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Isabela Borrero Malo

Literatura Europea S. XVI XVII


Pilar Consuelo Espitia Duran
13 de noviembre de 2019

Erzsébet Báthory, la mujer shakespeariana

“El criminal no hace la belleza;


él mismo es la auténttica belleza.”
J.P.Sartre

Ladrillo a ladrillo, un grupo de personas tapiaron un cuarto sin ventanas en un castillo en

Eslovaquia, dejando solo pequeñas rendijas por las que la mujer de 50 años allí encerrada pudiera

respirar y ser alimentada. Durante más de cuatro años, la Condesa Sangrienta permaneció en

solitaria reclusión; un lúgubre final para la vida de la asesina en serie más prolífica de todos los

tiempos.

A lo largo de la historia, han existido personajes que parecen sacados de una vieja leyenda,

de una novela negra o de una tragedia de Shakespeare; mujeres y hombres cuyas vidas merecen ser

leídas y releídas, pensadas y vueltas a pensar. Anécdotas que pendulan entre lo real y lo fantástico

y se descubren ante los ojos de quienes aceptamos creerlas. Dentro de lo ficcional, las brujas son

seres que tienen la virtud de introducirnos inmediatamente en el misterio, en lo sobrenatural; y si

hay un autor que juega entre lo real y lo no-real es, sin duda alguna, William Shakespeare.

Cuando Shakespeare murió, su amigo y rival literario Ben Jonson escribió que su obra

demostraría que “no es de una época, sino para todos los tiempos”. Y no podría estar más en lo

cierto: el nombre de Shakespeare es conocido en todo el mundo, y sigue considerándose un de los

escritores más icónicos de la historia. Pero, ¿por qué un hombre que murió en 1616 sigue siendo
tan importante para los lectores y amantes del teatro actuales? Muchos autores defienden que gran

parte de su atractivo reside en su capacidad para captar en palabras aquello que se siente como

humano.

El objetivo de este trabajo, en un principio, era comparar a la Condesa Sangrienta con las

brujas de Macbeth con el fin de identificar las características que tenían en común y contestar si la

condesa Bathory podría o no ser una bruja shakespeariana. Tras realizar la investigación necesaria,

llegué a la conclusión que Erzsébet no es sólo una bruja shakespeariana, pues reducir su

característica a “bruja” sería disminuir su gran leyenda al mínimo. La Condesa Sangrienta es digna

de merecer el título de mujer shakespeariana con todas las virtudes que esto significa. Al elaborar

un recuento de su vida, de todos los crímenes que cometió, se las razones de dicho sucesos, del uso

de su poder y de sus extrañas aficiones nos encontramos con la que, para mí, ha sido una de las

más sorpresivas y surreales mujeres de la historia.

El presente trabajo pretende, entonces, exponer las razones por las que la vida y las acciones

de Erzsébet podrían ser sacadas de las páginas de cualquier obra escrita por Shakespeare,

recibiendo así el merecido nombre de mujer shakespeariana.

La Condesa Sangrienta

Separar lo real de la ficción es un trabajo difícil cuando se habla de la legendaria Erzsébet

Báthory. Según el Guinness World Records, Erzsébet Bathory de Esced (Hungría) consiguió el

recor de: Most prolific female murderer, por haber asesinado a aproximadamente 600 -aunque más

adelante se supo que pudieron ser 650 o más- doncellas con el fin de bañarse en su sangre y así

conseguir una eterna juventud. Alejandra Pizarnik, poeta argentina, escribe un relato a partir del

texto de Valentine Penrose (1963) en el que relata la leyenda de Erzsébet y le da el nombre de “La
condesa sangrienta”; el texto lo publica por primera vez en la revista Testigo en 1966. De este

escrito he basado mucha información presentada en este trabajo.

