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¿Por qué estamos Aquí?

No sabemos con seguridad cuál es el motivo de que existamos o de que exista cualquier cosa
en el Universo.

Algunas personas creen que hemos sido creados por seres superiores. Otros creen que nuestra
existencia se debe a procesos naturales acompañados de una gran cantidad de suerte.

Ni siquiera los mayores filósofos o científicos del mundo a lo largo de la historia han
conseguido demostrar que una u otra alternativa es la cierta.

¿Podrían tres personas comunes descubrirlo?

Magia y Ciencia

Hace 600 años el concepto de Ciencia era casi desconocido.

La mayoría de la gente pensaba que los fenómenos que no podían explicar eran debidos a la
intervención de misteriosos seres sobrenaturales.

El desarrollo de la Ciencia ha encontrado explicaciones naturales a casi todos esos fenómenos


y hoy en día podemos asombrarnos por algunos de ellos, pero no nos llevan a creer en
fantasmas o duendes.

Un plato levitando varios centímetros por encima de una mesa nos hace buscar hilos, espejos
o imanes, y cuando los encontramos sentimos un gran alivio.

El Mundo Natural es como debe ser. La magia no existe.

La Revolución Científica

Entre 1.500 y 1.700 se produjo lo que se conoce como la Revolución Científica. Uno de sus
mayores protagonistas fue Isaac Newton.

En 1.666 Newton estaba sentado bajo un manzano y vio caer una manzana al suelo. Entonces
pensó que debía haber una ley natural que explicase ese suceso. Su genialidad fue pensar que
esa misma ley podría servir para explicar la caída de todos los cuerpos y el movimiento de la
Luna alrededor de la Tierra.

Newton abrió la posibilidad de que todos los fenómenos tuvieran una explicación natural, no
sobrenatural. Desde entonces la Ciencia sustituyó a la magia.

La Ciencia Experimental

Nuestros estudiantes tienen que resolver un problema. En una mesa hay una copa en cuyo
borde se encuentra en equilibrio un palillo con una aceituna y un contrapeso. Para introducir la
aceituna en la copa deben empujar el contrapeso, pero no con las manos, sino con una bola de
acero que cuelga de una cadena a modo de péndulo.
Tras intentarlo varias veces y romper varias copas deducen
que la bola debe ser soltada, no empujada, desde una altura muy precisa. Una vez que
encuentran el modo de reproducir siempre la misma altura y sujetar la bola con un imán, para
evitar alteraciones involuntarias, la bola llega justo al punto en que empuja el contrapeso y la
aceituna cae dentro de la copa.

Siempre.

Las Leyes Naturales funcionan siempre de la misma forma y, partiendo de condiciones iguales,
llegan siempre al mismo resultado.

Cualquier persona, en cualquier parte del mundo, que repita el mismo experimento con las
mismas condiciones iniciales, conseguirá el mismo resultado.

Y si las leyes de la física son Universales podemos prever perfectamente lo que va a ocurrir en
cualquier experimento.

¿O no?

La Teoría Determinista

En 1.914 Pierre Simón de Laplace postuló que si pudiéramos conocer la posición y velocidad de
todos los átomos del Universo, y conociéramos todas las leyes físicas, podríamos calcular lo
que ocurrirá en cualquier sistema, por muy complejo que sea.

Con una capacidad de cálculo infinita podríamos calcular la posición y velocidad de todos los
átomos del Universo en cualquier momento del pasado o del futuro.

Nuestros cuerpos, nuestros cerebros, funcionan según las leyes naturales que rigen la química
de las moléculas que nos componen. Conociendo todas las características de todos los átomos
de nuestro cuerpo y del entorno que nos rodea ¿podríamos predecir lo que vamos a hacer,
decir o pensar a lo largo de nuestra vida?

Un experimento realizado hace unos 50 años podría responder a esta pregunta.

La Ilusión del Libre Albedrío

A finales de los años 1.970 construimos máquinas capaces de detectar la actividad eléctrica de
nuestras neuronas mientras realizábamos ciertas actividades sencillas.

El psicólogo Benjamin Libet utilizó electroencefalogramas (EEG) cerebrales para captar la


actividad neuronal cuando tomábamos decisiones. Y detectó que esa actividad comenzaba a
producirse poco antes de que el sujeto fuera consciente de que iba a tomar esa decisión.

