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PRECISIONES SOBRE EL COMPLEJO

SISTEMA CLIMÁTICO DE COLOMBIA


WILSON ALFONSO VALLEJO RODRÍGUEZ
INVESTIGADOR INDEPENDIENTE

SANTIAGO DE CALI, MAYO DE 2010


A mi hermana Dunia (Q.E.P.D.),
a mi esposa y a mi hijo…

-2-
Quiero agradecer muy especialmente a mis compañeros del grupo aeronáutico;
cómplices solidarios de la, muchas veces, indescifrable tozudez de mis ideas.
Igualmente, a mi esposa y a mi hijo por la elocuencia de su silencio trémulo; clara
demostración de su lealtad incondicional y de su inquebrantable fe en mí, aún en
nuestros momentos más aciagos… y perdón por tantas noches de tinieblas.

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TABLA DE CONTENIDO

Pg.

RESUMEN ……………………………………………………………………………………. 6

1. INTRODUCCIÓN ………………………………………………………………………….. 7

2. DATOS ………..……………………………………………………………………….…… 9

3. MARCO TEÓRICO ...…………….………………………………………………………. 10

4. ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS ……………………………………………………. 14

5. DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS …….…...………………………………………. 24


5.1 EL ENOS …………………………………….…………………………………………... 24
5.1.1 El Niño …………………………………..………………………………………........... 27
5.1.2 La Niña …………………………….……………………………………………………30
5.1.3 Tendencias pluviométricas vs. ENOS ………………………………………………32
5.1.4 Conclusiones parciales sobre el apartado ………………………………………… 46
5.2 HURACANES, TORMENTAS, DEPRESIONES Y ONDAS TROPICALES…….... 47
5.2.1 Tendencias pluviométricas vs. cantidad frentes por temporada …………………51
5.2.2 Conclusiones necesarias sobre el apartado ……………………………………….68
5.3 LOS SISTEMAS FRONTALES ………….……………………………………………. 69
5.3.1 Cantidad de sistemas frontales, ENOS y pluviosidad en Colombia ……………. 73
5.3.2 Sistemas frontales y máximos pluviométricos mensuales…….…………..….….. 77
5.4 LA TORMENTA PERFECTA……………………………………….……………………93
5.4.1 Tormenta perfecta Grace……………………………………….…….………………..93
5.4.2 Tormenta perfecta Mitch……………………………………….………………………95
5.4.3 Tormenta perfecta Beta……………………………………….……………………….98
5.4.4 Tormenta perfecta Noel……………………………...………………….……………100
5.4.5 Análisis imágenes página 9.………………………………………………………...104
5.4.6 Conclusiones necesarias sobre el apartado………………………………………106
5.5 ACTIVIDAD SOLAR Y CLIMA TERRESTRE………….…………………………….107
5.5.1 Ciclo solar y comportamiento climático…………………………………………….109
5.5.2 Conclusiones necesarias sobre el apartado..………….………………………….117
5.6 POSIBLES EXPLICACIONES A LOS MÁXIMOS PLUVIOMÉTRICOS
ANUALES…………………….………………………………………………………………119
5.6.1 Análisis máximo pluviométrico anual de Barranquilla 1995……………………..119
5.6.2 Análisis máximos pluviométricos anuales 2008 estaciones andinas…..……...128

6. REDEFINICIÓN DEL SISTEMA CLIMÁTICO DE COLOMBIA……………………..135


6.1 EL SISTEMA CLIMÁTICO DE COLOMBIA……...…………………………………..136
6.2 SISTEMA CLIMÁTICO I…………………………..……………………………..………138
6.3 SISTEMA CLIMÁTICO II………………………..…………….……………..………….141
6.4 SISTEMA CLIMÁTICO III………………………..……………………………..……….144
6.5 SISTEMA CLIMÁTICO IV……………………..…………………………….………….152
6.6 SISTEMA CLIMÁTICO V……………………..………………………….……………..162
6.7 SISTEMA CLIMÁTICO VI……………………..……………………….……………….164

7. CONCLUSIONES ……………………..………….……………………………….……..166

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8. RECOMENDACIONES.……..…………..……………………………………..…………168
9. BIBLIOGRAFÍA.……………….………………………………………………..………….169

* Portada: estación climatológica IDEAM, Miranda (Cauca). Fotografías: Carlos Roa, Sergio
Salamanca y Wilson Vallejo
Fuente datos: IDEAM, NOAA, NASA, INSMET (Cuba)
Fuente imágenes: IDEAM, AEROCIVIL, NOAA, NASA

** Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial de este documento, sin la


autorización expresa de su autor: wvallejor@hotmail.com

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RESUMEN

En Colombia, la definición de los dos ciclos secos y húmedos que caracterizan su


compleja climatología, se ha sustentado con simplicidad y desde siempre, sobre los dos
tránsitos teóricos anuales de la Zona de Confluencia Intertropical, ZCIT (o ITCZ en
inglés), sobre el país entero.

La división del comportamiento climático anual de Colombia en cuatro ciclos


estrictamente definidos y limitados, dos secos y dos húmedos, asumida
tradicionalmente como una verdad incuestionable, es la causa de que cotidianamente
muchas personas hagan preguntas tales como: ¿”Por qué está lloviendo si se supone
que estamos en verano”? O lo contrario.

La realidad es que, infortunadamente, tales ciclos distan mucho de la idealización


asumida hasta la fecha en la medida en que, contrariamente, estos están fuertemente
condicionados por una serie de factores, desconocidos muchos de ellos, que
desdibujan y contradicen parcialmente tal marco teórico de precisiones climatológicas.

De la indefinición y fragilidad de la ZCIT sobre gran parte de nuestro país a lo largo del
año, así como de las particularidades climáticas de cada una de las regiones
geográficas que lo componen, trata el presente estudio, en el que por supuesto se
presentan pruebas fehacientes acerca de la influencia directa en tan singulares
comportamientos atmosféricos, de ciertos condicionantes; permanentes unos (orografía
e insolación) y recurrentes otros (frentes, huracanes, tormentas y ondas tropicales,
ENOS, etc.) Pruebas apoyadas básicamente en series climatológicas, y en análisis de
imágenes de satélite y sondeos atmosféricos.

Finalmente, sobre la base de esta nueva visión y perspectiva, se redefine el sistema


climático de Colombia, resaltándose como los elementos más importantes del mismo,
todos y cada uno de los sistemas climáticos propios de cada región. Redefinición que,
no obstante, deberá irse ajustando mucho mejor en el futuro, a la luz de nuevos
conocimientos sobre otras características de nuestros microclimas en particular, y del
sistema climático del planeta en general.

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1. INTRODUCCIÓN

La teoría meteorológica clásica identifica y define tres regiones climáticas básicas en el


planeta, a saber: una región tropical, una región templada y una región polar. En las dos
últimas, pero más claramente en la zona templada, se presentan las cuatro estaciones
que todos conocemos, como consecuencia de la traslación anual del planeta alrededor
del sol, así como por la inclinación del eje terrestre con respecto al plano de la eclíptica.

Cada una de estas estaciones, por su parte, presenta unos comportamientos


climatológicos propios, los que a su vez se ajustan satisfactoriamente a un marco
teórico bastante bien estudiado y entendido desde hace ya muchos años.
Posibilitándose de esta manera, en los momentos actuales, una muy acertada
modelización numérica sobre el tiempo y el clima en estas regiones.

En el caso de la zona tórrida o tropical por el contrario, el marco teórico sobre su


estructura y comportamiento contiene aún muchos vacíos e inconsistencias debido, por
un lado, a que no se conocen con suficiencia y profundidad todos y cada uno de los
procesos termodinámicos propios de la atmósfera tropical, en los que, contrario a lo que
sucede en las latitudes medias, el factor calentamiento radiativo juega un papel
preponderante frente al efecto Coriolis. Hecho que ya de por sí restringe la aplicación
de los modelos numéricos utilizados en las latitudes medias, basados
fundamentalmente en el modelo cuasigeostrófico. En otras palabras, evaluar y modelar
los movimientos atmosféricos horizontales (advección), es tarea mucho menos
complicada que hacer lo propio con los movimientos verticales (convección).

Por otro lado, la precaria cobertura de estaciones meteorológicas sobre amplias


regiones del planeta, ubicadas justamente dentro o en las proximidades de esta zona,
ha imposibilitado la obtención espacio – temporal de unas importantes series
climatológicas. Series que, potencialmente, podrían convertirse en elementos de suma
valía para poder realizar estudios mucho mejores sobre una región del planeta en la
que, los microclimas y los fenómenos locales, comportan una enorme preponderancia.

A pesar de ello sin embargo, hay tres aspectos de los que se tiene absoluta certidumbre
respecto de la ZCIT: el primero, que esta no permanece estática a lo largo del año, sino
que se desplaza latitudinalmente sobre su eje a causa de la precesión de las
estaciones, siguiendo a la estación de verano con uno o dos meses de retraso. Por lo
tanto, es normal que hacia mediados de año la ZCIT se encuentre alejada unos cuantos
grados del ecuador, hacia el norte, hecho que tiene profundas implicaciones en la
formación de los huracanes y el monzón de verano. Por el contrario, hacia finales de
año la ZCIT se habrá desplazado unos cuantos grados hacia el sur del ecuador, con
unos efectos climáticos también muy interesantes.

El segundo aspecto importante que se sabe respecto de la ZCIT, es que esta no


constituye una franja nubosa permanente y perfectamente definida a todo lo ancho del
planeta, ni mucho menos, a todo lo largo del año. Estas fracturas, mucho más
marcadas sobre los continentes que sobre los océanos, están estrechamente
relacionadas, en primera instancia, con las condiciones orográficas de los continentes.
En segunda instancia, con la estacionalidad.

El tercer aspecto es, quizá, la característica más importante de la ITCZ. El continuo


recalentamiento de la zona intertropical por efecto de la fuerte insolación que recibe a lo

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largo del año, trae como consecuencia la conformación de un potente y particular
sistema climático de escala planetaria, retroalimentado continuamente de humedad y
calor latente, provenientes de la formación permanente de complejos conglomerados
convectivos. Complejos que a su vez se convierten en los generadores de los más
importantes regímenes de lluvias, básicamente en cuatro reconocidas regiones del
planeta: la selva amazónica, el centro del continente africano, el norte de la India y el
sureste asiático. Amén de otras pequeñas regiones igualmente lluviosas, como la costa
pacífica colombo – panameña por ejemplo, la cual está considerada como uno de los
lugares con los regímenes de pluviosidad más importantes del planeta, con niveles
anuales cercanos a los 10000 mm.

Así, a grandes rasgos, el comportamiento de la ZCIT a todo lo ancho del planeta está
caracterizado por unos intensos regímenes lluviosos, alternados cíclicamente entre
unos y otros lugares del planeta a lo largo del año, con una certeza más bien
incuestionable. No obstante, si nos circunscribimos a un punto o pequeña región
geográfica de la ZCIT en particular, con el objetivo de tratar de encontrar algún tipo de
secuencia, regularidad o eslabonamiento en sus series climatológicas, observamos
inmediatamente que, en términos generales, la mayoría de ellas no se acoplan a ningún
patrón de comportamiento conocido y medianamente predecible. Muchas de las causas
de tales irregularidades climáticas, son actualmente bien conocidas y entendidas por los
investigadores. Otras posibles causas de este extraño comportamiento atmosférico, por
el contrario, se encuentran en la actualidad abiertas a la discusión en la medida en que,
infortunadamente, continúan envueltas en un halo de misterio, y a la espera de mejores
recursos logísticos y teóricos para su desentrañamiento.

Al respecto, no debemos olvidar que la atmósfera terrestre es un fluido en continuo


movimiento y recalentamiento. En razón de este par de condicionantes, podemos
afirmar que la atmósfera es un sistema dinámico, de comportamiento no lineal pero sí
caótico, caracterizado casi que continuamente por situaciones de multifractalidad. Por lo
tanto, ello comporta necesariamente una fuerte sensibilidad a sus condiciones iniciales;
máxime en la zona tórrida, en la que el complejo factor calentamiento radiativo juega
quizá el papel más preponderante en dicho comportamiento.

De hecho, el precario conocimiento presente sobre la microfísica de la atmósfera


tropical, sumado a los enormes vacíos de información sobre el comportamiento de sus
elementos climatológicos más importantes, trae como consecuencia un significativo
alejamiento del conocimiento requerido sobre el verdadero grado de sensibilidad a las
condiciones de inicio. Y en esa misma medida, aumenta nuestra imposibilidad de
obtener un menor grado de incertidumbre sobre el comportamiento futuro de la
atmósfera terrestre en el trópico, a través de los meses y los años. Por lo tanto, la meta
por seguir para los investigadores en este campo, es la de ir cerrando, cada vez más, el
cinturón de conocimientos y mediciones en torno a las condiciones de inicio en juego
dentro los complejos procesos atmosféricos tropicales. Todo ello con el ánimo de
alcanzar en el futuro, temporal y espacialmente, unas mejores predicciones y
proyecciones del tiempo y del clima en esta importante región del planeta.

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2. DATOS

Cuatro fuentes de datos se han incorporado a este estudio, como puntos de referencia
para apoyar y corroborar nuestra hipótesis de partida, sobre la indefinición y fragilidad
de la ITCZ sobre Colombia, a lo largo del año: las series pluviométricas provenientes de
las estaciones sinópticas de superficie del IDEAM, las imágenes del canal infrarrojo del
satélite norteamericano GOES Este, los datos de altura arrojados por los sondeos
atmosféricos diarios del IDEAM, y el seguimiento continuo que del ENOS realiza la
NOAA y otros organismos internacionales.

Las series pluviométricas se tomaron para un período de 25 años, comprendido este


entre 1983 y 2008; aclarando que, infortunadamente y con excepción de Bogotá, se
encontraron algunas fracturas en las otras series de datos, concretamente para el
período 2003 – 2004. Fracturas que, esperamos, no tengan mayor incidencia en los
resultados y conclusiones finales que pretendemos alcanzar.

Resulta necesario aclarar sin embargo, que por efecto de lo extenso y complejo que
podría resultar este estudio, así como por la misma precariedad en las series
climatológicas ya mencionada, se tomaron únicamente como puntos de referencia, y en
virtud de su ubicación estratégica, siete estaciones meteorológicas de superficie del
IDEAM, ubicadas en los siguientes aeropuertos: Eldorado (Bogotá), Bonilla Aragón
(Cali), Olaya Herrera (Medellín), Ernesto Cortissoz (Barranquilla), El Caraño (Quibdó),
A. Guaquea (Puerto Carreño) y Vázquez Cobo (Leticia).

De hecho, somos conscientes que estos datos son marginalmente representativos de


las características climatológicas de las ciudades a las que pertenecen estos
aeropuertos, debido a que ellos se encuentran por lo general bastante retirados de las
áreas urbanas. Pero sucede que, infortunadamente, las series climatológicas mejor
preservadas y más fidedignas, son precisamente las de las estaciones sinópticas de
superficie del IDEAM emplazadas en los principales aeropuertos del país. Por lo que,
algunos eventos lluviosos reportados como ligeros o moderados, en muchos casos
tuvieron carácter de aguaceros fuertes sobre las ciudades cercanas, acompañados en
casi todas la ocasiones de tormentas eléctricas y granizo. Tal fue el caso de la fuerte
granizada ocurrida en Bogota el 3 de noviembre de 2007 (foto portada), que sin
embargo tuvo carácter ligero sobre el aeropuerto Eldorado. Evento sobre el que se
enfatizará en varios apartados del presente estudio.

Por último, es igualmente necesario reconocer que un estudio más profundo y mejor
cimentado sobre el complejo comportamiento climatológico en el trópico, debe
involucrar, necesariamente, además de un número mayor de estaciones, el seguimiento
de series más largas que contemplen también otros importantes parámetros
meteorológicos, a saber: presión, temperatura, humedad y viento, entre otros. Pero tal
pretensión demandaría, obviamente, el concurso y la dedicación de un grupo mayor de
investigadores, amén de un decidido apoyo gubernativo y privado, en términos de unos
apropiados recursos logísticos sin los cuales, seamos sinceros, se hace materialmente
imposible sacar adelante y con éxito, una investigación de tal naturaleza.

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3. MARCO TEÓRICO

Es necesario recordar nuevamente que la ZCIT se forma por la confluencia en


superficie sobre o cerca del ecuador terrestre, de los vientos alisios provenientes de los
cinturones de altas presiones situados a unos 30° de latitud norte y sur. Vientos que,
por efecto de la fuerza de Coriolis son desviados, hacia la derecha los del hemisferio
norte y hacia la izquierda los del hemisferio sur. Generándose como resultado, un
sistema convergente en superficie de vientos provenientes del NE y del SE, los cuales
se van calentando y humedeciendo en la medida en que se aproximan al ecuador.

ALISIOS
DEL NE

ALISIOS
DEL SE

Figura 1. Posición aproxima de la ZCIT, julio - agosto (A) y enero – febrero (B)

Ahora bien, un ejercicio interesante que podríamos proponer en este punto, sería el de
hacer la siguiente suposición: imaginar por un momento que el eje de la Tierra no
presenta ninguna inclinación con respecto al plano de la eclíptica. En tal hipotético caso,
los dos hemisferios recibirían la misma cantidad de radiación solar a lo largo del año y,
en consecuencia, el resultado inmediato sería, además de la ausencia de las cuatro
estaciones, la rigidez de la ZCIT latitudinalmente y a lo largo del año. Aunque, muy
posiblemente, podrían presentarse algunas pequeñas fluctuaciones en su
comportamiento, básicamente entre el afelio y el perihelio.

Adicionalmente, podríamos suponer también que, efectivamente, los continentes son


superficies geométricas lisas y perfectas, como por ejemplo: cuadrados, rectángulos,
óvalos o círculos. Que latitudinalmente están repartidos de forma equitativa entre los
dos hemisferios, y que además se encuentran separados longitudinalmente con una
exquisita precisión matemática. Si tal supuesto fuera cierto, el comportamiento de la
ZCIT sería prácticamente predecible todo el tiempo, y el pronóstico del tiempo en el
trópico se convertiría entonces en una trivialidad.

Sin embargo, la realidad es muy diferente: para comenzar, la inclinación del eje
terrestre es tan significativa de cara al comportamiento atmosférico, que de hecho se
convierte en el motor de las estaciones. Los continentes, por su parte, al ser superficies
de contornos altamente irregulares y de relieves extremadamente complejos, son los
causantes directos de cientos de microclimas y fenómenos locales muy particulares. Y

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como si ello fuera poco, existe más masa continental sobre el hemisferio norte que
sobre el sur, lo cual trae como consecuencia grandes diferencias climáticas entre los
dos hemisferios. Sin contar con que además, y como para profundizar aún más esta
complejidad, las diferencias en extensión y características intrínsecas entre los dos
grandes océanos, Atlántico y Pacífico, son tan importantes, que incuestionablemente
inciden de manera muy particular en el comportamiento del sistema océano - atmósfera.

Una de las características más importantes de este complejo atmosférico terrestre, es la


presencia de ciertos centros de acción o cinturones semipermanentes de altas y bajas
presiones, en ambos hemisferios. Mientras que en el hemisferio norte se destacan dos
importantes centros de baja y dos de alta, en el hemisferio sur se identifican tres centros
de alta presión que, como todo parece indicar, gobiernan el clima sobre los tres grandes
océanos. Estos centros de presión sin embargo, varían en ubicación e intensidad según
la época del año, hecho que afecta directamente el comportamiento anual de los alisios
y, consecuentemente, la posición e intensidad de la ZCIT.

Hace algún tiempo se descubrió también que estos centros de acción sufren, además
de las variaciones anuales, variaciones interanuales significativas en cuanto a
intensidad y ubicación se refiere. Según algunos científicos, estas variaciones están
íntimamente asociadas con el cambio global y, por extensión, con el accionar
irresponsable y errático del hombre en la administración del planeta. Según otra
corriente de investigadores, sin embargo, estos son procesos climáticos normales y
cíclicos por los que atraviesa la Tierra cada tantos miles de años, pero de forma tan
lenta, que resultan prácticamente imperceptibles para una vida humana. Lo que sí
parece cierto por ahora, es la existencia de algún tipo de correlación entre estas
variaciones y la aparición, de manera aperiódica o semiperiódica (de 2 a 7 años
aproximadamente), del tan renombrado ENOS (El Niño - Oscilación del Sur), el cual
involucra tanto al evento el Niño como a la Niña. Eventos que, según las más recientes
investigaciones, parece tienen una profunda incidencia en ese “extraño”
comportamiento del clima global de los últimos años.

Este “extraño” comportamiento del clima del planeta se pone de manifiesto,


preferentemente, en la alteración que sufre el discurrir “normal” de ciertos fenómenos
meteorológicos recurrentes, entre los cuales cabe destacar: la intensidad y duración de
las temporadas secas y húmedas asociadas al paso de la ZCIT, la cantidad y violencia
de los huracanes sobre los océanos y continentes, así como la dinámica y número de
sistemas frontales que se mueven rutinariamente desde las altas hacia las bajas
latitudes.

Colombia, en virtud de su particular ubicación astronómica, con una importante porción


de superficie sobre el hemisferio norte y una menor porción sobre el sur, recibe dos
barridos anuales de la ZCIT en gran parte de su territorio. De estos barridos se
desprenden a su vez dos temporadas secas y dos temporadas húmedas. Temporadas
que, erróneamente, suelen llamarse popularmente verano e invierno, con una supuesta
duración de tres meses exactos cada una, igual que las estaciones de las latitudes
medias, y que se alternan cíclicamente así: una primera temporada seca que va desde
mediados de diciembre hasta mediados de marzo, una primera temporada húmeda que
cobija desde mediados de marzo hasta mediados de junio, una segunda temporada
seca que arranca desde mediados de junio y se extiende hasta mediados de
septiembre, y una segunda temporada húmeda que cubre desde mediados de
septiembre hasta mediados de diciembre.

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UBICACIÓN TEÓRICA
APROXIMADA DE LA ZCIT Barranquilla
ENTRE MEDIADOS DE JUNIO
Y MEDIADOS DE
SEPTIEMBRE

Medellín
UBICACIÓN TEÓRICA Quibdó
APROXIMADA DE LA ZCIT Puerto
ENTRE MEDIADOS DE Bogotá
Carreño
MARZO Y MEDIADOS DE
JUNIO, Y ENTRE MEDIADOS Cali
DE SEPTIEMBRE Y
MEDIADOS DE DICIEMBRE

Ecuador

UBICACIÓN TEÒRICA
APROXIMADA DE LA ZCIT
ENTRE MEDIADOS DE
DICIEMBRE Y MEDIADOS DE
MARZO

Leticia

Figura 2. Desplazamiento teórico de la ZCIT sobre Colombia a lo largo del año

De la figura 2, sin mayor esfuerzo, podemos inferir el comportamiento de las lluvias en


cada región, a partir de los siguientes razonamientos:

1. Como consecuencia de la posición de la ZCIT, en la costa norte colombiana la


temporada húmeda va desde mediados de junio hasta mediados de septiembre; en
tanto que, para el resto del año, lo normal sería tener tiempo predominantemente
seco para esta región en particular.
2. Sobre el centro del país, es decir, la costa pacífica, prácticamente toda la región
andina y los llanos orientales, tendremos dos temporadas húmedas: una que va
desde mediados de marzo hasta mediados de junio, y otra desde mediados de
septiembre hasta mediados de diciembre. Y dos temporadas secas: una desde
mediados de junio hasta mediados de septiembre; la otra desde mediados de
diciembre hasta mediados de marzo.
3. Para el sur del país, concretamente la cuenca amazónica, la temporada húmeda va
desde mediados de diciembre hasta mediados de marzo. El resto del año, según la
grafica, esta región debe presentar bajos niveles de pluviosidad.

A continuación, y como preámbulo a la confrontación entre los anteriores razonamientos


y las series climatológicas de referencia, se presenta un grupo de cuatro imágenes de
satélite de Colombia, de diferente época del año, con el ánimo de ir buscando puntos de
convergencias o divergencia entre los supuestos teóricos vistos previamente, y los
datos reales. Veamos pues estas gráficas.

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9 de febrero de
2009. 6:45 P.M.

25 de abril de
2008. 10:15 P.M.

3 de junio de
2008. 10:15 P.M.

2 de septiembre de
2008. 2:15 P.M.

Origen imágenes: Aerocivil Colombia


Figura 3. Imágenes en las que es imposible definir la ubicación exacta de la ZCIT

En la composición de imágenes de satélite de la figura 3, es fácil entrever que no existe


una posición definida de la ZCIT sobre Colombia, en las fechas correspondientes. En la
primera imagen, de 9 de febrero de 2009, se alcanza a insinuar sin embargo parte de la
ZCIT afectando la región del Amazonas, como correspondería según la teoría vista
previamente; aunque, también se detecta alguna actividad convectiva sobre el Pacífico.

En la segunda imagen, correspondiente al 25 de abril de 2008, observamos un


movimiento de arrastre de la ZCIT hacia el hemisferio norte, producto quizá del efecto
dinámico de algún frente que se desplaza sobre el Atlántico. En la tercera imagen, de
fecha junio 3 de 2008, se observa una “extraña” formación nubosa, a manera de banda,
que no se corresponde exactamente con la posición teórica de la ZCIT para esta época,
y que atraviesa el país desde el suroccidente hasta el nororiente, para penetrar luego
dentro del mar Caribe. Esta “malformación” de la ZCIT podría obedecer, quizá, al efecto
arrastre de otro sistema frontal. Finalmente, la cuarta imagen, de septiembre 2 de 2008,
nos muestra, de manera irrefutable, un fuerte tirón de la nubosidad hacia el Caribe,
posiblemente por efecto de algún fenómeno importante sobre el Atlántico.

Más adelante sin embargo, volveremos sobre este grupo de imágenes con el propósito
de hacer unos análisis más profundos sobre estas situaciones particulares, apoyados
en otras imágenes de satélite correspondientes a tales fechas.

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4. ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS

Pues bien, el paso por seguir en este estudio es el de analizar los datos reales de las
diferentes series climatológicas, con el objetivo de corroborar, por un lado, en qué
medida se acoplan a los supuestos teóricos sobre la posición y accionar de la ZCIT; y
por otro lado, intentar asociar las variaciones pluviométricas mensuales y anuales, con
ciertos eventos meteorológicos de los que hablaremos más adelante.

Luego, una buena manera de comenzar este análisis, es la de obtener las siguientes
medidas estadísticas básicas de las estaciones de referencia, dentro del período de
estudio (1983 – 2008): la sumatoria total de los valores pluviométricos para cada mes
del año, los totales pluviométricos anuales, así como la media y la desviación estándar,
tanto mensual como anual. Adicionalmente, estas series se graficarán según la posición
geográfica de cada estación, agrupándolas por regiones según el barrido teórico anual
de la ZCIT visto con anterioridad. Por lo tanto, vamos a comenzar analizando los datos
mensuales de Barranquilla, para luego continuar con los de las estaciones ubicadas en
el centro del país y, finalmente, examinaremos los datos de Leticia, ciudad emplazada
sobre el hemisferio sur, el extremo del país más alejado dentro de este hemisferio.

TOTALES MENSUALES DE PRECIPITACIÓN APTO ERNESTO CORTISSOZ


BARRANQUILLA, PERÍODO 1983 - 2008
4500

4000

3500
Milímetros

3000

2500

2000

1500

1000

500

0
Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiem . Octubre Noviem . Diciem b.

Totales 34,5 12,8 33 652,9 2773,7 1923 1855,6 2553,5 3739,4 3889,4 2055 638,2

Figura 4. Totales mensuales de precipitación de Barranquilla período 1983 - 2008

Como bien podemos apreciar en la figura 4, la sumatoria mensual de los datos para el
período de estudio nos muestra que, efectivamente, en Barranquilla se presenta una
temporada realmente seca durante los tres primeros meses del año, con totales de
lluvias verdaderamente bajos, coincidiendo así con los supuestos teóricos
anteriormente vistos. También se aprecia una importante temporada húmeda, que
cobija desde julio hasta noviembre aproximadamente, con totales bastante significativos
en términos de cantidad de lluvias caídas, lo cual se ajusta muy bien al marco teórico
sobre la intensidad de la temporada lluviosa en esta región.

No obstante, en el mes de mayo se da un importante y abrupto aumento en el volumen


pluviométrico, el cual difiere del de abril en más de 2000 mm, y del de junio en unos 800
mm. Esta significativa diferencia de lluvias entre el mes de mayo y los meses que le

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preceden y suceden debe obedecer, necesariamente, al accionar de ciertos agentes
externos, siendo los más probables los sistemas frontales que rutinariamente barren el
Atlántico y el Caribe, y que son más frecuentes e intensos entre el otoño y la primavera;
meses en los que es normal verlos interactuando, e incluso penetrando, en la franja
tropical. Estos análisis los profundizaremos, en todo caso, más adelante.

Vamos a analizar ahora el comportamiento pluviométrico mensual de las estaciones del


centro del país; las que supuestamente son barridas con más regularidad (dos veces al
año) por la ZCIT, y que por ende deberían mostrar similitudes entre sus temporadas
secas y húmedas. Para este caso en particular, se involucraron intencionalmente en las
gráficas, aquellas estaciones que se encuentran más próximas latitudinalmente, aún su
separación longitudinal sea importante. Ello obedeciendo a la necesidad de comprobar
si la ZCIT se comporta, de veras, como una ajustada y continua banda zonal que afecta
por igual a todo el centro del país, en las fechas teóricas correspondientes.

TOTALES MENSUALES DE PRECIPITACIÓN APTOS CENTRO DEL PAÍS


PERÍODO 1983 - 2008
25000

20000
Milímetros

15000

10000

5000

0
Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiem . Octubre Noviem . Diciem b.

BOGOTA 681,1 1116,6 1924,6 2459,1 2761,5 1485,9 1139,7 1203,7 1793,9 2831,1 2379,6 1467,6
CALI 1230,6 1287,9 2158,6 3017,8 2406,8 1291,4 755,7 912,2 1719,7 2219 2199 1306,2
QUIBDO 12559,5 10803,2 11795,2 16908,2 17471,7 15962,9 18616,5 19730,2 16737,6 14443,4 15837,0 13499,5
MEDELLIN 1454,7 2007,8 3001,4 3867,5 5125,8 3422,6 3065,3 3420,9 4417,1 5289,6 3558,0 2265,2
PTO CARREÑO 269,2 376,5 1029,3 3393,2 6732,8 10547,0 11175,5 7485,8 4270,5 3836,7 2273,4 522,2

Figura 5. Totales mensuales de precipitación centro del país período 1983 – 2008

En la figura 5 se han representado los totales pluviométricos mensuales para el período


1983 - 2008, de las siguientes estaciones: Bogotá, Cali, Medellín, Quibdó y Puerto
Carreño. De lejos, los datos de Quibdó (en color amarillo) resultan ser los más altos de
todas las series, mostrando una importante diferencia respecto de los valores de las
otras estaciones. En esta gráfica se puede apreciar además, que su máximo valor
pluviométrico se presenta justamente en el mes de agosto, con un gran total de 19730,2
mm, para el período de estudio. El valor de febrero, su mes menos lluvioso con 10803,2

- 15 -
mm, casi se equipara con el máximo valor de la estación que le sigue, Puerto Carreño
(color azul claro). Por lo tanto, para el caso particular de Quibdó no podemos hablar de
temporada seca como tal, pues sencillamente esta no existe. De hecho, la diferencia
entre sus extremos pluviométricos, para este período, es de 8927 mm.

La siguiente estación, en cuanto a cantidad de lluvias se refiere, es la de Puerto


Carreño. En esta ciudad se observa una temporada seca bien definida y significativa,
que va desde diciembre hasta mediados de marzo. A partir de marzo, empieza un
aumento progresivo y regular de las precipitaciones, alcanzándose un máximo absoluto
en el mes de julio, de 11175, 5 mm. A partir de este mes, el régimen lluvioso empieza a
decaer progresivamente, llegando casi a 0 mm en enero. Como resultado, la diferencia
entre su mes más lluvioso, julio, y su mes menos lluvioso, enero, resulta ser de 10906,3
mm, para el período de estudio. Mayor en todo caso que la diferencia obtenida para
Quibdó, lo cual pone de manifiesto que, en realidad, entre estas dos estaciones
ubicadas muy cerca latitudinalmente, pero separadas de manera significativa
longitudinalmente, una en el oeste y otra en el este del país, existen enormes
diferencias climáticas. Diferencias que se evidencian, claramente, en la presencia de
dos temporadas muy bien definidas, una seca y una húmeda en Puerto Carreño, en
contraste con la ausencia total de la temporada seca en Quibdó.

En el caso de las otras tres estaciones, Bogotá, Cali y Medellín, ubicadas dentro de la
región andina, observemos que de su representación gráfica resulta una estructura
similar a una silla de montar, con dos máximos y dos mínimos bien definidos, los cuales
se ajustan de manera bastante precisa al marco teórico de partida. No obstante, de
estas tres estaciones, Medellín es la que muestra los niveles pluviométricos más altos.
Bogotá y Cali, mientras tanto, se ubican discretamente en el fondo de la tabla,
mostrando además un perfil pluviométrico bastante similar, con la salvedad que las
máximas lluvias en Cali se presentan en abril, en tanto que en Medellín y Bogotá,
suelen darse en octubre.

Veamos finalmente cuál es el comportamiento mensual de las lluvias en Leticia, ciudad


colombiana ubicada en el hemisferio sur. Razón por la que cabría esperar ciertas
características muy particulares, en su régimen pluviométrico mensual y anual.

TOTALES MENSUALES DE PRECIPITACIÓN APTO VAZQUEZ COBO


LETICIA, PERÍODO 1983 - 2008
9000

8000

7000
Milímetros

6000

5000

4000

3000

2000

1000

0
Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiem . Octubre Noviem . Diciem b.

Totales 8452,9 7569,2 7953,3 8329,3 7359,3 4154,7 3398,9 3619,5 5305,3 5946,8 6629 6765,1

Figura 6. Totales mensuales de precipitación Leticia período 1983 – 2008

- 16 -
Como era de esperarse, según el marco teórico sobre la ubicación de la ZCIT entre
finales y comienzos de año (bien al sur del país), los totales pluviométricos más altos en
Leticia se presentan justamente dentro de los cuatro primeros meses del año, como
bien puede apreciarse en la figura No. 6. Generándose de esta manera un máximo de
lluvias en el mes de enero, de 8452,9 mm, para el período de estudio. La temporada
seca, similar a lo que sucede con Quibdó, prácticamente queda descartada ya que,
como podemos ver en la gráfica, los meses más secos, junio, julio y agosto, muestran
promedios de lluvia por encima de los 3000 mm para este período, lo cual se traduce en
una media de un poco más de 100 mm para cada uno de estos meses; muy similar a
los promedios de los meses más lluviosos en Bogotá. Luego, lo que sucede en realidad
es que, lo que comúnmente solemos llamar verano en ciertas regiones, obedece en
realidad a un período caracterizado por un descenso en los promedios lluviosos, mas
no a una ausencia total de las precipitaciones.

Bien, de este primer análisis sobre el comportamiento mensual de las lluvias en las
siete ciudades tomadas como referente, podemos concluir que, en casi todas ellas, las
temporadas secas y húmedas se ajustan, a grandes rasgos, al marco teórico sobre el
discurrir de la ZCIT sobre nuestro país. Se apartan significativamente de este marco
teórico, Quibdó por la ausencia real de la temporada seca, y Puerto Carreño por la
presencia de unas únicas temporadas seca y húmeda. Conclusiones que bien pueden
reafirmarse en las gráficas siguientes, en las que se han representado la media y la
desviación estándar mensuales, de cada estación.

MEDIA MENSUAL DE LOS DATOS PERÍODO 1983 -2008

900,0
800,0

700,0
600,0
Milímetros

500,0
400,0
300,0
200,0
100,0
0,0
Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiem b. Octubre Noviem b. Diciem b.

Bogotá 27,2 44,7 74,1 94,6 106,2 57,1 43,9 46,3 69,0 108,9 91,5 56,4
Cali 55,9 56,0 93,9 125,7 100,3 56,1 31,5 38,0 71,7 100,9 95,6 59,4
Medellín 63,2 87,3 130,5 161,1 213,6 155,6 127,7 142,5 184,0 220,4 154,7 103,0
B/quilla 1,6 0,6 1,5 28,4 120,6 83,6 80,7 111,0 155,8 169,1 93,4 29,0
Quibdó 546,1 469,7 512,8 704,5 728,0 694,0 775,7 822,1 697,4 601,8 688,6 613,6
Pto Carreño 11,7 16,4 44,8 141,4 280,5 458,6 465,6 340,3 194,1 174,4 103,3 27,5
Leticia 367,5 344,1 345,8 362,1 320,0 188,9 147,8 157,4 230,7 258,6 301,3 322,1

Figura 7. Media mensual de la precipitación período 1983 – 2008

En la figura No. 7, fijémonos bien, la media a través de los meses varía


considerablemente en Puerto Carreño, lo cual corrobora la presencia de dos claras
temporadas, una seca y otra húmeda, bien definidas en esta ciudad. Leticia y Quibdó,
como era de esperarse, muestran medias mucho más parejas aunque
significativamente altas, de lo que se deduce que en estas dos ciudades la pluviosidad
es importante durante todo el año, descartándose de plano la presencia de una real
temporada seca. Las medias mensuales de Cali, Bogotá y Medellín, por su parte,
aparecen más estables aunque más bajas, lo que podría interpretarse como que, en
estas ciudades, las lluvias son prácticamente persistentes a todo lo largo del año, pero

- 17 -
con niveles promedio de unos escasos 100 mm mensuales para Cali y Bogotá, y de
unos 150 mm para Medellín. Barranquilla, que presenta una temporada realmente seca
en los primeros meses del año, también muestra unas importantes diferencias en sus
medias mensuales, corroborando así sus dos únicas temporadas.

DESVIACIÓN ESTÁNDAR MENSUAL DE LOS DATOS


250,0

200,0

150,0

100,0

50,0

0,0
Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiem b. Octubre Noviem b. Diciem b.

Bogotá 24,2 34,0 45,2 52,4 43,0 31,0 17,7 24,3 37,6 57,3 42,0 34,9
Cali 33,7 39,3 37,8 49,8 43,2 38,8 21,5 30,2 38,6 45,4 36,0 30,1
Medellín 34,4 51,8 69,6 48,9 86,8 67,4 56,4 86,5 66,3 69,7 51,7 50,8
B/quilla 4,5 1,5 3,5 36,4 92,5 59,0 64,2 74,0 75,2 88,0 72,1 43,1
Quibdó 206,5 179,6 192,9 169,1 174,8 194,8 237,4 212,7 195,6 130,4 181,0 188,3
Pto Carreño 18,6 31,4 31,6 88,8 83,9 147,0 123,9 106,5 75,3 71,0 52,2 25,6
Leticia 123,4 73,5 91,1 89,0 104,2 71,9 61,6 79,4 82,8 119,1 112,5 96,2

Figura 8. Desviación estándar mensual de los datos, período 1983 – 2008

En cuanto a la desviación estándar mensual, figura 8, a primera vista se observa un


importante grado de alejamiento de algunas series, de sus medias pluviométricas, en
ciertos períodos. Esta marcada desviación nos confirma que, en algunas ciudades, las
variaciones mensuales de sus niveles pluviosos son muy elevadas, en virtud del paso
anual de la ZCIT sobre el país, en una primera aproximación.

Con el ánimo de complementar estos primeros análisis, vamos a realizar seguidamente,


y en el mismo orden, el análisis del comportamiento anual de la precipitación para el
período de estudio, con el fin de ir ajustando mucho mejor la percepción sobre la
realidad pluviométrica de estas estaciones, tomadas como puntos de referencia.

TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN APTO ERNESTO CORTISSOZ


BARRANQUILLA, PERÍODO 1983 - 2008
1800
1600
1400
1200
Milímetros

1000
800
600
400
200
0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Totales 456 752 834 563 1014 1063 811 792 475 735 1025 404 1687 922 535 1324 1018 895 636 271 0 0 972 914 1043 1022

Figura 9. Totales anuales de precipitación de Barranquilla, período 1983 – 2008

- 18 -
En la figura No. 9 se han graficado los totales anuales pluviométricos de Barranquilla,
para el período de estudio. Observando con detenimiento esta gráfica, notamos que es
verdaderamente imposible encontrar algún tipo de tendencia que nos indique, o nos
proporcione ciertas pistas, acerca de alguna periodicidad o regularidad en los niveles
pluviométricos interanuales de esta ciudad. En consecuencia, realizar cualquier
proyección medianamente creíble, acerca de la tendencia más probable de las lluvias
en Barranquilla, para el año o los años subsiguientes, no es viable por ahora.

De esta gráfica podemos concluir también, que el año más lluvioso fue 1995 con un
gran total de 1687 mm. En contraste, el año menos lluvioso antes del año 2000, fue
1994, con apenas 404 mm (se ha descartado el mínimo de 2002, toda vez que se
encontraron datos faltantes en algunos meses de este año). Tan incomprensible
comportamiento de las lluvias en esta ciudad, representado en la exagerada diferencia
pluviométrica -de más de 1000 mm de un año para otro-, resulta, además de extraño,
en apariencia contradictorio, tratándose de una de nuestras regiones más secas.

A pesar de estas enormes diferencias expresadas anteriormente, de alguna manera se


percibe también la existencia, en ciertos períodos, de una alternancia entre máximos y
mínimos relativos, en algunos años del período de estudio. Y como hecho curioso, a
partir de 1998 se inicia una caída regular y continua de los niveles pluviosos, los cuales
sin embargo empiezan a recuperarse a partir del año 2005. Intentar encontrar alguna
explicación a estos cambios, nos resulta por ahora imposible, y menos aún, ajustar
estas tendencias a un cierto tipo de comportamiento meridianamente predecible.

En el apartado siguiente sin embargo, vamos a entrar a discutir con mayor profundidad
estas curiosidades pluviométricas detectadas en las estaciones, correlacionándolas con
el derrotero de ciertos fenómenos meteorológicos. Por lo pronto, veamos ahora el
comportamiento anual de las series de las ciudades ubicadas en el centro del país.

TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN APTOS CENTRO DEL PAÍS


PERÍODO 1983 - 2008
12000

10000

8000
Milímetros

6000

4000

2000

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

BOGOTA 879 930 698 915 751 835 679 948 734 435 761 826 828 568 475 933 1024 832 588 806 733 937 854 1122 949 1209
CALI 626 975 867 917 888 1000 773 723 746 618 897 985 691 845 798 950 1208 936 655 613 593 1089 950 1163
QUIBDO 7756 9796 7563 6832 8095 8461 7316 7583 7069 6545 7523 7890 7624 9221 6361 7004 8571 8757 8757 6642 4637 8653 7178 8532
MEDELLIN 1440 1833 1492 1527 1325 2039 1890 1622 1587 1111 1605 1596 1771 1934 1402 1728 2232 2132 1412 1195 1499 2013 1956 2555
PTO CARREÑO 2814 2410 2656 2317 1829 2467 1680 2507 2104 2271 2504 2023 1783 2234 2007 2444 2649 2425 936 1500 2032 2061 2223 2037

Figura 10. Totales anuales de precipitación aptos centro del país para el período 1983 – 2008

- 19 -
En cuanto a los regímenes lluviosos anuales de las estaciones del centro del país,
representados estos en la figura 10, se observa casi de inmediato que las estaciones
ubicadas sobre la región andina, son las que presentan un comportamiento mucho más
regular, similar en algo a una función periódica conocida. Incluso, se insinúa bastante
pareja la curva pluviométrica de Puerto Carreño, ciudad emplazada dentro de una gran
llanura. Quibdó, por el contrario, muestra distorsiones bastante profundas en su
comportamiento lluvioso interanual, con dos máximos significativos: el mayor en 1984
con 9796 mm, y el otro en 1996 con 9221 mm. A este último le sigue, curiosamente, un
mínimo profundo en 1997, de 6361 mm. Es decir, estamos también ante un caso muy
particular en el que las lluvias, de un año para otro, disminuyeron en casi ¡3000 mm!

