgulloso
para disciplinarse en el régimen que le impusieron los que
trataban de ayudarlo.
Se vino abajo, como una estrella fugaz, quemándose
trágicamente y desapareciendo en la noche. Le pregunté a un
amigo tras otro. al final supe la verdad de su trágico fin. El. que
había comenzado mirando tan alto y con talento tan
impresionante. había muerto en la banquina de una de nuestras
grandes ciudades. Como Pedro, en la antigüedad, se sentía seguro
de sus fuerzas y de su capacidad para alcanzar su potencial. Pero
el negó dicha capacidad: y estoy seguro que a medida en que las
sombras de su fracaso, se cerraron sobre él, al igual que Pedro
otra vez, debe de haber salido y llorado amargamente.
Pienso en otro. Lo conocía bien. Se había unido a la Iglesia,
hace muchos años, cuando yo era misionero en las Islas
Británicas. Tenía el hábito de fumar. Oró pidiendo fuerza, en esa
primavera, cuando era un miembro reciente y el Señor contestó su
oración y le dió el poder de vencer su hábito. Miró a Dios y vivió
con un gozo que nunca antes había conocido. Pero algo pasó. La
familia y la sociedad ejercieron presión sobre él. Bajó su visión y
cedió al apetito. El aroma del tabaco ardiendo lo seducía. Lo vi
unos años más tarde. Hablamos juntos de los viejos y mejores días
que había conocido. Y él, como Pedro, lloró amargamente. Culpaba
a esto y aquello, y mientras lo hacía, me sentía inclinado a repetir
las palabras de Casio: "La falta, querido Bruto, no está en nuestras
estrellas, sino en nosotros mismos , que somos subordinados."
(Julio César, acto 1, se 2, líneas 140-41.)
Y así podría seguir contándoles de otros que comienzan con
objetivos nobles y luego frenan, o los que comienzan con fuerza y
terminan con debilidad. Tantos en el juego de la vida llegan a la
primera base, o a la segunda, o aún a la tercera. y terminan por
perder. Son los que prefieren vivir dentro de sí mismos. negando
sus instintos generosos, codiciando posesiones. y en su vida
egoísta y sin inspiración, no comparten su talento ni fe con los
demás. De ellos. ha dicho el Señor: "Y ésta será vuestra
lamentación en el día de visitación, de juicio y de indignación: La
siega ha pasado, el verano ha terminado y mi alma no se ha
salvado." (D&C 57:16.)
Pero más particularmente, deseo decir unas palabras respecto
a los que, como Pedro, profesan amar al Señor y su obra y
entonces, hablando o en silencio, lo niegan.
Recuerdo bien a un joven de gran fe y devoción. Era mi amigo
y mentor durante un período muy sensible de mi vida. Su manera
de vivir y el entusiasmo de su servicio eran evidencia de su amor
por el Señor y por la obra en la Iglesia. Pero fué lentamente
apartado por la adulación de asociados que veían en él, el medio
para su propio ascenso en los asuntos que compartían. En lugar de
conducir a sus amigos hacia su propia fe y manera de vivir,
lentamente sucumbio a los encantos de la dirección opuesta.
Nunca habló en defensa de la fe que había vivido. No era
necesario. Su manera de actuar diferente era testimonio suficiente
de que la había abandonado. Pasaron los años, y me encontré otra
vez con él. Hablaba como lo hacen los desilusionados. Con voz "y
ojos bajos, me contó de su alejamiento cuando se soltó del ancla
de su fe, una vez atesorada. Y entonces, terminando este relato, al
igual que Pedro, lloró.
Hace poco estaba hablando con un amigo sobre un conocido
común, un hombre considerado como muy exitoso en su vocación.
"Pero ¿qué hay de su actividad en la Iglesia, pregunté. A lo que mi
amigo respondió: "En su corazón, sabe que es verdad, pero le
tiene miedo. Tiene miedo de que si reconoce que es miembro de la
Iglesia y tiene que vivir sus normas, sería cortado del círculo social
en el que se mueve ahora."
Reflexión: Al igual que Pedro, quien niega su propio
conocimiento seguro, vendrá el día, aunque tal vez sea en sí
ancianidad, en que en las horas de tranquila reflexión este hombre
sabrá que vendió su primogenitura por un plato de lentejas. Y
entonces vendrá el arrepentimiento y tristeza y lágrimas, porque
llegará a ver que no solamente habrá negado al Señor en su
propia vida, sino también en la de sus hijos, que fueron criados sin
una fe, a la cual tomarse.
El Señor mismo ha dicho: "Porque el que se avergonzara de
mi y de mis palabras, en esta generación adúltera y pecadora; el
Hijo del l sombre se. avergonzará también de él, cuando venga en
la gloria de su Padre con los santos ángeles." (Marcos 8:38)
Ahora, permítanme volver atrás, a Pedro, quien negó y lloró.
reconociendo su error, arrepentido de su debilidad, se volvió y se
convirtió en una poderosa voz al dar testimonio de la resurrección
del Señor. El, el apóstol mayor, dedicó el resto de su vida
testificando de la misión, muerte y resurrección de Jesucristo, cl
Hijo viviente de un Dios viviente. El dio el emocionante sermón el
día de Pentecostés cuando la multitud fue tocada en sus
corazones por el poder del Espíritu Santo. En la autoridad del
sacerdocio recibido de su Maestro, él, junto con Juan, curaron al
hombre cojo, milagro que causó persecución. Sin temor habló por
sus hermanos cuando fueron procesados ante el Sanedrín. Suya
fué la visión que llevó el evangelio a los Gentiles. (Ver Hechos
2-4,10.)
Sufrió cadenas y prisión y una terrible muerte de mártir como
testigo de El que lo había llamado de sus redes para convertirse
en pescador de hombres. (Ver Mateo 4:19.) Se mantuvo fiel en la
gran y apremiante obra cuando el Señor resucitado en sus
instrucciones finales a los once apóstoles les encargó: "Id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo." (Mateo 28:19.) Y fue él,
junto con Santiago y Juan, el que volvió a la tierra en esta
dispensación a restaurar el santo sacerdocio, bajo cuya autoridad
divina la Iglesia de Jesucristo fué organizada en estos últimos dias
y bajo la cual funciona actualmente. Estas y otras obras
importantes que no se mencionan, fueron hechas por Pedro, que
una vez negó y se afligió y entonces se alzó por encima de ese
remordimiento, para llevar a cabo la obra del Salvador después de
su ascención y para participar de la restauración de la obra en
esta dispensación.
Ahora, si hubiera alguno hoy, que hubiese negado la fe, por
hecho o palabra, ruego que pueda tomar consuelo y resolución del
ejemplo de Pedro. Porque también hoy, hay hacia quien volverse
para agregar su fuerza y fe, a la fuerza y fe de otros para edificar
el reino de Dios.
Permítanme concluir contándoles de un hombre que creció
con amor a la Iglesia. Pero cuando se envolvió en su carrera de
negocios, obsesionado por su ambición, comenzó en efecto, a
negar la fe. Su manera de vivir se volvió un repudio a su lealtad.
Entonces, afortunadamente, antes de que hubiera llegado
demasiado lejos, escuchó los susurros de una voz suave y
apacible. Vino un sentimiento de remordimiento salvador. Se
volvió y hoy en día es el presidente de una gran Estaca de Sión, a
la vez que es el director de una de las corporaciones líderes de 1a
nación y del mundo.