La condesa Erzsébet Báthory de Esced, nacida en 1560, procedía de una de las más

distinguidas familias de Hungría; linaje que tenía la fama de ser temerario, cruel y lujurioso. Entre

lo que se dice acerca de su familia, se comenta que era descendiente de Vlad III, más conocido

como Drácula. Estudiosa y trilingüe, creció en un ambiente poco común para una mujer de su

tiempo. Con una enfermera de niña que le proponía practicar magia negra, unos tíos que adoraban

a Satán, hermanos adictos a la bebida, una tía que decía ser bisexual y otra a la que llamaban

“bruja”, no es difícil ver desde donde inician sus extrañas influencias y obsesiones. De cualquier

manera, el pensar a la Condesa Sangrienta como sucesora de Drácula pone sobre la mesa otra

conocida discusión en relación a ella: ¿era Erzsébet vampira y por eso adoraba tanto la sangre de

las mujeres a las que torturaba y asesinaba? Pero esa es una pregunta que no viene al tema central

del trabajo.

A los 15 años de edad, Erzsébet fue obligada a casarse con su primo, el conde Fernec

Nádasdy. Durante largas temporadas, Erzsébet empezó a encontrarse muy sola en el castillo ya que

su esposo, al ser general del ejército, debía acudir a batallas. Dentro del mundo de la milicia, Fernec

era más conocido como el Caballero Negro debido a las torturas que ejercía en su trabajo militar

hacia los soldados capturados, cosa que a la condesa no le molestaba en absoluto. Gracias a unas

correspondencias que se conocieron unos años después de la muerte de Erzsébet podemos saber

que entre ellos comentaban cómo él ejercía dolor a los cautivos y ella le contestaba contándoles a

su esposo cómo pinchaba a sus sirvientas con agujas o le mordía los hombros. Además, empezó a

volver costumbre el castigar a sus doncellas de acuerdo a lo que ella creía que debería ser su castigo.

A la que hablaba de más hizo que le cosieran la boca, a otra que tenía fama de coqueta y libertina
la obligó a sentarse en una parrilla al rojo vivo, dónde no la levantaron hasta dos horas después y

a otra, sencillamente, le prendió fuego al vello púbico. Lo cierto es que en vida de su esposo no

llegó a cometer crimen alguno, pero sin duda éste fue un estímulo importante. En 1604, Erzsébet

queda viuda con tan solo 44 años. Es aquí cuando se inician sus verdaderas atrocidades; cuando la

crueldad de la Condesa despierta de su letargo para entregarse a su nueva pasión: torturar doncellas

para bañarse en su sangre.

La mayor obsesión de la condesa fue siempre alejar, a cualquier precio, la vejez.

Renaciendo en su mente todo lo que había estudiado sobre hechicería y brujería y aconsejada por

una supuesta bruja de la región, de nombre Darvulia, montó lo que sería la mayor cámara de tortura

de Hungría, con el fin de bañarse en las sangre de jóvenes doncellas. Un día, mientras una criada

la peinaba le dio un muy fuerte tirón en el cabello y la condesa, enfurecida, se volteó y le rompió

la nariz con un golpe. La sangre que brotó de la cara de la criada le cayó en la mano y tuvo la

impresión de que esa parte de la piel rejuvenecía. Entonces ordenó llevar a la joven a la celda de

torturas donde la desangró; la sangre fue vertida en una bañera y por vez primera se bañó en ella.

Desde ese momento se desató la peste roja de la Condesa Sangrienta, que se prolongó en un espacio

de diez años.

