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Francia en el origen del conflicto argelino-marroquí

Por http://menceymacro.blogspot.com

Argelia y Marruecos son enemigos íntimos. A pesar de compartir cultura, religión,

lengua y etnias, han mantenido un conflicto de baja intensidad desde sus respectivas

independencias. Un conflicto de baja intensidad que se ha visto salpicado con episodios

de alta intensidad como la guerra de las arenas de 1963 o con guerras proxy como el

conflicto saharaui.

Algunos nostálgicos de la Guerra Fría y la política de bloques creen que la rivalidad

argelino-marroquí viene de allí, ya que Argelia se había alineado con el bloque soviético

mientras que Marruecos lo hacía con Estados Unidos.

Y es que las relaciones entre Marruecos y USA siempre fueron buenas. Históricamente

Marruecos fue el primer país en reconocer la independencia de Estados Unidos cuando

George Washington lideraba esa nación y nadie quería acercársele por temor al imperio

británico. También fue el primer país en firmar un tratado de comercio con EEUU, en

los días en que nadie quería hacerlo para no incomodar a Inglaterra. Por todo esto,

Marruecos ha sido un socio preferencial en las relaciones comerciales con USA.

Pero las tensiones entre Argelia y Marruecos no las creó la guerra fría sino los

franceses, o mejor dicho, la colonización y descolonización francesa. Pero antes de

entrar en esa materia tenemos que explicar que las fronteras en el norte de Africa no

han sido como las fronteras en Europa que están perfectamente delimitadas. Para los

europeos un Estado era una unidad política delimitada territorialmente por unas

fronteras. Esta concepción del Estado era totalmente ajena a la cultura norteafricana.

Para ellos, el Estado estaba compuesto por contratos humanos, contratos entre grupos,

es decir, acuerdos entre las tribus por un lado y el Sultán y sus funcionarios por otro.

Esta concepción del Estado hace que, en gran parte del norte de Africa, las fronteras

precoloniales en lugar de ser una linea sean un gradiente, es decir, que la autoridad

central del Estado se va diluyendo poco a poco hasta que desaparece. De esta manera
hay zonas en las que el control del Estado es fuerte y total, denominadas

tradicionalmente Bled el-Makhzen, y zonas en las que que no llega el aparato

burocrático ni militar del Estado y el control por parte de la autoridad central es más

bien nominal y simplemente hay una relación de vasallaje y reconocimiento de la

autoridad del Sultán de las confederaciones de tribus locales más que otra cosa (Bled

es-Siba).

Esto hace que las fronteras no sean férreas y claras sino más bien flexibles y

moldeables. Al fin y al cabo quien iba a pelear por el control de un trozo de desierto

pedregoso e inútil. Además, el no establecimiento de fronteras favorecía a Francia, la

potencia colonizadora. Si algo no está delimitado tampoco están delimitados los

derechos y se mantiene a la zona en una especie de limbo ajeno a la legalidad

internacional. Eso es lo que hizo Francia con sus territorios norteafricanos y la frontera

marroquí argelina mientras le interesó (y eso es lo que hace España actualmente con las

fronteras marítimas en Canarias). Por otra parte el Sultán de Marruecos tampoco

estaba interesado en delimitar la frontera sahariana con Francia, ya que esto podía ser

percibido por el pueblo como que el Sultán estaba haciendo concesiones a los infieles

cristianos invasores y podía provocar una revuelta contra el propio Sultán. Los

territorios controlados históricamente por Marruecos fueron bastante extensos e

incluían una buena parte de los territorios que hoy componen Argelia.

Marruecos, Argelia y Tunez en el siglo XIX


A principios del siglo XIX Argelia pertenecía al Imperio Turco-Otomano mientras que

Marruecos era un sultanato independiente desde hacía siglos ya que nunca fue

conquistado por el Imperio Otomano. Marruecos se resistió a la conquista otomana


mientras que otros estados de la región sucumbieron a ella primero y a la dominación

francesa o británica en el siglo XIX después.

En 1830 Francia comienza la invasión de Argelia, tomando ciudades costeras como

Argel, Oran o Bona. Pero hacia el este Marruecos permanecerá independiente durante

todo el siglo XIX y hasta 1912, en parte por el interés británico de mantener a raya el

expansionismo francés y no permitir el control francés del estrecho de Gibraltar.

