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Análisis de la personalidad de Carlota Amalia Augusta Victoria

Clementina Leopoldina de Sajonia Coburco y Orleáns, a partir de la


teoría de relaciones objétales de Ana Freud.

Carlota, princesa de Bélgica, no era heredera directa al trono, huérfana a partir de


los 10 años, no atendida directamente por su padre, influenciada directamente por
su institutriz: La condesa de Hulst, quien poseía una visión y creencias en
demasía místicas, que por supuesto inculco en Carlota; otra influencia fue la de su
preceptor, el padre Dechamps, de quienes observo e introyecto su visión ante la
vida.

El Self de Carlota, era de Reinar, acción que consideraba una grandeza y poder
recibido de Dios, como una forma de ser uno con Dios, a través del poder y del
buen hacer en favor de sus súbditos. Carlota concentraba toda su energía en esta
labor, al considerarlo un deber sagrado.

Carlota tenía bien definida su elección objetal de apoyo (Anaclítica), en la figura de


su padre, el Rey Leopoldo I de la casa de Sajonia—Coburgo-Gota, pues él
representaba la figura de protección. Su elección objetal Narcisista fue su madre la
Reyna Luisa María de Orléans.

En su niñez manifestó, severa represión de instintos, por la educación religiosa,


que rayaba en el fanatismo religioso, que le impedía dar satisfacción a ellos.

Educada con altas pretensiones, y con la idea de alcanzar su realización plena al


ejercer el poder, siendo la salvadora de los desvalidos, sublima sus instintos a
través de la idea de conservarse y perseverar para ser Reyna, y de esa manera
alcanzar la gloria, y contacto con Dios en la Tierra, al ser ella la elegida por Dios
mismo para ejercer esa autoridad, por lo cual debía obtener el reconocimiento,
respeto, y consideraciones de sus súbditos. Motivo por el cual rechazaba
pretendientes, además que ellos fueron desaprobados por su institutriz hasta que
llego el Archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo, quien además de ser
apuesto, era archiduque, y era el primero en las gradas del trono, era un personaje
de los más distinguidos de Europa y del mundo, se rumoraba que gobernaría en
Lombardía y Venecia, además era católico, piadoso, contribuía para la
construcción de catedrales, participaba en peregrinaciones como expiación de
culpas, aunado a la aprobación del padre Dechamps, y como negar su
aprobación. Maximiliano poseía todas las cualidades, con las cuales podría
Carlota alcanzar la realización del Self que se construyó en la niñez.
Me causo curiosidad como utilizaba una corona de flores con piedras preciosas,
sobre todo en momentos de presentarte ante multitudes, como un símbolo, para
expresar su autoridad, que consideraba de origen divino y por la cual merecía
recibir un trato equiparable al que se le daría a Dios en la Tierra.

Después de ejercer gobierno en Lombardía, por muy corto tiempo, sufre el


rechazo del pueblo y Maximiliano es rebajado al mando subalterno de la flota a las
ordenes del mariscal de campo alemán, Carlota sufrió atrozmente, este hecho
estaba en contra de su self, por lo cual manifestó un mecanismo de defensa
llamado ”Vuelta contra sí mismo”, se volvió irritable, por su frustración, no podía
entender por qué el pueblo la había rechazado y proyecto en Maximiliano todo
aquello que no podía aceptar, no entendía por que para él fue un poco más fácil
aceptar ser degradado sin hacer por no perder el poder. La relación entre
Maximiliano y Carlota se fracturo y de forma gradual su separación fue
acrecentando. Considero que este momento es crucial, y con la ruptura en la
relación marital también existió un desequilibrio mental, empezando aquí su
trastorno paranoide de la personalidad, aunado al choque entre el self y la
realidad.

La oportunidad de ejercer un reinado en México, Carlota lo vislumbra como una


anulación y reparación del daño, es decir, representa una nueva oportunidad de
alcanzar la plenitud de su self, además de reparar la fallida gubernatura en
Lombardía.

En su introducción por México a través del Golfo de México por las costas
veracruzanas, especialmente a su llegada a Puebla, Carlota manifiesta un
Aislamiento típico de su neurosis obsesiva por realizar su self, no contempla la
situación política y religiosa del país al que ingresa, y solo considera de manera
compulsiva, la efusividad con la que unos cuantos los reciben, considerando que
estos representan a la totalidad de la población mexicana y que de forma
generalizada la ven como una autoridad divina, a los que ella tiene que proteger,
procurar, educar, gobernar y encausar de manera justa, y de los que tiene que
recibir pleitesía.

“Se consideraba como el ángel de una nueva cruzada, emprendida con el


ateísmo, la anarquía y el crimen: olvidaba las fatigas del camino pues se sentía
predestinada por Dios.”

Apoyados por Napoleón, tanto económicamente (sufragando totalmente los gastos


que el segundo Imperio en México implicaba, con toda la ostentación que
implicaba), así como ejercito necesario que hiciera respetar su presencia en
México como Emperador. Carlota vivió extasiada más aun cuando Maximiliano la
nombra regente para cualquier contingencia en su ausencia, y secundaba todo lo
que ella decretara.

Al paso del tiempo, los intereses de Napoleón cambiaron, y decide retirar su apoyo
a los emperadores, dejándolos a su suerte, ya sin dinero ni ejercito, Maximiliano
no puedo hacer nada para mantener el imperio en esas condiciones, Carlota,
desesperada busca y consigue audiencia con Napoleón, pero eso solo sirvió como
un detonante final a su demencia, pues recibió un rotundo “No”, con ello se
esfumaba la posibilidad de seguir realizando su self, pues se frustraba la
realización del sentido de su existencia.

Posterior a la muerte de Maximiliano, al parecer ella recupera un poco de cordura


y es capaz de aceptar el deceso, con mayor tranquilidad que la perdida de su
imperio.

El diagnostico de su demencia define una psicosis intermitente que la llevó a un


estado maniaco depresivo del que no logró recuperarse nunca. Los sesenta años
restantes de su vida, vivió en regresiones constantes a esa época que ella
consideró de “Felicidad Plena” en la que reinaba, atormentada en sus recuerdos y
frustraciones.

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