Está en la página 1de 79

Página

1
Staff
Moderadoras de Traducción
Tessa, Yess & Neera

Traductoras
Sarita Purple Girl
Lvic15 Mich Fraser
Neera Corazón_De_Tinta
Jessibel ∞PurpleGirl∞
Florpincha Claudiavero

Moderadoras de corrección
Neera, Florpincha & Maggih

Correctoras
Yess
Jessibel
Florpincha
Maggiih
Claudiavero
Neera

Diseño
JanLove
2
Página
Índice
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Epílogo 1
Epílogo 2
Sobre el autor
3
Página
Sinopsis
Amelia Green se está trasladando a traves del país para ser la
nueva fisioterapeuta del equipo de la NFL de su padre. Está lista para el
cambio de escenario, pero no está preparada para los dos jugadores de
fútbol que quieren hacerla suya.

Wes y Dean han sido inseparables desde el día en que se conocieron.


Incluso fueron a la misma universidad y fueron reclutados para el mismo
equipo. Han sabido toda su vida que querían una mujer para compartir. Y
el día que ven a Amelia, saben que es la indicada.
Advertencia: estos tipos son exagerados, pero caen por la persona
que aman. Este ménage está lleno con el doble de alfas, el doble de
posesión y el doble de dolor. Ven a jugar con nosotros!
4
Página
1
AMELIA
Traducido por Sarita
Corregido por Neera
—Esa es una menor de edad.
Mis ojos se abren ante el sonido de una profunda voz masculina que
es rica como el chocolate negro. Me brota piel de gallina y
momentáneamente me olvido dónde estoy. Parpadeo un par de veces y veo
a dos hombres enormes llenando todo el espacio frente a mí. Mi corazón se
detiene por un segundo cuando me doy cuenta a quién estoy mirando,
luego comienza a latir tan fuerte que me pregunto si pueden oírlo. Los dos
están de pie junto a mí, así que me siento derecha y me limpio la boca en
caso de que estuviera babeando mientras dormía. La vergüenza me inunda
y trato de alejarme de ellos para que no puedan verla escrita en toda mi
cara. Después de un segundo, miro hacia atrás y trato de evitar que mi
lengua se salga de mi boca.
Wes es el más grande de los dos y sus ojos son duros e ilegibles.
Miro a Dean, que está sonriendo, con malicia en los ojos. Después de un
momento de silencio, Dean golpea a Wes en la espalda.
—Estás asustando a la pequeña cosa.
Los miro a ambos, incapaz de encontrar palabras. Estos son dos
hombres que he soñado conocerlos desde que fueron reclutados para la
NFL hace un par de años. Todos saben quiénes son y he estado muriendo
por conocerlos desde que firmaron con el equipo de mi padre. Había estado
tan ocupada en los últimos años con la universidad que nunca tuve la
oportunidad de volar y ver un juego. Sabía que mi padre me habría
presentado en un abrir y cerrar de ojos si le hubiera preguntado. Ser súper
tímida fue otra razón por la que pospuse ir a uno de los juegos. Me
preocupaba que se me atascara la lengua, lo que claramente acaba de
suceder. No puedo creer que así sea como voy a conocerlos. Así no era
5

como lo había planeado en mi cabeza. Sabía que los conocería pronto. Solo
Página

que no tan pronto.


Mi mano vuela hacia mi cabello y lo acaricio para asegurarme que no
sea un desastre. Apuesto que me veo como un vago. Voy a matar a mi
padre cuando lo vea. Alguna advertencia hubiera sido agradable.
Dean empuja a Wes hacia un asiento que está justo frente al mío,
luego se sienta al lado de él. Más jugadores entran en el avión y me lanzan
miradas inquisitivas. Estoy segura que se preguntan por qué estoy aquí. El
entrenador Barnes sube al avión con un teléfono presionado en su oreja.
Él me da un levantamiento de mentón en reconocimiento antes de volver a
gritarle a quien quiera que esté en la línea. Él es el único que conozco en el
equipo.
Mi papá me dijo que el avión del equipo haría una parada en Nueva
York en el camino de regreso a Las Vegas, y que necesitaba estar en él. No
me había dado cuenta que quería decir que se detendría para recoger al
equipo de su último juego de la temporada. Soy una tonta por no poner
dos y dos juntos, pero he estado corriendo con nada más que cafeína
durante los últimos días, preparándome para mudarme a Las Vegas.
Si lo hubiera sabido, no me vería como lo hago en este momento. Mis
ojos se posan en mi regazo y me maldigo por usar pantalones de correr de
terciopelo rosa y una sudadera holgada que cuelga de un hombro. Dios
sabe cómo se ve mi cabello en este momento, y no tengo una partícula de
maquillaje. No es que use una tonelada para empezar, pero si hubiera
sabido que los dos hombres que protagonizan todas mis fantasías iban a
estar frente a mí en este mismo momento, me habría puesto un poco de
brillo labial.
Cuando les doy un vistazo a través de mis pestañas, veo que ambos
aún están mirándome. Wes frunce el ceño y Dean sonríe como si tuviera
un secreto. Jesucristo, ¿cómo voy a sobrevivir esto durante seis horas?
Alguien entra en mi línea de visión y miro hacia arriba para ver a
Nelson, una de las estrellas de reserva del equipo, parado allí. Sus ojos
vagan sobre mí antes que una sonrisa se forme en sus labios. Estoy segura
que eso derrite a la mayoría de las chicas, pero mi mente aún está
concentrada en los dos tipos frente a mí.
—¿Y quién podrías ser? —pregunta. Su voz es suave y dulce, y está
claro que está coqueteando conmigo. Nelson es muy conocido por ser un
hombre de mujeres, y cada vez que veo entrevistas suyas, siempre es
arrogante, pero divertido al mismo tiempo.
—No es tu maldito asunto. ―Escucho a Wes gruñir, y me pone los
pelos de punta.
—Mueve tu culo, Nelson —agrega Dean, y hay un borde en su voz.
6
Página

Nelson niega con la cabeza, sin siquiera mirarlos. Sus ojos todavía
están en mí, pero quiero que se mueva también. Está bloqueando mi visión
de Wes y Dean, y aunque tal vez no pueda encontrar las palabras para
hablar con ellos en este momento, quiero poder mirar.
—¿Este asiento está ocupado? —me pregunta, asintiendo hacia el
asiento vacío junto a mí. Hace un movimiento para sentarse, luego grita
cuando unas manos aterrizan sobre sus hombros.
—No me hagas repetirlo —advierte Wes.
Mis ojos se mueven entre los tres mientras el aire a nuestro
alrededor se siente más grueso.
—Sabes lo mucho que a Wes le gusta golpear la mierda de la gente,
Nelson. No lo presiones. Tomará cinco de nosotros para sacarlo de ti, y
necesito tu culo la próxima semana. Entonces, ¿por qué no te sientas en la
parte trasera y mantienes tu culo y tu cabeza en el mismo cuerpo? —dice
Dean con una sonrisa en su rostro.
Nelson se sacude fuera del agarre que tienen sobre él y se voltea
para mirarlos. Antes de irse, me mira y luego vuelve a mirarlos.
—¿En serio? —pregunta, levantando una ceja en duda.
—Muévete —dicen al unísono.
Nelson suelta una carcajada.
—Nunca pensé que vería el día. —Niega con la cabeza y finalmente
se mueve hacia la parte posterior del avión. Dean y Wes se sientan en sus
asientos, visiblemente relajados.
Saco mi libro del bolso en el piso y finjo leer. Ni Wes ni Dean dicen
nada, pero puedo sentir sus ojos en mí cuando pasan los segundos. Me
moría por conocerlos desde que mi padre los firmó con el equipo, y aquí
estoy tratando con cada centímetro de mi cuerpo de ignorar al dúo
dinámico.
Los dos firmaron juntos, ambos declarando que no irían a ningún
lado sin el otro. Después de escuchar esa historia, leí tanto sobre ellos
como me fue posible. Dean era un buen chico, nacido y criado en una
granja en Idaho. Su padre era un mariscal de campo retirado que estaba
en el Salón de la Fama. Dean parece estar en los talones de su padre para
hacer lo mismo. Todo sobre su vida es Todo-Americano.
Wes viene de la parte equivocada de la ciudad y perdió a sus padres
a una edad temprana. Pero tenía un talento en bruto que surgió de la nada
y ha sido una bestia desde que puso los pies en el campo. Él y Dean
fueron mejores amigos mientras crecían y los padres de Dean lo aceptaron.
Al menos eso es lo que encontré en línea. Son casi hermanos, lo que hace
7

que algunos de los rumores sobre ellos parezcan un poco extraños.


Página

Se ha dicho que son amantes, pero no hay fotos de ellos que


parezcan románticos de ninguna manera. A menos que cuentes ellos
abrazándose después de un juego. El mismo tipo de abrazo que los demás
jugadores se dan el uno al otro. El rumor tiene vida porque ninguno ha
sido visto con una mujer y viven juntos. Difícilmente van a ningún lado sin
el otro, así que la gente simplemente asume.
Mi corazón se rompió un poco el día que leí ese artículo. Aun así, a
mi cuerpo no le importa que no les gusten las mujeres; tengo mis fantasías
y nada las va a cambiar. Y no es como si pudiera elegir solo a uno para
fantasear. Ambos tienen su propio atractivo.
Wes es oscuro y melancólico y Dean es sonrisas y risas. Al menos
por lo que he visto de ellos en el campo o en entrevistas. Wes está
construido como un maldito camión. Siempre me recuerda a un hombre de
las cavernas, y la forma en que pisa fuerte ha solidificado mi impresión. Su
largo cabello oscuro cuelga un poco más allá de sus hombros, y cuando
está caliente y sudoroso en el campo se pone ondulado con rizos. Tiene al
menos un metro noventa y ocho de alto y es extremadamente musculoso.
Me sorprende cuando veo que alguien toma uno de sus golpes en el campo
y luego logra levantarse. Bueno, algunos se levantan.
Dean es su opuesto en la mayoría de los sentidos. Es unos
centímetros más bajo que Wes, y es delgado. Por lo que he visto de él, es el
mariscal de campo más rápido de la liga. Su cabello rubio es corto y
siempre tiene una sonrisa fácil en los labios. Incluso tiene un maldito
hoyuelo, lo que lo hace parecer aún más maravilloso. Tiene manos del
tamaño de guantes de béisbol y labios de los que cualquier mujer estaría
celosa.
Ambos son guapos a su manera, pero ¿cómo podía sentirme tan
atraída por dos personas que se ven tan diferentes? Pensaba que las
mujeres normalmente tenían un tipo, pero ¿qué sé yo? Apenas he tenido
una cita.
Mi educación no ayudó con mi vida amorosa. Nací en Las Vegas,
pero crecí en Nueva York. Mi madre se mudó lo más lejos posible de mi
padre. Probablemente habría ido a Alaska si hubiera podido, pero supongo
que su vida social y su adicción a las compras no lo permitían. Por alguna
razón, no quería que mi padre y yo estuviéramos cerca, pero siempre fui la
chica de papá.
Nunca supe un momento en que mis padres estuvieran juntos. Solo
unas pocas fotos me hubieran hecho creer que es verdad. Mi madre y mi
padre se conocieron una noche cuando mi papá la vio en uno de sus
espectáculos. Ella era una corista en Las Vegas, que es algo que trata de
ocultar a sus amigos de la alta sociedad en Nueva York. No quiere que
nadie sepa de dónde vino.
8
Página

Aunque puedo ver por qué mi papá se enamoró de ella. Es hermosa,


incluso años después. Nunca se calmó, pero ha habido hombres dentro y
fuera de su vida. Probablemente se le han propuesto una docena de veces,
y siempre pensé que estaba esperando el correcto. Pero descubrí que si
ella volvía a casarse, su pensión se detendría. Sabía que nunca se daría
por vencida. Aún más ahora que no recibirá manutención infantil. Solo la
obtenía si yo estaba inscrita en la escuela, y me gradué justo antes del
verano.
Nunca se ha dicho, pero tengo la sensación de que mi padre solo se
casó con mi madre porque quedó embarazada. Mi padre siempre está
tratando de hacer lo correcto cuando se trata de mí, incluso sonríe y es
educado cuando él y mi madre tienen que estar en la misma habitación.
Como en la graduación.
Intento olvidarme de ese día. Dios, amo a mi madre, pero todo con
ella tiene que ser un gran evento. Pudo haber sido mi graduación, pero ella
era el centro de atención. No es que me importara. No soy de las que ama
ser el centro de atención. No había visto a mi padre en meses y quería
pasar el día con él, o al menos esconderme con él durante la fiesta. Pero
mi madre me mantuvo a su lado, mostrándome como una especie de
premio que le pertenecía.
Uno nunca hubiera sabido que ella estaba en contra de que
obtuviera mi doctorado en fisioterapia. Se quejaba de eso a diario. Tuve
que escucharla porque vivía en casa mientras iba a la escuela. Entre ir a
una escuela para chicas, quedarme en casa cuando fui a la universidad y
tomar tantas clases como pude para graduarme lo más rápido posible, mi
vida social era nula.
Mi objetivo principal era graduarme porque sabía lo que me
esperaba cuando lo hiciera. Probablemente sea por eso que mi madre odia
mi elección de carrera. Todo lo que tenía que hacer era graduarme y
obtener una A y mi padre me prometió un trabajo en su equipo. El sueño
me alimentó. No solo quería el trabajo, sino también quería estar cerca de
mi padre.
Nuestra relación es diferente a la que tengo con mi madre. Mi padre
siempre ha sido más cariñoso y amoroso. Siempre quiso estar involucrado
en mi vida. No pasa un día sin que escuche su voz. Cuando no tenía que
trabajar, siempre estaba en Nueva York para verme o hacíamos un viaje
juntos. Incluso tiene un segundo hogar en el mismo edificio que mi madre.
Nuestro tiempo juntos siempre se sintió especial y estoy más que
entusiasmada de estar viviendo en la misma ciudad que él. Mi madre no
está feliz con eso, pero estoy segura que después de un tiempo se
acostumbrará. No es como si estuviéramos juntas mucho a menos que me
vistiera y llevara a un evento. Aparte de eso, somos como dos extraños
corteses que se cruzan en los pasillos de la casa. Me rendí hace mucho
9
Página

tiempo tratando de tener una relación profunda con ella. La amo, pero no
creo que alguna vez seamos nosotras.
Salgo de mis pensamientos cuando siento que el avión comienza a
moverse.
—Cinturón de seguridad. —Escucho a Wes gruñir.
Tal vez no sea un gruñido y así es como habla. Intento recordar las
entrevistas que ha hecho pero no recuerdo. Normalmente Dean habla todo
el tiempo. Siempre animé al equipo de mi padre, pero lo hice aún más
cuando crecí y me llevaba a los juegos. Devoré todo lo que pude sobre los
jugadores y equipos desde que mi papá me hizo la promesa de venir a
trabajar para él.
Busco a tientas mi cinturón de seguridad, totalmente nerviosa
sabiendo que ambos están mirándome. Realmente necesito componerme.
Voy a trabajar y viajar con ellos a los juegos. No puedo ser la hija torpe del
dueño frente a ellos.
Dos manos cálidas y fuertes cubren las mías, haciendo que mi
respiración se detenga por un momento.
—Déjame, cariño.
Miro hacia arriba, encontrando los ojos azules claros de Dean y me
pierdo por un momento. Sus pulgares me frotan las manos, luego se
mueven hacia el cinturón de seguridad. Él hace clic en su lugar fácilmente
y me siento cálida por todas partes.
—Gracias —digo cuando finalmente consigo que las palabras
escapen de mis labios.
—Hablas. —Me muestra un hoyuelo mientras me da una sonrisa
burlona—. Cierra tu boca o haré algo con ella.
Mi boca se cierra con fuerza y estoy segura que mi cara es de color
rojo brillante. Suelta una risa antes de guiñarme un ojo y volver a sentarse
al lado de Wes.
—Es incluso más suave de lo que parece —le dice, y Wes suelta un
gruñido. Miro hacia mis manos, donde su toque aún persiste. Sus
palabras golpean en mi cabeza.
¿Qué haría él con mi boca? Mis dedos se dirigen a mis labios y un
torrente de visiones me viene a la mente.
—Jodida mierda —murmura alguien.
No miro. Sé que fue Dean quien lo dijo y parece enojado. Estos dos
son tan confusos. Abriendo mi libro de nuevo, me pierdo en las páginas,
tratando de sacar todo lo demás para que mi mente pueda despejarse y
10

este sonrojo se desvanezca. Necesito componerme.


Página

Mis ojos se abren cuando siento que algo acaricia mi mejilla. Debo
haberme quedado dormida. Mis ojos se bloquean sobre Wes, que frota
suavemente mi mejilla con el pulgar. Su toque es tan diferente de lo que
pensé que sería.
—Estamos aquí, pequeña. —Su cara es suave ahora, pero no puedo
leer sus ojos oscuros. Hay algo allí, pero no sé qué es. Se ven casi tristes.
—Gracias. —Me siento. Wes se agacha y abre mi cinturón de
seguridad. Es dulce, pero tal vez estos dos piensen que soy tan
incompetente que ni siquiera puedo abrocharme y desabrocharme.
—¿Lo eres? —Wes me pregunta en su voz profunda.
No entiendo la pregunta.
—¿Soy qué?
—Menor de edad.
Miro hacia abajo y niego con la cabeza. Sé que luzco joven, y mi
pequeño tamaño no ayuda con eso. Ni tampoco cómo estoy vestida y
envuelta hoy. No queriendo mirarlo, tomo el bolso y meto mi libro adentro.
—Pero estás muy cerca, ¿no? —Miro por la ventana, deseando que el
avión se detenga en la pista para poder salir—. ¿Pequeña?
—Mi nombre es Amelia.
Dean está parado junto a él ahora. El avión deja de moverse y, un
momento después, oigo que se abre la puerta del avión. Me paro, pero Wes
y Dean no se mueven mientras bloquean mi camino.
—¿Quién eres, Amelia? —pregunta Dean. Lamo mis labios,
mirándolo. Jesús, son aún más grandes en persona. Verlos en el campo a
través de un televisor no les hace justicia.
—Yo... ah —tartamudeo, pero me corto cuando escucho la voz de mi
padre.
—¡Melly! —Mi papá siempre me llama por el apodo que me dio
cuando era bebé. Tanto Wes como Dean se voltean para ver a mi padre,
que acaba de entrar al avión, claramente incapaz de esperar que yo salga.
Me encanta que esté tan emocionado de verme como yo.
—¿Ella le pertenece? —Las palabras de Wes suenan mortales.
Los empujo y me lanzo a mi papá. No pude verlo todo el verano.
Estaba ocupada consiguiendo todas mis certificaciones en línea. Nunca
hemos pasado tanto tiempo sin vernos. Mi papá me abraza fuerte y me
besa en la mejilla. Antes de dejarme ir, me da vuelta y veo a todo el equipo
de pie, tratando de salir del avión.
11

—Sí, me pertenece. —Dean y Wes dan un paso hacia nosotros. Todo


Página

el equipo me está mirando. Dejan de moverse cuando mi papá continúa—.


