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La economía

abierta

Economía II

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Regímenes cambiarios
El tipo de cambio es una variable manejada por el Banco Central; el sistema
que este establece para determinar su valor se denomina régimen
cambiario. Puede ser libre, controlado o una combinación de ambos.

Definición de tipo de cambio y de mercado cambiario


En una economía abierta, las transacciones se realizan en distintas monedas.
Por tal motivo, el peso argentino se cambia con esas monedas a distintos
tipos de cambio. El tipo de cambio nominal (E) es el precio en moneda
doméstica de una unidad de moneda extranjera, o bien, es la cantidad de
moneda nacional que debe entregarse para adquirir una unidad de moneda
extranjera. Por ejemplo, si el tipo de cambio entre el peso argentino y el
dólar es 8,86, ello significa que se deben entregar 8,86 pesos argentinos para
comprar un dólar; o si el tipo de cambio entre el peso argentino y el real es
2,86, se deben dar 2,86 pesos argentinos para adquirir un real.

El tipo de cambio es una variable que regula el Banco Central estableciendo


un régimen de tipo de cambio flexible o un régimen de tipo de cambio fijo.

Régimen de tipo de cambio flexible o flotante


El régimen de tipo de cambio flexible o flotante surge cuando el Banco
Central no interviene en el mercado cambiario, dejando que su valor se
establezca mediante la interacción entre la demanda de divisas y la oferta
de divisas.

Se demandan divisas para:

 Importación de bienes.
 Servicios comprados al exterior.
 Envío de remesas al exterior.
 Inversiones locales en el exterior.
 Viajes al exterior.
 Préstamos locales hacia el exterior.
 Pago de intereses de deuda contraída en moneda extranjera.
 Ahorro.

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Mientras que la oferta de divisas se obtiene como producto de:

 Exportación de bienes.
 Servicios vendidos al exterior.
 Recepción de remesas desde el exterior.
 Inversiones extranjeras en el país.
 Viajes de extranjeros al país.
 Préstamos del extranjero que recibe el país.
 Cobro de intereses de préstamos otorgados a residentes del exterior.

Como en cualquier mercado, el tipo de cambio se establece por la igualdad


entre la demanda y la oferta de divisas, y el cambio en su valor se modifica
por algún movimiento de las funciones.

Vemos en la Figura 1 que un aumento en la demanda de divisas (por


ejemplo, para importar más bienes) desplaza la función demanda hacia la
derecha acrecentando el tipo de cambio, mientras que una suba de la oferta
(por ejemplo, por un aumento de ventas de exportación) desplaza la oferta
hacia abajo reduciendo el valor del tipo de cambio de equilibrio.

Figura 1: Mercado cambiario: régimen flexible


Aumento de oferta Aumento de demanda

E
r
O O
O’
E1
E0 E0 D’
E1
D
D
D0 D1 Divisas D0 D1 Divisas

Fuente: elaboración propia.

Régimen de tipo de cambio fijo

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El régimen de tipo de cambio fijo se da cuando el Banco Central determina
un valor del tipo de cambio respecto a una moneda extranjera y se
compromete a intervenir en el mercado bancario para mantener el valor de
la moneda local.

Cuando la demanda u oferta de moneda extranjera cambia, el Banco Central,


para mantener el valor del tipo de cambio, debe intervenir vendiendo sus
reservas internacionales o bien comprando el exceso de moneda extranjera
existente en el mercado cambiario.

Por ejemplo, en el lado derecho de la Figura 2, observamos que un aumento


en la oferta de divisas (por ejemplo, por una entrada de capitales), al tipo de
cambio inicial (E0), genera un exceso de oferta que presionará para la baja
del valor. Sin embargo, el Banco Central no puede permitir que esto suceda,
por lo que comprará todo el exceso de oferta de divisas, aumentando así sus
reservas internacionales, con el efecto de un incremento en la base
monetaria y en la oferta de dinero de la economía.

En el panel izquierdo de la misma figura, vemos que aumentó la demanda


de divisas (debido a que, por ejemplo, la gente prefiere invertir en el
exterior), es decir, se produce una salida de capitales. Al tipo de cambio
inicial (E0), se produce un exceso de demanda de divisas que obligará a que
suba el tipo de cambio, situación que el Banco Central no puede dejar que
suceda. Para ello, deberá ofrecer o vender sus reservas internacionales para
satisfacer esa demanda, trayendo como consecuencia una pérdida en sus
reservas internacionales, con el efecto de una caída en la base monetaria y
en la oferta de dinero del país.