En 1857 Francia derrota finalmente la resistencia de las tribus kabilias de Argelia en las

montañas del Djurdjura y hacia 1875 ya controlaba casi todo el territorio mediterráneo

argelino, es decir las montañas y los valles fértiles del norte hasta el Atlas, mientras que

hacia al sur se expandía un desierto aún sin conquistar.

La Argelia Francesa hacia 1877, dividida en tres departamentos; Argel,


Oran y Constantino.
Hacia el desierto puso entonces Francia sus ambiciones, entre otras razones para

controlar las rutas de comercio transaharianas y para dar continuidad territorial a sus

posesiones en Africa Occidental. En ese empuje y penetración, durante la década de

1890, se anexionará las regiones de Touat, Goudara y Tidiket, en el suroeste de lo que

hoy es Argelia. Pero esa zona era parte de del Bled es-Siba marroquí desde hacía siglos,

es decir eran regiones nominalmente bajo la soberanía del Sultán de Marruecos pero a
cuyas tierras el aparato burocrático y militar del Sultán no llegaba y por tanto no

estaban controladas directamente por el gobierno central de Marruecos. La ocupación y

sometimiento de las regiones de Touat, Goudara y Tidiket no fue pacifico, encontró

resistencia entre las tribus Aït Khabbash, parte de la confederación bereber Aït Atta,

pero el conflicto terminó en el año 1901 con la anexión de dichas regiones a la Argelia

francesa.

En azul la zona de ToautGoudara-Tidiket

La importancia de esta región es que es una cadena de pequeños oasis a lo largo de

unos 200 kilómetros que van de norte a sur y eran parte de las rutas de caravanas

transaharianas. Además el control de dichos oasis, y por tanto de la ruta, daban

capacidades logísticas al ejercito francés para la penetración hacia el sur, adentrándose

en desierto del Sáhara para poder alcanzar los montes Ahaggar, cosa que hicieron en

1902 derrotando a los tuareg del Kel Ahaggar, cerca de Tamanrasset, en la batalla de

Tit.

Pero los franceses, no contentos con esto, se anexionaron Bechar en 1903 y todo el valle

de Saoura y la región de Tinduf en la década de 1930. Esta vasta región comprende lo


que hoy son las provincias argelinas de Tinduf, Adrar y Béchar, que hasta ese momento

habían sido parte de Marruecos.

En rojo territorio de las provincias de Adrar, Tindouf y Béchar, que los


franceses detrajeron de Marruecos para incorporarlas a la Argelia
francesa en la década de 1930.

Todos estos territorios anexionados a Argelia en detrimento de Marruecos no solo eran

estratégicamente importantes por el control de las rutas transaharianas de las

caravanas, sino que además tenían importantes reservas minerales - como las minas de

Gara Djebilet, el mayor depósito de mineral de hierro del mundo - e hidrocarburos.


Los franceses pensaron; mira, Marruecos es un protectorado francés desde 1912, y

como es un protectorado algún día tendremos que abandonarlo. Por el contrario

Argelia es parte de Francia - ya que ha sido anexionada como colonia, como provincia

francesa - así que si te parece esta zona rica en recursos minerales e hidrocarburos se la

quitamos a Marruecos y se la ponemos a Argelia y así nos la quedamos y no la

devolvemos.

Posteriormente Francia, durante la guerra de independencia argelina (1954-1962) y en

un intento por reducir el apoyo que el Movimiento de Liberación de

Argelia recibía de un Marruecos que se había independizado en 1956, ofreció devolver

esas zonas a Marruecos a cambio de poner fin a dicho apoyo. El rey Mohammed V se

negó a hacer un trato con Francia a espaldas de los «hermanos de Argelia», y acordó

con el gobierno argelino provisional que, una vez que Argelia obtuviera su

independencia, habría de renegociarse la situación de las zonas de Tinduf y Béchar.

Tras la independencia de Argelia y la retirada de los franceses, Marruecos no

reconocería las fronteras bilaterales decididas por Francia en el desierto. Por su parte

Argelia, cuando se independizó, se olvidó también de dichas promesas y cuando

Marruecos le dijo, oye que teníamos un trato Argelia respondió en plan no se de que

me estás hablando. Finalmente en 1963 estalló la llamada Guerra de las Arenas entre

Marruecos y Argelia, en la que Marruecos trató de recuperar infructuosamente las

provincias de Béchar y Tinduf a pesar de haberse alzado con la victoria militar. Y es que

en las guerras no se trata solo de cañones y tanques - curiosamente el año anterior al

estallido de la Guerra de las Arenas, Marruecos había regalado a Argelia cuatro

vehículos blindados AMX - y es que la diplomacia y las relaciones internacionales

también juegan un papel crucial en este tipo de conflictos.