Esta es mi hija, la Dra. Amelia Green. —Las expresiones de Dean y Wes
cambian, y no lo entiendo—. Es la nueva fisioterapeuta del equipo.
2
AMELIA
Traducido por Sarita
Corregido por Neera
—Papá, este lugar es demasiado.
Miro a mi alrededor al condominio completamente decorado, mi
entusiasmo hierve a fuego lento con la idea de que este espacio sea mío
para hacer con él lo que quiera.
El lugar es increíble. Más de lo que podría haber esperado, y solo he
llegado a la sala de estar. Hay una gran chimenea y un gran sofá seccional
gris suave que se ve esponjoso y cómodo. Grandes cojines alineados en su
mayoría y se ve muy acogedor. Hay luz por todas partes, brillando desde
las ventanas de piso al techo que miran a Las Vegas.
Me vuelvo para mirar a mi papá. Su cabello es un poco más gris que
la última vez que lo vi. Usa traje como siempre, pero hoy está un poco
menos tenso de lo normal. Se ve relajado. Es guapo, y siempre me
pregunté por qué nunca se volvió a casar. Tal vez mi madre arruinó la idea
para él. Nunca trajo a ninguna mujer tampoco.
—Este lugar es perfecto. —Pone sus manos en los bolsillos—. La
mayor parte del equipo vive aquí durante la temporada. La seguridad es de
primera clase. —Asiente hacia un teléfono—. Puedes pedir comida cuando
quieras y tienen un gimnasio y un spa abajo. Todo lo que necesitas en una
sola llamada.
»Es seguro —presiona—. Podrías quedarte conmigo si lo prefieres.
Me encantaría tenerte en casa, pero pensé que podrías querer tu propio
lugar.
—Es perfecto. —Amo a mi papá y estoy muy feliz de estar aquí, pero
quiero mi propio espacio. Es hora de comenzar a extender un poco mis
12

alas.
Página

—Sé que te gusta cocinar. —Asiente a la izquierda y corro hacia la


cocina. No solo amo cocinar, sino que me encanta comer.
—¡Papá! —grito, y mi emoción burbujea. Apenas llegué a usar la
cocina en casa. Mi madre odiaba los desastres, a pesar de que limpiaba yo
misma. También odiaba tener comida con muchas calorías en casa. Solo
cocinaba cuando ella se iba los fines de semana o sabía que se iría por la
noche. A veces podía colarme en la casa de mi papá para cocinar. Él
siempre me deja hacer lo que quiera en la cocina.
Paso la mano por la encimera de granito blanco y miro todos los
electrodomésticos de acero inoxidable.
—No has visto nada todavía —dice mientras camina hacia una
despensa.
Abre las puertas y revela una pequeña habitación llena de estantes.
Entro y veo que el lugar está lleno de comida. Está muy bien hecho, con
etiquetas y contenedores, casi no quiero tocar nada.
—¿Un diseñador organizó esta comida? —bromeo, pero la expresión
en la cara de mi padre me hace pensar que di en el clavo—. Nunca podré
comer todo esto.
—Tendrás que invitar a tu viejo a muchas cenas. —Envuelve un
brazo a mi alrededor, acercándome más y besándome en la parte superior
de la cabeza.
—Me gusta esa idea. —Estoy de acuerdo—. ¿Tienes hambre ahora?
—Desearía poder quedarme a cenar, pero tengo una reunión. —
Puedo escuchar la disculpa en su tono.
—Vivo aquí ahora. Tendremos muchas cenas. Además, tengo que
desempacar mis cosas y acomodarme. —Intento tranquilizarlo. Salimos de
la despensa y voy al refrigerador que está lleno hasta el borde. Contengo
una risa y tomo dos botellas de agua. Le lanzo una a través del mostrador
y la agarra.
—Las cajas que enviaste están en el dormitorio principal. Si no
quieres desempacar, entonces puedo enviar a alguien para que lo haga
mañana.
—Papá, puedo desempacar yo misma. —Niego con profunda
exasperación.
—Sé que puedes. —Toma un sorbo de su agua—. Como dije, la
mayoría del equipo vive en el edificio. —Sus ojos se dirigen hacia la puerta
principal—. Estoy empezando a arrepentirme de la unidad que elegí para
ti.
13

Alzo las cejas, insegura de lo que quiere decir con eso.


Página

—Solo hay dos unidades en este piso —agrega.


—Está bien.
—Pensé que mi elección era buena, pero ahora después del incidente
en el avión... —Niega con la cabeza.
—¿Uno de los otros jugadores vive en la otra?
—Sí. Dos. —Suspira—. Pensé que sería una buena opción para ti.
Pensé... ―Se calla.
Mi corazón late. Ya sé de quién está hablando. Si dos jugadores
viven juntos, tienen que ser ellos.
—Papá, si estás hablando de Dean y Wes, estoy segura de que está
bien. ¿No son, ya sabes...?
Se encoge de hombros, sin responder, luego mira su reloj.
—Tengo que irme. —Se acerca y me da un abrazo y un beso en la
frente—. Descansa. El trabajo comienza pasado mañana.
—No puedo esperar. —Lo llevo hasta la puerta y lo dejo salir. Miro al
otro lado del pasillo a la otra puerta y me pregunto si están dentro.
Sacudiendo mi cabeza, cierro mi puerta y la bloqueo. Cuando salimos del
avión, escuché a algunos de los jugadores hablando sobre salir esta noche.
Algo sobre un evento de presentación. He oído de celebridades haciendo
eso antes en clubes populares. Me pregunto si Dean y Wes irán. También
me pregunto si el rumor de que son homosexuales es cierto.
Los comentarios indirectos que me hicieron me hacen pensar que no
lo son. Tal vez solo sean discretos con sus mujeres o algo así. Exploro mi
condominio un poco más y casi muero cuando veo el baño principal.
Tomaré un baño en esa bañera más tarde seguro.
Miro todas las cajas apiladas y abro un par para asegurarme que
todo esté aquí. Saco las cosas que sé, necesitaré para los próximos días.
Después de regresar a la sala de estar saco mi computadora portátil de mi
bolso antes de activar el interruptor para encender la chimenea. Caigo en
el sofá, me hundo en él y tomo una manta cómoda.
Repaso algunos correos electrónicos antes que mi interés despierte.
Tengo mensajes del sitio de citas en el que me registré el otro día.
Configuré un perfil antes de irme de Nueva York. Pude haber bebido
demasiadas copas de vino cuando lo hice, pero solo quería intentar salir.
Mi mente va directamente a pensamientos sobre Wes y Dean, pero
los alejo. Incluso si juegan para mi equipo, tienen un corazón roto escrito
sobre ellos. Además, nunca podría elegir entre ellos.
Comienzo a hacer clic en los mensajes y elimino todos menos uno.
14

Está claro que los otros estaban buscando sexo y no estoy en lo de una
sola noche. O al menos no creo que lo esté. No estoy segura de lo que me
Página

gusta, si soy sincera conmigo misma. Sé que no quiero morir virgen, pero
creo que necesito algún tipo de conexión para desnudarme con otra
persona.
Un tipo llamado Mason me envió un mensaje y busqué su perfil. Es
lindo. Algunas de sus imágenes parecen un poco llamativas―una lo
muestra de pie junto a un automóvil deportivo, y otra en una fiesta de lujo.
Parece el tipo de hombre con el que mi madre trataría de emparejarme.
Tiene un corte limpio con cabello castaño corto y ojos azul claro. Se ve
como un tipo de chico de al lado. Dice que es un médico que ama el
béisbol, nunca ha estado casado y no tiene hijos.
De todos los que me han enviado un mensaje, es el único con el que
consideraría tener una cita, así que le devuelvo el mensaje, haciéndole
saber que me encantaría reunirme para tomar algo en algún momento.
Cuando escucho risitas, coloco a un lado mi computadora portátil y
me dirijo a la puerta principal. Miro a través de la mirilla y veo a dos
chicas paradas afuera de la puerta de Wes y Dean. Un momento después,
la puerta se abre y Dean sale, abrazando a las dos chicas antes de abrir la
puerta y dejarlas entrar. Mi corazón cae cuando la puerta se cierra detrás
de ellos.
Cierro los ojos, odiando los celos envolviéndome. Como si tuviera un
reclamo sobre ellos. ¿Cómo puedo estar molesta? Estaba arreglando una
cita, así que no es como si fuera inocente.
Salto cuando de repente alguien viene y se para frente a mi puerta.
Puedo distinguir la cara de Nelson cuando golpea, y abro la puerta.
Se ha cambiado el traje que tenía puesto. El equipo está obligado a
usar trajes cuando van y vienen de los juegos. Ahora está vestido con
jeans azul oscuro y un polo blanco apretado.
—Oye, hermosa. Algunos de nosotros saldremos esta noche.
¿Quieres venir? ¿Puedes pasar el rato y conocer a algunos miembros del
equipo? —Se apoya contra el marco de la puerta con aire informal y
relajado.
Echo un vistazo a la puerta de Wes y Dean y debato por un
momento.
—Sí, creo que sí. Dame diez minutos para prepararme. —Abro la
puerta un poco más, invitándolo a entrar. Entra y la cierra detrás de él.
—Esperaré. El lugar no está lejos de aquí.
Voy a mi habitación y me apresuro a buscar algo para ponerme. Voy
con un vestido y un par de tacones gruesos, luego esponjo mi cabello un
poco y me pongo un poco de máscara y lápiz labial. Cuando regreso a la
sala de estar, Nelson está parado donde lo dejé. Se da vuelta cuando oye
15

mis tacones haciendo clic en el piso de madera.


Página

Deja escapar un silbido y me río. Es juguetón y no siento que me


esté molestando. Me ofrece su brazo en un gesto amistoso, así que lo tomo
y agarro mi bolso con la otra mano.
—Nunca he estado en un club antes —admito.
—Entonces te espera el momento de tu vida.
Bien. Necesito dejar de pensar en los hombres que viven junto a mí y
las mujeres que tienen en su casa. No me va hacer ningún bien pensar en
lo que están haciendo adentro.
16
Página
3
Wes
Traducido por Lvic15
Corregido por Neera
Odio cuando termina la temporada. Hay demasiado tiempo de
inactividad. Soy una bestia y necesito ser entrenada. Me he pasado toda la
vida trabajando duro para poder ser el mejor cuando llegue el momento de
salir al campo. La temporada baja vuelve a los jugadores perezosos.
Gracias a Dios tengo a Dean empujándome, porque le hago lo mismo
a él. Normalmente soy bastante tranquilo y simplemente gruño cuando lo
necesito, pero estoy más de mal humor cuando no estoy quemando toda la
energía acumulada.
Mis pensamientos derivan de nuevo a la zona de piel desnuda en el
hombro que me quedé mirando durante seis largas horas. Enciendo la
ducha fría y espero a que el frío me quite la necesidad de ese pequeño
pedazo de culo de la rubia.
Amelia.
Joder, ese nombre me crea un nudo en el estómago y no sé cómo voy
a controlarlo. Agarro el champú y trato de lavar mis pensamientos. Podía
sentir la energía fluyendo fuera de Dean en oleadas y me puso nervioso.
Su necesidad desencadenó la mía y allí nos quedamos sentados a
centímetros de lo que queríamos.
Escucho los susurros. Siempre ha habido charla cuando se trata
nosotros dos. Desde el momento en que nos conocimos fuimos
inseparables. Después de que mis padres murieran fui puesto en una casa
hogar. La gente que llevaba la casa eran lo suficientemente amables, pero
era sólo un trabajo para ellos. Los padres de Dean me criaron como un
hijo, así que cuando digo a la gente que es mi hermano lo digo en serio.
Incluso llamo a sus padres mamá y papá. Tenía una cama en su
17

habitación donde dormía más que la de mi casa. Fuimos a la misma


Página

universidad, compartimos la misma habitación en la residencia, e incluso


vivimos fuera de la escuela juntos. La gente pensó que estábamos locos
porque siempre compartíamos habitación, pero nunca nos gustaba estar
solos. Nunca he tocado a Dean en una forma que no fuera fraternal, y no
me siento atraído sexualmente a él. Pero es mi alma gemela en cada
sentido de la palabra, y no me gusta estar lejos de él. Es la razón por la
que entramos en las selecciones juntos y éramos un paquete. Me importa
un carajo lo que la gente piense de nosotros.
Cuando estábamos en el instituto fuimos a acampar solos un fin de
semana. Estábamos en el lago pescando cuando Dean me preguntó si
pensaba en tener relaciones sexuales.
—Eso es todo en lo que pienso.
—No. Lo sé. Pero eso no es lo que quiero decir. No lo estoy diciendo
bien —dice.
—¿Qué quieres decir entonces? Explícame. —Dejo el carrete y Dean se
queda en silencio durante tanto tiempo que estoy a punto de preocuparme.
Siento una agitación en mi estómago y sé lo que viene.
—Alguna vez has pensado en tener sexo. Con la misma chica, al
mismo tiempo.
Le miro y me mira. Por un latido hay un entendimiento entre nosotros,
y asiento.
—¿Nos convierte en monstruos? —pregunta, y puedo escuchar el
miedo en su voz.
—¿Importa? —gruño y tiro de mi caña de nuevo.
El silencio pasa de nuevo y le escucho dejar escapar un suspiro.
—Supongo que no. Es sólo... que pienso en follar a una chica y luego
pienso en ti. No quiero follarte, pero te amo. —Se encoge de hombros y
puedo decir que esto era una gran confesión para él.
—Te amo, también —es todo lo que digo. Somos una familia.
Tuvimos un par de conversaciones como esa a lo largo de nuestras
vidas, y en la universidad lo probamos. Éramos los jugadores de fútbol
estrella y teníamos chicas golpeando nuestras puertas, pero nunca fue la
correcta. Siempre les gustaba más uno que el otro, o no querían hacerlo
todo el tiempo. Era más una fantasía para ellas, una sola vez. Éramos un
circo y simplemente querían su turno en el espectáculo de los monstruos.
Después de un par de veces odiamos la forma en que se sentía y decidimos
no hacerlo más. No hasta que encontrásemos a alguien que nos quisiera a
los dos y estuviera en esto para siempre. Tratar de dividirnos rompería
nuestra relación, y aprendimos que no estábamos dispuestos a
18

conformarnos.
Página

Salgo de la ducha y me seco mientras voy al lavabo y agarro mi


navaja. Miro hacia abajo para ver que la hoja está sucia así que voy al otro
lado de la pileta y agarro la de Dean. Compartimos un cuarto de baño y
dormitorio como hacíamos en la universidad. Nuestra madre decía que
debíamos haber sido gemelos unidos en una vida pasada, y no estábamos
en desacuerdo. Si no estamos en la misma habitación, por lo general
vamos a buscar al otro para poder pasar el rato. Algunas personas pueden
encontrar este extraño, pero por lo general mantenemos nuestra vida
privada en privado.
Hay un golpe en la puerta y atravieso el dormitorio hacia la sala para
ver a Dean abrir la puerta. Cassie y Emma entran y asiento con la cabeza
en señal de saludo antes de ir al cuarto de baño. Cassie es la hermana
mayor de Dean y Emma es su hermana menor. Son mis hermanas,
también, para lo que de verdad cuenta, y están en la ciudad durante el fin
de semana.
Saben acerca de nuestra situación, después de haber crecido con
nosotros dos siempre juntos. Supongo que, mirando hacia atrás, podría
haber parecido raro a los extraños, pero en nuestra familia es sólo la forma
en que funcionaba. Tengo mucha suerte de que la familia de Dean me
diera la bienvenida y nunca me hiciera sentir diferente.
Cassie viene al baño y abre los armarios de debajo del fregadero.
—¿Tenéis algún tampón?
—No —digo, mientras me enjuago la cara y voy al armario de la
habitación. Emma entra en el dormitorio con Dean tras ella.
—Todavía no habéis traído a una chiquilla a este lugar. Lo que sea,
simplemente tomaré algunos cuando salgamos esta noche —escucho decir
a Cassie desde el baño.
—No hay chiquillas. Pero creo que hemos encontrado a la de verdad
—dice Dean, cayendo sobre la cama y extendiéndose sobre ella.
—¿¡Cómo!? —Nuestras hermanas chillan al mismo tiempo.
Cierro la puerta del armario y me visto, pero oigo a Dean
murmurando para ellas. Les está contando sobre Amelia y nuestro vuelo a
casa.
Amelia.
Me froto los ojos y tomo una respiración profunda. No hablamos de
ello cuando regresamos. Sabía lo que Dean estaba pensando todo el
tiempo sin tener que decir una palabra. Siempre está pensando y
planeando. Ella es la correcta. Hemos estado esperándolo durante años,
pensando que lo sabríamos cuando llegase el momento. Resulta que
teníamos razón.
19

Me puse un par de pantalones vaqueros y un polo antes de salir del


Página

armario. Dean está tumbado en la cama a medida que pedimos cuando


compramos el lugar. La compartimos, pero es lo suficientemente grande
para poder darme la vuelta tres veces y todavía no tocarlo.
Cassie y Emma están sentadas al final de la misma, pendientes de
cada palabra que dice.
—¿No compré esa camisa para Dean? —Emma pregunta mientras
sacude la cabeza.
—Me queda mejor —digo mientras el material se estira firmemente a
través de mi pecho.
—Así que la encontraron —dice Cassie, sonriendo de oreja a oreja—.
No puedo esperar para conocerla.
—Ni siquiera la conocemos —dice Dean, y meto mis manos en los
bolsillos—. Es complicado, pero es ella.
—¿Wes? —pregunta Emma, esperando confirmación.
Asiento y ella da un pequeño aplauso excitado mientras rebota sobre
el extremo de la cama.
—Deberíamos celebrarlo. ¿Tienen algo de comer? —dice Cassie
mientras se levanta y camina hacia la cocina.
Tenemos un nutricionista que llena nuestra nevera dos veces a la
semana, así que sabe bien que tenemos comida allí. Cassie es como
nosotros cuando se trata de comida y no va más de una hora sin algo que
comer.
Todos vamos a la cocina y tomo un vaso de agua, mientras que Dean
y Emma se preparan comida. Después de una hora o así Cassie nos dice
que ella y Emma se van a un club, algo que sucede con frecuencia cuando
vienen a Las Vegas a vernos.
—Estoy fuera —digo, y los tres ruedan sus ojos.
—Lo sabemos —dice Emma, y ella y Dean se ríen.
El teléfono de Dean suena y mete la mano en su bolsillo para
tomarlo. Bebo un trago de agua, pero siento la energía cambiar en la
habitación. Le miro y veo como su cara se vuelve blanca.
—¿Qué pasa? —pregunto, y estoy a su lado al instante.
No habla, sólo gira su teléfono hacia mí. En la pantalla hay una
imagen de Nelson y Amelia juntos en un club de Las Vegas, los dos
riéndose y sosteniendo bebidas. Hay otro timbre y es un mensaje de
Nelson.
NELSON: Se lo están perdiendo
Dean aprieta tan fuerte el teléfono que pienso que la pantalla puede
20

romperse. Por lo general, soy quien tiene los problemas de manejo de la


Página

ira, pero no hoy. Tomo el teléfono de su mano y le devuelvo el mensaje.


