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1
Staff
Moderadoras de Traducción
Tessa, Yess & Neera
Traductoras
Sarita Purple Girl
Lvic15 Mich Fraser
Neera Corazón_De_Tinta
Jessibel ∞PurpleGirl∞
Florpincha Claudiavero
Moderadoras de corrección
Neera, Florpincha & Maggih
Correctoras
Yess
Jessibel
Florpincha
Maggiih
Claudiavero
Neera
Diseño
JanLove
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Índice
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Epílogo 1
Epílogo 2
Sobre el autor
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Sinopsis
Amelia Green se está trasladando a traves del país para ser la
nueva fisioterapeuta del equipo de la NFL de su padre. Está lista para el
cambio de escenario, pero no está preparada para los dos jugadores de
fútbol que quieren hacerla suya.
como lo había planeado en mi cabeza. Sabía que los conocería pronto. Solo
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Nelson niega con la cabeza, sin siquiera mirarlos. Sus ojos todavía
están en mí, pero quiero que se mueva también. Está bloqueando mi visión
de Wes y Dean, y aunque tal vez no pueda encontrar las palabras para
hablar con ellos en este momento, quiero poder mirar.
—¿Este asiento está ocupado? —me pregunta, asintiendo hacia el
asiento vacío junto a mí. Hace un movimiento para sentarse, luego grita
cuando unas manos aterrizan sobre sus hombros.
—No me hagas repetirlo —advierte Wes.
Mis ojos se mueven entre los tres mientras el aire a nuestro
alrededor se siente más grueso.
—Sabes lo mucho que a Wes le gusta golpear la mierda de la gente,
Nelson. No lo presiones. Tomará cinco de nosotros para sacarlo de ti, y
necesito tu culo la próxima semana. Entonces, ¿por qué no te sientas en la
parte trasera y mantienes tu culo y tu cabeza en el mismo cuerpo? —dice
Dean con una sonrisa en su rostro.
Nelson se sacude fuera del agarre que tienen sobre él y se voltea
para mirarlos. Antes de irse, me mira y luego vuelve a mirarlos.
—¿En serio? —pregunta, levantando una ceja en duda.
—Muévete —dicen al unísono.
Nelson suelta una carcajada.
—Nunca pensé que vería el día. —Niega con la cabeza y finalmente
se mueve hacia la parte posterior del avión. Dean y Wes se sientan en sus
asientos, visiblemente relajados.
Saco mi libro del bolso en el piso y finjo leer. Ni Wes ni Dean dicen
nada, pero puedo sentir sus ojos en mí cuando pasan los segundos. Me
moría por conocerlos desde que mi padre los firmó con el equipo, y aquí
estoy tratando con cada centímetro de mi cuerpo de ignorar al dúo
dinámico.
Los dos firmaron juntos, ambos declarando que no irían a ningún
lado sin el otro. Después de escuchar esa historia, leí tanto sobre ellos
como me fue posible. Dean era un buen chico, nacido y criado en una
granja en Idaho. Su padre era un mariscal de campo retirado que estaba
en el Salón de la Fama. Dean parece estar en los talones de su padre para
hacer lo mismo. Todo sobre su vida es Todo-Americano.
Wes viene de la parte equivocada de la ciudad y perdió a sus padres
a una edad temprana. Pero tenía un talento en bruto que surgió de la nada
y ha sido una bestia desde que puso los pies en el campo. Él y Dean
fueron mejores amigos mientras crecían y los padres de Dean lo aceptaron.
Al menos eso es lo que encontré en línea. Son casi hermanos, lo que hace
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tiempo tratando de tener una relación profunda con ella. La amo, pero no
creo que alguna vez seamos nosotras.
Salgo de mis pensamientos cuando siento que el avión comienza a
moverse.
—Cinturón de seguridad. —Escucho a Wes gruñir.
Tal vez no sea un gruñido y así es como habla. Intento recordar las
entrevistas que ha hecho pero no recuerdo. Normalmente Dean habla todo
el tiempo. Siempre animé al equipo de mi padre, pero lo hice aún más
cuando crecí y me llevaba a los juegos. Devoré todo lo que pude sobre los
jugadores y equipos desde que mi papá me hizo la promesa de venir a
trabajar para él.
Busco a tientas mi cinturón de seguridad, totalmente nerviosa
sabiendo que ambos están mirándome. Realmente necesito componerme.
Voy a trabajar y viajar con ellos a los juegos. No puedo ser la hija torpe del
dueño frente a ellos.
Dos manos cálidas y fuertes cubren las mías, haciendo que mi
respiración se detenga por un momento.
—Déjame, cariño.
Miro hacia arriba, encontrando los ojos azules claros de Dean y me
pierdo por un momento. Sus pulgares me frotan las manos, luego se
mueven hacia el cinturón de seguridad. Él hace clic en su lugar fácilmente
y me siento cálida por todas partes.
—Gracias —digo cuando finalmente consigo que las palabras
escapen de mis labios.
—Hablas. —Me muestra un hoyuelo mientras me da una sonrisa
burlona—. Cierra tu boca o haré algo con ella.
Mi boca se cierra con fuerza y estoy segura que mi cara es de color
rojo brillante. Suelta una risa antes de guiñarme un ojo y volver a sentarse
al lado de Wes.