Mis amados hermanos y hermanas que pueden también
haberse apartado, la Iglesia los necesita, ustedes necesitan la
Iglesia. Encontrarán muchos oídos que escucharán con
comprensión. Habrá muchas manos para ayudarlos a encontrar el
camino de vuelta. Habrá muchos corazones para abrigarlos, habrá
lágrimas, no de amargura sino de gozo.
Que el Señor toque sus corazones por el poder de su Espíritu
para aumentar su deseo. Para que fortalezca sus resoluciones.
Que su gozo sea completo y satisfactorio a medida en que vuelven
a lo que ustedes saben en su corazón que es la verdad.
11
TODO QUE GANAR
NADA QUE PERDER
La siguiente carta fue enviada hace poco a la Manzana del
Templo:
De mi consideración:
No soy de religión mormona.
Nunca he creído en Dios ni Jesucristo. Nunca he entendido
como se puede creer en un espíritu que no conozco. Cuando fuí
bautizado, acepté a Cristo porque siempre se me dijo que si no era
salvo, iría al infierno. Siempre se me lanzaba que debía ser
"salvo". No he ido a la Iglesia por mucho tiempo porque siempre
se me empujó a algo que no entendía y que aún no lo entiendo
completamente. (Alguien) me enseñó un panfleto, 'El Hombre y su
Búsqueda de la Felicidad, y me explicó lo que decía. Abrí los ojos,
porque a través de la religión Mormona, Dios comenzaba a tener
sentido para mi ....
Una "voz quieta" dentro de mi me dyo que buscara a Dios.
Antes, para mi no había ninguna dferencia sí Dios estaba allí, o no.
Ahora si.
¿Quién es Dios? ¿Qué es Dios? ¿Por qué él me necesita o
quiere? ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué estoy tan perdido? ¿tan,
pero tan perdido? Hay miles de preguntas en mi cabeza que
necesitan ser contestadas completamente. Y como no tengo a
donde ir, ni se como empezar la búsqueda, les estoy pidiendo que
me den alguna comprensión de EL y de la religión mormona. Por
favor ayudenme a encontrar el camino. Escuchen mi pedido de
ayuda y denme respuestas sensatas. Panfetos, cartas, notas. algo,
por favor. Muchísimas gracias.
Estoy seguro que hay miles en el mundo que en su soledad y
hambre de la verdad, están pidiendo ayuda, tal como el autor de
esta carta. Y además de ellos hay otro grupo que son miembros de
la Iglesia en nombre, pero que se han apartado,- y ahora, en sus
corazones quieren volver pero no saben cómo, o son demasiado
tímidos para tratar. Ellos también en momentos de reflexión se
preguntan: "¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué estoy tan perdido? Por
favor, por favor ayúdenme a encontrar mi camino."
Cuando pienso en ellos. pienso también en una de las
historias más hermosas que se hayan contado. Permítanme decirla
en la forma que lo hizo El por primera vez.
"Un hombre tenía dos hijos:
"y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de
los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.
"No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se
fue lejos a una provincia apartada: y allí desperdició sus bienes
viviendo perdidamente.
"Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en
aquella provincia, y comenzó a faltarle.
"Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra,
el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.
"Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los
cerdos. pero nadie le daba.
"Y volviendo en sí, dijo: -Cuantos jornaleros en casa de mi
padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre.
"Me levantaré e iré a mi padre. y le diré: Padre, he pecado
contra el cielo y contra ti.
"Ya no soy digno de ser llamado tu hijo: hazme como a uno de
tus jornaleros.
"Y levantándose, vino a su padre. Y cuando estaba aún lejos,
lo vió su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se hechó
sobre su cuello, y le besó.
"Y el hijo le dijo: Padre he pecado contra el cielo y contra ti, y
ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
"Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido y
vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
"Y traed el becerro gordo y matadle, y comamos y hagamos
fiesta;
"Porque este mi hijo, muerto era, y ha revivido; se había
perdido, y es hallado." (Lucas 15:11-24)
A ustedes que han tomado su herencia espiritual y se han ido,
y que ahora están descubriendo la vacuidad de sus vidas, el
camino está abierto para su retorno.
Tomen nota de las palabras del Hijo Pródigo: "Y volviendo en
sí" ¿No han reflexionado también, y han deseado volver?
El joven de la parábola quería ser solamente un siervo en la
casa de su padre, pero su padre, al verlo de lejos corrió a su
encuentro y lo besó, le puso un vestido, un anillo en su mano y
zapatos en sus pies e hizo que le prepararan una fiesta.
Así será para ustedes. Si dan el primer tímido paso para
volver, encontrarán brazos abiertos para recibirlos y cálidos
amigos que los harán sentir bienvenidos.
Creó que sé por qué algunos de ustedes se han ido. Fueron
ofendidos por algún individuo desconsiderado que los lastimó, y
ustedes interpretaron que su acción representaba a la Iglesia. O se
han trasladado de un lugar donde eran muy conocidos, a otro sitio
donde estaban solos, y crecieron con muy poco conocimiento de la
Iglesia. O se han vuelto a otras compañías con hábitos
incompatibles con la Iglesia. O se han creído más sabios con la
sabiduría del mundo que sus compañeros de la Iglesia, y con
cierto aire desdeñoso, se han apartado de su compañía.
No estoy aquí para hablar de las razones. Espero que ustedes
tampoco. Pongan el pasado detrás de ustedes. El Profeta Isaías
dijo en la antigúedad "Lavaos y limpiaos: quitad la iniquidad de
vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;
aprended a hacer el bien ...Venid luego, dice Jehová, y estemos a
cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve
serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí vendrán a
ser como blanca lana. Si quisiéreis y oyéreis, comeréis el bien de
la tierra." (Isaías 1: 16-19.)
Es de esto que se trata el evangelio, convertir a hombres
malos en buenos y a los buenos, en mejores. Hay un cambio, un
procedimiento de la Iglesia mediante el cual, los que han pecado
seriamente. pueden volver.
No permitan que el orgullo se interponga en su camino. Si el
problema es ese, hay una historia en el Antiguo Testamento que
me gustaría relatarles.
Naamán era un capitán de las tropas del rey de Siria, un gran
hombre, "Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso. Y la
esposa de Naamán tenía una joven sierva, una hija de Israel, que
le dijo a su señora: "Si rogase mi señor al profeta que está en
Samaria, él lo sanaría de su lepra."
Cuando Naamán supo esto, preparó ricos regalos y una carta
al Rey de Israel. Pero el rey, sabiendo la razón por la que venía
Naamán, tuvo temor, porque él no tenía el poder para sanar la
lepra. Entonces Eliseo, el profeta, envió decir al rey que él
atendería al capitán. "Y vino Naamán con sus caballos y con su
carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo.
Pero Eliseo ni siquiera salió a recibir al capitán. Envió un
mensajero a Naamán diciendo: "Ve y lávate siete veces en el
Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio."
Naarnán sintió que era insultado al decírsele que se lavara en
el Jordán, siendo que había arroyos más limpios en su propio país,
"Y Naarnán se fue enojado." pero. sus siervos le suplicaron que
hiciese lo que Eliseo le había sugerido. Finalmente, el orgulloso
capitán accedió y las escrituras registran: "El entonces descendió,
y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del
varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y
quedó limpio." (2 Reyes 5: 1-14.)
