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DELMUNDO
EUGENIO MONTEJO .
TIERRAFIRMED
EUGENIO MONTEJO y EL ALFABETO
DEL MUNDO
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es posible lograr naturalidad sin emoción\~l p~e.ma --expli- ... al cabo de toda tentativa por ac1ararnos el hallazgo origi-
ea Eugenio- pue€l~ contener un trasfondo f~losof¡co, p~l'O en nal de la obra, de su repercusión que concierne a sus custodios
vez de. exhibido tendrá que superarlo mediante el don ver- tácitos cada uno segrega, como la araña, su parte de luz y de
bal, tendrá que revestirlo con su fascinació~ Lo imp?rtante niebla' queriendo elevarla tal vez a más aire, según la oblicui-
dad de su ventana, el límite de su devoción y su frágil mirada
será pasar, como supieron hacerlo Shakespeare, Novalis, Que-
en la tierra.
vedo y Yeats, de la orilla de la palabra a la orilla de la. me-
moria, lo que no es tan fácil como se suele supon~r. Fm~l- Valgan estas palabras de Montejo 2 para recalcar lo limitado
mente Montejo observa que los avatares de la mdustna y lo relativo de las notas que siguen y que se proponen ser
editorial no conciernen tan profundamente a la poesía, y re- nada más que un esfuerzo de acercamiento, no una exégesis.
cordando que ésta existió mucho antes que dicha industria, Un esfuerzo de acercamiento es una expresión que podría
supone que la extinción del género sólo será posible con la parecer, en nuestro caso personal, contradictoria. En efecto,
extinción del género humano. desde su primer libro, Elegos, nos acercamos a la poesía de
Si en el vestíbulo de este estudio hemos citado con cierta Eugenio naturalmente, sin ningún esfuerzo particular. Nos
extensión estas reflexiones de Montejo sobre la poesía, es por acercamos por el único motivo por el cual uno se acerca es-
dos razones. La primera, porque si unos apuntes críticos pontáneamente a un poeta: por simpatía con esa poesía,
como se proponen ser éstos pueden ser entendidos conven- porque nos ~trajo. El esfuerzo, ahora que nos ponemos a
cionalmente como una "introducción" a la obra del poeta, escribir nuestras lecturas para comunicadas a otros lectores
para el crítico mismo la mejor introducción, el mejor hilo del poeta, consiste en que se nos veda este ir espontánea y.
conductor para aproximarse a la obra que se propone consi- directamente adonde nos llama el poema; hay que deshacer
derar es lo que dice el propio poeta sobre la poesía,~ parte el camino de las primeras lecturas, poner entre paréntesis su
de su poética que no está directamente integrada como verso impacto directo y volver a iniciar el acercamiento, pero por
en sus versos y que es reflexión sobre la condición, la historia otro camino o sea con otro método: alejándonos deliberada-
y el destino de la poesía~ por lo demás, la intuición general
mente del poema, verificando así su fuerza de atracción, que
de la poética que se expresa aquí conceptualmente, se revela permanece intacta, y volver a encaminarnos hacia él dete-
también en las intuiciones singulares de la obra poética del niéndonos a cada paso para interrogarnos sobre esa atrac-
autor. La segunda razón es que Eugenio Montejó, aparte de
ción y sobre los factores, las variables y las constantes (las
ser un gran poeta, ha elaborado también una obra crítica
que conciernen a la visión del mundo, a la expresión de la
importante,' y su trayectoria presenta pues dos fases: una
emoción, al tratamiento de la lengua, al ritmo y a la melodía,
de práctica del canto, la otra de reflexión sobre la práctica,
al significado de los símbolos, etc.) y para interrogar al poe-
reflexión, a nuestro juicio, tanto más eficaz cuanto más des-
ma mismo sobre los elementos esenciales que acarrea y que
confía de sí misma como ganzúa para abrir las puertas de la
determinan esta fuerza de atracción; esfuerzo, pues, no para
poesía y "aclarar" la profunda claridad del poema:
negar al goce del texto, sino al contrario y paradójicamente,
para prohibirnos o por 10 menos retardar el contacto directo
y global con el poema, el cua1 no se da sino al lector que en
1 Además de los poemarios reunidos en esta antología, Montejo ha posición no crítica obedece a aquello que lo atrae, sin dete-
publicado dos libros de ensayos literarios: La ventana oblicua,. ~ara- nerse en las trabas de las interrogaciones: que se deja fle-
cas, 1974, y El taller blanco, Caracas, 1983, así c?mo una colección de
reflexiones sobre la lengua que revelan la agoma del poeta entre las xionar por el poema sin reflexionar sobre él. Pero suponemos
posibilidades y los límites de las palabras: El cuaderno de Bias Coll,
Caracas, 1981. 2 En La ventana oblicua, p. 6.
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-hay ab~olutamente que suponerlo- que en un segundo en todo caso que en la poesía de Montejo la visión del mundo
moment~Ua_~r.::..
reflexión
_Ó;»
y la interro~ción pueden permitir en
,".-c::,,~, . ~_ -~ ::----.
y las formas en que se plasma aparecen emergiendo la una
a~n caso, a nosotros---mismosy al lector' no crítico, una con la otra en una correspondencia nunca desmentida~ui-
cmnprensión más cabal del texto y de la red de relaciones zás porque no hay en ella ninguna forma preestablecidaque
~e lo componen y lo vinculan orgánicamente _a btros text2V
--~--~- -- . -.----~~-._~.~ - c::;+
se aplique a temas u objetos exteriormente codificados a
puooén.=HacerfioscáilQar con paso más seguro por los cammos manera de repertorio. Recordemos en este sentido las decla-
que recorre secretamente cada poema, que unen poema con raciones ya citadas sobre el surrealismo, la poesía social y
poema y con la poesía toda, y reconocernos mejor en ellos. ia poesía intelectualista o filosófica: indican todas un recha-
Ojalá. zo del tema impuesto o propuesto que corresponde en general
~~.R0esía ~s fo.rma, pero forma sobrecar?ada de. sentidp] con una escritura igualmente impuesta, escritura vacía que
Es Imposible disociar los dos, y la forma misma. ntmo, ar- el versificador llena a voluntad con un tema del repertorio.
monía, melodía, modalidades sintácticas, combinaciones de En la poesía de Eugenio ese hiato entre lo que se dice y el
los elementos léxicos, tiene un significado en sí, incluso ha- cómo se dice no parece existir: el poema construye su forma
ciendo abstracción de los referentes. Puede darse que el es- en sus significados a medida que se va haciendo, y si de pron-
trato de los significantes sea el dominante, y que el poema to el poeta tropieza con una intuición tan resistente a la ex-
signifique solamente por su sonido, su belleza y su esplendor presión por las palabras que no pueda ser anotada, acude
formal, lo que parece ser el caso en un gran poeta como entonces inmediatamente en el poema a la declaración de
Góngora; puede darse lo contrario: los significados, el "men- esta imposibilidad; así, por ejemplo, en "Los árboles", del
saje" o "contenido" o como quiera llamársele parece comerse libro Algunas palabras, el poeta apunta simplemente que "Es
la forma, y entonces el poema se hace prosa declarativa dis- , . difícil llenar un breve libro / con pensamientos de árboles" y
frazada de verso. Una simple lectura de la obra de Montejo "al escuchar el grito / de un tordo negro" comprende "que
permite advertir de entrada y ya desde su primer libro, Ele- en su voz hablaba un árbol". "Pero -dicen los últimos versos
gas, un delicado y firme equilibrio entre la forma o el sonido del poema- no sé qué hacer con ese grito, / ... cómo anotar-
y lo que dicen o declaran los versos; a tal punto -y ésta es lo." Los límites de la -expresión poética, de la expresión por la
una ambigüedad que dificulta mucho la disociación intelec- palabra, constituyen una cuestión importante en la historia
tual de los componentes de la poesía- que es difícil decidir de la poesía; ya volveremos sobre ella al final de estos apun-
si la forma verbal y la musicalidad de los versos son deter- tes. Observemos sólo por el momento que al plasmar sus in-
minadas por el tema específico del poema, o bien si el objeto tuiciones en poemas, Montejo dice lo que puede, no lo que
es suscitado y como despertado por la preexistencia de un quiere; que es consciente de ello, y que al declararlo en unos
ritmo 3 o de una melodía, los cuales se imponen de manera escuetos vocablos despojados de ornamentación, salva el poe-
tan imperativa que seleccionan y condensan ellos mismos los ma del naufragiO.)
conceptos y referentes a través de los cuales pueden mejor El primer aspecto de esta correspondencia entre formas
erigirse en forma con sentido, en forma del sentido. Digamos y significados, que desde el primer libro salta a la vista, es
una estricta economía de recursos retóricas en coincidencia
3 Ésta parece ser más bien la concepción del propio Montejo, a juz-
con una parquedad igualmente severa en la elección de los
gar por una reflexión de El cuaderno de Blas Coll: "Decía que mejor
llegaría a expresarse el que se guiara por el lenguaje de los pájaros, temas de la intuición poética. Seguramente Montejo suscri-
y fuese del sonido a la idea, y no de la idea al sonido siguiendo los biría sin reparos la enunciación del "Arte poética" de Bor-
recovecos tramposos de la lógica." La expresión del poeta dictada por 'ges: "tal es la poesía / que es inmortal y pobre". Los temas,
el canto de los pájaros es, como veremos, una intuición fundamental
de esta poesía. vistos en su generalidad, son los tradicionales e ineludibles
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del sentimiento y la reflexión humanos: la vida, la muerte, la samán monologante que cierra el poemario Terredad están
memoria, el deseo, el viaje, el sueño, el tiempo, la eterni- ciertamente ahí como todos los seres y las cosas en la poesía
dad. .. Pero todos ellos están atravesados de parte a parte de Montejo, y sin embargo van, si podemos decir, más allá,
por el tema vertebral del canto, música y escritura, la función arraigan profundamente en el substrato invisible de lo visi-
y la misión de Orfeo. Ya Elegos alude desde su título al canto ble, en el origen mismo de los sentimientos de fuerza, de
como elegía. Esta reflexión de la poesía sobre sí misma, la energía, de sabiduría profunda e inocente, de resistencia y
poesía que al cantar habla del canto, o canta al canto, es re- acatamiento al tiempo y a la muerte, de todo aquello que el
currente en la tradición y se acentúa en la poesía moderna, poeta hace sub yacer en su concepto de terredad.
desde Holderlin y Novalis. Incrustados e,r la temática, en- Este concepto que es central en la obra de Montejo, como
contramos algunos núcleos de significado, o:B,jetosprivilegia- lo han recalcado ya dos de sus mejores críticos, Francisco
dos de la intuición, y que pueden presentarse en los ·poemas Rivera y Guillermo Sucre, no aparece en la obra hasta 1978,
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como verdaderas constantes: el caballo, el hogar, el árbol, el es decir once años después de la publicación de Elegos. Pero
)láiª-!'o, la~ el trópico, el río, la cludád( son' alguDo"sde implícita, subterráneamente la "terredad" se está abriendo
ellos, a los que ha15na que áñadir 'Uno que~ se da como un paso hacia su propio nombre en los poemas de Elegos, Muer-
trasfondo y por ello resulta más sutil y más específico en la te y memoria y Algunas palabras. La temática de Elegos se
poesía de Montejo: el café, la humeante paila de café que centra con insistencia en la casa y el hogar, como sucede en
acompaña, en fuerte recurrencia, a la memoria. Todos tienen el Vallejo de la última sección de Los heraldos negros y de
en común el ser objetos de una experiencia directa de la un buen puñado de poemas de Trilce. Se-centra, digamos con
vida en esta tierra y el estar marcados por una fuerte im- más propiedad, en la memoria del hogar y de los muertos que
pronta emocional; la sobrecarga de significación que de este en él vivieron, igual que en Vallejo. "¿De quién es esta casa
modo adquieren los proyecta a menudo en el plano del mito. que está caída?", interroga el poeta. ¿De quién es, "de quién
¿Símbolos? Llamémoslos más prudentemente figuras, pues eran sus alas atormentadas"? El es y el eran así yuxtapuestos
estos objetos no siempre ejercen en el poema una función abren toda la perspectiva de la incesante confrontación de
simbólica, aunque todo núcleo de significado, pero en par- la presencia y la ausencia, del presente y el pasado, de la
ticular las figuras recurrentes, es susceptible de funcionar vida y la muerte que recorre la poesía de Montejo. No hay
como símbolo en una obra poética; ello depende de su situa- respuesta en el poema a este "de quién es": se puede entender
ción particular en los diversos puntos de la arquitectura de que es de las sombras y de la memoria. En el poema lo úni-
la obra y de las relaciones que establezca con el complejo co que hay es lo que queda en ode la casa: hay una puerta con
de los significados subyacentes. El poeta a veces considera ojos de caballo y cuya aldaba es una brida muerta, el polvo
estas figuras en su simple estar ahí, visiones aisladas, objetos donde se palpa la usura del vacío y un jinete que al desmon-
del recuerdo, del deseo o del ensueño poético, mientras que tar de su caballo erró en un espacio geométrico hasta hacerse
otras veces las inserta en una red de relaciones significativas fantasma. Este poema es gemelo del que le sigue en la anto-
con lo invisible al que la figura sensible refiere como arque- logía (pero que en el libro es el poema inicial), "En los bos-
tipo: así los "árboles quietos" del poema "Dos llamas" en ques de mi antigua casa":
Muerte y memoria son un recuerdo en un contexto dominado
En los bosques de mi antigua casa
por la ausencia; las acacia s de Elegos aparecen como una
oigo el jazz de los muertos.
visión y se agotan en su "mínimo esplendor tan denso", ob- Arde en las pailas ese momento de café
jeto de la contemplación del poeta; en cambio el árbol del donde todo se muda. Oréanse ropas
poema "La torre del árbol" en el libro Trópico absoluto o el en las cuerdas de los góticos árboles.