DECANO: ¿Dónde están?
NELSON: El Strip... ¡venid y nos vemos!
Gruño cuando le entrego el teléfono a Dean, pero antes de que
pueda dárselo, Cassie me lo arrebata de las manos.
—Parece que Nelson tiene algo que desean —dice, mostrándoselo a
Emma—. Están en Viper.
—¿Cómo lo sabes? —pregunto, y ella rueda sus ojos.
—¿Vamos o no? —dice Cassie, mirando entre Dean y yo.
Ni siquiera hay que hablar para saber la respuesta a esa pregunta.
Ya estamos en marcha para cuando ha terminado de preguntarlo.
21
Página
4
Dean
Traducido por Neera
Cuando llegamos a Viper, caminamos hasta el frente de la fila y el
gorila abre la cuerda de terciopelo. Asiento hacia él y le doy algo de dinero
en efectivo, y Wes, Cassie, Emma y yo nos abrimos paso entre la multitud.
Dirijo el grupo y me dirijo a la parte trasera de la sala VIP. Si Nelson está
aquí, ahí es donde estará.
Cuando llegamos al siguiente gorila, se quita del camino y estrecha
nuestras manos, dándonos la bienvenida y ofreciendo servicio de botellas.
Wes y yo lo rechazamos porque no bebemos. Ni siquiera en la temporada
baja. Cassie y Emma inmediatamente comienzan a pedir bebidas cuando
una camarera se acerca a nosotros. Estoy escaneando la habitación y
siento a Wes a mi lado haciendo lo mismo.
—¡Ahí! —grita sobre la música y señala hacia la parte trasera donde
está la cabina de DJ.
Nelson está arriba con auriculares señalando a la multitud. Los
corredores son siempre presumidos. Miro a mi alrededor otra vez pero no
veo a Amelia en ningún lado.
—Joder —murmuro mientras avanzamos.
Cuando llegamos al stand, Nelson nos ve y por un segundo se ríe,
entonces, cuando ve nuestra reacción, deja caer su sonrisa y sale de la
cabina del DJ.
—Sabía que podría conseguir que ustedes vi…
—¿Dónde está ella? —Wes y yo dijimos al mismo tiempo.
Normalmente Wes es el malhumorado mientras que yo soy cómico y
tranquilo, pero ahora ambos tenemos el mismo objetivo. Encontrar a
Amelia y sacarla de este lugar.
22

En el camino, Cassie y Emma nos contaron todo sobre el Viper y


Página

sobre qué tipo de celebridades vienen aquí. Es uno de los mejores clubes
de Las Vegas en este momento, y hay mucha gente aquí que estamos
seguros de que no queremos alrededor de lo que es nuestro.
—Cálmate, fue al baño —dice Nelson, levantando sus manos.
Él mira más allá de mí, sonriendo y guiñando el ojo. Miro por encima
de mi hombro y veo a Cassie levantando una bebida hacia él y luego
dándole un guiño de vuelta.
—Aléjate de mi hermana —ordena Wes antes de girar e ir hacia los
baños.
Veo a Cassie encogerse de hombros mientras se acerca a Nelson y le
da un abrazo. Se han visto algunas veces cuando mis hermanas vienen de
visita, pero nunca pensé nada al respecto. Ahora me pregunto qué tan
bien se conocen. Emma está bailando con uno de nuestros muchachos,
Linsley, y le doy una mirada que dice que cuide de ella. Él asiente
mientras cambia su bebida por agua y sigue bailando. Él y Emma suelen
salir juntos cuando estamos todos juntos, pero ella dice que no está
interesada. No quiere salir con un atleta, lo que personalmente encuentro
ofensivo. Pero como sea, tiene veintiún años y puede tomar sus propias
decisiones.
Wes y yo no tenemos problemas si Emma sale con Linsley, es un
buen tipo de una buena familia y no bebe ni festeja. Estoy realmente
sorprendido de que esté aquí esta noche, pero cuando miro a mi alrededor
veo que la mayoría del equipo lo está. Nelson, por otro lado, es un jugador,
y Cassie lo sabe muy bien. Ella es demasiado buena para él, pero no
puedo decirle a mi hermana mayor qué hacer.
Mi familia es muy unida, así que estoy seguro de que pronto sabré lo
que está sucediendo, pero por ahora tengo cosas más importantes en las
que concentrarme, y tiene la forma de un reloj de arena con una piel tan
suave como la seda.
Cuando llego al baño de mujeres, hay una larga fila. Molestando.
Wes y yo vamos a la puerta y hay algunos abucheos mientras vamos. Los
ignoramos y entramos. Hay tres puestos dentro con unas diez mujeres de
pie frente al espejo. Miro a mi alrededor y no la veo, entonces decido
probar el plan B.
—¡Oye! Amelia, ¿estás aquí, nena? —grito sobre la música y el ruido.
El baño estalla en una ráfaga de risitas y pongo los ojos en blanco.
Después de un segundo de nadie respondiendo decido probar de otra
manera.
—¡Llamando a Amelia Green! ¡Tienes diez segundos para sacar tu
trasero de este baño antes de que Wes y yo vayamos a buscarte!
23

De repente, una de las puertas se abre de golpe y ella sale


frunciendo el ceño, enojada como el infierno. Las chicas en el baño
Página

comienzan a animar, y su cara se pone roja. Se acerca al fregadero y se


lava las manos tranquilamente antes de tomar una toalla de papel y
secarlas. Cuadra los hombros y marcha hacia donde estamos parados,
pero en lugar de acercarse a donde estamos, pasa junto a mí y me da un
codazo en el costado a medida que avanza.
—Gahh —grito mientras agarro mi costado. Siento que Wes se ríe a
mi lado mientras la vemos regresar al VIP—. ¿Qué hice mal?
—Eres un idiota —dice Wes.
—Un idiota que va a hacer que venga a casa con nosotros —le digo, y
la persigo.
24
Página
5
Amelia
Traducido por Neera
Respiro hondo, tratando de recuperar fuerzas. Estaba pasando un
buen rato desde que llegué aquí. Después de unos tragos y perderme en la
música, pude olvidarme de Wes y Dean. Está bien, no olvidar, pero no
estaban inundando todos mis pensamientos con lo que podrían estar
haciendo con las chicas a las que dejan entrar a su casa.
Un nudo me llena el estómago una vez más al pensarlo. Vi a los
cuatro entrar juntos. Eran difíciles de pasar desapercibido. No solo por su
tamaño, sino porque todos voltearon a mirarlos cuando entraron y se
movieron por el club. Un grupo de personas gritó sus nombres y los
aplaudió. Mis ojos se llenaron de lágrimas al verlos con las otras mujeres y
supe que tenía que recuperarme. El lugar más seguro fue el baño. No les
haría saber que me molestaba porque tengo que trabajar con estos dos.
Pero mi escapada al baño fue efímera.
¿Por qué estaban incluso en el maldito baño buscándome para
empezar? Me abro paso entre la multitud, viendo que el club se ha vuelto
más concurrido desde que llegamos. La gente está en todas partes, por lo
que es difícil moverse. Me aplastan, pero necesito salir de aquí.
Así como me estoy frustrando, la gente de repente comienza a
apartarse de mi camino por sí misma. Cuando siento calor en mi espalda,
sé por qué. Ni siquiera tengo que darme vuelta para saber que ambos
están detrás de mí. Dios me ayude, el recordatorio me hace agregar un
poco de meneo a mis pasos mientras camino. No sé si eso es lo mío o el
alcohol que nada en mi sistema.
Veo a Nelson en la mesa que nos consiguió anteriormente, junto con
algunos otros jugadores del equipo. Ya me presentó a muchos de ellos, y
todos fueron amables. Me alegré de conocer a algunos de ellos fuera del
25

entorno de trabajo. No quería que me etiquetaran como hija del jefe.


Quiero que me vean más que eso y quiero que todos me quieran. Quizás es
Página

algo que heredé de mi madre y no sé si es bueno o malo. No estoy


acostumbrada a estar con tantos hombres.
Nelson está haciendo tragos cuando me acerco a la mesa. Noto que
una de las chicas con la que vinieron Wes y Dean está de pie junto a él.
Ella es hermosa. Tiene el cabello rubio que cuelga alrededor de sus
hombros en ondas largas. Tiene un vestido negro ajustado y tacones que
tienen que ser de al menos cinco pulgadas, lo que le da altura de
supermodelo. Se balancea con la música y hace que su cabello rebote con
cada movimiento. No solo es bonita, es sexy. Nunca me he considerado
sexy. Me han llamado linda y adorable, pero no sexy. De hecho, el vestido
que tengo esta noche es lo más sexy que tengo y se ve desaliñado en
comparación con lo que lleva puesto.
La mirada de Nelson está en la mujer. Tengo que contener un bufido
mientras lo veo derramar los tragos que está vertiendo porque no puede
quitar sus ojos de ella.
—¡Nelson! —Escucho a Wes ladrar detrás de mí, lo suficientemente
fuerte para ser escuchado sobre la música.
Me hace saltar y tropiezo con mis tacones bajos. Manos calientes me
atrapan antes de caer sobre mi culo. No estoy segura de quiénes son, pero
trato de liberarme del agarre. Las manos solo se tensan y los dedos se
hunden en mis caderas en un agarre posesivo.
—Déjame ir —corto, pero luego me congelo cuando los labios llegan
a mi oído.
—Dean tenía razón. Eres incluso más suave de lo que pareces.
Siento los labios de Wes detrás de mi oreja y cada célula de mi
cuerpo se pone en alerta máxima.
Nelson y la otra mujer nos están mirando. Nelson tiene una sonrisa
arrogante en sus labios, mientras que la boca de la chica se ha formado
una O perfecta. Supongo que está enojada porque uno de estos dos
hombres es suyo y ambos están conmigo por alguna razón.
La mano de Wes se desliza desde mi cadera hasta mi estómago y él
se envuelve a mí alrededor. Entro en pánico, uso mi codo y me vuelvo
hacia atrás con fuerza. Wes suelta un pequeño gruñido y yo silbo. Es como
golpear una maldita pared y me pregunto si me hice más daño a mí misma
que a él.
Wes me suelta y salgo de su agarre, asustada de que intente
agarrarme de nuevo. Camino directamente hacia Nelson y tomo uno de los
tragos sobre la mesa. Lo tiro hacia atrás y un sabor amargo y áspero llena
mi boca. Agarro otro y lo bebo también.
26

Un zumbido cálido fluye por mi cuerpo y trato de ignorar el sabor.


Nunca antes había bebido realmente, y no sé lo que esto me va a hacer. He
Página

tomado unas copas de champán en los eventos a los que mi madre me


llevó, y de vez en cuando he bebido un vaso de vino tinto cuando salgo a
cenar, pero esto se siente diferente.
Antes de que sepa lo que está pasando, el vaso sale de mi mano y
Dean me lo quita. Lo deja caer sobre la mesa y le da a Nelson una mirada
dura.
Alejo mis ojos de Dean para mirar a Nelson, quien tiene su brazo
alrededor de la mujer. Él pone los ojos en blanco y deja caer su brazo a su
alrededor al mismo tiempo que Dean me abraza. Siento a Wes a mis
espaldas, su cuerpo se siente familiar y fuerte.
Hago una pequeña zambullida para soltar el brazo de Dean a mi
alrededor, luego me giro para mirarlos a los dos. Son como una pared
humana ocupando todo el espacio frente a mí, ya que ambos tienen los
brazos cruzados sobre el pecho. Parece que podrían ser los gorilas de este
club. Debo inclinar mi cabeza hacia atrás para incluso hacer contacto
visual con ellos.
Pongo mis manos en mis caderas y cuadro mis hombros.
—Mantengan sus manos lejos de mí —les grito a los dos. Dean
sonríe, dándome ese hoyuelo, y la cara de Wes es ilegible. Estoy bastante
segura de que está luchando contra una sonrisa, lo cual es irritante. Un
pequeño gruñido me abandona y la sonrisa burlona que Wes está
luchando se libera. Dios, él es aún más guapo cuando sonríe. Quiero
borrar las miradas de sus caras.
—No va a suceder —dice Dean.
—No.
Por supuesto, la respuesta de Wes es solo una palabra gruñida.
—¿Es suya? —Miro entre los dos. Wes asiente y Dean responde
afirmativamente.
Me quedo allí sorprendida por un momento.
—Algo como, ¿la comparten? ¿Entre ustedes dos?
Siento que me sonrojo y aparto la mirada de ellos. Estoy segura de
que mi sorpresa está en mi cara. Entonces los celos me inundan. No
debería sorprenderme que alguien tan bonita como ella pueda tenerlos a
ambos. Miro hacia ellos y parecen que me están estudiando.
—No importa. No respondan eso. —Agito mi mano frente a mí. No
quiero saber sobre su vida sexual. Lo que ya he empezado a armar es
desgarrar mi corazón con sentimientos que no entiendo. Quiero que sean
27

míos. Pertenecer a ambos y que ellos me pertenezcan.


Página

Me vuelvo a la mesa. Nelson tiene un trago en su mano y está a


punto de tomarla, pero yo se la quito.
—Amelia.
Ignoro la voz mientras lanzo el trago hacia atrás y siento el ardor,
feliz de centrarme en otra cosa en este momento además de mis celos.
—¿Quieres bailar? —pregunta la mujer.
Ella tiene un hoyuelo en su mejilla y su sonrisa es amistosa. Se
acerca a mí, y aunque no quiero que me guste, no tengo una razón real
para no hacerlo. Me sorprende que no me esté tirando dagas.
—Sí —le digo y le tomo la mano.
—Cassie, ella no está bailando —le dice Dean.
—Haré lo que quiera —le respondo. Sonrío cuando veo que ya no
están usando esas sonrisas.
—Tal vez todos deberían quedarse en la zona VIP y pasar el rato —le
dice Nelson a Cassie. Él se humedece los labios mientras sus ojos la
recorren. Está claramente enamorado. No tomé a Nelson como el tipo para
enamorarme de una mujer. Parecía un jugador para mí.
Cassie pone los ojos en blanco.
—No nos vestimos para nada. —Me tira de la mano.
—Cassie —gruñe Wes.
—Ignóralos. Eso es lo que hago cuando tratan de controlarme. —Me
guiña un ojo.
Me muerdo el labio para no decirle que no me importaría que me den
órdenes si tuviera la oportunidad. Aunque después de esta noche sé que
no me gustaría pertenecer a ellos. Claramente no tienen ningún problema
yendo de mujer a mujer justo en frente de mí.
Cuando Cassie me lleva a través de la multitud, mi mente comienza
a vagar. Tal vez vinieron a buscarme porque mi papá les pidió que me
vigilaran o algo así. Tal vez es por eso que me estaban buscando, y no son
los jugadores que creo que son.
Mi cuello hormiguea en el lugar donde Wes colocó sus labios,
recordándome que probablemente estoy equivocada. No puedo creer que
estoy tratando de ponerles excusas. Odio la idea de que los dos hombres
que he estado esperando conocer durante años sean unos idiotas de mala
calidad.
Veo a la otra mujer con la que vinieron bailando con Linsley cuando
llegamos a la pista de baile principal. Lo conocí cuando llegamos al club
28

por primera vez. Él fue realmente agradable y tenía algunos de los mejores
modales que jamás había visto. La está abrazando mientras se mueven
Página

juntos.
—Esa es mi hermana, Emma —grita Cassie por la música. Asiento y
comienzo a bailar.
Me pierdo en la música por un tiempo, pero puedo sentir los ojos.
Cada vez que miro, veo a Dean, Wes y Nelson mirándonos a Cassie y a mí.
No puedo evitar lanzarles miradas de vez en cuando.
—¡Necesito un trago! —grita Cassie después de algunas canciones.
Ella toma mi mano y me saca de la pista de baile.
—¡Muévanse! —les grita a los hombres, y se apartan de su camino.
Golpeamos nuestra mesa y tenemos otra ronda de tragos y bebidas antes
de volver a bailar.
Dean y Wes siguen metiendo botellas de agua en mis manos a
medida que avanza la noche. Los bebo porque el baile me está poniendo
sedienta. Trato de mantener la distancia de ellos lo mejor que puedo, pero
cada vez que me doy vuelta me encuentro con ellos. Son como sombras
gigantes. Por mucho que quiera caer en ellos, me gusta Cassie y nunca le
haría eso a otra mujer.
No estoy segura de que Nelson tenga el mismo código que yo, porque
claramente está tratando de llamar la atención de Cassie.
Después de unas horas, me dejo caer en uno de los sofás en el área
VIP. Creo que mi noche llega a su fin. Mis ojos se sienten pesados. Dean y
Wes se sientan a mi lado, uno a cada lado. Siento que mis ojos se vuelven
pesados mientras que el agotamiento y la bebida tratan de dormirme.
—Solo voy a cerrar los ojos por un momento —murmuro.
Mi cabeza cae sobre el hombro de Dean y siento la mano de Wes
sobre mi muslo. Su dedo me acaricia hacia adelante y hacia atrás, el
contacto me calma y me hace sentir aún más adormilado.

—Te tenemos.
Es lo último que recuerdo antes de dispararme en la cama. Miro a
mi alrededor, sin saber dónde estoy, pero inmediatamente sé con quién
estoy. Por un lado está Wes y el otro lado, Dean. La luz del sol entra por
las ventanas del piso al techo y me doy cuenta de que estoy en su lugar.
En su gigante cama.
Trago saliva, tratando de recordar cómo llegué aquí, pero está
29

completamente en blanco. Nada.