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Figura 2: Mercado cambiario: régimen fijo
Aumento de oferta Aumento de demanda

E
r
O O
O’
Δ Reservas int. E1  Reservas int.
E0 E0 D’

D
D
Divisas D0 D1 Divisas

Fuente: elaboración propia.

En la práctica, puede aparecer un tercer régimen, denominado régimen de


flotación sucia, administrada o mixta, que es cuando se combinan las dos
anteriores. Es decir, el Banco Central tiene implementado un régimen de
tipo de cambio flotante, pero interviene ante movimientos abruptos o
importantes en la demanda u oferta de divisas.

Depreciación y apreciación de la moneda nacional


Las variaciones en el tipo de cambio suelen generar impactos en otras
variables macroeconómicas. Los términos depreciación y apreciación son
aplicables para un sistema de tipo de cambio flexible, mientras que la
devaluación y revaluación son aplicables para una política de tipo de cambio
fijo. Como, por el uso y la costumbre, estos términos son tomados por
sinónimos, los tomaremos como tal.

Una depreciación o devaluación de la moneda local implica un aumento del


tipo de cambio, ya que se debe entregar más moneda local para adquirir una
moneda extranjera. Por ejemplo, si el tipo de cambio pasa de E = $7,5/USD
a E = $9/USD, se deben entregar ahora 1,5 más pesos argentinos para
comprar un dólar, entonces la moneda local se depreció.

Una apreciación o revaluación de la moneda local involucra una disminución


del tipo de cambio, puesto que se debe ofrecer menos cantidad de moneda

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local para comprar una unidad de moneda extranjera. Por ejemplo, si ahora
el tipo de cambio pasa de E = $7.5/U$S a E = $4/U$S, se deben entregar 3.5
pesos argentinos menos para comprar un dólar, entonces la moneda local
se apreció.

Bajo el supuesto de que todos los bienes son transables en el mercado


internacional y físicamente idénticos, tiene que cumplirse la condición
conocida como Paridad del Poder Adquisitivo (PPA). Esta condición
establece que, en el largo plazo, el tipo de cambio entre dos países debe ser
tal que una unidad de moneda de uno de ellos debe poder comprar lo mismo
en éste, que en el otro país considerado. Por lo tanto el tipo de cambio
vendrá determinado por la relación entre los niveles de precios de los dos
países que se consideren (Delajara, 2001).

Si definimos P al nivel de precios en Argentina, P* al nivel de precios en Brasil


y E al tipo de cambio pesos argentino/real; entonces, un peso argentino
comprará 1/P bienes en Argentina1, mientras que la cantidad de bienes que
compraría ese peso argentino en Brasil sería 1/(EP*).

Por lo tanto, la condición de la PPA establece que:

1 1
=
𝑃 𝐸𝑃∗

Operando:

P = EP*

Existe un tipo de cambio que iguala el poder adquisitivo entre ambos países.
Si el tipo de cambio actual es diferente al de la PPA, el primero tenderá al
valor del último, si no median restricciones en el largo plazo.

Veamos un ejemplo. Supongamos que una notebook en Argentina cuesta


$6000, mientras que adquirir la misma notebook en Estado Unidos cuesta
1000 USD; el tipo de cambio de la PPA sería:

P = EP*.

1 Podríamos poner un ejemplo: con un monto de $100, sabiendo que las billeteras cuestan
$25, se adquiriría localmente cuatro billeteras, es decir, el cociente entre el monto y el precio
indica la cantidad de bienes que se puede adquirir.

6
6000 = E = 1000.

E = 6 pesos por dólar.

Si el tipo de cambio actual fuera $4,5/USD, encontraríamos que la moneda


local está apreciada, ya que su valor es menor al tipo de cambio de la PPA.
Si no hubiera restricciones, el tipo de cambio tendería a $6/USD, pues, al
tipo de cambio actual, la notebook cuesta $4500 en Estados Unidos (4,5 ×
1000), mientras que en Argentina cuesta $6000. El proceso por el cual se
tendería al tipo de cambio de la PPA es que la gente tendería a comprar la
notebook en Estados Unidos, donde es más barata, pero, para ello, se
requiere de dólares. En Argentina, se comienza a demandar dólares para
realizar las compras, pero esta mayor demanda de moneda extranjera hará
subir el tipo de cambio (se depreciará la moneda local) hasta que sea
indiferente comprar en Argentina o en Estados Unidos, es decir, hasta que
se consiga el tipo de cambio de la PPA. Podemos concluir que:

 Si el tipo de cambio actual es menor al de la PPA, se tenderá a


depreciar la moneda local.