—Es incluso más suave de lo que parece —le dice, y Wes suelta un
gruñido. Miro hacia mis manos, donde su toque aún persiste. Sus
palabras golpean en mi cabeza.
¿Qué haría él con mi boca? Mis dedos se dirigen a mis labios y un
torrente de visiones me viene a la mente.
—Jodida mierda —murmura alguien.
No miro. Sé que fue Dean quien lo dijo y parece enojado. Estos dos
son tan confusos. Abriendo mi libro de nuevo, me pierdo en las páginas,
tratando de sacar todo lo demás para que mi mente pueda despejarse y
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Mis ojos se abren cuando siento que algo acaricia mi mejilla. Debo
haberme quedado dormida. Mis ojos se bloquean sobre Wes, que frota
suavemente mi mejilla con el pulgar. Su toque es tan diferente de lo que
pensé que sería.
—Estamos aquí, pequeña. —Su cara es suave ahora, pero no puedo
leer sus ojos oscuros. Hay algo allí, pero no sé qué es. Se ven casi tristes.
—Gracias. —Me siento. Wes se agacha y abre mi cinturón de
seguridad. Es dulce, pero tal vez estos dos piensen que soy tan
incompetente que ni siquiera puedo abrocharme y desabrocharme.
—¿Lo eres? —Wes me pregunta en su voz profunda.
No entiendo la pregunta.
—¿Soy qué?
—Menor de edad.
Miro hacia abajo y niego con la cabeza. Sé que luzco joven, y mi
pequeño tamaño no ayuda con eso. Ni tampoco cómo estoy vestida y
envuelta hoy. No queriendo mirarlo, tomo el bolso y meto mi libro adentro.
—Pero estás muy cerca, ¿no? —Miro por la ventana, deseando que el
avión se detenga en la pista para poder salir—. ¿Pequeña?
—Mi nombre es Amelia.
Dean está parado junto a él ahora. El avión deja de moverse y, un
momento después, oigo que se abre la puerta del avión. Me paro, pero Wes
y Dean no se mueven mientras bloquean mi camino.
—¿Quién eres, Amelia? —pregunta Dean. Lamo mis labios,
mirándolo. Jesús, son aún más grandes en persona. Verlos en el campo a
través de un televisor no les hace justicia.
—Yo... ah —tartamudeo, pero me corto cuando escucho la voz de mi
padre.
—¡Melly! —Mi papá siempre me llama por el apodo que me dio
cuando era bebé. Tanto Wes como Dean se voltean para ver a mi padre,
que acaba de entrar al avión, claramente incapaz de esperar que yo salga.
Me encanta que esté tan emocionado de verme como yo.
—¿Ella le pertenece? —Las palabras de Wes suenan mortales.
Los empujo y me lanzo a mi papá. No pude verlo todo el verano.
Estaba ocupada consiguiendo todas mis certificaciones en línea. Nunca
hemos pasado tanto tiempo sin vernos. Mi papá me abraza fuerte y me
besa en la mejilla. Antes de dejarme ir, me da vuelta y veo a todo el equipo
de pie, tratando de salir del avión.
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alas.
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Está claro que los otros estaban buscando sexo y no estoy en lo de una
sola noche. O al menos no creo que lo esté. No estoy segura de lo que me
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gusta, si soy sincera conmigo misma. Sé que no quiero morir virgen, pero
creo que necesito algún tipo de conexión para desnudarme con otra
persona.
Un tipo llamado Mason me envió un mensaje y busqué su perfil. Es
lindo. Algunas de sus imágenes parecen un poco llamativas―una lo
muestra de pie junto a un automóvil deportivo, y otra en una fiesta de lujo.
Parece el tipo de hombre con el que mi madre trataría de emparejarme.
Tiene un corte limpio con cabello castaño corto y ojos azul claro. Se ve
como un tipo de chico de al lado. Dice que es un médico que ama el
béisbol, nunca ha estado casado y no tiene hijos.
De todos los que me han enviado un mensaje, es el único con el que
consideraría tener una cita, así que le devuelvo el mensaje, haciéndole
saber que me encantaría reunirme para tomar algo en algún momento.
Cuando escucho risitas, coloco a un lado mi computadora portátil y
me dirijo a la puerta principal. Miro a través de la mirilla y veo a dos
chicas paradas afuera de la puerta de Wes y Dean. Un momento después,
la puerta se abre y Dean sale, abrazando a las dos chicas antes de abrir la
puerta y dejarlas entrar. Mi corazón cae cuando la puerta se cierra detrás
de ellos.
Cierro los ojos, odiando los celos envolviéndome. Como si tuviera un
reclamo sobre ellos. ¿Cómo puedo estar molesta? Estaba arreglando una
cita, así que no es como si fuera inocente.
Salto cuando de repente alguien viene y se para frente a mi puerta.
Puedo distinguir la cara de Nelson cuando golpea, y abro la puerta.
Se ha cambiado el traje que tenía puesto. El equipo está obligado a
usar trajes cuando van y vienen de los juegos. Ahora está vestido con
jeans azul oscuro y un polo blanco apretado.
—Oye, hermosa. Algunos de nosotros saldremos esta noche.