Ahora bien, igual que en el caso de Barranquilla, e independientemente de los datos


faltantes en el período 2003 -2004 y parte del 2005, a partir del año 2000 se nota un
decremento en los niveles lluviosos en casi todas las estaciones, seguido de una
recuperación general de los mismos a partir del 2005. Más adelante sin embargo,
volveremos sobre estas gráficas para profundizar en tales “extraños” pluviométricos,
con el fin de hallar las respuestas más probables a todos estos acertijos pluviométricos,
que han ido surgiendo en cada análisis.

TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN APTO VAZQUEZ COBO LETICIA


PERÍODO 1983 - 2008
4500

4000

3500

3000
Milímetros

2500

2000

1500

1000

500

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

LETICIA 3201 3056 2927 3772 3500 3247 3566 3653 3373 3287 3857 3663 3171 2979 3062 2899 3194 3467 2461 1083 1780 3528 3441 2802

Figura 11. Totales anuales de precipitación Leticia período 1983 – 2008

En lo que tiene que ver con los totales pluviométricos anuales de Leticia, mostrados en
la figura 11, notamos también que estos no conservan ningún tipo de regularidad a
través de los años, presentando por el contrario altibajos bastante bruscos. Y, como
sucede con las otras estaciones, se presentan aquí dos máximos significativos: uno en
1986 de 3772 mm, y otro en 1993 de 3857 mm. Y dos mínimos significativos antes del
año 2000: uno en 1985 de 2927 mm, y otro en 1998 de 2988 mm. Sin embargo, las
diferencias entre estos máximos y mínimos de Leticia, no resultan tan extremas como
en los casos de Quibdó y Puerto Carreño. Aunque, también es cierto, observamos el
mismo fenómeno detectado en las otras estaciones; una importante caída en los niveles
pluviométricos a partir del año 2000, seguida de una recuperación significativa a partir
del año 2005.

- 20 -
Tratar de encontrar las respuestas más probables a estas “irregularidades” en las
tendencias pluviosas de las estaciones de referencia, y quizá en las que no entraron en
este estudio, es uno de los grandes retos que se pretende enfrentar a lo largo del
mismo. Aunque al término de éste, también es cierto, nada garantiza respuestas
obligadamente irrefutables a tan complejos interrogantes. Pero el reto en todo caso
justifica el intento. Por ahora, y para concluir este apartado, vemos el comportamiento
anual de la media y la desviación estándar, de las estaciones problema.

MEDIA MENSUAL POR AÑO PERÍODO 1983 - 2008


900,0

800,0

700,0

600,0
Milímetros

500,0

400,0

300,0

200,0

100,0

0,0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Bogotá 73,3 77,5 58,2 83,2 62,5 69,5 56,6 79,0 61,1 36,2 63,4 68,8 69,0 47,4 39,6 77,7 85,4 69,3 49,0 67,2 66,6 78,1 71,2 93,5 79,1 100,8
Cali 52,1 81,2 72,2 76,5 74,0 83,3 64,4 60,2 62,2 51,5 74,7 82,1 57,6 70,4 66,5 79,2 100,7 78,0 65,5 68,1 74,2 90,7 86,3 97,0
Medellín 120,0 152,8124,3 127,2120,4 170,0 157,5135,1 132,3 92,6 133,8 133,0147,6 161,2 116,9144,0 186,0177,7 117,7 119,5 187,4167,7 177,8212,9
B/quilla 38,0 62,7 69,5 46,9 84,5 88,6 67,6 66,0 39,5 61,3 85,4 33,6 140,6 76,8 44,6 110,3 84,8 74,6 57,8 135,7 121,5 76,1 94,8 85,2
Quibdó 646,4 816,4630,2 569,3674,6 705,1 609,7631,9 589,1 545,4626,9 657,5635,4 768,4 530,1583,7 714,3729,7 729,7 664,2 579,6721,1 652,5711,0
Pto Carreño 234,5 219,1221,3 193,1152,4 205,6 140,0208,9 175,3 189,3208,7 168,6148,6 203,1 167,2203,7 220,8202,1 133,8 214,3 254,0171,7 202,1169,7
Leticia 266,8 254,7243,9 314,3291,7 270,6 297,2304,4 281,0 273,9321,5 305,2264,3 248,3 255,2241,6 266,2288,9 273,5 360,9 222,5294,0 312,8276,2

Figura 12. Media mensual pluviométrica para cada año, período 1983 – 2008

DESVIACIÓN ESTÁNDAR ANUAL DE LOS DATOS


400,0

350,0

300,0

250,0

200,0

150,0

100,0

50,0

0,0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Bogotá 60,8 31,4 47,7 57,0 42,1 42,2 37,3 52,5 36,5 26,6 42,0 49,8 35,9 28,4 23,4 42,8 48,3 35,0 24,1 38,5 38,4 59,3 47,6 74,0 59,9 52,0
Cali 41,0 37,3 37,5 41,9 44,5 60,0 30,6 43,8 45,2 39,3 52,8 62,7 42,7 39,9 62,3 59,1 57,3 36,9 39,2 36,3 44,0 47,2 37,4 53,1
Medellín 50,7 71,6 64,3 90,0 56,6 77,6 90,3 72,7 77,6 48,3 59,6 82,0 84,8 71,4 57,9 78,2 79,8 86,3 73,1 68,8 97,6 69,0 92,1 82,9
B/quilla 60,9 66,9 78,7 73,1 109,7 92,4 91,0 93,6 53,6 56,4 92,8 37,9 134,8 78,7 54,4 99,4 74,1 82,8 90,9 92,9 52,5 66,5 87,1 88,4
Quibdó 285,7104,1166,0 271,1277,6233,0162,1204,0 217,4213,2125,1239,0213,3 145,4186,3173,4149,2134,3338,5 272,1 117,6227,4 188,5165,4
Pto Carreño 179,8191,6230,4 175,8 99,8 192,3159,1195,5 183,4204,4215,0161,5131,9 186,8182,8219,1216,6189,2137,6 215,6 139,0152,6 189,5183,5
Leticia 142,2120,4 84,9 84,9 140,5149,7 88,4 95,6 126,6129,4 84,1 111,4120,8 81,7 135,8115,5 99,2 123,1159,9 79,8 195,7161,9 145,5 93,1

Figura 13. Desviación estándar anual de los datos, período 1983 – 2008

- 21 -
En las figuras 12 y 13, mostradas arriba, se han graficado las medias y las desviaciones
estándar anuales, de las series pluviométricas en estudio. Sin mucho esfuerzo se
percibe un comportamiento anárquico de las curvas, las que abruptamente pasan de
unos valores máximos a unos valores mínimos, marcadamente en la desviación
estándar anual, y que no responden de ninguna manera a cierta regularidad o tendencia
conocida o predecible. La media mensual de cada año de las estaciones menos
lluviosas, se observa por supuesto mucho más pareja que la de las estaciones más
lluviosas. Y como ya lo mencionamos anteriormente, las posibles causas de estas
marcadas irregularidades pluviométricas, se explorarán más adelante.

Bien, para concluir este análisis preliminar sobre el comportamiento mensual y anual de
las lluvias de las estaciones tomadas como referente, sólo nos queda analizar la
siguiente tabla en la que se han consagrado las fechas de ocurrencia y el respectivo
valor, de los máximos y mínimos absolutos mensuales de cada estación, para el
período en estudio.

MÁXIMOS Y MÍNIMOS ABSOLUTOS MENSUALES DE PRECIPITACIÓN PERÍODO 1983 – 2008


CIUDAD FECHA MÁXIMO VALOR (mm) FECHA MÍNIMO VALOR (mm)
BOGOTÁ Oct-86 / Mayo - 08 217,5/225,4 Ene-98 1,9
CALI Abr-88 226,3 Jul – 97/Ene-98 0
MEDELLÍN May-00 400,1 Ene-95 7,6
B/QUILLA Oct-87 362,9 En-feb- Mar- Dic. 0
QUIBDÓ Ago-01 1478 Ene-83 160,4
LETICIA Ene-06 593,8 Ago-01 38,1
PTO CARREÑO Jun-93 725,4 Ene-85 0
Tabla 1. Máximos y mínimos absolutos de cada estación para el período 1983 - 2008

En primer lugar notemos que, en casi todos los casos, no existe ninguna
correspondencia o correlación importante entre las estaciones, en lo que tiene que ver
con las fechas de ocurrencia de sus máximos y mínimos pluviométricos. Con la única y
“extraña” salvedad, que la fecha de la máxima pluviosidad mensual en Quibdó, agosto
de 2001, coincide con la fecha de la mínima pluviosidad en Leticia, agosto de 2001. De
hecho, podría existir -por qué no pensarlo- una particular relación, no detectada hasta
ahora, entre las tendencias climatológicas de estas dos ciudades, así nada especial se
detecte para el caso contrario; es decir, que la máxima pluviométrica de Leticia, de
enero de 2006, no coincide con la mínima pluviométrica de Quibdó, de enero de 1983.

Por lo tanto, y por ahora, estos resultados nos llevan inmediatamente a concluir, de este
primer análisis, que efectivamente la intensidad de las lluvias en Colombia puede
obedecer más a ciertas singularidades propias y únicas de cada región, en particular,
antes que responder algún patrón climatológico de mayor escala espacio – temporal, en
términos generales.

Idénticamente, las diferencias en cuanto a cantidad de lluvias hace referencia, son


también bastante importantes. Quibdó, como siempre, marca la diferencia con una
precipitación máxima de 1478 mm, en agosto de 2001; mientras que su valor mínimo,
de 160,4 mm, lo obtuvo en enero de 1983. El mínimo valor entre todas las estaciones,
de 0 mm, lo comparten Barranquilla, Cali y Puerto Carreño, en fechas varias. Y como
hecho curioso que vale la pena rescatar, la máxima lluvia ocurrida en Puerto Carreño,
de 725,4 mm en junio de 1993, resulta mayor que la máxima reportada en Leticia, de
593,8 mm en enero de 2006. Esta curiosidad, de alguna manera, parecería entrar en

- 22 -
conflicto con nuestra percepción inicial, de que estando Leticia ubicada dentro de la
selva amazónica, la región con los regímenes lluviosos más altos del planeta, debería
presentar promedios pluviométricos mensuales mucho más altos que los de Puerto
Carreño, una estación de sabana. No obstante, la realidad pluviométrica analizada
previamente, parece desvirtuar tal supuesto.

En la siguiente figura (14) se han representado estos máximos y mínimos


pluviométricos, con el ánimo de mostrar más claramente las profundas diferencias entre
las estaciones tomadas como referente de estudio; bastante cercanas latitudinalmente,
pero significativamente separadas longitudinalmente. Esto, de alguna manera y de
forma preliminar, insinúa la incidencia directa de la orografía y de ciertas estructuras
meteorológicas, que analizaremos en el siguiente apartado, en el comportamiento
climatológico de las regiones que conforman nuestro país. Esta situación condiciona
además la necesidad de redimensionar la visión actual de nuestra climatología, en
términos de unas características muy propias, producto directo de microclimas y
fenómenos locales bastante particulares.

DIFERENCIA ENTRE EXTREMOS DE PRECIPITACIÓN PERÍODO


1983 - 2008

1600
1400
1200
Milímetros

1000
800
600
400
200
0
Á I
OT
L LÍN LA Ó IA ÑO
G CA EL UIL IBD TIC RE
BO ED B/Q QU LE R
M CA
O
PT
MAYOR VALOR MENOR VALOR

Figura 14. Diferencia entre Máximos y mínimos de precipitación, para el período 1983 – 2008

- 23 -
5. DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS

Bien, hasta el momento sólo nos hemos limitado a analizar, superficialmente, las
medidas estadísticas más importantes de las estaciones de referencia, mensual y
anualmente, para el período 1983 – 2008. Estos datos, así graficados y analizados sin
embargo, no nos dicen mayor cosa acerca del real comportamiento de la ZCIT sobre
Colombia, como tampoco de las posibles causas de las irregularidades pluviométricas
mensuales e interanuales, detectadas en los análisis previos.

Y es que además, aparte de estas “extrañas” variaciones mensuales e interanuales de


los datos pluviométricos, la experiencia cotidiana nos ha enseñado que en Colombia, en
ciertas épocas del año y de manera intempestiva, se presentan pequeñas pero intensas
temporadas lluviosas, de no más de una semana de duración cada una. Estas intensas
lluvias se traducen, por lo general, en avalanchas, deslizamientos y riadas; sinónimo de
cruentas catástrofes naturales cuyos escenarios de afectación final suelen ser,
dolorosamente, la población, los sectores productivos y las empresas de servicios
públicos y privados. Temporadas que, hasta el día de hoy, no han podido ser
pronosticadas de manera acertada ni con la antelación suficiente, hecho que ya de por
sí condiciona la necesidad de profundizar aun más en este análisis, con el propósito de
encontrar mejores elementos de juicio sobre los cuales apoyarnos para intentar
construir, a partir de una concepción heurística, un nuevo marco teórico sobre el que se
puedan cimentar y articular a la vez, previsiones mucho más ajustadas.

Por lo tanto, es necesario abordar nuevamente las series pluviométricas tomadas como
referente de estudio, con el fin de cotejarlas minuciosamente contra ciertos posibles
condicionantes atmosféricos. Estos supuestos condicionantes, sospechosos de los
impredecibles comportamientos pluviosos sobre nuestro país, podemos resumirlos
básicamente en cuatro grupos: en primera instancia, ni más faltaba, encontramos el
grupo ENOS (El Niño - Oscilación del Sur), involucrando los fenómenos de El Niño, La
Niña y el Estado Neutral. Fenómenos que, al parecer, tienen una incidencia directa y
profunda en el comportamiento de algunos de los otros fenómenos relacionados en los
siguientes grupos.

El segundo grupo lo conforman aquellos fenómenos de carácter extremadamente


violento, recurrentes anualmente sobre el Atlántico entre mayo y noviembre, y que se
desplazan con dirección este – oeste: huracanes, ondas, depresiones y tormentas
tropicales.

El tercer grupo lo componen ciertos fenómenos de escala sinóptica que discurren sobre
el Atlántico, desde las altas hacia las bajas latitudes, y cuya temporada se extiende
desde septiembre hasta mayo, aproximadamente (frentes y vaguadas asociadas). Y,
finalmente, el cuarto grupo, conformado por algunos fenómenos de carácter
extraterrestre; más precisamente, ciertos eventos cíclicos relacionados directamente
con la actividad solar (manchas y tormentas solares).

5.1 EL ENOS

En lo últimos veinticinco años, aproximadamente, el fenómeno ENOS (El Niño -


Oscilación del Sur), es quizá el que con mayor vehemencia abrazan investigadores,
aficionados y curiosos por igual, toda vez que se trata del fenómeno climático más
importante observado y estudiado por el ser humano en toda su historia. Y el cual,

- 24 -
infortunadamente, se ha venido convirtiendo de manera paulatina en una especie de
chivo expiatorio, al que se le endilgan prácticamente todos y cada uno de los extraños
comportamiento atmosféricos detectados desde hace algún tiempo en el planeta.

Como el objetivo principal del presente trabajo no es el de entrar en profundizaciones


en cuanto al estudio de este fenómeno en particular, lo abordaremos aquí con la
máxima simplicidad y prudencia posibles, resumiendo sus aspectos más importantes en
cuanto a su origen, duración y efectos más sobresalientes. De hecho, lo que en realidad
resulta de nuestro interés primario, es el conocimiento de las fechas de ocurrencia de El
Niño, de La Niña y del período de estado normal, con el fin de cotejarlas con las fechas
de comportamiento lluvioso “anómalo”, de las estaciones problema vistas
anteriormente. Sin dejar de lado, claro está, la imperiosa necesidad de contar con los
elementos teóricos mínimos, que nos posibiliten una aproximación meridiana hacia el
entendimiento del fenómeno ENOS, sin el cual por supuesto, no sería posible abordar
adecuadamente la problemática propuesta en este estudio.

Para comenzar, es necesario aclarar primero que todo, que la ausencia casi continua
de lluvias en condiciones normales sobre la costa peruana no obedece, exclusivamente
y como muchos suponen, al avance paralelo a la costa de la corriente marina de
Humboldt, la cual transporta aguas frías desde el polo sur. En realidad sucede que, en
situaciones normales, las condiciones atmosféricas sobre la costa peruana son de una
gran estabilidad termodinámica, situación que no permite el desarrollo de potentes
sistemas convectivos como los que comúnmente suelen presentarse en el trópico, y
que son los causantes de los mayores regímenes de lluvias conocidos. Tal condición de
estabilidad sin embargo, obedece en realidad a la presencia de una inversión de
temperatura sobre la costa peruana, que alcanza más o menos los 1000 metros de
altura, y en los que la temperatura, en vez de disminuir, aumenta con la altura. Y
gracias a esta inversión, el poco aire húmedo que es capaz de elevarse y condensarse,
forma una especie de colchón de nubes estratiformes que, en el mejor de los casos,
llega a producir algunas lloviznas ligeras sobre la región, las que también son conocidas
con el término de garúas.

Pero: ¿Cuál es la razón de la existencia de tal inversión de temperatura del aire sobre la
costa peruana? Para comenzar, recordemos que el sol no caliente directamente el aire,
sino la superficie de la tierra, la que a su vez transfiere parte de este calor al aire
contiguo. De esta manera, la inversión de temperatura en esta región es producto de la
baja temperatura del mar, la cual afecta el aire situado encima de ella. Así, a pesar de
que el aire por encima de los mil metros es un aire tropical cálido, el situado por debajo
de los mil metros es un aire frío en virtud de la mezcla turbulenta, la cual transfiere esta
condición de superficie fría hasta ese límite, aproximadamente.

La otra pregunta que surge como consecuencia inmediata de la anterior, es la siguiente:


¿Aparte de la corriente de Humboldt, qué hace que el mar frente a la costa peruana sea
frío? Pues bien, que el enfriamiento del mar frente a la costa peruana sea producto de
la corriente ascendente de Humboldt, es parcialmente cierto; en verdad su papel viene
a ser secundario. La causa primaria de este enfriamiento del mar es el proceso de
afloramiento. Sucede que el agua de Humboldt no es fría sólo porque provenga de la
región Antártica, sino porque viene de las mismas profundidades del mar.

En el mar se observan dos capas bien definidas, una superior, que se calienta con el sol
y luego, por la turbulencia y la actividad de las olas y procesos físicos de mixtura, se

- 25 -
mezclan y producen un engrosamiento que va desde los 20 hasta los 150 metros,
según la región del mundo. Por debajo de esta capa hay un mar profundo con una
temperatura mucho menor y bastante constante en todo el Pacífico. Esta segunda
región tiene una temperatura de 15 grados aproximadamente en su parte superior, y
progresivamente menor conforme avanzamos en profundidad. A una cierta profundidad,
hay un cambio brusco de regímenes de temperatura. Podemos hablar de las aguas que
son calentadas por el sol y las que no lo son. La superficie que separa estas dos aguas
a diferentes temperaturas, recibe el nombre de termoclina.

Ahora bien, los vientos alisios en esta región soplan con fuerte intensidad de sur a
norte, muy cerca de la superficie sobre la costa peruana, y prácticamente paralelos a la
cordillera de los Andes. Estos vientos llegan a ser tan potentes, que incluso son
capaces de arrastrar el agua del mar debajo de ellos, siendo responsables en parte del
flujo denominado corriente de Humboldt. De tal manera que, como resultado inminente
de este complejo de interacción océano – viento superficial, al cual se une además la
fuerza ficticia de Coriolis cuya característica es la de desviar cualquier movimiento en el
hemisferio sur hacia la izquierda, se desprenden unas componentes zonales
importantes, de corriente de agua y de vientos, que se acompañan desplazándose mar
adentro, hacia el Pacífico occidental. Esto trae como consecuencia que el agua
superficial del mar, al desplazarse mar adentro cree un vacío importante frente a la
costa, el cual es rellenado inmediatamente por agua fría proveniente de las
profundidades, proceso llamado afloramiento. Esta es la razón principal de la frialdad
del mar frente a la costa peruana.

Inversión de los alisios al cruzar el ecuador

Componente zonal de los alisios mar adentro

a Niña
nte L
na dura
oc l i
rm
n Te
ació
Ubic
al
tado norm
n Term oclina es
Ubicació

Ubicación Termoc
lina durante El Ni
ño

Figura 15. Representación de la circulación de los alisios y la termoclina en el Pacífico oriental

Supongamos ahora, por un momento, que no hubiese régimen de vientos sobre el


Pacífico ecuatorial, o de que este fuese muy débil. En tal caso, la calidez de sus aguas
sería total y, bajo tales condiciones, tendríamos prácticamente las mismas
características climatológicas tanto sobre Australia e Indonesia, como sobre Perú y
Chile. Sin embargo, en la realidad las aguas sobre el Pacífico occidental, normalmente
cálidas, ven acentuada su condición térmica gracias a la llegada a esta región de aguas
provenientes del Pacífico oriental, por el efecto visto anteriormente, las cuales además
son calentadas por el sol durante su viaje cerca del ecuador. Tal acumulación de aguas
cálidas sobre el Pacífico occidental produce un engrosamiento de la capa cálida, por
encima de la termoclina, frente a Indonesia y Australia, en contraste con el

- 26 -
adelgazamiento de la capa cálida por encima de la termoclina, frente al Perú.
Adicionalmente, la diferencia de temperatura entre los dos extremos del Pacífico, hace
que el mar sea más alto sobre el Pacífico occidental que sobre el oriental, como
también que se presenten diferencias en la presión atmosférica entre ambos extremos
del océano; más alta en donde llueve menos y más baja en donde llueve más.

El resultado final del movimiento zonal del viento en particular, entre el Pacífico oriental
y el Occidental, es la formación de unas células de circulación atmosférica, conocidas
como células de Walker y cuyo movimiento, en condiciones normales, es de divergencia
en superficie frente a las costas de Suramérica, y de convergencia en superficie sobre
las costas australianas e indonesias. Y sabemos además que, bajo ciertas condiciones
favorables, la divergencia inhibe la convección, en tanto que la convergencia la
potencia. Esta es la razón de que existan fuertes regímenes lluviosos en el Pacífico
occidental, en contraste con las pobres condiciones lluviosas en el Pacífico oriental.

CONDICIÓN
NORMAL

Figura 16. Representación de las condiciones normales en el Pacífico

5.1.1 El Niño

Sucede que esta circulación este - oeste en superficie vista previamente, es afectada
cada cierto tiempo en virtud de la aparición, de manera intempestiva, de una
contracorriente oceánica cálida que avanza en sentido oeste – este, conocida como la
corriente cálida de El Niño, y que irrumpe como una piscina cálida que se mueve desde
el pacífico central hacia el oriental. La primera manifestación importante de la aparición
de esta corriente, es un aumento de la temperatura media del mar frente a la costa
peruana, más o menos hacia finales de año (de ahí su nombre), lo cual repercute en
gran medida en la escasez de alimento para los peces, y por lo tanto, en una baja en
este tipo de industria.

Adicionalmente, esta corriente cálida debilita el flujo normal de los vientos zonales,
llegando incluso a anularlos o, en el peor de los casos, a cambiar su dirección,

- 27 -
afectando inmediatamente el sentido de circulación de las células de Walker. En este
caso, los potentes sistemas convectivos, normalmente formados sobre el Pacífico
occidental, se trasladan ahora al Pacífico central y, si el fenómeno llega a gozar de la
intensidad suficiente, la convección migra entonces hacia el Pacífico oriental,
convirtiendo una región tradicionalmente seca, la costa peruana, en una región
fuertemente lluviosa, que es como se caracteriza la presencia y posicionamiento de
este fenómeno en esta región en particular.

Figura 17. Representación células de circulación de Walker, situación normal y durante El Niño

Antes de seguir adelante, es necesario hacer la siguiente claridad: La corriente de El


Niño es un fenómeno enteramente oceánico, caracterizado por la irrupción aperiódica
de una corriente cálida en gran parte del Pacífico ecuatorial. Por otra parte, sobre Tahití,
una isla situada prácticamente a medio camino entre el Pacífico oriental y el occidental,
en situaciones normales es común la existencia de un sistema casi continuo de alta
presión, en tanto que un sistema de baja presión hace lo propio frente a Indonesia y el
noreste de Australia.

Hace unos cuantos años sin embargo, se descubrió que esta condición de sistema de
alta - baja presión entre el centro y el occidente del Pacífico, no era permanente sino
que, por el contrario, se invertía también de manera aperiódica, produciéndose una
especie de oscilación en los valores de presión entre ambos lugares, el cual pasó a
denominarse desde entonces, fenómeno de Oscilación del Sur; fenómeno netamente
de carácter atmosférico.

Pues bien, finalmente se descubrió que esta oscilación de la presión estaba, además de
relacionada, fuertemente condicionada por la irrupción de la corriente cálida de El Niño.
A partir de ese momento se decidió integrar estos dos fenómenos, uno oceánico y otro
atmosférico, en una sola sigla: el ENOS (ENSO en inglés, El Niño – South Oscilation).

- 28 -
A partir de esta integración de conceptos y conocimientos, se evidenció la necesidad de
lograr un efectivo seguimiento de estos complejos fenómenos, para lo cual se definieron
unos ciertos índices con el fin de evaluar sus respectivas variaciones: el índice de
oscilación del sur o IOS, que mide las variaciones de la presión atmosférica entre los
dos lugares citados anteriormente, y el Índice de Oscilación de El Niño o ION (INO en
inglés), que mide las variaciones de la temperatura de la superficie del océano,
particularmente en la región 4. Conceptos que ampliaremos más adelante.

¿Por qué este fenómeno es capaz de modificar el clima mundial, como se cree
actualmente? Pues bien, imaginemos un reloj antiguo que funciona a base de muchos
piñones y engranajes, los que al girar de forma sincronizada hacen que finalmente las
agujas del reloj se mueven en un cierto sentido, conocido como marcha horaria. Si
modificamos el sentido de giro de un piñón en particular, todos los demás piñones se
verán afectados en su sentido de giro y, en tal caso, las agujas del reloj se moverán en
sentido retrógrado. Y esto es más o menos lo que sucede con la manifestación del
ENOS. Al invertirse el sentido de giro de las células de Walker, todas las demás células
de circulación, zonales y meridionales, que caracterizan la climatología del planeta,
modifican su sentido de giro, con consecuencias verdaderamente relevantes en cuanto
al comportamiento atmosférico se refiere. Por tal razón, regiones tradicionalmente
lluviosas se convierten intempestivamente en regiones secas, mientras que aquellas
con características más bien desérticas, pasan a ser ahora zonas altamente lluviosas.

Figura 18. Representación células de circulación en condiciones de El Niño

¿Cómo se afecta la climatología de Colombia con el Niño? Bien, ya vimos en la figura


15 que los vientos alisios que marchan paralelos a la costa peruana, se dividen en dos
ramales; uno que avanza mar adentro y otro que continúa hacia el norte y cruza el
ecuador. Este ramal que cruza el ecuador, es afectado inmediatamente por la fuerza de
Coriolis que, sobre el hemisferio norte, desvía cualquier movimiento hacia la derecha.
Como consecuencia, estos alisios, ahora cálidos y húmedos, se incrustan a todo lo
largo de la costa pacífica colombiana, colisionando finalmente contra el sector de

- 29 -
barlovento de la cordillera occidental. Tal complejo de vientos, por otra parte, llega a ser
tan importante a niveles bajos que, incluso, en ciertas épocas del año llega a formar una
corriente en chorro de niveles bajos llamada CHOCO (Chorro de Colombia Occidental)
por su descubridor, doctor Germán Poveda. A su vez, la cordillera occidental actúa
como un poderoso y enorme mecanismo de disparo, que hace que prácticamente toda
la región pacífica se convierta en una compleja y casi permanente zona de convección
profunda, lo que la clasifica como una de las regiones más lluviosas del planeta.

Durante el evento El Niño, al invertirse las células de circulación de Walker, el océano


tiende a recobrar su estabilidad perdida por medio de un proceso físico conocido como
onda de Kelvin, que avanza ahora hacia el este, y cuyo resultado inmediato es hacer
que la termoclina se sumerja más profundamente de su posición normal, frente a la
costa peruana. Como consecuencia, la capa cálida frente a esta costa sufre un
engrosamiento anormal, lo cual impide que se lleve a cabo el proceso de afloramiento.
Al no darse este importante proceso en el mar, el aire en contacto con ella se convierte
ahora sí en una capa cálida y altamente inestable, propicia para la formación de
potentes sistemas convectivos, extraños normalmente en esta región.

Adicionalmente, el ramal que antes atravesaba el ecuador, prácticamente desaparece


ahora, y con él, las condiciones de extrema pluviosidad sobre el Pacífico colombiano,
las cuales se mitigan notoriamente. Llegándose al caso que, incluso, se produce una
sensible baja en los regímenes pluviosos en muchas otras regiones de nuestra
geografía, las cuales dependen en alguna medida de este ramal cálido y húmedo de
alisios del Pacífico. Situación que a la postre se escenifica de manera importante en el
caudal de los ríos y, por ende, de los niveles de los embalses, resultando afectados en
consecuencia, además del sector hidroeléctrico, los sectores de producción agrícola y
ganadera, con las consecuencias socioeconómicas que la gran mayoría de nosotros
conocemos (Poveda, 2002)

5.1.2 La Niña

Durante el evento La Niña, por el contrario, y como un posible efecto de rebote en el


que, como ya se dijo anteriormente, el efecto onda Kelvin juega un papel protagónico,
se acentúa el accionar de los alisios gracias a un inusitado fortalecimiento de los
mismos. Tal situación hace que los dos ramales que se desprenden de los alisios,
resulten también generosamente fortalecidos. En tal evento encontramos, en primera
instancia, que la termoclina se ubica ahora mucho más próxima a la superficie y, por
consiguiente, el agua del mar frente a la costa peruana se vuelva mucho más fría,
gracias al rápido afloramiento de sus aguas. En segunda instancia, el ramal que penetra
hacia la costa pacífica colombiana, luego de cruzar el ecuador, arriba ahora mucho más
intenso, cálido y húmedo, traduciéndose todo esto en un aumento significativo de la
pluviosidad en casi todo el país.

Esta es, a grandes rasgos, la situación que caracteriza dos de los eventos
complementarios más importantes de la climatología del planeta. Por supuesto, lo que
en este apartado se ha hecho, es simplemente una aproximación ligera y rápida, cuyo
fin no es precisamente el de entrar en conjeturas y posibles explicaciones sobre las
causas de estos fenómenos. Por lo tanto, vamos a seguir viendo los elementos más
importantes de estos eventos, para luego cotejarlos con el derrotero de los regímenes
pluviométricos en estudio.

- 30 -
Figura 19. Representación células de circulación durante en condiciones de La Niña

¿Se puede predecir la ocurrencia del ENOS con la suficiente antelación y precisión?
Infortunadamente la respuesta es, no por ahora. Porque sucede que, en el estado
actual de nuestro desarrollo científico y tecnológico, no se han podido encontrar las
causas exactas de la aparición de la contracorriente cálida del Niño, como tampoco de
la implicación concreta en la inversión de las células de Walker, razón por la que es
muy difícil predecir con suficiente antelación la ocurrencia de estos fenómenos. Aparte
de que, como se sabe, su aparición no guarda ninguna periodicidad predecible. Lo que
sí pueden hacer por ahora los investigadores, es medir ciertos parámetros
meteorológicos sobre algunos puntos estratégicos del Pacífico: Perú - Ecuador, Tahití,
Darwin (Australia), y así detectar variaciones en los índices mencionados anteriormente.

Para tal propósito, los científicos dividieron el océano Pacífico en varias regiones de
seguimiento, a saber: región 1, región 2 (Colombia), región 3, región 4, región 1+2 y
región 3 + 4. En cada región se miden parámetros tales como: temperatura superficial
del mar, presión atmosférica, nivel del mar, entre otros. Y como ya se explicó
anteriormente, se definieron dos importantes índices para medir las variaciones de
presión y temperatura superficial del mar: el IOS (ISO en inglés), y el ION (ONI en
inglés), respectivamente.

El valor del ONI se determina así: se promedia la temperatura de la superficie del mar
durante tres meses consecutivos (media móvil), y luego se compara este valor con la
temperatura promedio de la superficie del mar. De tal suerte que, si este valor ONI nos
marca una variación de 0,5° C o mayor, durante por lo menos 5 series consecutivas, se
lanza la alerta de la inminencia de uno de estos fenómenos. En el caso en que las
variaciones sean inferiores a este valor, se determina que estamos bajo condiciones
normales. Ahora, si el valor del ONI obtenido al hacer la sustracción, nos da positivo, es
decir, la temperatura superficial del mar se ha mantenido durante, por lo menos cinco
períodos, igual o mayor a 0,5° C por encima del promedio, es inminente la aparición de
El Niño. Si, por el contrario, el dato de ONI nos arroja un valor negativo igual o mayor a

- 31 -
0,5° C por debajo del valor promedio, durante por lo menos cinco períodos
consecutivos, se concluye que tendremos fenómeno de La Niña.

La particularidad de estas series de temperaturas, es que los dos últimos meses de


cada serie, sirven como base para la siguiente, buscándose con ello una redundancia
obligada. Y aunque este tratamiento sea en cierto modo una valoración un tanto
arbitraria para la determinación del ENOS, resulta por ahora la herramienta más útil.

Figura 20. Representación de las regiones definidas para el seguimiento del ENOS

5.1.3 Tendencias pluviométricas vs ENOS

Bien, a la luz de estos sencillos conceptos sobre el ENOS vistos anteriormente, a


continuación vamos a intentar contextualizar los mismos, analizando nuevamente el
comportamiento de las lluvias, mensual y anualmente, de cada una de las estaciones
de referencia. Pero confrontando ahora este comportamiento, con el valor ONI para
cada uno de los eventos ENOS aclarando que, para efectos de una mejor ilustración en
la comparación que vamos a realizar, las celdas correspondientes a los períodos con
condiciones Niño fueron rellenadas de color rojo, las celdas de los períodos con
condición Niña, de color azul, mientras que las celdas para los períodos neutros o
normales, fueron dejadas en blanco.

Así, para comenzar este primer análisis, a continuación se muestran dos gráficas
pluviométricas de Bogotá en las que aparecen, en primera instancia, los valores
anuales para el período 1983 – 2008, y en segunda instancia, el comportamiento
pluviométrico de cada mes del año, a lo largo del período de estudio. La idea con esta
segunda gráfica es la de observar el comportamiento de cada mes del año, a través de
los años, con el fin de detectar posibles anormalidades pluviométricas, las cuales
tratarán de explicarse con base en análisis y comparaciones con los eventos
meteorológicos ya referidos. Tratamiento que será aplicado igualmente a las otras
series de referencia.

Con el fin de hacer más completo este primer análisis, entre ambas gráficas se ha
insertado, estratégicamente, la tabla correspondiente a los eventos ENOS sucedidos
para este mismo período de estudio, intentado hacer coincidir en grado máximo, las
celdas correspondientes a cada año para las tres gráficas. Esto con el fin de poder
determinar posibles incidencias de este importante fenómeno climatológico, el ENOS,
tanto en la pluviosidad anual como mensual de todas y cada una de las estaciones de
referencia. En este sentido, a continuación se presenta el primer juego de gráficas,
correspondiente a Bogotá, junto con su análisis respectivo. Seguidamente se hará lo
mismo con las demás estaciones de estudio.

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TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN APTO ELDORADO - BOGOTÁ
PERÍODO 1983 - 2008

1400

1200

1000

800
MM

600

400

200

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

PERÍODO 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 2.3 -0.4 -0.9 -0.5 1.2 0.7 -1.7 0.1 0.4 1.8 0.3 0.2 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 2.0 -0.2 -0.8 -0.4 1.3 0.5 -1.5 0.2 0.3 1.6 0.4 0.2 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 1.5 -0.2 -0.7 -0.2 1.2 0.1 -1.1 0.2 0.3 1.5 0.6 0.3 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 1.2 -0.3 -0.7 -0.2 1.1 -0.2 -0.8 0.2 0.4 1.4 0.7 0.4 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 1.0 -0.5 -0.7 -0.1 1.0 -0.7 -0.6 0.2 0.6 1.2 0.8 0.5 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.6 -0.4 -0.6 0.0 1.2 -1.2 -0.4 0.2 0.8 0.8 0.7 0.5 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.2 -0.3 -0.5 0.3 1.4 -1.3 -0.3 0.3 1.0 0.5 0.4 0.6 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.2 -0.5 0.5 1.6 -1.2 -0.3 0.3 0.9 0.2 0.4 0.6 -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.6 -0.3 -0.5 0.7 1.6 -1.3 -0.3 0.3 0.9 0.0 0.4 0.7 -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.8 -0.6 -0.4 0.9 1.5 -1.6 -0.3 0.3 1.0 -0.1 0.4 0.9 -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.9 -0.9 -0.3 1.1 1.3 -1.9 -0.2 0.3 1.4 0.0 0.3 1.2 -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -1.1 -0.4 1.2 1.1 -1.9 -0.1 0.4 1.6 0.2 0.2 1.3 -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

COMPORTAMIENTO MENSUAL DE LA PRECIPITACIÓN EN BOGOTÁ


PERÍODO 1983 - 2008

Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre

250,0

200,0

150,0
MM

100,0

50,0

0,0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 21. Correlación entre la precipitación mensual y anual de Bogotá, y el ENOS

El comportamiento anual de las lluvias en Bogotá, según la figura 21, es bastante


curioso. Se destacan sin embargo dos mínimos importantes: uno en 1992 y otro en
1997. Ambos, justamente, se presentan dentro de situaciones ENOS para Niño –
normal. Por su parte, tres máximos importantes se observan en la gráfica: uno en 1990
bajo condiciones normales, otro en 1999 bajo estrictas condiciones de Niña, y el último
en 2008, dentro de condiciones Niña – normal. Otros máximos y mínimos sobresalen
también, no sólo por su magnitud, sino porque se presentan indistintamente dentro de
cualquiera de las condiciones ENOS posibles. Es importante sin embargo destacar que,

- 33 -
a partir del año 2001, la lluvia muestra un crecimiento bastante curioso, alternándose
entre máximos y mínimos, pero siempre con una tendencia armoniosamente creciente.

De cualquier manera, este análisis de los totales anuales pluviométricos para Bogotá
nos muestra, de forma un poco clara, cierta relación entre los años más lluviosos con la
Niña, y de los menos lluviosos con el Niño. No obstante, la correlación e
interdependencia entre estos dos eventos, pensamos, no alcanza todavía el grado de
credibilidad, certidumbre y aceptación que ansiamos alcanzar.

En cuanto al comportamiento pluviométrico mensual, hay que reconocer que un buen


análisis requiere, necesariamente, tomar cada uno de los meses del año durante el
período de estudio, con el fin de extractar sus características pluviométricas más
importantes, correlacionándolas adecuada y coherentemente con el evento ENOS
respectivo. Además, observemos que, a primera vista, esta gráfica puede resultar en
cierto modo confusa, debido a la cantidad de elementos presentes en la misma. No
obstante, debido a la imposibilidad de extender mucho más este estudio, trataremos de
rescatar los aspectos más sobresalientes de ésta, y las demás gráficas, bajo la
justificación de que, intentar un análisis minucioso mes a mes y para cada estación
referente, además de alargar excesivamente este estudio, lo convertiría en un ejercicio
arduo y desgastador, que demandaría necesariamente el concurso de un mayor
número de investigadores.

De esta manera, para comenzar, a simple vista se destacan notoriamente ciertos meses
del año por su elevado o escaso nivel de pluviosidad. Marzo (línea amarilla), abril (línea
blanca), mayo (línea café), octubre (línea roja) y noviembre (línea azul oscuro),
constituyen los meses con los niveles más altos de pluviosidad. Esto, de cualquier
forma, no tendría porque considerarse extraño tratándose de los meses en los que,
teóricamente, la ZCIT se encuentra en sus períodos de transición sobre el centro del
país. Recordemos: marzo a junio y septiembre a diciembre.

Por su parte, enero (línea negra), febrero (línea lila), junio (línea ocre), julio (línea verde
claro) y diciembre (línea naranja), son los meses más secos del año, lo que tampoco
podría interpretarse como extraño si nos basamos en el concepto teórico de transición
anual de la ZCIT. Enero, de hecho, es el mes más seco del año, no sólo en Bogotá,
sino en gran parte del centro del país, dado que la ZCIT se encuentra desplazada hacia
el hemisferio sur. Como consecuencia, las heladas y las nieblas son frecuentes en esta
época del año sobre las cotas medias y altas de las cordilleras.

A pesar de estas características propias asociadas al tránsito regular de la ZCT, es


indiscutible que sí se presentan algunos cambios bruscos en los valores pluviométricos
de casi todos los meses, en ciertos años específicamente. Estas marcadas variaciones
sin embargo, no guardan ninguna regularidad o periodicidad conocidas, siendo lo más
sorprendente y destacable que estos máximos y mínimos de pluviosidad se alternan,
indistintamente, dentro de valores ONI para eventos Niño, Niña y condiciones normales.
Peor aún: los meses más lluviosos, abril, octubre y noviembre, muestran sus valores
mínimos extremos dentro de situaciones ONI para condiciones normales. Esto
parecería entrar entonces en conflicto con nuestros presupuestos teóricos vistos
anteriormente, sobre la incidencia directa en nuestra climatología, de los eventos ENOS
referidos. Al final de este apartado sin embargo, extractaremos las conclusiones más
relevantes de estas extrañezas climatológicas, a partir de valoraciones cuantitativas y
cualitativas de tales eventos.

- 34 -
Pasemos ahora a analizar el comportamiento pluviométrico mensual y anual de la
estación de referencia para Cali, resaltando que los colores asignados para algunos
meses no se corresponden con los utilizados para Bogotá. La selección del color se
hizo con base en la relevancia del valor pluviométrico del mes, mas no por el mes en sí.

TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN APTO BONILLA ARAGÓN - CALI


PERÍODO 1983 - 2008

1400

1200

1000

800
MM

600

400

200

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

PERÍODO 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 2.3 -0.4 -0.9 -0.5 1.2 0.7 -1.7 0.1 0.4 1.8 0.3 0.2 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 2.0 -0.2 -0.8 -0.4 1.3 0.5 -1.5 0.2 0.3 1.6 0.4 0.2 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 1.5 -0.2 -0.7 -0.2 1.2 0.1 -1.1 0.2 0.3 1.5 0.6 0.3 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 1.2 -0.3 -0.7 -0.2 1.1 -0.2 -0.8 0.2 0.4 1.4 0.7 0.4 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 1.0 -0.5 -0.7 -0.1 1.0 -0.7 -0.6 0.2 0.6 1.2 0.8 0.5 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.6 -0.4 -0.6 0.0 1.2 -1.2 -0.4 0.2 0.8 0.8 0.7 0.5 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.2 -0.3 -0.5 0.3 1.4 -1.3 -0.3 0.3 1.0 0.5 0.4 0.6 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.2 -0.5 0.5 1.6 -1.2 -0.3 0.3 0.9 0.2 0.4 0.6 -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.6 -0.3 -0.5 0.7 1.6 -1.3 -0.3 0.3 0.9 0.0 0.4 0.7 -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.8 -0.6 -0.4 0.9 1.5 -1.6 -0.3 0.3 1.0 -0.1 0.4 0.9 -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.9 -0.9 -0.3 1.1 1.3 -1.9 -0.2 0.3 1.4 0.0 0.3 1.2 -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -1.1 -0.4 1.2 1.1 -1.9 -0.1 0.4 1.6 0.2 0.2 1.3 -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

COMPORTAMIENTO MENSUAL DE LA PRECIPITACIÓN EN CALI


PERÍODO 1983 - 2008

Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre

250

200

150
MM

100

50

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 22. Correlación entre la precipitación mensual y anual de Cali, y el ENOS

En la figura 22 se muestra la situación pluviométrica de Cali para nuestro período de


estudio. En el caso de la tendencia anual, la ocurrencia de su máximo absoluto en

- 35 -
1999, bajo condiciones absolutas de Niña, nos corrobora meridianamente la correlación
existente entre la tendencia de la pluviosidad y el fenómeno ENOS asociado. Los
mínimos anuales, por su parte, parecen también ubicarse cómodamente dentro de
situaciones Niño y normal. Algunos máximos anuales, sin embargo, se presentan dentro
de condiciones Niño y normal, razón por la cual no podemos afirmar vehementemente,
la absoluta concordancia entre los valores pluviométricos extremos y el marco teórico
manejado hasta hoy en nuestro país, sobre los efectos directos del ENOS en el clima
de Colombia.