 Si el tipo de cambio actual es mayor al de la PPA, se tenderá a


apreciar la moneda local.

Una alternativa para ver esta relación es a través de la paridad del poder
adquisitivo relativa, que establece que la tasa de depreciación de la moneda
local es igual a la diferencia entre las tasas de inflación de los países.
Entonces, transformando la PPA en tasa de crecimiento, obtenemos:

𝛥𝑃 𝛥𝐸 ∆𝑃∗
= + ∗
𝑃 𝐸 𝑃
Sabiendo que el cambio en los precios locales es la tasa de inflación local (π),
y que el cambio en los precios extranjeros es la inflación externa (π*),
despejamos:

𝛥𝐸
= 𝜋 − 𝜋∗.
𝐸
Entonces, cuanto mayor sea la inflación local respecto a la extranjera,
superior será la tasa de depreciación de la moneda local.

Por ejemplo, si la inflación anual en Argentina es de un 25 %, mientras que


en Estados Unidos es de un 4 %, se esperará que el tipo de cambio peso
argentino/dólar se deprecie un 21 % en un año.

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Al igual que toda variable macroeconómica, puede expresarse en términos
reales. Entonces, el tipo de cambio real (e) indica la relación entre el nivel de
precios locales y el nivel de precios internacionales, es decir, indica la
cantidad de bienes que se necesitan para adquirir una unidad de bien
extranjero.

EP∗
e=
P

El numerador es el precio internacional medido en moneda local, mientras


que el denominador es el nivel de precios locales.

De la expresión, se observa que existirá una depreciación real de la moneda


cuando la variación en la moneda nacional sea superior al crecimiento en el
nivel de precios locales.

El tipo de cambio suele tomarse en cuenta como un factor de


competitividad. Sin embargo, para conocer la competitividad de un país es
necesario saber el tipo de cambio real y no el nominal, dado que uno puede
llegar a conclusiones equivocadas. Es decir, puede ocurrir que, ante una
devaluación, el nivel de precios suba en mayor proporción; entonces, el tipo
de cambio real disminuye, produciéndose una apreciación real ante la
devaluación. En términos de la expresión matemática anterior, esto sucede
cuando el valor del tipo de cambio (E) sube en menor proporción que el
aumento en los precios (P).

Por tal motivo, el tipo de cambio suele ser una fuente espuria de
competitividad de un país, ya que las ventajas del mayor tipo de cambio
(incentiva a exportar, por ejemplo) deja de existir cuando suben los precios.
Entonces, en países donde la devaluación repercute fuertemente en los
precios, no sería una buena política devaluar para ganar competitividad.

La competitividad de una economía puede mejorarse por otros motivos


distintos al tipo de cambio, como por ejemplo, reduciendo costos (el laboral,
el de provisión de energía, el impositivo, el de transporte, entre otros) o
mejorando la infraestructura, la calidad educativa o las instituciones, entre
otros.

Efectos económicos de las devaluaciones


La modificación del tipo de cambio es una medida que muchos Gobiernos
han utilizado, en especial, las devaluaciones que aumentan el valor de las
reservas internacionales con las que cuenta el país. Los efectos de tales

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medidas suelen tener impacto distinto según el tipo de economía del que se
trate. Se pueden reconocer tres tipos de efectos de una devaluación para
economías como la argentina:

 Efecto precio: el argumento más utilizado para realizar una


devaluación es el de corregir el déficit comercial, aumentando las
exportaciones y disminuyendo las importaciones como consecuencia
de la modificación de los términos de intercambio (cociente entre
precios exportable e importable). Si el país es tomador de precios,
tanto en el mercado de exportaciones como en el importable, el
precio de estos bienes en moneda local aumentará, entonces
favorecerá a un mayor volumen exportable, dado que se incentivará
a vender afuera y se reducirán las importaciones debido al
encarecimiento.

El aumento en el tipo de cambio incentivaría a la entrada de capitales


y a la inversión externa debido a que, con la misma cantidad de
moneda extranjera, podría adquirirse más moneda nacional y, por
consiguiente, mayor cantidad de bienes.

Sin embargo, el efecto precio actúa de manera distinta en países


como Argentina. Debido a que muchos bienes importables son
necesarios para la producción nacional, el impacto en las
importaciones es pequeño, debido al efecto negativo que tendría en
el nivel de producción y en el empleo, con lo cual el ajuste es vía de
aumento de precios locales. Por ello, el efecto precio, que en muchas
economías da resultado para mejorar el saldo comercial, en el caso
argentino podría no ocurrir, debido a que la elasticidad del precio de
las importaciones es cercana a cero.

