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PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO I

UNIDAD TEMÁTICA N° 2

LA RELACIÓN PROGENITOR – BEBÉ (D. Winnicott)


Winnicott concibe la infancia como la etapa anterior a la palabra y símbolos verbales.
Infancia es una fase en que la criatura depende del cuidado materno que se basa en la identificación
emocional por parte de la madre.
Es un período de desarrollo del yo y la integración es un rasgo esencial.
Ser integrado significa ser concebido en el otro. Es la madre la que funciona como núcleo de
integración en el conocimiento del bebé.
Esta teoría de la relación progenitor – bebé se divide en dos:
 Una mitad involucra al infante y marca cómo evoluciona de una dependencia absoluta a
1 una dependencia relativa hasta la independencia. También se da el tránsito desde el
principio de placer al de realidad y desde el autoerotismo hacia las relaciones objetales.
 La otra mitad está relacionada con las cualidades y cambios de la madre que hacen que
pueda satisfacer las necesidades del bebé.

El cuidado materno es entendido tanto de la madre como del padre. Este cuidado puede clasificarse
en tres fases: sosteniemiento, convivencia de la madre y la criatura (la función del padre es
desconocida por el bebé) y convivencia de los tres: madre – padre – bebé.
Winnicott utiliza el término “sostén” (holding) no sólo para referirse al sostén físico, sino también a
las condiciones ambientales.
El término convivencia incluye relaciones objetales y la salida del bebé de su estado de fusión con la
madre y la percepción de objetos como externos a él mismo.
Primera fase: sostenimiento
Características: proceso primario, identificación primaria, autoerotismo, narcisismo primario.
El Ego en estado no integrado pasa a una integración estructurada gracias al sostén.
La dependencia en la que se encuentra el niño puede clasificarse:
1. Dependencia absoluta: la criatura no puede darse cuenta del cuidado materno, no puede
controlar lo que está bien hecho y lo que está mal hecho;
2. Dependencia relativa: la criatura es consciente de la necesidad de detalles de cuidado
materno. Es una fase de desilusión. La madre comienza a interesarse nuevamente en ella
misma. Se produce una gradual separación.
3. Hacia la independencia: la criatura crea medios que le permiten prescindir de un cuidado
ajeno real. Lo consigue mediante la acumulación de recuerdos del cuidado recibido y con el
desarrollo de confianza en el medio ambiente.
Para que un bebé se independice tiene que haber estado fusionado con la madre.
El papel del cuidado materno se ve en relación al holding (sostén). La criatura necesita un suministro
ambiental a través de su madre, con ciertas características: que satisfaga las necesidades fisiológicas
(psicología y fisiología no se han diferenciado); que sea confiable (supone la empatía de la madre);
el sostén (protege contra la afronta fisiológica).
Este cuidado, tiene en cuenta la sensibilidad de la piel del infante, la temperatura, la sensibilidad
auditiva, visual, las caídas. Incluye toda la rutina del cuidado durante el día y la noche, acompaña a
los cambios cotidianos de crecimiento psicológico y fisiológico.
La madre en la medida en que ella se sienta sostenida estará mejor capacitada para cuidar a su hijo.
Incluye el sostén físico, que es una forma de amor. El sostén también emocional, puesto que hay
madres que no pueden tener alzado al bebé y le generan sensación de inseguridad y llanto de malestar.
PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO I
UNIDAD TEMÁTICA N° 2

Todo esto incluye y coexiste con la constitución de las primeras relaciones objetales del infante. El
bebé se relaciona con objetos parciales, con el pecho y la madre no cuenta para nada, aunque el niño
pueda “conocerla”.
La integración de la personalidad infantil hace posible que el objeto parcial se experimente como
parte de una persona total.
Cuando la madre aparece como la madre total aparece la culpa, porque se acepta que los impulsos
agresivos se dirigen hacia ese objeto. También aparece el miedo a la pérdida del objeto.
La posibilidad de luchar contra esas sensaciones, de defenderse contra las angustias por el temor a la
pérdida o al ataque está dada por un objeto, el objeto transicional.
2 Este es un objeto material que posee un valor electivo para el niño, especialmente en el momento de
dormirse. Permite al niño efectuar la transición entre la primera relación oral con la madre y la
verdadera relación de objeto.
Entre los cuatro y doce meses el niño se apega a un objeto blando. Ciertos gestos y actividades bucales
acompañan al objeto transicional: son los fenómenos transicionales.
Es la primera posesión de algo que no es yo. Se halla a mitad de camino entre lo objetivo y subjetivo.
Desde el punto de vista del adulto el objeto viene del exterior, le bebé no lo ve así. Tampoco viene
del interior: no es una alucinación.
Le permite defenderse contra la pérdida del objeto externo (afuera) tomando por dentro una parte del
propio cuerpo (adentro).
El objeto transicional se transforma posteriormente en el juego y la fantasía. En el adulto en arte y
religión. En el nivel de la realidad externa la evolución lo lleva a una realidad compartida (el trabajo)
y la realidad subjetiva a través de los sueños.
La tarea materna en esta etapa sería la desilusión. Una vez que puede ofrecer al bebé la ilusión de que
el mundo puede crearse a partir de la necesidad y la imaginación, deberá hacer pasar al bebé por el
proceso de desilusión que va más allá del destete.

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