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La corriente industrial es un flujo potente y de elevado voltaje que circula por cables

conductores, y la corriente doméstica, de menor potencial, que pasa por los circuitos
caseros. Cada tipo de corriente determina unas características particulares, tanto en las
lesiones por el paso del flujo eléctrico, como del riesgo de accidente y, por consiguiente, de
las posibilidades de prevención y tratamiento [1]. Se ha considerado la industrial
equiparable al rayo por su potencia, incluso la formación de un arco voltaico pude
comportarse como un rayo. La corriente domestica es relativamente poco intensa; sin
embargo, la posibilidad de producir accidentes es alta, por su gran extensión en los hogares.

Desde que en 1879 Jex-Blake y cols. [2] describieron la primera muerte por electrocución
de un trabajador al recibir 250 voltios de corriente alterna, han aparecido un gran número
de publicaciones sobre lesiones eléctricas.

Los factores que determinan la gravedad de las lesiones por electricidad son las siguientes:
naturaleza de la corriente (es más peligrosa la alterna que la continua), el voltaje, la
frecuencia (en corriente alterna), el tiempo de contacto con la corriente, estado del piso
(seco, húmedo...), la resistencia del cuerpo y el trayecto de la corriente a través del cuerpo
[3].

Los efectos de la corriente eléctrica son térmicos, mecánicos y/o químicos y podemos
distinguir, en general, los efectos locales y generales. Los primeros se deben al calor que se
desprende por el paso de la corriente eléctrica a través del conductor, que se expresa a
través del efecto Joule, en el que el calor producido es directamente proporcional a la
intensidad, a la resistencia y a la duración del contacto.

Las lesiones locales secundarias son: quemaduras, metalizaciones, salpicaduras y


pigmentaciones o precipitados de los tejidos [4]. Otras manifestaciones locales descritas
son fracturas, mionecrosis, fenómenos trombóticos y síndrome compartimental. Las
quemaduras pueden ser de 1º, 2º o 3º grado, apareciendo en las últimas grandes
destrucciones de los tejidos [6]. Las Metalizaciones (impregnación de la superficie de la piel
por pequeñas partículas metálicas), son debidas a la fundición y vaporización del conductor
en la zona de contacto. Las Salpicaduras (partículas metálicas de mayor tamaño), que se
distribuyen de forma dispersa.

Los efectos generales van a depender del recorrido de la corriente eléctrica y de la duración
del contacto. Según Knight [7], la forma de muerte en la mayor parte de los casos es la
fibrilación ventricular, debido al efecto de la corriente en el miocardio, presentando el
cadáver palidez facial. También, puede producirse la muerte por parálisis respiratoria, por
tetanización del diafragma y de los músculos intercostales mostrando el cadáver aspecto
cianótico. Otros efectos sistémicos que pueden presentarse son edema pulmonar, necrosis
miocárdica, fracaso renal agudo y manifestaciones neurológicas.
Lesiones por electricidad
Una lesión eléctrica es un daño causado por una corriente eléctrica de origen
artificial que atraviesa el cuerpo. Los síntomas varían desde quemaduras de
piel, daño a órganos internos y otros tejidos blandos, hasta arritmias
cardíacas y paro respiratorio. El diagnóstico se realiza en base a los
antecedentes, por criterios clínicos y por un estudio de laboratorio selectivo.
El tratamiento es sintomático, con anteción intensiva de las lesiones graves.

Aunque las lesiones eléctricas accidentales que se producen en el hogar (p. ej., por tocar un
enchufe o por una descarga de un pequeño electrodoméstico) rara vez provocan lesiones o
secuelas significativas, la exposición accidental a corrientes de alto voltaje da como resultado
unas 400 muertes cada año en los Estados Unidos. Hay> 30.000 incidentes de choques no
fatales/año en los EE.UU. y las quemaduras eléctricas representan alrededor del 5% de los
ingresos en unidades de quemados en los EE.UU..

Fisiopatología
Según la docencia tradicional, la gravedad de la lesión eléctrica depende de los seis factores
de Kouwenhoven:

 Tipo de corriente (continua [CC] o alterna [CA])

 Voltaje y amperaje (ambos son mediciones de la potencia de la corriente)

 Duración de la exposición (una exposición más prolongada incrementa la gravedad de


la lesión)

 Resistencia del cuerpo

 Recorrido de la corriente (que determina el daño de los tejidos específicos)

Sin embargo, la potencia del campo eléctrico, un concepto más moderno, parece predecir la
intensidad de la lesión con mayor precisión.