¿Quieres venir? ¿Puedes pasar el rato y conocer a algunos miembros del
equipo? —Se apoya contra el marco de la puerta con aire informal y
relajado.
Echo un vistazo a la puerta de Wes y Dean y debato por un
momento.
—Sí, creo que sí. Dame diez minutos para prepararme. —Abro la
puerta un poco más, invitándolo a entrar. Entra y la cierra detrás de él.
—Esperaré. El lugar no está lejos de aquí.
Voy a mi habitación y me apresuro a buscar algo para ponerme. Voy
con un vestido y un par de tacones gruesos, luego esponjo mi cabello un
poco y me pongo un poco de máscara y lápiz labial. Cuando regreso a la
sala de estar, Nelson está parado donde lo dejé. Se da vuelta cuando oye
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conformarnos.
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sobre qué tipo de celebridades vienen aquí. Es uno de los mejores clubes
de Las Vegas en este momento, y hay mucha gente aquí que estamos
seguros de que no queremos alrededor de lo que es nuestro.
—Cálmate, fue al baño —dice Nelson, levantando sus manos.
Él mira más allá de mí, sonriendo y guiñando el ojo. Miro por encima
de mi hombro y veo a Cassie levantando una bebida hacia él y luego
dándole un guiño de vuelta.
—Aléjate de mi hermana —ordena Wes antes de girar e ir hacia los
baños.
Veo a Cassie encogerse de hombros mientras se acerca a Nelson y le
da un abrazo. Se han visto algunas veces cuando mis hermanas vienen de
visita, pero nunca pensé nada al respecto. Ahora me pregunto qué tan
bien se conocen. Emma está bailando con uno de nuestros muchachos,
Linsley, y le doy una mirada que dice que cuide de ella. Él asiente
mientras cambia su bebida por agua y sigue bailando. Él y Emma suelen
salir juntos cuando estamos todos juntos, pero ella dice que no está
interesada. No quiere salir con un atleta, lo que personalmente encuentro
ofensivo. Pero como sea, tiene veintiún años y puede tomar sus propias
decisiones.
Wes y yo no tenemos problemas si Emma sale con Linsley, es un
buen tipo de una buena familia y no bebe ni festeja. Estoy realmente
sorprendido de que esté aquí esta noche, pero cuando miro a mi alrededor
veo que la mayoría del equipo lo está. Nelson, por otro lado, es un jugador,
y Cassie lo sabe muy bien. Ella es demasiado buena para él, pero no
puedo decirle a mi hermana mayor qué hacer.
Mi familia es muy unida, así que estoy seguro de que pronto sabré lo
que está sucediendo, pero por ahora tengo cosas más importantes en las
que concentrarme, y tiene la forma de un reloj de arena con una piel tan
suave como la seda.
Cuando llego al baño de mujeres, hay una larga fila. Molestando.
Wes y yo vamos a la puerta y hay algunos abucheos mientras vamos. Los
ignoramos y entramos. Hay tres puestos dentro con unas diez mujeres de
pie frente al espejo. Miro a mi alrededor y no la veo, entonces decido
probar el plan B.
—¡Oye! Amelia, ¿estás aquí, nena? —grito sobre la música y el ruido.
El baño estalla en una ráfaga de risitas y pongo los ojos en blanco.
Después de un segundo de nadie respondiendo decido probar de otra
manera.
—¡Llamando a Amelia Green! ¡Tienes diez segundos para sacar tu
trasero de este baño antes de que Wes y yo vayamos a buscarte!
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por primera vez. Él fue realmente agradable y tenía algunos de los mejores
modales que jamás había visto. La está abrazando mientras se mueven
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juntos.
—Esa es mi hermana, Emma —grita Cassie por la música. Asiento y
comienzo a bailar.
Me pierdo en la música por un tiempo, pero puedo sentir los ojos.
Cada vez que miro, veo a Dean, Wes y Nelson mirándonos a Cassie y a mí.
No puedo evitar lanzarles miradas de vez en cuando.
—¡Necesito un trago! —grita Cassie después de algunas canciones.
Ella toma mi mano y me saca de la pista de baile.
—¡Muévanse! —les grita a los hombres, y se apartan de su camino.
Golpeamos nuestra mesa y tenemos otra ronda de tragos y bebidas antes
de volver a bailar.
Dean y Wes siguen metiendo botellas de agua en mis manos a
medida que avanza la noche. Los bebo porque el baile me está poniendo
sedienta. Trato de mantener la distancia de ellos lo mejor que puedo, pero
cada vez que me doy vuelta me encuentro con ellos. Son como sombras
gigantes. Por mucho que quiera caer en ellos, me gusta Cassie y nunca le
haría eso a otra mujer.
No estoy segura de que Nelson tenga el mismo código que yo, porque
claramente está tratando de llamar la atención de Cassie.
Después de unas horas, me dejo caer en uno de los sofás en el área
VIP. Creo que mi noche llega a su fin. Mis ojos se sienten pesados. Dean y
Wes se sientan a mi lado, uno a cada lado. Siento que mis ojos se vuelven
pesados mientras que el agotamiento y la bebida tratan de dormirme.
—Solo voy a cerrar los ojos por un momento —murmuro.