Mejor aún, de la gráfica se puede deducir que estos extremos, máximos y mínimos, se
presentan justamente en años en los que los valores de ONI, tanto para eventos Niño
como Niña y situación normal, se han mantenido durante largos períodos. Este es el
caso de los períodos 1988 – 1989, 1991 - 1992, 1993 - 1994, 1998 -2001, 2002 - 2005 y
2007 - 2008. En otras palabras, pareciera que estos extremos de pluviosidad en las
regiones más afectadas por el ENOS en Colombia, dependieran directamente de la
duración de las condiciones ONI para cada evento en particular.

Ahora, si observamos con detenimiento el comportamiento pluviométrico mensual de


Cali, notamos inmediatamente que las variaciones en las tendencias interanuales
dentro del período de estudio, son bastante pronunciadas en prácticamente casi todos
los meses, a diferencia de Bogotá, ciudad en la que las variaciones pluviométricas son
verdaderamente fuertes en sólo cuatro meses. En el caso de Cali, abril (línea roja) es el
mes que presenta los cambios más abruptos, seguido de octubre (línea azul oscuro),
noviembre (línea blanca), septiembre (línea azul claro), marzo (línea amarilla) y mayo
(línea verde claro). Los meses más secos, por su parte, son lo siguientes: julio (línea
naranja), agosto (línea negra), diciembre (línea ocre) y enero (línea morada). De hecho,
se encuentra cierto grado de concordancia entre las tendencias pluviométricas
mensuales, y la posición aproximada teórica de la ZCIT en el transcurso del año.

Sin embargo, y como en el caso de Bogotá, los valores extremos de pluviosidad se


mueven también, indistintamente, dentro valores ONI para eventos Niño, Niña y normal.
Así por ejemplo, un valor extrañamente bajo de lluvias se observa en septiembre de
1990, aunque para ese mismo momento el valor de ONI concordaba con una situación
ENOS absolutamente normal. Un caso similar se presenta en junio de 1993, un mes
muy bajo en lluvias, que también coincide con condiciones absolutamente normales.

Así que, por el momento, ninguna afirmación concluyente podemos extraer de la


comparación entre estos extremos pluviométricos mensuales, y la presencia de
cualquiera de los eventos ENOS. En tal sentido, una primera conclusión importante que
se obtiene del análisis de las series pluviométricas de Cali, es que las situaciones de
valores extremos de pluviosidad anual, se corresponden mucho mejor con la situación
ENOS dominante en ese año, que los extremos mensuales, los que, por su parte,
guardan escasa, por no decir que ninguna, relación con la situación ENOS dominante
en ese instante.

Vemos y analicemos seguidamente el comportamiento pluviométrico mensual y anual


de Medellín, para ver si encontramos mayores elementos de juicio que nos permitan
correlacionar, de alguna manera, estas hasta ahora, incertidumbres climatológicas con
el tan renombrado ENOS, supuesto culpable de tales irregularidades en el alocado e
impredecible clima de nuestro territorio.

- 36 -
TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN APTO OLAYA HERRERA - MEDELLÍN
PERÍODO 1983 - 2008
3000

2500

2000
MM

1500

1000

500

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

PERÍODO 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 2.3 -0.4 -0.9 -0.5 1.2 0.7 -1.7 0.1 0.4 1.8 0.3 0.2 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 2.0 -0.2 -0.8 -0.4 1.3 0.5 -1.5 0.2 0.3 1.6 0.4 0.2 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 1.5 -0.2 -0.7 -0.2 1.2 0.1 -1.1 0.2 0.3 1.5 0.6 0.3 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 1.2 -0.3 -0.7 -0.2 1.1 -0.2 -0.8 0.2 0.4 1.4 0.7 0.4 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 1.0 -0.5 -0.7 -0.1 1.0 -0.7 -0.6 0.2 0.6 1.2 0.8 0.5 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.6 -0.4 -0.6 0.0 1.2 -1.2 -0.4 0.2 0.8 0.8 0.7 0.5 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.2 -0.3 -0.5 0.3 1.4 -1.3 -0.3 0.3 1.0 0.5 0.4 0.6 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.2 -0.5 0.5 1.6 -1.2 -0.3 0.3 0.9 0.2 0.4 0.6 -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.6 -0.3 -0.5 0.7 1.6 -1.3 -0.3 0.3 0.9 0.0 0.4 0.7 -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.8 -0.6 -0.4 0.9 1.5 -1.6 -0.3 0.3 1.0 -0.1 0.4 0.9 -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.9 -0.9 -0.3 1.1 1.3 -1.9 -0.2 0.3 1.4 0.0 0.3 1.2 -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -1.1 -0.4 1.2 1.1 -1.9 -0.1 0.4 1.6 0.2 0.2 1.3 -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

COMPORTAMIENTO MENSUAL DE LA PRECIPITACIÓN EN MEDELLÍN


PERÍODO 1983 - 2008

Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
450,0

400,0

350,0

300,0

250,0
MM

200,0

150,0

100,0

50,0

0,0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 23. Correlación entre la precipitación mensual y anual de Medellín, y el ENOS

La situación de Medellín en cuanto a su comportamiento lluvioso anual se refiere, es


bastante similar a la de Cali, como podemos ver en la figura 23. Es decir, se percibe
una cercana relación entre los eventos más lluviosos con la presencia de la Niña
(2008), y de los menos lluviosos con las situaciones Niño (1992). No obstante, similar al
caso de Cali, algunos máximos y mínimos ocurren también en cualquier valor de ONI.

Respecto del comportamiento mensual, el caso de Medellín es un poco parecido al de


Bogotá, en cuanto a que algunos meses se destacan por sus exorbitantes variaciones

- 37 -
interanuales. Mayo (línea café) es el mes que presenta las mayores y más extrema
singularidades en sus niveles pluviométricos. Le sigue en este orden, octubre (línea
roja), septiembre (línea verde claro), marzo (línea amarilla) y agosto (línea azul oscuro),
meses que también muestran pronunciadas irregularidades pluviométricas. Aunque,
noviembre (línea negra) y abril (línea azul claro), no se quedan atrás en tales
irregularidades, mostrando también interesantes cambios interanuales.

En tanto, diciembre (línea blanca), enero (línea morada) y febrero (línea lila), son los
meses que se destacan por su pobreza en términos de lluvias, presentando claro está,
irregularidades interanuales relativamente significativas. Pero, en términos generales,
podemos afirmar que el comportamiento promedio mensual pluviométrico de Medellín,
en lo que corresponde con la posición teórica aproximada de la ZCIT, es bastante
aceptable, aplicándose la misma conclusión final que para Cali. Veamos Barranquilla.

TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN APTO ERNESTO CORTISSOZ


PERÍODO 1983 - 2008

1800

1600

1400

1200
MM

1000

800

600

400

200

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

PERÍODO 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 2.3 -0.4 -0.9 -0.5 1.2 0.7 -1.7 0.1 0.4 1.8 0.3 0.2 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 2.0 -0.2 -0.8 -0.4 1.3 0.5 -1.5 0.2 0.3 1.6 0.4 0.2 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 1.5 -0.2 -0.7 -0.2 1.2 0.1 -1.1 0.2 0.3 1.5 0.6 0.3 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 1.2 -0.3 -0.7 -0.2 1.1 -0.2 -0.8 0.2 0.4 1.4 0.7 0.4 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 1.0 -0.5 -0.7 -0.1 1.0 -0.7 -0.6 0.2 0.6 1.2 0.8 0.5 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.6 -0.4 -0.6 0.0 1.2 -1.2 -0.4 0.2 0.8 0.8 0.7 0.5 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.2 -0.3 -0.5 0.3 1.4 -1.3 -0.3 0.3 1.0 0.5 0.4 0.6 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.2 -0.5 0.5 1.6 -1.2 -0.3 0.3 0.9 0.2 0.4 0.6 -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.6 -0.3 -0.5 0.7 1.6 -1.3 -0.3 0.3 0.9 0.0 0.4 0.7 -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.8 -0.6 -0.4 0.9 1.5 -1.6 -0.3 0.3 1.0 -0.1 0.4 0.9 -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.9 -0.9 -0.3 1.1 1.3 -1.9 -0.2 0.3 1.4 0.0 0.3 1.2 -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -1.1 -0.4 1.2 1.1 -1.9 -0.1 0.4 1.6 0.2 0.2 1.3 -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

COMPORTAMIENTO MENSUAL DE LA PRECIPITACIÓN EN BARRANQUILLA


PERÍODO 1983 - 2008

Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre

400

350

300

250
MM

200

150

100

50

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 24. Correlación entre la precipitación mensual y anual de Barranquilla, y el ENOS

- 38 -
El comportamiento pluvioso anual de Barranquilla es muy especial, como bien puede
apreciarse en la figura 24. Su máximo absoluto, en 1995, ocurre dentro de un año en
que se tienen las tres posibles condiciones ENOS: Niño, normal y Niña. Otros máximos
importantes en Barranquilla, ocurren indistintamente dentro de cualquiera de las
situaciones ENOS referidas. Contrariamente, los mínimos anuales sí se presentan, sin
ninguna discusión, dentro de situaciones Niño y normal. Por lo tanto, para Barranquilla
por lo menos, resulta más clara la asociación entre el Niño y la baja significativa en los
promedios pluviométricos, que la correlación entre la Niña y el aumento de esos mismo
promedios pluviométricos.

En lo relativo al comportamiento pluviométrico mensual, Barranquilla es la ciudad que


presenta las mayores irregularidades pluviométricas, sobre todo en aquellos meses
caracterizados por ser los más lluviosos en esta ciudad. Mayo (línea azul oscuro), julio
(línea azul claro), agosto (línea naranja), septiembre (línea amarilla) y octubre (línea
roja), se convierten en los meses con los extremos más notorios en sus niveles
pluviométricos interanuales. Mientras tanto, de los meses menos lluviosos, abril (línea
negra) es el que muestra algunos saltos significativos, aunque no tan importantes como
en el caso de las ciudades analizadas previamente.

A pesar de lo reseñado anteriormente, en términos generales podemos decir, lo mismo


que para los casos anteriores, que estos extremos pluviométricos se mueven
indiferentemente dentro de valores ONI para Niño, Niña y normal. Aunque, en
Barranquilla se presenta una particularidad notable en 1995, año en el que se dan unos
máximos significativos en mayo, julio, agosto, septiembre y octubre, a los que además
se suman meses poco lluviosos, como abril y junio. Esta situación ocurre justamente
dentro de valores ONI para eventos normal y Niña. A partir de ese año, los valores de
casi todos estos meses empiezan a decaer fuertemente, hasta sumirse en un mínimo
profundo en 1997, el cual coincide además con un período de eventos normal y Niño.

De esta manera, y con la salvedad referida para el año 1995, el comportamiento


mensual pluviométrico de Barranquilla tampoco parece ajustarse satisfactoriamente, ni
con el grado de aproximación requerido, a los postulados primarios respecto del
impacto, tanto del evento Niño como de la Niña, sobre el comportamiento pluvioso de
nuestro país. Es más, estos máximos no suceden dentro de períodos largos de
cualquiera de los eventos ENOS posibles, como sí acontece con los extremos de las
otras estaciones analizadas previamente. Ello resulta de alguna manera desconsolador
frente a las expectativas creadas antes de estos análisis, en cuanto al impacto directo
del fenómeno ENOS en la climatología general de nuestro país.

Ahora bien, la pregunta que cabe hacerse en este momento, respecto del análisis
minucioso sobre la posible relación entre el comportamiento pluviométrico mensual y el
evento ENOS presente en el período correspondiente, sería la siguiente: ¿Cuánto
tiempo tarda en reaccionar la atmósfera tropical, en virtud de su propia inercia, ante la
aparición de las anomalías térmicas en las aguas del océano Pacífico? La respuesta,
según lo visto hasta ahora, lamentablemente no es tan evidente.

Por lo tanto, sólo nos queda revisar seguidamente las series faltantes; Quibdó, Puerto
Carreño y Leticia, con el ánimo de confirmar o negar la incidencia directa, contundente
e irrefutable, del fenómeno ENOS en el comportamiento pluviométrico, mensual y anual,
de las diferentes regiones geográficas de Colombia.

- 39 -
TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN APTO EL CARAÑO - QUIBDÓ
PERÍODO 1983 - 2008
12000

10000

8000
MM

6000

4000

2000

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

PERÍODO 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 2.3 -0.4 -0.9 -0.5 1.2 0.7 -1.7 0.1 0.4 1.8 0.3 0.2 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 2.0 -0.2 -0.8 -0.4 1.3 0.5 -1.5 0.2 0.3 1.6 0.4 0.2 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 1.5 -0.2 -0.7 -0.2 1.2 0.1 -1.1 0.2 0.3 1.5 0.6 0.3 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 1.2 -0.3 -0.7 -0.2 1.1 -0.2 -0.8 0.2 0.4 1.4 0.7 0.4 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 1.0 -0.5 -0.7 -0.1 1.0 -0.7 -0.6 0.2 0.6 1.2 0.8 0.5 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.6 -0.4 -0.6 0.0 1.2 -1.2 -0.4 0.2 0.8 0.8 0.7 0.5 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.2 -0.3 -0.5 0.3 1.4 -1.3 -0.3 0.3 1.0 0.5 0.4 0.6 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.2 -0.5 0.5 1.6 -1.2 -0.3 0.3 0.9 0.2 0.4 0.6 -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.6 -0.3 -0.5 0.7 1.6 -1.3 -0.3 0.3 0.9 0.0 0.4 0.7 -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.8 -0.6 -0.4 0.9 1.5 -1.6 -0.3 0.3 1.0 -0.1 0.4 0.9 -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.9 -0.9 -0.3 1.1 1.3 -1.9 -0.2 0.3 1.4 0.0 0.3 1.2 -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -1.1 -0.4 1.2 1.1 -1.9 -0.1 0.4 1.6 0.2 0.2 1.3 -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

COMPORTAMIENTO MENSUAL DE LA PRECIPITACIÓN EN QUIBDÓ


PERÍODO 1983 - 2008
Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
1600

1400

1200

1000
MM

800

600

400

200

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 25. Correlación entre la precipitación mensual y anual de Quibdó, y el ENOS

En Quibdó, según se percibe en la figura 25, se muestran dos máximos anuales


importantes. Ambos, el de 1984 y el de 1996, coinciden con un año en que predominan
las condiciones normales. Sin embargo, una situación particular se presenta entre 1999
y 2001, cuando un máximo de lluvias se mantiene para ese período, coincidiendo
además con una situación de Niña fuerte, para el mismo tiempo.

En cuanto a los valores mínimos, estos, como en los otros casos analizados, se
mueven dentro de años en los que predominaron condiciones normales y de Niño. El
mínimo de 2005, sin embargo, no se tuvo en cuenta para este análisis toda vez que,
para ese año en concreto, se encontraron datos faltantes en algunos de sus meses.

- 40 -
Como ya vimos en los análisis previos para Quibdó, la temporada seca de esta ciudad
en particular, queda descartada ya que se trata de uno de los lugares más lluviosos del
mundo. Por esta razón, no se observan diferencias tan marcadas entre los niveles
pluviométricos de los diferentes meses del año, como sí ocurre con las otras estaciones
ya analizadas. Sólo se observan seis valores máximos importantes, en las siguientes
fechas: septiembre (línea amarilla) de 1983, junio (línea café) de 1986, julio (línea azul
oscuro) de 1987, agosto (línea roja) de 1990 y 2001, y noviembre (línea negra) de 2001.
Estos valores, curiosamente, se presentaron todos dentro de años con situaciones Niño
y normal. En tanto, enero (línea morada), febrero (línea naranja), marzo (línea ocre) y
diciembre (línea diciembre), son los meses menos lluviosos (no secos) en Quibdó, los
que además tienen sus valores mínimos ubicados, mayoritariamente, dentro de eventos
Niño y normal. Un par de valores mínimos se ubican dentro del evento Niña.

T OTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN APT O PUERT O CARREÑO


PERÍODO 1983 - 2008

3000

2500

2000
MM

1500

1000

500

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

PERÍODO 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 2.3 -0.4 -0.9 -0.5 1.2 0.7 -1.7 0.1 0.4 1.8 0.3 0.2 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 2.0 -0.2 -0.8 -0.4 1.3 0.5 -1.5 0.2 0.3 1.6 0.4 0.2 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 1.5 -0.2 -0.7 -0.2 1.2 0.1 -1.1 0.2 0.3 1.5 0.6 0.3 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 1.2 -0.3 -0.7 -0.2 1.1 -0.2 -0.8 0.2 0.4 1.4 0.7 0.4 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 1.0 -0.5 -0.7 -0.1 1.0 -0.7 -0.6 0.2 0.6 1.2 0.8 0.5 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.6 -0.4 -0.6 0.0 1.2 -1.2 -0.4 0.2 0.8 0.8 0.7 0.5 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.2 -0.3 -0.5 0.3 1.4 -1.3 -0.3 0.3 1.0 0.5 0.4 0.6 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.2 -0.5 0.5 1.6 -1.2 -0.3 0.3 0.9 0.2 0.4 0.6 -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.6 -0.3 -0.5 0.7 1.6 -1.3 -0.3 0.3 0.9 0.0 0.4 0.7 -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.8 -0.6 -0.4 0.9 1.5 -1.6 -0.3 0.3 1.0 -0.1 0.4 0.9 -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.9 -0.9 -0.3 1.1 1.3 -1.9 -0.2 0.3 1.4 0.0 0.3 1.2 -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -1.1 -0.4 1.2 1.1 -1.9 -0.1 0.4 1.6 0.2 0.2 1.3 -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

COMPORTAMIENTO MENSUAL DE LA PRECIPITACIÓN EN PUERTO CARREÑO


PERÍODO 1983 - 2008

Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
800

700

600
MM

500

400

300

200

100

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 26. Correlación entre la precipitación mensual y anual de Puerto Carreño, y el ENOS

- 41 -
De las estaciones analizadas hasta ahora, puerto Carreño es quizá la que muestra la
menor relación entre los eventos pluviosos máximos y mínimos anuales, con el
fenómeno ENOS predominante. De hecho, su curva de comportamiento se muestra
mucho más armoniosa, moviéndose casi alternadamente cada año o cada dos años,
entre máximos y mínimos de lluvias. Como consecuencia, estos extremos se presentan,
indistintamente, dentro de cualquiera de las tres posibilidades de ENOS vistas.

El comportamiento pluviométrico mensual de Puerto Carreño, por su parte, muestra


características muy importantes, entre las que cabe destacar la cercana asociación
entre los extremos de los meses más lluviosos (junio, julio y agosto), con los extremos
anuales. Hecho que resulta apenas lógico en esta región en la que las dos temporadas,
seca y húmeda, se definen con bastante precisión a lo largo del año, razón por la que si
uno de los meses más lluviosos muestra un comportamiento pluviométrico exagerado,
por defecto o por exceso, este se reflejará, necesariamente, en la totalización anual, en
la medida en que los meses menos lluviosos poco o nada aportan a esta sumatoria.

Adicionalmente, de las gráficas se puede deducir que tanto los valores máximos como
mínimos mensuales, se dan prácticamente dentro de valores ONI para eventos Niño y
normal; aunque los valores máximos tienden a asociarse más con eventos Niño que
con Niña. Este comportamiento, de alguna manera, podría explicarse desde el punto de
vista de la ubicación extrema de Puerto Carreño, convenientemente alejada del influjo
de los complejos sistemas montañosos del país, así como de los efectos directos de los
dos grandes océanos. Conceptos que, de todas maneras, se ampliarán más adelante.

Por su parte, la situación de Leticia (figura 27) dentro del análisis anual, es muy
parecida a la de Puerto Carreño, en el sentido en que sus máximos pluviométricos
tienden a asociarse más con eventos Niño que con Niña. E, idénticamente, se observa
en esta estación la alternancia indiferente de los máximos y mínimos pluviométricos,
dentro de situaciones ENOS tanto para Niño, como para Niña y para condiciones
normales.

Intentar profundizar en el análisis del comportamiento pluvioso mensual de Leticia, por


otra parte, resulta superfluo a simple vista. Los meses más lluviosos, es decir los de
final y comienzo de año, se destacan por sus importantes valores, los cuales contrastan
además con los valores de los meses menos lluviosos, los de mitad de año, julio (línea
ocre) y agosto (línea negra).

Ahora bien, el mínimo valor del mes más lluvioso, enero (línea roja), se presenta en
1985 y coincide, curiosamente, con una situación enteramente de Niña. En tanto, sus
máximos valores se presentan dentro de condición Niño. Por tal razón, la situación
pluviométrica de Leticia parece ajustarse más al comportamiento pluviométrico del Perú
frente al ENOS, que a la del resto de Colombia frente a este particular fenómeno.

De esta forma, da la impresión de que los efectos del ENOS sobre el comportamiento
pluvioso del país, nos son tan directos, claros y generales para cada una de las
regiones de nuestra geografía, como hasta ahora se suponía. Así, aunque en algunos
lugares de Colombia la presencia del Niño en el Pacífico se convierta en sinónimo de
sequías, en otros lugares puede no serlo. Complementariamente, la Niña no implica una
generalización e intensificación de las lluvias a todo lo largo y ancho del país, porque
queda demostrado que, en ciertas regiones su presencia implica, por el contrario, una
drástica disminución de los regímenes lluviosos mensuales y anuales.

- 42 -
TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN APTO VAZQUEZ COBO - LETICIA
PERÍODO 1983 - 2008

4500

4000

3500

3000

2500
MM

2000

1500

1000

500

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

PERÍODO 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 2.3 -0.4 -0.9 -0.5 1.2 0.7 -1.7 0.1 0.4 1.8 0.3 0.2 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 2.0 -0.2 -0.8 -0.4 1.3 0.5 -1.5 0.2 0.3 1.6 0.4 0.2 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 1.5 -0.2 -0.7 -0.2 1.2 0.1 -1.1 0.2 0.3 1.5 0.6 0.3 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 1.2 -0.3 -0.7 -0.2 1.1 -0.2 -0.8 0.2 0.4 1.4 0.7 0.4 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 1.0 -0.5 -0.7 -0.1 1.0 -0.7 -0.6 0.2 0.6 1.2 0.8 0.5 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.6 -0.4 -0.6 0.0 1.2 -1.2 -0.4 0.2 0.8 0.8 0.7 0.5 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.2 -0.3 -0.5 0.3 1.4 -1.3 -0.3 0.3 1.0 0.5 0.4 0.6 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.2 -0.5 0.5 1.6 -1.2 -0.3 0.3 0.9 0.2 0.4 0.6 -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.6 -0.3 -0.5 0.7 1.6 -1.3 -0.3 0.3 0.9 0.0 0.4 0.7 -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.8 -0.6 -0.4 0.9 1.5 -1.6 -0.3 0.3 1.0 -0.1 0.4 0.9 -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.9 -0.9 -0.3 1.1 1.3 -1.9 -0.2 0.3 1.4 0.0 0.3 1.2 -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -1.1 -0.4 1.2 1.1 -1.9 -0.1 0.4 1.6 0.2 0.2 1.3 -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

COMPORTAMIENTO MENSUAL DE LA PRECIPITACIÓN EN LETICIA


PERÍODO 1983 - 2008

Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
700

600

500

400
MM

300

200

100

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 27. Correlación entre la precipitación mensual y anual de Leticia, y el ENOS

En las tablas que se presentan a continuación, y como una forma más lúdica de resumir
lo más importante de los eventos pluviométricos analizados previamente, se han
seleccionado y tabulado los 10 eventos mensuales más lluviosos, así como los 10
menos lluviosos, de cada una de las estaciones de referencia para el período de estudio
1983 - 2008.

Adicionalmente, y con el ánimo de hacer más evidentes estos resultados, las celdas
correspondientes a cada extremo se rellenaron con el color asignado previamente para
cada respectiva situación ENOS. Igualmente, con el ánimo de hacer más completa esta

- 43 -
medición cuantitativa, se realizó la totalización de cada evento por período ENOS de
ocurrencia. Las celdas que aparecen resaltadas, por su parte, corresponden a los
máximos y mínimos pluviométricos absolutos de cada estación. Veamos:

MAXIMOS EVENTOS PLUVIOSOS FRENTE A SITUACIONES ENSO, PERÍODO 1983 - 2008


CIUDAD EVENTO 1 EVENTO 2 EVENTO 3 EVENTO 4 EVENTO 5 EVENTO 6 EVENTO 7 EVENTO 8 EVENTO 9 EVENTO 10
Bogotá Abril 83: 207,3 Oct. 86: 217,5 Oct. 90: 195,5 Nov.94: 189,1 Oct.99: 198,4 Abril 04: 198 Marzo 06: 212 Mayo 06: 182 Oct.07: 201 Mayo 08: 225
Cali Abril 88: 226,3 Oct.90: 167,6 Abril94: 177,6 Oct.94: 179,6 Abril 97: 196,1 Abril 98: 181 Abril 99: 224,8 Mayo 00: 163 Abril 07: 182,6 Mayo08: 202,9
Medellín Oct. 86: 332,4 Agos.88: 317,5 Sept.90: 325,5 Oct.94: 355,6 Mayo96: 323,4 Sept.99:322,2 Mayo00: 400,1 Mayo05: 398,1 Oct.07: 342,3 Mayo08: 367,9
B/quilla Oct.87: 362,9 Sept.89: 299,5 Oct.90: 315,7 Mayo93: 320,1 Mayo95: 320,8 Julio95: 296,8 Agos.95: 309,9 Mayo98: 260,6 Sept.98: 277,2 Oct.01: 304,7
Quibdó Sept.83: 1334 Junio86: 1130 Julio88: 1167 Agos.90: 1104 Mayo95: 1058 Mayo 01: 1036 Agos.01: 1478 Nov.01: 1118 Abril 02: 1030 Julio 02: 1093
Pto Carreño Julio 84: 627,7 Junio 85: 572,8 Junio88: 587,8 Julio 90: 696,1 Julio 92: 599 Junio 93: 725,4 Junio 96: 635,6 Julio 97: 614,9 Junio 98: 723,7 Julio 99: 671,8
Leticia Abril 84: 524,1 Ener. 88: 553,8 Abril 91: 525,1 Feb. 94: 517,3 Marz.95: 519,1 Mayo00: 542,4 Ener.01: 558,5 Oct.05: 570,7 Ener.06: 593,8 Nov.07: 540,4
Tabla 2. Fecha de ocurrencia de máximos eventos pluviométricos, y situación ENOS presente
TABLA DE TOTALES DE EVENTOS PLUVIOSOS MÁXIMOS POR CADA SITUACIÓN DE ENSO
CIUDAD Niño Niña Normal Niño - Niña Niño - Normal Niña - Normal
Bogotá 3 2 4 1
Cali 2 2 2 2 2
Medellín 2 5 3
B/quilla 2 1 7
Quibdó 1 1 7 1
Pto Carreño 1 3 4 1 1
Leticia 1 3 4 2
Total 12 17 31 1 6 3

Tabla 3. Totalización de máximos eventos pluviométricos según situación ENOS presente

En la tabla No. 2, como bien puede apreciarse, se colocaron los 10 eventos de mayor
pluviosidad mensual de cada estación, para el período de estudio. Para comenzar,
observemos que en Bogotá, 3 eventos máximos ocurrieron dentro de condiciones Niño
(rojo), 2 dentro de condiciones Niña (azul oscuro), 1 dentro de Niña – normal (azul
claro) y 4 dentro de condiciones normales (sin color). El máximo absoluto, mayo de
2008, ocurrió dentro de condiciones Niña – normal. Por lo tanto, una primera posible
conclusión sería que, en la capital de la República, las máximas lluvias mensuales
están asociadas más con condiciones Niño y normal, que con condiciones Niña.

En Calí, la situación está mucho mejor repartida: 2 eventos en condiciones Niño, 2


eventos en condiciones Niño - normal (Naranja), 2 eventos en condiciones normales, 2
eventos en condiciones Niña y 2 eventos en condiciones Niña – normal. En tanto, su
máximo absoluto, abril de 1988, ocurrió en condiciones Niña – normal. De esta manera
podemos concluir que, en Cali, las máximas lluvias mensuales pueden presentarse en
cualquier situación ENOS posible, con la excepción de la condición Niño – Niña (color
morado).

En Medellín sin embargo, la situación parece inclinarse a favor de la Niña, con 5


eventos, mientras que tan sólo 2 ocurren dentro de Niño y 3 en condiciones normales.
Su máximo absoluto, mayo de 2000, se presenta justamente dentro de una situación
Niña. Luego, para la capital antioqueña en particular, la probabilidad de ocurrencia de
sus máximos eventos lluviosos dentro de condiciones Niña, es ciertamente alta.

Barranquilla por su parte, inclina la balanza a favor de las condiciones normales, con 7
eventos. En el Niño ubica 2 valores, mientras que sólo 1 valor cae dentro de condición
Niña. Su máximo absoluto, octubre de 1987, se ubica curiosamente dentro de
condiciones Niño. Por lo tanto podemos concluir que, en Barranquilla, existe una muy
alta probabilidad de que las máximas lluvias mensuales, se presenten justamente
dentro de condiciones ENOS absolutamente normales.

- 44 -
Quibdó resulta aún más desconcertante; igual que Barranquilla, sitúa 7 valores
máximos dentro de condiciones normales. Sólo 1 en condiciones Niña, 1 en Niño y 1 en
Niño – normal. Su máximo absoluto de 1478 mm ocurrió en agosto de 2001, bajo
condiciones enteramente normales. Este resultado es el que más asombro puede
causarnos debido a que, según nuestro marco teórico de referencia, la presencia de El
Niño afecta directamente y en primera instancia, al occidente y centro del país. Por lo
que, en adelante, tendremos que ser más precavidos a la hora de lanzar nuestras
previsiones acerca del efecto directo del ENOS, sobre los regímenes lluviosos de las
diferentes regiones naturales de Colombia.

Por su parte Puerto Carreño se comporta así: 4 valores máximos dentro de condiciones
normales, 3 valores dentro de Niña, 1 valor dentro de Niño, 1 valor en Niño – normal, y
1 valor dentro de Niño – Niña. Su máximo absoluto, junio de 1993, se presentó, como
ya es costumbre, dentro de condiciones normales. De tal manera que, para esta ciudad,
las máximas lluvias mensuales tienen más probabilidad de ocurrir dentro de condiciones
normales o de Niño.

Finalmente, notemos que el comportamiento de los máximos pluviométricos de Leticia,


es bastante similar al de Puerto Carreño: 4 valores dentro de condiciones normales, 3
dentro de Niña, 1 dentro de Niño y 2 dentro de Niño - normal. Su máximo absoluto,
enero de 2006, ocurre dentro de condiciones absolutamente normales. Por lo que, el
razonamiento sobre la probabilidad de ocurrencia de sus lluvias máximas, es el mismo
que se esgrimió para Puerto Carreño.

De esta manera, basados en los análisis anteriores podemos afirmar, sin temor alguno,
que la concepción simplista con que se ha manejado el impacto del Niño y la Niña sobre
la pluviosidad del país, adolece en alto grado de profundidad y claridad. Ya que, hasta
el día de hoy, se ha asumido como una verdad irrebatible e invariante, que la presencia
del Niño reduce significativamente las lluvias en todo el país, mientras que, ante el
evento Niña las lluvias se generalizan, sobrepasando los promedios manejados.

Sin embargo, los anteriores análisis no dejan lugar a dudas del real impacto de las
distintas facetas ENOS sobre todos y cada una de los subsistemas climáticos del país.
Impacto que, indiferentemente, puede tener carácter positivo, negativo o nulo. Con el
agravante que el comportamiento de los máximos pluviométricos mensuales, para un
período específico, tiende a asociarse mayoritariamente con condiciones ENOS
normales. Situación que se ve reforzada si sumamos al total de eventos bajo esta
condición, el total de eventos que ocurrieron bajo condiciones Niño - normal y Niña -
normal. En tal caso, tendríamos un total de 40 máximos bajo condiciones normales o
casi normales, que equivalen a un 57% de los casos. Siguiéndole en su orden la Niña
con el 24%, y el Niño con el 17%. Resultado que, como sea, no deja de sorprendernos.

MÍNIMOS EVENTOS PLUVIOSOS FRENTE A SITUACIONES ENSO, PERÍODO 1983 - 2008


CIUDAD EVENTO 1 EVENTO 2 EVENTO 3 EVENTO 4 EVENTO 5 EVENTO 6 EVENTO 7 EVENTO 8 EVENTO 9 EVENTO 10
Bogotá Ener.83: 6 Febrer.83: 8,4 Ener.85: 2,8 Diciem.86: 4 Ener.95: 3,4 Diciem.97: 2,7 Ener.98: 1,9 Ener.03: 3 Ener.07: 7 Febrer.07: 11
Cali Febrer.83: 4,9 Agost.83: 6,6 Diciem.86: 3 Julio89: 2,4 Sept.90: 2,3 Junio93: 3,7 Julio97: 0 Agost.97: 1 Ener.98: 0 Agost.01: 3,3
Medellín Dicie.84: 30,2 Ener.90: 31 Dicie.90: 35,6 Ener.95: 7,6 Agost.97: 12,3 ener.98: 27,8 Marz.98: 30 Agost.01: 18,4 Ener.07:26,5 Febrer.08: 30,8
B/quilla Dicie.83: 0 Dicie.84: 0 Ener.85: 0 Marz.85: 0 Ener.86: 0 Marz.86: 0 Dicie: 86:0 Ener.87: 0 Febre.87: 0 Dicie.95: 0
Quibdó Ener.83: 160,4 Ener.86: 245,6 Dicie.86: 247,9 Marz.89: 296,4 Oct.91: 281,9 Marz.92: 258,8 Marz.97: 178,9 Ener.98: 207,2 Febr.01: 238,5 Febr.02: 239,9
Pto Carreño Ener.83: 0,2 Ener.85: 0 Febrer.85: 6,9 Febrer.88: 4,2 Marzo89: 0,5 Enero91: 0 Febrer.92: 0,3 Ener094: 0 Febrer.95: 0 Febrer.01: 0
Leticia Ener.85: 86,4 Agost.87: 78,6 Julio88: 67,7 Agost.88: 70,2 Julio91: 38,9 Agost.01:38,9 Junio05: 56,9 Julio05: 51,7 Sept.05: 76,9 Agost.07: 48,7
Tabla 4. Fecha de ocurrencia de mínimos eventos pluviométricos, y situación ENOS presente

- 45 -
TABLA DE TOTALES DE EVENTOS PLUVIOSOS MÍNIMOS POR CADA SITUACIÓN ENSO
CIUDAD Niño Niña Normal Niño - Niña Niño - Normal Niña - Normal
Bogotá 7 1 2
Cali 4 6
Medellín 4 2 3 1
B/quilla 3 4 3
Quibdó 5 1 3 1
Pto Carreño 3 3 2 1 1
Leticia 2 3 4 1
Total 28 14 21 0 4 3

Tabla 5. Totalización de mínimos eventos pluviométricos según situación ENOS presente

Ahora bien, el análisis del caso contrario, es decir, el de la ocurrencia de los mínimos
pluviométricos, debe abordarse necesariamente de forma diferente. La razón es que
Colombia, a pesar de ser de un país tropical, tiene mucho más territorio ubicado sobre
el hemisferio norte que sobre el sur. Y justamente, en los tres primeros meses del año,
la ZCIT se encuentra desplazada hacia el hemisferio sur, por lo que una marcada
temporada seca caracteriza una gran parte de nuestro territorio, en estos meses.

Por otro lado, sabemos que el fenómeno del Niño suele aparecer, cuando se manifiesta,
hacia el mes diciembre (de ahí su nombre) o enero, coincidiendo de esta manera,
temporalmente, con la primera temporada seca en gran parte del país. Luego, la
pregunta que surge necesariamente de esta situaciones es: ¿Qué tanto de ese tiempo
seco obedece al normal desplazamiento hacia el hemisferio sur de la ZCIT, y qué tanto
le corresponde a la aparición del Niño para esa misma época?

Ahora bien, en la tabla de totalización se comprueba que estos mínimos ocurren,


preferentemente, bajo condiciones Niño (28 casos), mientras que 21 se presentaron
bajo condiciones normales. Luego, esta pequeña diferencia podría traducirse como que,
el Niño efectivamente podría ayudar a minimizar en algún grado las lluvias sobre gran
parte del territorio nacional, dentro de las fechas relacionadas; pero ello no implica que
esta disminución pluviométrica obedezca, única y exclusivamente, a su presencia.

5.1.4 Conclusiones necesarias sobre este apartado

1. El comportamiento pluviométrico a lo largo del año en Colombia parece ajustarse,


en líneas generales, al tránsito regular anual de la ZCIT sobre el país, lo cual se
evidencia mucho mejor en las estaciones andinas: Bogotá, Medellín y Cali. Dos
estaciones, Barranquilla y Puerto Carreño, muestran claramente el predominio de dos
temporadas anuales: una seca y otra húmeda. Las otras dos estaciones, Quibdó y
Leticia, por el contrario, se caracterizan por presentar importantes niveles pluviosos a
todo lo largo del año, razón por la cual sus temporadas secas se descartan.
2. En el análisis que se efectuó para el comportamiento de cada mes en particular,
para el período de estudio 1983 – 2008, se evidenciaron variaciones verdaderamente
significativas en el comportamiento de las lluvias de unos años a otros, sobre todo en
aquellos meses con los mayores regímenes pluviosos. Curiosamente, estos extremos
ocurrieron preferentemente dentro de condiciones ENOS para eventos Niño y normal.
3. En cuanto al comportamiento pluvioso interanual para este período, encontramos
como característica más sobresaliente, una total asimetría en las curvas pluviométricas
de todas las estaciones, siendo sin embargo Puerto Carreño y Leticia, las ciudades con
las variaciones menos acusadas. En tanto, Barranquilla muestra ciertamente las
variaciones más extremas entre unos y otros años, cosa que también se observa en
Quibdó. Las estaciones andinas, igualmente, presentan variaciones interanuales
importantes, aunque así mismo proporcionales a sus medias estadísticas.

- 46 -
4. Estas variaciones interanuales extremas, curiosamente, tampoco guardan una
relación clara y evidente con los eventos ENOS referidos para estos períodos
especiales. Se observa, no obstante, una apreciable relación entre los eventos más
lluviosos en Cali y Medellín, con la presencia de la condición la Niña. Las otras
estaciones, por el contrario, parecen asociar más sus máximos eventos pluviométricos
anuales, con condiciones Niño y normal, predominantemente.

Estas inconsistencias detalladas en las conclusiones precedentes, entre el resultado de


la confrontación de los extremos pluviosos y el evento ENOS respectivo, con el marco
teórico que sobre este fenómeno se presentó en el apartado anterior, nos invitan
nuevamente a reflexionar sobre el modo en que el ENOS afecta realmente la
climatología de las diferentes regiones de nuestra geografía. Encontrar las posibles
respuestas, sin embargo, requiere necesariamente avanzar un paso más en este
estudio, analizando el discurrir de los otros fenómenos meteorológicos mencionados
con antelación, y tenidos como sospechosos posibles de las irregularidades detectadas,
dentro del ya de por sí, complejo sistema climatológico de Colombia.

5.2 HURACANES, TORMENTAS, DEPRESIONES Y ONDAS TROPICALES

El segundo grupo de sospechosos, como ya se menciono al comienzo, lo conforman


aquellos fenómenos de enorme violencia y gran duración, que se mueven en dirección
contraria al sentido de rotación de la tierra, es decir de este a oeste, y que hacen su
aparición en el Atlántico entre mayo y noviembre, aproximadamente. Siendo el más
representativo de estos fenómenos, el tan temido y respetado huracán.

Todos estos fenómenos son, en realidad, un único fenómeno que evoluciona a partir de
unas condiciones muy especiales, que para esta época suelen darse frente a la costa
occidental de África, y cuya primera manifestación es la aparición de una vaguada
invertida; esto es, una vaguada curvada hacia el norte, pero con circulación al oeste.

Las causas precisas de estas particulares formaciones aún no están del todo claras, y
al respecto son muchas las teorías que se manejan. Se sabe sí, que uno de los
condicionantes fundamentales para la formación de estos complejos meteorológicos es,
en primera medida, el desplazamiento hacia el norte de la ZCIT (entre 5° y 10° de
latitud), producto de la llegada de la estación de verano a este hemisferio hacia
mediados de año. Tal desplazamiento viene acompañado además, de un significativo
incremento de la temperatura del mar, la cual puede alcanzar fácilmente los 28° C.

De esta manera, en el momento en que la baja presión frente a las costas africanas
adquiere la dinámica suficiente, puede gozar de movimiento propio, convirtiéndose
entonces en una onda tropical. E iniciando a partir de ese momento, un peligroso
peregrinar de días, e incluso semanas, a través del Atlántico en dirección oeste y/o
noroeste. Avance que, obligatoriamente, va acompañado de una continua
retroalimentación de humedad obtenida de un océano cálido debajo de ella, lo cual la
lleva a transmutarse hacia estructuras mucho más potentes y mejor organizadas. Este
avance sobre el Atlántico, debido a que debe bordear las altas presiones
semipermanentes, toma una trayectoria que se curva sobre las Antillas menores y
mayores, para penetrar finalmente sobre la costa este de Norteamérica.

En consecuencia, en tanto en cuanto se tengan las condiciones termodinámicas


suficientes y necesarias, la onda tropical irá sufriendo una metamorfosis progresiva con

- 47 -
el transcurso de las horas o días, que le llevará a convertirse en una estructura mejor
conformada, conocida como depresión tropical. Seguidamente, esta depresión tropical
evolucionará hacia una estructura en forma de espiral, mucho mejor definida y
organizada; la famosa tormenta tropical, la cual empieza su vida con un nombre propio.
Finalmente, si la tormenta tropical goza de ciertas condiciones favorables, podrá
avanzar hacia la máxima expresión de violencia y destrucción conocida hasta ahora en
la naturaleza: el tan temido huracán.

No obstante, no necesariamente todas las ondas tropicales evolucionan hacia estos


estados mayores de organización y fuerza. Muchas de ellas incluso jamás abandonan
su estado de onda tropical durante su vida; son por lo general aquellas que viajan muy
ceñidas a la franja intertropical, razón por la que no adquieren la dinámica suficiente
como para evolucionar hacia esos estados mayores de organización y destrucción. Por
esta razón, la real diferencia entre una depresión, una tormenta tropical y un huracán, la
marca en cada una de sus etapas la intensidad de sus vientos internos. Recordemos
que las bajas presiones en el hemisferio norte, giran en sentido contrario al de las
agujas del reloj. Y este giro en realidad es el producto del predomino del potente
gradiente de presión, sobre la fuerza de Coriolis, que es lo que en últimas define la
fuerza de los vientos internos, y por ende, del tipo de fenómeno: si los vientos internos
alcanzan velocidades menores de 35 nudos (unos 64 km/hora), se denomina depresión
tropical. Si los vientos internos llegan a intensidades entre 35 y 64 nudos (64 a 119
km/hora), el fenómeno se denomina tormenta tropical. Pero si los vientos internos
sobrepasan los 65 nudos (120 km/hora), estamos hablando de un huracán.