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Cae luz entre las piedras y se dobla con la muerte y la vigw. une los dos términos galopando sin
la sombra de mi vida en un reposo táctil. cesar de la una a la otra, o~dica el misterioso camino que
Atisbo en la mudez del establo
la brida que lleve por la senda infalible. subterráneamente, como la memoria, recorren los muerto~
Palpo la montura de ser y prosigo. ' Aparece con frecuencia en los tres primeros poemarios para
Cuando recorra todo llamaré ya sin nadie. culminar su carrera en dos poemas impresionantes; uno es
Los muertos andan bajo tierra a caballo. el bello soneto "Caballo real" de Muerte y memoria, don-
de el caballo es el padre que desmonta al hijo en la vida para
"En los bosques de mi antigua casa" da la respuesta a la que recorra solo el trayecto hasta su propia muerte:
pregunta planteada en el poema anterior. ¿De quién es esta
casa que está caída?: esta casa es mía, es decir de mi memo- Aquel caballo que mi padre era
ria (quizás por eso el poeta ha reunido en la antología los y que después no fue, ¿por dónde se halla?
dos poemas que aparecían separados en la edición de 1967). Aquellas altas crines de batalla
en donde galopé la tierra entera.
Memoria cuyo objeto principal son los muertos que acuden
~l poema traídos por una )p\tsica y por ese "momento de Aquel silencio puesto dondequiera
café" que arde en las pailas+Curiosamente el poeta ve a sus en sus flancos con tactos de muralla;
muertos andando "bajo tierra a caballo" y no es ocioso re- la silla en que me trajo, donde calla
calcar que la expresión se repite igual en el poema "Cemen- la filiación fatal de su quimera.
terio de Vaugirard) de Muerte y memoria (1972): "muertos
Sé que vine en el trecho de su vida
bajo tierra a caballo" y, de nuevo, en "el tintinear de sus pai- al espoleado trote de la suerte
las / a la sagrada hora del café" (confróntese también en con sus alas de noche ya caída,
Muerte y memoria el poema "Otra lluvia": "Quienes a nues-
tra vuelta hacían café / y no~ecaban, tienen a esta hora / la y aquí me desmontó de un salto fuerte.
lluvia vertical entre los ojos"m-a memoria es en estos poemas hízose sombras y me dio la brida
para que llegue solo hasta la muerte.
el factor reductor y el común denominador de todas las figu-
ras que empiezan a revelar su carácter obsesivcf la memoria El otro es el penúltimo poema de Algunas palabras, y el ca-
lo refiere todo a una experiencia singular e intransferible, la ballo, extraído de un cuadro de Paolo Uccello, está esta vez
memoria fusiona los planos del tiempo, pasado y presente, aislado en una desnuda referencia a la muerte pura, si se
de la existencia, vida y muerte, pero también del espacio puede decir: no ya la muerte y los muertos personales que
físico: un rincón de Venezuela con un entorno de bosques acompañan al poeta, la muerte antigua que la memoria res-
tropicales y ese rincón de París que es el cementerio Vaugi- cata en el poema, sino la muerte en futuro, impersonal y co-
rard con sus castaños cubiertos de nieve) "Los muertos que lectiva, sin rescate: este caballo estuvo en Hiroshima, sus
conmigo se fueron a París / vivían en el cementerio Vaugi- patas llevan en la noche a la desolación del exterminio "y
rard": observamos el desconcertante imperfecto vivían que hoy aguarda en el fondo de la cuadra / con los jinetes del
hace coincidir concretamente el "bajo tierra" de París y el Apocalipsis". Es el primero -y el más tremendo- de los
"bajo tierra" de Venezuela. ¿Se fueron quizás los muertos contados enfoques explícitos de los embates de la historia
del poeta con el poeta a París, "a caballo" y "bajo tierra", en desatada en violencia homicida que amenaza a nuestra tierra.
...cl caballo subterráneo de la memoria? . Después, a partir de Terredad, el símbolo del caballo se eclip-
(}JEl caballo es la primera figura recurrente marcada por sa, para no reaparecer sino esporádicamente, una vez en el
una fuerte impronta simbólica. Tiene que ver ambiguamente poema "La casa" de Terredad y de nuevo en relación con la
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casa en "Ida y vuelta" de Alfabeto del mundo. Algo análogo d¡do la certeza del cantoMG sabemos siquiera si queda algo
sucede con las figuras de los muertos familiares que sin ocul- de Orfeo, si sueña, si canta. Si canta es a fin de cuentas como
tarse definitivamente dejarán de ser una dominante en la si estuviera mudo, o peor aún, tartamudo] como dice el poeta
temática de los poemas. Reaparecerán como '(los mayores" o en "En esta ciudad", pues' nadie recibe sus palabras, a nadie
"los míos", y "Album de familia", uno de los tltimos poemas enternece(Ql4lj~.áS este Infierno que somos nosotros y en el
de Alfabeto del mundo, poemario inédito en Übro fechado en que se ha quedado el fantasma de Orfeo más que un mundo
1986, los reunirá a todos, en espera de que el vástago que sin canto es uno en que el canto, mutilado y fatigado, cae
escribe vaya a reunirse con ellos en la última página del inmediatamente en la indiferencia, en el silencio o en la irri-
álbum., é)~ sión. En todo caso, lo que llama ante todo la atención en el
Como vemos, las intuiciones de Elegos anuncian ~l s~gun- poema son los interrogantes. La .mención explícita de la fi-
do libro de poemas y ,sti-nomb1'e;'-Múu-t€=)?-~ libro gura misma de Orfeo no es frecuente en la obry Después
que ahonda en este diálogo entre vivos y~uertos, tejiendo de este poema acudirá dos veces: en "Arqueologías", poema de
entre vida y m~erte una franja de ambigüedad] "cosiendo" Terredad:(jOrfeo reaparece revestido de todo su esplendor
como la ,~bscura madre en Elegos, (hasta el fin, los vivos a los mítico! y el poeta reafirma su permanenci#elfA:timbiofrvel
muertos, en una larga charla en la que no se sabe "quién vive ptJertí~~R--es.~.c-i-u4~.I'r.~olL~en€ontr<lIJ;l:i;>s
todavía, quién está muerto" ("50bremesa"). Pero Muerte y dé-'lHfe~~u-GarrtO'-tta'booe·pm:J.a-4~generad-óR-.delrJ,p.j.to:
memoria aporta además desde el primer poema un tema capi- "Orfeo-el-tafterñadezes mj,v~.et~oJ(En el poema que ahora
tal con la figura de Orfeo que introduce a su vez el tema, . comentamos Orfeo es sobre todo una clave que abre los in-
tLu
éste sí constante, del canto y su agonía en nuestra éPoca: c4" terrogantes y abre al mismo tiempo una rendija por donde
el poeta se escabulle en busca "de lo que aún puede cantar
Orfeo, lo que de él queda (si queda), en la tierra;J¿para dar testimonio de la permanencia del can-
lo que aún puede cantar en la tierra, to? Más bien acaso en testimonio del obscuro esfu7:H0 de la
¿a qué piedra, a cuál animal enternece? tierra "para que el canto permanezca". En efect~ugenio
Orfeo en la noche, en esta noche
(su lira, su grabador, su cassette) Montejo, al revés de Holderlin, no parece ver directamente a
¿para quién mira, auscuIta las estrellas? los poetas como fundadores de lo que permanece. Los funda-
Orfeo, lo que en él sueña (si sueña), dores son más bien unas inocentes criaturas a ras de tierrp
la palabra de tanto destino, los árboles que hablan poco, las cigarras ("No todo lo que
¿quién la recibe ahora de rodillas? amamos, si ellas cantan, / se habrá perdido para siempre."
-"Las cigarras"), los gallos, las ranas y, claro, los pájaros,
Solo, con su perfil en mármol, pasa
por nuestro siglo tronchado y derruido que harán irrupción en Terredad.
bajo la estatua rota de una fábula. /Este libro, Terredad, es una encrucijada. Absorbe los te-
Viene a cantar (si canta) a nuestra puerta, mas que se han ido plasmando desde Elegos hasta Algunas
ante todas las puertas. Aquí se queda, palabras, los fija, los trasmuta y los proyecta en los libros
aquí planta su casa y paga su condena
-porque nosotros somos el Infierno. . siguientes, Trópico absoluto y Alfabeto del mundo. Sobre
el origen del vocablo terredad Montejo ha dado las explica-
Q Las dudas que se encierran en los paréntesis están carga- ciones siguientes-y
das de una terrible significación; así como hemos perdido
la certeza de Dios -"Dios (si hay un Dios) pasa a caballo", * En la presente compilación el autor ha añadido otro poema sobre
dice el poema "Paisajes" de Algunas palabras- hemos per- el tema, "Orfeo revisitado", que por primera vez se reproduce. [E.]
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Aunque la invención de palabras no es de mi agrado y, por el sus alas pasajeras;
contrario, prefiero las voces más simples y antiguas, he titu- aunque no sepa a quién le canta
lado este nuevo libro Terredad porque creo que sirve para ni por qué,
definir con bastante proximidad la condición tan misteriosa ni si podrá escucharse en otros algún día
de nuestros días en la Tierra. Sobre su contenido nada qui- como cada minuto quiso ser:
siera añadir para dejar que los poemas hableh por sí mismos -más inocente.
con lo poco que tengan de valor.' Desde que nace nada ya lo aparta
de su deber terrestre;
Digamos que esta condición misteriosa de los días del hom- trabaja al sol, procrea, busca sus migas
bre en la tierra el poeta la aborda por la mediación del canto y es sólo su voz lo que defiende,
porque en el tiempo no es un pájaro .
a un doble nivel: las modulaciones de su propio canto y el
sino un rayo en la noche de su especie,
"
\ canto de los árboles y de las aves que se integra en el canto una persecución sin tregua de la vida
del poeta. para que el canto permanezca.
