Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
FACTOR DE TEMOR: Al sembrar el terror en barrios pobres afectados por el colapso económico de Venezuela, el grupo FAES se ha convertido en un instrumento de control social
para el presidente Nicolás Maduro, dicen opositores del gobierno. Entre las víctimas: José Arévalo. REUTERS / Video
Por ANGUS BERWICK y SARAH KINOSIAN Publicado 14 de noviembre, 2019, 1 p.m. GMT
(In English)
CARACAS–Antes del amanecer del 8 de enero, varias decenas de policías se desplegaron por
las calles del Barrio Kennedy, una empobrecida zona situada en una ladera que rodea la
violenta capital de Venezuela.
Algunos agentes fueron recibidos a tiros por delincuentes. Respondieron al fuego, hiriendo a
cinco jóvenes. Los cinco fueron llevados al hospital, pero terminaron falleciendo por la
gravedad de sus heridas.
Esa fue, al menos, la versión oficial detallada al día siguiente en un comunicado de la unidad de
élite que realizó la operación, las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional de
Venezuela.
La versión del comando difiere de la de cinco testigos reunidos por Reuters. Los testimonios
aseguran que la policía mató a una de las víctimas, pero no en una balacera en la calle, sino
dentro de su casa.
La versión oficial también se contradice con un video de esa víctima, unas imágenes a las que
tuvo acceso Reuters y que son reportadas aquí por primera vez. El material fue obtenido por
investigadores de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición venezolana.
“Hermano”, dice José Arévalo, de 29 años, trabajador de una tienda que cumplió una condena
por robo a mediados de esta década y desde entonces evitó más problemas. “No me vayas a
matar”.
El comisionado jefe de FAES, José Domínguez, se negó a hablar sobre la muerte de Arévalo y
los otros casos mencionados en esta historia. Ni el Ministerio del Interior ni el de Información
respondieron a las solicitudes de comentarios sobre las detalladas descripciones de los
hallazgos de este artículo.
El grupo FAES ha sido acusado por la oposición política, las Naciones Unidas y venezolanos de
clase trabajadora de realizar ejecuciones extrajudiciales en nombre del gobierno del presidente
Nicolás Maduro.
En julio, un informe de la ONU denunció las “ejecuciones” del escuadrón FAES y pidió a
Maduro que disolviera el grupo. El informe no detalla casos específicos de abuso ni identifica a
ninguna de las personas asesinadas.
Durante meses, Reuters, otros medios, agencias internacionales y grupos de derechos humanos
han informado sobre acusaciones en torno al grupo FAES.
Ahora, después de una investigación de cuatro meses, Reuters contrasta los relatos de decenas
de testigos, familiares de los fallecidos y documentos oficiales relacionados con las muertes con
las afirmaciones del escuadrón de que sus oficiales dispararon sólo después de ser atacados.
La investigación proporciona el más amplio recuento hasta la fecha sobre los métodos
utilizados por esa fuerza especial para eliminar cualquier amenaza que el gobierno de Maduro
perciba.
Este retrato del grupo FAES, una fuerza de unos 1.500 agentes, complementa reportes
anteriores en los que Reuters examinó otros contundentes mecanismos utilizados por Maduro
para controlar a su empobrecida población: desde un abultado cuadro de fieles militares de
alto rango hasta un servicio de inteligencia especial creado con la ayuda de asesores de
seguridad importados de Cuba.
La creó en julio de 2017, cuando enfrentó un aumento de una delincuencia violenta por el
colapso de la economía petrolera de Venezuela. La fuerza fue promocionada por las
autoridades como un medio para detener la ola de criminalidad.
“Maduro lo usa cuando necesita un cuerpo que esté a su orden totalmente y que ejerza
cualquier atropello, cualquier barbaridad o abuso”, dijo Zair Mundaray, exasistente de la
Fiscalía General, quien abandonó Venezuela después de haberse distanciado de Maduro hace
dos años.
Testimonios en conflicto
El escuadrón FAES, una fuerza especial de la Policía Nacional de Venezuela, ha matado a miles
de personas desde que el presidente Nicolás Maduro lo creó en julio de 2017. Si bien la fuerza a
menudo afirma que las víctimas murieron tras atacar a sus oficiales, las declaraciones de
testigos, familiares y los certificados de defunción contradicen al grupo FAES que afirma que
los fallecidos se resistían al arresto.