Por otra parte, los huracanes, dependiendo del tamaño e intensidad que logren
alcanzar, suelen clasificarse dentro de una escala llamada de Saffir – Simpson (1969),
en las siguientes categorías: 1, 2, 3, 4 o 5. El huracán categoría 5 (135 nudos, o más de
249 km/h), es por supuesto el más potente y destructivo conocido hasta ahora.

El Centro Nacional de Huracanes de Miami, asigna nombres a las tormentas tropicales


y huracanes, para cada temporada. Muchos de estos nombres son de ingrata
recordación, debido al alto nivel de destrucción generado a su paso. En este sentido,
aclaremos que los huracanes y las tormentas tropicales, no siempre siguen esa
trayectoria teórica descrita anteriormente. Algunos ingresan al golfo de México (Katrina),
otros barren la Florida (Andrew), y unos más impactan contra las costas de
Centroamérica (Mitch). Veamos la siguiente gráfica para ilustrar mejor estos conceptos.

Figura 28. Rutas seguidas por ondas, depresiones, tormentas tropicales y huracanes año 2005

- 48 -
En la figura 28 aparecen las diferentes rutas seguidas por este tipo de fenómenos,
durante la temporada 2005. Ese año en particular, ha sido el que más eventos de esta
naturaleza ha tenido en los últimos tiempos. Como bien puede apreciarse en la gráfica,
la variedad de rutas para este año en especial, fue muy variada y desconcertante.
Algunos científicos han querido asociar, además de la cantidad e intensidad de estos
fenómenos tropicales, su supuesto andar errático y muchas veces impredecible de los
últimos tiempos, con el desconcertante ENOS y, por extensión, con el cambio climático
global.

En este sentido, resultaría interesante entonces corroborar, por una parte, el


comportamiento anual de estos fenómenos, cuantitativa y cualitativamente, intentando
correlacionar estos datos con la situación ENOS predominante. Por otra parte, sería
interesante investigar, y confirmar si es posible, el grado de variabilidad respecto de su
desplazamiento normal sobre el Atlántico, Caribe y Golfo de México. La razón es que, si
logramos demostrar que se han presentado cambios significativos en cuanto a la
cantidad, intensidad y ruta de estos fenómenos ciclónicos, podremos entonces intentar
buscar correlaciones con las significativas variabilidades pluviométricas mensuales y
anuales detectadas en los análisis previos, en algunas estaciones de Colombia. Por lo
tanto, para comenzar con este nuevo análisis, veamos la siguiente gráfica en la que se
muestra la cantidad de tormentas tropicales y huracanes por año, para nuestro período
de estudio 1983 – 2008. Y, como en los casos anteriores, hemos añadido en la parte
inferior de la gráfica, la tabla de eventos ENOS ya conocida, con el propósito de buscar
esas tales correlaciones significativas.

TOTAL HURACANES, Y DEPRESIONES Y TORMENTAS TROPICALES, ATLÁNTICO, CARIBE Y


GOLFO DE MÉXICO, PERÍODO 1983 - 2008

T. y D. tropicales Huracanes Total

35

30

25
Cantidad

20

15

10

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

PERÍODO 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 2.3 -0.4 -0.9 -0.5 1.2 0.7 -1.7 0.1 0.4 1.8 0.3 0.2 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 2.0 -0.2 -0.8 -0.4 1.3 0.5 -1.5 0.2 0.3 1.6 0.4 0.2 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 1.5 -0.2 -0.7 -0.2 1.2 0.1 -1.1 0.2 0.3 1.5 0.6 0.3 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 1.2 -0.3 -0.7 -0.2 1.1 -0.2 -0.8 0.2 0.4 1.4 0.7 0.4 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 1.0 -0.5 -0.7 -0.1 1.0 -0.7 -0.6 0.2 0.6 1.2 0.8 0.5 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.6 -0.4 -0.6 0.0 1.2 -1.2 -0.4 0.2 0.8 0.8 0.7 0.5 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.2 -0.3 -0.5 0.3 1.4 -1.3 -0.3 0.3 1.0 0.5 0.4 0.6 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.2 -0.5 0.5 1.6 -1.2 -0.3 0.3 0.9 0.2 0.4 0.6 -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.6 -0.3 -0.5 0.7 1.6 -1.3 -0.3 0.3 0.9 0.0 0.4 0.7 -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.8 -0.6 -0.4 0.9 1.5 -1.6 -0.3 0.3 1.0 -0.1 0.4 0.9 -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.9 -0.9 -0.3 1.1 1.3 -1.9 -0.2 0.3 1.4 0.0 0.3 1.2 -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -1.1 -0.4 1.2 1.1 -1.9 -0.1 0.4 1.6 0.2 0.2 1.3 -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

Figura 29. Comparación entre cantidad de ciclones tropicales en el Atlántico, y el ENOS presente

- 49 -
En la figura 29, la curva de color blanco corresponde a la cantidad de tormentas y
depresiones tropicales, la curva de color rojo representa la cantidad de huracanes,
mientras que la curva de color amarillo no es otra cosa que la sumatoria del total de
ambos fenómenos. Y lo que primero que se observa en esta gráfica, es que la cantidad
de fenómenos sobre el Atlántico, Caribe y Golfo de México, varía irregularmente a
través de los años, aunque, también es cierto, parece percibirse un aumento ligero y
progresivo de estos fenómenos a partir del año 1986. Ascenso que se trunca,
abruptamente, en los años 1997 y 2006 (y recientemente en el 2009).

Por otra parte, al analizar los totales de fenómenos ocurridos dentro de este período, se
observan tres máximos importantes: el primero en 1984, con unos 13 fenómenos,
ocurridos estos en un año en el que predominaron condiciones ENOS normales. El
segundo en 1995, con unos 18 fenómenos en total, bajo condiciones Niño, normales y
Niña. Y un máximo absoluto y desconcertante en 2005, con 28 fenómenos totales entre
depresiones, tormentas y huracanes, dentro de un año en el que se impusieron
condiciones normales de temperatura en el Pacífico tropical. Mejor aún, da la impresión,
según la gráfica, de que cada diez u once años se presentara un máximo importante.

En cuanto a los mínimos totales para este período, cuatro datos importantes sobresalen
en la gráfica. El primero y más pobre, en 1983, bajo condiciones Niño y normales. El
segundo en 1986, dentro de condiciones normales y de Niño. El tercero en 1997, dentro
de un año en el que dominaron las condiciones normales y de Niño. Y el cuarto en
2006, también bajo condiciones normales y de Niño. Sin embargo, e igual que para el
caso de los máximos, pareciera existir aquí también alguna tendencia a presentarse un
mínimo de fenómenos, cada diez u once años. Esta característica tan particular de
recurrencia de estos extremos, daría la impresión de estar más relacionada con el
cuarto tipo de fenómenos referido, y que analizaremos al final: el ciclo solar.

De esta manera, e igual que para los análisis realizados con las lluvias, se observa que
los extremos de estos totales de eventos ciclónicos sobre el Atlántico, Golfo de México
y Caribe, ocurrieron predominantemente en años en los que las condiciones ENOS eran
de entera normalidad. Unos pocos se presentaron en ligeras condiciones de ENOS para
Niño. Mientras que, durante los períodos de Niña, no sucedió ninguna situación
importante para destacar. Por lo tanto esta conclusión, nuevamente, resulta
desconcertante frente a los supuestos teóricos manejados hasta la fecha, pues todo
parece indicar que los mínimos de estos eventos ciclónicos, ocurren justamente en
aquellos años en los que una situación normal precede a la aparición del evento Niño.

Ahora bien, una cosa es la medida cuantitativa y otra cosa es la medida cualitativa de
estos fenómenos ciclónicos. Cuantificar eventos tan bien definidos, no es tarea que
demande mucha exigencia. Sin embargo, recordemos que, desde la etapa de depresión
tropical hasta la culminación como huracán, la intensidad de estos fenómenos resulta
en extremo peligrosa. En primera instancia, por la fuerza de sus vientos internos; y en
segunda instancia, por la cantidad de lluvia producida durante su existencia, la cual
puede extenderse hasta por un mes, inclusive. Es que, en las etapas de tormenta
tropical y de huracán, las dimensiones de estos fenómenos son ciertamente
impresionantes: unos 16 kilómetros en la vertical y unos 300 a 500 kilómetros en la
horizontal, lo cual habla por sí solo de la magnitud de los daños causados a su paso.

Por tal razón, determinar si la presencia del ENOS (Niño o Niña) induce a su vez
tormentas tropicales y huracanes más violentos, es un afirmación que bien podría

- 50 -
discutirse desde la óptica de cómo se cualifique su poder destructivo. De hecho, los
daños directos que ocasionan estos fenómenos están estrechamente relacionados,
aparte de su duración e intensidad, con la capacidad de reacción y protección que los
gobiernos de los países afectados, tengan para con sus conciudadanos y bienes.
Capacidad que está asociada, lógicamente, al desarrollo del país. Así, no es lo mismo
que un huracán categoría 5, por ejemplo, afecte a los Estados Unidos, que a un país
pobre como Haití. El caso del huracán Katrina en 2005 lo demuestra, así el grado de
destrucción haya sido muy alto a su paso por la ciudad de Nueva Orleans. Sin embargo,
la pérdida en vidas humanas dejada por este huracán fue, con mucho, bastante inferior
la generada por el huracán Mitch, un hermano gemelo de Katrina, a su paso por
Centroamérica. Aunque, hay que recordar que Mitch ha sido el huracán que más tiempo
ha permanecido en categoría 5. Por lo que, la valoración cualitativa de los huracanes
está relacionada, en alto grado, con los daños colaterales dejados a su paso.

5.2.1 Tendencias pluviométricas vs presencia de eventos ciclónicos tropicales

Por lo pronto, vamos a intentar encontrar pistas que nos permitan correlacionar la
cantidad de eventos ciclónicos, con los niveles pluviométricos anuales de las estaciones
de referencia. Y para ello vamos a comenzar con Barranquilla, la ciudad potencialmente
más expuesta al influjo de estos fenómenos.
TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN DE BARRANQUILLA
PERÍODO 1983 - 2008

B/QUILLA

1800

1600

1400

1200
Milímetros

1000

800

600

400

200

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

TOTAL HURACANES, Y DEPRESIONES Y TORMENTAS TROPICALES, ATLÁNTICO, CARIBE Y


GOLFO DE MÉXICO, PERÍODO 1983 - 2008

T. y D. tropicales Huracanes Total

35

30

25
Cantidad

20

15

10

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 30. Tendencia pluviométrica anual de Barranquilla vs. cantidad de ciclones tropicales

- 51 -
Por lo que podemos ver de la comparación entre las gráficas de lluvias anuales en
Barranquilla, y los totales anuales de fenómenos ciclónicos en el Atlántico, Caribe y
Golfo de México (figura 30), nada importante se observa en cuanto a una correlación
evidente entre ambos totales. La única coincidencia sobresaliente para este caso
particular, es la que tiene que ver con el máximo absoluto de lluvias de Barranquilla, en
1995, con un máximo de 18 o 19 fenómenos ciclónicos totales ocurrido en ese año. Por
lo demás, como ya se dijo anteriormente, ninguna correlación particular ni especial se
observa entre las dos tendencias de eventos. Así que, cambiando un poco las reglas de
juego, veamos ahora el comportamiento pluvioso de las estaciones andinas, frente a la
cantidad y presencia de estos fenómenos ciclónicos.

TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN ESTACIONES ANDINAS


PERÍODO 1983 - 2008

BOGOTA CALI MEDELLIN


3000

2500
Milímetros

2000

1500

1000

500

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

TOTAL HURACANES, Y DEPRESIONES Y TORMENTAS TROPICALES, ATLÁNTICO, CARIBE Y


GOLFO DE MÉXICO, PERÍODO 1983 - 2008

T. y D. tropicales Huracanes Total

35

30

25
Cantidad

20

15

10

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 31. Tendencia pluviométrica anual estaciones andinas vs. Cantidad de ciclones tropicales

- 52 -
Bien, la situación pluviométrica anual de las estaciones andinas, por lo que podemos
apreciar en la figura 31, poca, por no decir ninguna, relación guarda con los totales de
eventos ciclónicos sobre el Atlántico, Caribe y Golfo de México. Es más: estas tres
estaciones muestran un mínimo significativo en 1992, y un máximo importante e 1999.
Para ese par de años sin embargo, nada raro aconteció en cuanto al número de estos
eventos ciclónicos hace referencia. Mejor aún, en el caso del mínimo pluviométrico, ese
año sólo se presentaron 10 fenómenos ciclónicos en total. Para el caso del máximo, tan
sólo 14 eventos ocurrieron para ese mismo año. Así que, por ahora, sólo nos quedaría
verificar la existencia o no, de algún tipo de correlación entre los eventos ciclónicos y las
tendencias pluviométricas de las estaciones más lluviosas.

TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN ESTACIONES MÁS LLUVIOSAS


PERÍODO 1983 - 2008

LETICIA QUIBDO PTO CARREÑO


12000

10000

8000
Milímetros

6000

4000

2000

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

TOTAL HURACANES, Y DEPRESIONES Y TORMENTAS TROPICALES, ATLÁNTICO, CARIBE Y


GOLFO DE MÉXICO, PERÍODO 1983 - 2008

T. y D. tropicales Huracanes Total

35

30

25
Cantidad

20

15

10

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 32. Tendencia pluviométrica anual estaciones lluviosas vs. Cantidad de ciclones tropicales

- 53 -
Para no ir más lejos, en este caso particular de las estaciones más lluviosas, sus
extremos pluviosos tampoco muestran alguna correlación importante a destacar, con
los totales de eventos meteorológicos referidos. Incluso, para el año con el mayor
número de este tipo de fenómenos, 2005 con 28 eventos, las estaciones lluviosas
muestran por el contrario una baja sensible en sus niveles pluviométricos. Luego,
podríamos concluir en una primera aproximación, que la cantidad de eventos ciclónicos
no incide de manera directa sobre el aumento pluviométrico de estas estaciones, siendo
por el contrario, en ciertas situaciones, su efecto contrario: disminuir las lluvias en
algunas regiones del territorio nacional (sur y este preferentemente), posiblemente
porque su gran dinámica barre literalmente la nubosidad sobre estas regiones.

En consecuencia, esta incertidumbre sobre el real impacto de estos fenómenos sobre la


climatología del país, nos obliga a volver sobre las rutas seguidas por los huracanes en
los últimos años, buscando detectar modificaciones importantes en ellas. De hecho,
para nuestro caso en particular, nos interesaría analizar aquellos fenómenos que se
acercaron suficientemente a nuestra costa Caribe, con el ánimo de contrastarlos contra
los totales pluviométricos mensuales de las estaciones de referencia. Para ello vamos a
seleccionar y graficar aquellos ciclones que se movieron solamente sobre el Caribe, a
partir del año 1995. Y como complemento, graficaremos las precipitaciones de julio a
diciembre, ya que estos son los meses de mayor recurrencia de estos fenómenos.
Adicionalmente, incluiremos las imágenes de satélite de las fechas correspondientes a
la presencia de estos eventos en nuestras cercanías.

PRECIPITACIÓN TOTAL MES JULIO PERÍODO 1995 -2008

Bogotá Cali Medellín B/quilla Quibdó Pto Carreño Leticia


1.200,0

1.000,0

800,0
Total

600,0

400,0

200,0

0,0
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

César: Claudette: Dennis:


DT, TT, H DT, TT DT, TT, H
25 A 28 8 A 10 5 A 10

Emily:
H
14 A 18

Arlene:
TT
9 A 10

Figura 33. Tendencia pluviométrica anual mes julio vs. Ciclones tropicales en el Caribe

- 54 -
César César

Dennis
Dennis

Figura 34. Imágenes de satélite correspondientes al paso de los ciclones César y Dennis

Muy bien, para comenzar debemos hacer las siguientes aclaraciones sobre las gráficas
anteriores: como primera medida, debajo de la gráfica de la tendencia pluviométrica se
han colocado unos cuadritos con el nombre, las características y los días de
permanencia sobre, o cerca de la costa Caribe, de cada uno de los fenómenos
ciclónicos referidos en este grupo (DT, depresión tropical; TT, tormenta tropical, y H,
huracán). Como segunda medida, y por comodidad, se han incluido únicamente las dos
imágenes de satélite más representativas, que admitirían asociar el tránsito de
cualquiera de estos fenómenos, con las anormalidades pluviométricas ya detectadas.

En este orden de ideas, observando la figura 33 notamos que, durante el paso del
huracán César en julio de 1996, muy cerca de la Costa Caribe, hubo un incremento
importante de los niveles pluviométricos en Quibdó, Puerto Carreño y Medellín. Los
valles interandinos, por el contrario, se mostraron bastante despejados para esos
mismos días, como bien puede corroborarse en las imágenes de la figura 34.

Durante el año 1997 sin embargo, ningún evento ciclónico merodeó el Caribe
colombiano, situación coincidente con una baja generalizada de las lluvias ese año, y

- 55 -
en este mes, con excepción de Puerto Carreño. En 2005 por su parte, Dennis, Emily y
Arlene, poca incidencia tuvieron en el comportamiento pluvioso de las estaciones de
referencia, como bien puede apreciarse en la figura 33. No obstante, en el siguiente
apartado vamos a realizar un análisis mucho más detallado (diario), con el fin de
comprobar la real influencia sobre el comportamiento pluviométrico del país en general,
de los fenómenos ciclónicos más relevantes.

PRECIPITACIÓN TOTAL MES AGOSTO PERÍODO 1995 - 2008

Bogotá Cali Medellín B/quilla Quibdó Pto Carreño Leticia


1.600,0

1.400,0

1.200,0

1.000,0
Total

800,0

600,0

400,0

200,0

0,0
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Debby: Chantal: Charley: Chris: Dean: Fay:


TT, H DT, TT H DT, TT H DT, TT
22 A 24 17 A 20 10 A 13 1A4 13 A 23 15 A 18

Bonnie: Ernesto: Gustav:


DT DT, TT DT, TT, H
5A8 25 A 28 25 A 30

Chantal
Chantal

Figura 35. Pluviosidad de agosto junto con ciclones tropicales e imágenes de satélite relacionadas

Realicemos ahora el análisis correspondiente al mes de agosto (figura 35), y los


eventos ciclónicos acaecidos durante este mes, a lo largo del período 1995 -2008.

- 56 -
Recordemos antes que nada, que cuando se hizo el análisis de los máximos y mínimos
pluviométricos para nuestro período de estudio, se encontró como única novedad que la
máxima lluvia en Quibdó, ocurrió justamente durante el mismo mes y año en que se
presentó la mínima lluvia en Leticia; agosto de 2001.

Pues bien, si miramos con detenimiento las imágenes de la figura 35, observamos que
para esa misma época la tormenta tropical Chantal merodeaba el Caribe colombiano,
fortaleciendo a su paso el accionar de la ZCIT sobre el centro y occidente del país.
Mejor aún, en las mismas imágenes de satélite se vislumbra un sistema de alta presión
posicionado sobre gran parte de la selva amazónica, incluido el trapecio amazónico, y el
cual marcha delante de un sistema frontal frío del sur. Sistema de alta presión que, a
pesar de estar ubicado sobre el hemisferio sur, bien podría haberse fortalecido por la
presencia de Chantal en el Caribe. Así que, por qué no pensarlo, la ZCIT en este caso
especial se vio inusualmente comprimida sobre el centro y occidente del país, entre un
sistema de alta presión en el hemisferio sur y un potente sistema ciclónico sobre el
Caribe. Por lo tanto, tal coincidencia temporal entre el máximo de lluvias en Quibdó y el
mínimo de lluvias en Leticia, bien pudo haber surgido de esta particular singularidad
meteorológica.

Chris
Ernesto

Dean Dean

Figura 36. Algunas otras tormentas tropicales y huracanes sobre el Caribe en el mes de agosto

- 57 -
Las tormentas tropicales Chris y Ernesto, presentes igualmente en agosto en el Caribe,
en 2006, da la impresión, según las imágenes de satélite adjuntas (figura 36), influyeron
significativamente en el comportamiento de la ZCIT, aunque con mayor claridad sobre
el occidente del país. Y más que nada por efecto de Ernesto. De hecho, en ese mes en
particular, Quibdó mostró otro máximo pluviométrico importante.

Igualmente, y por lo que se puede apreciar en las imágenes de la figura 36, en el año
2007 el huracán Dean hizo lo propio sobre el occidente del país, lo que se tradujo
idénticamente en un aumento casi generalizado de los niveles pluviométricos en las
estaciones de referencia. En tanto, la presencia de Fay y Gustav en 2008, parece haber
provocado un idéntico aumento de las lluvias en las estaciones andinas y Leticia.

PRECIPITACIÓN TOTAL MES SEPTIEMBRE PERÍODO 1995 -2008

Bogotá Cali Medellín B/quilla Quibdó Pto Carreño Leticia


1.000,0

900,0

800,0

700,0

600,0
Total

500,0

400,0

300,0

200,0

100,0

0,0
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Georges: Helene: Isidore: Ivan: Félix:


H DT DT, TT, H H DT, TT, H
21 A 25 17 A 20 15 A 20 8 A 13 1A4

Lili:
TT, H
24 A 30

Georges Georges

Figura 37. Pluviosidad de septiembre junto con ciclones tropicales e imágenes de satélite

- 58 -
El análisis de septiembre nos muestra la siguiente situación: la presencia del huracán
Georges en el Caribe en septiembre de 1998, coincide con un aumento destacado de
las lluvias en Barranquilla. También son importantes los incrementos en Bogotá, Cali y
Medellín. Sin embargo, el paso de la depresión tropical Helene, parece no haber
incidido mayormente sobre los niveles pluviométricos de las estaciones, con la única
excepción de Leticia; aumento que bien podría estar asociado con algún otro evento.

El efecto de Isidore y Lili sobre la ZCIT parece más evidente, según se aprecia en las
imágenes de satélite correspondientes (figura 38), mostradas a continuación. Un
aumento importante de las lluvias en Quibdó, Cali y Barranquilla para esa época, podría
corroborar esta supuesta incidencia, aunque de hecho habría la necesidad de realizar
otros análisis en busca de más posibles causantes. En tanto que el paso Félix, en 2007,
no muestra ninguna relación directa ni importante con el comportamiento pluviométrico
de las estaciones, aunque sí pareciera haber afectado la ZCIT sobre su tránsito por el
occidente del país y Panamá. De cualquier manera, es cierto también que un leve
aumento de las precipitaciones en Barranquilla, Medellín, Cali y Leticia, parece
insinuarse en la gráfica del comportamiento pluviométrico. Quibdó, por el contrario,
muestra una caída importante en su pluviosidad para ese mes y año.

Helene
Isidore

Lili Félix

Figura 38. Algunas otras tormentas tropicales y huracanes sobre el Caribe mes de septiembre

- 59 -
Como hecho curioso que vale la pena destacar, en algunas de estas imágenes se
observa nuevamente el posicionamiento de un fuerte sistema de alta presión sobre el
centro y sur de Suramérica, el cual muy posiblemente esté ejerciendo la misma acción
de compresión de la ZCIT a que se hizo alusión anteriormente.

PRECIPITACIÓN TOTAL MES OCTUBRE PERÍODO 1995 - 2008

Bogotá Cali Medellín B/quilla Quibdó Pto Carreño Leticia


800,0

700,0

600,0

500,0
Total

400,0

300,0

200,0

100,0

0,0
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Roxane: Mitch: Katrina: Iris: Lili: Beta: Noel: Omar:


DT DT, TT, H DT, TT TT, H DT, TT TT, H DT, TT, H H
7 A 21 22 A 31 28 A 31 5A8 14 A 19 26 A 31 28 A 31 15 A 17

Mitch
Mitch

Figura 39. Pluviosidad de octubre junto con ciclones tropicales e imágenes de satélite

Después de estos análisis previos -no muy profundos hay que reconocer- sobre la muy
posible incidencia de los fenómenos ciclónicos tropicales en la tendencia pluviométrica
del país, hemos arribado al, quizá, más complejo mes en cuanto a comportamiento
meteorológico se refiere: octubre. Y dentro de este mes, justamente, encontramos
algunos de los ciclones más importantes de los últimos tiempos.

De hecho, según la figura 39, en octubre y de manera casi recurrente, uno de estos
fenómenos se introduce dentro del mar Caribe, siendo justamente el Huracán Mitch el

- 60 -
más representativo de estos intrusos. Mejor aún, podríamos afirmar, sin lugar a dudas,
que Mitch ha sido quizá el huracán más atípico de los últimos años de los que se
tengan noticias. Aunque comenzó como una onda tropical normal frente a la costa
occidental de África, realmente vino a tomar identidad de huracán frente a la costa
Caribe colombiana, desde donde partió en una alocada carrera de muerte y
destrucción, caracterizada por la inusual permanencia de Mitch dentro de la categoría 5,
lo cual lo convirtió en el huracán más destructivo que haya pasado por Centroamérica.

De cualquier manera, las causas posibles de estas anormalidades de Mitch y otros


huracanes, las vamos a analizar con mayor profundidad en el apartado siguiente, dada
la particularidad de estos eventos ciclónicos atípicos. Ello por supuesto, con el ánimo de
poderlos relacionar más firmemente con las anormalidades pluviométricas referidas a lo
largo de esta investigación.

Por lo pronto, es importante resaltar un aumento de las lluvias en casi todas las
estaciones de estudio, con excepción de Cali, durante el tránsito de Mitch. Este
incremento sin embargo, no fue tan importante como el ocurrido al año siguiente,
durante el paso de la tormenta tropical Katrina (no confundir con el famoso huracán del
mismo nombre, que destruyó Nueva Orleáns en agosto de 2005).

Katrina Iris

Noel
Beta

Figura 40. Algunas otras tormentas tropicales y huracanes sobre el Caribe mes de octubre

- 61 -
El paso de Katrina (figura 40) coincide, de manera sospechosa, con un aumento
importante de los niveles pluviométricos en prácticamente todas las estaciones. De
igual forma, el tránsito de Iris, Beta y Noel muy cerca de la costa Caribe colombiana,
coincide con unos aumentos importantes de las lluvias en algunas estaciones, en este
mes precisamente en el que, según los primeros análisis realizados en este estudio,
obedecen al movimiento regular de la ZCIT por el centro del país. En el apartado
siguiente sin embargo, volveremos sobre los huracanes Mitch, Beta y Noel, con el fin de
abordar con mayor precisión su influencia real sobre el tiempo de nuestro país.

Por último, durante el paso de Omar, octubre de 2008, se observa un importante


aumento de las lluvias en Quibdó, en tanto las demás estaciones, por el contrario,
muestran una caída fuerte en sus regímenes pluviométricos. Sobre este caso de Omar
se volverá luego, dado que se trató también de un huracán realmente atípico: contra
toda lógica, Omar cobró vida frente a la península de la Guajira. Viajo luego con rumbo
noreste en una rápida carrera sobre las Antillas, la que lo llevó a morir tempranamente
sobre el Atlántico central, a la corta edad de cinco días.

TOTAL DE PRECIPITACIÓN MES NOVIEMBRE 1995 - 2008

Bogotá Cali Medellín B/quilla Quibdó Pto Carreño Leticia


1.200,0

1.000,0

800,0

600,0
Total

400,0

200,0

0,0
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Marco: Mitch: Lenny: Gamma: Noel: Paloma:


DT, TT H DT, TT, H DT, TT DT, TT, H DT, TT, H
16 A 26 1A5 13 A 18 15 A 18 1A2 6A9

Noel

Lenny

Figura 41. Pluviosidad de noviembre junto con ciclones tropicales e imágenes de satélite

- 62 -
En lo que tiene que ver con el mes de noviembre (figura 41), es importante destacar
que los huracanes Mitch y Noel, debido a su larga duración, entran también como
fenómenos actuantes dentro este mes. Noel en particular, se ha incluido
intencionalmente dentro de noviembre, así su duración sólo haya sido de dos días,
debido a que muy posiblemente haya tenido una muy fuerte relación con ciertos
eventos ocurridos dentro del interior del país, de los que hablaremos más adelante.

Además de esta salvedad referida anteriormente, observemos que durante el tránsito


de Lenny se dieron unos aumentos importantes de las lluvias en casi todas las
estaciones, como bien puede observarse en la gráfica correspondiente. Achacarle sin
embargo estos incrementos pluviosos a un solo fenómeno en particular, es algo que
raya más bien en lo especulativo. Por lo tanto, y según la disponibilidad de información,
en el próximo apartado se tratará de cerrar aún más el cerco temporal sobre estas
anormalidades, buscando encontrar esa tan ansiada correlación entre los días más
lluviosos, y la presencia de ciertos eventos de tipo sinóptico en las cercanías del país.

PRECIPITACIÓN TOTAL MES DICIEMBRE PERÍODO 1995 - 2008

Bogotá Cali Medellín B/quilla Quibdó Pto Carreño Leticia


1.000,0

900,0

800,0

700,0

600,0
Total

500,0

400,0

300,0

200,0

100,0

0,0
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Odette: Olga:
TT DT, TT
4A7 11 A 14

Figura 42. Pluviosidad de diciembre junto con ciclones tropicales e imágenes de satélite

Finalmente, según la figura 42, vemos que diciembre no presenta variaciones


importantes en sus niveles pluviométricos, durante el tránsito de fenómenos ciclónicos
sobre el Caribe. Aunque, también es cierto, para este período tan sólo dos eventos
ciclónicos se movieron cerca de nuestra costa Caribe. Para el caso del tránsito de
Odette, infortunadamente sólo se tiene información de Bogotá la cual, como puede
apreciarse, no presentó mayores cambios. Por su parte, durante el paso de Olga,
Bogotá, Medellín y Barranquilla parecen mostrar un leve aumento en sus niveles
pluviométricos, en tanto las otras estaciones, por el contrario, muestran más bien un
descenso en estos niveles.

- 63 -
Muy bien, como un complemento final a este apartado, resulta igualmente importante y
necesario intentar determinar algunos cambios significativos en las rutas seguidas por
los ciclones tropicales, así como en su número, a lo largo de los años. Y
adicionalmente, cotejar estos datos con la tendencia del ENOS para el período 1995 -
2008. La elección de este período de estudio tan corto, obedeció a la imposibilidad de
encontrar mapas de rutas anteriores al año 1995. No obstante, creemos, un período de
seguimiento tan corto como este puede resultar, de alguna manera, meridianamente
ilustrativo de cara a la pretensión que perseguimos.

En los mapas que se muestran a continuación, generados por el Centro Nacional de


Huracanes de Miami (NHC), se muestran las rutas seguidas por las ondas, las
depresiones y las tormentas tropicales, así como por los huracanes, año por año, desde
el año 1995 hasta el año 2008.

Si nos fijamos con detenimiento en estos mapas, veremos que muchas de estas rutas
muestran diferentes colores con el transcurso de los días. Estos cambios de color
obedecen a la necesidad de hacer más evidente la metamorfosis que sufren estos
fenómenos, con el correr de los días y/o semanas. Así, un fenómeno en una ruta puede
aparecer inicialmente de color verde, que corresponde a una depresión u onda tropical.
Posteriormente aparecerá de color amarillo, que identifica a una tormenta tropical.
Finalmente tomará color rojo, cuando se transmute hacia un huracán. Y viceversa, en la
medida en la que el fenómeno se vaya degradando, hasta desaparecer por completo.

1995 1996

PERÍODO 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

Figura 43. Ruta huracanes, tormentas y depresiones tropicales 1995 - 96, y comportamiento ENOS

Como bien podemos apreciar en la figura 43, en el año 1995 se presentó una cantidad
importante de eventos ciclónicos, en comparación con el año 1996. No obstante, las
rutas seguidas durante ambos años nos muestran una fuerte tendencia al movimiento
sobre el Atlántico, con escasa presencia sobre el Golfo de México y el Caribe.
Igualmente, también se observa que muchas de estas trayectorias se introducen en las
altas latitudes, sobrepasando incluso en algunos casos los 40° norte. Y en estos dos
años en particular, predominaron condiciones normales y de Niña, lo cual no parece

- 64 -
haber afectado en demasía, el derrotero ni la cantidad de este tipo de fenómenos
tropicales sobre las regiones de estudio.

1997 1998

PERÍODO 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

Figura 44. Ruta huracanes, tormentas y depresiones tropicales 1997 - 98, y comportamiento ENOS

Como ya se mencionó anteriormente, el año 1997 fue un año más bien pobre en cuanto
a cantidad de estos fenómenos se refiere, lo cual podemos corroborar en la gráfica 44.
Ninguno de estos pocos fenómenos, además, se cruzó por el Caribe y/o Golfo de
México. Curiosamente, si nos fijamos en la gráfica de la tendencia del ENOS, 1997 fue
un año en el que predominaron condiciones Niño. En 1998 sin embargo, las
condiciones Niña empiezan a posicionarse desde mediados de año, aproximadamente.
En tanto, y contrario a 1997, 1998 fue un año importante en eventos ciclónicos, aunque
también es cierto, la gran mayoría de ellos se desplazó sobre el Atlántico central; muy
pocos se acercaron al Caribe o a la costa este de Norteamérica.

1999 2000

PERÍODO 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

Figura 45. Ruta huracanes, tormentas y depresiones tropicales 1999 - 00, y comportamiento ENOS

- 65 -
Los años 1999 y 2000, figura 45, tuvieron un comportamiento más bien regular y
parecido, con trayectorias que no desentonaron en demasía con respecto al
desplazamiento teórico de este tipo de fenómenos, visto al comienzo de este apartado.
Y ese par de años precisamente, predominaron fuertes condiciones de Niña.

2001 2002

PERÍODO 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

Figura 46. Ruta huracanes, tormentas y depresiones tropicales 2001 - 02, y comportamiento ENOS

En los años 2001 y 2002, gráfica No. 46, las trayectorias parecen nuevamente moverse
dentro de los derroteros teóricos. No obstante, algunos eventos ciclónicos en el año
2002, se movieron mucho más cerca de la costa este de Norteamérica; llegando en
algunos casos, a penetrar dentro del continente. También se nota la presencia de
eventos ciclónicos nuevamente sobre el Caribe y Golfo de México, aunque no en una
cantidad significativa.

En este par de años, en cuanto a lo que tiene que ver con el evento ENOS, predominan
condiciones de normalidad y de Niño, en 2001 y 2002 respectivamente. La cantidad de
eventos y su derrotero, parecen en este caso en concreto, no verse afectados en
importante medida por las condiciones de Niño, aunque, según la gráfica
correspondiente a 2002, pareciera que las rutas de estos fenómenos tienden a disminuir
y recargarse hacia el Caribe y la costa Este de Norteamérica. En todo caso, los análisis
de los años siguientes deberán darnos mejores pistas sobre estas suposiciones.

Ahora, si observamos con detenimiento la figura 47 (abajo), correspondiente a las rutas


de los eventos tropicales en los años 2003 y 2004, así como al comportamiento del
ENOS, notamos que, de nuevo, las rutas vuelven a predominar sobre el Atlántico,
aunque algunas pocas también se observan posicionadas sobre el Caribe y Golfo de
México. Y para este par de años, precisamente, continúan predominando condiciones
de normalidad y Niño, respectivamente. E, igual que para los casos de los años 2001 y
2002, tampoco se aprecia una muy clara relación entre el número y la ruta de estos
fenómenos violentos, y la predominancia de la situación ENOS. Ligeramente se percibe,
sin embargo, una posible correlación entre la disminución de eventos ciclónicos, y la
presencia de condiciones normales justo antes de la aparición del Niño (2004).

- 66 -
2003 2004

PERÍODO 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

Figura 47. Ruta huracanes, tormentas y depresiones tropicales 2003 - 04, y comportamiento ENOS

El año 2005, figura 48 (abajo), como se mencionó anteriormente, ha sido el año con
mayor cantidad de estos fenómenos en los últimos 25 o 30 años. En este año en
concreto, las rutas parecen repartirse equitativamente entre el Atlántico, Caribe y Golfo
de México, como bien puede apreciarse en esta gráfica. Y en 2005, en lo que tiene que
ver con el ENOS, según la tabla anexa, las condiciones fueron de entera normalidad.

Por su lado el año 2006, como se puede apreciar en esta gráfica, muestra pobreza en
cuanto a cantidad de fenómenos ciclónicos se refiere. En este año, observemos que,
de nuevo, las condiciones normales preceden a la aparición de condiciones Niño, como
ya habíamos hecho notar anteriormente. Y este hecho podría ir ratificando la particular
correlación entre la disminución de eventos y las condiciones normales - Niño.

2005 2006

PERÍODO 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

Figura 48. Ruta huracanes, tormentas y depresiones tropicales 2005 - 06, y comportamiento ENOS

- 67 -
2007 2008

PERÍODO 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

Figura 49. Ruta huracanes, tormentas y depresiones tropicales 2007 - 08, y comportamiento ENOS

El año 2007, como se observa claramente en la figura 49, fue también un año pobre en
eventos ciclónicos sobre el Atlántico. Y de los pocos que se formaron, algunos
merodearon el Caribe. En este año, las condiciones ENOS predominantes sobre el
Pacífico fueron de normalidad y Niña.

Finalmente, el año 2008 muestra de nuevo normalidad en cuanto a cantidad y rutas


seguidas por los fenómenos ciclónicos sobre el Atlántico, con excepción del huracán
Omar, el cual se formó justamente frente a la península de la Guajira, para luego tomar
rumbo noreste, entre el 13 y el 18 de noviembre. En tanto, para este año en concreto,
se presentaron o predominaron condiciones Niña y normales, sobre el Pacífico.

5.2.2 Conclusiones necesarias sobre este apartado

1. Una primera conclusión que se desprende de este análisis particular, acerca de la


muy posible relación entre los fenómenos ciclónicos que se mueven año tras año sobre
el Atlántico, Caribe y Golfo de México, y las irregularidades de la pluviosidad en
Colombia, es que, indudablemente, la cercanía de tales fenómenos altera de manera
importante el tránsito regular de la ZCIT sobre nuestro territorio, y por ende, el ciclo
normal de las lluvias en gran parte del país.
2. No obstante, este análisis de las tendencias anuales y mensuales de las lluvias que
acabamos de hacer, asociado al tránsito de ondas, depresiones, tormentas tropicales y
huracanes, tampoco nos permite dilucidar de manera clara, categórica e irrefutable, las
anomalías detectadas en los análisis iniciales sobre las tendencias de las lluvias en
Colombia. Al respecto, un análisis más profundo y fidedigno requerirá, obligatoriamente,
cerrar mucho más nuestra área de estudio, espacial y temporalmente, involucrando
necesariamente la presencia de otros fenómenos meteorológicos recurrentes en
nuestro vecindario, los cuales vamos a estudiar a continuación.
3. En cuanto a una posible relación entre el evento ENOS, y la cantidad y rutas
seguidas por estos fenómenos tropicales, nos queda la impresión de una particular y
sospechosa relación entre la disminución de los ciclones tropicales, y la situación ENOS
normal – Niño. Sobre este tópico ahondaremos en todo caso, en los próximos capítulos.

- 68 -
5.3 LOS SISTEMAS FRONTALES

Durante la segunda guerra mundial los pilotos de combate que cumplían diversas
misiones a distintas altitudes, se vieron de pronto enfrentados con unas inusuales
condiciones del tiempo, caracterizadas estas por vientos muy fuertes y un tiempo
atmosférico bastante severo, sobre amplias áreas que cubrían cientos o incluso miles
kilómetros. Estos pilotos, en virtud de la situación bélica que vivían en ese momento,
dieron en llamar a este tipo de fenómenos, Frentes. Más tarde, terminada la guerra,
nuevos estudios llevaron a determinar la existencia de diferentes tipos de frentes, los
que fueron clasificados en primera instancia, así: fríos, cálidos, ocluidos y estacionarios.

Actualmente, el modelo conceptual nos dice que un frente es una superficie de


separación entre dos masas de aire de diferente temperatura, o lo que es lo mismo, de
diferente densidad, que interactúan. Cuando una masa de aire frío procedente desde
las regiones polares, se encuentra con una masa de aire cálido proveniente de las
regiones tropicales, se forma por norma general un frente. Ahora, si la masa fría empuja
a la masa cálida, obligándola a elevarse abruptamente, se genera un frente frío. Pero, si
es la masa cálida la que avanza sobre la masa fría, al ser la cálida menos densa, se
remonta sobre la masa fría y produce lo que se conoce como un frente cálido. Mientras
que, si una masa cálida queda suspendida entre dos masas frías, se habla de un frente
ocluido. Finalmente, si un frente permanece por algún tiempo casi estático, se le
denomina frente estacionario. Aunque, lo normal es que un frente cálido marche delante
de un frente frío, producto de la dinámica en juego entre ambas masas de aire.

Particularmente, los frentes fríos se dividen a su vez en dos tipos: frente frío tipo
anafrente y frente frío tipo katafrente. Un frente frío tipo anafrente se caracteriza por un
movimiento del aire cálido hacia arriba, a lo largo de la superficie frontal inclinada,
produciendo nubosidad posfrontal y precipitaciones extensas, con una banda de
precipitación realzada en la posición del frente en superficie.

Un frente frío tipo katafrente, se caracteriza por un descenso posfrontal de aire que
produce una estrecha banda de precipitación a lo largo o por delante del frente en
superficie. En los anafrentes, la nubosidad aparece en las imágenes de satélite por
detrás del frente en superficie, mientras que en los katafrentes aparece por delante.

Como complemento a estos sencillos conceptos, podemos decir que los frentes fríos
son fenómenos de escala sinóptica que pueden llegar a tener hasta unos cuantos miles
de kilómetros de longitud, y un espesor de algunos cientos de kilómetros; mientras que
su duración puede ser de días, o incluso semanas. Esto hace que los frentes fríos sean
los más severos de todos, ya que a pesar de tratarse de un fenómeno de escala
sinóptica, internamente está constituido por fenómenos de mesoescala; esto es, por
líneas casi continuas de tormentas que se forman por el efecto disparo, producto del
brusco ascenso de la masa cálida sobre la masa fría.

Los sistemas frontales del hemisferio norte se mueven generalmente con dirección
sureste, mientras que los del hemisferio sur lo hacen con dirección noreste.
Concretamente en América, los frentes fríos del hemisferio norte barren literalmente
todo el territorio Norteamericano, gran parte del Atlántico y, en ocasiones, el Caribe,
invadiendo la región tropical. En el hemisferio sur, los frentes fríos parten desde
Argentina y Chile, barren seguidamente las grandes pampas y una buena parte de la
selva amazónica, para morir finalmente sobre el noreste del Brasil.

- 69 -
1 2

Frente cálido
Oclusión

Frente frío

3 4

1: Representación
Figura 4
horizontal del frente frío.
2: Representación vertical
de un frente frío.
3: Análisis de un sistema
frontal sobre una imagen
de satélite.
4: Un sistema frontal se
abate sobre una playa.
5: Otro sistema frontal se
cierne sobre una
población.
6: Un sistema frontal frío
5 6 visto desde el espacio.

Figura 50. Representación e imágenes correspondientes a un sistema frontal frío

En la figura 50 se muestra la forma como se representa un frente frío (hemisferio sur)


en un mapa de análisis sinóptico, así como su estructura vertical teórica. Igualmente,
allí aparecen tres fotografías de sistemas frontales fríos vistos desde superficie y desde
el espacio, respectivamente.

Figura 51. Análisis sinóptico de superficie en el que se definen tres sistemas frontales

- 70 -
En la figura 51 aparece un típico mapa de análisis sinóptico de superficie, en el que se
detallan, entre otras cosas: las bajas y altas presiones, la ZCIT, el viento en superficie,
las isobaras y dos sistemas frontales fríos desplazándose sobre el Atlántico. El frente
que marcha delante, conlleva un frente cálido y un sector ocluido con su baja asociada.