Podríamos asegurar -dice Francisco Rivera-> sin temor a caer La terredad del pájaro está, sin que deje de cruzar el aire
en ninguna exageración que Terredad es en gran medida un con sus alas pasajeras, en su obstinado regreso a la tierra y
libro sobre árboles y pájaros, es decir, el producto de un es- en la tenaz repetición del canto que se nutre de lo terrestre:
fuerzo por parte del poeta para transcribir, para inscribir en el
texto del poema, pues todo poema es una inscripción, cum- es en la tierra donde están las migas que le permiten realizar
pliendo las promesas que se hallan en ciertos textos de Algunas hasta el fin su deber terrestre y defender su voz y la conti-
palabras; la voz del viento que susurra indistintamente entre nuidad de su canto. El canto de los pájaros se eleva no cuan-
ramas y hojas o el canto de las aves. do vuelan sino cuando se posan en la tierra, cuando vuelven
al árbol. La expresión de este tema en la figura de los pája-
Los pájaros son pues como la población del ámbito de la ros está en correspondencia con el tema de los viajes de los
terredad, y sin embargo los pájaros son seres aéreos, lo que hombres, de cualquier hombre que es siempre Ulises y regre-
supone que el aire se integra naturalmente en la noción de sa siempre a Itaca:
terredad, pero también seguramente -como lo ha observado
ya Rivera- que de los dos momentos del vuelo el dominante Por esta calle se va a Itaca
para Montejo es el del perpetuo retorno a la tierra y al nido. y en su rumor de voces, pasos, sombras,
El vuelo en sí no es desde luego lo que define la terredad del cualquier hombre es Ulises
pájaro: Aun sin moverte, como estos árboles,
La terredad de un pájaro es su canto, hoy o mañana llegarás a ftaca.
lo que en su pecho vuelve al mundo Está escrita en la palma de tu mano
con los ecos de un coro invisible como una raya que se ahonda
desde un bosque ya muerto. día tras día.
Su terredad es el sueño de encontrarse ,
"'-.
en los ausentes,
de repetir hasta el final la melodía
tI}' p~~esta calle no ha cruzado un hombre
que al fin no alcance su paisaje.
mientras crucen abiertas los aires
~ .
, Ise lee en el poema "Itaca", en Alfabeto del mundo. Aun sm
4 "Con el poeta venezolanoEugenioMontejo. Una alianza entre la moverte llegarás a Ítaca: el vuelo o el viaje es una parábola
razón y el misterio." La Prensa, BuenosAires, 18de marzo de 1979.
5 Francisco Rivera, "La poesía de EugenioMontejo",en Inscripcio- cuya enseñanza secreta es la vuelta al centro y al lugar, qu~
nes, Caracas,Fundarte, 1981,p. 95. no está propiamente en la tierra, superficie o profundidad
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del planeta,Glno en la terredad,tsLestino obscuro de cada ser pájaro, la cigarra, el gallo o la rana, es en él ambigua y me-
te~r:stre qU,e.atr~e a cada ser a 'su centro y lo tréliga a su diatízada, es algo que él tiene que aprender, conquistar y
~un~? ¡Esta escrito y eso que está escrito es lo que se canta construirITa unión mística con la tierra a la que obscura-
en el canto y que nuestra civilización nómada y turística hace mente alude el término de terredad y el canto que la expresa
como si no escuchara. Porque en la trayectoria de ida y vuel- no se da en él sino de manera precaria, fugitiva, fragmenta-
ta del ave lo esencial es el canto, el momento de la vuelta ria. No sabe, no conoce, no ve bien, no oye bien. De ahí que
todo ser que canta aunque no vuele ni viaje realiza idealmente ei poema aparezca sobre todo como un esfuerzo por "anotar"
esta trayectoria y el poeta absorbe su canto: árbol, cigarra, otro canto, por restituir en palabras las voces que oímos
gallo, rana, río: cuando el canto del gallo queda afuera, den- emerger de la tierra, por ejemplo la del árbol, o volver vo-
tro del gallo sólo hay vísceras y sueño. Y en el poema "Noc- lando del cielo hacia la tierra, como la del pájaro. ~
turno", de Alfabeto del mundo, el poeta se pregunta: mas tres poemas que presentan tres perspectivas distintas
1. pero convergentes de la figura del poeta: "El esclavo" de Te-.,
Ahora que flotan en la sombra
errantes edificios sonámbulos, rredad, "Poeta expósito" de Trópico absoluto y "El poeta" de
r.: j.Uq1!eto a-eT mundo. "Ser el esclavo que perdió su cuerpo /
¿no quedará en alguna casa un gallo gordo, para que lo habiten las palabras", dice el primero de estos
uno solo que cante? e, textos. A costa de hacerse esclavo, de renunciar hasta a su
propio cuerpo para dejarse invadir por las palabras, a costa
un gallo que simplemente. cante
para que los edificios retornen a su puesto j de velar cuando todos duermen, siempre en terror de estar
SlD que los hombres sepan por dónde deambularon? <1. en vela frente a los astros, el hombre podrá practicar la al-
quimia de la poesía y transformar en oro el barro humano,
Finalmente el poeta "[se] surn[a] al coro de las ranas. Ouíe- para que no lo arrojen a los perros. En el segundo, el poeta
r[e] oírlas ( ... ) esta noche, rodeándol[o]. ( ... ) En sus co- expósito se presenta como arrancado a la nada "de un golpe
ros [se] entreg[a] a la máxima gracia". Versos que recuer- seco / ( ... ) / ( ... ) ¡.tronchado de raíz I con dos ojos abier-
dan al antiguo Leopardi "mirando il cielo ed as col tanda il tos y un grito / el hondo grito de quien soñó ser pájaro / y
canto ( della rana rimota a la campagna". "Le ri>-..2rdanze": no trajo las alas para el vuelo. / ( ... ) / Poeta expósito
memoria de un mundo que es memoria de un canttlEl canto errando a la intemperie, / mi único padre es el deseo / y mi
de las ranas es también el canto de Orfeg) y la terredad de madre la angustia del huérfano en la tierra", Esta angustia
la rana, c,omo .la del pájaro, es su canto. Orfeo, ¿a qué pie- halla una singular expresión en el tercer poema, donde en-
dra, a cual animal enternece?, preguntaba el primer poema contramos la alegoría de lo que podríamos llamar el poeta
de Muerte y memoria: ahora\fesulta patente que hay por lo avaro: anda por el mundo absorto y con los ojos abiertos
menos un animal al que enternece el canto de Orfeo tradu- pero con las manos tercamente cerradas, como si llevara en
cido en canto de pájaro, en canto de gallo, en canto de rana: ellas un tesoro. El tesoro no es de oro ni joyas: cuando la
el poeta mismo] muerte le abre las manos, "quienes lo despidieron en su le-
El poeta funda su canto y la permanencia del canto sobre cho / nada encontraron, salvo un canto de pájaro".
todos los cantos de la tierra y sobre ese incesante esfuerzo Custodio de palabras, avaro detentar de un canto que no
inocente para que el canto permanezca. Sólo que el poeta, e, es suyo, la angustia, la desazón y la insatisfacción están ins-
hombre al fin, no es inocente. Antes de cantar tiene que apren- critos en su destino . .Y~i~.!JJ,i!niento de orfandad. Por debajo
der a descifrar, luego a transcribir. La relación con lo te-
rrestre, inocente, espontánea e inmediata en el río, el árbol, el
I de la figura del poeta/ lOS v~os de Montejo parecen referir
más generalmente a la condición precaria y desgarrada del
22 23
hombre en la tierra. Sólo que el poeta tiene esta particular voz del árbol no ha podido anotar. No se trata por cierto de
responsabilidad de guardar celosamente en sus manos -o la reproducción del sonido material que podría efectuar, más
en su memoria- los cantos, de la· tierra y trasmutarlos, por o menos, una grabadora (el famoso grabador del moderno y
medio de la escritura, en poesía, en canto hUlT\an<vTodo esto decaído Orfeo). Aventuremos entonces una respuesta: lo que
desemboca en la cuestión capital de la escritura del poema, el poeta no logra anotar es la forma de este grito con su sen- .
de lo que en ella es decible e indecible. tido: forma y sentido que si en el canto humano son ya difí-
{) Desde el primer poema de Algunas palabras vemos que el cilmente disociables, en el grito del tordo constituyen una
empeño de Eugenio Montejo, como poeta, es "anotar", y sola y misma cosa: el significante es el significado para el
entre lo que se propone anotar están las formas, los sonidos, oído y el espíritu del hombre que los oye. Hay pues implicada
los colores, y también el espesor y las fuerzas del mundo: en esta dificultad de anotar una triple relación: la relación en-
transcribirlos en algunas palabras, en unos signos que re- tre dos sistemas de signos, el del pájaro y el nuestro, que pa-
fieran el canto de los pájaros, el sol del trópico, el correr de tentemente no se corresponden por lo menos en el estado ac-
un río, el esplendor de un paisaje. Pero las palabras no pue- . tual de nuestros lenguajes; la relación misteriosa entre la voz
den restituir, ni siquiera imitar sensorialmente el color de del árbol y la voz del tordo: y finalmente la relación no menos
un celaje o las modulaciones del canto de un ave; la palabra misteriosa entre esa doble voz fundida en un único mensaje
no es acuarela ni violín; todo lo que puede hacer es nom- con su forma única y el espíritu humano que 10 recibe en esa
brados o sugeridos, sin siquiera nombrarlos, a la imagina- su forma singular, ese grito: es en el fondo un problema de
ción del lector: dar de ellos imágenes transpuestas, traduci- "traducción", pues si se tratara simplemente de "reproducir".
das. Observemos en este sentido que la poesía de Montejo va hemos dicho que esa operación es fácilmente efectuable
está en el polo opuesto del impresionismo literario de algunos por un aparato eléctrico. Pero traducir supone restituir un
modernistas que concebían el poema como una combinación significado con otros significantes, y es eso lo que aparente-
musical y cromática, multiplicando los artificios que fingie- _ mente el poeta declara no lograr: anotar al mismo tiempo
ran al oído sonidos de guitarras o a los ojos colores del arco el sonido y el sentido. A otro nivel, en un registro más fa-
iris. Montejo se limita a decir: "Anduve absorto detrás del miliar, es 10 que sucede con la traducción de la poesía, más
arco iris", o "Estoy tocaIlaaJi! antigua guitarra con que los o menos: anotar por ejemplo en castellano lo que cantan
amantes se duermen"{ra conciencia que tiene el poeta del Virgilio, Keats, Baudelaire o Trakl en sus respectivas len-
alcance y las limitaciones de la expresión por la palabra es guas. Sólo que a éstos .podemos leerlos en sus lenguas, aná-
lo que seguramente lo aleja en el aspecto formal de todo logas si no iguales a la nuestra, con relativa competencia. En
recurso a onomatopeyas o aliteraciones que traten de imi- el lenguaje natural del mundo, al que alude con insistencia
tar torpemente los sonidos del mundo. La música que hay Montejo, bajo la dificultad de anotar subyace la dificultad de
en los versos de Montejo es la música propia y específica de descifrar.lEsto nos lleva a la representación del mundo como
los versos hechos con palabras y no pretende imitar ni reem- una red de signos, como un alfabeto que tenemos primero
plazar de cerca ni de lejos el cantar del ave, el croar de que aprender a deletrear si, bien o mal, queremos anotar el
las ranas ni el tañer de las guitarras. Pero sí aspira a "ano- texto que leemos. Y es lo que claramente expresa el poema
tados") que da su título al último poemario,tAlfabeto del mundo":)
Vale la pena pues que nos preguntemos aquí, cuando el "
En vano me demoro deletreando
. poeta declara no haber podido anotar el grito del tordo, des- el alfabeto del mundo.
pués de comprender que en su voz hablaba un árbol, qué es Leo en las piedras un oscuro sollozo,
lo que del canto del tordo y su misteriosa relación con la ecos ahogados en torres y edificios,
24 25
indago la tierra por el tacto ñándose, de poema en poema, en inventar un lenguaje más y
llena de ríos, paisajes y colores,
pero al copiarlos siempre me equivoco.
fiel a las músicas del mundo, más natural. Así el lenguaje
mismo, lugar original del poeta, se vuelve utópico en la bus-
Cuando el tahúr, el pícaro, la adúltera..' ca de una palabra que nos devuelva el topos desechando todo
los mártires del oro o del amor I tópicc@En la nostalgia del lugar perdido, del regreso al can-
son sólo signos que no he leído bien, to de Orfeo está implicada esencialmente la nostalgia de un
que aún no logro anotar en mi cuaderno.