Página

Todavía estoy en el vestido que usé la noche anterior, pero Wes y


Dean están sin camisa. Cierro los ojos y los abro de nuevo para
asegurarme de que no estoy soñando.
Nop. Aún aquí.
Intento pellizcarme, pero eso solo pica y no cambia mi entorno. Mis
manos pican para alcanzarlos y tocarlos a los dos. Quiero pasar los dedos
por sus pechos, pero sacudo la cabeza y me siento bajo control.
Cambio un poco y me doy cuenta de que cada uno de ellos está
agarrando uno de mis muslos. Levanto la manta un poco y confirmo con
mis ojos. No hay dolor entre mis piernas, así que no creo que haya pasado
nada. Lentamente, saco mis muslos de su agarre y tengo que tragar un
bufido cuando Wes gruñe.
Cuando finalmente estoy libre, me deslizo hasta el final de la cama.
Al ver mis zapatos y mi bolso cerca, los agarro antes de salir de su
habitación. Me pregunto dónde está Cassie. Me siento como una idiota.
¿Cómo terminé en la cama con sus hombres? Mi corazón se siente pesado
y no estoy segura si es culpa por Cassie, o si es el desaliento de que
pertenecen a otra persona. ¿Cómo podrían todavía llevarme a su cama
mientras tienen a alguien? Eso no es lo que yo pensaba que eran.
Mi pregunta de dónde fue Cassie se responde cuando entro en la
sala de estar. La veo moverse en la cocina. La mujer que dijo que es su
hermana está sentada en la barra del desayuno.
—Hola —Cassie chilla, volteándose para mirarme, espátula en mano.
—Oye. —Mi cara arde de vergüenza, pero ella no parece enojada
conmigo por alguna extraña razón—. Perdón por lo de anoche.
—No hay nada que lamentar. —Sus cejas se unen en confusión.
Tal vez están en una relación abierta o algo así.
—Estoy preparando el desayuno. ¿Quieres unirte a nosotros? —
pregunta ella.
—Realmente necesito irme —le digo. Ella mira hacia abajo por el
pasillo de dónde vengo.
—¿Los chicos saben que te vas?
Su hermana tiene una sonrisa en su rostro, pero no tengo idea de lo
que está sucediendo aquí. Además, ¿cómo podría alguien llamar a esos dos
"chicos"?
—Hazles saber por mí. —Me apresuré a decir mientras me dirigía a
la puerta principal.
—Amelia. —La oigo llamar después de mí, pero ya tengo la puerta
30

abierta.
—¡Hasta luego! —grito mientras salgo por la puerta.
Página

Busco a tientas mi bolso, buscando mis llaves, y me lleva un


segundo encontrarlas y deslizarlas hacia la puerta. Apenas la abro antes
de escuchar gritar mi nombre otra vez. Esta vez, es más fuerte y proviene
de lo que parece ser dos hombres muy enojados. Me las arreglo para cerrar
la puerta con llave justo antes de que comiencen los golpes.
31
Página
6
Dean
Traducido por Jessibel
Corregido por Florpincha
—Continúa golpeando la puerta así y es una manera segura de
conseguir que ella la mantenga cerrada.
Me giro, sorprendido de ver a Emma detrás de nosotros. Tiene sus
brazos cruzados y nos mira como si fuéramos idiotas.
—Dale un segundo. Ha despertado en un lugar extraño con dos
hombres extraños.
—No somos extraños —digo a la defensiva.
—Bien, ¿qué tal intimidantes? —modifica ella.
Miro a Wes, quien encoje sus hombros como si tuviera la razón, y
sacudo mi cabeza. Girando de regreso hacia la puerta de Amelia, coloco mi
mano en ella y trato de sonar calmado.
—Oye, sentimos haberte asustado. Ven a desayunar con nosotros.
Puedes conocer a nuestras hermanas y comer algo.
—¿Hermanas? —Escucho un chillido ahogado desde el otro lado de
la puerta.
—Si, Cassie y Emma —respondo, a la espera de que abra la puerta.
Pero después de unos pocos golpes no pasa nada.
—Les dije que le den un poco de espacio —dice Emma, levantando
su mano y regresando dentro de nuestra casa.
—Solo queríamos asegurarnos de que llegaras bien a casa anoche.
Nada pasó. Si abres la puerta te prometo mantener mis manos quietas.
—Mentiroso —dijeron Amelia y Wes al unísono.
32

Sonrío y le doy un guiño a Wes. Estoy mintiendo totalmente, pero


Página

quiero conseguir que abra la puerta.


—Tenemos café —expone Wes, y la cerradura de la puerta gira.
Después de un segundo, la puerta se abre y sus suaves ojos
marrones echan un vistazo.
—¿Café?
En un instante me siento aliviado cuando puedo posar mis ojos en
ella otra vez. Cuando nos mira a ambos, su mirada viaja hacia abajo, a
nuestros pechos desnudos y toma toda mi resistencia para no flexionarlos
para ella. Quiero que piense que me veo bien sin mi camisa puesta.
—Café —confirma Wes y asiente.
Siempre ha sido un hombre de pocas palabras hasta que realmente
consigues conocerlo. Entonces, él conversa un poco más, pero siempre
consigue el punto.
—Está bien, pero deja que me cambie —expresa, mirando nuestros
cuerpos otra vez, de arriba abajo.
Maldición, me voy a excitar con su mirada en mí, y estos corredores
grises no harán nada para ocultarlo.
—Tienes tres minutos —digo.
—Regresaré cuando haya terminado —prometió, pero sacudí mi
cabeza.
—Estamos esperando. Ahora tienes dos minutos y cincuenta y dos
segundos.
—¡Bah! —Cierra de golpe la puerta.
Escucho mucho ruido llegando desde el otro lado de la puerta y miro
a Wes, quien se encoge. Realmente no estoy contando los segundos, solo
quiero que nos tome en serio.
Después de lo que parecieron ser tres minutos, abre la puerta
luciendo igual de hermosa que anoche. Su pelo rubio está en un
desordenado moño y viste una corta sudadera y corredores a la cadera. La
banda de piel que muestra su abdomen es suficiente para hacer que caiga
sobre mis rodillas para así olerla.
—Maldita sea —murmura Wes a mi lado, y esta vez soy quien se
queda sin palabras.
—¿Alguien dijo algo sobre café? —Ella sonríe y me golpea directo al
pecho.
Aclaro mi garganta mientras caminamos a través del vestíbulo y
dentro de nuestra casa. Cierro la puerta con firmeza detrás y giro el
33

seguro. No quiero que se marche tan fácilmente otra vez.


Página

Cuando caminamos a la cocina, Emma y Cassie están llenando sus


platos. Amelia las sigue al comedor, Wes y yo tomamos asiento a cada lado
suyo.
—Esto es una tonelada de comida —dice Amelia, sus ojos se
agrandan cuando fija su mirada en la mesa.
—Somos chicos en crecimiento —digo y le guiño un ojo. Sus mejillas
se sonrojan un poco y cambia su enfoque a la servilleta en su regazo.
—Ya. Creo que eso es todo —expone Emma, colocando el café en la
mesa—. Chicos, disfruten.
—Espera, ¿ustedes dos se marchan? —dice Amelia a ella y a Cassie.
Cassie toma su bolso del bar en la cocina y lo cuelga de su hombro.
—Si, Emma y yo vivimos en Los Ángeles. Venimos a visitar a
nuestros hermanos cuando tenemos el fin de semana libre al mismo
tiempo. Esto fue solo una visita rápida para decir felicitaciones por otra
grandiosa temporada. —Ella mira a Emma, quien llevaba un bolso de viaje
en su hombro también—. ¿Estás lista?
—Si. Gracias nuevamente por la divertida noche. Fue realmente
genial conocerte, Amelia. Esperamos verte mucho más.
Ambas sonríen y se despiden agitando sus manos mientras se
marchan. Cuando la puerta se cierra, finalmente estamos solos y una
excitada anticipación rueda sobre mí.
—Así que, ¿ellas son sus hermanas? —pregunta, sin mirar a
ninguno de nosotros.
Wes toma el café y vierte un poco para ella mientras tomo su plato y
comienzo a apilarlos con comida.
—Sí. Ahora, ¿quieres explicarnos por qué saliste corriendo de
nosotros esta mañana? —pregunto.
—Ehh. —Toma un gran bocado de huevos. Se demora por un
momento.
—¿Estás tratando de alejarte de nosotros? —pregunta Wess. Su voz
ha cambiado y puedo decir que está excitado también. La mujer por la que
hemos estado esperando está entre nosotros en este momento.
—No necesariamente. —Se protege, y ambos esperamos a que se
explique—. Solo recuerdo haber estado en un club y nada más después.
Me levanté en una cama extraña con dos hombres que no conozco y no
estaba segura de lo que pasó. ¿Puede una mujer tener unos segundos para
conseguir unir sus pensamientos?
—Nos gusta acurrucarnos —digo, estirando mi mano y tomando un
34

mechón suelto de su pelo tras su oreja para poder ver su cara mejor.
—Oh —dice, y el rubor en sus mejillas aumenta—. ¿Lo haces? Eh,
Página

quiero decir, ¿ustedes dos, eh… se acurrucan?


Dejo salir una carcajada ante la manera en que ella parafrasea la
pregunta.
—Wes y yo dormimos en la misma cama, pero no, no nos
acurrucamos. Tenemos realmente un fuerte vínculo. Uno que esperamos
compartir contigo un día.
Ella levanta su cabeza de golpe para mirarme, y sus suaves ojos
marrones están llenos de más preguntas luego de mi audaz declaración.
—Ni siquiera me conoces —susurra, luego aparta su mirada.
—Nos gustaría conocerte —respondo.
Toma un sorbo de su café y espero a que decida qué va a preguntar
después. Prácticamente puedo ver las ruedas girando en su cerebro.
—¿Han vivido aquí por mucho tiempo?
—Nos mudamos hace un par de años cuando fuimos reclutados en
Las Vegas. Wes y yo tenemos una habitación adicional para que nuestra
familia se quede cuando nos visitan, pero por otra parte nos gusta llevar
una vida tranquila. Somos hogareños, tendemos a pasar nuestras noches
jugando juegos de video o viendo Netflix. —Me brinda una sonrisa y puedo
ver algo del miedo deslizarse en su cuerpo—. Wes es también un buen
cocinero y me gusta comer.
—¿Tú cocinas? —pregunta, girando hacia Wes.
Él limpia su boca y asiente.
—Tomé algunas clases en el colegio. —Encoje sus hombros como si
no fuera de la calidad de Iron Chef.
—También pasamos mucho de nuestro tiempo en el gimnasio aquí.
Es probable que estemos haciendo algo de eso hoy si quieres
acompañarnos. —Los pensamientos de una Amelia sudorosa y agachada
ocupan mi mente y paso la lengua por mis labios. Apuesto a que sabe muy
bien.
—He escuchado que hay un spa —dice y se inclina en su silla—. Me
serviría un masaje después de anoche.
Cruzo mi mirada con Wes y veo que estamos pensando en la misma
cosa. Queremos ser los que la cubrimos con aceite. El pensamiento de un
extraño colocando sus manos en ella… sí, eso no va a pasar.
—¿Estás adolorida por lo de anoche? —pregunta Wes, y sé que lo
está haciendo para cambiar el tema del spa.
35

—Un poco —expresa, sonrojada—. Supongo que ha de ser por bailar.


Nada, eh, pasó, ¿cierto? Dijeron que solo nos acurrucamos.
Página

—Es correcto —digo—. Wes te llevó adentro y yo te metí a la cama.


Nos quedamos con los pantalones puestos. Todos nosotros.
—¿Pero dormimos todos juntos? —Mira a Wes, quien asiente.
—Así que, ¿salen con chicas juntos o cómo es que funciona?
Ahí está, la pregunta que ha esperado para hacer.
—Nunca hemos salido con nadie por un término prolongado. Pero
esa es la idea. Una mujer para ambos —digo, tratando de ser tan abierto
como honesto mientras pueda con ella. Quiero que esto funcione, y no la
quiero asustar brindándole todos los datos que puedan ayudar con eso.
Abre su boca para hablar, pero es interrumpida por el timbre de su
teléfono. Está establecido en la mesa, frente a ella y su mirada baja para
ver papá en la pantalla. Mis vellos se erizan y pienso en que no debería
estar enojado, debido a que es su padre, pero estoy contrariado por
cualquier tiempo robado de nosotros.
—Discúlpenme —dice ella, levantándose y agarrando su teléfono—.
Hola, papá, ¿qué tal?
Miro a Wes y él sacude su cabeza ligeramente, diciéndome que me
calme y no la siga. Ella camina hacia la sala de estar y aún podemos verla
desde donde estamos sentados. Incluso puedo entender algo de su
conversación, a pesar de que está tratando de permanecer callada.
—Sí, alguna de las cajas, pero no me había dado cuenta de lo mucho
que tenía. —Hay algo de silencio y luego, la escucho de nuevo—. No puedo
esta noche. Tengo planes. Claro, puedo hacer eso. Bien, te veo en poco
tiempo.
—¿Planes? —me pregunta Wes y encojo mis hombros, sé tanto como
él lo hace.
—Sí, me parece bien. Te amo también. Adiós.
Amelia se dirige hacia nosotros, pero no se sienta.
—Muchas gracias a los dos por el desayuno, pero tengo que irme.
—¿Por qué? —pregunta Wes, como si tuviera el derecho de saber.
—Mi padre necesita que vaya a por unas cosas antes de mañana. Es
mi primer día de trabajo —contesta, y puedo ver lo animada que está. Se
ve muy feliz.
—Entonces, ¿te veremos esta noche? —pregunto, esperando que
seamos los planes de los cuales ella hablaba.
—Yo, eh, no creo que pueda esta noche, pero tal vez mañana. —Ella
se dirige hacia la puerta y Wes y yo estamos pisando sus talones—.
36

Ustedes dos no van a derribar mi puerta, ¿verdad?


Página

Muerde su labio y mira de uno a otro de ida y vuelta. Quiero


levantarla e inmovilizarla contra la pared.
—No ahora mismo. Pero cuando estés en nuestra cama otra vez, tu
pequeño trasero se quedará —dice Wes y se inclina hacia abajo, dándole
un rápido y suave beso.
Cuando la libera, hago lo mismo, sintiendo el toque delicado de sus
labios contra los míos. No es tan largo como quiero que sea, y es perfecto
no profundizo demasiado, pero por ahora, es lo que le daremos.
—No huyas de nosotros —expreso, tomando su barbilla y haciendo
que me mire a los ojos.
Después de un momento, asiente y entonces, doy un paso hacia
atrás para dejarla salir por la puerta y atravesar el corredor. La
observamos irse a su casa y mirar de regreso hacia nosotros una vez más
antes de cerrar la puerta. Cierro la nuestra después de eso y miro a Wes.
—Es mejor que sepas lo que haces —dice él cuando se gira y regresa
a la mesa.
—Yo también —murmuro para mí, antes de unirme a él.
37
Página
7
Amelia
Traducido por Mich Fraser & Purple Girl

Corregido por Jessibel

Corto el sándwich por la mitad y lo deslizo a través de la encimera


hacia mi papá.
—¿Ya me dirás por qué estás tan arreglada ahora?
—No estoy demasiado arreglada —digo a la defensiva, mirándome.
Tengo puestos unos pantalones de yoga y camisa holgada y estoy
descalza.
Mi papá me levanta una ceja.
—Tu cabello y cara.
—Oh.
Mi papá no llegó hasta el atardecer. Quería mantenerme ocupada,
así que tomé un largo baño y después pasé un tiempo extra con mi
cabello, uñas y maquillaje. Sabía que iba a estar atareada entre mi papá
aquí y los planes que hice para la noche. Escogí un conjunto sencillo para
poder vestirme rápidamente cuando mi papá se vaya. Aparentemente no
soy tan lista como pensé. Ni siquiera estoy tratando de arreglarme para mi
cita, es más como mantenerme ocupada para dejar de preguntarme sobre
los dos hombres de al lado.
—Tal vez pueda tener una cita. —Me encojo de hombros y ahora sus
cejas se levantan—. Quiero decir, es una especie de cita. No… nada
especial. —Lanzo mis manos al aire.
Papá me sonríe.
38

—¿Con quién?
Página

Agarro mi móvil de la encimera de la cocina y le muestro el perfil del


chico.
Mi papá lo escanea antes de devolverme el móvil.
—Es médico.
Asiento.
—No me agrada.
Pongo mis ojos en blanco.
—¿Cómo no te agrada? No lo has conocido. ¿No se supone que los
padres quieren que sus hijas conozcan a médicos?
—Los médicos trabajan demasiado —reclama.
—No sabes eso. —Tomo una uva del tazón que puse para acompañar
al sándwich que le hice a mi papá—. Ambos estamos en el tema de la
salud. El cuerpo humano. —Agrego, tratando de sacar algo. Ni siquiera sé
porque me estoy molestando. Realmente no importa porque no estoy
emocionada por la cita.
—Estoy seguro que a él le interesa mucho el cuerpo humano —dice
mi papá, entornando los ojos y mis mejillas arden.
Le lanzo una uva y ríe.
—¡Papá! Tengo que salir de mi caparazón. Necesito salir y conocer
gente.
—Conocerás a personas cuando vengas a trabajar. Así es como la
mayoría de la gente hace amigos.
—Quiero más que amigos, papá, y no sé si es sensato salir con
alguien con quien trabajo. —No puedo evitar dejar de echar un vistazo a la
puerta de mi casa. Mi mente va directo hacia Dean y Wes.
—Sí, tal vez esa no es una gran idea. —Miro a mi papá y veo que sus
ojos ahora están en la puerta—. No quería hablar de esto mientras íbamos
al trabajo, pero desde que terminamos todo eso estoy entrando en modo
papá.
—Ah, oh —murmuro y le sonrío.
Le da una mordida a su sándwich y me pregunto a dónde va esto.
—Escuché que saliste anoche con el equipo. Que Dean y Wes
estaban allí.
—La mayoría del equipo estaba allí. —Trato de seguir la corriente.
39

—Sí, pero Dean y Wes estaban allí.


Página

—¿Y?
—Ellos no hacen la escena de la fiesta.
—Oh. —Levanto el tazón de uvas, lo llevo al refrigerador y lo guardo.
No estoy segura qué quiere decir con eso, pero mi estómago se siente
cálido. Ellos dicen la verdad sobre lo que les gusta hacer. Son discretos y
me gusta eso.
—Sí. Oh. Algo tuvo que hacer que salieran y creo que sé lo que es
ese algo.
Me doy la vuelta para enfrentar a mi papá y sus ojos están fijos en
mí.
—¿Yo? —pregunto. Quiero que el tema salga y no andarme por las
ramas.
Mi papá deja su sándwich.
—Sí, tú. —Deja escapar un profundo suspiro.
—¿Eso te molesta? —pregunto. No me gusta la idea que mi padre no
le guste algo que estoy haciendo.
—No estoy seguro de lo que pienso sobre ello.
—Yo tampoco —admito.
No le digo que me hacen sentir cosas que nunca antes había
sentido. Cuando descubrí que esas chicas eran sus hermanas, nunca sentí
tanto alivio en mi vida. Fue cuando supe que estaba en problemas.
Estos hombres podrían poseerme y actúan como si lo quisieran. No
sé cómo manejar a un hombre y mucho menos a dos. Para colmo, no son
hombres normales. Son unos malditos genios que están llenos de
testosterona.
Suspiro.
—Bueno, no pasó nada y quién sabe si algo pasará. No nos
preocupemos por algo que no podría tener lugar. —No estoy segura si
estoy tratando de convencer a mi papá o a mí.
—Salieron del club por ti. Dejaron que el equipo supiera que estás
fuera del alcance.
Muerdo mi labio, insegura de cómo tomar eso. Estoy en conflicto…
¿debería enojarme si se ponen celosos de mí o debería estar feliz por ello?
40

—Así que, ¿sabes sobre ellos? ¿Sobre cómo ellos…?


Página

Mi papá levanta su mano para detenerme.