Por lo que repito, no permitan que el orgullo se interponga en
su camino. El sendero del evangelio es simple. Algunos de los
requisitos les pueden parecer elementales e innecesarios. No los
menosprecien. -Humíllense y anden en obediencia. Les prometo
que el resultado será maravilloso y muy satisfactorio.
¿Dónde comenzar? ¿Cómo ponerse en contacto? En todas las
unidades de la iglesia en todo el mundo, hay dos hombres que han
recibido ta responsabilidad de cuidarlo. Si no los conoce, llame al
obispo del barrio en que vive, o escriba una carta a la Iglesia.
Vendrán a usted las personas que lo podrán ayudar sin
avergonzarlo. Con bondad y amor le mostrarán el camino y le
tomarán de la mano para caminar con usted.
Pruébenlo. Hay todo que ganar y nada que perder. Vuelvan.
Encontrarán más paz en la Iglesia de la que han sentido en largo
tiempo. Llegarán a disfrutar de la amistad de muchos. Hay mucho
para leer, instrucción para recibir, discusiones en las cuales
participar que ensancharán sus mentes y alimentarán sus
espíritus. Serán satisfechas las silenciosas añoranzas de su
corazón. La vacuidad que han conocido por tanto tiempo será
reemplazada por una plenitud de gozo.
Tengo un amigo con el que serví en la misión, hace más de
cuarenta años atrás. En los años siguientes fue a la guerra. En su
soledad eligió compañeros descuidados. Se casó fuera de la
Iglesia. Siguió costumbres que lo hicieron sentir que no sería
bienvenido. Se mudó de una parte del país a otro; perdió su
identidad.
Un domingo estaba yo en California para una conferencia de
estaca. Mi foto y mi nombre habían salido en el diario local. Esa
mañana, cuando el presidente de la estaca y yo entrábamos en la
oficina del centro de estaca, sonó el teléfono. Era un llamado para
mí, y el que llamaba dió su nombre. Me quería ver. Pedí que me
excusaran de la reunión que debía sostener esa mañana temprano
y le pedí al presidente de estaca que la dirigiera por mi. Yo tenía
que hacer algo más importante.
El vino, este amigo mío, tímidamente y con cierto temor.
Había estado lejos por mucho tiempo. Nos abrazamos como dos
hermanos que han estado largamente separados. Al principio la
conversación era algo torpe, pero pronto se tornó en cálida charla
a medida en que recordábamos los días transcurridos en Inglaterra
tantos años atrás. Había lágrimas en los ojos de este fuerte
hombre al hablar de la Iglesia de la que había sido parte tan
efectiva alguna vez y entonces me dijo de los largos y vacíos años
que siguieron. Hablaba de ellos, como de una pesadilla.
Cuando hubo descrito esos años perdidos, hablamos de su
retorno. Pensó que sería dificil, que sería embarazoso, pero estuvo
de acuerdo en probar.
Recibí una carta de él hace mucho. Decía "Estoy de vuelta.
Estoy de vuelta y que maravillosamente bien se siente uno al
estar de vuelta en casa otra vez."
Les doy mi testimonio que esta es la obra del Señor. Es el
reino de Dios sobre la tierra. Lleva el nombre del Unigénito del
Padre. Aquí encontrarán felicidad, y fuerza, y una paz segura que
no han sentido en mucho tiempo, la paz que sobrepasa todo
entendimiento. Dios los bendiga por tratar.
PARTE II
qué Creemos
12
NO SEAS
INCRÉDULO
Cada año el mundo cristiano celebra la Pascua, recordando la
resurrección, cuando el Señor se le apareció primero a María
Magdalena, y más tarde ese día a los diez apóstoles, ya que Tomás
no estaba presente.
"Le dijeron pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto."
Pero Tomás, al igual que tantos entonces y ahora, dijo: "Si no viere
en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar
de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré." (Juan
20: 25.)
¿No han oído a otros hablar como habló Tomás? "Dennos",
dicen, " la evidencia empírica. Prueben delante de nuestros
propios ojos, nuestros oídos y nuestras manos; de otra forma no
creeremos."Ese es el idioma de la época en que vivimos. Tomás El
Incrédulo ha llegado a ser el ejemplo de los hombres de todas las
épocas que se rehúsan a aceptar nada que no puedan probar y
explicar fisicamente- como sí pudiesen probar el amor, fe, o aún
un fenómeno fisico como la electricidad.
Pero siguiendo con la narración, ocho días más tarde los
apóstoles estaban otra vez juntos, esta vez con Tomás.
"Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en
medio y les dijo: Paz a vosotros."
Individualizando a Tomás, dijo: "Pon aquí tu dedo, y mira mis
manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas
incrédulo, sino creyente."
Tomás, atónito y sacudido, le contestó y dijo: "-Señor mío y
Dios mío-"
Jesús entonces le dijo: "Porque me has visto Tomás, creíste;
bienaventurados los que no vieron, y creyeron." (Juan 20: 26-29
Subrayado agregado.)
A todos los que tienen dudas, les repito las palabras dichas a
Tomás cuando tocaba las heridas del Señor: "Y no seas incrédulo
sino creyente." Creer en Jesucristo el Hijo de Dios, la mayor figura
del tiempo y la eternidad. Creer que su vida sin mácula estaba
antes de que el mundo fuera creado. Creer que él fúe el Creador
de la tierra en la que vivimos. Creer que él era el Jehová del
Antiguo Testamento, que él era el Mesías del Nuevo Testamento,
que murió y fue resucitado, que visitó los continentes occidentales
y enseñó aquí al pueblo, que introdujo esta dispensación final,y
que vive, el Hijo viviente de un Dios viviente, nuestro Salvador y
nuestro Redentor. Juan dice que la creación de todas las cosas por
él fueron hechas, y sin él, nada de lo que ha sido hecho, fue
hecho." (Juan 1:3)
¿Puede alguien que haya caminado de noche bajo las
estrellas, o sentido el toque de la primavera sobre la tierra, dudar
de la mano divina en la creación? De la misma manera,
observando las bellezas de la tierra, uno quiere hablar como el
salmista: "Los cielos cuentan la gloria de Dios; y el firmamento
anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y
una noche a otra noche declara sabiduría." (Salmos 19: 1-2)
Toda la belleza de la tierra denuncia la huella del Maestro
Creador, de esas manos que después que tomaron la forma mortal
y luego de inmortalidad, Tomás insistió en tocar para poder creer.
No sean incrédulos, sino crean en Jehová, cuyo dedo escribió
sobre las tablas de piedra entre los truenos en Sinaí, "No tendrás
otros dioses delante de mi." (Exodo 20: 3)
El Decálogo, que es la base de toda buena ley que gobierna
las relaciones humanas, es el producto de su divino genio. Si
miran la amplia gama de legalismos hechos para proteger al
hombre y la sociedad, sepan que sus raíces están en esas breves y
eternas declaraciones dadas por el que todo lo sabe Jehová, a
Moisés.
