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“Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres”. (Mr. 1.17)
1. PRESENTACIÓN:
♦ Quién soy.
♦ A quién represento. "Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió,
es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en
nuestros corazones". (1 Cor. 1.21-22)
♦ Cuál es el propósito de este encuentro. "Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque
para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has
visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los gentiles,
a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las
tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es
en Mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados". (Hch. 26.16-18)
Ahora bien, la presentación no debiera ser una interacción mecánica entre cristiano y
oyente, sino un acercamiento oportuno y adecuado. Por ejemplo, ésta puede ir seguida tras
un acercamiento cordial a partir de una conversación casual en la calle, en una plaza o en
otro espacio. Lo importante es que logres vincularte con tu potencial creyente a través de un
clima empático y respetuoso.
No olvides que una buena presentación nos puede asegurar el evangelismo. Antes de
mostrar el evangelio, debemos mostrarnos a nosotros mismos como amigos frente al
oyente, y así mostrar El Amor. "El que no ama, no ha conocido ha Dios; porque Dios es
amor.
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es
amor, y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él". (1 Jn. 4:8,16)
Recuerda en esta fase mantener siempre un clima empático. Además, el cristiano debe ser
claro y preciso en su modo de operar y entrega del evangelio.
• Llamar por teléfono al nuevo creyente para saber si se ha integrado a una iglesia.
• Demostrar interés por el nuevo creyente y por el compromiso que ha hecho.
• Ofrecer información adicional acerca da alguna obra o iglesia que pudiese ser accesible
para el nuevo creyente.
• En caso que no haya sido necesario ofrecer al nuevo creyente información, es el
momento de comentarle que se trata de una necesidad del cristiano el congregarse. “Y
considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no
dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y
tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. (He. 10:24-25)
El Discipulado es un trabajo adicional que nos permite mantener el nexo con el nuevo
creyente. Aún cuando la decisión ya se hizo, se hace importante esta asistencia ya que
garantiza los siguientes aspectos:
II.-MANEJO DE OBJECIONES
Las objeciones pueden ser explícitas o implícitas, e inclusos pueden ser reales (verdaderas)
o encubiertas (que esconden la real objeción).
Es fundamental saber que las objeciones van a surgir prácticamente siempre; por lo tanto
tenemos que estar preparados para darles respuesta (algunas veces serán muy fáciles de
argumentar y otras presentarán mayor complejidad).
En este sentido, las objeciones siempre deberán ser recibidas dando una respuesta
oportuna, pues nunca nos debemos desentender de éstas.
Por supuesto que las objeciones no nos pueden poner en aprietos. Por el contrario, el
cristiano debe acoger la objeción y responderla acertadamente, de tal modo de seguir
manteniendo un diálogo fluido con el oyente y lograr su objetivo, que es evangelizar.
Las objeciones que formula nuestro oyente son una variable de la que tenemos que
hacernos cargo.
Entonces, es muy importante que desarrolles estrategias pertinentes para enfrentar cada
objeción. Se hace necesario que logres encontrar la verdadera objeción que el oyente tiene
y no te confundas con objeciones encubiertas.
Casi siempre una objeción está acompañada de una duda. Revisa la Biblia para analizar si
has sido suficientemente claro con el oyente. Pregúntate: ¿Qué habrá provocado esa
objeción?.
Por ejemplo, frente e le objeción “no tengo tiempo”, una alternativa es comentarle al oyente
que la vida que da Cristo es la mejor opción por que Cristo nos da una vida abundante.
Otra respuesta posible en caso que el oyente sea difícil (al momento del plan de salvación)
es el uso de textos bíblicos: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al
que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a
vida”. (Jn. 5:24)
Una recomendación útil para el manejo de objeciones es que transformes la objeción en una
pregunta. Cuando el oyente responda la pregunta, nosotros ofreceremos un argumento que
logre satisfacer la verdadera objeción.
•Ejemplo:
Oyente: Muchas gracias por su ofrecimiento, pero ya tengo religión, no necesito otra.