José Arévalo, 29
8 de enero, 2019
Caracas, Distrito Capital
En cada caso, la narrativa oficial fue refutada por declaraciones de testigos, fotografías de la
escena del crimen o certificados oficiales de defunción.
Reuters investigó seis muertes en Caracas, dos en el vecino estado Miranda, ocho en la entidad
occidental de Lara y cuatro en el estado Guárico, en el centro del país.
Esta historia narra cinco de esas muertes y un gráfico adjunto detalla otras seis. En esos 11
casos y los otros nueve revisados por Reuters, la evidencia sugiere que los oficiales del grupo
FAES:
•Prepararon o modificaron el sitio donde ocurrió el incidente, a menudo para simular que las
personas abatidas agredieron antes a los policías.
•Saquearon las casas involucradas en esos sucesos o tomaron objetos de propiedad de las
personas fallecidas.
En todos los casos, los certificados de defunción muestran que las víctimas recibieron disparos
letales en el torso, lesiones que médicos, trabajadores de la morgue y policías activos y
retirados dijeron a Reuters que son más consistentes con ejecuciones que con intensos tiroteos.
Las heridas son “precisas y en el mismo lugar”, dijo el director de una unidad de trauma de un
hospital al que han llevado a muchas personas involucradas en enfrentamientos con el grupo
FAES. El médico, como muchos otros consultados para esta historia, pidió no ser identificado.
Forenses extranjeros consultados por Reuters también mostraron su inquietud por los detalles
y la documentación en torno a las muertes, en particular fotografías de las heridas de bala en
10 de los cuerpos de las víctimas.
La policía afirma que el sospechoso resultó herido y fue llevado al hospital, donde luego murió:
Miembros de la familia afirman que la policía acribilló las paredes con balas:
Miembros de la familia afirman que la policía saqueó la casa o las pertenencias de la víctima:
Miembros de la familia afirman que la policía retiró a cualquier persona del hogar:
Personas familiarizadas con los métodos del escuadrón FAES dicen que esa fuerza se basa en
una red nacional de informantes del vecindario, a menudo leales al partido gobernante, para
seleccionar objetivos y planificar operaciones.
Con frecuencia persigue a hombres pobres y jóvenes con antecedentes penales menores -
posesión de marihuana y el robo son dos antecedentes mencionados en esta historia- o
pequeños alborotadores que molestan a líderes locales.
Posteriormente, el grupo FAES emite declaraciones que afirman haber eliminado a personas
“antisociales” o “altamente peligrosas”.
“La misma comunidad sabe quién es el que roba, sabe quién es el que vende droga, sabe quién
es el que extorsiona”, dijo María Silva, líder estatal en Lara del Movimiento Revolucionario
Tupamaro, una organización militante de izquierda que respalda a Maduro y proporciona
inteligencia local a las autoridades. “Y al identificarlos, se neutralizan”.
El gobierno de Venezuela no publica cifras oficiales de muertes a manos del grupo FAES. Los
datos internos del gobierno revisados por Reuters muestran que 5.280 personas perdieron la
vida ante toda la policía del país después de oponer “resistencia a la autoridad” el año pasado,
un aumento del 160% desde 2016, año anterior a la creación del escuadrón.
Otros datos muestran cifras más elevadas. El Observatorio Venezolano de Violencia, una
organización no gubernamental con sede en Caracas que tiene enlaces con universidades de
todo el país, contó 7.523 decesos bajo esas circunstancias el año pasado.
El grupo FAES enfrenta poco escrutinio externo. Decenas de testigos, así como oficiales de
policía activos y retirados, dijeron a Reuters que investigadores forenses aliados con el FAES a
menudo aprobaron los informes de muertes de la fuerza, sin análisis completos, y
respaldaron sus afirmaciones de que los agentes actuaron en defensa propia.
En cada caso revisado por Reuters, miembros de la familia de una víctima dijeron que la única
documentación proporcionada por las autoridades fue un certificado de defunción y un breve
informe que alegaba que su pariente había muerto por “resistencia a la autoridad”.