Factores de Kouwenhoven
La CA cambia de dirección con una frecuencia determinada y constante, y es la usada en la
red eléctrica domética de los Estados Unidos y Europa , mientras que la CC fluye
constantemente en la misma dirección y es la corriente de las baterias comunes. Los
desfibriladores y los cardioversores en general usan CC. La forma en que la CA afecta al
cuerpo depende principalmente de su frecuencia. En los hogares de los Estados Unidos y
Europa se usa una CA de baja frecuencia (60 y 50 Hz respectivamente). Debido a que una CA
de baja frecuencia produce una contracción muscular extensa (tetania) prolongada que
puede paralizar la mano sobre la fuente y prolongar así la exposición, puede ser más
peligroso que la CA de alta frecuencia y de 3 a 5 veces más peligroso que la CC del mismo
voltaje y amperaje. La CC tiene más probabilidades de provocar una única contracción
convulsiva que, a menudo, aleja a la víctima de la fuente de la corriente.

Tanto para la CA como para la CC, cuanto mayor sea el voltaje (V) y el amperaje, mayor será
la lesión eléctrica que se produzca (para una duración igual de la exposición). La corriente
doméstica de los Estados Unidos es de 110 V (enchufe eléctrico estándar) y 220 V (usado
para grandes dispositivos p. ej., heladeras secadoras). Las corrientes de alto voltaje (> 500 V)
tienden a provocar quemaduras profundas y las de bajo voltaje (110-220 V) tienden a
ocasionar tetania muscular y parálisis de contacto sobre la fuente de la corriente. El amperaje
máximo que puede provocar la contracción de la musculatura flexora del brazo pero permite
soltar la mano de la fuente de alimentación se conoce como corriente de sacudida. Esta
corriente varía según el peso y la masa muscular. Para un varón medio de 70-kg, esta
corriente es de unos 75 mA para la CC y 15 mA para la CA.
Una CA de bajo voltaje de 60-Hz que se desplace a través del tórax incluso durante una
fracción de segundo puede provocar una fibrilación ventricular con amperajes de tan sólo 60
a 100 mA; para la CC, se necesitan aproximadamente 300 a 500 mA. Si la corriente tiene una
vía directa hacia el corazón (p. ej., a través de un catéter cardíaco o de los electrodos de un
marcapasos), menos de 1 mA (CA o CC) puede provocar una fibrilación ventricular.
El daño tisular debido a la exposición eléctrica es causada principalmente por la conversión
de la energía eléctrica en calor, lo que resulta en lesiones térmicas. La cantidad de energía
calórica disipada es igual a amperaje 2× resistencia × tiempo; así, para cualquier corriente y
duración dadas, el tejido que tenga la resistencia más alta tiende a sufrir el máximo daño. La
resistencia corporal (medida en ohms/cm 2) depende principalmente de la piel, debido a que
todos los tejidos (excepto los huesos), tiene resistencia insignificante. El grosor de la piel y su
sequedad aumentan la resistencia; una piel seca, intacta y bien queratinizada alcanza un
promedio de 20.000 a 30.000 ohms/cm 2. En la palma de la mano o la planta del pie con
callosidades importantes, la resistencia puede llegar a ser 2 a 3 millones ohms/cm 2; en
contraste en un piel fina y húmeda, tiene una resistencia de alrededor de 500 ohms/cm 2. La
resistencia de la piel lesionada (p. ej., con cortes, abrasiones, pinchazos de aguja) o de las
mucosas húmedas (p. ej., en la boca, el recto, la vagina) puede ser tan sólo de 200 a 300
ohms/cm2.
Si la resistencia de la piel es alta, más energía eléctrica puede disiparse en la piel, lo que
resulta en grandes quemaduras en la piel, pero un menor daño interno. Si la resistencia de la
piel es baja, las quemaduras en la piel son menos extensas o están ausentes, y más energía
eléctrica se transmite a las estructuras internas. Por tanto, ni la ausencia ni la intensidad de
las quemaduras externas predicen la ausencia o la gravedad de una lesión por electricidad.

Perlas y errores

 La ausencia de quemaduras externas no predicen la ausencia de lesión eléctrica, y la


gravedad de una quemadura externa no predice la gravedad de la lesión por electricidad.