2
1

1: Representación esquemática
horizontal de un frente cálido.
2: Representación esquemática
vertical de un frente cálido.
3: Nubosidad típica asociada a la
llegada de un frente cálido.

Figura 52. Representación e imágenes correspondientes a un sistema frontal cálido

De las figuras No. 50 y 52, podemos deducir que la nubosidad asociada a los frentes
fríos es eminentemente convectiva, lo cual los convierte en los sistemas sinópticos más
potentes que se conozcan. Por el contrario, como ya se vio, en un frente cálido la masa
cálida avanza y se remonta sobre la fría, suavemente, por la pendiente formada entre
ambas. Razón por lo que la nubosidad asociada al frente cálido, es menos severa. Esta
nubosidad está conformada por nubes del tipo estratos, nimboestratos, altoestratos y
cirros. De ahí que la lluvia dejada por los frentes cálidos a su paso, sea menos severa
que la producida por el tránsito de los frentes fríos, toda vez que, un frente frío involucra
tres situaciones atmosféricas bien definidas: antes de su paso, durante su paso y luego
de su paso. Estas diferencias se evidencian, básicamente, en la temperatura, la
presión, la nubosidad, la lluvia y el viento.

Los pronosticadores del tiempo utilizan toda una compleja gama de herramientas,
logísticas y teóricas, para representar con la mayor exactitud posible los sistemas
frontales en los mapas del tiempo. Sofisticados programas de computadora procesan la
información sinóptica de superficie, para así poder determinar las diferentes
advecciones propias del avance de los sistemas frontales. Adicionalmente, se
establecen unos parámetros frontales teóricos (temperatura, humedad, viento, etc.), con
el ánimo de determinar el tipo de frente, su velocidad de desplazamiento y su
intensidad. De ahí que la predicción del tiempo ante la llegada inminente de un sistema

- 71 -
frontal, sea mucho más precisa y consistente, frente a la predicción de formación de
sistemas convectivos mesoescalares aislados, propios del trópico.

En los mapas del tiempo, los frentes fríos se dibujan casi paralelos a las líneas
isotermas, en la zona en que estas se encuentran más apretadas. De ahí que resulte
normal que en estos mapas, en la parte inferior del frente aparezca casi siempre una
vaguada asociada a la baja. Estas vaguadas, para el caso de los frentes del norte,
normalmente se introducen sobre la región tropical, afectando o desdibujando la ZCIT.

1 2

3 4

1: Representación horizontal
esquemática de un frente
estacionario.
2: Nubosidad asociada al
posicionamiento de un frente
estacionario.
3: Representación horizontal
esquemática de un frente ocluido.
4: Representación teórica vertical
de un frente ocluido.
5: Fotografía de un sistema frontal
ocluido.
5

Figura 53. Representación e imágenes de un sistema frontal estacionario y uno ocluido

Las condiciones atmosféricas asociadas a los frentes estacionarios son, por lo general,
de cielos cubiertos con nubosidad estratificada, y lluvias y/o lloviznas ligeras y
perennes, en tanto ninguna de las masas pueda prevalecer sobre la otra. Las
condiciones meteorológicas del frente ocluido son, de hecho, mucho más drásticas,
aunque sin connotar la misma intensidad asociada con los frentes fríos.

- 72 -
5.3.1 Cantidad de sistemas frontales, ENOS y pluviosidad en Colombia

Como ya se había hecho mención anteriormente, los frentes fríos que se forman en las
altas latitudes del hemisferio norte, sobre el continente americano, y que están
asociados con las corrientes en chorro de niveles altos, se desplazan barriendo en
principio gran parte de Norteamérica, afectando inicialmente su costa oeste, para
posteriormente moverse sobre el centro, sur y sureste de los Estados Unidos.
Seguidamente, estos frentes continúan su viaje por el golfo de México y océano
Atlántico, invadiendo muchas veces el mar Caribe, para ir a morir finalmente a Europa.
Como resultado de este prolongado viaje de los frentes fríos sobre el Atlántico, resultan
afectadas en gran medida ciertas islas del Caribe, entre las que se destacan:
Bermudas, Bahamas, Cuba, Jamaica, República Dominicana (y Haití) y Puerto Rico.

En el caso particular de Cuba, los frentes fríos normalmente arriban por el occidente del
país, para barrer posteriormente toda la isla. Estos frentes, o las vaguadas asociadas a
los mismos, necesariamente interactúan con el mar Caribe y, por ende, con la ZCIT,
hecho ya conocido desde hace mucho tiempo. De ahí que, si nos remitimos a los
estudios de los investigadores cubanos sobre los sistemas frontales que rutinariamente
afectan a su país, estas mismas investigaciones podrían servirnos, por qué no, como un
importante punto de referencia para tratar de entender, en alguna medida, el grado de
afectación que sufre la ZCIT sobre Colombia, por el paso de los frentes fríos.

El efecto de los sistemas frontales sobre Cuba se refleja, principalmente, dentro del
período que va del otoño a la primavera, que es cuando los frentes fríos llegan a este
país con mayor frecuencia e intensidad, aunque no es raro que algunas veces se
manifiesten en otros meses del año, como junio, julio o incluso agosto.

En cuanto a la cantidad de frentes que arriban a Cuba, esta puede variar entre 11 (1996
– 97) y 35 (1976 -77), que son sus extremos, siendo su media de 19,8 frentes por
temporada. En este sentido, una de las investigaciones más importantes realizada por
el INSMET de Cuba, es la que tiene que ver con el seguimiento de los frentes fríos que
han afectado a esta isla desde la temporada invernal 1916 –17, hasta el presente; unas
93 temporadas en total. En la gráfica siguiente aparece, mes a mes, esta totalización
hasta la temporada 1996 -97.

TOTAL SISTEMAS FRONTALES SOBRE CUBA, MES A MES, PERÍODO 1916 - 1917 A 1996 - 1997

350

300

250

200
Total

150

100

50

0
Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Septiem bre Octubre Noviem bre Diciem bre

Figura 54. Cantidad frentes observados sobre Cuba, mes a mes, período 1916 - 1997

- 73 -
La figura 54 resulta más que evidente, en cuanto a la tendencia cuantitativa de los
frentes que afectan a este país por temporada. De hecho, los meses correspondientes a
la estación de verano en el hemisferio norte, son los que presentan menor cantidad de
impacto de estos fenómenos, mientras que los meses correspondientes a la estación de
invierno, ostentan los mayores valores del total general.

Ahora bien, si comparamos en principio estos valores con las tendencias pluviosas
mensuales de las estaciones de referencia para este estudio, notamos que la gráfica
que más se corresponde (la única) con la anterior, es la de Leticia, que muestra sus
mayores precipitaciones entre finales y comienzos de año. Barranquilla, recordemos,
presenta su máximo pluviométrico sobre los meses de septiembre y octubre. Quibdó y
Puerto Carreño, por el contrario, muestran sus domos significativos justamente sobre la
temporada de verano en el hemisferio norte. Y las estaciones andinas, como ya vimos,
presentan una estructura de precipitación similar a una silla de montar. Por lo que, por
ahora, ninguna correlación significativa podemos encontrar en este primer análisis,
producto de la confrontación entre la tendencia pluviométrica mensual de las estaciones
de estudio, y la cantidad mensual de frentes sobre Cuba.

Luego, si pretendemos encontrar algún otro tipo de relación o nexo entre la cantidad de
frentes y vaguadas asociadas que se mueven sobre el Atlántico, y el discurrir de la ZCIT
a lo largo del año sobre el país, tendríamos que entrar a realizar un análisis mucho más
profundo al respecto. Y este análisis no es otro diferente al del seguimiento interanual,
en el que se debe confrontar la cantidad de frentes sobre Cuba por año, dentro del
período de estudio, con el comportamiento pluviométrico anual de las estaciones.

No obstante, antes de realizar esta confrontación es conveniente, como ya se hizo


anteriormente para el caso de los huracanes, intentar determinar alguna posible
relación entre la cantidad de frentes por temporada, y la tendencia del ENOS. Veamos.

CANTIDAD DE FRENTES FRÍOS SOBRE CUBA POR TEMPORADA


PERÍODO 1982 -2003
30

25

20
Total

15

10

0
83-84 84-85 85-86 86-87 87-88 88-89 89-90 90-91 91-92 92-93 93-94 94-95 95-96 96-97 97-98 98-99 99-00 00-01 01-02 02-03

PERÍODO 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003
DEF 2.3 -0.4 -0.9 -0.5 1.2 0.7 -1.7 0.1 0.4 1.8 0.3 0.2 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2
EFM 2.0 -0.2 -0.8 -0.4 1.3 0.5 -1.5 0.2 0.3 1.6 0.4 0.2 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9
FMA 1.5 -0.2 -0.7 -0.2 1.2 0.1 -1.1 0.2 0.3 1.5 0.6 0.3 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5
MAM 1.2 -0.3 -0.7 -0.2 1.1 -0.2 -0.8 0.2 0.4 1.4 0.7 0.4 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1
AMJ 1.0 -0.5 -0.7 -0.1 1.0 -0.7 -0.6 0.2 0.6 1.2 0.8 0.5 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1
MJJ 0.6 -0.4 -0.6 0.0 1.2 -1.2 -0.4 0.2 0.8 0.8 0.7 0.5 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1
JJA 0.2 -0.3 -0.5 0.3 1.4 -1.3 -0.3 0.3 1.0 0.5 0.4 0.6 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4
JAS -0.2 -0.2 -0.5 0.5 1.6 -1.2 -0.3 0.3 0.9 0.2 0.4 0.6 -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5
ASO -0.6 -0.3 -0.5 0.7 1.6 -1.3 -0.3 0.3 0.9 0.0 0.4 0.7 -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6
SON -0.8 -0.6 -0.4 0.9 1.5 -1.6 -0.3 0.3 1.0 -0.1 0.4 0.9 -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5
OND -0.9 -0.9 -0.3 1.1 1.3 -1.9 -0.2 0.3 1.4 0.0 0.3 1.2 -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6
NDE -0.7 -1.1 -0.4 1.2 1.1 -1.9 -0.1 0.4 1.6 0.2 0.2 1.3 -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4

Figura 55. Cantidad frentes sobre Cuba por temporada vs. Comportamiento ENOS, 1983 - 2003

- 74 -
Analizado la figura 55, correspondiente al total de frentes por temporada sobre Cuba,
observamos en primera instancia un máximo importante para la temporada 83 – 84, que
coincide con el Niño 82 – 83. Seguidamente observamos una baja significativa para la
temporada 84 – 85, que se corresponde con la Niña de ese mismo período. A
continuación, para la temporada 87 – 88, vuelve a presentarse un máximo
sobresaliente, el cual coincide también con un Niño fuerte; el del 87 – 88. La temporada
88 – 89, en tanto, nos trae una nueva caída en la cantidad de frentes, la cual se
corresponde con unas condiciones de Niña fuerte, para ese mismo período. Y, a partir
de ese año, se inicia justamente un crecimiento continuo de la curva, la cual alcanza un
nuevo máximo en la temporada 92 – 93; máximo que igualmente coincide con un largo
período en que predominan condiciones de Niño y normales.

Sin embargo, en el período 96 – 97 se da el valor más bajo de presencia de frentes


sobre Cuba, en todo el período de seguimiento (desde 1916), con apenas 11 eventos
frontales. Y para este período, las condiciones en el Pacífico fueron de absoluta
normalidad. Condiciones que, sin embargo, pasan a ser de Niño para el período 97 –
98, en el que, por demás, se vuelve a presentar un máximo muy alto, de 26 eventos
frontales. Seguidamente, del 98 al 2001, se establecen unas fuertes condiciones de
Niña, mientras que la cantidad de frentes se movió dentro de la media, o un poco más
abajo. Finalmente, del 2002 al 2003, vuelven las condiciones de Niño y también vuelve
a presentarse un máximo en la cantidad de frentes sobre este país.

De esta manera, y aun así el período de análisis seleccionado haya sido muy corto,
acabamos de observar sin embargo una importante relación, entre los máximos y
mínimos de cantidad de frentes sobre Cuba, y la presencia de eventos Niño y Niña
respectivamente. Estudios más profundos y mejor elaborados acerca de esta relación,
en los que los investigadores utilizaron sofisticadas técnicas estadísticas (como la de
Monte Carlo por ejemplo), y en los que se involucraron datos relacionados con las
variaciones de temperatura y presión atmosférica para períodos más largos, así como
los eventos ENOS acaecidos, muestran con mayor claridad que el número de frentes
fríos que entran a Cuba, es alto cuando se tienen condiciones Niño moderadas. Con
condiciones Niño fuertes o muy fuertes, también se demostró un aumento en la llegada
de frentes, aunque en menor medida que cuando se tienen condiciones moderadas.

Bien, como la pretensión de esta parte del estudio es la de buscar posibles relaciones
entre las anomalías pluviométricas de las estaciones de referencia y la presencia de
sistemas frontales fríos sobre el Caribe, no nos interesa por lo pronto entrar en
consideraciones mayores en cuanto a las posibles relaciones entre el ENOS y la
cantidad de frentes que pasan sobre Cuba por temporada. Luego, el paso por seguir
ahora, es el de comparar los patrones lluviosos anuales de estas estaciones, con la
cantidad anual de frentes sobre la isla.

Vamos a tomar entonces, como punto de referencia, los máximos y mínimos


significativos de la gráfica de cantidad de frentes detallados anteriormente, para
observar cómo se comportó la pluviosidad anual dentro de estas singularidades. No
obstante, con el ánimo de no hacer más extensa la cantidad de gráficas incluidas en
este estudio, sólo se presentará una sola gráfica que involucra a todas las estaciones
de referencia. Contando por supuesto con la dificultad que entraña para nosotros, poder
determinar aquellas pequeñas, pero significativas variaciones en las estaciones menos
lluviosas. Pero este es el riesgo que, infortunadamente, tenemos que correr.

- 75 -
CANTIDAD DE FRENTES FRÍOS SOBRE CUBA POR TEMPORADA
PERÍODO 1982 -2003
30

25

20
Total

15

10

0
83-84 84-85 85-86 86-87 87-88 88-89 89-90 90-91 91-92 92-93 93-94 94-95 95-96 96-97 97-98 98-99 99-00 00-01 01-02 02-03

TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN ESTACIONES DE REFERENCIA


PERÍODO 1983 -2002

BOGOTA CALI B/QUILLA LETICIA QUIBDO MEDELLIN PTO CARREÑO


12000

10000

8000
Total

6000

4000

2000

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

Figura 56. Cantidad frentes sobre Cuba vs. Tendencia pluviométrica anual estaciones problema

Para empezar, notemos en la figura 56 que durante el máximo de la temporada frontal


83 – 84, sólo mostraron aumentos pluviométricos importantes, durante el año 84, las
estaciones de Quibdó y Medellín; en menor grado, Barranquilla y Cali. Sin embargo,
para el máximo de la temporada 87 – 88, se observa un aumento de la pluviosidad en
todas las estaciones (1988), con excepción de Leticia. Mientras que, para el mínimo
frontal del período 88 – 89, las estaciones mostraron también una baja pluviométrica,
otra vez con la salvedad de Leticia (1989). En tanto, durante el máximo de la temporada
92 -93, se observa en cambio un crecimiento generalizado de las lluvias en, ahora sí,
todas las estaciones de referencia (1993).

En cuanto al máximo del 95 – 96, y al mínimo del 96 – 97, las lluvias presentaron
igualmente unos máximos y mínimos importantes, respectivamente; siendo los máximos
más sobresalientes, el de Barranquilla de 1995 (el cual se analizará por separado más
adelante) y el de Quibdó de 1996. El siguiente máximo, de 1998, coincide igualmente

- 76 -
con un aumento generalizado de todas las lluvias; aumento que empieza a decaer a
partir del año 2000, cuando la cantidad de frentes se mantiene sobre la media temporal.

Así, de esta segunda confrontación, entre la cantidad anual de frentes sobre Cuba y la
pluviosidad anual de las estaciones, es fácil inferir que los resultados son mucho más
prometedores, quedando la impresión de una real conexión entre la cantidad de frentes
y el comportamiento pluviométrico del país. Sin embargo, no deja de ser cierto también
que requeriríamos pruebas más contundentes que nos confirmen tal conexión.

Antes de continuar, es importante aclarar que los frentes se comportan de distinta


manera, razón por la que sus efectos son diferentes para cada situación en particular.
Esto significa que, aparte de la clasificación según los movimientos relativos de las
masas de aire, los frentes fríos se clasifican a su vez de acuerdo con su intensidad y
tipo. Según su intensidad, estos pueden ser de tres clases: débiles, con velocidades
que no sobrepasan los 35 km/h; moderados, con velocidades entre 36 y 55 km/h; y
fuertes, que producen vientos con velocidades superiores a 55 km/h. Según su tipo,
estos pueden ser: clásicos, asociados a un centro de bajas presiones, y que por lo
general se desplazan de O a E sobre el Golfo de México o el extremo SE del continente
americano; revesinos, que al afectar a Cuba ocasionan un giro del viento del E al NE y
N. Y secundarios, que son aquellos que afectan a Cuba uno o dos días después del
paso de un frente frío. De todos ellos, los clásicos son los que con mayor frecuencia
barren la isla, en más del 81% de los casos, manifestándose más intensamente en el
mes de enero. Los revesinos sólo se presentan en un 15% de las situaciones, mientras
que los secundarios representan únicamente el 4% de los casos.

Luego, aparte de la muy posible influencia de los frentes fríos sobre el accionar de la
ZCIT sobre el país, habría que tener en cuenta, para un mejor análisis, las
características del modo de afectación que produce cada tipo de frente visto
anteriormente. Este análisis por supuesto debería entrar, por una parte, a conjugar una
mayor profundización sobre la teoría frontal; y por otra, a involucrar un mayor número
de herramientas y elementos de análisis en superficie y altura, con el propósito de
determinar con claridad las características intrínsecas propias de cada sistema frontal.
Esta tarea, sin embargo, demandaría un trabajo mucho más arduo, el cual se escapa,
por ahora, a los límites establecidos para este estudio. Así que, lo que nos resta por
hacer para avanzar un paso más en este análisis, es remitirnos a datos pluviométricos
mucho más cerrados en el tiempo y en el espacio, tal que estos nos posibiliten hallar
finalmente la tan ansiada conexión, entre la ITCZ y los sistemas de escala sinóptica.

5.3.2 Sistemas frontales y máximos pluviométricos mensuales

Muy bien, en las tablas que se muestran a continuación se han tabulado los datos
correspondientes a los días más lluviosos en Colombia, para cada uno de los meses del
año, tomados en las estaciones sinópticas de superficie del IDEAM. Estos datos cobijan
desde abril de 2005 (excepto diciembre de ese año), hasta diciembre de 2008 (44 datos
en total). Y para cada uno de estos eventos, se han obtenido las imágenes del canal
infrarrojo del satélite GOES este, de las horas del medio día o la tarde, sobre las que
además se han esquematizado los elementos meteorológicos más significativos de ese
día, lo que por supuesto no representa un verdadero análisis sinóptico de superficie. Lo
que se persigue en realidad con esta esquematización, es intentar verificar la presencia
de ciertos sistemas sinópticos de importancia, que pudieran estar afectando la ZCIT en
ese momento. Veamos entonces estas tablas y las imágenes respetivas.

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TOTAL DÍAS MÁS LLUVIOSOS DEL PAÍS AÑO 2005
ENERO FEBRERO MARZO ABRIL MAYO JUNIO JULIO AGOSTO SEPTIEMBRE OCTUBRE NOVIEMBRE DICIEMBRE
DIA 2 13 6 5 14 14 27 12
TOTAL 431,1 868,1 455,9 344,7 311,9 430,3 542,7 655,1
CIUDAD BARRAN- BUENA- BARRANCA-
CON MAYOR APARTADO APARTADÓ ARMENIA PEREIRA QUILLA APARTADÓ VENTURA BERMEJA
PLUVIOSIDAD
TOTAL 100,1 209,7 78,6 50,4 80,7 201,7 136,0 71,2

Tabla No. 6. Máximos eventos pluviométricos por mes, año 2005

Frente
Ocluido
Frente Cálido

Frente Frío
Frente Frío
Frente
Estacionario

A
ZCIT
ZCIT
CAPLA

Figura 57. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de abril 2 y mayo 13 de 2005

Bien, comenzamos este nuevo análisis observando que el día 2 de abril de 2005, según
la tabla No. 6, se presentó la máxima lluvia del mes en Colombia, con un total de 431,1
mm, siendo Apartadó – Los Cedros, con 100,1 mm, la estación que tuvo el nivel
pluviométrico más alto ese día. Y según la imagen de satélite correspondiente a tal
fecha (figura 57, izquierda), sobresale en primera instancia un frente frío que empieza a
afectar Cuba por el occidente, en tanto un sistema de alta presión marcha delante de él.
Debajo de este sistema frontal, se ha demarcado la ubicación aproximada la ZCIT, junto
con una nubecita verde, al lado de la cual aparece una sigla que hemos dado en llamar,
CAPLA (Cuña de Alta Presión de los Llanos Orientales). Y como bien se puede
observar en la imagen, se genera para esa fecha una fuerte convección sobre gran
parte del país, con núcleos tormentosos muy bien diferenciados en ciertas regiones,
como la sierra Nevada de Santa Marta y la región Pacífica. Afectada esta última, de
manera evidente, por la gran activación de la ZCIT, lo cual explica la ubicación de los
máximos pluviométricos en esta región, en ese día en particular.

Antes de proseguir, es conveniente aclarar que la determinación de la CAPLA surge de


la comparación entre varias situaciones similares, en las que la característica principal
la marcó la presencia de un sistema de alta presión sobre el Caribe, marchando
generalmente delante de un frente frío. En casi todos los casos se detectó la presencia
de una cuña anticiclónica, prolongación de la alta, penetrando por Venezuela, y
extendiéndose a lo largo de las llanuras colombo – venezolanas, llegando incluso, en
muchos casos, a profundizarse hasta el piedemonte amazónico y el norte de Ecuador.

Esta cuña anticiclónica, según se ha podido evidenciar, actúa a manera de una gran
muralla que bloquea, literalmente, el tránsito normal de los vientos alisios del sureste
hacia el interior del país. Luego, la principal característica de la presencia de la CAPLA,
es el cambio repentino en la dirección de los vientos, los cuales pasan de soplar desde

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los cuadrantes NE – SE, a provenir de los cuadrantes SO - NO. Y bajo tales nuevas
condiciones del régimen de vientos, lo normal es que aparezcan sistemas convectivos
muy potentes recargados generalmente sobre los sistemas montañosos, y que están
muy asociados con movimientos o sistemas de mesoescala o locales, como las brisas
de valle y montaña, y de mar y tierra. En otras palabras, la presencia de ciertos eventos
sinópticos cerca del país, parece, potencia o favorece la formación de fenómenos de
tipo local, como veremos y demostraremos más adelante.

En cuanto al máximo pluviométrico del día 13 de mayo de ese año, con 868,1 mm a
nivel nacional, nuevamente Apartadó se lleva el primer lugar a nivel local, con 209,7
mm. Y según la imagen de satélite correspondiente (figura 57, derecha), observamos un
importante sistema frontal frío sobre el Atlántico, con una parte en régimen estacionario
que penetra el Caribe y se confunde con una muy activa ZCIT. Este sector estacionario
del frente, posiblemente, sea en realidad un frente frío tipo revesino, dada la concavidad
característica de estos frentes. Lo cierto es que, como resultado de la presencia de este
extenso sistema frontal sobre el Atlántico y Caribe, resultan afectadas en gran medida,
las regiones Pacífica y Caribe, lo cual explica la cantidad de lluvia caída aquel día sobre
estas regiones.

Frentes Fríos

ZCIT
ZONA DE DIFICIL Dennis

DEFINICIÓN
ZCIT

Figura 58. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de junio 6 y julio 5 de 2005

Muy bien, los días 6 de junio y 5 de julio de 2005, se presentaron las máximas lluvias
diarias del país en este par de meses, con 455,9 mm la primera, y 344,7 mm la
segunda. Y las ciudades que ostentaron esos días los mayores niveles pluviométricos,
fueron Armenia y Pereira, respectivamente; dos ciudades muy cercanas entre sí,
ubicadas en el eje cafetero. En el caso de la situación del 6 de junio, se observan en la
imagen de satélite (figura 58, izquierda) dos sistemas frontales fríos que se abren paso
por el Atlántico, y una ZCIT muy activa sobre el Pacífico. No obstante, entre esta y los
dos sistemas frontales, se puede ver una extensa y confusa zona nubosa que cobija
prácticamente todo el territorio nacional, y que bien podría estar asociada al paso de
alguna onda tropical, o a vaguadas asociadas a los dos sistemas frontales.

Para la situación del 5 de julio, si bien recordamos, esta obedece a la presencia del
huracán Dennis sobre el Caribe, vista en el apartado anterior, en su tránsito hacia el
noroccidente. Y si observemos la imagen de satélite correspondiente (figura 58,
derecha), vemos que, por acción de este sistema tropical en particular, la ZCIT se vio
inusualmente desdibujada sobre el Pacífico aquel día. De cualquier manera,
recordemos que cuando se hizo el análisis del posible efecto de Dennis sobre la

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pluviosidad del país, no se observaron mayores fluctuaciones en la misma, para ese
mes de julio en especial. Sin embargo, ahora que hemos reducido los límites
temporales del comportamiento pluviométrico, a días, podemos corroborar que,
efectivamente, sí existió una situación singular en las lluvias del país, por lo menos el
día 5 de julio, producto del tránsito de este huracán sobre el Caribe. Situación que, no
obstante, no se vio reflejada en los valores mensuales de las lluvias.

Baja

Irene Ophelia
B
Frente Frío
FrenteFrío

Frente
Estacionario

ZCIT
ZCIT

Figura 59. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de agosto 14 y Sep 14 de 2005

Continuando con nuestro análisis de eventos pluviosos diarios, encontramos ahora la


situación del 14 de agosto de 2005, que nos muestra una lluvia máxima nacional de
311,9 mm, con la ciudad de Barranquilla presentando la máxima pluviosidad, con 80,7
mm aquel día. Y, recurriendo de nuevo a la imagen de satélite (figura 59, izquierda),
observamos en primera instancia un frente frío moviéndose sobre el Atlántico, y atrás
de él, frente a la costa este de Estados Unidos, a un debilitado huracán Irene. Además,
como continuación del sistema frontal, aparece una vaguada que interactúa y se
confunde con la ZCIT, la cual se encuentra fuertemente activa sobre el Pacífico y
Centroamérica; muy posiblemente por el efecto dinámico de los sistemas
meteorológicos relacionados anteriormente. Como consecuencia de esta rara formación
de la ZCIT, abundante nubosidad se observa sobre el país, aunque la de tipo
convectiva es la que con mayor relevancia se muestra en el norte del territorio, lo cual
explicaría la presencia del mayor valor pluviométrico en Barranquilla en esa fecha;
situación no tan recurrente en esta ciudad.

La condición del día 14 de septiembre de 2005 es un poco más compleja. La lluvia total
del país arrojó un valor de 430,3 mm, mientras que, de nuevo, Apartadó registró el
mayor valor esa fecha, con 201,7 mm. En tanto, en la imagen de satélite
correspondiente (figura 59, derecha) se observa, como primera medida, un sistema
frontal frío clásico sobre el Atlántico, con un sector estacionario sobre el Caribe
afectando a la ZCIT, como bien puede apreciarse en la imagen. Acción que se ve
mucho más fortalecida debido a la presencia de la baja asociada al frente frío. De
hecho, cuando los sistemas frontales presentan bajas asociadas muy cerradas, el
efecto dinámico de estos sistemas es en verdad descomunal. Adicionalmente, el
huracán Ophelia se encuentra en ese instante tocando tierra sobre la costa este de
Estados Unidos, mientras que una especie de brazo de su espiral parece interactuar
con el frente estacionario. Situación esta que habría potenciado aún más el efecto sobre
la ZCIT, la cual se muestra muy activa sobre Centroamérica y el Golfo de Urabá.
Algunos núcleos convectivos aislados se observan en el resto del país.

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Frente
Estacionario Frente Frío

Beta Vaguada

Onda Tropical
ZCIT
ZCIT

Figura 60. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de Oct 27 y Nov 12 de 2005

Continuando, el día 27 de octubre de 2005 se dieron en el país las mayores lluvias de


ese mes, con un total de 542,7 mm, siendo Buenaventura, con 136 mm, la ciudad con el
mayor registro pluviométrico aquel día. Pues bien, recordemos que por esos días la
tormenta tropical Beta, luego convertida en huracán, se formaba en el Caribe frente a
Panamá y Costa Rica, como bien puede apreciarse en la imagen satelital de esa fecha
(figura 60, izquierda). Adicionalmente, se observa un sistema frontal estacionario frente
a la costa este de Norteamérica, el cual se funde finalmente con Beta.

Esta interesante interacción, entre un sistema frontal y un sistema tropical tipo huracán
o tormenta tropical, resulta tan espectacular que, incluso, dio pie a una novela basada
en hechos reales: La Tormenta Perfecta, que igualmente sirvió como referente para una
película con el mismo nombre. De hecho, esta situación no es tan extraña ni ocasional
como podría suponerse en principio, por lo que, en un apartado especial, vamos a tratar
estos casos singulares como el de Beta, Mitch, Noel y Grace; este último, fuente de
inspiración para el mencionado libro.

En lo que tiene que ver con la situación del día 12 de noviembre de 2005, la lluvia total
en el país fue de 655,1 mm, siendo en este caso Barrancabermeja la ciudad que mostró
el mayor nivel pluviométrico ese día, con 71,2 mm. Pues bien, la imagen de satélite de
la fecha (figura 60, derecha) nos permite observar varias cosas interesantes. Como
primera medida, un frente frío avanzando sobre el Atlántico hacia el este, mientras que
una onda tropical, ubicada en la parte inferior del frente, se mueve en sentido contrario.
Esta onda, a partir del día 14 se convertirá en una depresión tropical y, posteriormente,
evolucionará hacia la tormenta tropical Gamma. A esta situación se suma, además, la
presencia de una vaguada asociada con el paso del frente frío, posicionada sobre el
Caribe, y que realza significativamente la ZCIT sobre el Pacífico colombiano.

TOTAL DÍAS MÁS LLUVIOSOS DEL PAÍS AÑO 2006


ENERO FEBRERO MARZO ABRIL MAYO JUNIOJULIO AGOSTO SEPTIEMBRE OCTUBRE NOVIEMBRE DICIEMBRE
DIA 4 4 8 12 7 4 27 24 15 12 14 11
TOTAL 513,3 411,4 420,9 386,7 484,8 417,3
621,7 348,8 477,6 555,0 546,5 332,0
CIUDAD BUENA- BARRANCA- BARRANCA- BUCARA- VILLA-
CON MAYOR QUIBDÓ VENTURA BERMEJA NEIVA APARTADÓ PEREIRA BERMEJA ARAUCA QUIBDÓ MANGA VICENCIO APARTADÓ
PLUVIOSIDAD
TOTAL 113,0 57,0 60,5 75,5 91,7 65,8 126,8 79,2 155,9 106,7 160,2 70,2
Tabla No. 7. Máximos eventos pluviométricos por mes, año 2006

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Frente Cálido
Frente Cálido

Frente Frío
Frente Frío

Vaguada Frente
Estacionario

ZCIT
ZCIT

Figura 61. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de enero 04 y febrero 04 de 2006

Bien, seguimos a continuación con el análisis de los máximos eventos pluviométricos


diarios, del año 2006. Y precisamente, el día 4 de enero de ese año se presentaron las
máximas lluvias del país, con 513,3 mm, mientras Quibdó se llevó el máximo local con
113 mm. En tanto, en la imagen de satélite correspondiente a esa fecha (figura 61,
izquierda), observamos, como en casi todas las situaciones anteriores, un sistema
frontal frío, con su componente cálido, desplazándose por el Atlántico. Y una vaguada
asociada al sistema frontal, rodeada de nubosidad dispersa, que interactúa con una
ZCIT activa únicamente sobre la costa pacífica colombiana.

En el evento de febrero 4, en el que se dieron las mayores lluvias de ese mes con 411,4
mm, y un máximo local en Buenaventura de 57 mm, la interacción y fusión entre un
sector estacionario de un frente frío (figura 61, derecha), con la ZCIT es mucho más que
evidente. Mejor aún, igual que para el caso de CAPLA, por comparación entre
diferentes situaciones históricas similares, se ha podido comprobar que entre mayor sea
el ángulo de inclinación del frente con respecto al plano del ecuador, la activación de la
ZCIT es muchísimo más fuerte, traducida esta en una fuerte inestabilidad atmosférica.

Esta verticalidad de los frentes, situación dada aquel 4 de febrero, es común en ciertas
épocas del año, preferentemente dentro de las estaciones de otoño y primavera, y es la
generadora de ciertas situaciones atmosféricas muy particulares sobre nuestro territorio.
Situaciones de no más de una semana de duración, y que se caracterizan por lluvias
fuertes e intermitentes sobre gran parte de nuestro territorio, las cuales van
acompañadas de tormentas eléctricas, con cielos cubiertos y fuerte inestabilidad
atmosférica. Estos frentes estacionarios, en tales circunstancias, penetran por lo
general bien adentro del Caribe, confundiéndose muchas veces con la ZCIT.

Tal condición tan particular de la ZCIT sobre el Pacífico colombo – panameño, tiene en
el fondo una estrecha relación con la orografía de la región. De hecho, debido a la
escasa franja de tierra que separa estos dos grandes océanos; Pacífico y Atlántico, la
interacción e intercambio de elementos atmosféricos entre ambos, es mucho más
rápido y efectivo. Y esa es la razón de que la ZCIT sobre esta parte del Pacífico, se vea
tan fuertemente condicionada e influenciada por los fenómenos sinópticos del Caribe y
Atlántico. Es más, el ya mencionado chorro de niveles bajos, CHOCO (chorro de
Colombia occidental), tiene mucha relación con la anterior afirmación, y el hecho de que
este sea mucho más fuerte en febrero, podría tener explicación en la interacción de los
frentes fríos con la zona tropical, en esta región del planeta y en esta época del año.

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Frente Cálido
Frente
Frente Frío Estacionario

Frente Frío

Vaguada

Vaguada
ZCIT CAPLA

Figura 62. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de marzo 08 y abril 12 de 2006

Veamos ahora las situaciones concernientes a marzo 8 y abril 12 del año 2006. En el
primer caso, la lluvia total registrada en el país fue de 420,9 mm, siendo en este caso
Barrancabermeja, con 60,5 mm, la ciudad que presentó la mayor pluviosidad. En el
segundo caso, la lluvia nacional fue de 386,7 mm, y la ciudad de Neiva fue la que
registró la mayor pluviosidad, con 75,5 mm. Para el evento de marzo 8, en la imagen de
satélite respectiva (figura 62, izquierda), observamos un sistema frontal frío sobre el
Atlántico, acompañado de su sector cálido, y una vaguada asociada a este sistema, que
penetra el país por la costa norte y se funde con una, poco discernible, ZCIT.

Para el evento de abril 12 (figura 62, derecha) vemos en principio un frente frío
moviéndose sobre el este y sur de Norteamérica, y un frente estacionario posicionado
sobre las antillas mayores y el Atlántico. Una vaguada asociada a este sistema, activa
la ZCIT sobre el norte de la costa Pacífica de Colombia, en tanto una CAPLA bien
definida penetra hasta el sur del país. Como consecuencia, la convección se ha hecho
fuerte sobre las cordilleras, la costa pacífica y el sur de la región andina. Esta
penetración profunda de CAPLA fue, muy probablemente, la causa de la fuerte
convección que desencadenó tan intensa lluvia en Neiva.

Frente Frío

Frente Frío
Frente
Estacionario

ZCIT CAPLA
ZCIT

Figura 63. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de mayo 07 y junio 04 de 2006

Siguiendo con nuestro análisis del año 2006, encontramos ahora la situación de las
máximas lluvias ocurridas en mayo y junio, los días 7 y 4 respectivamente. El día 7 de

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mayo, la lluvia total registrada en el país fue de 484,8 mm, con Apartadó mostrando otra
vez la máxima precipitación, con 91,7 mm ese día. Mientras que, el día 4 de junio por su
parte, Pereira registró la máxima lluvia con 65,8 mm, en tanto a nivel nacional, se
registraron 417,3 mm esa fecha.

Para la primera situación, y de acuerdo con la imagen de satélite correspondiente


(figura 63, izquierda), se observa un frente frío arribando a Europa, mientras que un
frente estacionario, relacionado con el frío, se mueve también sobre el Atlántico. Una
vaguada asociada a este frente estacionario, actuando como continuación del mismo,
penetra hasta la costa norte colombiana y activa la ZCIT sobre el norte de la costa
Pacífica y la costa Caribe. Como resultado de la presencia de esta vaguada, se observa
convección prácticamente generalizada sobre todo el país.

Para la segunda situación, la de junio 4, según la imagen de satélite respectiva (figura


63, derecha), un frente frío con un gran ángulo de inclinación, activa fuertemente la
ZCIT sobre el Pacífico, razón por la cual se produce fuerte convección sobre el centro y
occidente del país. Situación reforzada, quizá, por la presencia de una pequeña CAPLA
sobre los llanos orientales. Y como resultado quizá de esta descomunal activación
convectiva sobre el occidente del país, Pereira se llevó aquel día el honor de tener el
máximo pluviométrico nacional.

Frente
Frente Estacionario
Estacionario

Ernesto
ZCIT ZCIT

Figura 64. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de julio 27 y agosto 24 de 2006

Veamos ahora los eventos máximos de julio 27 y agosto 24, en los que se dieron
precipitaciones totales nacionales de 621,7 mm y 348,8 mm, respectivamente. Y las que
mostraron a las ciudades de Barrancabermeja y Arauca, con los máximos
pluviométricos de esas fechas, con 126,8 mm y 79,2 mm, respectivamente.

Para el primer caso, la imagen de satélite relativa a esta fecha (figura 64, izquierda),
nos enseña un frente estacionario poco definido sobre el Golfo de México y la Florida, y
que se extiende incluso hasta la costa este de Canadá, en donde se une a un sistema
frontal frío. En tanto, una tímida ZCIT sobre el océano Pacífico, se insinúa sin embargo
muy activa sobre toda la Costa Pacífica colombiana. Como consecuencia, fuertes
sistemas convectivos se forman en el interior del país, exceptuando algunos sectores
de los valles interandinos, que aparecen más bien despejados este día en particular.

En cuanto a lo que tiene que ver con el episodio del 24 de agosto (figura 64, derecha),
ese día precisamente una onda tropical proveniente del este y posicionada frente a las

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Guayanas, se convierte en una depresión tropical que, con el correr de los días,
alcanzará la categoría de huracán: Ernesto. Esta depresión tropical, por lo pronto,
parece comprimir la nubosidad sobre gran parte del territorio colombiano y, en
consecuencia, se desarrolla una fuerte y generalizada convección. Mientras que, casi
sobre la misma posición del anteriormente analizado, un frente estacionario parece
influido por la presencia de un huracán sobre el Pacífico. La presencia de este huracán,
pareciera, ha activado la ZCIT significativamente sobre Centroamérica, alejando lo más
fuerte de la convección hacia esa zona. Esta situación, junto con la presencia de la
depresión tropical, explicaría la máxima precipitación presentada en Arauca este día.

Gordon Frente Frío Frente Frío


Frente Frío

Frente
Vaguada
Helene Estacionario
Vaguada

CAPLA
ZCIT CAPLA
ZCIT

Figura 65. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de Sep 15 y Oct 12 de 2006

El día 15 de septiembre de 2006, se presentó la mayor pluviosidad de ese mes en el


país, con 477,6 mm, siendo la ciudad de Quibdó la del mayor nivel pluviométrico, con
155,9. En la imagen de satélite de aquel día (figura 65, izquierda), detectamos varias
cosas importantes. Como primera medida, un potente huracán toca tierra sobre la costa
pacífica de México, a la vez que deforma la ZCIT sobre el océano Pacífico. El huracán
Gordon, en tanto, toma rumbo noreste sobre el océano Atlántico, mientras que una
vaguada asociada a él, activa la ZCIT sobre el norte, occidente y noroccidente del país.
Adicionalmente, el huracán Helene hace su aparición sobre el Atlántico, mientras que
una CAPLA, asociada a una alta presión ubicada en el Atlántico, empieza a insinuarse.

Con respecto a la situación de octubre 12, la lluvia a nivel nacional reportada ese día
fue de 555 mm, con la ciudad de Bucaramanga mostrando un máximo valor local, de
106,7 mm. Como complemento, en la imagen de satélite respectiva (figura 65, derecha),
también se observan varios elementos importantes: dos frentes fríos marchan sobre el
Atlántico, en tanto un complejo sistema estacionario asociado al de la derecha, y una
vaguada relacionada con ambos, forman una extensa banda nubosa que interactúa con
la ZCIT sobre el noroccidente de Colombia.

Como complemento a esta situación, una muy clara y definida CAPLA penetra con tal
profundidad, que incluso llega hasta el piedemonte amazónico. Y como ya se había
mencionado, esta muralla anticiclónica potencia los sistemas convectivos sobre el
centro, sur y occidente del país, lo cual resulta tan evidente que, la máxima
precipitación reportada en Bogotá (aeropuerto Eldorado) en los últimos 25 años, de 70,5
mm, se presentó justamente en esta fecha, bajo las condiciones descritas.
Demostrándose de esta manera, y de forma diáfana, la dependencia directa de nuestra
pluviosidad, con estos diversos complejos sistemas meteorológicos extratropicales.

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Frente Cálido
Frente Cálido

Frente Frío
Frente Frío
Frente
Frente Estacionario
Estacionario Frente
Estacionario

ZCIT
ZCIT ZONA DE
ZONA DE
FUERTE FUERTE
CONVECCIÓN CONVECCIÓN

Figura 66. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de Nov 14 y Dic 11 de 2006

Para finalizar este año 2006, veamos seguidamente las situaciones meteorológicas de
noviembre 14 y diciembre 11, las que mostraron unos máximos pluviométricos
nacionales de 546,5 mm y 332 mm, respectivamente. Y para esas fechas, las ciudades
de Villavicencio, con 160,2 mm y Apartadó con 70,2 mm, presentaron los mayores
valores pluviométricos locales.

En la imagen de satélite correspondiente a la situación sinóptica del 14 de noviembre


(figura 66, izquierda), se observa en primera instancia, cuatro elementos importantes a
destacar: un frente frío con sus sectores cálido y estacionario, desplazándose desde
Norteamérica; un frente estacionario muy activo, continuación de un frente frío que
avanza por el Atlántico; una muy activada ZCIT sobre el Pacífico colombiano; y una
extensa zona de convección dispersa, ubicada entre la ZCIT y el frente estacionario
activo. La posición y accionar de este frente estacionario, como podemos ver, produce
una importante inestabilidad sobre los llanos colombo - venezolanos, generando como
consecuencia una fuerte convección sobre la región, y en particular sobre el
piedemonte llanero, lo que explica el máximo pluviométrico de Villavicencio.

La imagen correspondiente a la situación de diciembre 11 (figura 66, derecha), nos


muestra a su vez tres elementos importantes: un sistema frontal frío que se desplaza
sobre el Atlántico, con sus respectivos sectores cálido y estacionario; una ZCIT muy
activa, como siempre sobre el Pacífico colombiano, y una amplia zona de convección
sobre el centro y norte de Suramérica, que nos muestra importantes núcleos
tormentosos sobre nuestro territorio. No obstante, resulta curioso que la máxima
precipitación de aquel día ocurriera en Apartado, aunque, según se ve en la imagen, los
núcleos convectivos más fuertes se muestran en los llanos y la Amazonia. Y muy
posiblemente, en algún punto de esta región pudo muy bien presentarse una
precipitación mayor que la de Apartadó, la cual sin embargo no quedó registrada debido
a la escasa cobertura de estaciones meteorológicas, en estas inhóspitas regiones.