"Los documentos no pueden ser tomados al pie de la letra", dijo Nizam Peerwani, forense jefe
del condado de Tarrant, Texas, y asesor de Physicians for Human Rights, un grupo con el que
ha trabajado en zonas de conflicto como Ruanda, Bosnia, Afganistán e Irak. "Sin reportes de
autopsia, informes médicos, rayos X, fotos de heridas internas y otras documentaciones no hay
forma de corroborar lo que están diciendo".
Grupos de derechos humanos y familias de los fallecidos han pedido que se investigue a la
fuerza especial. Pero hasta ahora solo un puñado de casos judiciales, todos no concluyentes,
han investigado las acusaciones contra los oficiales de FAES.
Un detective de homicidios, que no forma parte de FAES pero está implicado en su trabajo,
dijo a Reuters que el grupo es en gran medida intocable. Los archivos de casos relacionados
con la violencia de la fuerza especial, como las personas sometidas a ella, “están durmiendo el
sueño eterno”, afirmó.
EN PATRULLA: Una unidad auxiliar del grupo FAES recientemente interrogó a jóvenes en las calles de Barquisimeto, capital de Lara, un estado agitado por los disturbios, y que
provocó una respuesta violenta del FAES, a principios de este año. REUTERS/Ivan Alvarado
PRESENCIA FORZOSA: Las patrullas del grupo FAES han sido particularmente marcadas en barrios pobres, donde han seguido denuncias de asesinatos sumarios, robos y otros
abusos. REUTERS/Ivan Alvarado
POBLACIÓN CON CUIDADO: Una ola de muertes a manos de la fuerza FAES intimidó a los residentes en ciudades de Lara y otros estados venezolanos a principios de este año. "Es
como si toda la ciudad muriera", dijo el tío de una de las víctimas. REUTERS/Ivan Alvarado
CONTENIDO RELACIONADO
El misterio de Maduro ¿Por qué los militares aún defienden al asediado presidente de Venezuela?
Los precios del petróleo se desplomaron al año siguiente. La economía de Venezuela colapsó y
el crimen se disparó aún más. Maduro, un exchofer de bus y líder sindical, ansioso por
reafirmar su control, declaró como una prioridad la lucha contra el crimen.“¡Frenemos la
violencia!”, dijo durante actos políticos.
"
AL MANDO: El presidente Nicolás Maduro ha tomado cada vez más el control de las fuerzas policiales de Venezuela en medio de un
aumento de la violenta delincuencia en los últimos años. Aquí felicita a los graduados de una academia de la Policía Nacional.
REUTERS/Handout/Presidencia de Venezuela
Como presagio de la violencia que luego acompañaría a las redadas del grupo FAES, el CICPC
fue señalado por activistas de derechos humanos y las Naciones Unidas por el uso excesivo de
la fuerza.
Pero nunca fue tan activo como se volvería el escuadrón FAES. De hecho, el CICPC ni siquiera
era del todo leal, ya que incluía a algunos oficiales veteranos que se oponían al gobierno de
Maduro.
En junio del 2017, en medio de violentas protestas contra Maduro, un oficial del CICPC
llamado Óscar Pérez se apoderó de un helicóptero policial y disparó granadas contra edificios
del gobierno. Pérez sobrevivió al episodio y se escondió.
Al mes siguiente, el gobierno anunció la conformación del grupo FAES en una ceremonia en
Caracas. La fuerza especial -elegida a dedo por oficiales que respaldan al gobierno-, combatiría
“bandas terroristas alentadas por la derecha criminal”, según Maduro. Los opositores, agregó,
habían convertido a Venezuela en “un escenario de guerra”.
El grupo FAES empezó a perseguir pronto al CICPC. En enero del 2018, los oficiales de la
fuerza especial encontraron a Pérez y lo mataron.
Después de eso, oficiales activos y retirados del CICPC y la Policía Nacional dijeron a Reuters
que el organismo se convirtió en poco más que un equipo forense, principalmente al servicio
del grupo FAES. Funcionarios del CICPC no respondieron las llamadas para recabar
comentarios.
El escuadrón FAES comenzó con unos 640 oficiales, pero más que duplicó su número de
efectivos. Algunos son seleccionados de los recintos existentes, otros proceden directamente de
las academias de policía. Los reclutas también provienen de “colectivos”, o grupos
paramilitares progubernamentales conocidos por acosar a opositores políticos.