Cuánto quisiera al menos un instante mundo en que los hombres hablararjy'icomo los árboles y los
que esta plana febril de poesía pájaros que los rodean, como los vientos en sus piedras mi-
grabe en su transparencia cada letra: lenarias"," un mundo anterior a la palabra en que las pala-
la o del ladrón, la t del santo,
el gótico diptongo del cuerpo y su deseo, 6 El cuaderno de Bias Coll, p. 47. BIas Col! es el lingüista de la uto-
con la mismaescritura del mar en las arenas, pía, el investigador incesante de un lenguaje por crear, y en sus pa-
la misma cósmica piedad peles indescifrables dice muchas cosas que Eugenio Montejo, poeta
que la vida despliega ante mis ojos. de lengua castellana, no puede o no debe razonablemente decir. Dos
fragmentos de este cuaderno nos parecen particularmente ilustrativos
de la preocupación del poeta. El primero asedia el lugar de la poesía
Descifrar y transcribir en el cuaderno o poema el mundo como un ámbito de pensamiento e imágenes puras anterior a las pa-
entero con toda la complejidad de su enorme y misteriosa labras:
red de símbolos; no sólo pájaros y árboles (objetos privile-
Un pensamiento es tanto más verdadero si lo que expresa puede
giados de la intuición por su fuerte virtud de simbolización), ser representado sin palabras en nuestra conciencia. El hábito ver- _
no sólo ríos, paisajes y colores, sino las fuerzas afectivas bal le agrega un peso tal a toda idea, que casi nos es imposible
salir de las palabras para pensar. Y, sin embargo, el ajedrecista
que en el mundo se entrechocan y se abrazan, la cavilación. puede concebir una variada serie de movimientos de formulaciones
de los hombres que deambulan, la culpa de los inocentes, no verbales, del mismo modo que el músico concibe una estructura
puramente tonal. Se me da así clara la diferencia entre prosa y
todos signos que no se pueden leer bien, seguramente por- poesía, siempre confusamente planteada. ~J-S-_.lºº_<!' .represen-
que -como dice el poema "Las ranas"- "la oscuridad de tación de conceptos; 'po~sía, en cambio, €:.~ Imagen pura, acecho de
Dios no deja ver nada cll\rlj?,,:'Así que no hay manera de no 1¡'¡-¡5a:labta
desde la zona de nuestra mente no contaminada de ver-
balidad.,.
equivocarse en la versióJ:11llt{poesía no es exacta, primero,
porque la realidad no es sino imperfectamente legible, y se- El otro fragmento narra la aventura del hallazgo de una nueva
vocal:
gundo, porque su alfabeto interminable y necesario es irre-
ductible a los 30 signos convencionales del nuestro, como su ... muchos soles soporté oyendo el viento entre las piedras, el chas-
música ("si es musical la fuerza que hace girar al mundo" ... )" quido del agua en los acantilados. Fijaba, antes de irrne, un cartel
a la puerta de mi tipografía: Volveré tarde. Salí a buscar una
se adapta mal al limitado registro fónico de nuestras lenguas vocal. De noche, entre las lluvias torrenciales, prestaba toda la
humanas, y sobre todo, diría el maestro BIas Coll, "a las es- atención posible a los diferentes timbres de las gotas en las hojas,
y así por años, sin avanzar un palmo en mi propósito. Fue en el
tructuras tan pesadas de nuestro idioma". De ahí el anhelo crujido de una palma desolada donde por primera vez la advertí.
o la tentación (expresado por más de un poeta moderno) de Me hizo el efecto de la cuerda de un violín sumergido que se rom-
pe. La anoté al instante con gran contento de mi hallazgo y la re-
abandonar la escritura en palabras, de grabar las letras con petí durante varios años hasta hacerla mía del todo ... (p. 40).
la misma escritura del mar en las arenas o con una -escritura
de piedra: "Alguna vez escribiré con piedras, I midiendo cada .1 "Hay indicios -dice Montejo- de que don BIas prescindió al final
del alfabeto." Pero también dice que don BIas se volvió loco apenas
una de mis frases I por su peso, volumen, movimiento. I Es- entró en la materialización de sus teorías.. Más de un gran poeta,
toy cansado de palabras" ("Escritura"). Esto parece impo- sin embargo, ha de haber errado alguna vez por las vecindades de
esa locura. Estas reflexiones, en todo caso, nos aclaran mejor que
sible. Pero el poeta persigue tercamente ese imposible, empe- cualquier comentado exterior la dificultad para {§l poeta de anotar
26 27
bras que lo expresaran tendrían otra función y otra estruc-
tura; Tal es la utopía. De momento, al poeta no le queda sino
seguir equivocándose en castellano. Pero de equivocación en "
equivocación afina más ~s el oído para escuchar mejor Elegos
las voces de la tierra~s realizando un trabajó interno y su-
til con las sonoridades y las combinaciones melódicas posi- (1967)
bles en el idioma como Montejo desplaza siempre un poco
más las barreras de lo imposible. Y si no logra la adecuación
perfecta entre las palabras y el ámbito secreto "no conta-
minado de verbalidad", en esta indagación poética su len-
guaje se acendra, se hace flexible y denso, más fiel al dechado
de un cántico desnudo de palabras, más connaturalizado con
la tierra.
Hay un poema impresionante de Blanca Varela que lleva
por título "Curriculum vitae": "digamos que ganaste la ca-
rrera / y que el premio / era otra carrera". La carrera del
poeta es como una novela de Kafka. Pero si al fin de cada
carrera no ha logrado reescribir adecuadamente los signos
obscuros, algún fragmento habrá rescatado del misterio, ten-
diendo un frágil puente de letras entre el espíritu y' el mun-
do. No con escritura de mar y de piedra sino con algunas
palabras medidas el poema despliega ante nuestros ojos algo
de esa cósmica piedad que el poeta lee en la vida. Yeso es
algo, entre muchas otras cosas, que debemos aprender a de-
letrear con devoción en la poesía de Eugenio Montejo.
AMÉRIca FERRÁRI
Ginebra, 1986
28
ACAGIAS
31
Todos lo amamos, mi madre más que todos,
y en su vientre nos reunimos en un llanto compacto:
desde allí conversamos, como las piedras,
ELEGÍA A LA MUERTE DE MI HERMANO con un río que comienza a pasar.
RICARDO I
32 33
NO SOY FAMILIA DE ESOS ÁRBOLES ¿DE QUIÉN ES ESTA CASA QUE ESTÁ CAÍDA?
No SOY familia de esos árboles ¿DE QUIÉN es esta casa que está caída?
que avanzan de muletas en su verdor ¿De quién eran sus alas atormentadas?
al patio de internado. Me toman Hay una puerta con ojos de caballo
sin conocerme. Posan en mis cabellos y flancos secos en la brida muerta
el compasivo silencio de sus ramas de su aldaba. El relojeante polvo
y aguardan. Mi preceptor espía el fondo donde se palpa la usura del vacío
de mis pasos como hurgando una sal con sus patas de araña. Y el jinete de sombras
de placenta que me recoja. Ya nadie viene. que traspuso en la ojiva su ser
Ni madre que me conduzca por el río de regios estandartes. Y al desmontar
de su sangre. Ni la buena pestaña erró por años confinado a un espacio
que se lleve mis ojos. Hastiada la cabeza de geométrico frío hasta hacerse fantasma.
se me hunde en el plumón de las costillas.
34 35
EN LOS BOSQUES·DE MI ANTIGUA CASA OSCURA MADRE DE MIS ÉLEGOS
I
EN LOSbosques de mi antigua casa OSCURA madre de mis élegos,
oigo el iazz de los muertos. tú que gravitas, tú que antecedes,
Arde en las pailas ese momento de café calma central en el vacío de la casa.
donde todo se muda. Oréanse ropas Giras a medio arco del sillón
en las cuerdas de los góticos árboles. donde columpias las espaldas hinchadas
Cae luz entre las piedras y se dobla al jadeo de tus lámparas. Giras
la sombra de mi vida en un reposo táctil. por ese aire de fatal levitación
Atisbo en la mudez del establo con las biblias agónicas del pecho,
la brida que lleve por la senda infalible. hasta que caes a copos de la aguja
Palpo la montura de ser y prosigo. y en dedales y ojeras nos coses hasta el fin
Cuando recorra todo llamaré ya sin nadie. los vivos a los muertos,
Los muertos andan bajo tierra a caballo. tan honda que en ti desapareces.
36 37
MAYO MI PADRE REGRESA Y DUERME
I
I
Al Dr. José Solanes
Mr PADRE regresa y duerme;
se halla en ese límite de blanco
MAYOnos abre su día blanco y de negro que me levanta
en la llovizna de amanecida, y me hunde. Me palpa
azota el viento los terrados con su mano en el sueño. Se quita
con su furia gélida y el agua su ser y su no ser, se cae
se arrebuja en la piedad de los bajantes. sobre sus restos hacinado s
que respiran. Sabe lo que fui,
Es mayo aún su cielo plúmbeo; lo que seré (lo olvida al despertar).
gordas moscas husmean viejas cáscaras, Sus ojos hundidos yacen
brotan escarabajos de la tierra húmeda en el pozo profundo
y los árboles majestuosos, donde he sido procreado.
estremecidos en sus follajes oscuros, Mi padre regresará para nombrarme,
soportan los fragores de los truenos ahora duerme lejano; sus pies
como quien oye graznar sus aves familiares. desnudos se detienen
soñándome las leguas del camino
que habré de recorrer.
38 39
"~ ,.....
(~,=-
Muerte y memoria
(1972)
ORFEO
/
43
"
SOBREMESA DOS LLAMAS
A tientas, en la vaharada
que crece y nos envuelve,
\
charlamos horas sin saber
quién vive todavía, quién está muerto.
45
44
LEVITACIÚN DESPERTAR
De repente se muda
sigiloso y nos deja
su alma en media sombra
atada a fríos silencios.
46 47
REGRESO RETORNOS
48 49
LEJANO SALIDA
~
,
50 51
UN AÑO OTRA LLUVIA
VUELVOa contarme aquí mi vida DEJA que llueva sobre los terrados,
otra tarde de otoño, no será nunca como antaño.
viejo de treinta y tres vueltas al sol. Recubre entre los párpados
Vuelvo a replegarme en esta silla los planos grises del agua que cae,
palpando su inocencia de madera, verás cómo se moja tu camisa de niño.
ahora que el año hace su estruendo Siempre sobre la mente quedan charcas
y ~e sacude fuerte, de raíz. y nunca es fácil atravesadas
En la terraza inicio otro descenso sin regresar con los zapatos anegados.
al infierno, al invierno. (
Sangran en mí las hojas de los árboles. Quienes a nuestra vuelta hacían café
y nos secaban, tienen a esta hora
la lluvia vertical entre los ojos.
Por los tejados baja a los canales
un tiempo envuelto en verdes goterones
pero no rueda lo que imaginamos.
Afuera, entre la gárgola,
llega la voz de lo que nadie sabe .
,
./
52 53
::::c :!:e::
" _ ..
¿Qué país no ha escondido algún rey muerto? y aquí me desmontó de un salto fuerte,
Pasan las propagandas hízose sombras y me dio la brida
y retornan los pasos del espectro. para que llegue solo hasta la muerte.
,.,
54 55
Un alba en escarchas de mármol
. y el helado aguaviento
soplando sobre amargas ráfagas.
CEMENTERIO DE VAUGIAARD Oscuro lugar donde la muerte
I es una explosión interminable
A Teófilo Tortolero sobre recuerdos, átomos, retama.
¿Qué permanece de tanta memoria?
¿Quién llega ahora a oír sus chácharas
Los muertos que conmigo se fueron a París
cuando la nieve recoge las cartas
vivían en el cementerio Vaugirard.
que el invierno ha lacrado? Nadie nunca
En el recodo de los fríos castaños
sabrá le;r sus epitafios.
donde la nieve recoge las cartas
que el invierno ha lacrado,
recto lugar, gélidas tumbas, nadie nunca
sabrá leer sus epitafios.
Un alba en escarchas de mármol
y el helado aguaviento
soplando sobre amargas ráfagas.
Alba de Vaugirard, rincón donde la muerte
es una explosión interminable. Piedras, huesos, retama.
¿Quién oía el tintinear de sus pailas
a la sagrada hora del café
cuando son interminables sus chácharas?