TOTAL DÍAS MÁS LLUVIOSOS DEL PAÍS AÑO 2007


ENERO FEBRERO MARZO ABRIL MAYO JUNIO JULIO AGOSTO SEPTIEMBRE OCTUBRE NOVIEMBRE DICIEMBRE
DIA 25 20 28 19 18 8 22 25 15 19 8 16
TOTAL 345,6 142,5 624,9 552,6 604,4 511,1 353,0 556,0 546,3 520,9 634,8 315,6
CIUDAD VILLA- VILLA- BARAN- CARTA-
CON MAYOR QUIBDÓ QUIBDÓ VICENCIO QUIBDÓ VICENCIO APARTADÓ QUILLA CÚCUTA GENA NEIVA APARTADÓ POPAYÁN
PLUVIOSIDAD
TOTAL 73,6 93,6 132,0 111,8 119,8 128,2 70,6 94,7 183,1 77,9 206,4 50,0
Tabla No. 8. Máximos eventos pluviométricos por mes, año 2007

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Frente ocluido
Frente
Estacionario Frente Frío

Frentes
Estacionarios
A A
CAPLA
CAPLA
ZCIT ZCIT
ZONA DE ZONA DE
FUERTE FUERTE
CONVECCIÓN CONVECCIÓN

Figura 67. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de enero 25 y febrero 20 de 2007

Muy bien, arribamos ahora a las situaciones pluviométricas extremas del año 2007. Y
para comenzar, enero nos mostró una precipitación máxima de 345,6 mm, el día 25, en
tanto la ciudad de Quibdó presentó ese día el máximo local, con 73,6 mm. Según la
imagen de satélite correspondiente a esa fecha (figura 67, izquierda), se observa un
frente estacionario sobre la Florida, y una alta presión sobre el Caribe que impide el
avance de este frente, y comprime a su vez la ZCIT sobre el centro y occidente del país;
de ahí la máxima precipitación de Quibdó. Una pequeña CAPLA, mientras tanto, se
insinúa sobre las llanuras colombo – venezolanas. Y como es normal en esta época,
una zona de fuerte convección se observa sobre gran parte de la selva amazónica,
debido al normal desplazamiento de la ZCIT hacia el sur.

La situación del 20 de febrero, cuando se presentó la máxima precipitación del país con
142,8 mm, mostró nuevamente a Quibdó con el máximo local, registrando esta vez un
valor de 93,6 mm. En tanto, en la imagen de satélite correspondiente a esa fecha
(figura 67, derecha), sobresale un complejo y extenso sistema frontal sobre el Atlántico,
con sus componentes ocluido, frío y estacionario. Otro frente estacionario, frenado por
una alta presión sobre México, se observa sobre el sur y sureste de Estados Unidos.
Mientras tanto, la ZCIT se muestra muy activa sobre el centro y sur de la costa Pacífica,
y una nueva zona de fuerte convección se vislumbra sobre el Amazonas. Una CAPLA
muy definida también es evidente en la imagen.

Frente ocluido

B
Frente Frío
Frente Frío
Frente
Frente Estacionario
Estacionario

Vaguada Vaguada

ZCIT
A
ZCIT
ZONA DE ZONA DE
FUERTE FUERTE
CONVECCIÓN CONVECCIÓN

Figura 68. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de marzo 28 y abril 19 de 2007

- 87 -
El día 28 de marzo de 2007, las lluvias reportadas en el país fueron de 624,9 mm, en
tanto Villavicencio reportaba la máxima precipitación local, con 132 mm. Y según la
imagen de satélite correspondiente a este día (figura 68, izquierda), observamos que el
elemento más importante a destacar, es un complejo sistema frontal avanzando sobre
el Atlántico, con sus respetivos componentes ocluido, frío y estacionario, así como una
vaguada asociada al mismo. Es importante hacer notar, para este caso, que cuando
estos sistemas frontales se encuentran a medio camino entre América y Europa, y su
componente estacionario o la vaguada asociada a éste, penetran profundamente dentro
del mar Caribe, es normal que se presente una fuerte inestabilidad atmosférica sobre el
norte y noreste de Suramérica, incluyendo las llanuras colombo – venezolanas. Ello
explica entonces lo de la máxima precipitación registrada en Villavicencio en esta fecha,
y en otras situaciones similares, analizadas previamente.

Esta nueva visión del impacto sobre la pluviosidad del país, no sólo de los sistemas
frontales como tal, sino de su posición sobre el Atlántico y Caribe, puede convertirse en
una herramienta de suma valía con miras a mejorar las predicciones del tiempo sobre
Colombia. En otras palabras, si profundizamos mucho más en el estudio de los frentes y
sus desplazamientos particulares, realizando un seguimiento cerrado sobre su impacto
en nuestras condiciones atmosféricas propias, podremos tomar, con la debida
antelación, las medidas necesarias con el fin de mitigar, en lo posible, los efectos
negativos de estos sistemas y su trayectoria, sobre las regiones más altamente
vulnerables a este tipo de eventos.

La situación del día 19 de abril de 2007, fecha en la que se presentó la máxima


precipitación del mes con 552,6 mm, mostró de nuevo a Quibdó ostentando el mayor
valor pluviométrico, con 111,8 mm. Y nuevamente, de acuerdo con la imagen de satélite
correspondiente (figura 68, derecha), un complejo sistema frontal similar al anterior se
mueve sobre el Atlántico, aunque con una pendiente mucho menor, a causa muy
posiblemente de la presencia de una alta presión delante de él. Como resultado, su
vaguada asociada termina afectando y potenciando a la ZCIT sobre el Pacífico, lo cual
explicaría la máxima precipitación ocurrida en Quibdó. 

Frente Cálido Frente ocluido

B
Frente Frío Frente Frío

Vaguada
Frente
Vaguada
Estacionario

ZCIT ZCIT ZONA DE


ZONA DE FUERTE
FUERTE CONVECCIÓN
CONVECCIÓN

Figura 69. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de mayo 18 y junio 08 de 2007

Los días 18 de mayo y 8 de junio, con valores de 604,4 mm y 511,1 mm


respectivamente, se dieron las máximas lluvias en el país, en este par de meses. Y de
nuevo Villavicencio en mayo, y Apartadó en Junio, presentaron los mayores valores
locales en estas fechas específicas, con 119,8 mm la primera, y 128,2 mm la segunda.

- 88 -
En cuanto a las imágenes respectivas para esas fechas (figura 69), vemos que, de
nuevo, se presentan los mismos complejos meteorológicos destacados con
anterioridad, resumidos en: fuertes sistemas frontales, ZCIT activada por estos
sistemas, y una región de convección moderada o profunda, sobre el centro y norte de
Suramérica. Por lo tanto, como ya se hicieron análisis similares para situaciones
parecidas, sólo cabe destacar nuevamente la profunda interrelación entre la ZCIT, y la
presencia y ubicación de importantes sistemas frontales sobre el Atlántico y Caribe.

Frente
Estacionario
Frentes
B
Vaguada Estacionarios
Frente Frío

Vaguada
Vaguada
ZCIT ZCIT

A
Figura 70. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de julio 22 y agosto 25 de 2007

Las situaciones de máxima pluviosidad de julio 22 y agosto 25, con 353 mm y 556 mm
respectivamente, se ven reflejadas de alguna manera en las imágenes de satélite
(figura 70) en las que, a pesar de tratarse de la temporada en que no es frecuente
encontrar sistemas frontales sobre el Caribe, según los estudios de los investigadores
cubanos ya mencionados, se observan algunos sistemas frontales no muy definidos
sobre el Atlántico. Estos sistemas, indudablemente, ejercieron en su momento tal
influencia sobre la ZCIT, que en esas fechas precisamente, Barranquilla con 70,6 mm y
Cúcuta con 94,7 mm, presentaron las máximas precipitaciones locales. La posición de
ciertas vaguadas sobre el Caribe, así como la presencia de unas significativas altas
presiones sobre Suramérica, podrían muy bien haber sido la causa de estos máximos.

Frente Frío

Frentes Fríos
Tormenta
tropical

DE
ZONA E
Depresión Vaguada

FUERT IÓN
ZCIT tropical (TT
Ingrid)

CC
OC NVE
Onda
tropical

Figura 71. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de Sep 15 y Oct 19 de 2007

- 89 -
Frente
Frente Frío Cálido
Frente Frío

Frente
Estacionario Frente
Estacionario Frente
Estacionario
Vaguada

Vaguada
ZCIT
ZCIT

ZONA DE ZONA DE
FUERTE FUERTE
CONVECCIÓN CONVECCIÓN

Figura 72. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de Nov 8 y Dic 16 de 2007

Continuando con el análisis de los eventos pluviométrico máximos para cada mes del
año 2007, vamos a agrupar los cuatro últimos meses en un solo análisis, toda vez que,
prácticamente, consideraciones similares se hicieron para el año 2006. Por lo tanto, con
el ánimo de no ser tan reiterativos sobre los mismos conceptos, sólo resta resaltar que,
a partir de septiembre, las condiciones climatológicas sobre gran parte del territorio se
caracterizan, repetitivamente, por un aumento de la pluviosidad. Este aumento
obedece, no a un solo factor, sino a algo mucho más complejo que hemos dado en
llamar, CFCC: Conjunto de Factores Convenientemente Conjugados.

Este conjunto de factores, convenientemente conjugados durante los últimos cuatro


meses del año, tiene tres componentes básicos: la clara ubicación de la ZCIT sobre el
occidente del país, la activación de los sistemas frontales sobre el Atlántico y Caribe, y
el aumento y fortalecimiento de los sistemas tropicales (huracanes, tormentas,
depresiones y ondas tropicales) sobre esos mismos Atlántico y Caribe, pero con
desplazamiento contrario al de los sistemas frontales. Ellos, y sólo ellos, son los
verdaderamente directos condicionantes y culpables, de las irregularidades
pluviométricas a lo largo de los meses y los años sobre el país.

Ahora bien, estas irregularidades pluviométricas detectadas en los análisis primarios


son condicionadas, en síntesis, por las características propias de cada uno de estos
sistemas meteorológicos, así como por las complejas interacciones surgidas entre ellos.
Estas características propias, a su vez, se refieren básicamente a la posición,
intensidad y duración de cada uno de estos fenómenos. Y sobre algunas de las
complejas interacciones entre ellos, como ya lo habíamos expresado anteriormente,
ahondaremos en el siguiente apartado.

TOTAL DÍAS MÁS LLUVIOSOS DEL PAÍS AÑO 2008


ENERO FEBRERO MARZO ABRIL MAYO JUNIO JULIO AGOSTO SEPTIEMBRE OCTUBRE NOVIEMBRE DICIEMBRE
DIA 8 17 4 26 26 28 14 10 22 15 24 25
TOTAL 288,6 445,7 422,9 443,1 626,3 397,2 379,4 438,2 464,9 521,8 690,3 366,8
CIUDAD BARRANCA- VILLA- BARRANCA- PUERTO BARRANCA- SAN
CON MAYOR NEIVA BERMEJA APARTADÓ VICENCIO BERMEJA CARREÑO QUIBDÓ BERMEJA QUIBDÓ QUIBDÓ ANDRÉS QUIBDÓ
PLUVIOSIDAD
TOTAL 59,7 115,4 235,3 184,6 94,9 277,0 113,8 59,1 104,9 86,7 150,3 216,1
Tabla No. 9. Máximos eventos pluviométricos por mes, año 2008

- 90 -
Para finalizar esta parte del estudio, presentamos por último la tabla No. 9, con los
datos concernientes a los máximos eventos pluviométricos por mes, para el año 2008,
junto con las respectivas imágenes de satélite de cada una de estas doce fechas. Sin
embargo, con el ánimo de no continuar repitiendo lo dicho en los análisis previos para
los años anteriores, simplemente vamos a presentar las imágenes sin ningún tipo de
acompañamiento analítico especial, dejando por lo tanto este ejercicio mental al lector,
con el fin de que intente inferir, grosso modo, las causas y formas como estos máximos
se asociaron con el respectivo CFCC.

Es necesario enfatizar nuevamente que el tratamiento que se ha hecho a las imágenes,


no representa ningún análisis sinóptico profundo, ya que ello implicaría tener, como
mínimo, un importante volumen de datos de presión y temperatura en superficie, para
así poder trazar las isobaras y las isotermas, base fundamental para determinar y definir
los sistemas frontales y las vaguadas. Lo que se ha hecho en realidad, como ya se
aclaró anteriormente, es tratar de ubicar al tanteo estos diversos sistemas, basados
fundamentalmente en la experiencia acumulada durante años de trabajo.

Frente
Estacionario Frentes Fríos

Vaguada

ZONA DE CAPLA
ZCIT FUERTE ZCIT
CONVECCIÓN

Frente
Ocluido Frente Cálido

Frente Frío
Frente Frío
B
Frente
Frentes Estacionario
Estacionarios
Vaguada
Vaguada
ZONA DE
CAPLA

ZCIT ZONA DE FUERTE


FUERTE CONVECCIÓN
CONVECCIÓN

Frente
Estacionario Vaguadas

ZCIT ZONA DE ZCIT


FUERTE
CONVECCIÓN

Figura 73. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de enero a junio de 2008

- 91 -
Frente Cálido
Bertha
Frente Frío

Frente
Estacionario
A
Onda
Tropical
ZONA DE
FUERTE
ZCIT ZONA DE
CONVECCIÓN ZCIT FUERTE
CONVECCIÓN
A
A
Octubre 15 de 2008
Frente
Estacionario

ZONA DE Vaguada
FUERTE Omar
CONVECCIÓN ZONA DE
FUERTE
ZCIT
CONVECCIÓN

Diciembre 27 de 2008
Frente Fríos

ZONA DE
FUERTE
CONVECCIÓN
ZONA DE ZCIT
FUERTE
CONVECCIÓN
Noviembre 24 de 2008

Figura 74. Imágenes de satélite correspondientes a los eventos de julio a diciembre de 2008

Así, de esta manera, damos por finalizada esta parte del estudio concerniente al
inobjetable impacto de los sistemas frontales y los fenómenos tropicales, en el
comportamiento pluviométrico del país. De hecho, hemos podido demostrar, de manera
diáfana, que ciertos máximos de eventos pluviosos, diarios e incluso mensuales,
estuvieron directamente asociados al tránsito y efecto de sistemas frontales y eventos
ciclónicos sobre el Caribe y Atlántico. No obstante, no debemos olvidar que, al
comienzo del estudio, detectamos irregularidades ciertamente notorias en las series
anuales de las estaciones de estudio, caso Barranquilla, año 1995. Luego, nos quedaría
pendiente, por ahora, la investigación sobre las posibles causas de estos inexplicados
extremos interanuales. Tema que abordaremos sin embargo, después del siguiente
apartado, relacionado con las ya mencionadas, tormentas perfectas.

- 92 -
5.4 LA TORMENTA PERFECTA

En el apartado anterior se hizo alusión a una situación meteorológica muy particular,


tema por demás fuente de inspiración para un libro, y una película basada en éste. Se
trata del encuentro entre dos grandes titanes de la atmósfera: un frente frío y un sistema
tropical tipo huracán o tormenta tropical. Pues bien, esta situación expresada
claramente en el libro, no tiene nada de irreal en el sentido en que, por el contrario, es
muy normal y recurrente sobre el Atlántico y/o el Caribe en los meses de septiembre,
octubre y noviembre, que son los meses en que estos dos titanes cuentan con todas las
posibilidades para coincidir, temporal y espacialmente.

Para este estudio en particular, vamos a analizar cuatro eventos concretos de este tipo
de encuentros, dado que ellos tuvieron directa y comprobada incidencia en el
comportamiento pluviométrico del país en estas fechas. Eventos en los que se vieron
involucrados, tristemente, los célebres huracanes Grace, Mitch, Beta y Noel. Estas
cuatro situaciones tan singulares, que analizaremos a continuación, nos invitan a
reflexionar sobre la real trascendencia y peligrosidad de tales singularidades.

Bien, para comenzar, recordemos que un sistema frontal frío conlleva un importante
conjunto de campos básicos y advecciones propias, durante su existencia.
Destacándose, entre otros, los siguientes: el campo de espesor de 500 – 1000 hPa, la
temperatura potencial, la advección de la temperatura potencial del termómetro
húmedo, la vorticidad relativa, la advección de vorticidad absoluta, la advección de
espesores, etc. Este conjunto de campos y advecciones propias, constituye el elemento
básico para la determinación y definición de las características del frente, tales como:
posición, tipo (anafrente o katafrente), desplazamiento, características de los campos
de viento y precipitación, entre otros.

No obstante, en la práctica todos estos elementos teóricos no representan otra cosa


que un importante conjunto de energías en juego, traducido este básicamente en forma
de calor latente y sensible. De ahí que, si un sistema tropical en desplazamiento
contrario al del frente, recibe tal descomunal cantidad de energía extra de parte de este
sistema frontal, de forma inesperada, resultará enriquecido y potenciado al máximo. En
otras palabras, lo que en un principio pudo haber sido un fenómeno sin mucha
trascendencia ni peligrosidad, como una onda o una depresión tropical por ejemplo, se
puede convertir, en pocas horas y en virtud de este inesperado valor agregado de
energía, en un fenómeno altamente violento y destructivo, tipo tormenta tropical o
huracán. Y esta situación es la que, precisamente, analizaremos seguidamente,
comenzando por el caso del huracán Grace, fuente de inspiración del mencionado libro.

5.4.1 Tormenta perfecta Grace

En el siguiente grupo de imágenes aparece secuenciada la situación que se presentó


entre el 25 y el 30 de octubre de 1991, y en la cual se vieron involucrados el huracán
Grace y un extenso y potente sistema frontal, acompañado de una baja extratropical,
desplazándose sobre gran parte del territorio norteamericano. En las dos primeras
imágenes (figura 75), se han representado las posiciones aproximadas de cada uno de
estos fenómenos, los días 25 y 26 de octubre, hacia las 1300 HLC (1800 UTC). En este
par de imágenes, observamos con claridad un significativo componente estacionario del
frente, que abarca prácticamente todo el territorio de Estados Unidos, de norte a sur, así
como un importante sistema convectivo sobre la península de la Florida y Cuba.

- 93 -
Grace
Grace

Figura 75. Imágenes correspondientes a la situación Grace - frente el 25 y 26 de octubre de 1991

En el siguiente par de imágenes (figura 76), observamos cómo Grace sigue


aproximándose hacia el sistema frontal, en tanto este sufre algunas deformaciones y
cambios de posición, debido al mismo empuje de Grace. Este par de imágenes de la
figura 76, corresponden al día 27 de octubre, a las 1300 HLC (1800 UTC) y a las 1900
HLC (0000 UTC del día 28 de octubre), respectivamente.

Grace
Grace

Figura 76. Imágenes correspondientes a la situación Grace - frente el 27 (y 28) de octubre de 1991

A continuación, figura 77, se muestran las imágenes correspondientes a la 0100 HLC


(0600 UTC) y 700 HLC (1200 UTC), del día 28 de octubre de 1991. Notemos que esta
situación es tan inestable, que el frente empieza a romperse en dos sistemas bien
definidos, uno frío y otro estacionario.

Grace
Grace

Figura 77. Imágenes correspondientes a la situación Grace - frente el 28 de octubre de 1991

- 94 -
La baja del sector frío, según se observa en la figura 77, comienza a absorber a Grace,
en tanto el sector estacionario se ve anexado a un nuevo sistema frontal frío que
empieza a descender desde el noroccidente. Grace, por su parte, ya se ha debilitado y
comenzado a perder forma.

Como curiosidad por rescatar de esta situación, observemos que la parte derecha de la
espiral de Grace, se va convirtiendo, con el paso de las horas y debido al debilitamiento
del centro de la tormenta que pasó ahora a reforzar la baja extratropical, en un sistema
frontal frío. Así, de todo este juego de acciones e interacciones, dos nuevos sistemas
frontales se conforman; uno sobre Norteamérica y otro sobre el Atlántico, como bien
puede observarse en las imágenes de las 1300 HLC, correspondientes a los días 28 y
29 de octubre, figura 78.

Particularmente, del frente sobre el Atlántico se define, claramente, una vaguada que
fortalece a su vez la ZCIT sobre el occidente y norte del país; situación que,
consecuentemente, trajo lluvias profusas sobre gran parte de estas regiones, en estos
días específicos. Por lo tanto, lo realmente importante para nosotros es que, aunque
Grace se movió muy lejos de nuestras costas, su efecto indirecto, de cualquier manera,
se hizo sentir sobre la pluviosidad del país.

Grace

Figura 78. Imágenes correspondientes a la situación Grace – frente, el 28 y 29 de octubre de 1991

5.4.2 Tormenta perfecta Mitch

Muy bien, hemos arribado por fin al análisis de uno de los huracanes de más ingrata
recordación para la humanidad, debido a la estela de muerte y destrucción dejada a su
paso por Centroamérica. Este fenómeno, cosa curiosa, tomó forma de huracán
realmente frente a la costa Caribe colombiana, desde donde partió en una alocada
carrera destructiva hacia Centroamérica.

En la secuencia de imágenes concernientes a este evento, seleccionadas para este


estudio desde el 19 hasta el 26 de octubre de 1998, y que se presentan seguidamente,
nuevamente se han esquematizado los elementos en juego más importantes que
caracterizaron de forma tan singular, estos tristes eventos. De hecho, no sobra reiterar
otra vez que estos análisis sobre los sucesos asociados a Mitch, no conllevan la
profundidad que demandan estudios de tal magnitud. Sin embargo, creemos que, al
resaltar las características más importantes de esta singular situación, contaremos con
los elementos suficientes para corroborar su influencia directa en nuestra climatología.

- 95 -
Figura 79. Imágenes correspondientes a la situación Mitch – frente, el 19 y 20 de octubre de 1998

En el par de imágenes que componen la figura 79, correspondientes a las horas del
mediodía de los días 19 y 20 de octubre de 1998, se observan ciertos elementos
importantes que precedieron y tuvieron que ver con el nacimiento de Mitch. En la
imagen de la izquierda, octubre 19, observamos lo siguiente: un extenso sistema frontal
sobre el Atlántico, junto con su componente estacionario sobre el Caribe; una onda
tropical cerca de la Guajira, otro sistema estacionario sobre el suroriente de
Norteamérica, y una depresión o tormenta tropical frente a la costa pacífica mexicana.

En la imagen de la derecha, correspondiente al día 20 de octubre, se percibe


claramente un cambio significativo de las condiciones con respecto al día anterior,
resumidas ahora de la siguiente manera: el frente frío sobre el Atlántico se ha
debilitado, mientras su componente estacionario se ha fundido con la onda tropical, la
cual, a partir de ese momento se muestra mucho más intensa y activa. Por su parte, el
sistema tropical sobre el Pacífico parece haber debilitado el frente estacionario ubicado
sobre Norteamérica, mientras que una especie de baja presión comienza a formarse
sobre México, jalonando la nubosidad presente sobre gran parte de Centroamérica.

B
CAPLA
CAPLA

Figura 80. Imágenes correspondientes a la situación Mitch – frente, el 21 y 22 de octubre de 1998

La imagen del día 21 de octubre (figura 80, izquierda), nos muestra en primera
instancia, a la depresión tropical sobre el Pacífico, ejerciendo aún influencia sobre el
extenso frente estacionario. Y en segunda instancia, a la onda tropical, ahora
claramente definida y potenciada frente a nuestra costa Caribe. En tanto, la imagen del

- 96 -
día 22 de octubre (figura 80, derecha), nos enseña, entre otras cosas, a la baja sobre
México y al frente estacionario, interactuando mutuamente. Por otra parte, la onda
tropical, en virtud del agregado de energía recibido del frente estacionario ubicado
sobre el Caribe en días anteriores, comienza su metamorfosis hacia depresión tropical.

B B Mtich

Figura 81. Imágenes correspondientes a la situación Mitch – frente, el 23 y 24 de octubre de 1998

En la imagen del día 23 de octubre (figura 81, izquierda), observamos cómo, de manera
casi intempestiva, el frente estacionario se ha movido significativamente hacia el este,
en tan sólo 24 horas, y ha comenzado a interactuar con la, ahora, depresión tropical. Y
gracias a este nuevo agregado de energía del frente estacionario, la depresión tropical
pasa entonces a convertirse en tormenta tropical. Además, la baja sobre México se
observa todavía bastante activa, ejerciendo de alguna manera una especie de atracción
sobre el recién nacido, huracán Mitch. Así mismo, zonas de fuerte convección se
observan sobre el norte y occidente del país, debido a la cercanía de este huracán.

El día 24 de octubre (figura 81, derecha), la imagen de satélite nos enseña a un


huracán Mitch ya perfectamente definido e independizado de la parte inferior de frente
estacionario, el cual, con el paso de las horas, se irá convirtiendo en un frente frío que
se moverá hacia el Atlántico. Y la baja sobre México, aún con vida, continúa ejerciendo
su acción de arrastre sobre el ahora, poderoso huracán Mitch.

CAPLA CAPLA

Figura 82. Imágenes correspondientes a la situación Mitch – frente, el 25 y 26 de octubre de 1998

El día 25 de octubre (figura 82, izquierda), observamos a un Mitch suficientemente


nutrido de energía de sus dos importantes alimentadores, los dos frentes estacionarios,

- 97 -
apartándose de la costa Caribe colombiana, para iniciar su alocada carrera de
destrucción y muerte hacia Centroamérica. Incitado en esta ruta, además, por dos bajas
importantes; una sobre el Pacífico y la otra sobre México.

El 26 de octubre sin embargo (figura 82, derecha), y como si no hubiese sido ya


suficiente, Mitch se acaba de nutrir usando ahora los restos de la baja mexicana como
alimento. Estas alimentaciones continuas experimentadas por Mitch, desde que
comenzó su vida como onda tropical, lo han convertido, con el paso de los días, en uno
de los huracanes más potentes, destructivos y duraderos de la historia. No olvidemos
que Mitch, cosa curiosa, ha sido el huracán que más tiempo ha perdurado en categoría
cinco, de los que se tienen conocimiento hasta la fecha.

Así, de esta sencilla manera, hemos hecho un seguimiento -no muy profundo claro
está-, sobre la metamorfosis que llevó a una onda tropical a convertirse en uno de los
huracanes más destructivos de la historia. Sin embargo, como bien pudimos apreciar en
las imágenes de satélite respectivas, y extractar de los análisis relacionados, el
desencadenamiento de un evento tan particular requiere, necesariamente, la
conjugación de ciertos elementos en un determinado momento y espacio, y bajo ciertas
condiciones muy particulares.

Condiciones que, finalmente, deciden la generación, formación y suerte de un


fenómeno tan singular. Fenómeno que, como quiera, es casi que recurrente cada año
sobre el Atlántico y Caribe. Aunque, en la realidad, pocas veces el encuentro entre una
onda o depresión tropical y un sistema frontal, desarrolla un fenómeno con el grado de
peligrosidad y destrucción que caracterizaron al tristemente célebre, huracán Mitch.

5.4.3 Tormenta perfecta Beta

La tercera tormenta perfecta seleccionada para esta parte del estudio, es el huracán
Beta. Para comenzar este nuevo análisis, recordemos que cuando se estudiaron los
máximos pluviométricos por mes, el día 27 de octubre de 2005 se presentó la máxima
pluviosidad de ese mes en el país, siendo Buenaventura la ciudad que aquel día mostró
las mayores lluvias. Y no olvidemos que en el análisis de este hecho, se hizo alusión a
la tormenta tropical Beta, que se formaba ese día precisamente frente al golfo de Urabá.
Pues bien, a continuación vamos a analizar las imágenes secuenciadas del desarrollo
de Beta, junto con los análisis respectivos de esta situación.

B CAPLA
CAPLA

Figura 83. Imágenes correspondientes a la situación Beta – frente, el 26 y 27 de octubre de 2005

- 98 -
Figura 84. Imágenes correspondientes a la situación Beta – frente, el 28 y 29 de octubre de 2005

Beta
B

Figura 85. Imágenes correspondientes a la situación Beta – frente, el 30 y 31 de octubre de 2005

El día 26 de octubre (figura 83, izquierda), observamos como primera medida, cuatro
elementos importantes a destacar: un complejo sistema de frentes sobre el Atlántico y
Norteamérica, una frente estacionario sobre Cuba y el Caribe, un sistema de baja
presión sobre Panamá, y una CAPLA que se profundiza hasta el norte de Ecuador y
Perú, inclusive. Seguidamente, en la imagen del día 27 (figura 83, derecha), se observa
cómo el frente estacionario alimenta de energía a la baja, la cual se convierte
oficialmente, a partir de ese día, en la tormenta tropical Beta.

En la secuencia de imágenes correspondientes a los días 28 y 29 (figura 84),


observamos a Beta tomando rumbo hacia el noroeste, aunque de forma muy lenta,
debido a que no dispone todavía de la dinámica suficiente para independizarse por
completo del frente estacionario. En tanto, entre este día y el día 30, Beta alcanza
efímeramente carácter de Huracán.

El carácter transitorio de esta condición se debió, muy posiblemente, a que el sistema


estacionario se vio fortalecido por la llegada de un sistema frontal frío procedente de
Norteamérica, el cual le brindó el apoyo suficiente para frenar el desplazamiento de
Beta. Finalmente, el día 31 (figura 85, derecha), se observa cómo el sector frío del
frente empieza a desprenderse con rumbo al Atlántico, dejando nuevamente al sector
estacionario, interactuando con una Beta en franco proceso de degradación, que le
llevará en pocas horas a convertirse en una baja de menor trascendencia. Por lo que, a
diferencia de Mitch, Beta tuvo una vida realmente corta y por ende, poco destructiva.

- 99 -
5.4.4 Tormenta perfecta Noel
Por último, vamos a estudiar el caso de Noel, un huracán que se movió sobre el Caribe
y Atlántico entre finales de octubre y principios de noviembre del año 2007, y cuyas
consecuencias fueron verdaderamente importantes, en cuanto a las condiciones
climáticas presentadas sobre el país se refiere.

Noel

CAPLA

Figura 86. Imágenes correspondientes a la situación Noel – frente, del 26 al 29 de Nov de 2007

En la imagen correspondiente al día 26 de octubre de 2007 (figura 86, arriba izquierda),


sobresalen tres elementos importantes: un complejo sistema frontal sobre el Atlántico y
este de Norteamérica, una depresión tropical ubicada frente a Venezuela y que avanza
hacia el oeste, y un sistema frontal frío, a medio camino entre América y Europa, que
interactúa y alimenta de energía extra, con su componente estacionario, a la depresión
tropical.

En cuanto a la imagen correspondiente al día 27 de octubre (figura 86, arriba derecha),


vemos que las condiciones prácticamente no han cambiado demasiado con respecto al
día anterior, con excepción del frente sobre la costa este de Norteamérica, que ahora
presenta todas las características de un frente estacionario, y el frente frío sobre el
Atlántico, que comienza a separase de la depresión tropical.

A partir del día 28 de octubre, la depresión tropical adquiere oficialmente la categoría de


tormenta tropical, con el nombre de Noel. Y según la imagen de este día y del día 29
(figura 86, inferior izquierda y derecha), observamos que Noel empieza a tomar rumbo

- 100 -
norte – noroeste, acercándose peligrosamente al frente estacionario que se encuentra
ubicado sobre la Florida y el Golfo de México. Mientras tanto, una CAPLA bien definida
comienza a mostrarse a partir del día 29 de octubre.

CAPLA
CAPLA

Figura 87. Imágenes correspondientes a la situación Noel – frente, de Oct 30 a Nov 02 de 2007

El día 30 de octubre, según la imagen de satélite correspondiente (figura 87, arriba


izquierda), observamos que, efectivamente, Noel ha absorbido por completo al frente
estacionario, y una especie de vaguada asociada a la parte inferior de Noel, empieza a
interactuar con la ZCIT sobre el norte y occidente del país.

Adicionalmente, un nuevo frente frío comienza a mostrarse sobre el centro de


Norteamérica, apareciendo mucho mejor definido en la imagen de satélite del día 31 de
octubre (figura 87, arriba derecha), la cual nos muestra además a una tormenta Noel
bastante fortalecida, gracias a la alimentación extra recibida del sistema estacionario.

El día 1 de noviembre mientras tanto, la insaciable Noel se dirige ahora en búsqueda de


un nuevo objetivo; el sistema frontal sobre Norteamérica (figura 87, abajo izquierda), el
cual ha avanzado ya hasta la costa este. Adicionalmente, la vaguada asociada a Noel
ha adquirido una pendiente muy importante la cual, como ya vimos, juega un importante
papel en la fuerte activación que sufre la ZCIT sobre el centro y occidente del país. En
este caso en particular, la aparición de una CAPLA que se profundiza hasta Ecuador y
Perú, se convierte en su rasgo más característico.

- 101 -
La imagen del día 2 de noviembre, mientras tanto (figura 87, abajo derecha), nos
enseña una compleja singularidad que ha surgido como consecuencia de los diferentes
movimientos descritos anteriormente. El sistema frontal, como se esperaba, colisiona
con el ahora huracán Noel, mientras que la vaguada asociada a este huracán se
presenta mucho más extensa y mejor definida, tomando toda la apariencia de un frente
estacionario.

Estos tres elementos, de acuerdo con lo que se observa en la imagen respectiva, han
conformado un complejo y singular sistema meteorológico que se extiende, de forma
casi perpendicular, desde la península del Labrador hasta el norte de Ecuador y Perú.
Y paralela a este sistema se encuentra ubicada, a su derecha, una extensa CAPLA.

CAPLA

Figura 88. Imágenes correspondientes a la situación Noel – frente, del 03 y 04 de Nov de 2007

Muy bien, llegamos finalmente al tan esperado día 3 de noviembre de 2007, fecha en la
que, como consecuencia del complejo sistema formado entre el frente frío, Noel y la
vaguada asociada (¿frente estacionario?), más la CAPLA relacionada, se presentó la
granizada más fuerte de los últimos años sobre la capital de la República. Granizada
que generó, en su momento, además de los daños propios de un evento de esta
magnitud, un inmenso caos en las principales vías de la ciudad (fotografía portada).

De manera algo jocosa podríamos afirmar entonces que, en este caso tan particular,
Noel no arribó en esta temporada a Colombia con nieve, sino con granizo.
Demostrándose con ello además, entre otras muchas cosas y de manera fehaciente,
que la gran mayoría de los fenómenos meteorológicos tan particulares que ocurren en
nuestro país, tienen en realidad su génesis en fenómenos de mucha mayor escala,
como los frentes y los sistemas tropicales violentos.

Con el fin de reafirmar estos conceptos, a continuación vamos a mostrar el respectivo


análisis gráfico en altura, basado en los datos obtenidos de los sondeos atmosféricos
realizados en Bogotá, para los días en que Noel se mantuvo activo sobre el Atlántico;
esto es, entre el 31 de octubre y el 4 de noviembre de 2007.

En esta gráfica, en el eje de las abscisas aparecen los días para los cuales se realizó
este análisis, comenzando por el día 31 de octubre. Este análisis de altura, por su
parte, se realizó utilizando el programa de última generación, RAOB versión 5.6.
Veamos pues esta gráfica y su análisis respectivo.

- 102 -
31

Figura 89. Análisis de altura para los días en que Noel estuvo activo sobre el Atlántico

Para comenzar, es importante recordar antes un par de conceptos muy importantes,


relacionados con las evoluciones cuasi - adiabáticas que sufren las masas de aire en el
seno de la atmósfera: la temperatura del termómetro húmedo y la temperatura potencial
equivalente. La temperatura del termómetro húmedo es la mínima temperatura que
puede adquirir una masa de aire húmedo, cuando parte del agua que contiene se
convierte en vapor. En este caso, como el agua debe pasar a un estado de temperatura
superior, necesariamente requiere consumir energía extra, la cual obtiene de la misma
masa de aire en forma de calor latente de vaporización. Este proceso implica entonces,
que la masa de aire sufra un enfriamiento.

Por su parte, la temperatura potencial equivalente es la máxima temperatura potencial


que puede alcanzar una masa de aire húmedo, cuando el vapor de agua que contiene
se condensa. En este caso, como el agua tiene que pasar a un estado de temperatura
inferior, debe cederle la energía sobrante a la componente seca de la masa de aire, en
forma de calor latente de condensación, aumentando de esta manera su temperatura
potencial. Así que, en resumen, estos dos conceptos representan los dos extremos de
temperatura que puede alcanzar una masa de aire, gracias a los procesos de
evaporación y de condensación de su componente húmedo.

En términos prácticos esto significa que, si una masa de aire se eleva mediante
cualesquier mecanismo de disparo, el vapor de agua dentro de la nube se condensará
finalmente para formar gotitas de agua. De la cantidad de energía sobrante en un
proceso de este tipo, dependerá el calentamiento extra que reciba la nube, el cual
condicionará a su vez, de alguna manera, su crecimiento vertical. Una situación
particular como la descrita, muy posiblemente fue la que se dio aquel inolvidable 3 de
noviembre de 2007, toda vez que, si observamos la gráfica del análisis vertical
mostrada arriba, observamos un aumento brusco de ambas temperaturas, tanto la del
termómetro húmedo como la potencial equivalente, cerca de los 250 hPa, justamente
ese día (líneas de color verde y roja respectivamente).

- 103 -
Todo esto implicaría entonces que, aquel día en particular, la nube convectiva que
llegara a formarse podría contar con unas condiciones verdaderamente excepcionales,
que fue precisamente lo que aconteció. Además, observemos que la componente zonal
(V) del viento (línea de color negro), aquel 3 de noviembre mostró un particular
comportamiento sobre los 300 hPa aproximadamente, lo cual pudo beneficiar y
potenciar aún más el desarrollo del complejo sistema convectivo presentado.

Entrar a explicar, sin embargo, cómo o de qué manera puede influir un sistema
sinóptico de tal complejidad y singularidad, conformado por un frente, un huracán, una
vaguada y una CAPLA, en el comportamiento de un fenómeno de mesoescala tan
propio, como el de la fuerte granizada presentada en Bogotá el 3 de noviembre de
2007, se escapa por ahora a los alcances de este estudio.

Sin embargo, como de forma paralela a la presente investigación se está realizando


otro estudio sobre la adaptación de los índices de inestabilidad atmosférica a las
condiciones del trópico, análisis más profundos sobre estos conceptos se harán
justamente en este estudio, y en su preciso momento. Razón por la que además, y por
ahora, no vamos a continuar con mayores profundizaciones acerca de las particulares
condiciones de altura que se presentaron sobre la sabana de Bogotá, aquel inolvidable
3 de noviembre de 2007.

5.4.5 Análisis de las imágenes de la página 9

Recordemos que al finalizar la introducción colocamos, a manera de preámbulo, un


grupo de cuatro imágenes de satélite en las cuales, la ZCIT no sólo aparecía indefinida,
sino que, en algunos casos, se observaba a cambio una especie de tirón o jalonamiento
de la nubosidad hacia el Caribe, de forma casi perpendicular, lo que en su momento
atribuimos a la presencia de algún fenómeno externo sobre el Atlántico. Y dejamos
pendiente, además, el compromiso de volver sobre ellas para hacer un mejor análisis
de las particularidades observadas.

En consecuencia, a continuación se muestran las imágenes globales correspondientes


a esas mismas fechas, en las que ya podemos corroborar, apoyados en los análisis
recientemente vistos, de qué manera este tipo de fenómenos afectaron la ZCIT. Para
comenzar, en la imagen correspondiente al día 9 de febrero de 2009, intuíamos una
extraña situación sobre el Pacífico, para esta época del año. Pues bien, en la primera
imagen de la figura 90, superior izquierda, y que se muestra seguidamente, observamos
que esta situación obedeció al accionar de una vaguada posicionada sobre el Caribe, y
claramente asociada a un frente frío que se desplazaba sobre el Atlántico.

Por su parte, en la imagen del 25 de abril de 2008, observábamos que la nubosidad


sobre el centro y norte del país se alienaba de tal forma, que presumíamos un fuerte
jalón de alguna fuerza poderosa. Y si nos remitimos a la imagen global de aquella fecha
(figura 90, derecha), podemos comprobar la presencia de un poderoso sistema frontal
sobre el Atlántico y Caribe, compuesto por un sector frío, un sector estacionario y una
vaguada asociada, la cual llega incluso a penetrar nuestro territorio, deformando
completamente la ZCIT.

La tercera imagen presentada, fue la correspondiente a la fecha junio 3 de 2008. En la


imagen global respectiva (figura 90, inferior izquierda), podemos apreciar unos muy
complejos y extensos sistemas frontales ubicados entre Europa y el Caribe, y que,

- 104 -
incluso, se introducen hasta Centroamérica. Como consecuencia, un potente sistema
de baja presión se observa sobre el Pacífico colombo – panameño, afectando en
consecuencia gran parte de nuestro país.

Finalmente, la cuarta imagen presentada en la introducción, correspondía a la fecha


septiembre 2 de 2008. Pues bien, en la imagen global correspondiente a esta fecha
(figura 90, inferior derecha), podemos apreciar la presencia inequívoca de unos
complejos ciclones tropicales sobre el sur de Estados Unidos, Caribe y Atlántico
(Gustav, Hanna y Ike), afectando, deformando y activando a su paso, y de manera
ostensible, la ZCIT sobre gran parte de nuestro territorio. Y más que nada, por acción
de Hanna, la cual genera fuerte actividad convectiva y una CAPLA asociada.

Febrero 9 de 2009

Figura 90. Imágenes globales correspondientes a las situaciones presentadas en el marco teórico

De esta manera, las suposiciones que en un comienzo hicimos sobre posibles


influencias de ciertos fenómenos externos, en la activación y el tránsito regular de la

- 105 -
ZCIT sobre nuestro territorio, han quedado, pensamos, suficientemente corroboradas a
través de los diferentes análisis previos, y del nuevo análisis que sobre las imágenes
globales correspondientes a aquellas cuatro fechas, acabamos de realizar. Además,
ello era uno de nuestros objetivos primarios. Por lo tanto, sólo nos resta resumir estos
resultados, en unas conclusiones parciales.

5.4.6 Conclusiones necesarias sobre este apartado

1. Pudimos verificar, en virtud de los juiciosos estudios realizados por los


investigadores cubanos, a través de muchos años, de la estrecha relación existente
entre la cantidad de frentes sobre Cuba y el Caribe, y el comportamiento del ENOS.
2. Se demostró, sin embargo, que no existe una relación muy directa entre la medida
cuantitativa de los sistemas frontales sobre Cuba y el Caribe, y las temporadas lluviosas
y secas a lo largo del año en el país, como se esperaba. Sin embargo, pareciera sí
existir cierto grado de correlación entre las tendencias pluviométricas anuales de las
estaciones, y la cantidad de frentes por temporada, medida sobre Cuba.
3. Pudimos corroborar, además, que la presencia de algunos sistemas frontales sobre
el Caribe y Atlántico, generan cortas pero fuertes temporadas lluviosas sobre el país, de
las que ya se había hablado en un comienzo, y que en la mayoría de los casos pasan
desapercibidas en las totalizaciones mensuales y anuales de la lluvia.
4. También se comprobó, sin lugar a dudas, que las tormentas perfectas no sólo
existen, sino que son más comunes de lo que pudiéramos haber pensado. Es más,
notemos que las cuatro tormentas perfectas estudiadas: Grace, Mitch, Beta y Noel, que
se alimentaron opíparamente de sistemas frontales, y que afectaron indirectamente
nuestros regímenes lluviosos, ocurrieron justamente entre finales de octubre y principios
de noviembre. Esta conclusión, creemos, podría resultar de mucha valía de cara a
posteriores estudios relacionados con este tipo de eventos, así como para las medidas
a tomar con el fin de reducir a la mínima expresión sus efectos nocivos.
5. Se demostró, finalmente, la profunda relación que existe entre los fenómenos de
escala sinóptica que se mueven e interactúan sobre el Caribe y el Atlántico, en ciertas
épocas del año, y el desarrollo de sistemas mesoescalares sobre el interior del país. En
otras palabras, ha quedado prácticamente demostrado que la fuerte pluviosidad que
caracteriza ciertas regiones del país, obedecen necesariamente a una compleja
interacción entre fenómenos tropicales y extratropicales, la cual potencia de forma
inesperada a la ZCIT, convirtiéndola así en una particularidad meteorológica sobre
ciertas regiones de nuestra geografía.

