Derecho Privado I

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Relación

Jurídica
Privada

Derecho
Privado I

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Parte general del derecho
privado

La relación jurídica privada: noción y elementos

La relación jurídica es la situación en la que se encuentran varias personas


vinculadas entre sí, regulada por el derecho. Ahora bien, no toda relación
entre personas, aun cuando pueda producir efectos jurídicos, es relación
jurídica. Así, la amistad, pese a que puede producir ciertos efectos
jurídicos, como la obligación de los jueces de excusarse cuando tienen
amistad íntima con alguna de las partes litigantes, no es relación jurídica.

En una palabra, es el vínculo entre dos o más personas que, tendiente a la


satisfacción de intereses dignos de tutela jurídica, es disciplinado y
orgánicamente regulado por el ordenamiento jurídico.

La relación jurídica está conformada por:

a) Sujetos: titulares de las prerrogativas y deberes jurídicos que la


conforman. Se denomina sujeto activo a quien se le atribuyen
derechos o facultades y sujeto pasivo a aquel sobre el que recaen
deberes.

b) Objeto: es aquello sobre lo que recae cada uno de los derechos.

c) Causa: es la fuente de la que ella emana. Son los hechos o actos


jurídicos que le dan origen. Así, por ejemplo, el contrato de
compraventa da nacimiento a una relación jurídica entre comprador y
vendedor.

Los derechos subjetivos


Definición. Teorías

Hemos señalado precedentemente que el derecho en sentido objetivo es el


conjunto de normas jurídicas sancionadas por el estado y vigentes en un
determinado momento, tendientes a instaurar un orden social justo.

1
Ahora bien, el fenómeno jurídico también puede ser aprehendido desde
una esfera subjetiva; así, se nos presenta como un conjunto de facultades o
prerrogativas otorgadas por el derecho objetivo a los individuos –derechos
subjetivos– frente a los que aparecen, también en la esfera subjetiva del
derecho, los deberes jurídicos.

Los derechos subjetivos son los contenidos de las relaciones jurídicas. Para
definirlos, existieron distintas teorías. Siguiendo a Tagle (2002) se pueden
citar las siguientes:

Doctrina de la voluntad: esta concepción considera que el derecho


subjetivo es un poder atribuido a la voluntad. Fue inicialmente atribuida a
Savigny, quien concibe al derecho subjetivo como una esfera en la cual
reina soberana la voluntad de las personas, por cuanto es ésta la que
resulta determinante para hacer uso o no de las facultades que la norma le
confiere.

Doctrina del interés: Ihering ha criticado la doctrina de la voluntad,


señalando que la voluntad no alcanza para explicar el derecho subjetivo,
por cuanto hay sujetos carentes de voluntad que son titulares de derechos
subjetivos. Es decir: estos derechos pueden adquirirse
independientemente de la voluntad del beneficiario. Así, define al derecho
subjetivo como el interés jurídicamente protegido.

Teorías intermedias: numerosos autores posteriores han descubierto que,


en realidad, los elementos de la voluntad y del interés no se contraponen
ni se excluyen sino que, por el contrario, se complementan. Por eso, con
algunos matices, se sostiene generalmente que el derecho subjetivo es la
potestad de voluntad humana, reconocida y protegida por el orden
jurídico, que tiene por objeto un bien o un interés.

Actualmente, se definen como “un poder o facultad conferido a los sujetos


por el ordenamiento jurídico, para exigir de otros sujetos un
comportamiento o conducta, tendiente a la satisfacción de intereses
dignos de protección”. (Tagle, 2002, p. 68).

Elementos y clasificación

El análisis de la estructura del derecho subjetivo permite descubrir que


poseen tres elementos: a) un sujeto al que pertenece, que resulta ser
titular; b) un objeto sobre el que recae y c) un contenido que encierra, la
causa.

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a) El sujeto del derecho es quien resulta investido de la potestad que éste
encierra; no siempre coincide con el portador del interés (por ejemplo,
los representantes de los incapaces de obrar son quienes ejercen los
derechos subjetivos que a aquéllos corresponden).

b) El objeto es la entidad o materia sobre la que recae el poder conferido


al sujeto.

c) Y el contenido de los derechos subjetivos está conformado por el


conjunto de poderes o facultades que detenta su titular de acuerdo a
la naturaleza del derecho de que se trate.

En esta materia se estudiará cada uno de estos elementos, ya que


constituyen los pilares de base para agrupar sistemáticamente todo lo que
comprende el contenido de la parte general de derecho privado.

A su vez, estos derechos se clasifican en diferentes categorías.

Se encuentran primero dos grandes grupos: 1) los derechos subjetivos


extrapatrimoniales o que importan a la persona y 2) los derechos
subjetivos patrimoniales o que importan al patrimonio.

En el primer grupo se encuentran dos categorías: a) los denominados iura


in persona ipsa o derechos sobre la propia persona, que son los derechos
humanos, también denominados personalísimos, que se consideran
innatos; y b) los denominados iura in persona aliena o derechos sobre la
persona ajena, que son los denominados derechos potestativos y que
importan las relaciones de familia (responsabilidad parental, tutela o
curatela).

En el segundo grupo se encuentran: a) los derechos personales o derechos


creditorios u obligaciones, que implican la facultad de un sujeto acreedor
de exigir de otro deudor el cumplimiento de una conducta o prestación
debida; b) los derechos reales que importan la relación de las personas con
las cosas y c) los derechos intelectuales que importan la protección del
ingenio humano; entre éstos se encuentran los derechos de autor, las
marcas y las patentes.

Gráficamente, se puede representar estos derechos de la siguiente


manera:

3
Figura 1

Fuente: Tagle, 2002, p. 79.