Mi cabeza cae sobre el hombro de Dean y siento la mano de Wes
sobre mi muslo. Su dedo me acaricia hacia adelante y hacia atrás, el
contacto me calma y me hace sentir aún más adormilado.
—Te tenemos.
Es lo último que recuerdo antes de dispararme en la cama. Miro a
mi alrededor, sin saber dónde estoy, pero inmediatamente sé con quién
estoy. Por un lado está Wes y el otro lado, Dean. La luz del sol entra por
las ventanas del piso al techo y me doy cuenta de que estoy en su lugar.
En su gigante cama.
Trago saliva, tratando de recordar cómo llegué aquí, pero está
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abierta.
—¡Hasta luego! —grito mientras salgo por la puerta.
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mechón suelto de su pelo tras su oreja para poder ver su cara mejor.
—Oh —dice, y el rubor en sus mejillas aumenta—. ¿Lo haces? Eh,
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—¿Con quién?
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—¿Y?
—Ellos no hacen la escena de la fiesta.
—Oh. —Levanto el tazón de uvas, lo llevo al refrigerador y lo guardo.
No estoy segura qué quiere decir con eso, pero mi estómago se siente
cálido. Ellos dicen la verdad sobre lo que les gusta hacer. Son discretos y
me gusta eso.
—Sí. Oh. Algo tuvo que hacer que salieran y creo que sé lo que es
ese algo.
Me doy la vuelta para enfrentar a mi papá y sus ojos están fijos en
mí.
—¿Yo? —pregunto. Quiero que el tema salga y no andarme por las
ramas.
Mi papá deja su sándwich.
—Sí, tú. —Deja escapar un profundo suspiro.
—¿Eso te molesta? —pregunto. No me gusta la idea que mi padre no
le guste algo que estoy haciendo.
—No estoy seguro de lo que pienso sobre ello.
—Yo tampoco —admito.
No le digo que me hacen sentir cosas que nunca antes había
sentido. Cuando descubrí que esas chicas eran sus hermanas, nunca sentí
tanto alivio en mi vida. Fue cuando supe que estaba en problemas.
Estos hombres podrían poseerme y actúan como si lo quisieran. No
sé cómo manejar a un hombre y mucho menos a dos. Para colmo, no son
hombres normales. Son unos malditos genios que están llenos de
testosterona.
Suspiro.
—Bueno, no pasó nada y quién sabe si algo pasará. No nos
preocupemos por algo que no podría tener lugar. —No estoy segura si
estoy tratando de convencer a mi papá o a mí.
—Salieron del club por ti. Dejaron que el equipo supiera que estás
fuera del alcance.
Muerdo mi labio, insegura de cómo tomar eso. Estoy en conflicto…
¿debería enojarme si se ponen celosos de mí o debería estar feliz por ello?
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Me quito la ropa, agarro el vestido rosado que dejé, luego pongo los
pies en un par de zapatos. Agarro mi bolso del sofá, tomo mi teléfono de la
encimera y salgo. Cuando llego al frente del edificio, llamo al primer taxi
que veo y entro. El lugar no está lejos, pero no conozco el camino, así que
caminar no es una opción.
El taxi se detiene afuera de un casino. Salgo y deambulo adentro.
Voy a un mapa y trato de encontrar el bar que estoy buscando. Este lugar
es enorme Mientras estoy allí, siento que alguien me está mirando y miro
por encima de mi hombro.
Una gran figura me llama la atención. Wes. Él no me está mirando,
sino a algún lugar a la izquierda y está negando con la cabeza. ¿Me siguió?
No, no hay forma. Él ni siquiera está mirando en mi dirección.
Intento ver qué está mirando y por qué está sacudiendo la cabeza. Luego
veo a Dean aparecer detrás de un cartel. Claramente, Dean se está
ocultando de algo, y Wes no quiere saber nada de eso.
Doy vuelta y estudio el mapa para encontrar a dónde voy. Echo una
pequeña mirada por encima de mi hombro una vez más para ver a Dean
agarrando a Wes, tratando de atraerlo detrás del letrero con él. Lucho para
no sonreír.
Pretendo no darme cuenta mientras camino por el casino. Me
detengo de vez en cuando para fingir mirar algo, y cada vez los veo no muy
lejos de mí. Dean está tratando de esconderse y Wes niega con la cabeza
como si Dean estuviera siendo ridículo.
Debería estar irritada, pero todo en lo que puedo pensar es lo
adorable que es esto. Son ambos imposiblemente grandes. ¿Cómo podrían
no ser destacados en una multitud?
Cuando llego al bar, miro alrededor.
—¿Señorita Green? —La anfitriona pregunta. Ella tiene un vestido
corto que se parece a lo que puedes ponerte en un club. Miro alrededor,
preguntándome si estoy mal vestida, pero no parece, comparado con la
atmósfera. Me recuerdo que esto es Las Vegas y la mayoría de las mujeres
se visten así a diario.
—Sí —digo, dándole una sonrisa.
—Por aquí. —La sigo y veo a Mason mientras nos acercamos a la
mesa.
Se ve como su foto de perfil. Se pone de pie y creo que va a abrazarme, así
que le tiendo la mano. Él sonríe, la toma y se la lleva a la boca. Le da un
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—Hemos esperado toda nuestra vida por ella —le digo, mirando a
Dean.