Seguidamente, vamos a analizar, sin entrar en grandes profundidades, el cuarto posible


condicionante de nuestro complejo sistema climatológico, en aras a tratar de ir
buscando posibles respuestas a las preguntas surgidas al comienzo de este estudio,
respecto de unas supuestas incongruencias encontradas en el seguimiento
pluviométrico de las estaciones de estudio. Y ese cuarto posible condicionante, no es
otro diferente al ya mencionado, ciclo solar.

Luego de terminar de analizar este cuarto componente, y con el fin de tratar de cerrar
nuestro nuevo entendimiento del complejo sistema climático de Colombia, deberemos
estar en la capacidad de generar un nuevo marco teórico, amparados en todos y cada
uno de los análisis previos vistos en los apartados anteriores.

- 106 -
5.5 ACTIVIDAD SOLAR Y CLIMA TERRESTRE

Sabemos que el Sol, nuestra estrella madre, es el motor de la vida en la Tierra. Gracias
a la energía recibida de él desde que nació como estrella, fue posible el surgimiento de
las diferentes formas de vida en nuestro planeta. Sin embargo, a pesar del gran
conocimiento que hemos alcanzado sobre el origen de su energía, ciclo de vida y
composición, aun son muchos los vacíos que nos quedan sobre su comportamiento. Es
más, así como el Sol ha sido el generador de la vida, es posible que, por procesos
hasta ahora desconocidos, también sea de alguna manera, mensajero de la muerte. De
hecho, al final de sus días, pronosticado para dentro de unos cinco mil millones de
años, la vida como la conocemos hoy, habrá desparecido completamente en la Tierra.

Cuando Galileo desarrolló el telescopio, al enfocarlo hacia el Sol descubrió que su


superficie estaba salpicada por unas extrañas manchas. Con el correr de los años, se
pudo comprobar también que estas curiosas manchas no eran fijas ni perdurables, y
que, incluso, en algunos momentos parecían desparecer por completo. Sin embargo, no
fue sino hasta el año 1843 cuando el científico Schwabe, descubrió que los máximos de
manchas solares (o los mínimos), se acomodaban a un ciclo de unos 11 años. Y es
precisamente, a partir de ese momento, cuando se inicia la contabilización sistemática
de estos ciclos, encontrándonos en estos momentos al final del ciclo 23.

Igualmente, en la actualidad sabemos que existen otros ciclos dentro de la compleja


actividad solar, igualmente importantes. Y uno de estos ciclos, de mayor duración que el
solar, es el ciclo magnético solar, también conocido como doble ciclo solar o ciclo de
Hale, con una duración de 22 años.

Figura 91. Fotografías de la cara del Sol con manchas solares y sin manchas solares

Estos ciclos, como bien ha podido comprobarse a través del seguimiento continuado, no
son tan periódicos como pudiéramos creer en principio. Por el contrario, las anomalías
en su discurrir son más bien frecuentes y, lo peor, hasta ahora impredecibles. De
hecho, se presentan períodos en los que, o se mantiene un número alto de manchas
solares, o estas se presentan en muy poca cantidad, llegándose incluso a la situación
en que ninguna mancha se observa durante días o meses. Observemos por ejemplo las

- 107 -
dos imágenes que conforman la figura 91. A la izquierda se muestra la imagen de un
Sol salpicado de muchas manchas, tomada el día 27 de septiembre de 2001. Como
contraparte, a la derecha aparece la imagen de un Sol absolutamente inmaculado,
también correspondiente al día 27 de septiembre, pero del año 2008.

De todos los ciclos solares registrados hasta la fecha, el que más ha llamado la
atención de los científicos, y por ende el que mejor se ha estudiado, es el que
corresponde al famoso mínimo de Maunder (en honor al científico que lo descubrió)
ocurrido entre 1645 y 1715. Según las observaciones realizadas por los astrónomos de
la época, durante un período de 30 años dentro del Mínimo de Maunder, escasamente
se contabilizaron 50 manchas solares, cuando lo típico para un período tan largo sería
observar entre 40000 y 50000 de ellas.

De hecho, hay que tener presente que la razón de la aparición de las manchas solares
no está del todo clara. Se entiende sí que las manchas solares son zonas de fuertes
campos magnéticos, más frías que la fotosfera que las rodea, con una parte central
obscura conocida como umbra, rodeada esta de una región más clara llamada
penumbra. Así mismo, se sabe ahora que el aumento en el número de manchas
solares, está estrechamente relacionado con el aumento de la actividad solar.

Ahora bien, lo que hasta no hace mucho tiempo permanecía en la oscuridad, era el
cómo se daba la conexión entre la actividad solar y el número de manchas solares.
Recientemente sin embargo, investigadores de la NASA, aprovechando el mínimo solar
que estamos viviendo actualmente (2009), descubrieron que ciertos chorros de gas que
se mueven en las profundidades del Sol y que se generan cada 11 años en sus polos,
no sólo se desplazan hacia el ecuador con cierta velocidad, sino que, cuando estos
chorros alcanzan finalmente la latitud de 22°, por causas hasta ahora desconocidas, se
inicia un nuevo ciclo solar. Según el informe de los investigadores de la NASA, en estos
precisos momentos uno de estos chorros ya inició su viaje hacia esta latitud de 22°,
aunque de manera más bien retardada y lenta. Este descubrimiento respondería, en
parte, a la pregunta sobre el atraso sufrido en el comienzo del nuevo ciclo solar (24),
debido a la gran duración del mínimo en que nos encontramos desde el 2008.

Por otro lado, este descubrimiento brinda cierto grado de tranquilidad a la comunidad
científica, debido a la gran expectativa creada hasta ahora frente a la presencia de tan
prolongado mínimo solar. La razón es que algunos científicos ya especulaban sobre la
inminencia de un mínimo tan profundo, como el mínimo de Maunder. Otra corriente de
investigadores, amparados en las recientes e indescifrables actuaciones del Sol, han
venido especulando incluso con la posibilidad de la entrada a un mínimo similar al de
Maunder, pero a partir del cabalístico año 2012. Año en el que, creen, se presentará un
gran máximo solar de impredecibles consecuencias. Lo cierto del caso, según los
científicos de la NASA, es que las manchas solares volverán, aunque con cierto retraso.

De lo que indudablemente podemos estar seguros, por ahora, es de que todavía nos
quedan enormes vacíos por llenar y muchas preguntas por responder, sobre todos y
cada uno de los procesos internos del Sol, conocidos y por conocer. Problema
complicado debido a que, como se sabe, el Sol está compuesto por materia en estado
plasmático, es decir, materia ionizada en virtud de las enormes temperaturas internas. Y
el comportamiento de la materia en este estado, es similar al de los fluidos; es decir, de
carácter probabilista.

- 108 -
5.5.1 Ciclo solar y comportamiento climático

Desde que se descubrieron las manchas solares y su ciclo de 11 años, se pensó en una
posible asociación solar – terrestre, en virtud de ciertas anomalías inexplicadas en la
regularidad climática de muchas regiones. Es más, el astrónomo William Herschel,
descubridor de Urano, ya en 1801 pronosticaba la subida en los precios del trigo, a
causa del comportamiento de las manchas solares observado en el disco solar, el cual
él asociaba con una temporada de escasa pluviosidad sobre Inglaterra. De hecho,
dentro de la famosa Pequeña Era del Hielo sucedida entre 1350 y 1750, época en la
que la temperatura media del planeta fue significativamente inferior al promedio, en
Europa y América del Norte, y quizá en el resto del mundo, se dieron unos inviernos
muy severos; tanto, que el río Támesis que atraviesa Londres, se heló durante el
invierno de 1694 a 1695. Y para estas fechas, sorprendentemente, el mínimo de
Maunder vivía su sueño más profundo.

Gracias a estas observaciones históricas, actualmente muchos científicos dedican sus


esfuerzos a tratar de entender, de qué manera podrían influir estos fenómenos solares
ocasionales, en ciertos cambios climáticos en el planeta. Máxime cuando la sola
comparación de los parámetros meteorológicos más representativos, esto es, la
precipitación, la temperatura y la presión, con el ciclo solar, ha mostrado un cierto grado
de correlación altamente sospechoso. Es más, parece que algunos comportamientos
atmosféricos se adaptan mucho mejor al ciclo de Hale, que al mismo ciclo solar. En
otras situaciones, por el contrario, la correlación con cualquiera de estos ciclos parece
desaparecer, inexplicablemente, al cabo de algunos años.

Para intentar responder a la pregunta de qué tanto puede afectar la actividad solar al
complejo térmico en juego en la atmósfera, es necesario entender inicialmente el
sistema energético del Sol y el porcentaje del mismo que resulta significativo para la
Tierra. Puesto que, en tanto no se disponga de una claridad conceptual meridiana sobre
estas energías en juego, cualquier intento de pronóstico del tiempo que involucre el
comportamiento de la actividad solar, además de resultar marginalmente representativo,
nos imposibilitaría explorar con seguridad y confianza el desarrollo de un modelo de
predicción altamente satisfactorio, para la relación solar – terrestre.

Es importante recordar en comienzo, que la energía del Sol nace de los incesantes
procesos termonucleares que se suceden en su interior, en los cuales millones de
toneladas de hidrógeno son convertidos en helio, cada segundo. De estos portentosos
procesos se desprende una ingente cantidad de energía, la cual se manifiesta de
diferentes formas. Una de estas formas es la conocida energía electromagnética,
explicada por Maxwell a través de sus conocidas ecuaciones, en las que se involucran e
interrelacionan los campos magnéticos y los eléctricos.

La forma clásica de representar la energía electromagnética, es por medio del espectro


electromagnético. Este espectro no es otra cosa que la composición ordenada de una
serie de longitudes de onda; manifestaciones de la energía electromagnética en las que
las ondas de longitud más corta (mayor frecuencia y energía), pertenecen a los rayos X
y Gama, mientras que las ondas más largas (menor frecuencia y energía), son
propiedad de las ondas de radio. La franja del espectro correspondiente a la región
visible, se encuentra ubicada hacia la mitad del mismo, con la franja infrarroja (longitud
de onda más larga, menos energética) ubicada a su izquierda, y la franja ultravioleta
(longitud de onda más corta, más energética) ubicada su derecha. La franja visible y la

- 109 -
infrarroja, por su parte, representan cerca del 99% de todo el espectro
electromagnético.

Aparte de esta radiación de tipo ondulatoria, es decir la radiación electromagnética, el


Sol también emite radiación de tipo corpuscular; esto es, partículas solares relativistas,
predominantemente protones y electrones de alta energía. Estas partículas emitidas por
el Sol son conocidas también como rayos cósmicos solares, y son generadas en ciertas
actividades como el viento solar y las tormentas solares, que envían grandes
cantidades de estas partículas hacia la Tierra. Cuando finalmente estas partículas se
aproximan a nuestro planeta, son desviadas inmediatamente hacia los polos por los
cinturones magnéticos de Van Allen que envuelven y protegen a la Tierra, generándose
de paso un hermoso espectáculo nocturno en las altas latitudes, conocido como auroras
boreales y australes.

Ahora bien, a la energía electromagnética procedente del Sol, y que incide en la parte
alta de la atmósfera terrestre, se le ha dado el nombre de Constante Solar, ya que no
varía mucho en el tiempo. Y se define como la cantidad de energía que incide de forma
normal en la alta atmósfera, por unidad de área y por segundo, cuando la Tierra se
encuentra a una distancia media del Sol, siendo su valor de unos 1,4 x 10 3 Watts/m2.

Esta energía electromagnética procedente del Sol, se constituye en realidad en el motor


que genera prácticamente todos los fenómenos térmicos que conocemos en la
troposfera, y que involucra los procesos de evaporación, condensación, precipitación,
descargas eléctricas, etc., que caracterizan el tiempo y el clima. Sin embargo, de toda la
energía que llega a la alta atmósfera, sólo el 46% es recibida finalmente por la
superficie terrestre; del otro 44% restante, una parte se difunde hacia el espacio o hacia
la misma atmósfera, y otra parte es reabsorbida por la Tierra o utilizada por algunos de
sus elementos, como en el caso del ozono estratosférico, el cual absorbe el 2% de la
energía incidente y que corresponde precisamente a la nociva radiación ultravioleta.

Ahora bien, ya vimos que la radiación visible más la infrarroja representan cerca del
99% de toda la radiación solar. En consecuencia, si realmente las manchas solares
tienen alguna incidencia en la cantidad de radiación solar que llega a la Tierra, debería
ser más notorio este efecto justo sobre estas franjas del espectro electromagnético. El
problema sin embargo, es que la Constante Solar no es tan constante como se define.
De hecho, esta presenta ligeras variaciones que están relacionadas principalmente con
la distancia de la Tierra al Sol, afelio y perihelio, y con otros diferentes factores. Por lo
tanto, se convierte en una tarea verdaderamente difícil comprobar si la presencia de
manchas solares sobre la superficie del Sol, afecta o disminuye de alguna manera, la
cantidad de energía que recibe la Tierra cada segundo, y que debería manifestarse
predominantemente en los espectros visible e infrarrojo.

Se ha podido comprobar sí, que cuando la actividad solar es importante, algunas franjas
del espectro electromagnético del Sol, dentro de las que se encuentran los rayos X y los
rayos ultravioleta, resultan afectadas ligeramente. Y se sabe que estos dos tipos de
radiaciones, tienen mucho que ver con el estado de ionización de la alta atmósfera.
Luego, se podría entrar a pensar que ligeros cambios en ciertos sectores del espectro,
realmente podrían resultar significativos en los procesos de formación de las tormentas
eléctricas, en las cuales la ionización atmosférica juega un papel preponderante.

- 110 -
Por otro parte, ya vimos que la radiación corpuscular es desviada por el campo
magnético de la Tierra hacia los polos. Esta protección sin embargo, no resulta tan
efectiva como quizá llegásemos a creer, ya que algunas partículas cósmicas, de hecho,
impactan segundo tras segundo contra la superficie terrestre y las partículas
atmosféricas. Por ende, la energía corpuscular también podría incidir en ese mismo
estado de ionización de la atmósfera, constituyéndose de esta manera, en un posible
factor más de influencia en los cambios climáticos observados y estudiados.

A continuación, y sin más preámbulos, vamos a entrar a estudiar las gráficas


correspondientes a las posibles correlaciones entre el ciclo solar y el comportamiento
pluviométrico y térmico en varias regiones de la Tierra, y en Colombia particularmente.
Esta correlación, por su parte, ha sido definida como positiva, negativa o nula. Se ha
demostrado, según los estudios, que en la franja ecuatorial la relación es positiva; esto
es, en promedio llueve más durante el máximo que durante el mínimo solar. Mientras
que, en las latitudes medias, la correlación parece ser negativa; es decir, se da menor
precipitación, en promedio, cuando nos encontramos en el máximo del ciclo solar.

Figura 92. Correlaciones entre la temperatura y la lluvia, con el ciclo solar, en diferentes lugares

Bien, como el objetivo fundamental de este estudio está lejos de entrar en


consideraciones profundas sobre la posible relación solar – terrestre, vamos
simplemente a resaltar lo más importante de las gráficas anteriores. Como primera
medida, la gráfica de la izquierda nos muestra las medias anuales y los promedios
móviles de la precipitación, en diferentes regiones del planeta, correspondientes al
período 1860 - 1917. Los promedios móviles se utilizan en este caso para suavizar las
fluctuaciones de corto plazo.

- 111 -
Sin entrar en muchos detalles, observemos que, a simple vista, se observa un grado
importante de correlación entre estos promedios de precipitación y el estado del ciclo
solar presente en ese momento. De hecho, algunas estaciones muestran resultados
mucho más prometedores que otras, dependiendo de la región del planeta. Por
ejemplo, las estaciones de Brasil (Recife), Gambia y Java, ubicadas en la franja tropical,
son las que presentan los mejores resultados en términos de la correlación buscada.
Cosa similar sucede en las latitudes medias, propiamente con las estaciones de
Suramérica y Estados Unidos, en las cuales se observa mayor grado de correlación
entre sus máximos y mínimos pluviométricos, y los máximos y mínimos del ciclo solar.

Contrario a los resultados obtenidos de las comparaciones anteriores, al intentar


correlacionar las variaciones de temperatura en el planeta con los ciclos solares, los
resultados obtenidos por los científicos han sido más bien contradictorios. Resultados
que, indistintamente, han tenido carácter positivo, negativo o inexistente. De cualquier
manera, la gráfica correspondiente a estas comparaciones (figura 92, derecha), para
ese mismo período, nos muestra un grado importante de asociación entre estas curvas
y el ciclo solar. Así mismo, se ha podido comprobar que entre los máximos y mínimos
de manchas solares, la temperatura promedio de la Tierra ha sufrido variaciones de
entre 0,3 y 0,4º C. Variaciones más que suficientes como para generar cambios
climáticos importantes en la Tierra.

Bien, como en últimas el propósito de este apartado en particular es el de comparar el


ciclo solar con las tendencias pluviométricas anuales del país, a continuación vamos a
presentar nuevamente estas gráficas pluviométricas, no sin antes volver sobre las
gráficas de los otros fenómenos analizados, con el ánimo de correlacionarlas con el
ciclo solar. Reconociendo que, un verdadero análisis requeriría, por un lado, un
seguimiento temporal mucho más extenso de todos y cada uno de los elementos en
juego; y por otro lado, el uso de sofisticadas herramientas estadísticas que nos permitan
apreciar, mucho mejor, las posibles correlaciones entre estos elementos. Veamos:

T OT A L A NUA L DE MA NC HA S S OL A R E S P E R ÍODO 1972 - 2009


2500

2000

1500

1000

500

0
1972

1973

1974

1975

1976

1977

1978

1979

1980

1981

1982

1983

1984

1985

1986

1987

1988

1989

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

AÑO 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
DJF -0.7 1.8 -1.9 -0.6 -1.6 0.6 0.7 -0.1 0.5 -0.3 0.0 2.3 -0.4 -0.9 -0.5 1.2 0.7 -1.7 0.1 0.4 1.8 0.3 0.2 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4 -0.8
JFM -0.4 1.2 -1.7 -0.6 -1.2 0.5 0.4 0.0 0.3 -0.5 0.1 2.0 -0.2 -0.8 -0.4 1.3 0.5 -1.5 0.2 0.3 1.6 0.4 0.2 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4 -0.7
FMA 0.0 0.5 -1.3 -0.7 -0.8 0.2 0.0 0.1 0.2 -0.5 0.1 1.5 -0.2 -0.7 -0.2 1.2 0.1 -1.1 0.2 0.3 1.5 0.6 0.3 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1 -0.5
MAM 0.2 -0.1 -1.1 -0.8 -0.6 0.2 -0.3 0.1 0.2 -0.4 0.3 1.2 -0.3 -0.7 -0.2 1.1 -0.2 -0.8 0.2 0.4 1.4 0.7 0.4 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8 -0.1
AMJ 0.5 -0.6 -0.9 -0.9 -0.5 0.2 -0.4 0.1 0.3 -0.3 0.6 1.0 -0.5 -0.7 -0.1 1.0 -0.7 -0.6 0.2 0.6 1.2 0.8 0.5 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6 0.2
MJJ 0.8 -0.9 -0.8 -1.1 -0.2 0.4 -0.4 -0.1 0.3 -0.3 0.7 0.6 -0.4 -0.6 0.0 1.2 -1.2 -0.4 0.2 0.8 0.8 0.7 0.5 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4 0.6
JJA 1.0 -1.1 -0.6 -1.2 0.1 0.4 -0.4 0.0 0.2 -0.4 0.7 0.2 -0.3 -0.5 0.3 1.4 -1.3 -0.3 0.3 1.0 0.5 0.4 0.6 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1 0.7
JAS 1.3 -1.3 -0.5 -1.3 0.3 0.4 -0.4 0.1 0.0 -0.4 1.0 -0.2 -0.2 -0.5 0.5 1.6 -1.2 -0.3 0.3 0.9 0.2 0.4 0.6 -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0 0.8
ASO 1.5 -1.4 -0.5 -1.5 0.5 0.5 -0.4 0.3 -0.1 -0.3 1.5 -0.6 -0.3 -0.5 0.7 1.6 -1.3 -0.3 0.3 0.9 0.0 0.4 0.7 -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0 0.9
SON 1.8 -1.7 -0.7 -1.6 0.7 0.6 -0.3 0.4 -0.1 -0.2 1.9 -0.8 -0.6 -0.4 0.9 1.5 -1.6 -0.3 0.3 1.0 -0.1 0.4 0.9 -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0 1.2
OND 2.0 -2.0 -0.9 -1.7 0.8 0.7 -0.2 0.5 0.0 -0.1 2.2 -0.9 -0.9 -0.3 1.1 1.3 -1.9 -0.2 0.3 1.4 0.0 0.3 1.2 -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3 1.5
NDJ 2.1 -2.1 -0.7 -1.7 0.7 0.7 -0.1 0.5 -0.1 -0.1 2.3 -0.7 -1.1 -0.4 1.2 1.1 -1.9 -0.1 0.4 1.6 0.2 0.2 1.3 -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6 1.8

Figura 93. Comparación del ciclo solar con los eventos ENOS período 1972 - 2009

- 112 -
En la figura 93 se ha graficado el total de manchas solares desde el año 1972 hasta el
año 2009, cobijando así tres ciclos solares completos, lo cual implica en realidad una
serie ciertamente corta para el propósito buscado. No obstante, vamos a aventurarnos
en el intento de conseguir algún tipo resultado, no importándonos por ahora la
imposibilidad de una confirmación taxativa de tal correlación pretendida.

Muy bien, a primera vista se observa poca, por no decir ninguna, relación entre los
máximos y mínimos del ciclo solar, y las alternancias de las diferentes facetas del
ENOS. Sin embargo, si nos fijamos con mayor detenimiento en la tabla del ENOS,
vemos que, entre un máximo y un mínimo solar, efectivamente predominan condiciones
normales y de Niño. Mientras que, las condiciones de Niña, pareciera tienen preferencia
por ubicarse entre el mínimo solar y el comienzo de un máximo; situación esta última,
acentuada en el máximo solar del año 2000, en el que se tuvo una Niña bastante fuerte.

Veamos ahora otra curiosidad en la actuación de este par de fenómenos,


aparentemente inconexos. Después del año 2000, año de un máximo, el ciclo solar se
dirige de nuevo hacia un mínimo; tan profundo sin embargo, que aún hoy (2009) no ha
desaparecido completamente. Y este largo mínimo, observemos, coincide
sospechosamente con un también largo período de predominancia de situaciones Niño
y normal. La Niña, sin embargo, se manifiesta tímidamente entre el 2007 y el 2008.

Veamos a continuación entonces, si existe algún tipo de correlación entre el ciclo solar y
la actividad de huracanes y frentes por temporada, con el fin de intentar completar este
análisis, sobre el posible impacto directo del ciclo solar en el clima terrestre.

TOTALES ANUALES DE MANCHAS SOLARES PERÍODO 1983 - 2008


2000

1800

1600

1400

1200
Total

1000

800

600

400

200

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

TOTAL HURACANES, Y DEPRESIONES Y TORMENTAS TROPICALES, ATLÁNTICO, CARIBE Y


GOLFO DE MÉXICO, PERÍODO 1983 - 2008

T. y D. tropica le s Huraca ne s Tota l

35

30

25
Cantidad

20

15

10

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 94. Comparación entre el ciclo solar y la cantidad de ciclones tropicales, 1983 - 2008

- 113 -
Cuando se realizó el estudio sobre el comportamiento cuantitativo de los sistemas
tropicales violentos, frente a la tendencia del ENOS, para el período 1983 – 2008,
notamos que los mínimos de la curva tendían a ubicarse en aquellos años en los que,
por lo general, una situación normal precedía a la llegada de un Niño. Es más, en estos
precisos momentos, finales de 2009, en que nos encontramos en una situación normal
y de Niño, los huracanes, tormentas tropicales y demás fenómenos tropicales violentos,
han brillado por su ausencia sobre el Atlántico. Tanto, que meses como octubre y
noviembre, tradicionalmente caracterizados por la importante cantidad de este tipo de
eventos meteorológicos, han pasado en blanco a la historia, como quizá, los meses con
menor o ninguna presencia de tales eventos, de las últimas décadas.

La explicación sobre la ausencia de estos fenómenos sobre el Atlántico tiene que ver,
parece, con la famosa teleconexión entre los diferentes sistemas de oscilación de los
océanos del planeta. En otras palabras, si se presenta piscina cálida en el Pacífico,
como está sucediendo en estos momentos, la consecuencia inmediata sería la ausencia
de la piscina cálida en el Atlántico, uno de los requisitos imprescindibles para la
formación de fenómenos tropicales violentos sobre este océano. Ello explicaría la
ausencia casi total de estos típicos sistemas, durante el año 2009.

Ahora bien, analizando nuevamente la gráfica de las frecuencias de estos fenómenos


para el período de estudio, notamos que a un máximo significativo le sigue un mínimo
significativo, con uno o dos años de diferencia. Es más, esta gráfica nos permite
apreciar también que tal característica cuantitativa de estos fenómenos, se repite
cíclicamente entre 9 y 11 años, un poco antes o un poco después de la presencia de un
mínimo solar. Y no sólo eso, fijémonos que el primer ciclo solar tuvo una duración de 10
años; esto es, contando desde el mínimo de 1986 hasta el mínimo de 1996. Y
precisamente, para 1986 se da un mínimo de eventos ciclónicos en el Atlántico, y a los
11 años exactos, en 1997, vuelve a presentarse otro mínimo importante.

No obstante, el segundo ciclo solar en esta gráfica, que se inició en 1997 y que llegados
a finales de 2009 aún no desaparece del todo, ha consumido hasta ahora 12 largos
años. En tanto, al nuevo mínimo de eventos ciclónicos le ha tomado apenas 9 años en
volver a aparecer. Y observemos además que, desde el mínimo de 1997, la cantidad de
estos fenómenos, en promedio, fue creciendo progresivamente hasta alcanzar el record
ya mencionado anteriormente, de 27 eventos ciclónicos en el año 2005.

Así, y a pesar de la incómoda cortedad de nuestro período de estudio, se ha podido


vislumbrar una posible asociación, entre la cantidad de eventos ciclónicos sobre el
Atlántico, y el ciclo solar. Mejor aún, da la impresión que la periodicidad en los mínimos
y máximos de ciclones tropicales, parece acomodarse mejor a los mínimos del ciclo
solar. Este supuesto nos llevaría entonces a reasumir una nueva postura sobre la
inferencia de ciertos eventos extraterrestres, el clima solar en concreto, en el futuro
comportamiento de la climatología del planeta. Relación no del todo clara en la medida
en que, las deducciones basadas en el análisis gráfico requieren, necesariamente, la
verificación mediante el uso de ciertos artilugios matemáticos, que nos posibiliten una
real medida cuantitativa del grado de incidencia de tales relaciones.

Luego, ante la imposibilidad de contar por ahora con tal artilugio matemático, debemos
seguir buscando posibles correlaciones mediante la comparación gráfica; nuestra hasta
ahora, más importante herramienta. Y apliquémosla entonces al otro componente
importante del ya definido CFCC, el de los sistemas frontales sobre Cuba y el Caribe.

- 114 -
TOTALES ANUALES DE MANCHAS SOLARES PERÍODO 1976 - 2003
2000

1800

1600

1400

1200
Total

1000

800

600

400

200

0
1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

TOTAL FRENTES POR TEMPORADA, PERÍODO 1976 - 2003

40

35

30

25
Total

20

15

10

0
76-77 77-78 78-79 79-80 80-81 81-82 82-83 83-84 84-85 85-86 86-87 87-88 88-89 89-90 90-91 91-92 92-93 93-94 94-95 95-96 96-97 97-98 98-99 99-00 00-01 01-02 02-03

Figura 95. Comparación entre el ciclo solar y la cantidad de frentes sobre Cuba, 1976 - 2003

Habíamos visto anteriormente que la cantidad de frentes sobre Cuba, parece tener una
importante relación con la presencia de las diferentes facetas ENOS. Precisando aún
más, estudios profundos sobre el tema demuestran con mayor claridad que el número
de frentes fríos que entran a Cuba, es alto cuando se tienen condiciones Niño
moderadas. Con condiciones Niño fuertes o muy fuertes, recordemos, también se
demostró un aumento en la llegada de frentes, aunque en menor medida.

En la figura 95, se presenta de nuevo la gráfica de la medida cuantitativa de los frentes


fríos que entran a Cuba, aunque para este caso en particular, tomamos como punto de
partida la temporada 1976 – 77. Recordemos que en esa temporada, justamente, se
presentó el mayor número de frentes sobre Cuba de los últimos tiempos, con 35
eventos. Por la misma razón, también tomamos este año como punto de partida para
graficar el ciclo solar.

Como primera medida, notemos que, similar al caso de los sistemas ciclónicos, se
observa cierto tipo de periodicidad en la ocurrencia de los extremos, aunque esta
resulta mucho más evidente para el caso de los mínimos. De tal suerte que, para este
período de estudio en particular, se detectan claramente tres mínimos significativos.
Estos mínimos, igualmente, parecieran no sólo acomodarse a un ciclo que varía entre 8
y 10 años, sino que ocurren, similar a los ciclones tropicales, al año o a los dos años de
haberse dado un máximo.

- 115 -
La diferencia sin embargo, con respecto al comportamiento de la cantidad de huracanes
y el ciclo solar, es que los tres mínimos de frentes vistos en la gráfica, se presentan en
diferentes situaciones de este ciclo. El primero a medio camino entre un mínimo y un
máximo solar; el segundo, dentro de un máximo solar, mientras que el tercero ocurrió
sobre un mínimo solar. Y en cuanto a los máximos, como bien puede apreciarse en la
gráfica, estos no conservan ningún comportamiento periódico, ni mucho menos,
guardan alguna relación con el ciclo solar. Por lo tanto, lo único importante que
podemos entresacar por ahora de este análisis, es que los mínimos de sistemas
frontales sobre Cuba, tienden a presentarse con cierta periodicidad; no así los máximos.

A continuación, y para dar término a esta parte del estudio, vamos a tomar nuevamente
las curvas del comportamiento pluviométrico anual de las estaciones problema,
confrontándolas ahora contra la gráfica del ciclo solar, con el propósito de buscar
alguna correlación importante entre ambos comportamientos.

TOTALES ANUALES DE MANCHAS SOLARES PERÍODO 1983 - 2008


2000

1800

1600

1400

1200
Total

1000

800

600

400

200

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN ESTACIONES DE REFERENCIA PERÍODO 1983 - 2008

BOGOTA CALI B/QUILLA LETICIA QUIBDO MEDELLIN PTO CARREÑO


12000

10000

8000
Total

6000

4000

2000

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 96. Comparación entre el ciclo solar y las tendencias pluviométricas anuales, 1983 - 2008

- 116 -
De esta última comparación gráfica, la que finalmente resulta de nuestro mayor interés,
podemos resaltar dos cosas importantes. La primera, que son más evidentes los
cambios pluviométricos interanuales en las estaciones de mayor pluviosidad, como en
el caso de Quibdó, que en las demás estaciones en las que, por el contrario, la
determinación de los máximos y mínimos más significativos resulta muy complicado,
debido a la relativa escasa diferencia entre sus extremos.

La otra cosa importante por resaltar, es que, sospechosamente, aquel patrón de


comportamiento de que un mínimo se presenta al año o dos años de ocurrido un
máximo, detectado en lo ciclones tropicales y en los sistemas frontales fríos, parece
también darse aquí, por lo menos para el comportamiento pluviométrico de Quibdó. Y
como si ello fuera poco, estos mínimos (y máximos), curiosamente, se ubican muy
cerca de los mínimos del ciclo solar. Es más, recordemos que cuando se realizó el
análisis respectivo de la gráfica de la tendencia pluviométrica anual, notamos que, a
partir del año 2000, los niveles mostraron una baja sensible, más o menos hasta el
2005. Y a partir de ese año, se dio inicio a una recuperación importante en
prácticamente todas las estaciones. Es decir, daría la impresión de que este aumento
generalizado de las lluvias, desde el 2005, estuviera asociado de alguna manera con la
entrada en ese mínimo solar profundo, que aún hoy estamos viviendo.

Luego, resumiendo, debemos tener claro que un verdadero estudio sobre la posible
relación entre las tendencias pluviométricas de las estaciones del país, y el ciclo solar,
resulte serio y confiable, debe echarse mano, obligatoriamente, no sólo de series
pluviométricas mucho más largas, sino de otros parámetros meteorológicos como la
temperatura, la presión atmosférica y la evaporación del agua. Por otro lado, deberá
hacerse un estudio individualizado de todas las estaciones del país, para así poder
detectar los mínimos cambios en sus comportamientos, que podrían resultar finalmente
relevantes para las conclusiones a las que ambicionamos llegar.

5.5.2 Conclusiones necesarias sobre este apartado

1. Así el período seleccionado en tan particular objetivo que pretendimos alcanzar,


haya sido insuficiente de cara a lograr resultados mejor cimentados, ha quedado claro
sin embargo que no debe descartarse, de ninguna forma, una posible relación entre el
comportamiento atmosférico en todas su facetas, y los complejos ciclos solares.
Sospechosas coincidencias observadas a lo largo de cada una de las comparaciones,
avalan así la necesidad de continuar con esta línea de investigación.
2. En cuanto a nuestra pretensión central, cual era la de intentar algún tipo de
correlación entre nuestros regímenes pluviométricos y el ciclo solar, creemos que los
datos graficados no fueron suficientes para definir o sospechar algún tipo de
correlación, con excepción de la estación de Quibdó. Esto, presumiblemente, y como ya
se resaltó anteriormente, debido a la enorme pluviosidad propia de esta Ciudad.
3. Resulta que además, como bien se explicó anteriormente, el verdadero detonante
de la ZCIT sobre Colombia, es el influjo de ciertos fenómenos externos; frentes y
ciclones tropicales principalmente. Luego, si de veras el ciclo solar afecta la cantidad de
aquellos fenómenos externos, sería en realidad esta cantidad y su forma, afectada por
el ciclo solar, y no el ciclo solar como tal, la que finalmente alteraría nuestros promedios
pluviométricos. Es decir, estaríamos hablando de un efecto tipo billar: una bola que
golpea a otra, y esa otra le trasfiere a su vez parte de su momento a una tercera. Este
podría ser el símil más apropiado para ir entendiendo, de a poco, la compleja
interrelación, causa - efecto, entre el ciclo solar y el clima terrestre.

- 117 -
5.6 POSIBLES EXPLICACIONES A LOS EXTREMOS PLUVIOSOS ANUALES

Muy bien, hasta el momento hemos dedicado todos nuestros esfuerzos a la realización
de un análisis, dispendioso por demás, cuyo objetivo no ha sido otro diferente al de
tratar de encontrar las causas más probables del extraño comportamiento pluviométrico,
mensual y diario, detectado en las estaciones de referencia. Los resultados, como bien
hemos podido comprobar, han sido no sólo alentadores, sino que además nos han
conducido hacia un sendero altamente prometedor, de cara a un mejoramiento en los
pronósticos del tiempo y las proyecciones del clima en el país.

No obstante, recordemos que en el análisis preliminar y general de este


comportamiento pluviométrico, además de aquellos extraños extremos mensuales y
diarios, los cuales pudimos explicar satisfactoriamente en virtud de la presencia de
ciertos eventos de carácter sinóptico sobre el Atlántico y Caribe, en determinadas
épocas del año (los sistemas frontales y los ciclones tropicales), idénticamente
encontramos variaciones inexplicadas en los valores anuales, los cuales intentamos
explicar, tímidamente, mediante una posible asociación con las diferentes facetas
ENOS, así como con el recientemente analizado ciclo solar.

A pesar de lo anterior sin embargo, hay que reconocer que aún no hemos alcanzado
resultados verdaderamente concluyentes, respecto de los bruscos cambios en los
totales anuales observados al comienzo de este estudio y que, según pudimos apreciar,
son mucho más evidentes en unas estaciones que en otras.

Recordemos por ejemplo que, cuando analizamos los comportamientos interanuales de


las siete estaciones, Barranquilla fue la ciudad que mostró una de las variaciones
pluviométricas más acusadas y extrañas de todas. Y esto sucedió, concretamente, en el
año 1995; año en el que el total de lluvia medida en esta ciudad fue de 1687 mm,
mientras que en el año inmediatamente anterior se reportaban 404 mm y en el siguiente
se registraban 922 mm. En otras palabras, la diferencia entre la precipitación de 1995 y
la de los años que le precedieron y sucedieron inmediatamente, fue de 1283 mm y 765
mm, respectivamente.

¿Qué o cuáles fenómenos fueron los causantes de tan importantes variaciones


interanuales de las lluvias en esta ciudad? Esta es quizá la primera pregunta que nos
asalta cuando observamos diferencias pluviométricas tan profundas, en tan corto
período. Razón por la que, obligadamente, debemos remitirnos nuevamente a las
gráficas respectivas, analizadas someramente al comienzo de este estudio, con el
ánimo de escudriñarlas más profundamente en búsqueda de posibles respuestas a
estos extremos inexplicados.

No obstante, no deja de ser cierto que también observamos variaciones importantes en


los comportamientos lluviosos interanuales de las otras estaciones, lo cual nos obligaría
a analizar estas anormalidades, bajo la misma consideración esgrimida para el caso de
Barranquilla. Infortunadamente, debido a que ello implicaría extender mucho más este
estudio, únicamente vamos a tomar el caso del año 2008 en el que se observaron unos
aumentos significativos de las lluvias, preponderantemente en las tres estaciones
andinas: Bogotá, Medellín y Cali. De hecho, somos conscientes que estudios más
profundos y completos sobre este asunto deberán hacerse en el futuro, involucrando
por supuesto muchos más conceptos y estaciones, de cara a lograr respuestas más
prometedoras. Lamentablemente, los límites nos lo impiden por ahora.

- 118 -
Por lo pronto, hagamos el ejercicio de volver sobre las gráficas pluviométricas de
Barranquilla y las ciudades andinas, con la esperanza de encontrar elementos que, en
su momento, hayamos dejado pasar por alto en el análisis primario. Y en este orden, la
primera idea que se nos viene a la cabeza es que, muy seguramente, estas
singularidades pluviométricas se debieron a que los meses que conforman la, o las
temporadas húmedas, fueron mucho más lluviosos de lo normal, o que, también, la o
las temporadas secas no lo fueron tanto. Por tal razón, la mejor manera de abordar este
problema es enfocándolo de manera inversa a como se hizo anteriormente, cuando se
analizaron los meses y los días que presentaron valores inusualmente altos de lluvias.
Es decir, vamos a tomar en principio el año más lluvioso de la serie, para,
seguidamente, observar el comportamiento de todos sus meses a lo largo de los años.
A continuación, en la medida en que nos lo permita la disponibilidad de datos,
buscaremos los días más lluviosos de esos meses “anómalos”, analizando, para cada
uno de ellos, las imágenes de satélite correspondientes.

5.6.1 Análisis del máximo pluviométrico anual de Barranquilla de 1995

De esta manera vamos a comenzar analizando, más profundamente, el caso del


máximo pluviométrico de Barranquilla de 1995. Y recordemos en primera instancia que
el comportamiento del ENOS, para ese año, fue al inicio de leves condiciones Niño,
pasando luego, entre mayo y agosto, a condiciones normales, y a partir de septiembre,
a leves condiciones Niña. Por lo tanto, si nos atenemos al comportamiento del ENOS
para este año en concreto, que en síntesis no resultó tan relevante, podemos pensar
que tales extremas variaciones de las precipitaciones obedecieron, muy posiblemente,
a otros condicionantes, antes que al efecto directo de las diferentes facetas ENOS.

Sin embargo, si analizamos con mayor detenimiento el comportamiento del ENOS,


observamos que desde mediados del año 1989, hasta mediados del año 1995 (unos 6
años), las condiciones sobre el Pacífico se alternaron entre normales y de Niño. Y que
además, los máximos pluviométricos de Barranquilla tendían a ubicarse
preferentemente dentro de condiciones normales y de Niño. Luego, podría pensarse
que este relevante máximo pluviométrico anual de Barranquilla de 1995, se pudo deber
a algún tipo de inercia atmosférica, producto de un prolongado ciclo normal – Niño.

Ahora bien, cuando realizamos el análisis del comportamiento de las lluvias en


Barranquilla (página 38, figura 24), tanto anual como mensualmente, detectamos
inmediatamente que ciertos meses presentaban un comportamiento pluviométrico
verdaderamente elevado; concretamente: mayo, julio, agosto, septiembre y octubre. En
menor medida, abril y junio. Adicionalmente, en el análisis del comportamiento
promedio de cada mes del año durante el período de estudio, percibimos que el
aumento progresivo de las lluvias a partir de abril, por alguna razón que desconocemos,
se truncaba bruscamente en junio, reiniciándose sin embargo a partir de julio, hasta
alcanzarse un máximo absoluto entre septiembre y octubre. Y es esto precisamente lo
que observamos en este año en particular, con la salvedad que el aumento de las
lluvias se dio al unísono en los meses más lluviosos, e incluso en algunos que no lo son
tanto. Situación que sin embargo no se detectó en otros años en los que, aunque se
observaron también cambios bruscos en algunos meses, no se percibió nada extraño
en los restantes, que nos hicieran sospechar alguna anormalidad pluviométrica.

Infortunadamente, para este caso particular de Barranquilla, no pudimos contar con los
valores pluviométricos diarios de estos meses, lo cual nos imposibilita determinar con

- 119 -
mayor precisión qué tipo de fenómenos estuvieron asociados con las altas
pluviosidades. Por lo tanto, la única herramienta que nos queda por utilizar, es la de
recurrir al análisis diario de las imágenes de satélite, de cada mes relevante, con el
ánimo de extractar aquellos elementos que, muy probablemente, pudieron incidir en las
condiciones meteorológicas significativas sobre el Caribe y/o Atlántico, y por ende,
sobre el comportamiento atmosférico de Barranquilla. En este orden, a continuación se
presentan aquellas imágenes que finalmente resultaron de interés para este análisis.

1 2

3 4

5 6

Figura 97. Imágenes de satélite de los días de abril de 1995 con condiciones muy especiales

La composición de imágenes de satélite de la figura 97, se obtuvo luego de entresacar


aquellos días de abril de 1995, en que se observaron ciertas condiciones sinópticas que
pudieron haber incidido en el aumento de los promedios pluviométricos en el país, y en

- 120 -
Barranquilla específicamente. Y como bien puede apreciarse en estas imágenes,
potentes sistemas frontales se movieron sobre el Atlántico durante este mes, y sus
colas o las vaguadas asociadas a ellos, en casi todos los casos, se vieron interactuando
fuertemente con una muy activa ZCIT. Y como producto final y lógico de ello, las lluvias
en este mes crecieron significativamente por encima de su promedio.