Límites en el ejercicio de los


derechos
Ejercer un derecho es hacer uso del mismo. El ejercicio del derecho es, por
lo tanto, la actuación de su contenido. Comprende, en sentido amplio,
tanto los actos de uso y disfrute del objeto del derecho como la utilización
de acciones y otros medios de defensa que pertenecen al titular para la
protección de su derecho.

Ahora bien, este ejercicio tiene límites. Uno de ellos es el principio de


buena fe.
Sin duda que el límite al ejercicio de los derechos está dado por el propio
poder que confiere; fuera de dicho poder, se obra de hecho, careciendo de
derecho. El art. 9 del Código Civil y Comercial dispone “Principio de buena
fe”. Los derechos deben ser ejercidos de buena fe”1, lo que implica con
“recíproca lealtad” (Rivera y Medina, 2014, p. 83) de las partes en el curso

1 Art. 9 del CCCN.

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de las relaciones contraídas, la que debe apreciarse objetivamente,
aplicando a cada situación el criterio de lo que hubieran hecho dos
personas honorables y razonables.

El abuso del derecho

El art. 10 del Código Civil y Comercial dice:

Abuso del derecho. El ejercicio regular de un derecho propio o el


cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como ilícito
ningún acto.
La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se considera tal
el que contraría los fines del ordenamiento jurídico o el que excede
los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas
costumbres…2

Nacida con el objeto de mitigar la concepción individualista del derecho,


esta teoría entraña la admisión aristotélica de que “las cosas se especifican
por su fin”, es decir que cabe resguardar en su ejercicio el sentido, ratio
legis o finalidad que lo caracteriza.

Lo que se protege es el ejercicio regular del derecho, lo que supone que,


cuando el legislador nos confiere una prerrogativa, no es para que
hagamos de ella cualquier uso, sino aquél que ha tenido en vista un
objetivo determinado. (Rivera y Medina, 2014).

El criterio de determinación es amplio, ya que habrá abuso de derecho


cuando se contraríen los fines del ordenamiento o se excedan los límites
de la buena fe, la moral y las buenas costumbres.

Es decir, los elementos del acto abusivo son: a) la conducta del titular de un
derecho subjetivo permitida por una expresa disposición legal; b) el
perjuicio a un tercero sin provecho o utilidad alguna para el titular y c) la
conducta en contradicción con los fines de la norma o con las reglas de la
buena fe, la moras o las buenas costumbres.

Orden público. Fraude a la ley

Por su parte, el art. 12 del Código Civil y Comercial dispone:

2 Art. 10 del CCCN.

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Orden público. Fraude a la ley. Las convenciones particulares no
pueden dejar sin efecto las leyes en cuya observancia está interesado
el orden público.
El acto respecto del cual se invoque el amparo de un texto legal, que
persiga un resultado sustancialmente análogo al prohibido por una
norma imperativa, se considera otorgado en fraude a la ley. En ese
caso, el acto debe someterse a la norma imperativa que se trata de
eludir.3

En relación con el “orden público” como límite de la autonomía de la


voluntad privada, si bien se trata de un concepto difícil de precisar por su
generalidad y mutabilidad (por hallarse ligado a las ideas que predominan
en una sociedad y que, por tanto, son variables), se concluye que existen
dos tipos o categorías de leyes: las que pueden ser dejadas sin efecto por
las partes –llamadas supletorias, interpretativas o permisivas– y las que no.
A éstas últimas, el Código las denomina de orden público y son
precisamente las imperativas, puesto que lo que las caracteriza y configura
es la circunstancia de que las partes no pueden dejarlas sin efecto. Así, la
ley de orden público prevalece sobre la voluntad individual contraria, por lo
que los interesados no pueden eliminar u obstaculizar los efectos de una
disposición de tal carácter.

En otro orden de ideas, en cuanto al alcance del segundo párrafo, es decir


del fraude a la ley, lo que el legislador busca es que prime la verdad real
sobre la formal, la buena fe sobre la maniobra fraudulenta. Así, el acto
fraudulento “debe someterse” a la norma imperativa que se trata de
eludir. (Rivera y Medina, 2014).

Derechos de incidencia colectiva

El artículo 14 del Código Civil y Comercial dispone:

Derechos individuales y de incidencia colectiva. En este Código se


reconocen: derechos individuales; derechos de incidencia colectiva.
La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos individuales
cuando pueda afectar al ambiente y a los derechos de incidencia
colectiva en general.4

Los derechos de incidencia colectiva son los que tienen por objeto bienes
colectivos –art. 43 CN– y son ejercidos por el Defensor del Pueblo de la

3 Art. 12 del CCCN.


4 Art. 9 del CCCN.

6
Nación, las asociaciones que concentran el interés colectivo y el afectado.
Es decir, son los que tutelan un bien que pertenece a toda la comunidad.

Otro límite al ejercicio de los derechos es lo estatuido en el mencionado


artículo, pues se prohíbe el ejercicio abusivo de los derechos individuales
en cuanto pueden dañar al ambiente y a “los derechos de incidencia
colectiva en general”5, como por ejemplo los derechos del consumidor.

Se trata de que los derechos subjetivos tengan límites respecto de los


bienes colectivos.

5 Art.47 de la CN.

7
Referencias
Lorenzetti, R. L., Highton de Nolasco, E. y Kemelmajer de Carlucc, A. (s.f.).
Fundamentos del Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación.
Argentina. Recuperado de: http://www.nuevocodigocivil.com/wp-
content/uploads/2015/02/5-Fundamentos-del-Proyecto.pdf

Rivera, J.C. (dir.) y Medina, G. (coord.) VV. AA. (2014). Nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación, comentado por especialistas. Buenos Aires: La Ley

Tagle, M V. (2002). Derecho Privado Parte General. [Tomo I]. Córdoba: Alveroni.

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