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Historia de la biología

Renacimiento

El Renacimiento europeo trajo consigo un nuevo interés por la historia natural y la fisiología
empíricas. En 1543 Andrés Vesalio iniciaba una nueva era en la medicina occidental con la
publicación de su seminal tratado de anatomía humana De humani corporis fabrica, que estaba
basado en la disección de cadáveres. Vesalio fue el primero de una serie de anatomistas que
gradualmente reemplazó la escolástica por el empirismo en la fisiología y la medicina, basándose
en la experiencia propia y no en la autoridad y el razonamiento abstracto. A través del herbalismo,
la medicina se convirtió en una fuente indirecta para el estudio empírico de las plantas. Otto
Brunfels, Hieronymus Tragus y Leonhart Fuchs fueron prolíficos escritores sobre plantas silvestres,
el principio de un acercamiento basado en la naturaleza a la gran variedad de la vida vegetal.45
Los bestiarios, un género que combinaba el conocimiento natural y figurativo sobre los animales,
también se hicieron más sofisticados, especialmente gracias al trabajo de William Turner, Pierre
Belon, Guillaume Rondelet, Conrad von Gesner y Ulisse Aldrovandi.46

Artistas como Alberto Durero y Leonardo da Vinci, que a menudo trabajaron con naturalistas,
también estuvieron interesados en el cuerpo de animales y humanos, estudiando la fisiología en
detalle y contribuyendo así al progreso del conocimiento anatómico.47 La alquimia, especialmente
en la obra de Paracelso, también contribuyó al conocimiento de los seres vivos;48 los alquimistas
sometieron la materia orgánica al análisis químico y experimentaron profusamente tanto con la
farmacología biológica como mineral.48 Estos estudios formaban parte de una transición más
importante en la visión del mundo (el nacimiento de la filosofía mecánica) que continuó hasta el
siglo XVII, cuando la metáfora tradicional de la «naturaleza como organismo» fue remplazada por
la «naturaleza como máquina».49

Siglo XVII

En Micrographia, Robert Hooke había aplicado el término «célula» a estructuras biológicas como
este fragmento de felógeno, pero no fue hasta el siglo XIX cuando los científicos consideraron las
células como la base universal de la vida.

A principios del siglo XVII, el micromundo de la biología comenzaba a ampliarse. Algunos


fabricantes de lentes y filósofos naturales habían estado creando rudimentarios microscopios
desde finales del siglo XVI, y Robert Hooke publicó el seminal Micrographia basado en
observaciones realizadas con su propio microscopio realizado en 1665. Pero no fue hasta las
significativas mejoras en la fabricación de lentes introducidas por Anton van Leeuwenhoek a
finales de los años 1670 (que consiguieron una ampliación de 200 aumentos de con una única
lente), cuando los eruditos descubrieron los espermatozoides, las bacterias, los infusorios y la
compleja diversidad de la vida microscópica. Investigaciones similares por parte de Jan
Swammerdam conllevaron un nuevo interés hacia la entomología y establecieron las técnicas
básicas de la disección microscópica y la tinción.50

Mientras que el mundo microscópico se ampliaba, el mundo macroscópico se reducía. Botánicos


como John Ray trabajaron para incluir la avalancha de nuevos organismos recién descubiertos
provenientes de todo el globo en una taxonomía coherente y en una teología racional.51 El debate
sobre el Diluvio universal catalizó el desarrollo de la paleontología; en 1669 Niels Stensen publicó
un ensayo sobre como los restos de organismos vivos podrían quedar atrapados en capas de
sedimento y mineralizarse para producir fósiles. Aunque las ideas de Stensen sobre la fosilización
fueran conocidas y ampliamente debatidas entre filósofos naturales, un origen orgánico de los
fósiles no sería aceptado por todos los naturalistas hasta finales del siglo XVIII debido al debate
filosófico y teológico sobre cuestiones como la edad de la Tierra y la extinción.52

Siglo XVIII

Los gabinetes de curiosidades, como el de Olaus Wormius, eran centros de conocimiento biológico
en los inicios de la edad moderna que mostraban organismos procedentes de todo el mundo.
Antes de la era de los descubrimientos, los naturalistas tenían poco conocimiento sobre la
magnitud de la diversidad biológica.

La sistematización, descripción y clasificación dominó la historia natural a lo largo de la mayor


parte de los siglos XVII y XVIII. Carlos Linneo publicó una taxonomía básica para el mundo natural
en 1736 (variaciones de la misma se han seguido utilizando hasta la actualidad), y en los años 1750
introdujo la nomenclatura binominal para todas sus especies.53 Mientras que Linneo concebía las
especies como partes invariables de una jerarquía diseñada, el otro gran naturalista del siglo XVIII,
Georges Louis Leclerc, conde de Buffon, trató a las especies como categorías artificiales y a las
formas vivas como maleables (incluso la posibilidad de un origen común). Aunque estaba en
contra de la evolución, Buffon fue una figura clave en la historia del pensamiento evolutivo; su
trabajo influiría en las teorías evolutivas tanto de Lamarck como de Darwin.54

El descubrimiento y la descripción de nuevas especies y la recogida de especímenes se


convirtieron en una pasión de caballeros científicos y un lucrativo negocio para empresarios;
muchos naturalistas viajaron por todo el mundo en busca de conocimiento científico y
aventuras.55

Ampliando el trabajo de Vesalio en experimentos en cuerpos todavía vivos (tanto de personas


como de animales), William Harvey y otros filósofos naturales investigaron el papel de la sangre,
las venas y las arterias. En 1628 el Exercitatio anatomica de motu cordis et sanguinis in animalibus
(Ejercicio anatómico sobre el movimiento del corazón y de la sangre en animales) de Harvey fue el
principio del fin para la teoría galénica, que junto a los estudios sobre el metabolismo de Santorio
Santorio, sirvió como modelo de acercamiento cuantitativo a fisiología.56

Siglo XIX

Durante el siglo XIX, el ámbito de biología estaba dividido fundamentalmente entre la medicina,
que investigaba sobre cuestiones de forma y función, e historia natural, que estudiaba la
diversidad de la vida y las interacciones entre distintas formas de vida y entre la vida y la no vida.
Hacia 1900, la mayor parte de estas áreas se superpuso, mientras la historia natural (y su
equivalente filosofía natural) había cedido el paso en gran parte a disciplinas científicas
especializadas, como la bacteriología, la morfología, la embriología, la geografía y la geología.

Historia natural y filosofía natural

En el curso de sus viajes, Alexander von Humboldt trazó mapas de distribución de plantas en el
paisaje registrando diversas condiciones físicas, como la presión y la temperatura.

Los numerosos viajes emprendidos por naturalistas a principios y mediados del siglo XIX
produjeron una gran cantidad de información novedosa sobre la diversidad y la distribución de los
organismos vivos. De particular importancia fue el trabajo de Alexander von Humboldt, que
analizó la relación entre organismos y su ambiente (el campo de la historia natural) utilizando los
métodos cuantitativos de la filosofía natural (es decir, física y química). El trabajo de Humboldt
estableció las bases de la biogeografía e inspiró a varias generaciones de científicos.57

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