Cristiano: (Piensa: si tiene religión, es por que es un sujeto preocupado por la vida
espiritual o la salvación, por lo tanto es un potencial creyente en la medida que en otras
oportunidades se ha preocupado de buscar respuestas).
Cristiano: Por favor descuide, lo que le estoy hablando es del plan de salvación que tiene
Jesús para usted, Él le ama y quiere darle una vida eterna. De hecho, Él murió para darle
salvación y vida abundante. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
(Jn. 3:16)
Por último, cabe señalar que como el manejo de objeciones no responde a la lógica
matemática, sino al área espiritual, no existen recetas únicas. No obstante, las anteriores
indicaciones podrán ayudarte a lograr un buen manejo de las diversas situaciones que
encontrarás en el terreno.
No olvides:
III.-TIPOS DE OYENTES
“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su
voluntad, él nos oye.
Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las
peticiones que le hayamos hecho”. (1 Jn. 5:14-15)
Sin duda que la gestión del cristiano no sería nada sin la oración. Muchas veces los oyentes
nos generan situaciones algo complicadas; es por ello que a continuación se describe el
perfil de algunos tipos de oyentes (los más comunes) para ayudarte a anticipar potenciales
dificultades.
1. El Oyente Agresivo:
a) Características
Manifiesta evidentemente su malhumor. Es fácil darse cuenta de que está enojado, molesto.
Sus gestos, la mirada, como se sienta, nos dan cuenta de su malestar. Desea demostrar su
poder y no quiere que nadie le provoque.
b) Riesgos implicados
Este tipo de oyente provoca a su interlocutor con su agresividad. Es vital la paz, necesaria
para no afectarse y quedar mal.
c) Tratamiento
a) Características
Este tipo de oyente, a diferencia del anterior, parece asustado, con miedo, como que no
quiere molestar o interferir con su presencia. Cuesta descifrar su real necesidad, ya que no
está dispuesto a hablar mucho o a contarnos acerca de él. Se percibe incómodo en el
contacto con nosotros; necesita de la creación de un espacio de comodidad y calidez.
b) Riesgo implicado
c) Tratamiento
A este oyente hay darle confianza. No debes hablar muy fuerte ni impositivamente, mantén
un tono acogedor y cálido. Hazle preguntas abiertas que lo inviten al diálogo, y
retroalimenta constantemente las inquietudes y decisiones que tome tu oyente.
3. El Oyente Charlatán:
a) Características
Este tipo de oyente está todo el tiempo hablando, salta de un tema a otro y se percibe muy
desconcentrado. No escucha al predicador, ya que él desea hablar y que lo escuchen. Tiene
siempre una opinión acerca de todo y muchas veces parece saberlo todo; “aparentemente no
necesita nada”.
b) Riesgo implicado
c) Tratamiento
a) Características
Este tipo de oyente busca siempre los posibles errores y deficiencias el mensaje y del
predicador. Desconfía de lo que le comparten y cree que lo están engañando. Bombardea
con preguntas y muchas veces hace dudar al cristiano de lo que está entregando.
b) Riesgo Implicado
Este oyente genera mucha antipatía en el predicador, puesto que dan ganas de confrontarlo
para convencerlo. Incluso, en momentos nos puede hacer dudar de nuestro mensaje, con lo
que puede generar inseguridad en el cristiano.
c) Tratamiento
Sé claro, preciso y muy serio con el mensaje que das. Esto genera confianza y disipará tus
dudas. No dejes el mensaje de lado y contesta todas las preguntas que el oyente haga, si es
posible no dejes temas sin tratar, ya que esto despertará desconfianza en él. Promueve un
clima de seriedad y asertividad en el lenguaje. "Estas cosa os he hablado para que en mi
tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo". (Jn.
16:33)
Pues bien, ahora que hemos revisado en este breve manual algunos aspectos de la
evangelización que ilustran este interesante desafío, sólo nos queda desearte bendiciones en
tu trabajo. Asimismo, recuerda que los mejores cristianos son los que se preparan, los que
planifican y los que tienen deseos de mejorar. Te invitamos a participar en la iglesia y
crecer en nuestra fe.
" Y les dijo Jesús: venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres". (Mr. 1:17)