—Junté las piezas entre ayer y hoy. —La habitación se queda en
silencio por un momento y podría morir de vergüenza. Mi madre y yo
nunca hablamos sobre sexo. Ella trataría de hacer que saliera con
personas con las que quería establecerme, pero nunca hablamos sobre
otras cosas que iban con las citas—. Eres una adulta, Melly. Pero como tu
papá, no quiero que te lastimen o se aprovechen.
—¿Crees que harían eso? —pregunto. Quiero su opinión sobre esto.
—Demonios si lo sé. Parecen buenos chicos. —Quiero reírme de que
mi padre los siga llamando chicos—. Pero no creo que hayas salido mucho.
—Asiento en acuerdo—. Entonces tal vez esa cita de esta noche podría ser
buena para ti. Mira qué hay por ahí. No hay prisa.
Después de anoche, no estoy segura de que Wes y Dean estén de
acuerdo con eso. Y después de lo que dijo mi padre, estoy segura de que
no les pidió que me cuidaran anoche en el club. Encajo las piezas durante
el desayuno, pero es bueno saber que lo hicieron ellos mismos. Son
territoriales.
Probablemente estarían enojados si supieran que tengo una cita esta
noche.
—Ve a la cita, Melly. —Mi papá se levanta de su silla—. Asegúrate de
encontrarlo donde sea que vayas; no le pidas que venga aquí. Ve a un
lugar ocupado, y luego ve a casa sola.
Lucho para no poner mis ojos en blanco. En cambio, me acerco y
abrazo a mi padre. Me encanta cómo él siempre está en mi equipo. Es tan
diferente de mi madre.
—Saldré de aquí para que puedas terminar de prepararte.
—Gracias, papá. —Lo llevo hasta la puerta y la abro para él.
Cuando lo hago, miro la puerta de Wes y Dean por un momento.
Debato una vez más la cancelación de mis planes por bebidas. Me
pregunto si estarán adentro descansando en su sofá y viendo Netflix. Eso
suena mucho más divertido que tener una primera cita incómoda.
Me despido de mi padre y cierro la puerta. Echo un vistazo al reloj,
veo que se supone que debo encontrarme con Mason en veinte minutos.
—Mierda. —Corro a mi habitación para prepararme. Es demasiado
tarde para cancelar y solo son unos tragos. Tendré uno y luego me iré.
41

Tener una pequeña charla debería ser lo suficientemente fácil.


Página

Me quito la ropa, agarro el vestido rosado que dejé, luego pongo los
pies en un par de zapatos. Agarro mi bolso del sofá, tomo mi teléfono de la
encimera y salgo. Cuando llego al frente del edificio, llamo al primer taxi
que veo y entro. El lugar no está lejos, pero no conozco el camino, así que
caminar no es una opción.
El taxi se detiene afuera de un casino. Salgo y deambulo adentro.
Voy a un mapa y trato de encontrar el bar que estoy buscando. Este lugar
es enorme Mientras estoy allí, siento que alguien me está mirando y miro
por encima de mi hombro.
Una gran figura me llama la atención. Wes. Él no me está mirando,
sino a algún lugar a la izquierda y está negando con la cabeza. ¿Me siguió?
No, no hay forma. Él ni siquiera está mirando en mi dirección.
Intento ver qué está mirando y por qué está sacudiendo la cabeza. Luego
veo a Dean aparecer detrás de un cartel. Claramente, Dean se está
ocultando de algo, y Wes no quiere saber nada de eso.
Doy vuelta y estudio el mapa para encontrar a dónde voy. Echo una
pequeña mirada por encima de mi hombro una vez más para ver a Dean
agarrando a Wes, tratando de atraerlo detrás del letrero con él. Lucho para
no sonreír.
Pretendo no darme cuenta mientras camino por el casino. Me
detengo de vez en cuando para fingir mirar algo, y cada vez los veo no muy
lejos de mí. Dean está tratando de esconderse y Wes niega con la cabeza
como si Dean estuviera siendo ridículo.
Debería estar irritada, pero todo en lo que puedo pensar es lo
adorable que es esto. Son ambos imposiblemente grandes. ¿Cómo podrían
no ser destacados en una multitud?
Cuando llego al bar, miro alrededor.
—¿Señorita Green? —La anfitriona pregunta. Ella tiene un vestido
corto que se parece a lo que puedes ponerte en un club. Miro alrededor,
preguntándome si estoy mal vestida, pero no parece, comparado con la
atmósfera. Me recuerdo que esto es Las Vegas y la mayoría de las mujeres
se visten así a diario.
—Sí —digo, dándole una sonrisa.
—Por aquí. —La sigo y veo a Mason mientras nos acercamos a la
mesa.
Se ve como su foto de perfil. Se pone de pie y creo que va a abrazarme, así
que le tiendo la mano. Él sonríe, la toma y se la lleva a la boca. Le da un
42

beso y una sensación incómoda retumba en mi estómago. El beso en mi


mano se siente mal. No es nada como cuando los labios de Wes y Dean
Página

estaban sobre mí.


Escucho algo romperse detrás de mí, pero no giro para mirar. Tengo
la sensación de que sé quién lo rompió. O si tuviera una suposición, eso
me daría una probabilidad de cincuenta por ciento para hacerlo bien.
—Disfruten su noche —la anfitriona dice y se apresura, supongo,
para limpiar el desastre que acaba de hacerse.
—Eres aún más impresionante en persona, Amelia —Mason retira la
silla de la mesa y me siento. Su mano corre a lo largo de mi espalda,
haciéndome saltar ante el toque no deseado.
—Gracias —me las arreglo para decir.
Se acerca una mesera y toma nuestros pedidos de bebidas. Caemos
en conversaciones educadas sobre a dónde fuimos a la universidad. Miro
por encima del hombro mientras Mason sigue hablando de sí mismo. Ya
puedo decir que le gusta hablar de sí mismo. Tenía la sensación de que él
podría ser así por su perfil y algunos de los mensajes largos que me envió.
Probablemente ni siquiera se dará cuenta de que no estoy prestando
atención a lo que está diciendo.
Mis ojos se cierran sobre Wes y Dean, quienes están medio
escondidos detrás de los menús mientras la bella anfitriona coquetea con
ellos. Aprieto los dientes, la odio. Sé que no tengo derecho sobre ellos, y no
es como si tuviera espacio para estar molesta. Estoy en una maldita cita,
pero no puedo evitarlo. La idea de que otras mujeres les presten atención
me hace querer irrumpir allí y golpearlos a todos.
Los celos fluyen a través de mí. Dos pueden jugar este juego, pienso
mientras me vuelvo a Mason.
43
Página
8
Wes
Traducido por Florpincha
Corregido por Yess
La mesera dice algo y miro hacia arriba para ver que se inclina sobre
nosotros e intenta acercarse. Me reclino en mi silla y vuelvo a mirar a
Amelia.
—Agua —le digo cuando ella no se va, y después de un segundo
capta la indirecta.
Dean sigue tratando de mantener los menús en frente de nosotros
para que podamos escondernos detrás de ellos, pero no me importa si nos
ve. Estamos aquí para vigilarla, y no me disculpo por eso.
Es posible que hayamos escuchado a través de su puerta cuando
estaba hablando con su padre para descubrir que tenía una cita esta
noche. Eso podría ser considerado por la mayoría de la gente, pero para mí
es solo sentido común. Nos preocupamos por Amelia, y queremos
asegurarnos de que esté a salvo todo el tiempo. Además, queremos
asesinar a cualquiera que intente apartarla de nosotros, y necesitamos
saber dónde está para poder hacer eso.
—Se supone que debemos estar de incógnito —susurra Dean, y giro
los ojos.
—Ella sabe que estamos aquí.
—Mierda. ¿Lo crees? —pregunta, y quiero golpear mi cabeza sobre la
mesa.
¿Qué demonios estamos haciendo? ¿Vamos a sentarnos realmente
aquí y permitir que nuestra mujer sea tocada por otro hombre? Esto no es
lo que somos.
44

—Hemos esperado toda nuestra vida por ella —le digo, mirando a
Dean.
Página

Hay silencio entre nosotros, entonces escucho a Amelia reírse. Me


vuelvo para mirarla y veo cómo toca al tipo con el que está. La risa es
falsa. Sé cómo suena cuando está feliz, y eso no fue todo. Ella está
haciendo un espectáculo para nosotros solo para ponernos celosos.
Oh diablos, no.
Me levanto de la silla tan rápido que cae hacia atrás. Dean está
instantáneamente a mi lado. Me dirijo a la mesa con nada más que
determinación y posesión en mis pasos. No me sentaré y miraré esto por
más tiempo.
Cuando llegamos allí, su cita me ve y parpadea en estado de shock
al vernos de pie allí.
—Oh, Dios mío, eres Wes Long y Dean Farmer. Guau, ¿me puedo
hacer una selfie? —pregunta, poniéndose de pie y sacando su teléfono del
bolsillo.
—Amelia se está yendo —le digo, tendiendo mi mano esperando a
que ella la tome.
Ella abre la boca para decir algo, pero niego.
—Levántate de la mesa, pequeña. Es hora de irse a casa.
Dean camina detrás de ella y agarra su bolso. Lo mira y él le da una
gran sonrisa que muestra el hoyuelo que sé que ama. Ella vuelve sus ojos
hacia mí y asiento, haciéndole saber que esto está bien. Pero justo cuando
creo que va a poner su mano en la mía, cuadra los hombros y vuelve a
mirar a su cita.
—Creo que voy a terminar mi trago primero —expresa ella, con el
tono claro en la voz.
—¿Conoces a estos muchachos? Eso es genial. ¿Me pueden dar
algunos boletos de temporada? —indaga el chico, y quiero golpearlo en la
parte superior de su cabeza.
Habiendo sido arrinconado, decido que estoy cansado de ser
educado. Me inclino para que mi cara esté a la par con la de ella y espero a
que me mire. Tarda un segundo, pero ambos sabemos que no puede
resistirse.
—Voy a darte hasta la cuenta de tres. Entonces te lanzaré sobre mi
hombro y te sacaré de aquí. Esto no es una amenaza. Te estoy dando la
jugada que estamos a punto de ejecutar.
—¿Le diste eso a aquella camarera? —Cruza sus brazos sobre su
pecho y levanta su barbilla hacia mí en un desafío.
45

—Espera, ¿estás saliendo con él? —pregunta el chico.


—Nosotros dos, en realidad —responde Dean, sin avergonzarse ni un
Página

poco.
—Oye, eso es genial. Solo estaba buscando anotar de todos modos.
Como ustedes comparten, ¿les importa si la llevo al baño?
Hay un eco en mis oídos, y mi visión se vuelve roja. Parpadeo un par
de veces, pero la ira sin filtro nubla todos mis sentidos mientras giro mi
cuerpo para mirar al hijo de puta más estúpido que he conocido.
—¿Qué demonios acabas de decir? —cuestiona Amelia antes de que
Dean o yo podamos hablar.
—Sin ofender —dice, levantando las manos—. Solo pensé que, si
estos dos tipos manejaban un tren, quiero subir a bordo. —Él tiene las
pelotas para guiñarle el ojo, y ahí es cuando se desata el infierno.
Me lanzo hacia él al mismo tiempo que Dean lo hace, sacándolo de
su silla y tirándolo al piso. Escucho los sonidos de cristales y platos
romperse, y otras personas en el bar comienzan a gritar.
En algún lugar en el fondo de mi mente escucho a Amelia
rogándonos que no matemos al tipo, pero yo soy como un toro y él es una
bandera roja. Necesito asegurarme de que este tipo no use su boca otra
vez. Nunca.
La adrenalina está bombeando en mis venas y no sé exactamente
qué sucede, pero cuando siento fuertes manos sobre mis brazos
sacándome de él, no lucho porque sé que es Dean.
—Joder, la gente está filmando —dice, y miro alrededor de la barra
para ver que tiene razón. No está súper lleno de gente, pero un video
vendido a las personas indicadas y podría ser el Super Bowl.
Me doy vuelta y veo a Amelia parada allí, congelada, con sus manos
sobre su boca. Antes de que sus ojos puedan encontrar los míos, me
acerco a ella y hago lo que dije que iba a hacer. La tiro sobre mi hombro y
miro cómo Dean arroja algunos billetes sobre la mesa y agarra sus cosas.
Está en silencio mientras atravieso el casino, jodidamente molesta y
muerta de miedo. La idea de que alguien la trate como menos que una
reina me enfurece. Ese es nuestro trabajo. Nosotros somos quienes
cuidaremos de ella y nos aseguraremos de que tenga todo lo que quiere. Y
me da mucho miedo ver cuán fácilmente podríamos perderla. ¿Qué pasaría
si ella viera lo que le hicimos a ese tipo y ya no quiere estar cerca de
nosotros? Eso no es lo que somos, pero lucharemos hasta la muerte por
ella.
Dean saca su teléfono y veo que le envía un mensaje de texto a
nuestro conductor. Cuando salimos al frente del casino, él espera con la
46

puerta abierta y nos deslizamos dentro. Aprieto a Amelia en mi regazo


mientras Dean le dice que nos lleve a casa.
Página

Condujimos en silencio y miro hacia adelante. Me aterroriza ver el


miedo en sus ojos cuando me mira, y no estoy preparado para enfrentarlo.
Dean está en su teléfono, probablemente enviando un mensaje de
texto al coordinador de medios de nuestro equipo para asegurarse de que
lo que acaba de suceder no se vuelva viral. Y que el chico que golpeamos
no nos demande. Esto va a repercutir negativamente en el equipo, y
aunque nunca quiero quitarles nada, no me arrepiento ni un segundo de
lo que hicimos. Si esto se convierte en algo importante, me iré del fútbol si
es necesario. Amelia es más importante para nosotros que eso.
Cuando llegamos a nuestro edificio, la llevo en brazos al ascensor y
Dean pulsa el botón para que podamos subir. Cuando llegamos a nuestro
piso, no voy a la casa de Amelia. En su lugar, voy a nuestra puerta y Dean
lo abre para nosotros. Cuando llegamos, me dirijo directamente al
dormitorio. Necesitamos hablar y es más fácil hacerlo allí porque podemos
evitar que corra.
La siento en la cama, luego Dean se sienta a su lado y me arrodillo
frente a ella. Abro la boca para decir algo, pero ella levanta la vista y
estalla en lágrimas.
—Lo siento mucho —llora, y miro a Dean, que parece tan
sorprendido como yo.
—No, cariño, nosotros lo sentimos —dice, envolviendo su brazo
alrededor de ella.
—Probablemente los metí en tantos problemas. Solo estaba siendo
una mocosa. No quería irme porque me puse celosa de que estuvieran
coqueteando con esa anfitriona caliente.
—¿Quién? —decimos los dos al mismo tiempo.
—Esa que estaba hablando con ustedes chicos. Ella estaba siendo
coqueta, así que pensé que podría hacer lo mismo y vengarme de ustedes.
—Ella mira a través de la película de lágrimas en sus ojos y limpia las
gotas que ruedan por sus mejillas.
Ayudo a limpiarlas y sacudo la cabeza.
—Soy un hombre de pocas palabras... —Dean se ríe y ella sonríe—.
Eres todo lo que vemos, Amelia. Solo te queremos a ti.
—Tiene razón —indica Dean, acariciándola—. No somos buenos en
todo esto, y no somos buenos en las citas porque nunca lo hemos hecho.
Pero te hemos estado esperando. Sabíamos que en el momento en que te
vimos en el avión eras la indicada. Cuando escuchamos a hurtadillas fuera
de tu puerta, te oímos decir que ibas a salir y nos volvimos locos.
—¿Me han escuchado a escondidas a mí y a mi papá? —jadea, con
47

los ojos muy abiertos por la sorpresa.


Página

—Sí, no nos arrepentimos de eso —le digo y me encojo de hombros.


Una sonrisa tira de sus labios, y le agradezco a Dios que sus
lágrimas hayan cesado. No puedo soportar que esté triste.
—Solo necesitábamos llegar a ti y detener lo que estaba sucediendo,
pero luego pensamos que tal vez deberíamos dar un paso atrás y darte
espacio —dice Dean y luego niega—. Obviamente no fue de esa manera.
Lamentamos que tuvieras que ver la pelea, pero no nos arrepentimos de
haberlo hecho. Si eso tiene sentido.
—Eres nuestra.
Ella asiente y luego se muerde el labio mientras mira entre nosotros.
Veo que sus ojos viajan arriba y abajo por mi cuerpo, luego hace lo mismo
con Dean. Un leve rubor de color golpea sus mejillas y sé lo que está
pensando.
—Y ahora qué te tenemos de vuelta aquí, no te permitiremos
resbalar entre nuestros dedos otra vez —expresa Dean, inclinándose hacia
delante y besando sus labios.
Observo cómo el beso suave se vuelve profundo y atrapo el borde de
sus lenguas cuando se encuentran. Mi pene palpita ante la vista y me
siento de rodillas y extiendo los muslos. Froto mis manos por sus piernas
desnudas y debajo de su vestido mientras Dean saborea sus besos. El
sonido de sus pequeños gemidos es embriagador mientras mis dedos van
debajo de su vestido a sus bragas. Trazo el borde de ellas antes de tirar del
material y bajarlas por sus piernas.
Ella rompe su beso con Dean mientras empujo su vestido el resto del
camino, exponiendo su pequeño coño.
—También quiero un beso —le digo, y pongo su pierna en mi
hombro.
48
Página
9
Dean
Traducido por Jessibel
Corregido por Florpincha
Siento el cuerpo de Amelia tensarse cuando Wes abre sus piernas y
mira fijamente hacia abajo, al más hermoso sexo que jamás haya visto.
—Shhh. Solo necesita una probada —susurro contra su oído.
Retiene su respiración mientras recorro con mi mano su cuello,
bajando hasta su pecho, entre sus senos. Uso mi otra mano para bajar la
cremallera de su vestido y luego, desengancho su sujetador.
—Vamos a cuidar bien de ti —prometo, mientras miro a Wes
inclinarse y lamer su sexo. Él hace un sonido entre un gemido y un
gruñido, y mi miembro palpita. No puedo esperar para estar allí dentro y
derramarme en su cálida humedad.
—Oh Dios —jadea, mientras trata de cerrar sus piernas.
—Mantenlas abiertas, dulce chica. Déjame ver. —Tomo un muslo y
la sostengo abierta para Wes mientras miro hacia él devorando su sexo—.
¿Cómo sabe? —pregunto, inhalando muy profundo para poder olerla.
—Demonios, tienes que conseguir una probada —Wes se maravilla,
reclinado—. No sabía que podía ser dulce.
No dudo en inclinarme y dar una larga lamida, consiguiendo su miel
en mi lengua. Demonios, es tan cremosa como el cielo y doy un par de
lamidas, goloso por ello.
Wes ríe cuando me reclino, sin querer detenerme.
—Lo sé, hermano. No quiero parar tampoco —expresa y entierra su
rostro de regreso entre sus piernas.
49

Espero y después de un segundo, se aparta y entonces me sumerjo.


