Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
abnegación, entrega y oración. Según los datos hasta el momento disponibles, esta historia
comienza en 1898.
En 1898, el gobierno peruano aprobó, no con poca oposición, la ley que reconocía el
matrimonio entre personas de religión protestante.
Ese mismo año, el 26 de junio, la Foreign Mission Board de la Asociación General de la
Iglesia Adventista del Séptimo Día votó la adición de los territorios de Bolivia, Perú y
Ecuador a la Misión Chilena,
En 1898 se inicia la obra de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el Perú, con la
partida del puerto de Valparaíso, Chile, de dos grupos rumbo a Perú.
El primer grupo, conformado por José y Liborio Osorio, ambos misioneros laicos que
llegaron con sus familias y se sustentaban mediante el comercio ambulatorio. El
segundo grupo, estaba integrado por José Luis Escobar, de oficio carpintero, su esposa,
Víctor Thomann, una señorita voluntaria y los hermanos Luis y Víctor Osorio. Esto
ocurría en el mes de agosto de 1898.
2.-El segundo grupo fue algo más cauto, pues llegaron al puerto del Callao y se
establecieron en la capital peruana, trabajando en diversos oficios a fin de autosostenerse.
-las actividades de Forga fueron tan árduas que despertaron la antipatía del clero y
de algunas autoridades, hecho que lo obligó a salir del país hacia Inglaterra en
marzo de 1906, donde conoció a la familia del pastor adventista Herbert Lacey,
con cuya hermana Marguerite se casó luego de haber aceptado el mensaje
adventista.
. Ketring relata cómo en cierta ocasión Espinoza llegó a un pueblo del interior
donde inmediatamente fue rodeado por centenares de hombres y mujeres que
amenazaban con matarlo si no abandonaba de inmediato el lugar. Valientemente
bajó de su mula parda y de pie ante ellos les dijo que su mensaje era un mensaje
de paz y que venía a librarlos de su condición perdida haciéndoles conocer la
Palabra de Dios. Durante dos horas mantuvo la atención de ellos, hasta que un
hombre se le acercó con sus manos llenas de tierra y se la arrojó en el rostro. Las
mujeres entonces gritaron que lo sacasen fuera del pueblo para matarlo, pero él
cayendo sobre sus rodillas exclamó: “Si es necesario que mi sangre sea derramada
para liberar a mis compatriotas, aquí estoy; tómenme y mátenme. Pero si me
echan fuera del pueblo, volveré a ingresar cinco veces”. Lo llevaron fuera del
pueblo para matarlo, pero aparecieron unos jinetes a caballo que luego de
interrogarlo lo liberaron. Julio Nerio Espinoza cumplió su promesa de volver cinco
veces al mismo pueblo donde llegó a hacer muchos amigos y vendió un buen
número de Biblias.
-el 7 de octubre de 1905 zarpó de Dakota del Norte, Estados Unidos. En su llegada
al Perú,
En tanto que Ramón Beltrán, a quien F. L. Perry tomó como su asistente, aparece
como portador de Licencia Misionera en el Yearbook de 1908.
Para el año 1906, grupos guardadores del sábado se habían establecido en las
ciudades de Lima, Callao, Trujillo, Pisco, Cañete y Chincha Alta. La verdad
adventista siguió difundiéndose en la Lima de inicios del siglo XX. Se conoce el caso
de un hombre metodista que luego de conocer la verdad del sábado, decidió
guardarlo. La iglesia en Lima siguió creciendo. Se hicieron nuevas bancas y se
buscó un lugar más grande para las reuniones.
Eduardo Francisco Forga, para fines de 1906 lo encontramos en Washington DC,
sede por entonces de la Asociación General, donde había llegado con su flamante
esposa Marguerite Lacey.
Ese mismo año de 1907, Forga viajó a California para pasar unos días en casa de su
cuñada, esposa de W. C. White antes de volver a Sudamérica. Sin embargo sus
planes de viaje cambiaron debido a que fue invitado a trabajar traduciendo al
español los escritos de Elena de White. Además siguió luchando por la libertad
religiosa en el Perú. Antes de morir, Forga donó parte de su fortuna a la obra
educativa adventista en el Perú.
El pastor Perry, describía que el Perú era un país muy católico, capaz de expresar
su idolatría con mucho celo. Incluso fueron muy duros en la aplicación de una ley
dominical que alcanzó al hermano Ramón Beltrán, quien tuvo que pagar una
multa, por haber abierto su tienda un domingo del mes de noviembre de 1906.
La intolerancia contra los protestantes en el Perú era tal que una hija de cierta
familia metodista fue quemada viva, y varios adventistas predicaban con peligro
de sus vidas.
El pastor Perry deseaba ir, pero lo desanimaba el dejar sola la iglesia en Lima, es
por ello que el pastor consideró necesaria la formación de una escuela para educar
misioneros peruanos que pudieran ayudar en la dirección y expansión de la obra.