Crean en él, que fue el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, que
fue la fuente de inspiración de todos los profetas de la antigüedad
cuando hablaban o eran movidos por el Espíritu Santo. Hablaban
de él cuando reprendían a los reyes, cuando castigaban a las
naciones, y cuando como videntes anticipaban el día en que
vendría el Mesías prometido, declarando el poder de la revelación.
"Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen
concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel."
(Isaías 7:14)
"Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de
sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu
de conocimiento y de temor de Jehová." (Isaías 11: 2)
"Y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre
Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre Eterno y Príncipe de paz."
(Isaías 9:5)
No duden, sino crean que fue Él quien nació en un pesebre
porque no había lugar para ellos en el mesón. Bien preguntó el
ángel al profeta que había visto estas cosas en una visión:
"¿Comprendes la condescendencia de Dios?" (1 Nefi 11: 16).
Pienso que ninguno de nosotros puede entender esto
completamente- cómo el gran Jehová debería venir entre los
hombres, nacer en un pesebre, entre gente odiada, en un estado
vasallo. Pero en su nacimiento hubo un coro angélico que cantó su
gloria. Hubo pastores que lo adoraron. Hubo una estrella nueva en
el oriente. Hubo hombres sabios que viajaron de lejos para rendir
tributo con oro, incienso y mirra. -Uno puede suponer que al
presentar los regalos que habían traído al recién nacido rey,
tocaron maravillados esas pequeñas manos.
Herodes el Grande, que sabía de las profecías, sentía temor
por esas manos y buscó destruirlas y en la horrible carnicería de
los inocentes, atrajo sangre sobre sus manos y cabeza.
Crean que cuando Juan el Bautista declaró acerca de Jesús:
"He aquí el Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo" lo
hizo por revelación (Juan 1:29). Y fue la voz del Todopoderoso la
que declaró sobre las aguas del Jordán: "Este es mi Hijo Amado, en
quien tengo complacencia." (Mateo 3:17.)
Crean y sepan que fue un lioIubre de milagros. Él, que había
creado el mundo y lo había regido como el gran Jehová, entendía
los elementos de la tierra y todas las funciones de la vida.
Comenzando con Caná, donde convirtió el agua en vino, hizo que
los cojos caillinararn, los ciegos vieran, los muertos volvieran a la
vida- él El Maestro Médico, curó los enfermos por la autoridad
inherente en él congo Hijo de Dios.
Fue el consolador de los oprimidos de su época y el de todas
las generaciones que han venido después y que verdaderamente
han creído en él. Nos dijo: "Venid a illi todos los que estéis
trabajados y cargados, Y Yo os haré descansar. Llevad mi yugo
sobre vosotros, y aprended de mi, que soy manso Y humilde de
corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo
es fácil, y ligera mi carga." (Mateo 11: 28-30)
Un día hablaba con un amigo que había huído de su país
natal. Al caer su país, había sido arrestado e internado. Su esposa
e hijos habían podido escapar, pero por más de tres años había
estado preso sin ninguna clase ele comunicación con sus seres
amados. La comida era horrible, las condiciones de vida, opresivas
y sin ninguna esperanza de mejora.
"¿Qué te sostuvo en esos días de oscuridad?", le pregunté.
Me respondió, "Mi fe. mi fc en el Señor Jesucristo. Puse mis
cargas sobre f-1, Y entonces parecían mucho más livianas"
En cierta ocasión, mientras el Señor estaba viajando a través
de Samaria, estaba fatigado y tenía sed. Parando en el pozo de
Jacob, descansó y pidió a una mujer que estaba sacando agua del
pozo, que le diera de beber. En la conversación que sostuvieron Él
habló sobre el poder salvador de sus enseñanzas, diciendo:
"Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; más el
que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino
que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte
para vida eterna."
En esa misma conversación, declaró su identidad cuando la
mujer en el pozo habló acerca del Mesías prometido, "llamado el
Cristo;" El, sin equivocación dijo, "Yo soy, el que habla contigo."
(Juan 4: 13-14, 25-26.)
No duden, sino, crean que es el Maestro de vida y muerte. A
la apenada Marta le declaró su eterno poder diciendo: "Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mi, aunque esté muerto,
vivirá." (Juan 11:25-26)
¿Hubo alguna vez palabras mayores que estas para los que
han perdido seres amados? Tomás estaba presente cuando se
dijeron estas palabras y lo estaba también cuando más tarde
Lázaro fue llamado de la tumba. Sin embargo dudó del poder del
Señor para levantarse después de la terrible muerte en la cruz,
asegurando a sus compañeros apóstoles que a menos que tocara
las heridas con sus manos, no creería. No es de extrañar que Jesús
le reprochara diciendo: "No seas incrédulo, sino creyente."
Nosotros, al igual que Tomás, estamos tan prontos a olvidar
las evidencias de su vida sin mácula y de su poder. Estas
evidencias se encuentran, no sólo en la Biblia, el testamento del
Viejo Mundo. Hay un testamento del Nuevo Mundo que surgió a la
luz por el poder y don de Dios para convencer al judío y al gentil
de que Jesús es el Cristo. Contiene otro Evangelio, hermoso en su
lenguaje, y poderoso en espíritu.
Jesús, durante su ministerio terrenal habló de otras ovejas y
de otro redil; al hablar de ellas declaró que también oirían su voz.
"Y habrá un rebaño, y un pastor." (Juan 10: 16)
Un tiempo después de su resurrección se escuchó una voz
proveniente de los cielos, entre el pueblo reunido en el País de
Abundancia, en algún lugar de los continentes occidentales. Era la
voz de Dios que les decía: He aquí mi Hijo Amado, en quien me
complazco, en quien he glorificado mi nombre: a él oíd.
"Y...vieron a un Hombre que descendía del cielo; Y estaba
vestido con una túnica blanca; y descendió y se puso en medio de
ellos, " y les declaró: "He aquí, yo soy Jesucristo, de quien los
profetas testificaron que vendría al mundo." (3 Nefi 11: 7-8, 10)
Los invitó, tal como invitó a Tomás, a que tocaran sus manos y
su costado, y estaban atónitos y clamaron: "-Hosanna Bendito sea
el nombre del Más Alto Dios-" (3 Nefi 11: 17.)
No dudaron, sino que creyeron. tal como lo han hecho
millones que han leído este testimonio del Señor resucitado. Si hay
alguno que no sabe sobre este quinto evangelio y lo desea, lo
tendrá si lo pide, y vendrá con la promesa que si lo leen con
oración, sabrán de la verdad de este extraordinario nuevo testigo
de Cristo.
Y aún hay otro testigo, pues así como la voz de Dios declaró la
divinidad del Hijo Jesucristo en las aguas del Jordán, y luego en el
Monte de la Transfiguración, otra vez ocurrió en el país de
Abundancia; de la misma manera, idéntica introducción fue dicha
en el comienzo de esta dispensación del evangelio, en una
gloriosa visión en la que Dios el Eterno Padre y su Hijo Jesucristo
aparecieron y hablaron con un jovencito que había venido en su
búsqueda, y en los años que siguieron, habló como profeta del
Señor resucitado, y aún dio su vida en testimonio del que murió en
la cruz. : .
Con tantas evidencias, y con la convicción nacida en nuestros
corazones-;por el poder del Espíritu Santo, agregamos
con-palabras firmes, sinceridad y amor, nuestro: testimonio del
Señor Jesucristo-; por lo` que ¡Oh - hombre, "no seas incrédulo,
sino-creyente" en él que es el viviente Hijo de , Dios, nuestro
Salvador, Nuestro Redentor!