¿.9ué silencio tan hondo allí suplía I1
I
el canto de uno. solo de sus gallos? 1
Muertos de sol, de espacios, de sabanas,
muertos de estrellas, de pastos, de vacadas,
muertos bajo tierra a\Sab?llp.
¿Qué queda allí de esa memoria
ahora que la última luz se ha embalsamado?
¿Qué recordarán sus camaradas
de sus voces, de sus humildes hábitos?
Alba de Vaugirard, niebla compacta,
amistad con que la luna clavetea las lápidas,
¿qué quedó allí de aquellos huéspedes
agradecidos de tanta posada?
¿Qué noticias envían ahora lejanos
a los caídos, a los vencidos, a los suicidas olvidados?
56 57
--l
Algunas palabras
(1976)
.1
"
LOS ÁRBOLES
61
,.
VECINDAD ALTAMAR
62 63
Las horas caen de estalactita s
con un ardor silente
que empaña las vidrieras.
NOCTURNO AL LADO DE MI HIJO
I Quedan pocas estrellas. Es tarde.
Llegan más sombras a mi mesa
DESPACIO la noche me reintegra que se añaden al coro
al áspero silencio , de almas que me preceden.
que esparcen atónitas estrellas Junto a la transparencia de mi hijo
mientras mi hijo duerme. sigue el bracero de los labios
mezclándonos las voces
Allí en su sueño, tras las nieblas en un salmo de amarga sobrevida
que nos separan, crece el árbol que da terror y quema.
por donde torna hacia otro día
mi sangre que aún en él es verde.
64 65
=
PUEBLO EN EL POLVO,
- ISLANDIA
66 67
PAISAJES DESHORA
68 69
LAS CIGARRAS LA VIDA
A Vicente Gerbasi
DE LAcigarra, animal melancólico,
insecto de líricos hábitos,
sólo nos queda la ceniza LAVIDAtoma aviones y se aleja;
y anillos secos en los árboles. sale de día, de noche, a cada instante
Mas de su canto entre los bosques hacia remotos aeropuertos.
cuando está marzo en las acacia s
y el flamboyán, el árbol fénix se abre La Vida se va, se fue, llega más tarde;
entre los patios, es difícil seguida: tiene horarios
la persistencia nos envuelve imprevistos, secretos;
y derivamos con sus gritos "cambia de ruta, sueña a bordo, vuela.
hacia los altos aires.
La Vida puede llegar ahora, no sabemos,
A esta vuelta del año puede estar en Nebraska, en Estambul,
alguna hora entre las otras o ser esa mujer que duerme
traerá el rumor, el coro denso en la sala de espera.
que crece hasta llegar a las ciudades.
Después el día se enciende La Vida es el misterio en los tableros,
y flotan los seres y las cosas los viajantes que parten o regresan,
en el sonido interminable ... el miedo, la aventura, los sollozos,
las nieblas que nos quedan del adiós
No todo lo que amamos, si ellas cantan, y los aviones puros que se elevan
se habrá perdido para siempre. hacia los aires altos del deseo.
En marzo vuelven, en cada marzo todavía
las aguardan los hombres y los árboles.
¿Tiene la muerte espacio más terrible
que donde nos falten las cigarras?
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ALGUNAS PALABRAS DORMIR
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SALA DE PARTO DOSREMBRANDT
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.-"
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NAVEGACIONES LETRA PROFUNDA
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LA ANUNCIACIÓN
EL OTRO
(Una talla antigua)
MIROel hombre que soy y que vuelve;
he leído en Heródoto su vida; MIROel ángel de la vieja madera
me habla arameo, sánscrito, sueco. bajo la transparencia que en las alas
tiene devastación de termiteros.
Es miope, tardo, subjetivo;
yerra por calles que declinan La túnica se borra hacia los hombros
hasta que el horizonte lo disuelve. y su dedo en los labios
nos esparce el quemante silencio
Conozco sus muertes en el Bósforo. que cae de su leño.
sus túmulos en Creta,
los sollozos en un portal oscuro Mas no por ángel nos retiene
por una mujer muerta en la peste. absortos ante el sueño de María
con liviana inocencia de cedro.
Llama a todas las casas de la tierra;
(
cambia dolor por compañía, Hay otra anunciación tras de sus ojos
hastío por inocencia, que aguarda a nuestro lado .
y de noche se acerca a .mi lámpara su terrible momento.
a escribir para que las nubes amanezcan
más al centro del patio, y quizás cuando hable sea ya tarde
más cerca del país que nos espera. para todos nosotros
tarde para sus alas en el fuego.
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,I TRENES NOCTURNOS
UNA GARZA
MIRÉ en invierno rígida la garza; TARDOS treñes nocturnos que van lejos
blanca, petrificada ante el espacio y con las sombras nos arrastran
de compasiva nieve. al desamparo de sus túneles
Desde los filamentos de sus patas por remotos andenes.
lentas burbujas de silencio
iban juntándose en sus plumas Tardos trenes con luz de cine mudo
y estallaban en límpidas esferas. donde los rieles fosforecen
en vidriosos paisajes.
Extraño se contempla el mundo Son más que sueño porque nunca nos dejan.
cuando se ha visto la quietud de una garza.
El tumulto monótono se aleja Dormimos recorriendo el mundo,
de nuestra sangre y cesa el pensamiento destinados a errar en sus vagones.
de asirse al tiempo estéril, insistente. Dejamos las valijas a la puerta,
La carne se hace amiga de la piedra aguardamos la hora.
y ya no importa el aire en que flotamos,
aunque nos alce entre sus giros Bruselas surge en sombras
o nos arrastre con las hojas secas. con la nieve que cae en duermevela,
se ven sus torres góticas,
la capa de Verlaine entre los puentes.
82 83
~ _ ..-
Nostalgia de Bolívar*
, (1976)
89
Bolívar es el primero de todos nuestros ríos
pero el más solitario.
Abre su caudaloso manantial y nos entrega
las llaves de El Dorado y sus minas salvajes; Terredad
de tanto dar se torna transparente, ¡
es un espejo donde los ojos se miran en llamas, (1978)
una ventana que incendia su paisaje;
después se va quedando desnudo,
sin caballo,
sin sombra,
sin nada ...
Cuando sale al océano ya se encuentra muy pobre,
casi llega en harapos.
90
SETIEMBRE
A Alejandro Oliveros
93
JI J,
DURACIÓN TERREDAD
94 95
.J
Ya no sé cuándo llegará, qué la detiene; . ¿Qué puede contra el costo de las cosas,
no conozco su rostro, su cuerpo, su mirada; contra el ateísmo de la cena,
no sé si llegará de otro país de la última Cena?
-en un tapiz volante-
o de otro continente. Si el vino se derrama, si el pan falta
), y los hombres se tornan ausentes,
Soy esta vida que he vivido o malvivido ¿qué puede sino estar inmóvil, fija,
pero más la que aguardo todavía entre el hambre y las horas,
en las vueltas que la tierra me debe. con qué va a intervenir aunque desee?
La que seré mañana cuando venga
en un amor, una palabra;
la que trato de asir cada segundo
sin saber si está aquí, si es ella la que escribe
llevándome la mano.
96 97
, .
-
MUDANZAS LA CASA
donde las noches fueron más largas que los' siglos Especialmente cuando duerme
en lámparas y hoteles. y en el sueño sonríe
Mudanzas de uno mismo, de sil sombra, -nivelar hacia el fondo,
en espejos con pozos de olvido no despertarla;
que nada retienen. seguir el declive de sus formas,
No ser nunca quien parte ni quien vuelve los movimientos de sus manos.
sino algo entre los dos,
algo en el medio; Sobre las dunas que cubren su sueño
lo que la vida arranca y no es ausencia, en convulso paisaje,
lo que entrega y no es sueño, hay que elevar altas paredes,
el relámpago que deja entre las manos fundar contra la lluvia, contra el viento,
la grieta de una piedra. . años y años.
98 99
. '
CUANDO MI ESTATUA SE DESPIERTE EL ESCLAVO
I
SER el esclavo que perdió su cuerpo
CUANDO mi estatua se despierte
para que lo habiten las palabras.
continuará, no obstante, un largo rato
Llevar por huesos flautas inocentes
inmóvil, fija,
que alguien toca de lejos
hasta que cese el coro de los pájaros
o tal vez nadie. (Sólo es real el soplo
que la rodeen cantando en ese instante.
y la ansiedad por descifrarlo.)
Quieta, sin parpadear, sin que se note
que mi sangre reinicia su curso
Ser el esclavo cuando todos duermen
por sus venas de mármol, .
y lo hostiga el claror incisivo
ha de fingir que está soñando todavía,
de su hermana, la lámpara.
que nada siente del vértigo de cosas
Siempre en terror de estar en vela
donde fluye el paisaje.
frente a los astros
No hablará, no dará ni el más leve respiro
sin que pueda mentir cuando despierten,
mientras sigan en torno los cantos
aunque diluvie el mundo
y tal vez cuando callen se habrá vuelto a dormir,
y la noche ensombrezca la página.
sin darse cuenta, )
debajo del musgo solitario.
Ser el esclavo, el paria, el alquimista
de malditos metales
y trasmutar su tedio en ágatas,
en oro el barro humano,
para que no lo arrojen a los perros
al entregar el parte.
100 101
Ahora soy esta luz al fondo de sus ojos;
ya naceré después, llevo escrita mi fecha;
estoy aquí con ellos hasta que se despidan;
GÜIGÜE 1918 sin que puedan mirarme me detengo:
I quiero cerrarles suavemente los párpados.
A Juan Liscano
104 105
VUELVE A TUS DIOSES PROFUNDOS EN EL NORTE
106 107
. PROVISORIO EPITAFIO MADONAS
108 109
. j
NINGUN AMOR CABE EPíSTOLA SIN FORMA
EN UN CUERPO SOLAMENTE
A Guillermo Sucre
110 111
I
\ r
)
'\
1, I
'. ¡
113
112
. I
SI DIOS NO SE MOVIERA T ANT0 CARACAS
I
I
114 115
1¡
,¡
EL DORADO LOS GALLOS
A Luis Garcia Morales 1
Perdimos años, fuerza, vida; entran cuando el televisor borra sus duendes.
nadie soñó que iba en la sangre, Pero no hay troja que los guarde
que éramos su espejo. sino sombra de asfalto y sellados postigos;
El oro del alma profunda ¿ de qué rincón vidrioso en los espejos
a través de las voces saltan
que nos inventaban los ríos y se sacuden aleteando
en el rumor de las aldeas. las soledades de sus lejanías?
El Dorado que trae el café Gallos ventrílocuos donde me habla la noche,
a la luz del Caribe ¿ son mi parte de abismo?
con sus soles a paso de bueyes .. Gallos in el sonambulismo de las cosas,
Jamás lo descubrimos, roncos a causa de la ausencia
no era para nosotros su secreto. en caminos de polvo
Los hombres del país Orinoco cuyas voces creímos extintas,
éramos hijos de la quimera. ¿ qué hacen a medianoche en la ciudad
tan lejos, •
qué lamento los va acercando a mis oídos?
116 117
DEBO ESTAR LEJOS NOCHE NATAL
118 119
YO SOY MI RíO PÁJAROS
Yo SOY mi río, mi claro río que pasa OIGO los pájaros afuera,
a tumbos en las piedras." otros, no Íos de ayer que ya perdimos,
Me circundan las horas y las ondas, los nuevos silbas inocentes.
no sé adónde me arrastran, y no sé si son pájaros,
desconozco mi fin y mi comienzo, si alguien que ya no soy los sigue oyendo
voy cruzando mi cuerpo como el arco de un puente. a media vida bajo el sol de la tierra .
.Quizás es el deseo de retener su voz salvaje
Las nubes me siguen por los campos en la mitad de la estación
con cálidos reflejos. antes que de los árboles se alejen.