Página
poco.
—Oye, eso es genial. Solo estaba buscando anotar de todos modos.
Como ustedes comparten, ¿les importa si la llevo al baño?
Hay un eco en mis oídos, y mi visión se vuelve roja. Parpadeo un par
de veces, pero la ira sin filtro nubla todos mis sentidos mientras giro mi
cuerpo para mirar al hijo de puta más estúpido que he conocido.
—¿Qué demonios acabas de decir? —cuestiona Amelia antes de que
Dean o yo podamos hablar.
—Sin ofender —dice, levantando las manos—. Solo pensé que, si
estos dos tipos manejaban un tren, quiero subir a bordo. —Él tiene las
pelotas para guiñarle el ojo, y ahí es cuando se desata el infierno.
Me lanzo hacia él al mismo tiempo que Dean lo hace, sacándolo de
su silla y tirándolo al piso. Escucho los sonidos de cristales y platos
romperse, y otras personas en el bar comienzan a gritar.
En algún lugar en el fondo de mi mente escucho a Amelia
rogándonos que no matemos al tipo, pero yo soy como un toro y él es una
bandera roja. Necesito asegurarme de que este tipo no use su boca otra
vez. Nunca.
La adrenalina está bombeando en mis venas y no sé exactamente
qué sucede, pero cuando siento fuertes manos sobre mis brazos
sacándome de él, no lucho porque sé que es Dean.
—Joder, la gente está filmando —dice, y miro alrededor de la barra
para ver que tiene razón. No está súper lleno de gente, pero un video
vendido a las personas indicadas y podría ser el Super Bowl.
Me doy vuelta y veo a Amelia parada allí, congelada, con sus manos
sobre su boca. Antes de que sus ojos puedan encontrar los míos, me
acerco a ella y hago lo que dije que iba a hacer. La tiro sobre mi hombro y
miro cómo Dean arroja algunos billetes sobre la mesa y agarra sus cosas.
Está en silencio mientras atravieso el casino, jodidamente molesta y
muerta de miedo. La idea de que alguien la trate como menos que una
reina me enfurece. Ese es nuestro trabajo. Nosotros somos quienes
cuidaremos de ella y nos aseguraremos de que tenga todo lo que quiere. Y
me da mucho miedo ver cuán fácilmente podríamos perderla. ¿Qué pasaría
si ella viera lo que le hicimos a ese tipo y ya no quiere estar cerca de
nosotros? Eso no es lo que somos, pero lucharemos hasta la muerte por
ella.
Dean saca su teléfono y veo que le envía un mensaje de texto a
nuestro conductor. Cuando salimos al frente del casino, él espera con la
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placer. Lamo el azúcar de su sexo, llevándola cerca y más cerca del borde
antes de retirarme y Wes tomar su turno. Justo cuando ella consigue estar
cerca de su orgasmo, cambiamos de nuevo, ambos queriendo comer su
pequeño sexo.
—Maldición —exhala Wes cuando Amelia lloriquea y sus caderas se
levantan de la cama.
Asiento hacia él para terminar mientras me subo a su cuerpo. La
beso duro, dejando que pruebe su dulce néctar que acaba de entregar
mientras quito su vestido y su sujetador. Muevo mis labios por su cuello y
a su pecho, donde sus senos redondos y listos esperan por mí. Sus
pezones están duros como piedras, rogando por mi boca. Tomo uno, lo
chupo y luego le doy una larga lamida antes de moverme al siguiente.
—Yo… Voy a morir —dice, y sonrío contra su pezón.
—No. Solo vas a venirte tan jodidamente duro —digo, chupando otra
vez en ella.
Su cuerpo se estremece mientras cada músculo de su cuerpo se
tensa. Hay un completo silencio mientras ella jadea por aire y lo retiene
antes de gritar en el cuarto por su orgasmo.
Wes y yo no nos detenemos, mientras las olas de placer la derriban y
nosotros disfrutamos del momento tanto como podemos. Su lloriqueo se
convierte en gemidos y luego chilla de excitación mientras se retuerce bajo
nosotros. En un punto, es tan intenso que suena como si se está riendo,
pero luego jadea por aire y ralentizamos.
Suavemente beso sus senos, mientras me muevo hacia arriba de su
cuerpo, y luego beso sus labios suavemente. Se retuerce, pero estamos
lejos de haber terminado con ella. Solo le estamos dando un momento
para que tome aliento.
Cuando me paro de la cama, extiende su mano hacia mí, y alegra a
mi corazón.
—Estaremos de vuelta enseguida —comento, mientras comienzo a
quitar mi ropa. Wes hace lo mismo, luego se inclina y quita su vestido que
está enrollado alrededor de su cintura.
Deslizo mi mano bajo su espalda y la levanto hacia el centro de la
cama. Wes y yo nos metemos con ella, todos completamente desnudos.
Mirando a su mojado y rosado sexo, pienso en cómo se va a sentir
alrededor de mi miembro.
—Pequeña, Wes y yo no queremos usar condones —digo y observo
sus ojos abrirse y mirar a ambos—. Te queremos descubierta. Necesito
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conseguir mojar mi miembro con tu sexo y sé que una vez que esté dentro,
no querré salir. Ni siquiera quiero intentarlo.