13
EL MILAGRO
QUE ES JESUS
En mi casa, sobre mi escritorio, tengo una pequeña caja de
metal. Tiene unas 12 pulgadas de lado y unas seis de alto. En uno
de sus lados tiene seis perillas y dos diales. Una y otra vez,
cuando tengo un tiempo„ se convierte en mi juguete. Es una radio
de onda corta. Moviendo las perillas puedo oír Londres;
-Washington, Tokio, Peking, Moscú, Habana y otras grandes
capitales del mundo.
Las voces que escucho son persuasivas, seductoras,
fascinantes y ; confúsas. Hablando a través de la tierra, son parte
dé -una apremiante batalla emprendida por la menté 'délos
hombres. Y están apuntadas a la persuasión en la filosofia política.
Hay voces` dé democracia que -compiten con las del comunismo y
cada` una gana conversos de acuerdo al discernimiento y juicio de
los escuchas. Las apuestas son altas,, las armas sofisticadas, los
métodos inteligentes.
Hay una batalla parecida emprendida por la fe del hombre,
pero a veces las líneas no están claramente trazadas, pues aún
entre las fuerzas de la cristiandad, están los que destruirían a
Cristo, en cuyo nombre están hablando. Uno podría dejarlos
de lado si sus voces no fuesen tan seductoras, si su influencia no
fuese tan amplia y su razonamiento tan sutil.
Al amanecer del día de Pascua, se reúnen multitudes en miles
de montañas para recibir el amanecer del día Pascual y para
recordar la historia de Cristo, cuya resurrección están
conmemorando. En hermoso y esperanzado lenguaje, los
predicadores de muchas creencias, recuerdan la historia de la
tumba vacía. A ellos- y a ustedes- les hago esta pregunta: ¿Creen
en esto realmente?
Realmente ¿creen que Jesús fue el Hijo de Dios, el hijo literal
del Padre?
¿Ustedes creen que la voz de Dios, el Eterno Padre, se oyó
sobre las aguas del Jordán declarando: "Este es mi Hijo amado, en
quien tengo complacencia."? (Mateo 3: 17)
¿Creen ustedes que este mismo Jesús fue el que obró
milagros, curó enfermos, afirmó a los débiles, el que dió vida a los
muertos?
¿Creen ustedes que después de su muerte en el monte del
Calvario y de su sepultura en la tumba de José, se levantó al tercer
día?
¿Creen realmente que él vive - en forma real, vital y
personal-y que vendrá otra vez, tal como lo prometieron los
ángeles en su ascensión?
¿Realmente, creen estas cosas? Si lo hacen, entonces son
parte de un grupo de ortodoxos en disminución, que son el
hazmerreír de los filósofos, que son ridiculizados cada vez más por
ciertos educadores, y que son considerados que "están fuera del
asunto" por una corte de ministros de religión y teólogos
influyentes.
Una vez leí una serie de escritos muy interesante que
hablaban del razonamiento inteligente de los teólogos
americanos, británicos y europeos que "desmitifican", así decían,
la historia de Jesús de Nazareth. Cito un laico protestante, muy
capaz, que escribió:
"Están llegando preguntas de lo más extrañas hechas por
teólogos que ...cuestionan cada antiguo concepto. Aún sugieren
que la palabra 'Dios', se debería descartar, ya que se ha
convertido en algo sin sentido para tanta gente.
"Descartando todo lo demás, la pregunta que los teólogos
liberales están haciendo es la antigua pregunta que ha dividido la
Iglesia Cristiana una y otra vez: ¿Quién era Jesús?
"Los revolucionarios ...se vuelven a la Biblia como a la fuente
de verdad, pero su Biblia es una versión purificada con referencias
desconcertantes de eventos anormales. Unos dicen
"Desmitificada", otros, "No-ortodoxa"
"Lo que la nueva ola apoya es el Cristianismo `sin religión';
una fe apoyada en un sistema filosófico, en lugar de sostenerse
precariamente sobre viejos mitos." (Fortune, diciembre 1965, p.
173)
A los ojos de estos intelectuales, estos mitos son el
nacimiento de Jesús el Hijo de Dios de quien los ángeles cantaron
sobre los llanos de
Judea, el obrador de milagros que curó a los enfermos y
levantó a los muertos, el Cristo que resucitó de los muertos; de la
ascensión y la venida prometida.
Estos teólogos modernos lo desvisten de su divinidad y luego
se sorprenden de que los hombres no lo adoren, estos hábiles
hombres de letra han quitado a Jesús el manto de Dios y han
dejado sólo un hombre. Le han robado su lugar como hijo,
privando así al mundo de su legítimo Rey.
-Mientras leo acerca de este proceso en aumento de efectiva
"desliteralización"- (no ortodoxa) y de su evidente efecto sobre la
fe de sus víctimas , particularmente la juventud que es atrapada
por su sofistería, las palabras dichas en la antigüedad por el
profeta Amós, vuelven con mayor claridad: -
"He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales
enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino
de oír la palabra de Jehová y no la hallarán. En aquel tiempo las
doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed ...caerán y
nunca más se levantarán (Amós 8:11-14.)
Cuán claramente describen esas palabras a muchos de la
juventud actual, los jóvenes y señoritas que en sus corazones
buscan una fe que los satisfaga, pero la rechazan por la forma en
la que se la ofrecen, desmayan de sed y se caen y nunca más se
levantarán. A ellos les doy mi solemne testimonio que Dios no está
muerto. salvo que sea mirado con una interpretación muerta.
¿Está fuera de moda en el siglo veinte creer en la divinidad
del Señor? La gran era científica de la que somos parte, no
demanda una negación al milagro que es Jesús. Más bien no ha
habido una época en toda la historia del hombre que haya hecho
más creíble, lo que en el pasado hubiese sido visto como
sobrenatural o imposible. ¿Puede alguien asegurar hoy, que hay
algo imposible?
Los que están familiarizados con los pasos gigantescos de la
ciencia biológica, donde el hombre ha comenzado a tener apenas
un atisbo de la vida y su creación, el milagro del nacimiento de
Jesús se vuelve ciertamente más plausible, aún para el incrédulo.
Aún más, no es difícil creer que él, poseyendo el conocimiento
para crear la tierra, podría curar enfermos, fortalecer al débil,
volver los muertos a la -vida. Puede que hubiese sido difícil creer
estas cosas en la época medieval, pero ¿puede uno -dudar,
razonablemente de esa posibilidad, si estamos viendo milagros de
curación y restauración que ocurren a diario?
¿Es la ascensión una cosa tan imposible de comprender
después de que uno se ha sentado tranquilamente en su living,
mirando el despegue de una moderna nave espacial elevarse por
el cielo para buscar sin error a su nave compañera que está
navegando en órbita a más de 17,000 millas la hora?
¿Milagros? Ya lo creo. Esta es una c•pora cié milagros.
Durante mi breve vida he sido testigo de más avances científicos
que todos nos antepasados juntos, durante los pasados 5.000
años-
Con Con tanto que parece milagroso a mi alrededor cada día,
es fácil creer en el milagro de Jesús. .