Por otro lado, la cantidad de bienes que pudieran adquirir los


inversionistas externos puede quedar trunca si se desata un proceso
inflacionario, como ha sucedido tras las devaluaciones que ha sufrido
nuestro país.

 Efecto ingreso: una devaluación en donde actúe en forma


convencional el efecto precio y existan recursos productivos
desocupados puede aumentar la renta. Esto se debe a que, como
vimos en el efecto precio convencional, las exportaciones suben
mientras que las importaciones bajan; el mayor saldo comercial

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alienta la demanda agregada de un país, por lo tanto, aumentan el
nivel de producción y el ingreso.

Sin embargo, en Argentina la participación de las exportaciones


como porcentaje del PBI es baja en relación a los países
industrializados se observa que en Argentina las exportaciones
representan alrededor del 9 % del producto bruto interno (PBI); un
aumento de estas tendrá un efecto reducido en la reactivación de la
actividad económica. Asimismo, el ahorro del sector exportador es
elevado, con lo cual tiene poco efecto en el consumo y, además,
muchas veces, este no se encuentra en Argentina por la debilidad del
sistema financiero. Entonces, dado que las importaciones no se ven
desalentadas por el aumento en el tipo de cambio y que las
exportaciones representan una proporción pequeña, puede que el
efecto ingreso no incremente el PBI de una economía como la
argentina.

 Efecto recesión: este efecto es reconocido en economías en


desarrollo. Si se produce un aumento en el tipo de cambio,
aumentará el precio en moneda nacional de los bienes transables.
Muchos de estos bienes son insumos o alimentos, como la carne,
desatándose un proceso inflacionario. Si los salarios no son flexibles
o cambian en proporciones distintas del nivel de precios, se
producirá una redistribución a favor de los sectores no asalariados.
Estos estratos tienen una propensión marginal a consumir más baja,
y como cae el salario real de los asalariados, se termina reduciendo
el consumo de la sociedad. Se produce una contracción en la
demanda global, lo que repercute en el nivel de ingreso y de empleo
de los factores productivos. Lo mismo sucedería si los salarios son
flexibles, porque, al aumentar los costos de las empresas, el nivel de
producción de estas se reduce. Es decir, una devaluación puede
provocar inflación y recesión bajo determinadas estructuras de la
economía.

El modelo Mundell-Fleming
Este modelo es una extensión del modelo IS-LM (por sus siglas en inglés,
investment-saving, o inversión-ahorro, y liquidity preference-money supply,
o demanda de dinero-oferta de dinero) para captar el impacto que tienen

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las políticas monetarias y fiscales en los distintos regímenes cambiarios.
(Sachs y Larraín, 2013)

Como se analiza una economía abierta, es necesario incorporar dos


componentes a la demanda agregada que veníamos trabajando. Es
necesario sumar las exportaciones (X), ya que significan una demanda del
extranjero por nuestros bienes, y restar las importaciones (IM), pues
representan una demanda local por bienes extranjeros. Entonces, la
demanda agregada en una economía abierta resulta:

DA = C + I + G + X – IM.

Veamos un ejemplo de cómo afectaría la introducción de la balanza


comercial al equilibrio del modelo IS-LM. Supongamos los siguientes datos
de una economía hipotética: C = 200 + 0,8 Yd, T = 50, G = 200, X = 120, IM=
0,2 Y, mm = 2,5, BM = 100, I = 100- 20 r, Md = 0,4 Y – 10r.

El mercado de bienes se verá afectado por esta introducción. Para ver la


modificación, igualemos la oferta agregada (Y) con la demanda agregada
(DA):

Y = DA.

Reemplacemos por los componentes de la DA:

Y = 200 + 0,8 (Y – 50) + 200 + 100 – 20 r + 120 – 0,2 Y.

Despejando Y en función de r encontraremos la función IS:

Y = 200 + 0,8 Y – 40 + 200 + 100 – 20 r + 120 – 0,2 Y.

Y – 0,8 Y + 0,2 Y = 200 – 40 + 200 + 100 – 20 r + 120.

Y (1 – 0,8 + 0,2) = 580 – 20 r.