"
OFICIAL REBELDE: Óscar Pérez, un oficial parte de la unidad policial que precedió al FAES, se amotinó y ayudó a desencadenar la
decisión de Maduro de crear una nueva fuerza de élite leal a su comando. REUTERS/Christian Veron
Los miembros de la fuerza también se han ganado una reputación por saquear.
Al igual que todos los funcionarios públicos en Venezuela, los oficiales de FAES ganan salarios
minúsculos, equivalentes en la actualidad a alrededor de 12 dólares al mes, incluidos 6 dólares
en bonos de alimentación, que se ven continuamente erosionados por la hiperinflación. Una
familia en el estado Lara mostró a Reuters una lista de 20 objetos que dijeron que los agentes
robaron después de matar a su hijo, incluido un módem, un aire acondicionado y seis rollos de
papel higiénico.
Un alto comandante de la fuerza FAES dijo que el grupo busca trabajar de manera responsable.
Pero señaló que, a veces, algunos oficiales van demasiado lejos a título individual. “No hay
santos”, dijo el comandante.
Mar Caribe
Controlando la capital
En Caracas, casi todas las operaciones de FAES se han llevado a cabo en barrios: zonas pobres donde la escasez de
agua, gas y alimentos ha provocado disturbios. El no gubernamental grupo Monitor de Víctimas, una organización con
sede en Caracas que rastrea las muertes en las morgues de la ciudad, contó 199 asesinatos a manos del grupo FAES
desde enero hasta mediados de agosto de este año.
Barrio
Sitio de uno o más asesinatos de FAES
CARACAS
BARRIO
KENNEDY
“Son criminales”
José Arévalo creció en Kennedy, la barriada donde los agentes del grupo FAES le dispararon. A
mediados de esta década, estuvo tres años en prisión por robo, según un documento judicial.
Su familia no discute esa condena. “Cuando cometió su error, él lo asumió, y pagó”, dijo Pérez,
su madre.
Tras su liberación en 2017, trabajó brevemente en Colombia, pero regresó el año pasado y
comenzó a desempeñar labores en el comercio de oro de un tío. Los vecinos dijeron que era
popular y de buen corazón, ayudaba a las personas mayores a cargar bombonas de gas en el
barrio. Pero algunos de sus amigos todavía tenían vínculos criminales, dijo su familia.
"
EN LA PERIFERIA: Barrio Kennedy, donde José Arévalo vivió y murió, es uno de los muchos barrios pobres donde los agentes del
FAES han llevado a cabo mortales operaciones. REUTERS/Angus Berwick
En diciembre pasado, Arévalo posó para una foto con dos de ellos en una azotea. En su regazo
había una pistola. Le dijo a su familia que el arma no era suya. Días después, su madre dijo a
Reuters que la familia recibió una advertencia de una persona anónima: Arévalo debía tener
cuidado con quién se juntaba.
La mañana de su muerte, los oficiales del grupo FAES tiraron abajo la puerta y arrastraron a
Arévalo desnudo desde el dormitorio, dijo su novia. Le ordenaron a ella que les diera la ropa de
su novio y luego obligaron a todos, menos a Arévalo, a salir de la casa.
En el video, un oficial le dice a Arévalo -quien vestía solo pantalones cortos- que estaban
buscando a un ladrón de autos. Le comentó que la descripción del ladrón no coincidía con
Arévalo, pero quería información. “Quédate quieto que no te vamos a hacer nada”, le dijo el
oficial.
El policía le ordenó ponerse la camisa. El joven les dijo de nuevo que no sabía nada del robo. El
video termina abruptamente.
Peerwani, el asesor forense de Texas, dijo a Reuters que la ropa puede ser usada para ocultar
humo, pólvora y otras evidencias balísticas que indican un disparo a corta distancia. "No hay
pruebas, pero hay una conclusión deductiva", señaló. "¿Por qué les obligaría un oficial de
seguridad a ponerse una camisa para dispararles después?".
La novia dijo que llevaba fuera unos cinco minutos cuando sonaron los disparos. Al día
siguiente, el grupo FAES publicó su declaración, diciendo que había matado a Arévalo y a los
otros cuatro porque mantenían “azotado” a Kennedy. Reuters no pudo determinar en qué
circunstancias murieron los demás.
Junto a su declaración, el escuadrón FAES publicó la foto de Arévalo con la pistola. Dijo que los
oficiales le dispararon en una parte del barrio que está a medio kilómetro de distancia de la
casa. “Neutralizado”, escribió en letras rojas sobre la cara de Arévalo.