Amelia deja caer su espalda en la cama, mientras su cuerpo se sacude de
Página

placer. Lamo el azúcar de su sexo, llevándola cerca y más cerca del borde
antes de retirarme y Wes tomar su turno. Justo cuando ella consigue estar
cerca de su orgasmo, cambiamos de nuevo, ambos queriendo comer su
pequeño sexo.
—Maldición —exhala Wes cuando Amelia lloriquea y sus caderas se
levantan de la cama.
Asiento hacia él para terminar mientras me subo a su cuerpo. La
beso duro, dejando que pruebe su dulce néctar que acaba de entregar
mientras quito su vestido y su sujetador. Muevo mis labios por su cuello y
a su pecho, donde sus senos redondos y listos esperan por mí. Sus
pezones están duros como piedras, rogando por mi boca. Tomo uno, lo
chupo y luego le doy una larga lamida antes de moverme al siguiente.
—Yo… Voy a morir —dice, y sonrío contra su pezón.
—No. Solo vas a venirte tan jodidamente duro —digo, chupando otra
vez en ella.
Su cuerpo se estremece mientras cada músculo de su cuerpo se
tensa. Hay un completo silencio mientras ella jadea por aire y lo retiene
antes de gritar en el cuarto por su orgasmo.
Wes y yo no nos detenemos, mientras las olas de placer la derriban y
nosotros disfrutamos del momento tanto como podemos. Su lloriqueo se
convierte en gemidos y luego chilla de excitación mientras se retuerce bajo
nosotros. En un punto, es tan intenso que suena como si se está riendo,
pero luego jadea por aire y ralentizamos.
Suavemente beso sus senos, mientras me muevo hacia arriba de su
cuerpo, y luego beso sus labios suavemente. Se retuerce, pero estamos
lejos de haber terminado con ella. Solo le estamos dando un momento
para que tome aliento.
Cuando me paro de la cama, extiende su mano hacia mí, y alegra a
mi corazón.
—Estaremos de vuelta enseguida —comento, mientras comienzo a
quitar mi ropa. Wes hace lo mismo, luego se inclina y quita su vestido que
está enrollado alrededor de su cintura.
Deslizo mi mano bajo su espalda y la levanto hacia el centro de la
cama. Wes y yo nos metemos con ella, todos completamente desnudos.
Mirando a su mojado y rosado sexo, pienso en cómo se va a sentir
alrededor de mi miembro.
—Pequeña, Wes y yo no queremos usar condones —digo y observo
sus ojos abrirse y mirar a ambos—. Te queremos descubierta. Necesito
50

conseguir mojar mi miembro con tu sexo y sé que una vez que esté dentro,
no querré salir. Ni siquiera quiero intentarlo.
Página

—¿Usas la píldora? —pregunta Wes y ella niega.


Mi miembro palpita ante su respuesta, goteando pre semen en la
cama.
—Bien —digo, agarrando mi eje y llevando mis manos hacia arriba y
abajo.
—Esto muy cerca —expresa Wes, y miro que él tiene la base de su
miembro en un agarre apretado para evitar venirse.
Asiento y extiendo mi mano a Amelia.
—Ven aquí, pequeña. —Ella toma mi mano y se sienta en la cama—.
Wes está adolorido por ti. Necesito que cuides de él como él cuidó de ti.
¿Crees que puedes hacer eso por los dos?
Acaricio su barbilla mientras se sonroja y asiente.
—Buena chica —indico, y me inclino, depositando un suave beso en
sus labios—. Voy a prepararte. —Cuando ella frunce sus cejas a manera
de pregunta, le sonrío—. Vas a tomar a ambos esta noche. Y no queremos
lastimarte. Así que, quiero que chupas a Wes con esa pequeña boca
apretada tuya mientras me ocupo de ello.
Wes se acerca y la ayudamos a ponerse de rodillas. Ella se inclina
hacia el frente, por lo que su trasero está directamente frente a mí y su
rostro está frente del miembro de Wes.
—Nunca he hecho esto antes —dice suavemente, cuando me inclino
y beso su espalda.
—Demonios —gruñe Wes cuando frota la punta de su miembro con
los labios.
Recorro con mis manos sus nalgas, agarrando a los lados y
apretando. Cuando estiro mi mano hacia atrás y azoto a una de ellas, se
estremece y me mira.
—Abre tu boca, pequeña —ordeno y asiento hacia Wes.
Cuando ella hace lo que le digo y Wes empuja la cabeza de su
miembro por sus labios, coloco mi mano entre sus piernas y acaricio
suavemente su sexo. Su trasero empuja hacia atrás mientras toma más
del miembro de Wes en su boca.
—Maldición, Dean, ella ha hecho esto antes —sisea Wes.
—Amelia, ¿has chupado un pene antes? ¿Nos estás mintiendo? —
pregunto, frotando su clítoris.
Ella trata de sacudir su cabeza, pero Wes tiene su cabello agarrado y
51

su boca está llena con su miembro, por lo que no puede contestar.


Página

—¿Tal vez sea natural? —sugiero, y Wes gruñe—. Tal vez ha estado
pensando sobre conseguir un pene en su boca desde que nos conocimos, y
ahora va a trabajar muy duro para hacerlo bien.
—Demonios, su boca está ordeñando mi miembro.
Deslizo un dedo por su empapado sexo y empujo dentro y fuera de
ella. Necesito probar y estrecharla tanto como sea posible porque Wes y yo
somos enormes. Demasiado grandes para su pequeño culo y sexo, pero lo
haremos funcionar. Funcionará. Ella fue hecha para nosotros.
—¿Cómo se siente? —pregunto, observándola moverse arriba y abajo
de su longitud. Incluso llevó su mano arriba para acariciar la parte que no
puede meter en su boca.
—Como si tuviera una maldita aspiradora en su garganta —dice él,
mientras tira de su cabeza hacia atrás y empuja sus caderas hacia
adelante—. Quiero estallar en su boca.
—Hazlo —digo, trabajando un segundo dedo en su sexo. Quiero verlo
pasar mientras me masturbo con mi mano libre.
Wes agarra su cabello con ambas manos, mientras sus caderas se
mueven hacia atrás y adelante. No es profundo y no lo hace con fuerza,
pero usa la boca. Los músculos en sus brazos y muslos están tensos con
cada empuje y puedo ver su fuerza ser controlada.
Él está cerca, y tengo que detenerme de acariciar mi miembro,
porque no quiero ir sobre su trasero. No todavía. Con mis dedos aún en su
sexo. Lamo mi primer dedo en mi otra mano y lo llevo al agujero de su
trasero. Mientras Wes gruñe más profundo, empujo contra el apretado
agujero y lo deslizo dentro de ella.
Ella gime alrededor del miembro de Wes y estoy tan excitado con
solo mirarlos.
—Buena chica. Estás haciendo un muy buen trabajo, Amelia.
—Me vengo —gruñe Wes antes de sostenerse en su boca y gemir.
—Demonios, eso luce bien —digo, conociendo el tipo de alivio que él
está sintiendo.
Observo mientras ella traga ávidamente lo que él le entrega. Empuja
su trasero contra mí, y dejo escapar una risa. Está excitada de nuevo,
después de tener un pene en su boca y un dedo en su culo. Deslizo otro
dedo en su apretado agujero y gime. Fue hecha para nosotros.
Wes saca su miembro de su boca y se inclina para besar sus labios
hinchados.
—Eres tan jodidamente perfecta —dice, con cansancio en su voz.
52

Amelia irradia orgullo mientras mueve sus caderas contra mis


dedos. Wes se tumba en la cama debajo de ella y comienza a chupar sus
Página

pezones.
—Vamos a tomar turnos en tu sexo por pequeños momentos. Luego,
te tomaremos al mismo tiempo. Uno aquí —dije, frotando el dulce lugar
dentro de su sexo—. Y otro aquí —continuo, flexionando mis dedos en su
culo—. ¿Crees que puedes hacer eso para nosotros, pequeña?
—Sss… Si —tartamudea mientras el placer devana su cuerpo,
queriendo esto tanto como nosotros.
—Lo estás haciendo muy bien —señala Wes, mientras se mueve
entre sus piernas.
Estoy de rodillas detrás de Amelia y ella está encima de Wes. Muevo
mis dedos fuera de su sexo y empujo sus caderas hacia abajo para que
Wes pueda deslizar su miembro dentro de ella. Mantengo mis dedos en su
culo mientras toma cada pulgada de su miembro.
—Demooonios —gruñe él mientras su apretado sexo rosado baja
lentamente.
Él sisea mientras ella toma pulgada tras pulgada, su cuerpo está
predispuesto y listo para ser tomado. Cuando está a la mitad, él la levanta
y la sostiene firme para mí. Entonces, tomo mi turno, deslizándome en su
pequeño y dulce tarro de miel y consiguiendo empapar mi miembro.
—Jesús, te sientes bien. Es tan jodidamente apretada. —Estoy a
medio camino también, y tengo que parar. Salgo y Wes está allí listo para
tomar mi lugar.
Estuvimos así por mucho tiempo, cada uno de nosotros penetrando
su pequeña abertura una pulgada más cada vez.
—Maldición, mi turno —dice Wes, ansioso y tomándola fuera de mi
miembro. Se empuja dentro de ella y golpea su sexo varias veces antes de
sacarla y sostenerla para mi otra vez.
Ambos estamos impacientes y luchando por su sexo. Es demasiado
bueno, demasiado apretada y ambos queremos estar dentro de ella.
Estoy bolas profundas ahora y ella gotea sus jugos. Solo puedo
manejar unos pocos golpes antes de que Wes la esté necesitando tanto.
Ambos ansiosos y veo que sus bolas están tensas. Mi miembro se está
volviendo púrpura y no sé cuánto tiempo más puedo aguantar.
—Una más, una más —gruñe, empujando una vez, dos, tres—.
Demonios, uno más.
Él va rápido, moviendo su miembro dentro y fuera antes de que un
rastro de semen sea disparado cuando él la retira de su miembro. Veo la
53

crema que cubre su sexo mientras me hundo y hago lo mismo. La penetro


muy duro cuatro o cinco veces antes de sentir su sexo salir de mí y mi
Página

propio rastro de semen brota de su sexo. Wes está de regreso dentro de


ella, y observo cuando la crema fluye hacia abajo a los lados de sus
muslos ahora y por todo su eje. Corre hacia abajo de ellos mientras gruñe
por su liberación.
Él apenas tiene tiempo para vaciar sus bolas antes de yo tomarla de
vuelta y moverla encima de mí. Una vez que comienzo a derramarme,
gruño y lo libero todo dentro de ella, entonces lo retiro y sacudo un poco
en el miembro de Wes. Ambos haciendo un desorden en su sexo, pero no
hemos terminado aún.
Wes agarra su miembro y sacude un poco de su semen en mi
miembro antes de sacar mis dedos del culo de ella. Llevo mi miembro
cubierto de semen a su apretado agujero, y cuando presiono dentro de
ella, no lucha por ello. Se desliza suave y fácil, y ella jadea cuando la lleno.
Wes desliza su miembro de regreso a su sexo y siento la presión de
su longitud a través de la delgada barrera que nos separa. Nuestros
miembros se frotan juntos dentro de ella, mientras los tres los
disfrutamos.
Las piernas de Amelia están temblando, mientras la sostenemos
firme y entramos y salimos de ella. Alternamos nuestras embestidas, así
que la cresta de nuestros miembros y cabezas gruesas pueden tocarla en
todos los lugares correctos. Ella se aferra a Wes mientras agarro su trasero
y beso su espalda.
—¡Oh dios, me vengo! —lloriquea mientras su espalda se arquea
contra mí y su cuerpo se estremece.
—Te tenemos —digo, y estiro mi mano para pellizcar su pezón.
Asiento hacia Wes, dejándole saber que vamos al mismo tiempo. Él
extiende su mano entre sus muslos para frotar su clítoris, dándole el toque
exacto que necesita. Ella es incapaz de luchar más y grita por su
liberación, cayendo sobre el precipicio.
Cada terminación nerviosa de mi cuerpo está en sintonía en este
momento y no tengo más alternativa que hundirme en ella una vez más y
liberar todo lo que le puedo dar.
Siento las pulsaciones del miembro de Wes cuando se derrama
dentro de su sexo.
Los tres juntos estamos desordenados y salvajes, pero es el sueño
que Wes y yo siempre tuvimos. Una mujer para los dos amar, adorar y
cuidar. El sexo es lo que siempre hemos querido, pero eso solo era parte de
ello.
Cuando retiramos nuestros miembros de su cuerpo, ella colapsa en
54

el pecho de Wes. Él se gira, así que ella está a un lado y yo me acurruco


Página

tras ella. Los tres tumbados allí, tratando de recuperar nuestro aliento,
mientras Wes y yo dejamos besos por todo su cuerpo.
—No creo que vaya a sobrevivir a ambos —dice sin aliento y reímos.
—Solo espera hasta que te llevemos a esa gran tina —digo,
levantándome de la cama.
—¿A dónde vas? —pregunta, girando para alcanzarme mientras
sostiene a Wes con su otra mano.
—A abrir el grifo. Tomará una hora para llenar esa piscina.
55
Página
10
Amelia
Traducido por Corazón_De_Tinta.

Corregido por maggiih

Ruedo, buscando a uno de mis hombres y me encuentro solamente


con una almohada gigante. Me siento y echo un vistazo a la habitación. Me
rio con nerviosismo. Ropa, almohadas, zapatos y sábanas por doquier.
Vuelvo a desplomarme sobre la cama y me pregunto a dónde fueron. No
puedo evitar sonreír. La noche anterior fue más de lo que alguna vez soñé.
Me preguntaba cómo podían estar juntas tres personas, pero me
demostraron cómo. Fue la experiencia más perfecta y alucinante de mi
vida. Nunca me había sentido tan conectada con alguien antes, y mucho
menos con dos personas. Se sintió correcto.
Me hace pensar que no le había dado una oportunidad a esto de las
citas antes porque salir con un hombre no era lo mío. Esto es lo que
necesitaba. Siempre había sentido atracción por Wes y Dean cuando los
veía en la televisión y ahora sé por qué. Estaban hechos para mí como yo
lo estaba para ellos. Eso tenía que suceder. ¿De qué otra manera puedo
explicar lo rápido que caí rendida a sus pies? ¿La profundidad de mis
sentimientos?
Ruedo y echo un vistazo al reloj en la mesa de noche. Cuando veo la
hora, salgo volando de la cama.
—Mierda, ¡llegaré tarde el primer día! —grito. Salto de la cama,
prácticamente cayendo sobre mi trasero porque mis pies se enredan con
las sábanas. Dejo escapar un pequeño jadeo cuando siento los efectos de
la noche anterior en mi cuerpo. Es una quemazón dulce y deliciosa que me
hace sonreír y olvido, por un momento, que necesito ponerme en marcha.
56

Agarro una camisa que encuentro en el suelo y la deslizo sobre mi


Página

cabeza. El olor de Wes llena mis pulmones y me detengo cuando veo una
nota en la mesa de noche. La recojo.
Tuvimos que ir al estadio.
No dejes el condominio.
Ruedo los ojos y vuelvo a depositar la nota sobre la mesa. Debo ir a
trabajar. Quizás si sus traseros estuvieran aquí, podrían convencerme de
quedarme. No puedo llegar tarde en mi primer día. Además, ni siquiera
están aquí. Me debato dejarles una nota, pero luego decido no hacerlo. Y
preferiría verlos en el estadio. Me sorprende que estén allí; ya se acabó la
temporada para ellos.
Busco mi bolso. Lo encuentro y me dirijo a mi condominio, donde
tomo la ducha más rápida del mundo. Odio tener que lavarme su olor. Me
recuerdo que fácilmente puedo conseguirlo esta noche. Mi núcleo se
aprieta ante la idea.
Me trenzo el cabello y me pongo un poco de labial y máscara para
pestañas. Me detengo frente al espejo por un segundo y admiro mi cuerpo.
Pequeños chupetones marcan mis pechos y unos pocos moretones
pequeños decoran mis caderas. Paso el dedo por uno. Es pequeño y puedo
decir que sus dedos lo causaron. No recuerdo cuándo los hicieron,
tampoco si dolieron, pero me gusta verlos allí. Me inclino hacia adelante,
contemplando mis labios hinchados que están entrañables y me sonrojo.
Nunca me habían besado antes, pero Dean y Wes compensaron el tiempo
perdido anoche. La prueba está en toda mi boca y me pregunto si la gente
lo notará.
Encuentro un par de jeans y me detengo cuando veo el interior de
mis muslos. El calor inunda mi núcleo cuando veo pequeñas marcas por
toda la piel suave de allí. Mierda, en verdad se estaban asegurando que
recordara nuestra noche juntos. Mi cuerpo está todo marcado. Sonrío
porque no me importa si es demasiado cavernícola y posesivo. Quiero eso.
Agarro mi polo blanco de trabajo con el logo del equipo en él. Decido
usar zapatillas porque no estoy segura de en qué consistirá mi día. Soy
terapeuta física, por lo que no creo que esperen que aparezca en
pantalones de vestir o un vestido. Creo que casual pero prolijo es lo mejor.
Sé que estaré mucho tiempo de pie, pero quizás no al principio ya que ha
terminado la temporada. No estoy segura de qué estaré haciendo hasta
que regresen.
Saliendo, echo un vistazo a la puerta de los chicos. Los oiría si ya
hubieran regresado porque estarían gritando mi nombre. Resoplo ante el
57

pensamiento mientras oprimo el botón del ascensor y saco mi teléfono del


Página

bolso. Quizás debería enviarles un mensaje a mis hombres. Pensar en ellos


como míos hace que mariposas bailen en mi estómago.
Me sorprendió que se hayan ido sin despertarme. Estaba tan
apresurada que no había pensado en ello hasta ahora. Después de lo que
compartimos, ¿qué podía ser tan importante que tuvieron que salir
corriendo? Quizás no significó tanto para ellos como creía.
Alejo ese pensamiento de mi cabeza. Eso no es posible. No después
de la manera en que tocaron mi cuerpo. Las cosas que me dijeron e
hicieron. Puede que no haya conocido a Wes y a Dean por mucho tiempo,
pero sé que nunca me lastimarían. Puedo sentirlo en el alma.
Desbloqueando mi teléfono, entro al ascensor. Algo debe haber
ocurrido y comienzo a preocuparme. No hay otro motivo. Veo que tengo
algunas llamadas perdidas de mi papá y unos pocos mensajes de texto de
mi amiga Mindi de Nueva York. Vivíamos en el mismo edificio y fuimos a la
misma secundaria. Se casó hace unos años y seguimos manteniendo el
contacto principalmente mediante mensajes de textos en estos días.
Tomamos distintas direcciones en la vida.
Ella no era como la mayoría de las otras chicas con las que iba a la
escuela. No había una pizca de arrogancia en ella. Solía escaparme a su
casa cuando mi madre estaba entretenida y necesitaba irme. Su casa
siempre fue un refugio y sus padres eran muy dulces, también.
Me llevo una decepción cuando no tengo noticias de Dean o Wes,
pero luego recuerdo que no tengo sus números y ellos tampoco el mío.
Mierda. Supongo que me olvidé de ello durante el sexo y el acecho de su
parte. Resoplo ante mi recapitulación de nuestra relación hasta ahora.
Relación.
Esa única palabra hace mella en mi cabeza. Estamos en una
relación, ¿verdad? Ellos dijeron que estaban esperando a la indicada y creo
que lo soy. Se siente más como un territorio de novia y novio. Bueno, al
menos para mí, pero ¿qué se yo? Es mi primera relación.
Estoy a punto de llamar a mi papá, pensando que quizás él tenga el
número de Dean o Wes, cuando otro mensaje de Mindi ilumina mi
pantalla.
Mindi: ¿¡les diste tu virginidad a dos hombres!?
Qué. Diablos.
¿Cómo podría saberlo? Ni siquiera transcurrieron horas desde que
58

pasó. Nadie debería saberlo. Mi corazón comienza a bombear. Oh, Dios. Si


ella lo sabe, eso significa que ese video que el chico grabó en el restaurante
Página

anoche debe haberse filtrado o algo así. No existe otra manera. Otro texto
aparece en la pantalla.
Mindi: ¡Respóndeme, mocosa!
Hago clic en sus mensajes. Veo enlace tras enlace de artículos con
mi nombre, además de Wes y Dean. Selecciono uno mientras las puertas
del ascensor se abren. El artículo comienza a cargarse cuando salgo del
edificio. Me congelo cuando oigo mi nombre siendo gritado desde todas las
direcciones. Levanto la vista cuando veo a los paparazis por doquier.
Empujan micrófonos en mi rostro y gritan preguntas. Me congelo, insegura
de qué hacer.
—¿Es cierto que estás saliendo con Dean Farmer y Wes Green?
—¿Estabas engañando a Wes y Dean con el hombre de anoche?
—¿Son conocidos por ponerse violentos?
—¿Alguna vez te han golpeado?
—¿Qué opina tu padre de esto?
—¿Eras parte del trato cuando firmaron un contrato extendido esta
mañana?
Esa pregunta me golpea como una bofetada en el rostro.
—¿Por cuánto tiempo crees que los suspenderá la NFL?
Mi estómago se retuerce. Me abro paso entre toda la gente. Necesito
llegar al estadio lo más rápido que pueda. Encontrando un taxi, me subo y
le digo al conductor que me lleve al estadio. Me tiemblan las manos
mientras intento llamar a mi papá. Las lágrimas caen por mi rostro. Todo
esto es mi culpa.
—Papi —lloro cuando responde el teléfono.
—¡Melly! He estado intentando comunicarme contigo. No dejes el
edificio. Recibí una llamada que…
—Es demasiado tarde —esnifo.
Mi imagen probablemente saldrá en todos lados y me encojo cuando
pienso en mi madre viéndola. Me sorprende que todavía no haya hecho
explotar mi teléfono. Estará furiosa. Le gusta todo brillante y limpio y
supongo que su hija salga con dos hombres no se asemeja en nada a
brillante y limpio para ella.
—¿Dónde estás? —Se apresura él a preguntar.
59

—Estoy en un taxi yendo al estadio. ¿Estás allí?