Sin embargo, la década posterior al conflicto de las arenas fue de una cierta distensión

entre ambos vecinos, a pesar de la carrera de armamentos que habían iniciado y de que
por entonces ya habían adoptado trayectorias antagónicas en sus respectivas relaciones

internacionales. Marruecos se inclinó hacia el bando occidental, mientras que Argelia

osciló hacia el bloque soviético. Pero en 1975 el enfrentamiento entre Marruecos y

Argelia vuelve a producirse, esta vez de forma indirecta mediante el apoyo argelino al

Frente Polisario en el conflicto saharaui tras la salida del Sáhara Occidental por parte

de España.

Este área de lo que fue el Sahara Occidental español, al igual que otros territorios,

pertenecía al Bled es-Siba, es decir a los territorios que reconocían nominalmente al

Sultán de Marruecos, pero la explicación de eso lo dejamos para otro artículo.

En un ingenuo error de cálculo, Marruecos había reconocido las fronteras bilaterales

con Argelia entre 1969 y 1972 —si bien no llegó a ratificar los acuerdos de Ifrán y

Rabat— esperando que la Argelia de Bumedián le concediera su respaldo ante lo que se

había convertido en el objetivo prioritario del reino alauí: la anexión del Sáhara

español. Y es que hasta ese momento Marruecos estaba completamente rodeado de

bases españolas. Al norte Ceuta y Melilla y las bases españolas del sur de Andalucia, al

oeste las bases en Canarias y al sur el Sáhara español.


A pesar de que en un primer momento Argelia no presentó objeción, este país acabaría

optando por convertirse en el principal valedor del Frente Polisario, fundado en 1973 y

que tres años después proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

De este modo, tras la Marcha Verde en el Sáhara Occidental, iba a estallar una nueva

guerra en la que se implicarían de nuevo ambos vecinos. Argelia se convirtió en el

principal suministrador de armamento —junto con Libia— y refugio del Polisario, que

tenía en la región de Tinduf, anexada a Argelia por los franceses, su base de

operaciones.

En la posición argelina influyeron dos factores, la política de bloques y sus propias

necesidades internas. Argelia buscaba una salida al Atlántico por El Aaiun, que le

permitirá exportar el mineral de hierro de las minas de Gara Djebilet cerca de Tinduf a

través de la construcción de un ferrocarril, y militarmente, al bloque soviético, tener

una base en el Atlántico medio.

Evidentemente, desde la óptica marroquí, un Sahara Occidental semi independiente

(durante mucho tiempo será una especie de protectorado argelino y español-francés) es

intolerable. Por una parte permite que caiga dentro de la órbita de Argelia otro pedazo

de los territorios tradicionales marroquíes del Bled es-Siba, permite que Argelia, o la

influencia argelina la rodee. Que Argelia explote los yacimientos minerales de Gara

Djebilet, rompiendo los equilibrios de poder.

Por otra parte permitiría que España - que financia tradicionalmente al Polisario y le da

base logística en Canarias - vuelva a rodearla también ya que la influencia de España,

económica y políticamente, en un Sáhara independiente será algo más que notable.

Esto a su vez debilitaría a Marruecos respecto a sus negociaciones con la UE, de la que

depende en gran medida las exportaciones agrícolas del país alauita.


Al final con el tema del Sáhara y el Polisario se ha hecho en el siglo XX y XXI lo mismo

que hicieron los franceses con la frontera Argelino-Marroquí en el siglo XIX,

mantenerla (al igual que con las delimitación de las aguas canarias) en un limbo

jurídico al margen del derecho internacional para ver que tajada pueden sacar y para

poder tener un as en la manga y una carta de presión eternizando el conflicto y nunca

dándole una solución definitiva.

Y es que las relaciones internacionales no se basan únicamente en el derecho

internacional sino en los intereses y los equilibrios de poder. Porque aunque los

europeos - excepto España que mantiene Canarias, Ceuta y Melilla - hayan salido ya del

norte de Africa, siguen estando a ver que pillan como los buitres.

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