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viernes, 28 de diciembre de 2018

Ecclesia Dei. Un análisis

A lo que era un rumor, ya todos lo dan por confirmado: el Papa Francisco disolverá la
Pontificia Comisión Ecclesia Dei. Y es aquí donde comienzan las hervir las interpretaciones
de un lado y del otro.
Fuentes variadas y veraces que habitan o conocen los entresijos de la Curia y del Palazzo
de la Doctrina de la Fe son unánimes en llevar tranquilidad: esta decisión de ninguna
manera perjudicará la aplicación del motu proprio Summorum Pontificum. Es decir, las
misas en la forma extraordinaria del rito romano se seguirán celebrando con normalidad y
en las condiciones acostumbradas.
¿Por qué entonces la supresión?, nos preguntamos. Y aquí hay algunas interpretaciones.

1. Es una muestra más del odio del Papa Francisco a la Tradición, a la que se
ha propuesto destruir. No se trata de negar lo evidente: Bergoglio es modernista.
Pero Bergoglio es también el destilado más refinado del jesuitismo y a los jesuitas,
como ellos mismos lo admiten, la liturgia les un importan un bledo. El Papa
Francisco no tiene el menor interés por la cuestión litúrgica, no entiende nada de
eso y no le interesa entenderla. La considera una pérdida de tiempo; un ornato
inútil de lo verdaderamente importante que es alcanzar un mundo mejor y más
humano, y acrecentar su poder. Realpolitik. Por eso, me niego a creer que la
jugada sea arremeter contra la misa tradicional. Si eso estuviera entre los objetivos
del Santo Padre, habría hecho el daño hace mucho tiempo y de un modo más
efectivo, ya que tiene todo el poder para hacerlo y habría estado acompañado por
la prensa mundial y por los obispos. Por el contrario, salvo caprichos puntuales, no
tocó la cuestión litúrgica. Los hecho desmintieron los rumores apocalípticos que se
corrían: Piero Marini no fue nombrado prefecto de la Congregación del Culto
Divino, donde continúa el cardenal Sarah, Guido Marini sigue siendo el maestro de
ceremonias, la peregrinación anual del Populus Summorum Pontificum se sigue
realizando y se celebra nada menos que en el altar de la cátedra de la basílica de
San Pedro -bajo sus propias narices- un pontifical en rito tradicional. Más aún,
autorizó a todos los sacerdotes de la FSSPX a celebrar los sacramentos sin que
puedan ser objetados por obispos o canonistas. Esto no significa, sin embargo, que
las segundas líneas más cercanas al pontífice no tengan un particular interés en
acabar con el rito extraordinario, de modo especial varios obispos italianos,
rodeados de siniestros personajes como Andrea Grillo. No hay que descartar
entonces que la supresión de Ecclesia Dei haya sido fogoneada también por estos
grupos, esperando obtener alguna ganancia secundaria, pero no por presión o
decisión de ellos.
2. Es una concesión a la FSSPX. Esta es la teoría que sostiene el texto
de L’Homme Nouveau. Es sugerente que la decisión aparezca pocas semanas
después de la visita del Superior General de la Fraternidad a la Curia romana y es
cierto, además, que el Papa Francisco ha demostrado particular empeño
en solucionar la cuestión lefe, pero me parecería simplista explicar la decisión de
ese modo. Hay un hecho cierto y es que la FSSPX y sus fieles nunca vieron con
buenos ojos a la Comisión Ecclesia Dei. Hago esta afirmación en base al
conocimiento directo que tengo de fieles lefes de Francia y Alemania. Es posible
que en Argentina la situación sea distinta. Muchos fieles de la Fraternidad se
consideran los dueños de la tradición litúrgica y exigen ser los adjudicatarios
exclusivos de la franquicia. “El que quiera ir a misa tradicional, que vaya a un
priorato”, dicen. Y por eso, el motu proprio del papa Benedicto XVI nunca les
simpatizó, sencillamente porque les sacó mucha clientela y superpobló la oferta
con un buen número de nuevos institutos religiosos de corte tradicional. Como los
obreros de la primera hora, se quejan de que los que vinieron al final de la jornada
y apenas si sufrieron los cansancios del día, reciban el mismo salario. No digo que
sea esta la opinión mayoritaria, pero sí lo es de buena parte de la FSSPX, pero aún
así, nada habilita a pensar que la supresión de Ecclesia Dei se deba a sus presiones
o deseos.
3. Es parte de la reestructuración de la Curia Romana. Esta es la teoría que
con más fuerza sostiene Edward Pentin. Sin negar que posiblemente la decisión