Página

—Sí, estoy aquí. Dame el número de taxi.


Le doy el número de cuatro dígitos y lo escucho hablar con alguien
más sobre dejar pasar mi taxi para que no tengamos que hacer ninguna
parada.
—¿Dónde están Wes y Dean? —Mi voz tiembla cuando hago la
pregunta. Necesito verlos.
—Están aquí. Voy a detenerlos ahora. Estaban a punto de
marcharse para ir a buscarte. —El alivio me inunda—. Les diré que
esperen.
—Gracias —vuelvo a esnifar.
—Todo estará bien —intenta asegurarme mi papá, pero todas las
preguntas que hicieron los periodistas bombardean mi cerebro.
No estoy segura de por qué nunca pensé en lo que dirían los demás
cuando descubrieran que dos estrellas de fútbol de la NFL compartían una
mujer. Debería haber sabido que saldría en todos lados. Pero ¿cómo es que
todos ya lo saben? Quizás porque nunca los habían visto con una mujer
antes y mi papá es el dueño del equipo para el que juegan. Aun así, quiero
saber cómo es que todo el mundo ya lo sabe.
—Te veré pronto, papá.
Cuelgo antes de que pueda intentar detenerme. No puedo evitarlo.
Tengo que echar un vistazo a algunos de los artículos. Vuelvo a hacer clic
en los enlaces en mi teléfono y comienzo a leer. La pelea. Todo estaba
grabado y se hizo viral. Me estremezco cuando veo el video una y otra vez.
Si nunca hubiera ido a esa estúpida cita, esto no hubiera ocurrido. Niego
para mí misma. Ni siquiera lo lamento por ese chico. Era un idiota y
necesitaba un buen golpe. Sin embargo, estoy enojada conmigo y me
siento terrible por causar este lio para dos hombres que se han convertido
en mi mundo en tan poco tiempo.
Hago clic en otro enlace. Una entrevista con la anfitriona de la noche
anterior ocupa mi pantalla. Al parecer, escuchó todo lo que se dijo, que
Wes y Dean querían follarme y el otro chico quería unirse pero ellos no
estaban dispuestos a compartirme. Puedo ver los celos en los ojos de la
mujer. Lo cierro, sintiéndome triste y humillada.
Artículo tras artículo sobre lo que pasó. La mayoría es mierda
inventada, pero algunos son verdaderos. Hay mucha especulación y odio
que las personas estén deshonrando lo que Wes, Dean y yo compartimos.
60

La gente quiere respuestas a preguntas que ni siquiera yo puedo


Página

responder. Acabo de conocer a estos hombres y la gente ya está hablando


sobre bodas y bebés. Otros hablan sobre clubes de sexo e intercambio de
parejas.
Mi corazón palpita ante el pensamiento de bebés y casamiento, pero
mi estómago se retuerce ante la mención de intercambio de parejas y
clubes de sexo. No veo a Dean y Wes en eso, pero ¿qué se yo? Perdí mi
virginidad con dos hombres a los que les gustaba compartir una mujer.
¿Quién sabe qué más viene con eso? Quizás podría gustarles compartirme
entre ellos, pero nunca aceptaría compartirlos. Nunca. El pensamiento me
hace enfurecer. Le doy la bienvenida en comparación con las lágrimas.
El taxi atraviesa las puertas y va directamente hasta la parte
posterior del estadio. Le arrojo el dinero al conductor y salgo del auto,
luego me dirijo a la puerta trasera. Antes de que pueda alcanzarla, mi
padre sale de allí.
Apenas me da un abrazo antes de arrastrarme adentro, donde Wes y
Dean me envuelven entre los dos. Me fundo en ellos, sintiéndome mejor
por solo tenerlos cerca.
—Lo lamento —murmuro a uno de sus pechos. No sé a quién
pertenece, pero tampoco me interesa.
—Pequeña. Todo estará bien —responde uno.
—No quiero que se metan en problemas. Todo esto es mi culpa. No
debería haber ido a esa estúpida cita —digo sobre el pecho de Wes. Puedo
decir que es él ahora por lo ancho que es. Unos brazos me levantan y me
aferro a él, no queriendo dejarlo ir, siempre a su lado. Me siento segura
aquí.
—No haremos esto aquí. Danos un momento —dice Dean, supongo
que a mi papá. Wes nos lleva por el pasillo antes de ingresar a una
habitación y cerrar la puerta. Me sienta sobre la encimera.
—Tus lágrimas me están matando —gruñe Wes. Dean usa su pulgar
para limpiar mi rostro. Me reclino sobre su pecho, necesitando su toque
tanto como el de Wes.
—Se acaba de limpiar la nariz en ti —ríe Wes. Tengo de devolverle la
sonrisa porque de hecho lo hice.
—No me importa una mierda —dice Dean.
Manos recorren mi espalda.
—¿Cuántos problemas tienen? —pregunto. Me acomodo y los miro a
ambos. Tienen miradas preocupadas en sus rostros—. Oh, Dios, es malo,
61

¿verdad?
Página

—Tranquilízate. —Dean acuna mi rostro antes de inclinarse y


besarme suave y dulcemente. Cuando su boca deja la mía, Wes le sigue.
Siento que estoy empezando a calmarme. Sigo recomponiéndome.
Wes aleja su boca de la mía y quiero volver a estar en su cama
gigante, oculta y sin tener que lidiar con esto. La noche anterior fue tan
perfecta. Ni siquiera llevamos veinticuatro horas juntos y tenemos que
lidiar con toda esta mierda.
—¿Están…
Dean me interrumpe.
—Podríamos estar suspendidos por algunos juegos.
—¿En verdad? —pregunto, esperando que no sea cierto.
—Quizás no. —Wes le da un codazo a Dean—. El chico no está
presentando cargos. Sin los cargos, es probable que la liga no venga tras
nosotros.
—¿No lo hará? ¿Por qué? ¿Quiere dinero o algo? Dios, ¡todo esto es
mi culpa! No debería haber ido a esa cita. Peor, no debería haber intentado
ponerlos celosos.
Wes envuelve mi trenza con una mano, dándole un pequeño tirón
para que tenga que mirarlo a los ojos.
—Todo estará bien. Nos encargamos de ello. El chico es un idiota
con un pasado de mierda. Ni siquiera pienses en él.
Asiento. No debería estar caliente en este momento, pero lo estoy.
Los labios llenos de Wes se tuercen en una media sonrisa. Probablemente
está leyendo mi rostro.
Siento un dedo bajo mi mentón, girándome para mirar a Dean.
—Lo único que importa es que estamos juntos. El resto es basura de
la que nos encargaremos de una forma u otra. Siempre y cuando estemos
juntos, el único equipo que importa al final del día somos nosotros tres.
—Me enamoraré de ustedes dos si no tienen cuidado —bromeo.
—No pretendas que no lo estás ya. —Dean me devuelve la broma. Mi
corazón galopa porque tiene razón. Estoy enamorada de ellos.
Un golpe en la puerta nos saca del momento. Mi padre la abre y
entra en la habitación.
—¿Estás bien, Melly? —pregunta mi papá, la preocupación reflejada
en su rostro.
62

—Sí. Estoy mejor. ¿Estás enojado? —pregunto.


Página

Si Wes y Dean terminan de alguna forma suspendidos por algunos


juegos y afectan al equipo, odiaría que mi papá lamentara haberme traído
aquí y contratado para ayudar con el equipo. Que pueda recordar, mi papá
nunca estuvo molesto conmigo.
—¿Qué tal si te cuento algo y no puedes estar molesta conmigo por
ello? ¿Sería justo? —Mis cejas se alzan ante ello. Dean y Wes se apoyan
contra la encimera en la que estoy sentada, uno a cada lado de mí,
enfrentando a mi padre.
—¿Qué es? —Entrelazo mis dedos ante el por qué podría estar
molesta con mi papá. Quizás va a despedirme. Dean y Wes toman una de
mis manos cada uno. Mi papá observa sus movimientos con una mirada
inquisitiva.
—Esto es algo a lo que tendré que acostumbrarme. —Niega.
—Ya hablamos sobre esto —gruñe Wes.
—Lo hecho, hecho está. Es nuestra —añade Dean.
Sonrío mientras me pregunto qué fue lo que hablaron. Asumo que
fue antes de que llegara aquí.
—Sí, eso lo veremos después de que ella se entere los términos de la
extensión de su nuevo contrato.
—¿Qué tiene que ver eso conmigo? —Miro alrededor de la
habitación, a todos ellos. Tienen miradas culpables en sus rostros. Me
recupero. Wes solo se encoge de hombros, su rostro sin revelar nada. Ni
siquiera culpa.
—Llamé a los chicos esta mañana cuando salieron las noticias. Les
dije que vinieran para que pudiéramos hablar. —Mi padre les echa un
vistazo a ambos.
—Íbamos a hablar contigo sobre ello. Las cosas progresaron más
rápido de lo que pensamos.
—No necesito esos detalles —dice mi padre, interrumpiendo a
Dean—. Luego de ver el video, supe lo serios que eran sobre ti. Estos
chicos no causan problemas. Mantienen sus narices limpias, por lo que
involucrarse en una pelea significó algo. También supe que habría un
efecto colateral. Nada demasiado grave. Quizás una suspensión por dos
juegos como mucho. Además, hubiera estado más molesto si no le
hubieran pateado el trasero a ese chico después de lo que dijo sobre ti. —
Mis mejillas se enrojecen al oír que mi papá sabe lo que el hombre dijo.
63

Tanto Wes como Dean me aprietan las manos.


Página

—Los jugadores suelen cambiar de equipo —continúa mi papá—. Su


contrato terminará pronto y, bueno, quería mantenerlos aquí. No solo
porque lo valen, sino también porque no quería que te alejaran de mí. Te
quiero aquí.
—Papá. —Mi corazón se derrite ante eso.
—No la alejaremos de ti. —Dean se mete en la conversación.
—Tampoco la compartiremos con un montón de personas —gruñe
Wes. Le echo un vistazo, sin saber qué quiere decir con eso.
—El contrato estableció que tú eres su terapista física —dice papá,
atrayendo mi atención de regreso a él.
—Bueno, si ellos juegan para el equipo, claro que lo soy —respondo,
sin entender a qué va con eso.
—Tú eres únicamente su terapista física. Estás siempre a su lado en
caso de que necesiten algo.
Tengo el presentimiento de que no me llamarán por mis capacidades
de terapia física la mayoría de las veces. No estoy segura de cómo
responder. No sé si debería reírme, gritar o estallar en lágrimas de
felicidad.
—Yo…
—Seguirás supervisando a los otros dos terapistas físicos que
tenemos en el equipo, asegurándote de acordar con lo que están haciendo
y ser el ejemplo. Estarás a cargo de todo.
—No te enojes con nosotros —dice Wes, reclinándose hacia atrás. Lo
miro a los ojos—. Hemos estado buscándote desde siempre. Te
necesitamos cerca ahora que te encontramos. —Mi estómago hace una
voltereta.
—Danos esto y te daremos todo lo que quieras —añade Dean.
—Tengo el presentimiento que los veré bastante seguido, ¿verdad?
—Me sonrojo cuando me doy cuenta de lo que dije. Dean se ríe y Wes
cubre su risa con una tos. Mi papá murmura algo que no logro entender y
tampoco quiero saber.
Dean me besa y me pierdo en el momento hasta que mi papá se
aclara la garganta.
—Llévenla a casa y manténgala oculta por un tiempo. Esperen a que
todo se tranquilice.
64

—Claro —dice Wes mientras me levanta y me lleva sin decir otra


Página

palabra.
11
Amelia
Traducido por ∞PurpleGirl∞
Corregido por maggiih
Afortunadamente, hay un garaje subterráneo en nuestro edificio.
Entramos sin ser realmente notados. Las ventanas oscuras del SUV
evitaban que la gente mirara y se aseguraba de que no nos fotografiaran.
Me siento en el centro de la cama mirando hacia abajo a mi teléfono, que
se prende cada dos segundos. Me sorprende que la batería no se haya
acabado ya.
Wes y Dean están hablando por teléfono con sus padres. Sus
teléfonos siguen explotando con llamadas de ellos. Querían llamarlos más
tarde, pero les dije que los llamaran ahora. Aman a su mamá y a su papá,
y no quería que se preocuparan por preocuparlos. No iba a ninguna parte.
Podrían tomar unos minutos para llamarlos.
Mi teléfono se enciende de nuevo y el nombre de mi madre aparece
en la pantalla.
—¿Vas a responder eso? —Wes pregunta, apoyándose contra el
marco de la puerta de la habitación. Dean entra y se arroja sobre la cama
junto a mí, su peso me hace rebotar. Mira hacia mi teléfono.
—Es tu madre.
—Por lo tanto, no estoy respondiendo. —Lo apago y lo tiro sobre la
mesa auxiliar. En el borde de la mesa vislumbro la nota que dejaron—.
También, no dejen una nota cuando se vayan. Despiértenme. —Intento
regañarlos, pero solo me sonríen.
—Queríamos solucionar las cosas antes de que despertaras.
Pensamos que volveríamos antes —admite Dean.
—Estaba seguro de que te desgastamos lo suficiente como para que
65

eso sucediera —Wes agrega, alejándose de la puerta y uniéndose a


Página

nosotros en la cama—. ¿Todavía estás jodidamente enojada con esos tipos


con la cámara en tu cara?
Busco a Wes y me envuelvo alrededor de su espalda antes de que
pueda ponerse de pie. Él sigue queriendo bajar y darles su opinión. De
acuerdo, tal vez un pedazo de su puño. Lo detengo porque solo añadirá
leña al fuego y les dará lo que quieren, otra historia para que mis hombres
perfectos se vean mal. No dejaré que eso suceda.
—Qué se jodan. Además, después de que todos nos casemos y
tengamos el apellido Farmer, sabrán que no es una mierda jodida, no es
un juego o algo así. Sabrán que esto es real. También saben que el hijo de
puta merece ser golpeado después de cómo habló sobre nuestra chica.
Entonces explotará.
Wes se da vuelta y me pone en su regazo para que ambos nos
enfrentemos a Dean, quien tiene su mano detrás de su cabeza, con las
piernas estiradas, con aspecto de estar hablando del clima y no de que
todos nos casemos.
—¿Quieres que tenga tu apellido? —Wes pregunta.
—¿Quieres casarte? —sigo.
Nos mira como si fuéramos los locos.
—Bueno, sí. —Se sienta. Sus ojos van a Wes—. Eres mi hermano,
hombre. Eres una parte tan importante de esta familia como cualquiera de
nosotros. Eres un Farmer. —Sus ojos vienen a mí después—. Ella será
una, también.
Giro la cabeza para mirar a Wes, cuyos ojos parecen estar llorando.
—Sé que no todos podemos estar casados, pero pediremos a los
abogados que preparen un poco de papeleo para que esté todo unido. Pero
creo que legalmente Wes debería ser el que esté en la licencia de
matrimonio. Tal vez él logre atravesar ese grueso cráneo, lo serio que soy
de que sea un Farmer.
Con eso, una lágrima se filtra por mi mejilla.
—¿Ustedes no creen que esto es demasiado rápido? —pregunto.
—Joder no —Dean chasquea.
La boca de Wes se dirige a mi cuello.
—Te hemos estado esperando, pequeña. Ya no estamos esperando.
Te amamos y sabemos que nos amas.
—Lo hago. —Lo admito. Mi espalda golpea la cama y Wes sujeta una
de mis manos y Dean la otra.
66

—De nuevo. Dilo otra vez — exige Dean.


Página

—Los amo. A los dos.


—Mierda, yo también te amo. —La voz de Dean sale áspera. Él mira
a Wes—. Los amo a los dos. Eres mi familia. Somos una familia.
Wes traga saliva.
—Los amo a los dos también. Más de lo que creí posible. —Sus
palabras son casi estranguladas.
—Ahora que lo hemos resuelto, hagamos que su pequeño cuerpo
tiemble y grite una y otra vez hasta que quiera ser nuestra esposa.
—Y tener nuestros bebés. —Wes agrega.
—Mierda, no digas eso en voz alta o me corro demasiado rápido. —
Dean gime. Siento que me mojo entre mis piernas.
—Ella ya podría estar embarazada de cuántas veces vinimos dentro
de ella anoche.
—Oh Dios. —Respiro mientras miro entre ambos, la salvaje
necesidad en sus caras.
Ambos se abalanzan, haciendo realidad sus palabras.
67
Página
Epílogo 1
Amelia
Cuatro meses después
Traducido por Claudiavero
—¿Qué es ese ruido? —Trato de sentarme, pero no lo consigo. Estoy
atrapada entre dos gigantes.
—Deben haber llegado temprano —dice Dean y Wes gruñe.
—¿Quién llega temprano? —Intento liberarme, pero de nuevo no
llego a ninguna parte.
La mano de Dean se aprieta en mi pecho mientras Wes se desliza
entre mis muslos. Mi movimiento se detiene cuando la otra mano de Dean
agarra mi pierna, la arroja sobre la suya y extiende mis muslos para Wes.
—¿Chicos? —gimo mientras la otra mano de Wes cubre mi boca.
—Shh. No quiero que nadie oiga esos dulces gemidos. Esos nos
pertenecen —susurra Dean en mi oído—. Deja que Wes te masturbe.
Todos sabemos lo malhumorada que eres cuando no alcanzas tu orgasmo
matutino. —Tira de mi pezón antes de rodarlo entre sus dedos.
Jadeo en la mano de Wes. Nuestros ojos se miran el uno al otro
mientras él trabaja sus dedos contra mi clítoris. Dean besa mi cuello, sus
dedos cavando sobre mi muslo, su agarre posesivo como siempre.
Los fuertes golpes que estaba escuchando se desvanecen y lo único
en lo que puedo pensar es en sus manos sobre mí, ya que me empujan
cada vez más cerca del orgasmo. No puedo creer que ya esté a punto de
venirme. Pasamos toda la noche en la cama después de nuestra pequeña
pelea.
Bueno, no es tanto como una pelea cuando los dos hombres con los
que estás discutiendo te interrumpen besándote, poniéndote la polla en la
68

boca o haciéndote gritar de placer. Estos dos nunca juegan limpio.