El daño en los tejidos internos depende de su resitencia, como así también de la densidad de
la corriente (corriente por unidad de superficie; la energía se concentra cuando la misma
corriente fluye a través de una superficie más pequeña). Por ejemplo, a medida que la
energía eléctrica fluye por un brazo (principalmente a través de los tejidos de menor
resistencia como el músculo, los vasos y los nervios), la densidad de la corriente aumenta en
las articulaciones debido a que una proporción significativa de la superficie transversal de la
articulación está formada por tejidos de una resistencia mayor (como el hueso, los tendones),
con lo que disminuye la superficie de tejido de resistencia más baja; por tanto, el daño de los
tejidos de resistencia más baja tiende a ser más grave en las articulaciones.

La trayectoria de la corriente a través del cuerpo determina las estructuras que se lesionarán.
Como la CA invierte continuamente su dirección, los términos que se usan de “entrada” y
“salida” son inapropiados; es más preciso decir "fuente” y “tierra”. La mano es el punto de
fuente más frecuente, seguida de la cabeza. Los pies son el punto de tierra más frecuentes.
La corriente que vieja de un brazo al otro o que va de un brazo al pie a menudo atraviesa el
corazón y puede provocar una arritmia. Esta corriente tiende a ser más peligrosa que una que
vaya de un pie hacia el otro. La corriente en la cabeza puede dañar el SNC.

Potencia de un campo eléctrico


Además de los factores de Kouwenhoven, el la fuerza del campo eléctrico también determina
el grado de lesión tisular. Por ejemplo, 20.000 volts (20 kV) distribuidos en el cuerpo de un
hombre de 1,8 m de estatura producen una potencia de campo de unos 10 kV/m. De igual
modo, si se aplica 110 V sólo a 1 cm (p. ej., a través de los labios de un niño pequeño) se
consigue una fuerza de campo similar de 11 kV/m; esta relación explica por qué una lesión
de bajo voltaje puede provocar lesiones tisulares similares a las de alto voltaje aplicadas en
una zona mayor. Por el contrario, cuando se tiene en cuenta el voltaje en lugar de la fuerza
del campo eléctrico, lesiones eléctricas menores o triviales pueden técnicamente clasificarse
como de alto voltaje. Por ejemplo, la descarga recibida por arrastrar los pies en una moqueta
en invierno implica miles de voltios, pero causa lesiones intrascendentes.

El efecto del campo eléctrico puede causar daño en la membrana celular (electroporación)
incluso cuando la energía es insuficiente como para provocar daño térmico.
Patología
La aplicación de una fuerza de campo eléctrico baja produce una sensación inmediata y
desagradable (de recibir una “descarga”), pero rara vez provoca una lesión grave o
permanente. La aplicación de una fuerza de campo eléctrico alta causa un daño térmico o
electroquímico a El daño puede incluir

 Hemólisis

 Coagulación de proteínas

 Necrosis de coagulación de músculos y otros tejidos

 Trombosis

 Deshidratación

 Avulsión muscular y tendinosa

Las lesiones producidas por una fuerza de campo eléctrico alta dan lugar a edema masivo, el
cual, a medida que las venas se coagulan y los músculos se inflamen, da como resultado
un síndrome compartimental. El edema masivo también puede provocar hipovolemia e
hipotensión. La destrucción muscular resulta en rabdomiólisis y mioglobinuria, y
perturbaciones electrolíticas. La mioglobinuria, la hipovolemia y la hipotensión aumentan el
riesgo de lesión renal. Las consecuencias de una disfunción orgánica no siempre se
correlacionan con la cantidad de tejido destruido (p. ej., puede haber una fibrilación
ventricular con una destrucción tisular relativamente pequeña).

Signos y síntomas
Las quemaduras pueden estar muy bien delimitadas sobre la piel, incluso cuando la corriente
penetre de manera irregular en los tejidos más profundos. Pueden producirse contracciones
musculares involuntarias intensas, convulsiones, fibrilación ventricular o paro respiratorio
debidos a daño en el SNC o a una parálisis muscular. El daño cerebral, de la médula espinal y
los nervios periféricos puede producir un déficit neurológico. El paro cardíaco puede
producirse en ausencia de quemaduras como en los accidentes que tienen lugar en el baño
(cuando una persona mojada [tierra] entra en contacto con un circuito de 110 V ;p. ej., por un
secador de pelo o una radio).
Los niños pequeños que chupan o muerden cables eléctricos pueden quemarse la boca y los
labios. Estas quemaduras pueden provocar deformaciones estéticas y alterar el crecimiento
de los dientes, la mandíbula y el maxilar. La hemorragia de la arteria labial, que se produce
cuando se cae una escara 5 a 10 días después de la lesión, se presenta hasta en el 10% de
niños.