Entre los árboles derivo, entre los hombres;
sólo traje a la tierra este rumor Alguien que he sido o soy; no sé,
para cruzar el mundo, oye o recuerda;
lo he sentido crecer al fondo de mis venas. si hay algo real dentro de mí son ellos,
r más que yo mismo, más que el sol afuera;
I~
Estas voces que digo si es musical la fuerza que hace girar el mundo,
han rodado por siglos puliéndose en sus aguas, no ha habido nunca sino pájaros,
fuera del tiempo. el canto de los pájaros
Son ecos de los muertos que me nombran que nos trae y nos lleva.
y me recorren como peces.
120 121
,
ARQUEOLOGÍAS LABOR
122 123
I
jl
UNSAMÁN Tropico absoluto
(1982)
UN SAMÁN ya viejo verdea y monologa:
-solo, sin dar un paso,
en los anillos de mi cuerpo, .
anoté mis vueltas al sol de la tierra.
Se movió el mundo, no mis ramas;
me quedé tenso ante los días
como un volatinero ..
Oí muchos pinos hablar de la nieve
pero no envidié al .haya, 'al abedul
que pueden conocerla.
Estoy donde los vientos me dejaron
sin renegar mis dioses,
junto a las mansas reses que cobijo
en la intemperie.
Jamás he visto un ruiseñor,
amé otros pájaros,
cuidé sus nidos inocentes.
Crecí a la lenta luz del trópico
mirando las iguanas atar el arco iris
a mi corteza.
Con las últimas hojas me ilumino
levitando en el verde.
Quise ser 10 que soy: un samán de estos campos;
que el leñador disponga de mis ramas
para su buena lumbre.
Ya no temo los fuegos.
\ .
124
____________________~ ~J
MANOA
127
•
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•
,.
128 129
,1
MIS MAYORES "\CAJ~CIÓN
I
A Alberto Patiño
CADAcuerpo con su deseo
y elrnar al frente.
MIS mayores me dieron la voz verde Cada Jecho con su naufragio
y el límpido silencio que se esparce y los bai~os al horizonte.
allá en los pastos del lago Tacarigua.
Ellos van a caballo por las haciendas. Estoy cantando la vieja canción
Hace calor. Yo soy el horizonte que no tiene palabras.
de ese paisaje adonde se encaminan. Cada cuerpo junto a otro cuerpo,
cada espejo temblando en la sombra
)
Oigo los sanes de sus roncas guitarras y las, nubeserrantes.
cuando cruzan el polvo y recorren mi sangre
a través de un amargo perfume de jobos. Estoy' tocando la antigua guitarra
Bajo mi carne se ven unos a otros con que los amantes se duermen.
tan nítidos que puedo contemplarlos. Cada ventana en sus helechos,
y si hablo solo, son ellos quienes hablan cada cuerpo desnudo en su noche
en las gavillas de sus. cañamelares. y el mar al fondo, inalcanzable.
Hace calor. Yo soy el muro tenso
donde está fija su hilera de retratos.
130 131
.. ,;
y
132 133
;;
./
(
Quien amó una ciudad solamente enIa tierra, Ciudad en un cofre de melancolías
casa por casa, bajo soles o lluvias donde mi corazón iba a nacer
y fue por años tatuándola en sus ojos, y llegó tarde.
sabe cómo engañan de pronto sus colinas,
cómo se tornan crueles esas tardes doradas En esta ciudad, junto a algún muro
que tanto nos seducen. donde el tiempo es aroma de un café
que se propaga en lentas vaharadas,
Las ciudades se prometen 'a-Iquelléga en alguna casa del color de la lluvia
pero no aman a nadie. ' ' tal vez yace dormida mi juventud solitaria.
Cuando se ven por la ventana de un .avión
todas atraen ¿Sabrá que estoy insomne esta noche, de paso?
con sus cumbres azules ," - ¿Despertará un momento para verme
y largos bulevares rumorosos, o será ahora mi máscara, mi doble,
pero al tiempo son sombras amargas. que se oculta en la sombra para observarme?
Sus edificios nos vuelven solitarios,
sus cementerios están llenos de suicidas Valencia, siempre tan recta a la mirada,
que no dejaron ni una carta: tan esquiva entre soles amargos,
Por eso, el río pasa y no vuelve, ¿por qué no curva sus calles un poco
por eso el árbol que crece á sus orillas para acercarme el rumor de su río
elige siempre la madera más Íevé hasta la almohada de mi lecho,
y termina de barco. . a ver si vuelve del fondo de sus piedras
mi sueño de otros años?
134 135
MI PAÍS EN UN MAPA ANTIGUO HOMBRES SIN NIEVE
I
A Carlos Tortolero
NUNCAmintieron las líneas del cartógrafo
al copiarnos su sueño.
Es cierto que muchos cauces de estos ríos SoMOS los hombres sin nieve
136 137
EN LOS LLANOS NANA PARA UNA CIUDAD ANOCHECIDA
I
I
A Luis Alberto Crespo
DUERMEa tus rectos edificios
que velan a la sombra de las piedras.
EN LOS llanos estuve, Ya la noche suelta sus búhos.
tierra adentro, hacia el alba de soles salvajes, Es hora de recoger todos los autos.
donde la única montaña es uno mismo
o su caballo. Cierra los párpados del puente
para que el río descanse,
Donde la vida nos madruga los vidrios de las ventanas que tiritan,
y hay que salir a galopar hasta alcanzada, abriga tus estatuas.
aunque su rastro se pierda en lejanías
y crucemos a veces sin veda, Apaga las lámparas que beben
. o quede atrás, el rencor de los hombres fatigados .
fija en un vuelo de lentos gavilanes. Deja que las mujeres sueñen su deseo
en el susurro de los helechos.
En las vastas planicies estuve,
sin paredes, sin calles, Duerme al amargo insomnio de la muerte
dejando que mi cuerpo se borrara en sus ríos que empaña los últimos espejos,
hasta no sentir manos, palabras, pertenencias, los muros de ·tus largos hospitales
sino espacio. llenos de ojos en blanco.
138 139
y haz que duerma yo mismo,
que me desvelo mirando en cada calle
un oscuro cuchillo .,
y en el cuchillo un grito MATERIAS DEL DESTINO
y en ese grito una mancha de sangre.
140 141
ª" s :;;;:,~
142 143
Esta tierra feraz, sentimental, amarga,
que no se deja poseer,
no será de nosotros ni de nadie
pero hasta en la sombra le pertenecemos. LA DURMIENTE
Ya nuestros cuerpos son palmas de sus: costas,
aferrados a indómitas raíces,
LA QUE amo duerme lejos, en otro país,
que no verá nunca partir
aunque retornen del mar las carabelas. en otro mundo,
aunque su cuerpo al lado me acompaña.
Cierra los ojos y desaparece,
se va, la noche me la niega,
no hay aviones que lleguen adonde se dirige,
ninguna palabra me borra su silencio.
La que amo ya no se ve en el horizonte,
palpo sus manos, sus pies y no la alcanzo,
cruza la sombra y se me pierde ...
Su cuerpo está conmigo pero adentro no hay nadie,
es una casa sola,
una casa olvidada, desierta,
y no obstante en el fondo, si me asomo,
una llama dorada titila
y nunca se apaga.
145
144
" ..•...
-~;,
ESTElánguido fuego del otoño en el sur No sÉ qué extraña lengua están hablando
ya por el norte se aviva en primavera. en esta taberna.
Este viento de pampa que retira las hojas Siento que las palabras me rodean
de la luz, con sus rápidos saltos de peces
allá las abre nuevamente verdes. delante de mis ojos forasteros.
Contrario gira el tiempo Puedo miradas en sus lentas burbujas
entre los hombres y las cosas, hasta que estallan en el aire.
sin que sepamos a qué hora trae la vida
o la muerte, . Los periódicos parecen escritos
qué de nosotros se aleja en los solsticios, con huellas de pájaros.
qué se queda. Los saludos dibujan otros gestos;
Desnudos árboles se ven hablando solos en los percheros hay largos esqueletos
en una niebla de lentas vaharadas, . de dinosaurios.
mientras al otro polo el sol palpita
entre los cuerpos de cálidas mujeres. Entre los hombres que juegan al billar
Yo que vengo de lejos o charlan o dormitan,
contento seguiría los pájaros que emigran, tal vez alguno salió de los espejos
las rosas que se van y en un instante volverá a disolverse.
a nacer en jardines soleado s ... Por estas tierras abundan los fantasmas.
Pero en mi sangre crece un deseo antípoda
que se aferra a las últimas brasas Me he corrido de casa tantas leguas,
del otoño en el sur, estoy a tantos meridianos,
desesperado en estas pampas inclementes, que no comprendo ni el coro de las sombras
a ver si las horas se me cambian con que la noche baja a oscurecerme,
y por vejez me otorgan juventud pero el ciervo de rostro disecado,
cuando la vida me lleve en otra vuelta. fijo en un muro con ojos de botella,
me grita que el mal es uno solo en todas partes,
usa el mismo cuchillo
y amenaza
por todos los caminos de la tierra.
146 147
•
DOS CUERPOS
SI VUELVO ALGUNA VEZ,
I
149
148
'1
I
.:
LA TORRE DEL ÁRBOL EN ESTA CIUDAD
I
I
A Juan Sánche: Peláez
,- .•.~~~- EN ESTAciudad soy una piedra;
me he plegado a sus muros seriales, opresivos,
VERDEes la torre del árbol de silencios geométricos.
y rumorosa su muralla. _
El viento sabe que nunca vencerá, No me puedo mover, se cae mi casa,
las nubes ca~n del puente levadizo, uno tras otro se derrumban
el sol sitia los muros, pero .no pasa. los edificios hasta el horizonte.
Verde es la fuerza de su torre
y en la tierra imbatible se erige Al fondo de la piedra soy un lagarto,
de la raíz a las altas almenas. en el lagarto una raya amarilla,
Ya en la noche se apagan los nidos mancha del tiempo.
y afuera el ojo del gorrión
leyendo su H amlet No puedo hablar, la lengua se me traba;
sin distraerse cuida el horizonte, Orfeo el tartamudo es mi vecino,
meditando la historia del Príncipe oigo su tos nocturna,
hasta el último acto. reconozco el ladrido de su perro.
151
150
EL AVILA UNA CASA
I
EL ÁVILAsin nieve y tanto sol enfrente ... UNAvez había
El calor de esta tierra tan lejos de los polos una casa en la tierra,
y los hombres sentados a la puerta llena de noche dentro
charlando con palabras de colores. y por fuera de nubes.
152 153
y sin embargo, alerta,
clareando la esperanza
de algún cuerpo dormido,
una vela ardía, PRESENCIA
ardía una vela.
SIENTOsus manos noche y día
a sol y sombra en mi carne, trabajando.
A través del sueño o la vigilia
nivela, ajusta, no me abandona,
martilla despacio, intensamente
con los golpes exactos.
155
154
I
Alfabeto del mundo
(1986)
,I
I
EL CANTO DEL GALLO
A Adriano González León
159
fTACA MI LAMPARA
I
Para un homenaje a C. Cavafy
DE NOCHE, al apagada, en mi silencio
160 161
Sólo para avivar su aroma escribo a tientas
al dictado del fuego.
Sólo para servido siempre dejé oculta
CAFÉ alguna taza que se beba entre líneas,
I detrás de mis palabras. <1
'162 163
·-'~1
- -- ----~._---c:__,_,_,__-
¿QUIÉN me cambió los pasos que me llevan EN LAS hojas que caen leo a destiempo
por esta calle de rostros desconocidos? el sueño de mis horóscopos tardíos.
Ya las casas no son las mismas; No las recojo. Que el viento las arrastre
se oye un eco distinto en las palabras; con los augurio s que me fueron predichos.
este lunes quizá sea martes; Ya no me importa saber en qué acertaron
el mar, sobre todo, parece aquí muy lejos. ni si fue mío tanto verde presagio
Sin percatarme, en tanto tiempo, que en esta tarde se apaga en amarillo.
a la orilla de un río que ya no existe Busco en el árbol las hojas que me debe,
me he quedado dormido. las que vendrán con su rumor a adivinarme
la aciaga ventura de mis días.
¿En qué mes de qué siglo erraba absorto Aunque también temblando se equivoquen
escuchando unos pájaros ya' ausentes? y rueden en inútil hojarasca
Esa ventana no estaba allí; llenas de nervaduras ilegibles,
en el espejo miro unos ojos que no son míos. siempre quedarán otras para mí, para el viento.
