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Respetar y expresar aquello que necesitas, sientes y piensas y obrar en consecuencia, sin
pasividad o agresividad.
A veces lo llamamos “saber decir las cosas” o en el otro extremo, “no dejarse avasallar”, y
nos referimos normalmente a ser capaces de pedir lo que es nuestro, sin necesitar pasar por
encima de nadie ni dejar de decir lo que realmente pensamos por miedo a la reacción.
Es asi que este tipo de comunicación la podemos llevar a cabo con nuestra familia
La comunicación es la base para tener una buena relación con nuestros hijos. Pero, ¿cómo
lograr que nuestros hijos nos escuchen? Parece algo difícil, ¿verdad? Sin embargo, es
más fácil de lo que podemos llegar a creer, estableciendo una comunicación asertiva en la
familia es posible.
Es esencial tener una comunicación asertiva en la familia para fortalecer las relaciones
entre sus miembros. La buena comunicación se ve reflejada en vínculos sanos, respeto
mutuo, afecto, cariño y compañerismo, ya sea en la relación de los padres, estos con los
hijos o entre hermanos.
¿Alguna vez te has quedado pensando que deberías haber dicho algo y no lo
dijiste? Quizás en ese caso fuiste pasivo. ¿Alguna vez has dicho algo y te has quedado mal
porque piensas que parecías un déspota? ¿Sentiste que los demás no pudieron decir lo
que pensaban por tu actitud? En ese caso quizás fuiste agresivo.
Mejora tu autoestima.
1. Evita comparaciones
En ocasiones, los padres solemos comparar demasiado a nuestros hijos con otros niños
para señalar sus errores. Sin embargo, esto más que hacerles bien, puede llegar a generar
inseguridad y un sentimiento de inferioridad en los pequeños. Además, existe el peligro de
acojan como propia la costumbre de compararse con los demás en aquellos aspectos en los
que son inferiores.
Cada niño, igual que cada persona, es único. Por otro lado, la mayoría de las
comparaciones son injustas o no están bien calibradas: cada uno nos enfrentamos a
circunstancias muy particulares, y los niños también.
2. Sé empático
Una comunicación asertiva parte del respeto hacia la otra persona. Antes de dirigirnos
a nuestros hijos, dediquemos un tiempo a pensar qué vamos a decirles y cómo vamos a
hacerlo, especialmente cuando el mensaje que queremos trasmitir es importante y queremos
que cale en ellos.
También debemos inculcar en ellos la empatía hacia los demás. Si toda la familia intenta
comprender lo que piensa y siente el otro, será más fácil entablar un diálogo y que las
discusiones no erosionen la confianza.
3. Pide opinión
Una educación autoritaria limita la comunicación asertiva, pues mientras los padres
mandan, los hijos solo obedecen. No favorecer que los niños se expresen en referencia a las
decisiones que involucran a la familia es una forma de decirles que su voz no cuenta.
Deja que tus hijos opinen en los temas que requieran su participación, así ellos se
desenvolverán con más confianza y sabrán que su punto de vista es importante para ti y que
ellos también pueden aportar argumentos para tomar la mejor decisión.
4. Exprésate
No puedes esperar que tus hijos expresen sus sentimientos y pensamientos si tú no lo haces.
Háblales de cómo ha ido tú día, tus inquietudes e intereses. De igual forma, escúchales
atentamente cuando tengan algo que contarte.
Cuando sepas que se equivocaron en algo, dales un consejo en lugar de juzgarles y
regañarles, de esta forma alimentarás la confianza de tus hijos para compartir sus
inquietudes.
Eso sí, ser comprensivo no significa dejar de sancionar cuando se traspasan los límites.
En este sentido, no olvides que tu actuación está destinada a que no repitan el error que han
cometido. Por otro lado, recuerda que muchas lecciones se aprenden del ejemplo. Tú, que
eres el modelo a seguir de tus hijos, eres el primero que debe utilizar un estilo de
comunicación asertiva para que ellos aprendan.