sirva efectivamente para el reordenamiento que se promete para el año próximo,
me parece un poco ingenuo sostener que ha sido esa la causa principal. Si lo que se
quiere hacer es reordenar la Curia para tornarla más eficiente y ahorrar dinero, lo
lógico es que se presente un plan global, y no sólo de un apéndice bastante
secundario.
4. Mi interpretación. Me inclino por pensar que se trata de una decisión que
responde a la lógica misma que guió la creación y desarrollo de la Comisión.
Recordemos que fue creada por Juan Pablo II luego de la consagración de los
cuatro obispos por Mons. Lefebvre, con la misión de ofrecer refugio a todos
aquellos miembros de la FSSPX que desearan salir de la organización que era
considerada cismática. En pocas palabras, fue creada para debilitar a los lefes. Se
trataba de una Comisión independiente y presidida por un cardenal. Durante la
gestión de Castrillón Hoyos se establecieron los contactos de acercamiento entre
la Sede Sede y Ecône, y las primeras conversaciones con Mons. Fellay que
culminaron con el levantamiento de las excomuniones que pesaban sobre los
obispos. Ecclesia Dei, en ese momento, dejó de tener sentido si se mantenía su
primer objetivo puesto que ya no habían interesados en salir de la Fraternidad
que, además, había dejado de ser cismática y era apenas una hermana un poco
díscola que no terminaba de decidirse a aceptar el pack completo de los generosos
ofrecimientos romanos, puesto que se empeñaban en discutir previamente las
cuestiones doctrinales de los "errores" del Vaticano II. Fue así que Benedicto XVI
introdujo una importante reforma: si querían discutir cuestiones doctrinales, el
interlocutor debía ser la Congregación para la Doctrina de la Fe y así, le quitó la
autonomía a Ecclesia Dei, la ubicó dentro de ese dicasterio con un secretario
arzobispo que reportaría al cardenal prefecto. Las discusiones entre Roma y la
Fraternidad se empantanaron rápidamente, por lo que la Comisión comenzó a
ocuparse subsidiariamente de las comunidades religiosas tradicionales y a
garantizar la correcta aplicación del motu proprio. Tiempo más tarde, sobre todo a
partir de la llegada de Bergoglio al papado, su misión prioritaria pasó a ser lograr la
incorporación plena de la FSSPX a la comunión romana bajo la forma de una
prelatura personal. Pero estas interminables negociaciones con los lefes, se
frustraron y en el capítulo general de la Fraternidad de hace algunos meses se
impuso la facción anti-acuerdo. Esto significó la sentencia de muerte del secretario
de la Comisión, Mons. Guido Pozzo debido a su estrepitoso fracaso, y el fin de la
Comisión Ecclesia Dei, porque luego de más de una década se mostró inútil para
alcanzar su objetivo. Estas son las decisiones que tomaría el CEO de cualquier
empresa o el presidente de cualquier país serio: desprenderse de lo que
consideran inútil o ineficiente. Por cierto que los progres que reptan en la
Congregación del Culto Divino y en la Conferencia Episcopal Italiana habrán
alentado la medida y se estarán regodeando, pero no me parece que la decisión
obedezca primariamente a sus influencias. En lo hechos fríos, la supresión
deEcclesia Dei significa un fortalecimiento y espaldarazo a quienes se consideran
adalides y custodios de la tradición litúrgica: la FSSPX.
5. ¿Y ahora qué? He consultado a varias fuentes seguras y discretas que
pertenecen a la Curia y a otras cercanas a la agonizante Comisión. Todas coinciden
en afirmar que no hay motivos de alarma con respecto a la continuidad y vigencia
del motu proprio, que es lo que realmente nos interesa. La Comisión quedará
reducida a un ufficio u sección de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y será
comandada ya no por un arzobispo, sino por un capoufficio. En este sentido, se
trata de un debilitamiento, pero me aseguran que ese ufficio seguirá atendiendo
todos los casos que hasta la fecha se le presentaban a Ecclesia Dei. Por otro lado,
quien ahora en teoría garantizará directamente la aplicación de Summorum
Pontificum será el cardenal Ladaria aunque -debo confesar-, no le veo mucha pinta
de perro guardián.

Espero no equivocarme en mi análisis. Si acierto, los fieles comunes y silvestres como yo, y
los buenos curas que nos celebran la misa tradicional, no notarán ningún cambio y todo
seguirá, por ahora, como siempre.

http://caminante-wanderer.blogspot.com/2018/12/ecclesia-dei-un-analisis.html

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