1
Y = (1 − 0,8 + 0,2) (580 – 20 r).

Recordando la expresión algebraica de la función IS, vemos que, como las


exportaciones son autónomas, afectan el gasto agregado autónomo; por
otro lado, la propensión marginal por importar (m = 0,2) reduce el
multiplicador de la demanda agregada.

La función IS queda conformada por la siguiente expresión:

Y = 1450 – 50 r.

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La función LM iguala la oferta de dinero con la demanda de dinero:

mm × BM = Md.

2,5 × 100 = 0,4 Y – 10 r.

Despejando Y en función de r, podemos encontrar la función LM:

250 = 0,4 Y – 10 r.

250 + 10 r = 0,4 Y.

625 + 25 r = Y.

Igualando las funciones IS y LM, se obtiene el ingreso y la tasa de interés de


equilibrio:

625 + 25 r = 1450 – 50 r.

75 r = 825.

r = 11.

Mientras que el ingreso de equilibrio es:

Y = 900.

Volviendo al modelo Mundell-Fleming, este establece que tanto las


exportaciones como las importaciones dependen del tipo de cambio. Un
aumento de este incentivará a las exportaciones, ya que se abaratan los
bienes locales, mientras que desincentivará las importaciones, porque se
encarecen los bienes extranjeros.

También supone que existe libre movilidad de capitales, es decir que, ante
un aumento de la tasa de interés local por encima de la del extranjero (r*),
estos ingresan al país moneda extranjera buscando mayor rentabilidad; por
otro lado, sucede lo contrario cuando la tasa de interés local es menor a la
del extranjero.

A continuación, explicaremos los efectos de las políticas fiscales y


monetarias en los distintos regímenes cambiarios.

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Efectos de una política fiscal bajo un régimen de tipo de cambio
fijo
Bajo el régimen de tipo de cambio fijo, el Banco Central está obligado a
intervenir en el mercado cambiario para mantener la paridad del tipo de
cambio.

Partiendo de una situación inicial para un ingreso Y0 y una tasa de interés r0,
donde esta es igual a la tasa de interés internacional (r*), que se muestra en
la Figura 3, si se produce una política fiscal expansiva debido a un aumento
en el gasto público, este estimula la demanda agregada y, por consiguiente,
aumentan el ingreso y la tasa de interés. La función IS se traslada hacia la
derecha a IS’ y el nuevo equilibrio se consigue en Y1 y r1. Como la tasa de
interés local (r1) es mayor a la tasa de interés internacional (r*), entrarán
capitales financieros a la economía local buscando esa mayor rentabilidad.
La abundancia de capitales o de moneda extranjera que ingresa al país
presionará al tipo de cambio para que disminuya, pero, como la economía
se encuentra bajo un régimen de tipo de cambio fijo, el Banco Central deberá
intervenir para que esto no suceda comprando las divisas que ingresan; al
mismo tiempo, como contrapartida de ese ingreso de moneda extranjera,
deberá emitir moneda local. La mayor cantidad de dinero resultante
desplazará la curva LM hacia la derecha hasta que se elimine el diferencial
de tasas, generando un ingreso de equilibrio aún mayor (Y2).

Figura 3: Política fiscal bajo un régimen de tipo de cambio fijo

LM
LM’
r1
r* = r0

IS’
IS

Y0 Y1 Y2 Y

Fuente: elaboración propia.

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Como resultado final, la tasa de interés vuelve a ser la misma que en la
situación inicial, pero con un mayor ingreso. Es decir, la política fiscal
expansiva bajo un régimen de tipo de cambio es efectiva para aumentar el
ingreso.

Efecto de una política fiscal bajo un régimen de tipo de cambio


flexible
En un sistema de tipo de cambio flotante o flexible, la autoridad monetaria
no interviene, dejando que el tipo de cambio se establezca por el libre
movimiento de la demanda y oferta.

Si se produjera, por ejemplo, un aumento del gasto público y rigiera un tipo


de cambio flexible, se desplazaría la curva IS hacia IS’, como lo muestra la
Figura 4. El mayor gasto público incentiva la demanda agregada y, por
consiguiente, el ingreso, pero, al incorporar el mercado monetario, ese
mayor salario aumenta la demanda de dinero, lo que repercute en una
mayor tasa de interés.

Figura 4: Política fiscal bajo un régimen de tipo de cambio flexible

LM

r1
r* = r0

IS’
IS

Y0 Y1 Y

Fuente: elaboración propia.