Siguieron hasta que me desmayé y, por mi vida, no puedo recordar por qué
Página

estábamos peleando.
La pierna de Dean se envuelve alrededor de mí mientras su mano se
mueve a mi muslo desde la raja de mi culo. Muevo mi trasero contra él.
Los dedos de Wes en mi clítoris se mueven rápido mientras Dean entra por
detrás, empujando dos dedos dentro de mí.
Echo la cabeza hacia atrás, mi orgasmo me empuja. Dean sigue
empujando mientras Wes trabaja mi clítoris, enviándome al límite.
Arrancan mi orgasmo mientras caigo inerte entre ellos. Mis ojos se cierran
y sus manos se mueven para ahuecar mi estómago, haciéndome sonreír.
—Vuelve a dormir, pequeña. Todavía es temprano.
Murmuro, me gusta esa idea. Hasta que otro fuerte estallido me
despierta de nuevo.
—Ustedes dos. ¿Qué está pasando?
Me muevo de nuevo, peleando un poco más para salir.
—¡Amelia!
Me congelo y mis ojos se abren. Tanto Dean como Wes se
masturban.
—¡Mi madre! —chillo.
La he estado evitando durante meses. Parece que mi tiempo se
acabó. Nuestra única llamada telefónica después de que los medios
sacaron a la luz nuestra historia no fue tan bien. Le colgué, que es algo
que nunca había hecho en mi vida. Me sorprende que haya tardado tanto
en aparecer en mi puerta y exigir mi atención. Nadie la ignora.
—Déjenme ir. —Intento liberarme y los miro a los dos—. ¡Vendrá
aquí y no los va a ver desnudos! —grito la última parte, no me gusta la
idea de que alguien los vea desnudos. Dean sonríe.
—Solo tú nos ves desnudos. —Wes agarra mi rostro y me besa
profundamente antes de finalmente dejarme ir. Me apresuro a levantarme,
pero no antes de que Dean me golpee el trasero, haciéndome saltar y
moverme más rápido.
Encuentro mi ropa interior y la deslizo en su lugar. A continuación,
tomo una camisa del suelo y me la paso por la cabeza. Me giro para ver a
Dean y Wes acostados en la cama, casuales y relajados. Bueno, excepto
por sus erecciones que piden atención. Mis ojos van y vienen entre ellos.
Realmente quiero volver a la cama con mis hombres y no salir y enfrentar
a mi madre.
—¡Amelia! —grita de nuevo.
69

—¡Me estoy vistiendo! —le respondo, haciendo que ambos sonrían.


Página

Pongo los ojos en blanco y salgo de la habitación. Me detengo cuando veo a


mi madre hablando con tres hombres en trajes de construcción. Todos
están abiertamente coqueteando con ella. Los hombres se sienten atraídos
por mi madre como una polilla a una llama.
—Madre.
Se vuelve para mirarme. La sonrisa en su rostro se aleja.
—¡Oh, es mi hija que no me ha hablado en meses!
—Llamaste dos veces y enviaste un mensaje de texto una vez,
madre. No creo que te mueras por hablar conmigo. De hecho, creo que
estabas enojada conmigo y evitándome.
Su mandíbula se aprieta.
—No tuve elección. Ya tenía planeado un viaje a París por unos
meses. No iba a dejar que esta fase salvaje que estás teniendo interrumpa
mi vida. ¡Hasta esto! —Levanta una revista que tiene tres meses.
—Sí, me casé —lo admito—. Lo siento, no te invité, pero era algo
pequeño y después de las cosas que dijiste por teléfono pensé que era lo
mejor.
Mi madre frunce los labios. Echo un vistazo para ver a Dean y Wes
entrando a la sala de estar.
—¡Fuera! —ladra Wes a los obreros de construcción—. Vuelvan
mañana.
—No llevas jodidos pantalones, pequeña —murmura Dean a mi lado,
sonando enojado. Lo miro.
—Estaré con ustedes dos en un minuto. —Señalo hacia el gran
agujero en la pared, recordando de qué se trataba nuestra pelea la noche
anterior. Intento fulminarlos con la mirada, pero tengo que contener una
pequeña sonrisa por lo exagerados que pueden ser a veces.
Mi madre se aclara la garganta. Claramente no le gusta no ser el
centro de atención en este momento. Todos la miramos. Ella ha terminado
como siempre. Su cabello y maquillaje son perfectos. Siempre viaja con un
equipo de personas para asegurarse de verse lo mejor posible.
Sus ojos recorren tanto a Wes como a Dean. Mi cuerpo se queda
quieto mientras me pregunto qué piensan de mi madre. Todo el mundo
siempre piensa que es impresionante, pero cuando los miro, ambos me
miran con preocupación en sus rostros. Mi madre no tiene nada de su
atención.
—Ni siquiera llamaste y me dijiste. Así es como me enteré —sisea mi
70

madre mientras agita la revista.


—Esa revista tiene tres meses. —Niego. El que nos casáramos es
Página

noticia vieja. Los paparazzi ya han terminado esa historia.


—Acabo de verlo —responde.
—Madre, si estuvieras tan preocupada por mí, hubieras tratado más
arduamente de acercarte después de haberte colgado. No solo eso,
nuestros nombres han estado sobre todo. Si quisieras saber lo que me
estaba sucediendo, lo habrías buscado.
—¡No podría soportar mirar! Dos hombres, Amelia. ¿De verdad?
Sabes cómo te hace ver, ¿verdad?
Extiendo mis brazos, agarrando a Wes y a Dean, sabiendo que
perderían el control ante sus palabras. Ambos se quedan quietos ante mi
toque. La mirada de mi madre va y viene entre Wes y Dean, furiosa.
—Te amo, pero tienes que llegar a un acuerdo con ellos. Estoy
casada con ellos.
—¿Sabes cómo nos hace ver esto?
—No me importa cómo me hace ver. Estoy feliz, eso es lo único que
importa.
—Debería irse —gruñe Wes, sin siquiera dirigirse a mi madre.
—No necesitas este estrés —agrega Dean. Se da vuelta, su mano
toca mi vientre.
—¡No! —jadea mi madre—. ¿Si quiera sabes cuál es el padre? —
Grita, su cara se pone roja.
—Nosotros dos —ambos chasquean, haciéndome sonreír. Como si
importara quién es el padre. Somos una familia. Punto. No importa.
—Creo que deberías irte —le digo. Sus hombros caen y veo una
mirada en su cara que nunca había visto antes. Paso junto a Dean y Wes
para ir hacia mi madre—. Esta es mi vida ahora. Tienes que acostumbrarte
a eso.
—Tu padre…
—No lo hagas —la interrumpo—. No quiero la vida que hay en Nueva
York aquí, y si quieres estar en mi vida debes aceptar esto. Dean y Wes
tienen razón. No quiero que me estreses ahora mismo.
Su cabeza cae hacia adelante, su cabello cayendo en su rostro.
—Bueno.
—¿Bueno?
—Eres igual que tu padre. Esto es final. No te moverán.
—Los amo. Amo mi vida aquí. —Agarro su mano—. Te amo mamá.
71

—Yo también te amo. —Mete un poco de cabello detrás de la oreja,


Página

sorprendiéndome con su afecto. Lo enmascara rápidamente—. Debería


irme. —Me besa en ambas mejillas antes de darse la vuelta para irse. Se
detiene en la puerta y se vuelve para mirar a mis hombres—. Cuiden de
ella.
—Siempre —dicen los dos antes de que mi madre asienta, luego se
da vuelta y se va.
La miro salir por la puerta y me quedo allí por un momento. He
llegado a un acuerdo con lo que es mi madre. Más aún después de pasar
una semana con Wes y la familia de Dean en la granja. Su familia me
absorbió como si hubiera sido parte de ella desde que nací.
Sus hermanas ya eran como hermanas para mí y su madre fue
cálida y dulce. Por primera vez tuve la sensación de tener una verdadera
mamá. No es una madre. No quiero a mi madre fuera de mi vida, solo sé
que nunca seremos cercanas. Y estoy de acuerdo con eso. Tengo más de lo
que podría haber pedido.
Me vuelvo para mirar a Dean y a Wes, que tienen los brazos
cruzados sobre el pecho, pero sus rostros están llenos de preocupación.
—¿Ustedes dos quieren hablar de esto? —Sonrío, señalando el
agujero gigante en la pared y haciéndoles saber que no estoy molesta por
mi madre. Es lo que es.
Wes se encoge de hombros. Dean sonríe.
Han estado sobre mí para que mude mis cosas desde mi
apartamento. Tenía intención de llegar a eso, pero hemos estado en
movimiento desde que nos convertimos en nosotros. Desde casarme, hasta
viajar por pequeños campamentos de equipos, hasta enterarme de que
estaba embarazada y pasar el tiempo en la granja de su familia,
simplemente no había llegado a eso.
Muchas de mis cosas aún están en cajas, pero no veo la prisa.
Entiendo que tengo un contrato de arrendamiento por un año, entonces,
¿qué importa?
La pelea llegó cuando llegaron a casa de una reunión con su agente
para encontrarme desmayada en mi cama. Desde que descubrí que estaba
embarazada, soy propensa a ataques de siesta al azar en cualquier
momento. Estaba en mi antiguo lugar, tratando de encontrar algo que se
adaptara a mi vientre cada vez más grande y podría haberme desvanecido
en mi cama.
No les gustó encontrarme dormida en mi vieja cama. Entonces
estalló una pequeña pelea. No duró mucho porque estaba inmovilizada en
la cama debajo de ellos. No me dejaron hablar, solo gemir hasta que me
72

desmayé. Cuando me desperté, fue para construir en ambos lugares.


Página

—Quieres mantener el lugar. Bien. Estás a punto de obtener un gran


condominio —dice Dean viniendo hacia mí con Wes justo detrás.
Pongo mi mano sobre mis caderas, a punto de abrir mi boca, y
ambos están sobre mí. Realmente no me importa el condominio o la
construcción. Más bien estaba tratando de decirles que estaban siendo
tontos ayer.
—Saquemos de nuevo la pelea de ella, Dean —dice Wes.
Finjo un gruñido mientras me clavan en la cama antes de que
empiecen a arrastrar besos con la boca abierta por mi cuerpo,
deteniéndome y prestando atención extra a mi barriga. Me recuesto
disfrutando de su plan, pensando que puedo jugar tan sucio como ellos.
Me gusta el sonido de eso.
73
Página
Epílogo 2
Amelia
Siete años después
Traducido por Claudiavero
—¡Malidición! ¿Dónde está Wes? —pregunta Dean mientras se
entierra profundamente.
—Dijo que estaba en camino —gimo mientras mueve su gran polla
dentro y fuera de mí.
—No sé si puedo esperar para correrme.
—Será mejor que puedas —le advierto, calmando mis caderas.
—Joder —gime de nuevo y toma un respiro.
Justo en ese momento, la puerta de nuestra habitación de hotel se
abre de golpe y Wes se para allí como una bestia. Mi coño se aprieta
alrededor de Dean y él grita.
—Maldición, pequeña, baja la velocidad de tu coño. ¡Está aquí!
Estoy encima de Dean, cabalgándolo mientras mantengo contacto
visual con Wes.
—Te necesito —gimo e inclino mi trasero hacia él.
Wes no duda mientras se quita la ropa y agarra el lubricante que le
tiendo. Endurece su polla mientras se sube a la cama y se pone detrás de
mí. Cuando siento la punta de su pene en mi entrada trasera empujo
contra él, necesitándolo.
—¿Dónde estabas? —gimo mientras me hundo en él.
Mis dos hombres me tienen llena y ahora finalmente me siento
completa.
74

—Me atraparon en el vestíbulo y no pude escapar. Tuvo que venir un


equipo de seguridad a sacarme —dice Wes y empuja todo el camino hacia
Página

adentro—. Joder, estás apretada, cariño.


—Hermano, no puedo esperar mucho más —dice Dean, mientras
arrastro mis uñas por su pecho.
—Será mejor que esperes, Dean —amenazo, y él asiente antes de
mascullar estadísticas de fútbol para distraerse.
Estamos en Texas por el último juego de la temporada. No solo eso,
sino que es el último juego de las carreras de ambos de mis maridos. Han
decidido retirarse y pasar tiempo con nuestra familia y no podría estar
más feliz.
Todavía viajo con ellos a los juegos fuera porque no soportan estar
lejos de mí y de los niños por más de unos días. Pero viajar con cinco
niños cada semana es estresante para todos nosotros. Y estar al margen y
ver a tus maridos siendo golpeados todos los domingos hace que los
nervios de una esposa se alteren. No sabía cuánto más podría tomar, pero
afortunadamente ambos me conocen mejor de lo que sé y me dijeron que
ya era hora.
Incluso mi papá se retiró de algunas de sus responsabilidades para
ayudar con los niños y pasar tiempo con ellos. Dice que la vida es corta y
que no quiere gastarla gritándoles a los jugadores de fútbol cuando podría
estar luchando con sus muchachos.
—Solo piensa niña, niña, niña —le dice Wes a Dean, y tengo que
morderme el labio para no reírme.
Ambos quieren tanto una chica que no pueden soportarlo. Es la
razón por la que intentamos tener el bebé número seis. Dijeron que me
mantendrían embarazada tanto como fuera posible y fueron fieles a su
palabra. Tenemos una gran familia llena de chicos que es ruidosa, huele
mal y siempre se sube a las cosas. Pero no cambiaría nada. Amo a todos
mis hijos más que a nada, y aunque la vida es caótica, es divertida y estoy
tan enamorada que apenas puedo respirar.
—¡No estás ayudando! —gruñe Dean.
Siento los labios de Wes en mi espalda y puedo decir que también
está tratando de sofocar una risa. Los tres acordamos que se turnarían
para llenarme y Wes lo consiguió esta mañana antes del juego. Dean dijo
que quería hacerlo después, pero está tan nervioso que no va a durar
mucho.
—¿Quieres correrte y luego correrte de nuevo? —pregunto,
inclinándome y besándole el cuello.
—¡Sí! —ruge Dean mientras se corre dentro de mí en ese segundo.
75

—Joder —escucho decir a Wes mientras su polla pulsa en mi culo y


Página

también se corre—. Mierda, se corrió y me obligó a hacerlo también —dice,


tratando de recuperar el aliento.
—¿Qué hay de mí? —Finjo un gemido y saco mi labio inferior.
—Pequeña, ¿de verdad crees que te vamos a dejar colgando? —dice
Dean, empujando y aun moliéndose dentro de mí.
—¿Alguna vez te hemos dejado tambalear sin que te cuidemos? —
pregunta Wes mientras agarra mi trasero.
—¿Qué voy a hacer con ustedes dos? —digo, balanceándome entre
los dos.
—No tenemos nada más que tiempo en nuestras manos para
averiguarlo —responde Dean, tirando de mis pezones.
Ahora que están jubilados, podemos hacer lo que queramos. Lo que
significa que voy a pasar mucho más tiempo en la cama. Gimo y alcanzo
atrás, frotando las piernas de Wes. Son tan fuertes y gruesas, y me sujeto
de ellas mientras mis hombres me penetran.
Dean agarra mis caderas y sonrío. Me sorprende que no se hayan
dado cuenta ahora. He tenido cinco bebés, así que mi cuerpo no es
exactamente como el día que nos conocimos. He ganado algunos kilos que
parece que no puedo evitar, y el peso se ha movido alrededor de mis
caderas y culo. Mis maridos dicen que me hace aún más bella, pero
también enmascara el hecho de que estoy embarazada ahora y ellos no
tienen ni idea.
Todavía es pronto, pero me escapé al obstetra la semana pasada
para una ecografía temprana y descubrí que les estoy dando su bebé. Todo
el mundo estará tan emocionado y será el mejor regalo para la jubilación.
Tengo un pastel con lazos rosas que será entregado por el servicio de
habitaciones en una hora. Incluso pedí que entregaran cinco docenas de
globos rosados, así que debería ser divertido ver cómo los van a traer aquí.
Ha sido el secreto más difícil de guardar, pero va a ser tan
emocionante ver sus rostros. Los quiero mucho y quiero darles todo, tal
como me lo han dado a mí. Nunca imaginé que mi vida sería así. Llena de
amor y risas con más sonrisas de las que puedo contar. Soy protegida y
necesitada; ¿no es eso todo lo que una mujer realmente quiere?
Mi cuerpo se tensa mientras mis hombres me tocan como un
instrumento. Ellos saben exactamente lo que me gusta y de qué manera
me gusta, sin dejar que olvide quién está a cargo.
Esta vez, cuando se corren, los sigo. Es tan estremecedor que me
derrumbo sobre Dean mientras Wes me besa por la espalda mientras nos
limpia.
—Los amo —les murmuro a los dos.
76

—Yo también te amo, pequeña, —dice Dean, besando la parte


Página

superior de mi cabeza.
—Te amo, nena —dice Wes y me azota el culo—. Es mi turno ahora,
así que voltéate.
Me río mientras Wes me pone de espaldas y se mueve entre mis
piernas. Podría decirles que ya tienen lo que quieren. Pero, ¿qué hay de
divertido en eso?
77
Página
Sobre el autor
Alexa Riley es un seudonimo tras el que están dos amigas
descaradas que se reunieron y escribieron algunos libros eroticos. Ambas
casadas, son mamás de dos niños que aman el futbol, los donuts y los
heroes de libros.
Se especializan en las historias de amor insaciables, sobrecargadas,
dulces y cursis que no toman todo el año leer. Si quieres algo seguro, corto
y siempre con un final feliz, entonces ¡Alexa Riley es para ti!
Alexa Riley son dos amigas atrevidas que se juntaron y escribieron
algunos libros sucios. Ambas son madres casadas que aman el futbol,
donas y tienen una obsesion por los heroes de los libros.
Se especializan en historias de amor insta-love, exageradas, dulces y
cursis que no toman todo el año para leer. Si quieres algo seguro, corto y
siempre con un felices para siempre, entonces, ¡Alexa Riley es para ti!
78
Página
Traducido, corregido y diseñado
por:

Paradise Books,
Love Books &
Book Escape

¡Visítanos y entérate de nuestros proyectos!


¿Qué esperas?
79
Página

También podría gustarte