Página
—¿Tal vez sea natural? —sugiero, y Wes gruñe—. Tal vez ha estado
pensando sobre conseguir un pene en su boca desde que nos conocimos, y
ahora va a trabajar muy duro para hacerlo bien.
—Demonios, su boca está ordeñando mi miembro.
Deslizo un dedo por su empapado sexo y empujo dentro y fuera de
ella. Necesito probar y estrecharla tanto como sea posible porque Wes y yo
somos enormes. Demasiado grandes para su pequeño culo y sexo, pero lo
haremos funcionar. Funcionará. Ella fue hecha para nosotros.
—¿Cómo se siente? —pregunto, observándola moverse arriba y abajo
de su longitud. Incluso llevó su mano arriba para acariciar la parte que no
puede meter en su boca.
—Como si tuviera una maldita aspiradora en su garganta —dice él,
mientras tira de su cabeza hacia atrás y empuja sus caderas hacia
adelante—. Quiero estallar en su boca.
—Hazlo —digo, trabajando un segundo dedo en su sexo. Quiero verlo
pasar mientras me masturbo con mi mano libre.
Wes agarra su cabello con ambas manos, mientras sus caderas se
mueven hacia atrás y adelante. No es profundo y no lo hace con fuerza,
pero usa la boca. Los músculos en sus brazos y muslos están tensos con
cada empuje y puedo ver su fuerza ser controlada.
Él está cerca, y tengo que detenerme de acariciar mi miembro,
porque no quiero ir sobre su trasero. No todavía. Con mis dedos aún en su
sexo. Lamo mi primer dedo en mi otra mano y lo llevo al agujero de su
trasero. Mientras Wes gruñe más profundo, empujo contra el apretado
agujero y lo deslizo dentro de ella.
Ella gime alrededor del miembro de Wes y estoy tan excitado con
solo mirarlos.
—Buena chica. Estás haciendo un muy buen trabajo, Amelia.
—Me vengo —gruñe Wes antes de sostenerse en su boca y gemir.
—Demonios, eso luce bien —digo, conociendo el tipo de alivio que él
está sintiendo.
Observo mientras ella traga ávidamente lo que él le entrega. Empuja
su trasero contra mí, y dejo escapar una risa. Está excitada de nuevo,
después de tener un pene en su boca y un dedo en su culo. Deslizo otro
dedo en su apretado agujero y gime. Fue hecha para nosotros.
Wes saca su miembro de su boca y se inclina para besar sus labios
hinchados.
—Eres tan jodidamente perfecta —dice, con cansancio en su voz.
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pezones.
—Vamos a tomar turnos en tu sexo por pequeños momentos. Luego,
te tomaremos al mismo tiempo. Uno aquí —dije, frotando el dulce lugar
dentro de su sexo—. Y otro aquí —continuo, flexionando mis dedos en su
culo—. ¿Crees que puedes hacer eso para nosotros, pequeña?
—Sss… Si —tartamudea mientras el placer devana su cuerpo,
queriendo esto tanto como nosotros.
—Lo estás haciendo muy bien —señala Wes, mientras se mueve
entre sus piernas.
Estoy de rodillas detrás de Amelia y ella está encima de Wes. Muevo
mis dedos fuera de su sexo y empujo sus caderas hacia abajo para que
Wes pueda deslizar su miembro dentro de ella. Mantengo mis dedos en su
culo mientras toma cada pulgada de su miembro.
—Demooonios —gruñe él mientras su apretado sexo rosado baja
lentamente.
Él sisea mientras ella toma pulgada tras pulgada, su cuerpo está
predispuesto y listo para ser tomado. Cuando está a la mitad, él la levanta
y la sostiene firme para mí. Entonces, tomo mi turno, deslizándome en su
pequeño y dulce tarro de miel y consiguiendo empapar mi miembro.
—Jesús, te sientes bien. Es tan jodidamente apretada. —Estoy a
medio camino también, y tengo que parar. Salgo y Wes está allí listo para
tomar mi lugar.
Estuvimos así por mucho tiempo, cada uno de nosotros penetrando
su pequeña abertura una pulgada más cada vez.
—Maldición, mi turno —dice Wes, ansioso y tomándola fuera de mi
miembro. Se empuja dentro de ella y golpea su sexo varias veces antes de
sacarla y sostenerla para mi otra vez.
Ambos estamos impacientes y luchando por su sexo. Es demasiado
bueno, demasiado apretada y ambos queremos estar dentro de ella.
Estoy bolas profundas ahora y ella gotea sus jugos. Solo puedo
manejar unos pocos golpes antes de que Wes la esté necesitando tanto.
Ambos ansiosos y veo que sus bolas están tensas. Mi miembro se está
volviendo púrpura y no sé cuánto tiempo más puedo aguantar.
—Una más, una más —gruñe, empujando una vez, dos, tres—.
Demonios, uno más.
Él va rápido, moviendo su miembro dentro y fuera antes de que un
rastro de semen sea disparado cuando él la retira de su miembro. Veo la
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tras ella. Los tres tumbados allí, tratando de recuperar nuestro aliento,
mientras Wes y yo dejamos besos por todo su cuerpo.