La descarga eléctrica provoca una contracción muscular potente o una caída (p. ej., desde
una escalera o tejado) y provoca luxaciones (la descarga eléctrica es una de las pocas causas
de luxación posterior del hombro), fracturas vertebrales o de otro tipo, lesiones en órganos
internos y pérdida de conciencia.

Las secuelas físicas, psicológicas y neurológicas sutiles o vagamente definidas, pueden


desarrollarse de 1 a 5 años después de la lesión y dar como resultado una significativa
morbilidad.

Diagnóstico
 Examen de pies a cabeza

 A veces ECG, medición de enzimas cardíacas y análisis de orina

El paciente, una vez alejado de la corriente, debe ser evaluado para determinar si
experimentó un paro cardíaco y respiratorio. De ser necesario, se procede a la reanimación.
Después de la reanimación inicial, se examina a los paciente de la cabeza a los pies en
busqueda de lesiones traumáticas, en particular si el paciente se cayó.
Los pacientes asintomáticos que no sean mujeres embarazadas, sin cardiopatías conocidas y
que hayan estado expuestos sólo brevemente a una corriente doméstica no suelen tener
lesiones internas o significativas y pueden ser dados de alta. En los demás pacientes deben
considerarse un ECG, un hemograma, la medición de las enzimas cardíacas y un análisis de
orina (para comprobar la mioglobinuria). Los pacientes con alteraciones de conciencia
pueden requerir una TC o RM.

Tratamiento
 Desconección de la corriente

 Reanimación

 Analgesia

 A veces, monitorización cardíaca durante 6 a 12 horas

 Cuidado de la herida
Atención prehospitalaria
La prioridad es romper el contacto entre el paciente y la fuente de energía, desconectándolo
de la corriente (p. ej, utilizando un disyuntor o interruptor, o desconectando el dispositivo de
la toma de corriente). Las líneas de energía de alto y bajo voltaje no siempre se diferencian
con facilidad, en particular en el exterior. PRECAUCIÓN: si las líneas de energía pueden ser de
alto voltaje, no debe intentarse desenganchar al paciente hasta que se haya desconectado de la
corriente.

Reanimación
Los pacientes son reanimados mientras son evaluados. Se trata el shock, el cual puede ser
consecuencia del traumatismo o de quemaduras masivas. Las fórmulas estándares para la
reanimación con líquido en caso de quemaduras cutáneas subestiman las necesidades de
líquidos en las quemaduras eléctricas, por lo que no se utilizan. En su lugar, se titulan los
líquidos para mantener una diuresis adecuada (alrededor 100 mL/h en adultos y 1,5 mL/kg/h
en niños). Para la mioglobinuria, el mantenimiento adecuado de la diuresis es
particularmente importante, mientras que la alcalinización de la orina puede contribuir a
disminuir el riesgo de insuficiencia renal. El desbridamiento quirúrgico de grandes cantidades
de tejido muscular ayuda a disminuir la insuficiencia renal mioglobinúrica.
El dolor de una quemadura eléctrica se trata ajustando oportunamente los opiáceos IV.

Otras medidas
Los pacientes asintomáticos que no sean mujeres embarazadas, sin cardiopatías conocidas y
que hayan estado expuestos sólo brevemente a una corriente doméstica no suelen tener
lesiones internas o significativas y pueden recibir el alta.

La monitorización cardíaca durante 6 a 12 horas está indicada en los siguientes casos:


 Arritmias

 Dolor torácico

 Cualquier sugerencia de daño cardíaco

 Embarazo (posiblemente)

 Trastorno cardíaco conocido (posiblemente)

Es necesario administrar la profilaxis apropiada contra el tétanos y el cuidado tópico de las


quemaduras. El dolor se trata con analgésicos.
Todos los pacientes con quemaduras eléctricas significativas deben derivarse a una unidad
especializada del quemado. Los niños pequeños con quemaduras en los labios deben ser
enviados a un ortodoncista pediátrico o a un cirujano maxilofacial familiarizado con este tipo
de lesiones.

Prevención
Los dispositivos eléctricos que tocan o pueden estar en contacto con el cuerpo deben estar
debidamente aislados, con toma de tierra e incorporados a circuitos que contengan un
equipo protector con disyuntores. Los disyuntores de circuito con toma de tierra, que se
activan con pérdidas de corriente hacia el suelo de tan sólo 5 mA, son eficaces y fáciles de
utilizar. Los protectores de enchufes reducen el riesgo en los hogares con bebés o niños
pequeños.

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