Pero no se obtiene un testimonio de Cristo observando los
logros de los hombres. Tales observaciones pueden hacer aparecer
como razonables su nacimiento, vida, muerte y resurrección. Pero
hace falta algo más que una creencia razonable. Es necesaria una
comprensión de que su posición es única e incomparable como el
divino Redentor y un entusiasmo por él y su mensaje como el Hijo
de Dios.
Esa comprensión y entusiasmo están al alcance de todos los
que pagan el precio. No son incompatibles con la alta educación,
pero no llegarán leyendo filosofía. No, llegan por un proceso más
simple. Las cosas de Dios se entienden a través del Espíritu de
Dios. (1 Corintios 2:11.) Así lo declara la voz de revelación.
La adquisición de una comprensión y entusiasmo por el Señor
se obtiene siguiendo reglas simples. Me gustaría sugerir tres,
elementales en su concepto. casi trilladas por lo repetidas, pero
fundamentales en su aplicación y fructíferas en su resultado. En
especial los sugiero a nuestra juventud.
La primera es leer. leer la palabra del Señor. Sé que con las
demandas de su estudio, queda poco tiempo para leer otra cosa.
Pero les prometo que si leen las palabras de lo que llamamos
escritura, vendrán a su corazón una comprensión y calidez que
será una experiencia grata. "Escudriñad las Escrituras; porque a
vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son
las que dan testimonio de mi." (Juan 8:39) Lean, por ejemplo el
Evangelio de Juan desde el comienzo al fin. Permítanle que el
Señor les hable de sí mismo, y sus palabras les llegará con una
quieta convicción que hará que las palabras de sus críticos no
tengan sentido. Lean también el testamento del Nuevo Mundo, el
Libro de Mormón, sacado como testigo de que "Jesús es el Cristo,
el Eterno Dios, que se manifiesta a sí mismo a todas las naciones"
(Libro de Mormón, portada)
La próxima es servir, servir en la obra del Señor. La fuerza
espiritual es como la fuerza física; es como el músculo de mi
brazo. Sólo aumenta con alimento y ejercicios.
La causa de Cristo no necesita sus dudas; necesita su fuerza,
tiempo y talentos, y a medida en que los ejercite en el servicio, su
fe crecerá y se desvanecerán sus dudas.
El Señor declaró; 'El que halle su vida, la perderá; y el que
pierde su vida por causa de mí. la hallará." (Mateo 10: 39)Estas
palabras tienen algo más que un frío significado teológico. Son la
declaración de una ley de la vida, que en la medida en que nos
perdemos en una gran causa, nos encontramos a nosotros mismos
y no hay una causa mayor que la del Maestro.
Lo tercero es orar. Hablen con su Padre Eterno en el nombre
de su Amado Hijo. "Hebreos aquí," dice, "yo estoy a la puerta y
llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré
con él, y él conmigo." (Apocalipsis 3: 20.)
Esta es una invitación y la promesa es segura. Es poco
probable que oigan voces del cielo, pero vendrá una seguridad,
enviada del cielo, pacífica y cierta.
En esa gran conversación entre Jesús y Nicodemo, el Señor
declaró: "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es
nacido del Espíritu, espíritu es.
"Entonces continuó diciendo: "El viento sopla de donde
quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a donde
va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu." (Juan 3: 6-8)
No dudo en prometer que será así para ustedes. Si leen la
palabra del Señor, si sirven en su causa, si hablan con él en
oración, sus dudas se disiparán: y brillando a través de confusa
filosofía, la tan mentada crítica superior, y la teología negativa,
se . volverán testigos del Espíritu Santo de que Jesús es en
realidad el Hijo de Dios, nacido en la carne. el Redentor del mundo
resucitado de la tumba, el Señor que vendrá a reinar como Rey de
reyes. Es su oportunidad para saber; es su obligación descubrirlo.
Que Dios los bendiga para lograrlo.
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EL SÍMBOLO
DE CRISTO
Después que fuera renovado el Templo de Arizona en Mesa,
casi un cuarto de millón de personas vieron su hermoso interior. El
primer día que abrieron fueron invitados especiales, clérigos de
otras religiones y vinieron cientos de ellos. Tuve el privilegio de
hablarles y contestar sus preguntas al término de la gira., Les dije
que contestaríamos cualquier interrogante que tuvieran. Se
hicieron muchas preguntas. Entre ellas hubo una, hecha por un
ministro Protestante.
El dijo: "Recorrí todo -este edificio, este templo que lleva en su
frente el nombre de Jesucristo, pero no he visto en ningún lado la
representación de la cruz, que es el símbolo de la Cristiandad. He
notado otros edificios de ustedes en otros lados, y en ellos
también se repite la ausencia de la' cruz. ¿Cómo es esto, cuando
profesan creer en Cristo?
Le respondí: "No quiero ofender a ninguno de mis hermanos
cristianos que usan la cruz en las torres de sus catedrales y en los
altares de sus capillas, que lo usan en su vestimenta, lo imprimen
en sus libros y otra literatura. Pero para nosotros, la cruz es el
símbolo del Cristo muerto, mientras que nuestro mensaje es una
declaración del Cristo viviente.
Entonces preguntó: "Si no usan la cruz, ¿cuál es el símbolo de
su religión?"
Le repliqué que la vida de nuestro pueblo se debe convertir en
la única expresión significativa de nuestra fe, y de hecho, de
nuestra adoración.
Espero que no haya pensado que al contestarle era presumido
o pagado de mí mismo. Tenía razón en su observación de que no
usamos la cruz, exceptuando a nuestros capellanes en las fuerzas
armadas que lo usan como identificación, en sus uniformes. A
primera vista puede parecer que nuestra posición está en
contradicción con nuestra profesión de que Jesucristo, es la figura
clave de nuestra religión. El nombre oficial de la Iglesia es La
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Lo
adoramos como Señor y Salvador. La Biblia es nuestra escritura.
Creemos que los profetas del Antiguo Testamento, que habían
predicho la venida del Mesías, hablaron bajo inspiración divina.
Nos gloriamos en los relatos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan que
nos hablan del nacimiento, ministerio, muerte y resurrección del
Hijo de Dios, el Unigénito del Padre en la carne. Tal como Pablo en
la antigúedad, no nos avergonzamos "del evangelio, porque es
poder de Dios, para salvación." (Romanos 1:16.) y como Pedro,
afirmamos que Jesucristo es el único nombre "bajo el cielo, dado a
los hombres, en que podamos ser salvos." (Hechos 4:12.)
El Libro de Mormón, que consideramos como un testamento
del Nuevo Mundo, que lleva las enseñanzas de los profetas que
vivieron en la antigúedad en los Continentes Occidentales,
testifica de él, que nació en Belén de Judea y que murió en el
monte del Calvario. Para un mundo que zozobra en la duda, es
otro testigo poderoso de la divinidad del Señor. En su prefacio,
escrito por un profeta que anduvo por América hace mil quinientos
años, categóricamente declara que fue escrito : "para convencer
al judío y al gentil de que JESÚS es el CRISTO, el ETERNO DIOS,
que se manifiesta a sí mismo a todas las naciones."
Y en nuestro libro de revelación moderna, La Doctrina y
Convenios, se manifiesta a sí mismo en estas seguras palabras:
"Yo soy el Alfa y la Omega, Cristo el Señor; si, soy él, el principio y
el fin, el Redentor del mundo." (D&C 19:1.)