—No creo que vaya a sobrevivir a ambos —dice sin aliento y reímos.
—Solo espera hasta que te llevemos a esa gran tina —digo,
levantándome de la cama.
—¿A dónde vas? —pregunta, girando para alcanzarme mientras
sostiene a Wes con su otra mano.
—A abrir el grifo. Tomará una hora para llenar esa piscina.
55
Página
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Amelia
Traducido por Corazón_De_Tinta.
cabeza. El olor de Wes llena mis pulmones y me detengo cuando veo una
nota en la mesa de noche. La recojo.
Tuvimos que ir al estadio.
No dejes el condominio.
Ruedo los ojos y vuelvo a depositar la nota sobre la mesa. Debo ir a
trabajar. Quizás si sus traseros estuvieran aquí, podrían convencerme de
quedarme. No puedo llegar tarde en mi primer día. Además, ni siquiera
están aquí. Me debato dejarles una nota, pero luego decido no hacerlo. Y
preferiría verlos en el estadio. Me sorprende que estén allí; ya se acabó la
temporada para ellos.
Busco mi bolso. Lo encuentro y me dirijo a mi condominio, donde
tomo la ducha más rápida del mundo. Odio tener que lavarme su olor. Me
recuerdo que fácilmente puedo conseguirlo esta noche. Mi núcleo se
aprieta ante la idea.
Me trenzo el cabello y me pongo un poco de labial y máscara para
pestañas. Me detengo frente al espejo por un segundo y admiro mi cuerpo.
Pequeños chupetones marcan mis pechos y unos pocos moretones
pequeños decoran mis caderas. Paso el dedo por uno. Es pequeño y puedo
decir que sus dedos lo causaron. No recuerdo cuándo los hicieron,
tampoco si dolieron, pero me gusta verlos allí. Me inclino hacia adelante,
contemplando mis labios hinchados que están entrañables y me sonrojo.
Nunca me habían besado antes, pero Dean y Wes compensaron el tiempo
perdido anoche. La prueba está en toda mi boca y me pregunto si la gente
lo notará.
Encuentro un par de jeans y me detengo cuando veo el interior de
mis muslos. El calor inunda mi núcleo cuando veo pequeñas marcas por
toda la piel suave de allí. Mierda, en verdad se estaban asegurando que
recordara nuestra noche juntos. Mi cuerpo está todo marcado. Sonrío
porque no me importa si es demasiado cavernícola y posesivo. Quiero eso.
Agarro mi polo blanco de trabajo con el logo del equipo en él. Decido
usar zapatillas porque no estoy segura de en qué consistirá mi día. Soy
terapeuta física, por lo que no creo que esperen que aparezca en
pantalones de vestir o un vestido. Creo que casual pero prolijo es lo mejor.
Sé que estaré mucho tiempo de pie, pero quizás no al principio ya que ha
terminado la temporada. No estoy segura de qué estaré haciendo hasta
que regresen.
Saliendo, echo un vistazo a la puerta de los chicos. Los oiría si ya
hubieran regresado porque estarían gritando mi nombre. Resoplo ante el
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anoche debe haberse filtrado o algo así. No existe otra manera. Otro texto
aparece en la pantalla.
Mindi: ¡Respóndeme, mocosa!
Hago clic en sus mensajes. Veo enlace tras enlace de artículos con
mi nombre, además de Wes y Dean. Selecciono uno mientras las puertas
del ascensor se abren. El artículo comienza a cargarse cuando salgo del
edificio. Me congelo cuando oigo mi nombre siendo gritado desde todas las
direcciones. Levanto la vista cuando veo a los paparazis por doquier.
Empujan micrófonos en mi rostro y gritan preguntas. Me congelo, insegura
de qué hacer.
—¿Es cierto que estás saliendo con Dean Farmer y Wes Green?
—¿Estabas engañando a Wes y Dean con el hombre de anoche?
—¿Son conocidos por ponerse violentos?
—¿Alguna vez te han golpeado?
—¿Qué opina tu padre de esto?
—¿Eras parte del trato cuando firmaron un contrato extendido esta
mañana?
Esa pregunta me golpea como una bofetada en el rostro.
—¿Por cuánto tiempo crees que los suspenderá la NFL?
Mi estómago se retuerce. Me abro paso entre toda la gente. Necesito
llegar al estadio lo más rápido que pueda. Encontrando un taxi, me subo y
le digo al conductor que me lleve al estadio. Me tiemblan las manos
mientras intento llamar a mi papá. Las lágrimas caen por mi rostro. Todo
esto es mi culpa.
—Papi —lloro cuando responde el teléfono.
—¡Melly! He estado intentando comunicarme contigo. No dejes el
edificio. Recibí una llamada que…
—Es demasiado tarde —esnifo.
Mi imagen probablemente saldrá en todos lados y me encojo cuando
pienso en mi madre viéndola. Me sorprende que todavía no haya hecho
explotar mi teléfono. Estará furiosa. Le gusta todo brillante y limpio y
supongo que su hija salga con dos hombres no se asemeja en nada a
brillante y limpio para ella.
—¿Dónde estás? —Se apresura él a preguntar.
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¿verdad?
Página
palabra.