Suponiendo que la tasa de interés inicial era igual a la tasa de interés

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internacional, con la política fiscal expansiva, la tasa local queda establecida
por encima de la internacional, con lo cual ingresan capitales atraídos por
la mayor rentabilidad que ofrece el país local. Sin embargo, el Banco Central
no interviene en el mercado cambiario, con lo cual la afluencia de moneda
extranjera aprecia la moneda local. Esta reducción en el tipo de cambio
disminuye el volumen exportable, dado que los bienes locales se
encarecen, y las importaciones aumentan, ya que los bienes extranjeros se
abaratan; ambos efectos repercuten de manera negativa en la demanda
agregada y en el ingreso. Gráficamente, se produce un desplazamiento de
la IS hacia su nivel original, donde deja de existir el diferencial de tasas de
interés.
Concluimos que la política fiscal bajo un régimen de tipo flexible es
inefectiva para aumentar el ingreso.

Efectos de una política monetaria bajo un régimen de tipo de


cambio fijo
La política monetaria altera la cantidad de dinero y, gráficamente, desplaza
la función LM.

Veamos el caso de una política monetaria expansiva que se muestra en la


Figura 5. El aumento en la cantidad de dinero desplaza la función LM hacia
abajo; partiendo de una tasa de interés local (r0) igual a la tasa de interés
internacional (r*), el exceso de oferta de dinero resultante del mercado
monetario reduce la tasa de interés local a r1, debido a que es una tasa
menor a la internacional. Esto ocasiona, a su vez, la salida de capitales, lo
que llevará a que exista una presión para que el tipo de cambio suba, debido
a la mayor escasez de moneda extranjera. Como el Banco Central está
comprometido a mantener el tipo de cambio, debe ofrecer moneda
extranjera de sus reservas internacionales a la economía a cambio de retirar
moneda local; entonces, la base monetaria disminuye y desde luego también
la oferta de dinero. El efecto expansivo inicial se ve contrarrestado por un
efecto contractivo, ya que la autoridad monetaria debe intervenir en el
mercado cambiario para mantener el valor de la moneda. Esta reducción en
la cantidad de dinero es una contracción en la LM, es decir, la función se
desplaza por la política monetaria expansiva, pero luego se contrae como
consecuencia de la intervención del Banco Central para que no se modifique
el valor del tipo de cambio.

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Figura 5: Política monetaria bajo un régimen de tipo de cambio fijo

LM
LM’

r* = r0

r1

IS

Y0 Y1 Y

Fuente: elaboración propia.

Como resultado final, se obtiene que la política monetaria bajo un régimen


de tipo de cambio fijo es inefectiva para aumentar el ingreso de la economía.

Lo mismo sucede si describimos una política monetaria contractiva, la curva


LM comienza desplazándose hacia la izquierda y al haber superávit de
balanza de pagos, entrarán capitales que tnederán a presionar a la baja al
tipo de cambio; para evitar esto, el Banco Central comprará divisas lo que
producirá un desplazamiento de la LM hacia la derecha pro el aumento de
la cantidad de dinero que hará retornar a la LM a su nivel incial.

Política monetaria bajo un régimen de tipo de cambio flexible


Si ahora analizamos una política monetaria en un régimen donde el Banco
Central no intervenga en el mercado cambiario, tendremos como resultado
lo opuesto a lo anterior.
Supongamos que la cantidad de dinero aumenta nuevamente, pero el
régimen cambiario es flotante, y que la tasa de interés internacional es la
del equilibrio de la economía doméstica; gráficamente, la curva LM se

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desplaza hacia abajo o hacia la derecha (ver Figura 6), la tasa de interés
local es menor a la tasa de interés internacional, salen capitales y, como el
Banco Central no interviene, el tipo de cambio sube. La depreciación
resultante estimula las exportaciones y desalienta las importaciones, con lo
cual la demanda agregada aumenta, lo que desplaza la función IS hacia la
derecha.
El resultado final es que una política monetaria bajo un régimen cambiario
flexible es efectiva para aumentar el ingreso. (Sachs y Larraín, 2013)

Figura 6: Política monetaria bajo un régimen de tipo de cambio flexible

LM
LM’

r*=r0

r1
IS’
IS

Y0 Y1 Y2 Y

Fuente: elaboración propia.

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Referencias
Delajara, M. (2001). Notas de macroeconomía. Universidad Siglo XXI. Córdoba,
AR. Recuperado de
http://www.uesiglo21.edu.ar/site/departamentos/departamentos/economia/Dep
artamento_de_Economia_Economia_1.htm

Sachs, J. D. y Larraín, B. F. (2013). Macroeconomía en la economía global.


Santiago, CL: Pearson.

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