# DE LUTO: Amigos y familiares de un venezolano que murió en una operación de oficiales auxiliares del grupo FAES lo enterraron recientemente en un cementerio en Cabudare,
Lara. REUTERS/Ivan Alvarado
Dos semanas después de la redada en Kennedy, Juan Guaidó, líder de la oposición y jefe de la
Asamblea Nacional, se declaró legítimo presidente de Venezuela. Su intento de sacar a Maduro
del poder, que hasta ahora ha fracasado, convulsionó al país. En el estado Lara, un hervidero
de la oposición, estallaron protestas.
El 25 de enero, una docena de vehículos del grupo FAES salió de Barquisimeto, la capital del
estado, donde el gobierno había desplegado el año pasado a cientos de oficiales de la fuerza. El
convoy se dirigió a El Tocuyo, un pueblo donde los manifestantes habían quemado neumáticos
cerca de la residencia de la alcaldesa, una partidaria de Maduro. Las autoridades locales
dijeron que los opositores intentaron incendiar la casa.
A media tarde, nueve testigos dijeron que unos 30 oficiales de FAES allanaron la casa de Judith
Cortez. Desempleada y con un esposo discapacitado, Cortez vivía con sus hijos, Anderson
Torres, de 18 años, y Jose Alfredo Torres, de 27. El mayor había sido arrestado por posesión de
marihuana hace unos años, dijo la madre, y el menor pasó una noche en prisión en 2017 por
haberse unido a una multitud que saqueó comida en un mercado.
Mientras Anderson estaba afuera, sentado en una caja de cerveza dibujando, los oficiales del
FAES derribaron la reja, dijo Cortez a Reuters. La sacaron de la casa, la llevaron a dos
kilómetros de distancia y la dejaron junto a un puente.
Los agentes agarraron a Anderson, Jose Alfredo y Cristian Ramos, un amigo y vecino de 18
años, según un testigo que permaneció cerca de la vivienda. Obligaron a los hombres a
arrodillarse detrás de un cobertizo y ponerse las camisas sobre la cabeza, dijo el testigo.
"
JUSTICIA: Judith Cortez y Romulo Torres, padres de Jose Alfredo y Anderson Torres, dicen que los oficiales del grupo FAES mataron
a sus dos hijos, que estaban desarmados, después de golpearlos afuera de su casa. REUTERS/Ivan Alvarado
Un oficial, agregó el testigo, los golpeó por cerca de una hora con un tubo de metal. “Ustedes
son criminales”, gritó el oficial, según dijo el testigo. Luego, otro agente sacó su pistola y
disparó a los tres. Los certificados de defunción y las fotos de sus cuerpos revisados por
Reuters confirman que las heridas de bala en el torso fueron la causa de la muerte de cada uno.
Después de los disparos, según la familia y los vecinos, los oficiales se quedaron en la casa
hasta la noche. Realizaron decenas de disparos adicionales con varias armas, marcando un
árbol y una pared exterior de la casa. Se rieron y comieron alimentos del refrigerador de
Cortez, dijeron estas personas.
En un comunicado, el CICPC dijo que la policía mató a los tres hombres porque habían
disparado contra los oficiales. Kleyder Ferreiro, secretario de seguridad del estado Lara, dijo a
periodistas que los fallecidos formaban parte de una “banda de delincuencia organizada” y
habían estado involucrados en la quema de neumáticos.
Los familiares de los tres hombres negaron las acusaciones. Ferreiro ya no está con el gobierno
estatal y se negó a hablar sobre el hecho con Reuters. Gisela Rodríguez, la alcaldesa cuya casa
había sido blanco de las protestas, no respondió a llamadas o mensajes en busca de sus
comentarios.
Tras las muertes, las protestas disminuyeron en El Tocuyo. “Es como si toda la ciudad
muriera”, dijo Omar Escalona, tío de Ramos.
A fines de julio, circuló en las redes sociales un video que mostraba a una decena de jóvenes no
identificados disparando armas al aire en Altagracia de Orituco, una ciudad de 50.000
habitantes en el estado Guárico. El video, en el que aparecen supuestamente miembros de una
banda de narcotraficantes conocida como el “Tren del Llano”, fue ampliamente considerado
como un desafío por parte de la banda a las autoridades.