Entre más jóvenes y vírgenes eran las doncellas, más le gustaban a Erzsébet, quien las

prefería entre los 12 y los 18 años. Durante los años que duró esta matanza, llegaron cientos de

jóvenes al castillo de la Condesa; unas raptadas y otras bajo engaños. Entre las torturas que

proporcionaba, las más viles eran, por ejemplo, la jaula mortal en la que colgaban a las jóvenes

para que, al torturarlas, la sangre rodara por su piel desnuda hasta caer encima de Erszébet quien

lo esperaba con ansias. Bañar a las doncellas en agua helada, dejarlas en la nieve junto a unas pocas

antorchas, luego arrojarle más agua y dejarla ahí hasta que muriera de frio, era otra de sus favoritas.
Llegó incluso a adquirir un autómata llamado “La Virgen de Hierro”, que consistía en una dama

metálica que abraza a las desnudas jóvenes mientras que, en su pecho, aparecen cinco puñales que

atraviesan el cuerpo de las indefensas mujeres, creando así el rio de sangre en el que se bañará la

Condesa. Todas estas torturas iban acompañadas de las más clásicas y medievales, como eran las

agujas, los cortes y los mordiscos, los metales al rojo vivo introducidos en el sexo de las jóvenes,

y muchos otros que no vale la pena recordar.

La dichosa orgía de asesinatos terminó justo cuando, hacia 1610, empezaron a correr

rumores de lo que sucedía dentro del castillo. El palatino Thurzó fue el encargado de ir al palacio

e investigar qué sucedía realmente y al llegar encontró no solo a un montón de jovencitas

encerradas que aguardaban la hora de su muerte, sino que el olor a cadáver y el cuerpo sin vida de

una pobre doncella lo llevaron a dictar sentencia y condenar a Elzsébet a prisión perpetua dentro

de su hogar. Cuatro años después, en la soledad y el silencio de su recámara, murió la Condesa

Sangrienta, abandonada por todos.

Sobre Shakespeare y sus personajes “humanos”

Harold Bloom, por ejemplo, hace un polémico estudio frente a los personajes de todas las

obras de Shakespeare y los llama “humanos”. Pero él no es el único crítico que ha dicho que estos

personajes suelen ser más grandes que las mismas obras que los contienen.

Al adentrarnos en las múltiples obras de Shakespeare, nos damos cuenta que es imposible

darle unas características específicas a los personajes, más allá de lo que la misma historia amerita.

No podemos compararlos a los unos con los otros, pues hay tantos Hamlet como lectores de la

tragedia y, por ende, hay miles de millones de interpretaciones de los mismos.


El genio de Shakespeare recae, entre otras cosas, en su talento para “sostener in espejo ante

la naturaleza y reflejar a su audiencia con él; en sus obras, la gente se reconoce a si misma y a los

otros.” La técnica más eficaz para implicar al auditorio es el uso del soliloquio; figura atractiva que

utiliza para adentrar a los espectadores en los afectos más íntimos de los personajes de sus historias,

creando así un espejo de la audiencia con sus personajes. Y es curioso llamarlo espejo, pues se dice

que la condesa tenía un espejo diseñado para ella en el que se miraba continuamente, con

apoyadores de brazos para cuando se cansara de admirar su belleza; tal vez ella misma era el espejo

de las mujeres que vivían en su época.

La Condesa Sangrienta, toda una mujer shakespeariana

Es un trabajo complejo pensarse la vida de una persona y re-pensarla como parte de una

obra escrita por William Shakespeare. Sin embargo, y por lo dicho anteriormente, los personajes

de las obras de Shakespeare suelen sobresalir por encima de las mismas páginas, lo que es el claro

caso de Erzsébet, que pasa por encima de su verdadera historia y es estable como ella misma.

Las tragedias de Shakespeare, que es el género en el que considero que mejor encaja la

historia de la mujer Báthory, son más destructivas en su desarrollo dramático. Las relaciones son

sometidas a prueba, puestas bajo presión y finalmente rotas, y se suelen cerrar las obras con una

escena de muerte. La vida de la Condesa Sangrienta es una tragedia al estilo de Shakespeare, con

sus momentos de crisis y oscuridad.