¿Cuándo escribí aquel falso poema El árbol sabe que el futuro es un vicio.
que lleva mi firma?
Desesperado busco a tientas por el mundo
mis huellas sonámbulas.
¿Adónde huyó mi juventud? -Ya no lo sé.
Me ha dejado aquí solo y se fue por el río.
'-
164 165
ALFABETO DEL MUNDO POEMA DE LA CALLE QUITO
11
166 167
EL BUEY ORFEO REVISITADO
EL BUEYque lleva mis huesos por el mundo, ORFEAR aquí tal vez el hombre puede
el que arrastra mi sombra, sólo para sí mTsmo en la hora atea,
uncido a las estrellas, a yugos siderales, ante 16s otros con trucos de ventrílocuo.
va arando el tiempo, no la tierra, Orfear, acaso, tendido en las aceras,
por eso es sabio, profundo, demorado, con monológico organillo ...
al tardo paso de las nubes. (¿ Qué mujer al oído no es Eurídice?)
Es mi buey, mi maestro cuadrúpedo, Orfear junto al mendrugo de su perro,
por quien he conocido en la quietud cuando crece el infierno
el habla porosa de las piedras y el canto nace a contrasiglo.
y cierta obediencia práctica a las cosas, Orfear sin para quién, nota tras nota,
casi taoísta. aunque no mire estrellas en su noche
Es mi buey, la parte móvil de mi estatua, y se enmudezca el mundo a la deriva.
lento de sol a sol sobre las horas; Orfear, verbo que nos declina su alto sueño,
el que ara el tiempo, no los campos, verbo en milagro del espíritu,
el que graba con surcos en mi rostro cuando tartamudeante y roto y solitario
las semanas, los meses y los años. paga en cantos su vida y jura a ciegas
que tras sus pasos un ángel musicante
va recogiendo los últimos sonidos.
l.
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I
J
LOS DE MAÑANA RETORNO AL MAR
170 171
DIBUJO TERROSO MEDIANOCHE
Sólo dos cascos marcan su camino Crecía el eco a la sombra de los muros I
en mitad de la calle. hasta poblar las largas avenidas 1
De su sombrero pende un ala corta con el estruendo de sus coros compactos.
A tientas, echado por la furia
.~
y otra caída, demasiado larga. ¡
de su rencor, salí a la calle.
La luna era otra piedra feroz, desgañitada. j
Abordé un taxi.
(Los del pueblo dormían sin oír nada.) '1
Partí lejos en busca de algún último gallo.
172 173
•
174 175
I
11
LA CARTA COMO ORESTES
A José Balza
QUIEN está solo y llama
a los árboles desde lejos
INADVERTIDA en los presagios de esta noche inventando sus nombres con un grito,
y luego más densamente clara, sabe que al fin ninguno ha de acercarse.
trae su grito de bosque profundo Se quedarán junto a la sombra de sus hojas
la primera a sol y lluvia, moviendo el mundo verde
cigarra de aves y nubes, debajo de los astros.
del verano. Pero quien llama sabe que no responden nunca
La hija sonora de Merlín ya alza su corno aunque a solas dialoguen entre ellos
para llamarnos en el idioma rumoroso de sus ramas.
y su mensajería y el grito del hombre es para el viento
puebla los aires de presentimientos y la soledad de los caminos ...
y rumores salvajes. No hay voz que diga el nombre verdadero
La primera cigarra ha venido de uno siquiera de los árboles.
como una carta. Como Orestes, su rastro da al misterio.
El mozo que barre el Café Tal vez sea alguno el hermano que ha muerto,
y recoge las últimas sillas, otro la sombra de un suicida,
vacila y no la abre. alguno más un espíritu lejano.
Fatigados, a sus celdas de monjes, Nada sabemos, salvo que están allí en silencio,
los árboles se apartan. meditando a la luz de su paisaje.
Una noche entre muchas, con sus sombras Como Orestes, jamás se identifican,
y el cortejo de sus nubes prosigue ... el enigma es su patria.
Pero la carta queda en cada puerta,
bienvenida y lacrada.
176 177
LA ESTATUA DE PESSOA, ESCRITURA
178 179
IDA Y VUELTA EL POETA
Locuiese intr-un. cintec de pasáre.
AHORAmi casa gira en otro tiempo; LUCIAN BLAGA
llegan desde sus soledades los ausentes
a reunirse en el salón, cerca del patio.
Se oye el murmullo denso de las voces IBAY venía por el mundo
llevadas por el viento de los árboles. \ avivando la luz de las cosas,
¿Qué hacen atados los caballos a la puerta, absortos los ojos abiertos,
tan lejos de los campos? . pero siempre cerradas las manos.
¿Quién ha traído guitarras y licores La vida se las había sellado como cofres
si no es un día de fiesta? -Llegan más visitantes sin guardar oro dentro, joyas o talismanes.
desde la vecindad de las haciendas. Eran sus manos de poeta,
Ya la partera cruzó el zaguán de los helechos. hábiles para el cuaderno de sus noches,
Cuando el gallo cante en su hora infinita de día empuñadas con dureza de mármol.
nacerá alguno de nosotros. Cuando la muerte vino a abrirlas,
Aguardo el grito y sin embargo me adormezco ... quienes lo despidieron en su lecho
nada encontraron, salvo un canto de pájaro.
(Partieron los caballos en un trote con sus duendes.
Fue ayer, mañana, tal vez en ningún tiempo.
Quedó el polvo inasible de la música
y los huecos de carcomas en las sillas.
Cada quien regresó a su propia noche
cabalgando despacio hasta no verse.
La casa mudó tanto de seres y paisajes
que si volvieran ya a nadie reconocen.
Estoy solo en el zaguán de los helechos.
Creo que entonces nací porque aún lo recuerdo.
Cuando de nuevo cante el gallo
no sé qué puede sucederme.
Debo permanecer despierto.
180 181
ULISES UN HOTEL
BARCOS que veo allá a lo lejos, balanceándose, CUÁNTAS de mis noches se me han ido
cerrados como libros hace mucho leídos. en un cuarto de hotel.
¿Qué dicen, qué no dicen? -Hoy hablo griego La lluvia acaso guarda nombres y fechas,
a bordo del primero que parta. Soy Ulises. insomnes susurros de lámparas
y penumbras que flotan por largos pasillos.
Barcos que cierro los ojos para ver De tanto ir y volver entre valijas,
dentro de mí con la añoranza de sus ltacas. cuarto número tres, número doce,
No sé en cuál voy, en cuál de tantos leo a Hornero, silencio, soledad, ventanas,
el biógrafo de mis nativos horizontes, yo mismo me siento el hotel de una calle
ahora que llevo un poco de café para los dioses a la orilla de noches fugitivas
que nos prometen un viaje propicio. donde extraños celajes se guarecen.
Los jadeos de un amor, la luz, la ducha
Soya fui Ulises, alguna vez todos lo somos; y el frío de albas anónimas
después la vida nos hurga el equipaje nacidas al hervor de algún café,
y a ciegas muda los sueños y las máscaras. van y vienen rodeándome,
Mi corazón ya leva el ancla. Estoy a bordo. y el hotel crece de mí hasta el horizonte,
Cuando distinga la voz de las sirenas con el laberinto de sus cuartos
en altamar, al otro lado de las islas, llenos de espejos que guardan en sus pátinas
sabré por fin qué queda en mí de Ulises. sombras y voces que jamás serán mías.
182 183
ÁLBUM DE FAMILIA CANCIÓN OíDA A MEDIANOCHE
tSTA que asoma al fondo era tía Adela, CANCIÓN que cae, no sé de dónde, a medianoche,
maga del mundo y viva en tantos tiempos con un oscuro lamento de mujer
que hasta hoy no sé si existe o si no existe. que me recorre en largo grito de abandono.
De aquel abuelo heredé el nombre. Una carreta Desde un balcón arriba, entre las sombras,
destartalada lo arrancó del pueblo junto al susurro de los helechos,
para enterrarlo lejos. Yo nacería después me llega ahora la queja solitaria
y sin embargo lo recuerdo. de quien ha amado hasta el fin de toda ausencia.
Luis, el letrado, se fue pronto En la ventana van cayendo los sollozos
el año de la peste. Dejó cartas, postales, como altos, copos que cubren los cristales
el mapa de una vaga inocencia. hasta envolverme entre las nieblas de sus ecos.
Verónica es aquella del abanico blanco Siento su canto casi táctil
y esa altivez que le sentaba bien. petrificarse alrededor de mi silencio
De este José -hubo otros- nadie supo y me parece haber oído en otro mundo
dónde, cuándo cayera. Erraba solo la lenta voz de esa mujer desconocida,
gritándole a su sombra en los caminos. la misma soledad de su deseo
El rey Ricardo se ve mucho más joven que entre mi sangre de pronto se despierta.
que su muerte. Y acaso así haya sido ... Pero no sé qué rostro tiene, en dónde canta,
En la perdida tierra de mis ausentes, ni si es su amor o el mío lo que oigo en ella,
este álbum casi invisible que cierro y abro sólo tengo esa voz, ese llanto infinito
quema mis párpados velando ante su sueño. que cae a oscuras y se pierde en el viento.
No los despiertes hasta que me reúna
para siempre con ellos en la última página.
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UN CANTO PARA EL TORDO' NOCTURNO
I
I'
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/
VIAJES ANTE MIS OJOS
188 189
- BAJA AL MAR ...
MI PAIS \\ VUELO DE CUERVOS
MI PAÍS baja al mar con sus antiguas piedras EN EL diario que he abierto esta mañana,
llenas de sol e intactos jeroglíficos. mis ojos, mis anteojos, sólo miran
No se leen en sus poros el alfa o la omega, bandadas rápidas de cuervos
su alfabeto está hecho de signos salvajes que se elevan volando entre las páginas.
que aprendemos en sueño, de oídas, Con las plumas tiznadas por funestas noticias
por el canto del gallo. y graznidos que cubren la tierra,
uno a uno encarnando su letra
La luz cae densa sobre el tatuaje eterno ascienden o declinan
que guarda sus silencios. En ellas se demora hasta juntarse en largos titulares.
con sus lentos anillos, nómada y blanca. Cuervos del odio grabado en signos cósmicos,
Ninguna es jónica o corintia, nunca fueron a Grecia, aleteando entre el mundo y nosotros;
detestan los viajes. cuervos reiterativos, con erratas,
El Partenón no las verá entre sus columnas, interpuestos, silentes, sintácticos,
han echado raíces lejos de la nieve, reciente aún la tinta de sus alas
donde la tierra gira más despacio. y negra la sangre.
Su mar es éste, el que pule sus cuerpos·
con las espumas que jamás Afrodita
palpó junto a sus formas estatuarias.
190 191
,j
DICIEMBRE SANTO Y SEÑA
A Sérgio Faraco
AUNQUEdiciembre nos cubra de pesebres
todas las casas,
-¡ALTO! ¿Quién canta dentro de mi sangre
ninguno muestra tantas cosas de Dios
en mitad de la noche?
como un nido de pájaros.
No hay ruiseñores en mis venas;
Basta mirar cualquiera a la intemperie:
vivo en esta ciudad a leguas de los gallos.
en su interior José y María,
-¡Alto!, sombra cantora, sutil fantasma
con diminutos cuerpos
que traes tu melodía de otro mundo.
resultan siempre más reales,
Estoy de ronda, mudo, en las almenas.
y en el silencio se entregan a velar
No soy el tenor Hamlet
mientras las ramas mecen compasivas
ni su espectro operático.
el huevo que guarda los cantos.
Detente, quienquiera seas tú que te escurres
No hay buey ni mula sino estrellas,
entre mi vida y su memoria,
ni corderos que pasten en las nubes;
duende huidizo de mujer que he amado,
tan sólo esa inocente desnudez
premonitoria voz que llegas de los aires.
que junto con su amor se balancea
-¡Alto!, guarda silencio en mi garita
al ritmo de los astros.
y torna al pozo de tu guitarra oscura.
Nunca sabrán qué es Navidad
Por hoy me basta el viento en la muralla.
ni por qué los hombres dividen el tiempo
si al fin todas las horas son iguales.