Durante los ocho días siguientes, el grupo FAES dijo que mató a 18 presuntos delincuentes que
se resistieron al arresto.
“Si mi hijo había cometido algún delito, ellos tenían que llevarlo a un
tribunal e imputarle. En cambio, decidieron ajusticiarlo”.
Zuleica Pérez, madre de José Arévalo
Un oficial del CICPC, que vio las escenas de crimen y está familiarizado con El Tren del Llano,
dijo que no creía que los asesinados tuvieran algo que ver con la banda. Los oficiales de la
fuerza -agregó- retiraron los cuerpos antes de que otros colegas del CICPC y él llegaran. La
operación, que sorprendió incluso a la policía local, fue un “show mediático” del grupo FAES,
señaló el oficial a Reuters.
Las familias de tres de los asesinados, junto con otros testigos, dijeron a Reuters que los
agentes de grupo FAES eligieron a sus objetivos en la calle, sin mediar provocación, y luego los
mataron a varios kilómetros de distancia.
Los familiares negaron que los tres hombres fueran miembros de la banda. Reuters no pudo
confirmar de forma independiente si realmente tenían alguna conexión con el grupo o por qué
acabaron convirtiéndose en objetivo de la policía.
Uno de los tres hombres era Jor-Rafer Nares, de 25 años, un mecánico que reparaba camiones
usados para las fincas cercanas que transportan sus cosechas. Nares caminaba por el pequeño
pueblo de San Rafael, al sur de Altagracia, el 5 de agosto alrededor de las 6 de la tarde. Según
su madre, que estaba cerca, y otro testigo, una camioneta negra del grupo FAES se acercó y los
efectivos le ordenaron que entrara. La madre y el testigo pidieron permanecer en el anonimato.
Varias horas después, dijo la madre de Nares, fue a una estación de policía local para preguntar
por el paradero de su hijo. Un oficial le dijo: “La sede del FAES aquí es la morgue”. Le sugirió
que fuera para allá a averiguar.
REUTERS INVESTIGA
¿Tienes una pista noticiosa confidencial? Reuters Investiga ofrece varias maneras de contactar de
manera segura a nuestros reporteros
Vio dos heridas de bala en el pecho de su hijo, otra en la cabeza, y contusiones profundas en
costillas y brazos. Faltaban sus llaves, tarjeta de débito y unos dólares que llevaba, indicó. La
herida en la cabeza es visible en una foto tomada en la morgue y revisada por Reuters, el oficial
del CICPC y un médico.
Una declaración de la fuerza FAES al día siguiente señaló que los oficiales balearon a Nares
después de que él disparó contra ellos en una zona rural a 6 kilómetros al norte de donde la
policía supuestamente se le acercó. El sitio descrito en el comunicado es el área donde se filmó
el video del Tren del Llano.
Junto al comunicado, el grupo FAES incluyó una foto de una mancha de sangre y una escopeta
en el suelo. Sin embargo, al arma le faltaba un gatillo. El oficial del CICPC y otro policía dijeron
a Reuters que el arma no habría podido ser disparada.
Un certificado de defunción revisado por Reuters señaló que Nares murió a las 9 de la noche,
tres horas después de que los testigos dijeron que subió al vehículo del grupo FAES. El
certificado enumera los disparos en su tórax, pero no la herida de bala en su cabeza.
Israel Nares, su padre, no vio a su hijo el día de su muerte. Al igual que muchos otros familiares
de los fallecidos, cree que falta una rendición de cuentas en torno al FAES y sus operaciones.
"
SEVERAS REPERCUSIONES: Las ciudades de Lara, que alguna vez fueron un foco de oposición política a Maduro, están cada vez más
tranquilas después de una represión mortal por parte de los oficiales del grupo FAES en muchos barrios pobres. REUTERS/Ivan
Alvarado
La fuerza de Maduro
Por Angus Berwick y Sarah Kinosian
Gráficos: Maryanne Murray
Reportaje fotográfico: Ivan Alvarado
Edición de fotografía: Claudia Daut
Diseño: Pete Hausler
Editado por Paulo Prada. Traducido por Vivian Sequera, Juana Casas y Carlos Serrano.
! " # $ $ %
Follow Reuters Investigates ! "
OTHER REUTERS INVESTIGATIONS