Aunque sea difícil que las personas se reconozcan a sí mismas dentro de la historia de

Erzsébet, si logramos adentrarnos en sus retorcidos pensamientos con escuchar un poco de lo que

hacía en sus tiempos de esparcimiento con todas esas doncellas. Es importante igual tener en cuenta

que sólo se conoce un lado de la historia, puesto que esta mujer sólo llevaba un diario en el que
escribía el nombre de quienes mataba, más no expresaba lo que sentía al respecto ni cuáles eran su

pensamientos antes, durante o después de torturar y observar el sufrimiento y la muerte de las

doncellas cuya sangre utilizaba para mantenerse bella. Tal vez, si tuviéramos la oportunidad de

escuchar algún soliloquio proveniente de la Condesa, en el que nos hablara acerca de la fragilidad

de los cuerpos, lo efímera que es la belleza o lo veloz que corren la sangre y las lágrimas cuando

se sabe que se va a morir, podíamos sentir algún tipo de intimidad con esta mujer.

A través de sus comportamientos empezamos a navegar no sólo en los secretos de un

castillo sino también en el de toda una época, que es el renacimiento; esta no era una situación de

un solo lugar, o una sola familia. Es una historia entrelazada entre las creencias de las brujas y la

hechicería y el poder que tiene un linaje. Habla de fuerza y habla de silencio; de lo grotesco y lo

oculto.

A modo de conclusión, la Condesa Sangrienta no fue sólo una mujer a la que se le podría

llamar shakespeariana, sino también es una gran imagen del Renacimiento y de los pensamientos

populares que nacieron, crecieron y desfallecieron en esta época. Una bruja, “vampira”, que se

aprovechaba de su poder en el castillo, inteligente, con obsesiones oscuras y gustos poco comunes.

Alejandra Pizarnik nos dice:

“Esta escena me llevó a pensar en la Muerte - la de las viejas alegorías; la

protagonista de la Danza de la Muerte-. Desnudar es propio de la Muerte. También lo es la

incesante contemplación de las criaturas por ella desposeída (...) Nunca nadie no quiso de

tal modo envejecer, esto es: morir. Por eso, tal vez, representaba y encarnaba a la Muerte.

Porque, ¿cómo ha de morir la Muerte?”


La vida e historia de esta mujer, al igual que las obras de Shakespeare, no son sólo de su

época y no se quedan sólo como historias. Ponen al espectador en el trabajo de sentir con los

personajes, a quienes recordaran sin dudarlo.


Referencias

Armengol, Anna. Realidades de la brujería en el siglo XVII: entre la europa de la caza de brujas

y el racionalismo hispánico. Barcelona, s.f. Digital.

Bloom, Harold. El canon occidental. Ciudad de México: Anagrama, 2001. Impreso.

—. Shakespeare : The Invention of the Human. New Jersey: Pearson Education (US), 2001.

Digital.

Dee, Gordon. Bad Girls From HIstory: Wicked or Misunderstood? Pen and Sword History, 2017.

EBSCOhost.

Dorling Kindersley Limited. «La sangre de doncellas la mantendrá joven.» Limited, Dorling

Kindersley. The Crime Book. Londres: Penguin Random House , 2017. 264-265. Impreso.

Dorling Kindersley Limited. «Un hombre en su tiempo representa muchos papeles.» Limited,

Dorling Kindersley. The Literature Book. Londres: Penguin Random House, 2016. 84-87.

Impreso.

Las fatídicas hermanas (las brujas). s.f. Electrónico. 10 de Octubre de 2019.

Levin, Carole. Witchcraft in Shakespeare's England . 15 de Marzo de 2016. Página web. 10 de

Octubre de 2019.

Penrose, Valentine. La Comtesse sanglante . Madrid: Ediciones Siruela, 2001. Virtual .

Pizarnik, Alejandra. «La condesa sangrienta.» Pizarnik, Alejandra. Prosa completa. Bogotá:

Penguin Random House , 2014. 282-296. Impreso.

Guinness World Records. [London] :Guinness World Records, 2000.

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