En vela noche y día,
aguardan que la fuerza que expande la raíz,
la que muda las hojas y mueve los planetas,
ascienda por el árbol hasta el nido
y rompa la cáscara.
192 193
\
SENTIR VIDAMAGIA
SENTIR.La tierra gira porque siente TRÁENosel mar de ayer que nunca miente,
el espacio estrellado. Y el mar y el mundo sin derramar ni una gota de sus olas.
y el minúsculo tallo de la hierba. Doblado cabe en esta alcoba el horizonte
Sentir el tiempo cayendo gota a gota, junto a las nubes que siempre lo despliegan.
desesperadamente. Basta un velero al fondo, un solo grito
(¿Qué siente mayo, qué siente el color verde?) de la gaviota más salvaje.
Sentir la lluvia y su tambor de piedra Tira las islas por la ventana.
y la naranja en su planeta solitario
lleno de aromas amarillos. Trae a la niña rubia que en la arena-
Sentir más cerca, dentro y fuera del cuerpo, jugaba con nosotros. No importa que su cuerpo
con lo que queda en él de nuestros padres; nada retenga del júbilo inocente.
oír sus voces llamándose en la nuestra. Que venga con su tedio, su adulterio,
(¿Qué siente la nube en la ventana y el recado del último analista.
cuando los ojos la detienen?) Algo podrá salvar si se zambulle
Sentir. Los astros más y más se redondean desnuda entre las aguas.
gravitando en sus azules sentimientos.
Sentir, sentir a pesar de la ciudad, y no olvides el tren contento de echar humo
contra los vahos de su anestesia, que llevó a Juan una mañana al puerto
con la infancia que aún corre por la sangre, en la época de Lindbergh.
con la magia del sueño; -¡Trae el avión de Lindbergh!
apartar de la carne sus viejos bueyes de opio Ante el azul no existe el tiempo ni la muerte
hasta que se despierten. y en nuestro espejo cabe siempre otro mar
mucho más grande, oleando a su deseo.
Que todo vuelva entre las rocas y palmeras
de nuestro viejo mar que nunca miente.
Tira tu sombra por la ventana.
194 195
;> ;;: el; a:¡
EN EL ala del techo vi las avispas. UN DÍA este rostro era la vida
Sobre un muro su enjambre rumoreaba pero se inclinó tanto entre los libros
con el desorden de un día después del caos. que poco a poco, sin notarlo,
Largas las patas negras, triangular la cabeza, mudó mi carne en letras.
volando en torno del mínimo planeta..• Hoy el espejo en sus azogues lo dibuja
donde sobresalían los aguijones. -un libro más, perdido, mal impreso:
Sentí de nuevo la piedad y el peligro E la nariz, Z laoreja, T los párpados;
querellarse en mi alma en el mentón dos o tres sílabas sin barba;
que siempre sueña la imposible armonía. la frente en W cortada a medias
Después con una vara por un gorro de fieltro hecho una Q.
golpeé su reino construido por un dios demasiado geométrico; Entre los ojos miopes alternan una S, una R
sonó en tierra al caer como el paso de un buey en un pantano, (j con diéresis!)
despedazando cáscaras y larvas y siete o más vocales indescifrables.
ante el estupor de su inocencia. Sólo la boca queda en blanco
Ninguna, sin embargo, vino a mirar los restos ya caídos. y su repliegue finge un garabato
Una furia veloz las apartaba del sentimiento y la elegía. con la dureza de esos gritos
De cara hacia el futuro sólo atendían su nueva fundación. que no se dejan traducir a tinta o sangre.
Los desechos, las larvas y yo mismo
quedábamos atrás, en otro tiempo, en otro mundo,
y a su urgente labor sin tregua se volvían,
lejos de todo mal, indemnes, poseídas.
196 197
• 4 ;ea::¡
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1
¿QUIÉNcanta tanto por la voz del pájaro? No MÁs teorías: me sumo al coro de las ranas.
¿Quién nos susurra oculto entre su sangre? Quiero oídas croar esta noche, rodeándome.
Aquí cerca, al oído del árbol y del mundo, En su alfabeto percibo una sola vocal
puedo, sin que me vea, mirar sus plumas, y las burbujas del pantano.
oír cuando en el aire se desprende El piano que nos dieron marca las mismas notas
desde sí mismo y cae fuera del tiempo, ya demasiado repetidas. Basta.
más allá de su ingrávida materia. Tal vez sea un ángel esa sombra
Pero no sé quién canta en él, no veo a nadie, que se eleva a la puerta de mi caverna.
sólo un punto de sombras y alas vivas No me consta.
que van arqueando el cuerpo y lo desbordan La oscuridad de Dios nunca deja ver nada claro.
hasta envolvernos todo lo visible El tiempo puede girar en redondo,
en una esfera nítida, traslúcida, impalpable. depende de la lluvia, del viento entre los árboles.
No más teorías: ya oímos al espectro,
acallemos al príncipe Hamlet.
Por hoy me bastan las voces de las ranas,
quiero oídas croar esta noche más cerca
dejando que me llenen los sentidos
con su taoísmo solitario
hasta que se borren los enigmas del mundo.
En sus coros me entrego a la máxima gracia.
198 199
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el
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DE SOBREMESA
1
EL EDIFICIO
I
¡
! EL EDIFICIO no cae con su derrumbe.
DE SOBREMESA, cuando relojes zurdos ~
vuelcan intacto el cofre de sus horas, Dobla su cuerpo al golpe de las picas,
siento rodearme la billaresca charla entrega terrones sin tiempo -su tiempo no pasa.
de voces que rebotan contra el tiempo La última hora de esta tarde, aunque lo borra,
y se repliegan en un rumor de sombras. no le concierne.
Sobre el mantel ruedan insomnes las palabras, Es otra hora que se aleja como un taxi.
desenterradas pero anónimas. Aún sigue en pie, más allá de sí mismo.
Leves, fugaces, se siguen, se persiguen No cae de nada, apenas se desviste.
en una extraña, perfecta geometría Se van los muros, no el grito del cartero
con ángulos de tazas o de copas. en tantas albas, al fondo del pasillo;
La billaresca charla de las voces se van las cartas, no las palabras que trajeron.
que trae el viento de no se sabe dónde ... Desde el arco del techo hasta sus bases
Alguien habla por sombras o por ecos, queda una ausencia más fuerte que las piedras,
alguien desde ninguna silla dice un nombre un olor a café de atardecida
que al instante ya es otro o tal vez nadie, que ahora en el humo, sin tazas, va subiendo
un nadie más, sin rostro, sin persona, en torno al caracol de la escalera.
mientras las voces chocan, se vuelven, se desvían, Queda la vida a la intemperie, monolítica,
como si tanta ausencia viniera a decir algo y las picas que en torno se agolpan sin tregua
que la vida convierte en otra cosa. pero no .la demuelen. 1'1
202 203
,
·..
LA HORA CINCUENTA íNDICE
DE AQUELque vino en mí a nacer, ¿qué rastro queda Eugenio Montejo y el alfabeto del mundo . 9.
a la hora cincuenta?
Amaneció y fue noche;
pasaron soles llevándose mis días, ÉLEGOS(1967)
uno tras otro, del ensueño al recuerdo. -Acacias . . . . . . . . . . . 31
Fui éste, aquél, tantos y tantos Elegía a la muerte de mi hermano Ricardo 32
que hablaron con mi voz, fueron conmigo No soy familia de esos árboles. . . 34
de la mano, al azar, vestidos con mis ropas, ¿De quién es esta casa que está caída? 35
compartiendo el amor, la soledad, la poesía, En los bosques de mi antigua casa 36
hasta que sus pasos se tornaron ausentes. Oscura madre de mis élegos . . 37
Se hizo tarde, creo que amé demasiado. Mayo . 38
Años de lámpara me ataron a una lumbre . Mi padre regresa y duerme 39
pero jamás escribí nada. -Fueron ellos.
La hora cincuenta cae sobre mi vida
MUERTEy MEMORIA(1972)
cuando ya de sus voces no me queda ni un eco.
Hundidos yacen al fondo de sus noches, Orfeo. . 43
lejos, en otro espacio, en otro mundo, Sobremesa 44
pero yo sé que en un lugar siguen despiertos: Dos llamas 45
la vida ha sido todo, menos sueño. Levitación 46
Despertar. 47
Regreso. 48
Retornos. 49
Lejano 50
Salida. 51
Un año. 52
Otra lluvia. . . 53
Hamlet acto primero 54
Caballo real. 55
Cementerio de Vaugirard. 56
ALGUNAS
PALABRAS
(1976)
Los árboles 61
Vecindad. 62
204 205
..•.....,
1
Altamar . 63 En el norte. 107
Nocturno al lado de mi hijo . 64 Provisorio epitafio. 108
Pueblo en el polvo. . . . 66 a:.~
Madonas. . . . . 109
Islandia 67 Ningún amor cabe en un cuerpo solamente 110
Paisajes I
'1
68 ,\\ Epístola sin forma. ..... 111
Deshora 69 Creo en la vida . 112
Las cigarras. 70 La terredad de un pajaro . 113
\{ .:
La vida. 71 Si Dios no se moviera tanto . 114
Algunas palabras 72 Caracas 115
Dormir 73 El Dorado 116
Sala de parto 74 Los gallos. 117
Dos Rembrandt. 75 Debo estar lejos 118
Hotel antiguo 76 Noche natal . 119
Sobrevida 77 Yo soy mi río 120
Navegaciones 78 Pájaros 121
Letra profunda . 79 Arqueologías. 122
El otro 80 ~ Labor. 123
La Anunciación (Una talla antigua) 81 TJn samán 124
Una garza 82
Trenes nocturno.s. . 83
Uccello, hoy 6 de agosto 84 (1982)
TRÓPICOABSOLUTO
Támesis . 85 <L
Manoa 127
~práctica del mundo 128
NOSTALGIA
DE BOLÍVAR(1976) [89] ~ Poeta expósito. . 129
Mis mayores 130
Canción. 131
TERREDAD
(1978) Lamento de paisajes 132
Trópico absoluto 133
~ Setiembre 93 Mural escrito por el viento 134
Duración. 94 Valencia. 135
Terredad. . 95 Mi país en un mapa antiguo 136
~Soy esta vida 96 Hombres sin nieve . 137
La mesa. 97 En los llanos 138
Mudanzas 98 Nana para una ciudad anochecida 139
+La casa. 1'-; \. o; ......"..,..u .••. 99 Materias del destino 141
Cuando mi estatua se despierte . 100 Esta tierra . 143
i El esclavo. . . . . . . 101 .>«. La durmiente 145
Güigüe 1918. 102 Otoño en el sur 146
Partida 104 Forastero. 147
Reyes. . . . . 105 Si vuelvo alguna vez 148
Vuelve a tus dioses profundos 106 Dos cuerpos. 149
r,
206 207
La torre del árbol . 150 Santo y seña 193
En esta ciudad . 151 Sentir 194
El Avila . 152 Vidamagia 195
Una casa. 153 Las avispas 196
Presencia .l 155 Letras 197
¿Quién? . 198
Las ranas. 199
El hacha. . . . 200
ALFABETO DEL MUNDO (1986)
La tierra giró para acercarnos 201
159 De sobremesa . 202
'-EI canto del gallo
160 El edificio. . . 203
1taca .
161 La hora cincuenta . 204
Mi lámpara.
Café' . 162 I
Trastiempo . 164
En las hojas. . 165
Alfabeto del mundo . 166
Poema de la calle Quito 167
El buey. . 168
Orfeo revisitado 169
Los de mañana . 170
Retorno al mar 171
Dibujo terroso . 172
Medianoche . .. 173
No es de nosotros el amor 174
Dibujo erótico del perro 175
La carta. 176
Como Orestes . 177
La estatua de Pessoa 178
Escritura 179
Ida y vuelta . 180
El poeta. 181
Ulises. 182
Un hotel . . 183
Album de familia 184
Canción oída a medianoche 185
Un canto para el tordo 186
Nocturno. . 187
Viajes. 188
Ante mis ojos . . 189
Mi país baja al mar ... 190-
Vuelo de cuervos 191
Diciembre 192
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