A la luz de tales declaraciones. y en vista de tal testimonio,
muchos podrán preguntar, tal como lo hizo mi ministro amigo en
Arizona, si ustedes profesan creer en Jesucristo, ¿por qué no usan
el símbolo de su muerte, la cruz del Calvario?
A esto debo replicar primeramente, que ningún miembro de la
Iglesia debe nunca olvidar, el terrible precio pagado por nuestro
Redentor, que dió su vida para que viviesen todos los hombres, la
agonía de Getsemaní. la amarga burla de su juicio, la cruel corona
de espinas rasgando su carne, el grito de muerte de la chusma
ante Pilato, la solitaria carga de su pesada caminata hasta el
calvario, el espantoso dolor de grandes clavos atravesando sus
manos y pies, la afiebrada tortura de su cuerpo mientras colgaba
ese trágico día, el Hijo de Dios gritando, "Padre, perdónalos,
porque no saben lo que hacen." (Lucas 23:34.)
Esta fue la cruz, el instrumento de su tortura, el terrible
invento designado para destruir al Hombre de Paz, la malvada
recompensa por su obra maravillosa de curar enfermos, hacer que
vean los ciegos, levantar a los muertos. Esta fue la cruz en la que
colgó y murió en la solitaria cima del Gólgota.
No podemos olvidar esto. No debemos olvidarlo nunca, pues
alli nuestro Salvador, nuestro Redentor, el Hijo de Dios, se dio a si
mismo como sacrificio vicario por cada uno de nosotros. Pero las
tinieblas de ese oscuro atardecer anterior al día de reposo-judío,
cuando se bajó-su cuerpo sin vida y fue,rápidamente sepultado en
una tumba prestada, acabó la esperanza de sus más conocidos y
ardientes discípulos. Estaban . desalerítados, - sin comprender lo
que él les había dicho antes. El Mesías en que habían creído,
estaba .muerto. Se había ido el Maestro en quien habían.-puesto
todos sus anhelos, su fe, sus esperanzas. El, que había hablado de
vida eterna, que había levantado a Lázaro- de la tumba, había
-muerto ahora, . -tan seguramente como habían muerto todos los
hombres antes que él. Había llegado ahora el fin de su triste y
breve vida. Esa vida había sido, tal como lo había predicho Isaías
tanto tiempo antes: "Despreciado y desechado entre los hombres,
varón de dolores, experimentado en quebranto; ..herido fue por
nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de
nuestra paz, fue sobre él." (Isaías 53: 3, 5.) Ahora se había ido.
Sólo podemos especular sobre los sentimientos de los que lo
amaron, mientras meditaban sobre su muerte durante las
amargas horas del Día de Reposo Judío, el sábado de nuestro
calendario. Entonces amaneció el primer día de la semana, el Día
de Reposo del Señor, tal como lo conocemos ahora. A los que
vinieron a su tumba, tristes en su pesar, un ángel les
declaró :"¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? ....No
está aquí pues ha resucitado, como dijo." (Lucas 24:5 y Mateo 28:
6.) -
Aquí estaba el mayor milagro en la historia humana. Antes él
les había dicho, "Yo soy la resurrección y la vida." (Juan 11:25.)
Pero no lo habían comprendido. Ahora sabían. Había muerto
en miseria, dolor y soledad. Ahora, en el -tercer día, se había
levantado en poder, belleza y. vida, primicias de los que habían
dormido, la seguridad para los hombres de todas las edades de
que "como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán
vivificados." (I Corintios 15: 22.)
En el Calvario fue el Jesús moribundo. De la tumba emergió
como el Cristo viviente. La cruz había sido el amargo fruto de la
traición de Judas, el resumen de la negación de Pedro. Ahora, la
tumba vacía se convertía en testimonio de su divinidad; la
seguridad de la vida eterna, la respuesta a la pregunta sin
contestar de Job: Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir.? (Job 14:
14)
Habiendo muerto, pudo haber sido olvidado, o a lo sumo,
recordado como uno de los muchos grandes maestros cuyas vidas
son compendiadas en una pocas líneas en los libros de historia.
Pero al haber resucitado, se convirtió en el Maestro de Vida. Ahora
los discípulos podían cantar junto con Isaías, con fe segura: "Y se
llamará su nombre Admirable; Consejero, Dios fuerte, Padre
Eterno, Príncipe de Paz." (Isaías 9:6.)
Cumplidas habían sido las palabras esperanzadas de Job: "Yo
sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo. Y
después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios. Al
cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi
corazón desfallece dentro de mí." (Job 19:25-27.)
Bien exclamó María, ,Rabboni" cuando vió por primera vez al
Señor resucitado, pues ahora era realmente el Maestro, Maestro
no sólo de vida, sino también de muerte. Había desaparecido el
aguijón de la muerte, destruída la victoria de la tumba.
El temeroso Pedro se transformó. Aún el dubitativo Tomás
declaró con seriedad, reverencia y realismo: "Señor mío y Dios
mío" "No seas incrédulo, sino creyente." (Juan 20:27.) fueron las
palabras inolvidables del Señor en esa ocasión maravillosa.
Siguieron otras apariciones a muchos, incluso, tal como lo
registra Pablo, "Después apareció a más de quinientas hermanos a
la vez." (1 Corintios 15:6.)
Y en los Continentes Occidentales donde estaban . las ovejas
de quienes había anteriormente hablado. El pueblo allí oyó una
voz como si viniera del cielo ...y les dijo: He aquí mi Hijo Amado,
en quien me complazco, en quien he glorificado mi nombre: a él
oíd. "....y he aquí, vieron a un Hombre que descendía del cielo; y
estaba vestido con una túnica blanca; y descendió y se puso en
medio de ellos.
"Y aconteció que extendió su mano y habló al pueblo,
diciendo: He aquí, yo soy Jesucristo, de quien los profetas
testificaron que vendría al mundo Levantaos y venid a mí." (3 Nefi
11: 3. 8-10, 14.)
Y finalmente ahora hay testigos modernos, pues vino otra vez
para abrir esta dispensación, la dispensación profetizada, del
cumplimiento de los tiempos. En una gloriosa visión, él - el Señor
viviente, resucitado - y el Padre, el Dios del cielo, aparecieron a un
joven profeta para comenzar la restauración de la antigúa verdad.
Siguió una verdadera nube de testigos (Hebreos 12:1.), y él que
había sido el receptor - José Smith, el profeta moderno-declaró con
serias palabras:
"Y ahora, después de los muchos testimonios que se han dado
de él, éste es el último de todos, que nosotros damos de él: ¡Que
vive!
Porque lo vimos, si, a la diestra de Dios; y oímos la voz
testificar clac él es el Unigénito del Padre; "que por él, por medio
de él y de él los mundos son y fueron creados. y sus habitantes
son engendrados hijos e hijas para Dios." (D&C 76:22-24.)
A esto podemos agregar el testimonio de millones que por el
poder del Espíritu Santo, han rendido solemne testimonio de que
en realidad vive. Ese testimonio ha sido su consuelo y fuerza.
Por ejemplo, últimamente . he estado pensando mucho en un
amigo en Vietnam. No sé donde está ni en que condiciones vive.