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Amelia
Traducido por ∞PurpleGirl∞
Corregido por maggiih
Afortunadamente, hay un garaje subterráneo en nuestro edificio.
Entramos sin ser realmente notados. Las ventanas oscuras del SUV
evitaban que la gente mirara y se aseguraba de que no nos fotografiaran.
Me siento en el centro de la cama mirando hacia abajo a mi teléfono, que
se prende cada dos segundos. Me sorprende que la batería no se haya
acabado ya.
Wes y Dean están hablando por teléfono con sus padres. Sus
teléfonos siguen explotando con llamadas de ellos. Querían llamarlos más
tarde, pero les dije que los llamaran ahora. Aman a su mamá y a su papá,
y no quería que se preocuparan por preocuparlos. No iba a ninguna parte.
Podrían tomar unos minutos para llamarlos.
Mi teléfono se enciende de nuevo y el nombre de mi madre aparece
en la pantalla.
—¿Vas a responder eso? —Wes pregunta, apoyándose contra el
marco de la puerta de la habitación. Dean entra y se arroja sobre la cama
junto a mí, su peso me hace rebotar. Mira hacia mi teléfono.
—Es tu madre.
—Por lo tanto, no estoy respondiendo. —Lo apago y lo tiro sobre la
mesa auxiliar. En el borde de la mesa vislumbro la nota que dejaron—.
También, no dejen una nota cuando se vayan. Despiértenme. —Intento
regañarlos, pero solo me sonríen.
—Queríamos solucionar las cosas antes de que despertaras.
Pensamos que volveríamos antes —admite Dean.
—Estaba seguro de que te desgastamos lo suficiente como para que
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estábamos peleando.
La pierna de Dean se envuelve alrededor de mí mientras su mano se
mueve a mi muslo desde la raja de mi culo. Muevo mi trasero contra él.
Los dedos de Wes en mi clítoris se mueven rápido mientras Dean entra por
detrás, empujando dos dedos dentro de mí.
Echo la cabeza hacia atrás, mi orgasmo me empuja. Dean sigue
empujando mientras Wes trabaja mi clítoris, enviándome al límite.
Arrancan mi orgasmo mientras caigo inerte entre ellos. Mis ojos se cierran
y sus manos se mueven para ahuecar mi estómago, haciéndome sonreír.
—Vuelve a dormir, pequeña. Todavía es temprano.
Murmuro, me gusta esa idea. Hasta que otro fuerte estallido me
despierta de nuevo.
—Ustedes dos. ¿Qué está pasando?
Me muevo de nuevo, peleando un poco más para salir.
—¡Amelia!
Me congelo y mis ojos se abren. Tanto Dean como Wes se
masturban.
—¡Mi madre! —chillo.
La he estado evitando durante meses. Parece que mi tiempo se
acabó. Nuestra única llamada telefónica después de que los medios
sacaron a la luz nuestra historia no fue tan bien. Le colgué, que es algo
que nunca había hecho en mi vida. Me sorprende que haya tardado tanto
en aparecer en mi puerta y exigir mi atención. Nadie la ignora.
—Déjenme ir. —Intento liberarme y los miro a los dos—. ¡Vendrá
aquí y no los va a ver desnudos! —grito la última parte, no me gusta la
idea de que alguien los vea desnudos. Dean sonríe.
—Solo tú nos ves desnudos. —Wes agarra mi rostro y me besa
profundamente antes de finalmente dejarme ir. Me apresuro a levantarme,
pero no antes de que Dean me golpee el trasero, haciéndome saltar y
moverme más rápido.
Encuentro mi ropa interior y la deslizo en su lugar. A continuación,
tomo una camisa del suelo y me la paso por la cabeza. Me giro para ver a
Dean y Wes acostados en la cama, casuales y relajados. Bueno, excepto
por sus erecciones que piden atención. Mis ojos van y vienen entre ellos.
Realmente quiero volver a la cama con mis hombres y no salir y enfrentar
a mi madre.
—¡Amelia! —grita de nuevo.
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superior de mi cabeza.
—Te amo, nena —dice Wes y me azota el culo—. Es mi turno ahora,
así que voltéate.
Me río mientras Wes me pone de espaldas y se mueve entre mis
piernas. Podría decirles que ya tienen lo que quieren. Pero, ¿qué hay de
divertido en eso?
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Página
Sobre el autor
Alexa Riley es un seudonimo tras el que están dos amigas
descaradas que se reunieron y escribieron algunos libros eroticos. Ambas
casadas, son mamás de dos niños que aman el futbol, los donuts y los
heroes de libros.
Se especializan en las historias de amor insaciables, sobrecargadas,
dulces y cursis que no toman todo el año leer. Si quieres algo seguro, corto
y siempre con un final feliz, entonces ¡Alexa Riley es para ti!
Alexa Riley son dos amigas atrevidas que se juntaron y escribieron
algunos libros sucios. Ambas son madres casadas que aman el futbol,
donas y tienen una obsesion por los heroes de los libros.
Se especializan en historias de amor insta-love, exageradas, dulces y
cursis que no toman todo el año para leer. Si quieres algo seguro, corto y
siempre con un felices para siempre, entonces, ¡Alexa Riley es para ti!
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Traducido, corregido y diseñado
por:
Paradise Books,
Love Books &
Book Escape