La conclusión es que era el inconsciente el que tomaba esa decisión y casi un segundo más
tarde es la mente consciente la que cree estar decidiendo.
Más allá del Átomo

Los antiguos filósofos griegos postularon que toda la materia puede ser dividida en partes más
pequeñas sin perder sus propiedades. Pero así no se podía continuar hasta el infinito, por lo
que debían existir unas partículas con un tamaño límite que no se podrían dividir. A esas
partículas las llamaron átomos (sin partes).

En 1.897, el científico Joseph John Thomson descubrió que los átomos no eran indivisibles,
también podían ser divididos, y descubrió uno de sus componentes: el electrón.

Posteriores investigaciones descubrieron que los electrones orbitan alrededor de un pequeño


núcleo formado por protones y neutrones, los cuales a su vez están formados por Quarks.

Y ninguna de esas partículas subatómicas sigue las reglas que rigen el comportamiento del
mundo que conocemos.

Bienvenidos a la Mecánica Cuántica

Intentar ver un electrón es como buscar globos en una sala con los ojos cerrados. Solo
podemos encontrarlos palpando, pero al hacerlo alteramos su posición.

A un electrón le pasa lo mismo. Para verlo deberíamos iluminarlo con fotones, algunos de los
cuales se reflejarán en él y, al llegar a nuestros ojos nos dirán dónde... estaban. Porque los
fotones han empujado al electrón, lo han movido, y ya no está en el lugar en el que acabamos
de verlo.

Y puesto que es imposible conocer las posiciones de los electrones, la Teoría de la


Predeterminación de Laplace queda descartada.

Universos Paralelos

En 1.927 el científico Werner Heisenberg definió el Principio de Incertidumbre según el cual a


nivel subatómico las partículas se comportan de formas aleatorias y, a menudo, extrañas.

Por ejemplo, para ir de un punto a otro un electrón puede recorrer dos caminos a la vez.

O reaccionar a un mismo estímulo de dos formas diferentes ¡al mismo tiempo!

Cuando observamos el resultado final sólo vemos uno de ellos, pero a nivel cuántico se han
producido los dos.

Sólo que en otro Universo.

No existe un único universo, sino infinitos, y cada vez que un electrón es estimulado se
producen todos los resultados posibles repartidos en distintos universos. Nosotros estamos en
un Universo donde salió Cara, pero existe otro Universo idéntico al nuestro, con una persona
idéntica a nosotros, en la que salió Cruz.

Nuestra Decisión

Cada vez que tomamos una decisión, en otro u otros Universos Paralelos una versión distinta
de nosotros está tomando otra decisión distinta.

Existe un Universo en el que hemos tomado una serie de decisiones a lo largo de nuestra vida.
E infinitos universos en los que hemos tomado otras.
Entonces ¿tenemos libre albedrío? ¿Somos dueños de nuestras decisiones?

¿O somos, sencillamente, los que somos debido a las decisiones que hemos tomado, mientras
que en otros universos somos personas distintas?

Quizás ahora podamos responder a esta pregunta.

¿Por qué estamos aquí?

Porque somos nosotros, y somos el resultado de todas las decisiones que hemos tomado. Si
hubiéramos tomado otras decisiones no estaríamos aquí ni seríamos nosotros, sino que
seríamos personas distintas viviendo en otros universos.

En mi opinión

Cuando entramos en el mundo de la Mecánica Cuántica entramos en una tempestad de Caos e


Incertidumbre.

En los años 70 había una colección de comics llamada Mundos Paralelos, en cuyos relatos se
narraban historias relacionadas con este concepto. Las típicas historias de mundos paralelos
eran que Hitler ganó, o que los árabes compraran la NASA y fueran los primeros en llegar a la
Luna, o que a través de un Cristal Lento, que la luz tarda años en atravesar, podemos ver
imágenes ocurridas al otro lado muchos años antes.

Así que desde los 15 años estoy bastante familiarizado con el concepto de los Universos
Paralelos.

Y no me lo creo.

Lo que yo creo es que hay que seguir investigando y tarde o temprano encontraremos una
explicación a los fenómenos cuánticos, pero en ningún caso debemos dejarnos llevar por la
fantasía para inventar explicaciones que no coinciden con la Realidad.

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