Sólo sé que es un hombre tranquilo de excelente fe en Dios,
nuestro Padre Eterno, y de su Hijo, el Cristo viviente. Cuando la
llama de libertad vaciló y se apagó en esa tierra de tristezas, me
parece escucharlo cantar, tal como lo escuchaba antes:
Y as¡, porque vive nuestro Salvador, no usamos el símbolo de
su muerte como el símbolo de nuestra te. ¿Qué deberíamos usar?
Ninguna señal, ninguna obra de arte, ninguna forma puede
representar adecuadamente la gloria y maravilla del Cristo
viviente. El nos dijo cual debería ser ese símbolo cuando afirmó:
"Si me amáis; guardad mis mandamientos. "(Juan 14:15.)
Como sus seguidores, no podemos hacer cosa alguna que sea
egoísta, falsa o descortés sin empañar su imagen. Ni podemos ser
buenos, corteses y generosos sin traer más brillo al símbolo de
aquel cuyo nombre, llevamos sobre nosotros.
Y así, nuestras vidas deben llegar a ser una expresión
significativa, el símbolo de la declaración de nuestro testimonio
del Cristo viviente, el Hijo Eterno del Dios viviente. Es así de
simple y profundo y es mejor que nunca lo olvidemos.
Yo sé que vive mi SeñorSalvador triunfante, Hijo.de Dios
Victorioso del dolor y muerte, Mi Rey, mi Líder y, mi Señor.
El vive, es mi roca segura de fe, La sola esperanza del hombre
sobre la El faro a un camino mejor, La luz, al otro lado del velo de
muerte
Oh dame tu suave y quieto espíritu, La paz que sólo proviene
de Tí, Fe para andar el solitario camino Que lleva a Tu eternidad...
fierra, (traducción libre.)
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LOS CIELOS
NO ESTÁN QUIETOS
"Creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que
actualmente revela, y creemos que aún revelará muchos grandes
e importantes asuntos pertenecientes al Reino de Dios." (Noveno
Artículo de Fe.)
Esta declaración del Profeta José Smith es el credo, guía y
fundamento de la fe de todos los miembros de La Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los últimos Días.
Dios es la segura fuente de verdad. Es la fuente de toda
inspiración. Es de él que el mundo debe recibir las directivas si
queremos que venga la paz a la tierra y para que prevalezca la
buena voluntad entre los hombres. Esta tierra es Su creación.
Nosotros somos sus hijos. Por el amor que nos tiene, nos guiará si
es que buscamos, escuchamos y obedecemos. "Porque no hará
nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los
profetas." (Amós 3:7.)
Nuestro mundo es cambiante. Vivimos en una era de.gran
progreso material. ¿Puede la religión mantenerse estática, cuando
todo lo demás se está moviendo hacia adelante?
Es cierto que la naturaleza esencial del hombre no cambia y
esos principios enunciados hace siglos por los profetas, son tan
aplicables hoy día como lo fueron entonces, pero evidentemente el
mundo no sabe como aplicarlos. Actualmente su aplicación
necesita tanto la dirección del Todopoderoso, como cuando Jehová
habló con Enoc y Moisés, Isaías y Elías.
"Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana,
sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados
por el Espíritu Santo." (2 Pedro 1:21.) Y la profecía, que es
revelación, no viene ahora, ni vendrá en el futuro, por la voluntad
del hombre, sino cuando hablan como hombres de Dios, cuando
son movidos por ese mismo espíritu:
Cuán poca sabiduría tiene nuestro mundo para convivir unos
con otros. El stress, los esfuerzos, las tensiones en las relaciones
humanas, las guerras y rumores de guerras que nos afligen
constantemente son evidencia de que: "Perecerá la sabiduría de
sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos."
(Isaías 29:14.) La religión, para ser efectiva, debe ser unas fuerza
vital en la vida de los hombres.
El pueblo, hoy en día, necesita un profeta con tanta
seguridad, como lo precisaba cuando gemía bajo el yugo de Egipto
y Moisés fue llamado para sacarlos de su cautiverio.
Actualmente Israel tiene un profeta y damos nuestro
testimonio al mundo, que está abierto el canal de comunicación
entre Dios y su siervo designado.
En ningún lugar quitaríamos las normas de verdad con la que
guían sus vidas, los hombres de buena voluntad. Pero decimos a
todos, venid, gozáos de lo que el Señor nos ha ofrecido en nuestro
día. A lo que habéis disfrutado y atesorado, os invitamos agregar
lo que vuestro Padre os ofrece, pues hay un profeta en la tierra
hoy, tan ciertamente como lo había en el Israel de la antiguedad.
Habrá quienes dirán que las escrituras están completas, que
cesó la revelación con los antiguos apóstoles, que los cielos están
sellados. A los tales preguntamos, "¿Por qué entonces oran? Si
Dios no está dispuesto a hablar, no está dispuesto a guiar, si no
puede haber revelación, entonces ¿por qué buscarlo? Es evidente
la falacia de esta posición; sin embargo el mundo moderno niega
la posibilidad de revelación moderna.
Varios años atrás tuve la' oportunidad de participar en la
apertura de nuestra misión en Filipinas. Fue una experiencia
inspiradora.Nos reunimos al amanecer en el cementerio militar
americano, en los suburbios de la ciudad de Manila. Allí, frente a
nosotros, había fila tras fila de cruces que marcan las tumbas de
más de 17.000 norteamericanos muertos, e inscritos sobre una
lápida de mármol, vimos alrededor de 36.000 nombres de los que
habían muerto en las batallas del Pacífico y cuyos restos nunca
habían sido hallados. Un recuerdo desagradable solemne de la
crueldad del hombre por el hombre.
Entre los que hablaron en esa sagrada ocasión, estaba.un
joven filipino. Relató la historia de cómo,' cuando era niño, había
encontrado una vieja revista en una pila de basura. Contenía un
artículo sobre la historia de nuestro pueblo. Hablaba de José
Smith. Lo describía como profeta. La palabra profeta se pegó a su
consciente. Lo impresionó. Trajo la pregunta a su joven mente,
"¿Podría: haber realmente un profeta sobre la tierra en este
tiempo?" se preguntó.
Los años pasaron. Vinieron a su país las terribles tragedias de
Corregidor y Bataan y la marca mortal de Tarlac; el bombardeo de
Clark Field cerca de su casa; el hambre, y temor y opresión de la
ocupación enemiga; y finalmente, la liberación de Filipinas y el
restablecimiento de la base aérea americana ' de Clark Field. Se
aseguró un empleo allí. Un día escuchó que uno de los oficiales
jóvenes para quien él trabajaba, era mormón. Entonces surgió otra
vez en su mente la palabra profeta. Juntó coraje para preguntar al
hombre si realmente había un profeta al frente de su iglesia. El
oficial contestó que si con seguridad, a lo que siguió una
conversación, un relato de la simple y hermosa historia de la
aparición de Dios el Eterno Padre y su Hijo, el Señor Jesucristo, a
un joven que había ido a orar con fe, para hallar sabiduría. Ese
testimonio tocó el corazón de este joven filipino. Cambió su vida
por la convicción de que hay revelación de Dios para el hombre en
nuestra época. Ahora posee el sacerdocio y camina en la dignidad
del mismo, un líder de la Iglesia en su propio país.

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