1 2

3 4

5 6

Figura 98. Imágenes de satélite de los días de mayo de 1995 con condiciones relevantes

Antes de proseguir con el análisis de la figura 98, la cual recoge las imágenes más
relevantes de mayo de 1995, recordemos que cuando vimos el marco teórico sobre los
sistemas frontales, estudiados juiciosamente por los investigadores cubanos, la
cantidad de estos fenómenos sobre el Atlántico y Caribe es fuerte entre finales y
comienzos de año, pero se debilita entre mayo y junio, tendiendo a desaparecer para
julio y agosto; los meses más intensos del verano en el hemisferio norte. Y esto es más

- 121 -
o menos lo que se percibe en el conjunto de imágenes de la figura 98, en la que sin
embargo se observan todavía, importantes sistemas frontales interactuando claramente
con la ZCIT. En la imagen 2, se percibe no obstante cierto tipo de actividad de la ZCIT,
concretamente sobre el Pacífico y norte del país, en la que no resulta muy clara su
asociación con sistema frontal alguno. En tanto, el caso del día 30, imagen 6, es un
poco diferente. En ella se aprecia una baja presión frente a la costa Caribe colombiana,
la cual, con el correr de los días se convertirá en el huracán Allison, primero de la
temporada 1995, a partir del día 3 de junio, y frente a Honduras. Este huracán tomará
luego rumbo hacia el Golfo de México, para debilitarse rápidamente, un poco más arriba
de la Florida.

1 2

3 4

5 6

Figura 99. Imágenes de satélite de los días de julio de 1995 con condiciones significativas

En el conjunto de imágenes de satélite que conforman la figura 99, correspondiente al


mes de julio de 1995, observamos cómo lo sistemas frontales, efectivamente, se han

- 122 -
debilitado y retirado hacia las altas latitudes, para darle paso a los sistemas tropicales
violentos. Y de hecho, en la imagen 2 se observa una onda tropical sobre el
noroccidente del país, que produce abundante nubosidad y, muy posiblemente,
importantes precipitaciones en el norte y occidente del mismo.

En la imagen 3, de julio 13, se observa a la tormenta tropical Chantal (distinta de la otra


tormenta Chantal, de agosto de 2001, analizada previamente), moviéndose sobre el
Atlántico con rumbo noroeste. Y asociada a esta tormenta, vemos bastante nubosidad
convectiva sobre el Caribe y el norte del país. Por lo que, basados en esta nueva
percepción, debemos reconsiderar las conclusiones anteriores sobre la incidencia en
nuestros regímenes pluviométricos, de los ciclones que exclusivamente se mueven
sobre el Caribe. Ya que, según estas imágenes, las tormentas y ciclones tropicales que
se desplazan incluso más arriba de esta región oceánica, interactúan también con
fortaleza sobre la ZCIT, potenciando claramente la actividad convectiva sobre el país.

1 2

3 4

5 6

Figura 100. Imágenes de satélite de los días de agosto de 1995 con condiciones significativas

- 123 -
El conjunto de imágenes más relevantes dentro del mes de agosto, y que conforman la
figura 100, nos muestran ahora sí, más claramente, la presencia de un gran número de
ciclones tropicales sobre el Caribe y Atlántico. De hecho, en las imágenes 1 y 2 se
observa a la tormenta Dean entrando por el sur de Estados Unidos, mientras que el
huracán Erin hace lo propio sobre la Florida. Estos dos sistemas tropicales, como bien
se puede apreciar en las imágenes, ejercen un claro efecto de jalonamiento de la ZCIT
sobre el occidente y norte del país. Acción similar realiza el huracán Félix (imagen 3),
aún así la ruta seguida se encuentre bastante alejada del Caribe.

En las imágenes 5 y 6, como bien puede observarse, se presenta una inusual seguidilla
de ciclones tropicales sobre el Atlántico y Caribe, más exactamente a partir del día 22
de agosto, cuando hacen su aparición los siguientes huracanes: Humberto, Iris, Jerry,
Karen y Luis. Fenómenos que mantuvieron el occidente y norte del país, bajo fuerte
actividad convectiva. Recordemos, para completar el análisis de este mes, que la
temporada 1995 fue de las más ricas en ciclones tropicales, con un total de 19 eventos.

1 2

3 4

5 6

Figura 101. Imágenes de satélite de los días de septiembre de 1995 con condiciones significativas

- 124 -
En las imágenes 1 y 2 de la figura 101, correspondientes a la actividad más importante
de septiembre, se observan aún activos en los primeros días de este mes, a los
huracanes Jerry (sobre la Florida), Karen y Luis. Este último, ubicado sobre las Antillas
menores, muestra un perfil bastante definido, el cual habla por sí solo de su enorme
potencial. Incluso, en la imagen 3 se puede ver a un Luis todavía muy fuerte, frente a
Nueva York. En tanto, en la imagen 4 observamos ahora, avanzando con paso
decidido, al huracán Marylin sobre el Atlántico, en donde morirá pocos días después.

Lo importante por destacar de todas maneras, en este juego de imágenes, es que la


presencia de ciclones tropicales sobre el Atlántico y Caribe, ejerce una evidente fuerza
de arrastre y activación de la ZCIT. Siendo el producto final de todo este juego
termodinámico, la conformación de potentes complejos convectivos de forma casi
permanente, sobre el occidente y norte de nuestro territorio.

1 2

3 4

5 6

Figura 102. Imágenes de satélite de los días de octubre de 1995 con condiciones relevantes

- 125 -
El mes de octubre de 1995, arranca con una gran actividad sobre el golfo de México,
producto del tránsito del huracán Opal en una extraña ruta que partió, inusualmente,
desde Panamá (imagen 1), prosiguiendo luego hacia el interior de Estados Unidos, en
donde finalmente murió. Como consecuencia del potencial energético de Opal, la
actividad convectiva sobre el Pacífico y el norte del país, sigue siendo relevante.

Es preciso recordar nuevamente, que en octubre se reinicia la temporada de sistemas


frontales, por lo que la posibilidad del encuentro entre este tipo de fenómenos y los
ciclones tropicales, empieza a crecer de manera significativa. Y ya vimos que el
producto final de este colosal encuentro, no es otro que la conformación de las
altamente peligrosas, tormentas perfectas, de las que se habló ampliamente en un
apartado anterior. Y esa es la razón por la cual, en la figura 102 se ha incluido, adrede,
la imagen del día 6 de noviembre (imagen 6), para denotar la presencia de fuertes
sistemas frontales sobre Norteamérica y el Atlántico, en este mes.

No podemos sin embargo dar por concluida la discusión sobre el exceso de pluviosidad
ocurrido en Barranquilla en 1995, sin antes haber intentado aclarar lo del descenso de
los promedios pluviométricos en junio, que en su momento no pudimos explicar. Por tal
razón, vamos a volver sobre nuestros pasos con el ánimo de realizar de nuevo ciertas
comparaciones con las gráficas de cantidad de frentes y huracanes, para el período de
estudio. Comparación que, en su momento, sólo realizamos para las tendencias
anuales, pero que ahora, vamos a extender para los meses más lluviosos. Veamos:

TOTAL HURACANES, Y DEPRESIONES Y TORMENTAS TROPICALES, ATLÁNTICO, CARIBE Y


GOLFO DE MÉXICO, PERÍODO 1983 - 2008

T. y D. tropicales Huracanes Total

35

30

25
Cantidad

20

15

10

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

COMPORTAMIENTO MENSUAL DE LA PRECIPITACIÓN EN BARRANQUILLA


PERÍODO 1983 - 2008

Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre


400

350

300

250
MM

200

150

100

50

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 103. Comparación entre meses más lluviosos en B/quilla y cantidad de ciclones tropicales

- 126 -
TOTAL FRENTES POR TEMPORADA, PERÍODO 1982 - 2003

30

25

20
Total

15

10

0
82-83 83-84 84-85 85-86 86-87 87-88 88-89 89-90 90-91 91-92 92-93 93-94 94-95 95-96 96-97 97-98 98-99 99-00 00-01 01-02 02-03

COMPORTAMIENTO MENSUAL DE LA PRECIPITACIÓN EN BARRANQUILLA


PERÍODO 1983 - 2008

Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre


400

350

300

250
MM

200

150

100

50

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

Figura 104. Comparación entre meses más lluviosos en B/quilla y cantidad de sistemas frontales

Muy bien, en las figuras 103 y 104 se han colocado los totales de ciclones tropicales y
frentes, analizados anteriormente, pero confrontados ahora con la tendencia de los
meses más lluviosos en Barranquilla, para el período de estudio. Y de esta
confrontación, por supuesto, se extractan cosas verdaderamente importantes, como las
que se detallan a continuación.

Como primera medida, en la figura 103, y como ya se había hecho notar anteriormente,
todos los meses lluviosos seleccionados para esta imagen, sin excepción, muestran un
crecimiento descomunal en 1995, lo cual repercutió finalmente en la inusual
precipitación total de ese año en esta ciudad, previamente estudiada.

Por otra parte, y como era de esperarse, se observa que aquellos meses en los que se
presenta mayor cantidad de ciclones tropicales, tienden a guardar mayor correlación
con la curva de cantidad estos fenómenos, como se evidencia con cierta claridad en
julio, agosto y septiembre; meses en los que los valores pluviométricos descienden y
ascienden casi al unísono, con los máximos y mínimos anuales de ciclones tropicales, y
que se hace muy evidente en 1984 y 1995. Mientras que, meses como mayo, junio y
octubre, presentan por momentos alguna meridiana correlación con la cantidad de estos
fenómenos, lo cual resulta apenas lógico si se tiene en cuenta que, de acuerdo con

- 127 -
nuestros supuestos teóricos y las observaciones realizadas, sus tendencias lluviosas
están también relacionadas con la cantidad de sistemas frontales por temporada.

Y esta suposición queda prácticamente evidenciada en la figura 104, en la que se


observa una muy buena correlación entre los máximos y mínimos pluviométricos de
mayo, y los máximos y mínimos de cantidad de frentes. Condición que también se
detecta en meses como abril y octubre. Es más, si miramos nuevamente con
detenimiento la gráfica de las lluvias, vemos que entre los años 1996 y 1997, se
presenta un importante y vertiginoso descenso pluviométrico en prácticamente todos los
meses en estudio. Y para la temporada 1996 - 1997, curiosamente, se confirma
igualmente un importante descenso, tanto en la cantidad de frentes, como en la de
ciclones tropicales. Luego, estas nuevas reflexiones nos obligan entonces a realizar, a
manera de conclusiones parciales de esta parte del estudio, las siguientes precisiones:

1. Por una parte, sabemos que la temporada de sistemas frontales es fuerte entre el
otoño y la primavera del hemisferio boreal, lo cual no descarta sin embargo que los
frentes puedan presentarse en buen número y con gran potencia, en mayo, o incluso en
junio. A partir de este último mes, su número decrece significativamente, pero en
contraposición se da inicio a la temporada de ciclones tropicales sobre el Atlántico y
Caribe, la cual es ciertamente fuerte entre julio y noviembre. Luego, bien podríamos
afirmar que junio es realmente un mes de transición, entre los sistemas frontales y los
huracanes. Y ello explicaría entonces por qué, en este mes en particular, el crecimiento
del nivel pluviométrico en Barranquilla, sufre un truncamiento significativo.
2. Por otra parte, se sabe que la cantidad de sistemas frontales aumenta de manera
importante, cuando sobre el Pacífico se dan condiciones de Niño moderado. Como
contrapartida, pudimos comprobar anteriormente, que los sistemas tropicales sobre el
Atlántico tienden a minimizarse o a desaparecer, ante condiciones normales y de Niño.
3. En consecuencia, si observamos con detenimiento de nuevo la tabla de
seguimiento del ENOS, podemos corroborar que entre mediados de 1994 y principios
de 1995, se dieron condiciones de Niño moderado sobre el Pacífico, lo cual pudo haber
beneficiado la presencia de un buen número de frentes sobre el Caribe y Atlántico.
Hacia mediados de año sin embargo, se imponen condiciones normales sobre el
Pacífico, las cuales le ceden el paso a unas condiciones de Niña moderada, un poco
después de mitad de año. Y esta última condición pudo muy bien haber influido en el
importante número (19) de eventos ciclónicos, sobre el Caribe y Atlántico.
4. Luego, la conclusión final sería que, la particular conjunción de las tres posibles
condiciones ENOS sobre el Pacífico en 1995, favoreció de manera evidente la cantidad
de frentes y huracanes sobre el Caribe y Atlántico, todo lo cual se vio reflejado en un
estado casi permanente de formaciones de complejos convectivos sobre el occidente y
norte de Colombia, lo que finalmente se reflejó en el importante incremento de las
lluvias en Barranquilla, en aquel año de 1995.

5.6.2 Análisis de los máximos pluviométricos de 2008 en las ciudades andinas

Muy bien, como se había planteado con antelación, resultaría importante también
intentar descifrar las posibles causas que originaron ciertos máximos pluviométricos
anuales, detectado en otras ciudades del país, para ver si estas muestran algún tipo de
correlación con las que ocasionaron el máximo pluviométrico de Barranquilla de 1995,
previamente analizado.

- 128 -
Como de hecho se sobreentiende que un análisis profundo de estas situaciones
especiales, alargaría excesivamente este trabajo, simplemente vamos a reducir nuestra
área de estudio al máximo pluviométrico presentado en 2008, en las estaciones
andinas, entendiendo por supuesto que estos máximos a analizar no son, en todos los
casos, los máximos absolutos de las series de cada estación, como bien puede
comprobarse en las gráficas de seguimiento vistas en los análisis anteriores.

En realidad la elección del máximo de 2008 obedeció a la disponibilidad, ahora sí, de


los datos diarios de cada mes, lo cual nos facilita enormemente la tarea a realizar.
Herramienta con la que, infortunadamente, no pudimos contar para el caso del análisis
de Barranquilla. Por lo tanto, para esta situación en particular, vamos a enfocarnos
únicamente en el análisis de los eventos que se sucedieron en el mes más lluvioso de
2008; mayo. Entendiéndose obviamente que, en aquel 2008, se presentaron igualmente
importantes aumentos en otros meses de este año; meses tanto lluviosos como secos.

Consecuentemente, para enfrentar este nuevo análisis es conveniente comenzar de la


misma manera que lo hicimos para el caso de Barranquilla; esto es, revisando otra vez
la tabla de seguimiento del ENOS, con el ánimo de refrescar nuestras percepciones. Y
en este sentido, recordemos que, según lo observado en las tendencias pluviométricas
anuales de todas las estaciones de referencia, se concluía un decremento generalizado
de las lluvias a partir del año 2000, acompañada sin embargo de una recuperación
hacia el 2005. Tanto, que en Bogotá por ejemplo, la curva mostraba un incremento
periódico y regular de las lluvias desde el 2001 hasta el 2008.

En cuanto al comportamiento del ENOS, recordemos que a partir del año 2000 se
alternaron condiciones normales y de Niño en el Pacífico, las cuales se vieron
truncadas entre finales de 2007 y comienzos de 2008, por una situación de Niña más
bien moderada. Luego, en una primera aproximación dedujimos que la disminución casi
generalizada de las lluvias en el país, estuvo relacionada de alguna forma, con estas
condiciones normales – Niño, mientras que la recuperación de los últimos años,
obedeció a la llegada de la Niña 2007 - 2008.

No obstante, pudimos apreciar también un sospechoso paralelismo entre estas dos


tendencias, y el ciclo solar el cual, sospechosamente, comenzaba a entrar en un largo
letargo de mínimo de manchas solares a partir del año 2000 el cual, incluso, al día de
hoy (2010), no muestra signos claros de recuperación. Y entonces, intentamos asociar
estas rarezas pluviométricas y el comportamiento del ENOS, con la prolongada
presencia de este mínimo solar que estamos viviendo. La discusión, en este aspecto en
concreto, continúa abierta, y a la espera de mayores elementos de juicio que nos
permitan articular finalmente, conclusiones mucho mejor cimentadas.

Pues bien, veamos sin más preámbulos, las características pluviométricas de las
estaciones andinas para mayo de aquel 2008, junto con las imágenes de satélite
correspondientes a esas fechas, con la esperanza de poder encontrar las tan ansiadas
respuestas a este significativo y generalizado, máximo pluviométrico de 2008.

Para iniciar este análisis, recurrimos a la base de datos pluviométricos de mayo de


2008, en la cual se encontraron varios datos importantes para las tres estaciones
andinas. No obstante, recordemos antes que cuando realizamos el análisis
pluviométrico diario, encontramos que la máxima lluvia mensual de mayo de 2008, se
presentó el día 26, mostrando a la ciudad de Barrancabermeja con la lluvia más alta

- 129 -
aquel día. Y para esa fecha precisamente, encontramos que el valor pluviométrico de
Medellín fue de 31,7 mm, el de Bogotá de 31 mm, mientras que Cali no registró
precipitación alguna. El más alto valor de lluvias sin embargo, reportado en Medellín en
mayo, fue de 65,3 mm el día 19; en tanto esa fecha, Bogotá no reportaba lluvias, y Cali
registraba escasamente 9,6 mm. No obstante, el día 24 las tres estaciones registraron
unos importantes valores pluviométricos, con lo siguientes datos: Medellín 27,8 mm,
Bogota 32,5 mm y Cali 43,3 mm. Luego, lo más lógico sería pensar que algunos
fenómenos de carácter extratropical estuvieron afectando casi todo el país, desde
mediados hasta finales de mayo; mes que aportó significativamente, al total de lluvias
de ese año 2008. Y esto es precisamente lo que vamos a tratar de dilucidar en las
siguientes imágenes de satélite, correspondientes a esas fechas.

1 2

3 4

5 6

Figura 105. Imágenes de satélite de los días de mayo de 2008 con las condiciones más relevantes

- 130 -
La característica común que se puede observar en el juego de imágenes de satélite que
componen la figura 105, es que en todas ellas se observa un potente y extenso sistema
frontal proveniente de Norteamérica, y una baja presión sobre Panamá que, con el
transcurrir de los días, empieza a interactuar y a alimentarse del extremo inferior del
frente frío. Como consecuencia, se observa fuerte nubosidad, muy posiblemente de tipo
convectivo, de nuevo sobre el occidente y norte del país. De hecho, en la imagen del
día 28 de mayo (6), resulta fácil determinar una baja realmente fortalecida entre
Colombia y Panamá. Y tan significativa llega a ser la interacción entre esta baja y la
cola del frente frío, que del día 31 de mayo al 01 de junio, este sistema se convierte
efímeramente en la tormenta tropical Arthur, primera de la temporada 2008.

Consecuentemente, durante todo este tiempo la nubosidad, como ya se observó, fue


importante en una buena parte de Colombia, lo cual se vio reflejado en los altos valores
pluviométricos reportados por un gran número de estaciones del país, entre los que se
destacan los de ciudades como Pereira y Montería. Mejor aún, el impacto de este feroz
sistema fue tal, que incluso en la región insular se obtuvieron valores record de
precipitación durante el día 28 de mayo, con lluvias diluviales de ¡110,9 mm! en
Providencia y de ¡176,8 mm!, en San Andrés. Todo un record definitivamente.

Proseguir sin embargo con más análisis de corte similar a los que hemos realizado
hasta este punto, sobre las posibles causas de ciertos máximos pluviométricos anuales,
consideramos que sería una tarea en verdad redundante. De hecho, si tal fuera el caso,
podríamos elegir al azar cualquier situación relevante de incremento de pluviosidad, y
realizar seguidamente el respectivo análisis de las imágenes de satélite
correspondientes a tal evento. Muy seguramente corroboraríamos entonces que, en
prácticamente todos los casos, importantes sistemas sinópticos y/o tropicales, no sólo
se desplazaban sobre el Caribe y Atlántico, sino que a su vez interactuaban y
potenciaban en su momento, la ITCZ sobre buena parte del país. Generando en
consecuencia gran inestabilidad atmosférica, manifiesta a través de potentes complejos
convectivos de los cuales, justamente, se desprenden estas cortas pero fuertes
temporadas lluviosas; explicadas ahora, mediante los diferentes análisis realizados.

Bien, ya definimos que el comportamiento atmosférico en Colombia obedece, realmente


y de manera directa, a la activación y características de cada una de las temporadas de
los fenómenos referidos anteriormente. Temporadas que, como vimos en la
introducción, cambian drásticamente de unos años a otros, como bien pudo
evidenciarse en los análisis pluviométricos realizados a lo largo de esta investigación. Y
estos cambios, sustancialmente, los intentamos asociar con el discurrir del ENOS en
primera instancia, y de forma más bien aventurera, con el ciclo solar.

Sin embargo, recordemos también que en la introducción se mencionó de manera


tangencial, el comportamiento anual de los sistemas de bajas y altas presiones
semipermanentes sobre el planeta, asociados al discurrir rutinario de los equinoccios y
los solsticios a lo largo del año, en virtud de la traslación de la Tierra alrededor del Sol.
Y se dijo en ese momento, que en realidad estos sistemas de presión no mantenían
siempre el mismo comportamiento de unos años a otros, sino que, por el contrario,
presentaban cambios ciertamente importantes los cuales, al parecer, incidían de
manera directa en las variaciones en cuanto a cantidad e intensidad de frentes y
ciclones tropicales, así como en el grado de organización de la ZCIT sobre el planeta.
Por lo que, finalmente, estas variaciones repercutirían en el comportamiento
atmosférico mundial en general, y en el sistema climático de Colombia en particular.

- 131 -
Porque en realidad, el sistema mundial de vientos lo define básicamente la posición e
intensidad de estos centros de altas y bajas presiones, por lo que, cualquier variación
de los mismos, repercute en todo este complejo sistema, viéndose afectada en gran
medida la ZCIT. Y precisamente, en la imagen siguiente aparecen esquematizados
estos centros de presión, en el invierno y el verano del hemisferio norte.

Figura 106. Posiciones aproximadas de los centros de presión en invierno (1) y verano (2) en el HN

En la imagen 1 de la figura 106, correspondiente a las condiciones promedio de la


presión en enero (invierno HN), se destacan varios aspectos importantes, que bien
podemos resumir así:

1. Se observan cuatro anticiclones bien definidos en el hemisferio norte; dos


oceánicos y dos continentales: el Anticiclón del Pacífico, ubicado frente a Baja

- 132 -
California, el Anticiclón Continental Norteamericano, el Anticiclón Subtropical del
Atlántico (Azores) y el Gran Anticiclón Continental Siberiano, el cual ostenta los más
altos valores mundiales de presión a nivel del mar (1035 hPa).
2. Los anticiclones del Pacífico y de las Azores, son de aire caliente y se presentan a
gran altura. Mientras que los anticiclones continentales, el de Norteamérica y el de
Siberia, son de aire frío y por ende muy denso.
3. Por otra parte, para esta misma época del año, se observan dos importantes
centros de baja presión en el hemisferio norte; la gran Depresión Cerrada o Mínimo de
Islandia, y el Mínimo de las Aleutianas.
4. En contraste, en el hemisferio sur se observan tres centros de alta presión; el del
Pacífico, asociado a la corriente de Humboldt, el del Atlántico y el del Índico. E,
igualmente, tres centros de baja presión se detectan en este hemisferio; uno sobre el
noreste de la región amazónica, otro sobre el sur de África, y un tercero sobre el
sudeste asiático.
5. En el verano sin embargo, se rompen las fajas anticiclónicas de invierno del
hemisferio norte, formándose en contraposición potentes anticiclones marítimos,
separados entre sí por depresiones continentales cálidas. En las altas latitudes las
depresiones marítimas se reducen, y prácticamente desaparecen las del hemisferio sur.
Y como contraste, en este hemisferio se observa el fortalecimiento de una gran faja
anticiclónica, la cual finalmente tiene mucho que ver con el derrotero de los alisios y los
fenómenos condicionados por estos vientos.

Este ligero análisis que acabamos de hacer, sobre el comportamiento de los centros de
altas y bajas presiones en cada hemisferio, y durante el invierno y verano, nos sirve
para consolidar, tanto nuestros conceptos sobre teoría frontal y ciclónica, como para
reafirmar las conclusiones a que pudimos llegar hasta este punto. De hecho, sabemos
que el nacimiento de los frentes (frontogénesis) tiene mucha relación con la baja polar,
fuerte en invierno como se acaba de destacar en los análisis previos, lo cual explica la
importante cantidad de estos fenómenos sobre el Atlántico y Caribe, en el invierno
boreal. Por el contrario, en tales análisis vimos también que estas depresiones tienden
a minimizarse en el verano, fortaleciéndose de paso el Gran Anticiclón de las Azores, lo
cual explica por qué los frentes tienden a replegarse hacia las altas latitudes.

Ahora bien, si hacemos el ejercicio de volver sobre los análisis realizados en las
imágenes de satélite para tratar de detectar el influjo en nuestras tendencias
pluviométricas, de los ciclones tropicales y los sistemas frontales, detectamos la
presencia, en los eventos más drásticos, de un inobjetable y potente anticiclón sobre
prácticamente toda la región Amazónica, enfrentado con otro centro de alta, casi sobre
la misma longitud, pero en el hemisferio norte. Y recordemos además la coincidencia
temporal que encontramos entre el máximo pluviométrico de Quibdó y el mínimo de
Leticia, justo en agosto de 2001. Y en el análisis respectivo de este evento pudimos
comprobar precisamente esta situación, en la que se encontraban enfrentados, casi
sobre la misma longitud, pero sobre diferentes hemisferios, dos potentes centros
anticiclónicos, los cuales muy posiblemente condicionaron el desplazamiento de la
tormenta tropical Chantal en agosto de ese año, sobre el Caribe colombiano.

En síntesis, todas estas interrelaciones se pueden resumir en un sencillo pero


representativo ejemplo: imaginemos que los centros de presión son como los pastores
de un gran rebaño, y que los perros de pastoreo representan los ciclones tropicales y
los sistemas frontales, que son los que determinan o guían a un gran rebaño de ovejas,
que en este caso sería la ZCIT y sus complejos convectivos. Luego, el pastor da

- 133 -
órdenes a los perros para que estos determinen el desplazamiento y organización de
las ovejas. Por lo que, dependiendo de la orden dada a los perros, se comportará
igualmente el rebaño. Así que, si se cambia o se prescinde de uno de los perros, el
rebaño se verá afectado en el rumbo de sus desplazamientos. Y sería mucho peor si,
en vez de cambiar los perros, se cambia al pastor; en cuyo caso el rebaño podría tomar
un rumbo verdaderamente impredecible, toda vez que los perros encargados de guiarlo
y ordenarlo, recibirían, muy posiblemente, cambios en las órdenes que, por muy
pequeños que sean, repercutirán finalmente en el comportamiento de las ovejas y
finalmente en la consecución de buenos o malos pastos. Y es esto, exactamente, lo que
falta por descubrir a los investigadores: la razón de los cambios interanuales tan
pronunciados en el comportamiento de los centros de presión, a los que aún hoy día, no
se les ha podido encontrar una explicación satisfactoria.

De hecho, lo que no se ha podido determinar a ciencia cierta, es si el ENOS en sus


diferentes facetas condiciona el comportamiento de estos centros de presión a lo largo
de los años, o lo contrario; es decir, que del comportamiento de estos centros de
presión depende que el movimiento zonal de las aguas y el ramal de alisios del
Pacífico, cambien de dirección, generando este complejo sistema oceánico –
atmosférico.

Indudablemente, sabemos que goza de bastantes adeptos la posición de que estos


cambios obedecen, obligatoriamente, al efecto antropogénico, producto de la mala
administración del ser humano sobre el planeta que habita. Sin embargo, algunos
científicos argumentan que, aunque este efecto juega un papel ciertamente
trascendental dentro del cambio global, existen otros posibles condicionantes,
relacionados concretamente con el clima espacial, entre el que se incluye la actividad
solar, y del cual, seamos claros, es poco lo que sabemos hasta el presente.

De todas maneras, lo importante en esta discusión es que, en el momento en que se


pueda adquirir un mediano entendimiento sobre los cambios interanuales de estos
centros de presión, así como de las causas que producen dichos cambios, el pronóstico
sobre la cantidad, características e intensidad de sistemas frontales y ciclones
tropicales, a esperarse cada año, podrá mejorarse enormemente. Y entonces, sólo
entonces, la explicación y el pronóstico de aquellas rarezas pluviométricas estudiadas a
lo largo de este estudio, y que caracterizan nuestra climatología, será en verdad una
tarea mucho menos complicada, y por ende, más acertada.

Finalmente, se debe tener claro que el estudio del comportamiento a lo largo del año y
de los años, de estos centros de presión, requiere necesariamente un análisis
independiente que, por supuesto, dada su complejidad, debe abordarse en otro
escenario diferente a éste. La propuesta en este sentido queda abierta, para todos
aquellos estudiosos y amantes de la atmósfera y del futuro del planeta.

- 134 -
6. REDEFINICIÓN DEL SISTEMA CLIMÁTICO DE COLOMBIA

El sistema climático del país, como muchos de nosotros hemos podido notar, es uno de
los más complejos que existen en el planeta, lo cual lo convierte, consecuentemente, en
un régimen altamente impredecible, tanto a nivel temporal (horas, días) como espacial
(mesoescalar y microescalar). Tal complejidad sin embargo, no tiene una explicación
diferente a la de la intrincada interacción entre múltiples condicionantes meteorológicos,
sobre un muy particular escenario orográfico - oceánico, como en parte hemos podido
corroborar a través de los análisis previos. Este sistema orográfico - oceánico, podemos
resumirlo en los siguientes puntos:

1. La presencia de dos océanos que bañan la mitad del perímetro del país: el océano
Pacífico, que conlleva intrínsecamente elementos climatológicos importantes como el
ENOS y el chorro de niveles bajos (CHOCO); y el océano Atlántico, con su mar Caribe
afectando la costa norte, y que asocia también fenómenos de mucha trascendencia,
como los frentes y los ciclones tropicales, entre otros.
2. La existencia de tres enormes sistemas montañosos: las cordilleras occidental,
central y oriental, que discurren de sur a norte del país, y que dan vida a dos extensos
valles; el Valle del Cauca y el Valle del Magdalena. Y es precisamente sobre estas
cordilleras y valles, en donde se encuentra concentrada la mayor parte de la población.
3. Una enorme llanura, mayor en todo caso que cualquier país de Europa, ubicada en
el este del país y que se extiende hasta territorio venezolano, conforma otra región muy
particular en todos los aspectos.
4. La importante porción de selva amazónica que le corresponde a Colombia, y que
abarca las regiones sur y sureste del país. Esta selva es, a su manera, una especie de
enorme océano que alimenta continuamente de humedad, a otras regiones del país.

En consecuencia, el clima de Colombia es, en realidad, un complejo sistema climático


compuesto por muchísimos microclimas en los que predominan, por lo general,
sistemas mesoescalares y microescalares. Estos microclimas surgen gracias a las
complejas interacciones entre los fenómenos extratropicales y los fenómenos
intertropicales. Interacciones que, no obstante, son finalmente moldeadas y ajustadas
por una muy particular orografía. Como resultado, durante gran parte del año el tránsito
y regularidad teóricas de la ZCIT, se convierte prácticamente en una suerte de
irregularidades indescifrables e impredecibles, lo cual nos obliga entonces a pensar que
la ZCIT está lejos de ser aquella extensa banda nubosa, imperturbable y elemental, que
condiciona de manera única y cíclica nuestro clima a lo largo del año.

Esta es la razón por la cual, cuando estudiamos el comportamiento pluviométrico


mensual y anual de algunas estaciones, encontramos profundas diferencias entre unas
y otras series, tanto dentro de cada una de las estaciones a través de los años de
estudio, como dentro las mismas estaciones, para un mes o un año de estudio. Es más,
recordemos las profundas diferencias entre las estaciones ubicadas en la región andina,
y las estaciones emplazadas sobre las costas, la Orinoquia y la Amazonia. Mientras que
en las estaciones andinas observamos dos temporadas secas y dos húmedas, en las
demás estaciones sólo detectamos, o una sola temporada lluviosa, con sus más y sus
menos, casos Quibdó y Leticia, o una fuerte temporada seca seguida de una fuerte
temporada húmeda, como en los casos de Barranquilla y Puerto Carreño. Luego, estas
observaciones nos obligan a redefinir el sistema climático colombiano, como el conjunto
de unos particulares subsistemas o microclimas, únicos de cada región, y
condicionados por una serie de factores externos, resumidos en la siguiente gráfica.

- 135 -
Alisios del NE

Brisas de valle EFECTO


y montaña ANTROPOGÉNICO

Ramal de Alisios
del Pacífico
ENOS CAMBIO
GLOBAL
Alisios
del SE

Figura 107. Posibles condicionantes externos e internos del Sistema Climático de Colombia

6.1 SISTEMA CLIMÁTICO DE COLOMBIA (SCC)

Es indudable que la orografía y la ubicación de las diferentes regiones geográficas de


Colombia, juegan el papel más importante en el comportamiento climático propio de
cada una de estas regiones. Incluso, bien podríamos hacer la siguiente pregunta:
¿Cómo se comportaría nuestro sistema climático si no existiesen las tres cordilleras?
Presumiblemente, creemos, su actuación no sólo sería mucho más predecible, sino
también, bastante parecida a la que se presenta en ciertos países de África, ubicados
casi sobre la misma latitud, pero en los que las temporadas secas y húmedas se

- 136 -
presentan con mayor regularidad a lo largo del año, debido a la casi total ausencia de
importantes sistemas montañosos allí. Por lo tanto, debido a todas las causas ya
reseñadas, es importante redefinir el SCC sobre la base de nuestro complejo orográfico,
así como de los excelentes resultados obtenidos de los diferentes análisis realizados.

Estos análisis nos han llevado a concluir, finalmente, y con un aceptable grado de
confianza, la existencia en Colombia de, por lo menos, seis subsistemas climáticos
claramente definidos, que caracterizan igualmente a cada una de nuestras regiones
geográficas. Estos sistemas, que se muestran en la siguiente gráfica, serán analizados
a continuación, uno por uno, resaltando sus características climáticas más importantes.

SISTEMA CLIMÁTICO I

S IS T
E S
SISTEMA MA ST I
C
CLIMÁTICO L IMÁ E
SISTEMA
T IC O M
II A CLIMÁTICO V
I II C
LI
M
Á
TI
C
O
IV

S IS TE MA C L IMÁ TIC O VI

Figura 108. Sistemas climáticos de Colombia más importantes

- 137 -
6.2 SISTEMA CLIMÁTICO I

De esta manera, comenzamos las precisiones sobre nuestro complejo climatológico,


analizando el sistema climático I, que es el que le corresponde a la región Caribe por
excelencia, y en cierto grado, a la región Insular. La característica más importante de
este sistema climático propio, es la presencia casi permanente de los vientos alisios del
noreste, lo cuales cruzan limpiamente por gran parte este región, para posteriormente
interactuar con otros sistemas locales de vientos en el interior del país.

La salvedad a esta intromisión limpia de los alisios, la constituye la Sierra Nevada de


Santa Marta, la cual actúa como una gran muralla que retiene parte de estos vientos,
constituyendo de paso una especie de microclima en sus laderas en el que, la
formación de tormentas eléctricas de manera casi permanente, es su característica más
sobresaliente. Un especie de oasis justo al lado del particular desierto de la Guajira.

Antes de continuar, es importante sin embargo recordar el siguiente concepto: como


producto de la diferencial de calentamiento diurna y nocturna entre el mar y la tierra, se
origina un importante fenómeno meteorológico local, conocido como brisa de mar y
tierra. Esta brisa se argumenta matemáticamente, en el famoso teorema de la
circulación de Bjerknes, el cual se puede resumir en términos del movimiento del aire en
ciertas situaciones, resultado del producto vectorial entre el vector gradiente de presión
y el vector gradiente de temperatura. En el contexto, esta abstracción matemática se
traduce de la siguiente manera: en las primeras horas del día la arena de la playa se
calienta más rápidamente que el mar, por lo que el aire por encima de la arena se eleva
más rápido que el que se encuentra sobre el agua, dejando de esta manera un vacío
importante, el cual es llenado inmediatamente por un aire proveniente desde el mar.

Durante la noche la tierra se enfría más rápidamente que el agua del mar, debido a la
gran capacidad calorífica de esta última, por lo que el aire sobre el mar es el que ahora
se eleva más rápido que el que se encuentra sobre la tierra. Entonces, como resultado
de este juego vectorial diurno – nocturno, se genera una circulación de vientos que,
durante el día, sopla del mar hacia la tierra (virazón), mientras que durante la noche, lo
hace de la tierra hacia el mar (terral).
La virazón es capaz de generar vientos que pueden llegar a ser muy intensos, del orden
de los 30 o incluso 40 km/h, dependiendo de la diferencia entre los gradientes, y
penetrar varios kilómetros adentro del continente. El terral por su parte, es mucho más
débil debido a la pequeńa magnitud de los vectores en juego en horas de la noche.

Lograr saber sin embargo qué tanto porcentaje del régimen de vientos sobre la costa
Atlántica, es propiedad del tránsito normal de los alisios, y qué tanto le corresponde al
fenómeno local de las brisas de mar y tierra, es algo que, por ahora, no nos es posible
determinar. Lo más probable sin embargo es que tal régimen de vientos en esta región
en particular, sea producto de la conjugación de ambos fenómenos. Mejor aún, cerca de
la ciudad de Barranquilla y a unos 10000 metros de altitud, se ha detectado la presencia
de una zona de fuerte turbulencia en aire claro (TAC), la cual puede tener su origen en
el encuentro entre las brisas que se generan en la costa Caribe, más el componente de
alisios del NE, y algún régimen de vientos que desde el interior del país se dirige hacia
la costa. Lo cierto es que, como resultado de esta colisión de vientos cálidos y
húmedos, la formación de potentes sistemas convectivos sobre o muy cerca de la costa

- 138 -
Caribe, en horas de la tarde y noche, es casi una constante diaria; más fuerte por
supuesto en ciertas épocas del ańo.

Virazón
T
P

Terral

T
P

Figura 109. Fenómenos de Virazón y el Terral

Como si con lo anterior no fuera suficiente, se sabe actualmente que los vientos alisios
del NE forman también una especie de chorro de niveles bajos sobre Venezuela, el
cual, por efectos de la orografía de la región y de Coriolis, es desviado a dirección
suroeste u oeste con rumbo a Colombia. Este chorro puede ser tan potente, que de
hecho es capaz de llegar hasta la Costa Atlántica por el sur o sureste de esta región,
pudiendo ser uno de los componentes del sistema de vientos mencionado arriba, que
viaja desde el interior del país hacia el norte.

Ahora bien, existe otro elemento, de igual o mayor trascendencia quizá, que también
está fuertemente implicado en el comportamiento climatológico de esta región: el
régimen de vientos del Pacífico. Al respecto, vimos en análisis precedentes que el ramal
de alisios que viene desde el sur y tiene una gran conexión con el ENOS, en
determinados momentos, y por influencia de fenómenos sinópticos sobre el Atlántico
(frentes y huracanes) preferentemente, es obligado a subir aún más de lo acostumbrado
latitudinalmente, llegando incluso a penetrar y afectar gran parte de los sectores
occidental y norte de la región Caribe. De hecho, estos vientos húmedos del Pacífico,
cotidianamente, chocan contra los vientos alisios provenientes del noreste sobre toda la
región del Darién (que también incluye gran parte de Panamá), trayendo como
consecuencia la conformación de una de las zonas más lluviosas del planeta. Y esta
zona en realidad, no es otra que la verdadera ZCIT sobre Colombia. Es, en esta región,
en donde claramente se detecta la confluencia de los sistemas de vientos alisios de los
dos hemisferios, debido a la escasa franja de tierra que los separa.

- 139 -
La región Caribe, además y como ya se mencionó anteriormente, es altamente
vulnerable al paso de ciertos fenómenos tropicales y extratropicales. De hecho, la
afectación que sufre la ZCIT por estos fenómenos es tan grande, que incluso, en ciertas
situaciones podemos verla ubicarse muy al norte, afectando también a gran parte de
Centroamérica. Ello explica por qué, cuando se analizaron los máximos mensuales
pluviométricos, se comprobó que la estación de Apartadó – los Cedros, ubicada en el
noroccidente del país, fue la que más veces se llevó el primer lugar en el rango de los
máximos pluviométricos mensuales.

Mejor aún; las observaciones de superficie realizadas en las estaciones de esta región,
incluida la ciudad de Cartagena, muestran claramente que, cuando el viento en
superficie cambia bruscamente a dirección S, SO, O ó NO (hacia el medio día), la
probabilidad de ocurrencia de aguaceros fuertes acompañados de tormentas eléctricas,
es muy alta. Situación que, incluso, se ha detectado en el archipiélago de San Andrés y
Providencia, lo cual indica que el alcance de los vientos del Pacífico puede ser muy alto
latitudinalmente, en esta zona en particular. Régimen especial de vientos, consecuencia
del paso y accionar de fenómenos de escala sinóptica, que bien podría tomarse como
un muy importante referente de pronóstico, como veremos más adelante en los análisis
de vientos, lluvias y tormentas para Bogotá.

Así, para concluir este primer análisis, podemos decir que el comportamiento
climatológico de la costa Atlántica está condicionado en buena parte, por la particular
confluencia de los vientos alisios del NE, la Virazón, el ramal de alisios del Pacífico (o el
CHOCO) y el chorro de niveles bajos, proveniente de Venezuela. La zona de ocurrencia
de esta confluencia, así como la misma intensidad de cada componente, están
condicionadas en principio por la estacionalidad, y en segunda instancia por ciertos
agentes externos, principalmente sistemas frontales, y ciclones, tormentas, depresiones
y ondas tropicales.
Microclima de la
Virazón Desierto de
Sierra Nevada de
(Empuje extra) la Guajira
Santa Marta

Vientos alisios
Sistema de Chorro de
del NE
Convección niveles bajos
Y vientos del
permanente De Venezuela
Pacífico
Figura 110. Rasgos más importantes del sistema climático I

Todo ello explica entonces el comportamiento pluviométrico mensual de esta región,


analizado al comienzo del estudio, que mostraba a la temporada que va desde
mediados de ańo hasta un poco antes de diciembre, como la más lluviosa de todo el

- 140 -
ańo. Y una profunda temporada seca, desde diciembre hasta marzo, aproximadamente,
con unos niveles pluviométricos muy bajos, pudiendo ser incluso nulos en algunos
meses. Y tan importante resulta el accionar de todos estos condicionantes, que en
estos primeros meses del año, debido tanto al debilitamiento del alisio del Pacífico,
como de las actuaciones de los centro de presión revisados anteriormente, los sistemas
frontales, como ya se explicó, se acercan e invaden el Caribe, produciendo fuerte
vientos en superficie e importantes marejadas, conocidas en esta región como mar de
leva. Hacia mediados de año, como ya también se analizó, comienza la temporada de
las ondas tropicales, las depresiones, las tormentas y los huracanes, los cuales tienen
igualmente una gran incidencia en los altos niveles pluviométricos de la temporada que
va desde julio hasta noviembre.

6.3 SISTEMA CLIMÁTICO II

El segundo sistema climático a analizar, es el correspondiente a la particular Región


Pacífica Colombiana. De alguna manera sin embargo, este análisis puede resultar
mucho más simple que el del resto de regiones. La razón, como bien se ha podido ir
deduciendo, es que este sistema está condicionado casi, exclusivamente, por un solo
sistema de vientos; el famoso ramal de alisios proveniente del Pacífico sur. Ramal que,
cuando inicia su tránsito hacia Colombia, se caracteriza por su frialdad, pero que justo
al cruzar el ecuador, además de que se calienta y humedece de manera significativa, es
obligado a desviarse hacia su derecha gracias al efecto de Coriolis.

Pero antes de seguir adelante, es necesario recordar el siguiente concepto: para que
una masa o columna de aire ascienda y se condense, formando nubes de diferente
desarrollo, requiere necesariamente de un agente que la dispare. En este sentido,
existen varios mecanismos, siendo la temperatura y la orografía los mecanismos de
disparo más importantes en el trópico. En las latitudes extratropicales, el mecanismo de
disparo por excelencia lo constituye la advección de masas de aire, la cual fuerza el
ascenso de una masa cálida al encontrarse con una masa fría, dando de esta manera
origen a los sistemas frontales, explicados en su momento.

Otro mecanismo de disparo, muy importante en el trópico, lo constituye el encuentro de


flujos de vientos en superficie, húmedos y cálidos, bajo determinadas circunstancias. Y
es este, precisamente, el principal mecanismo para la conformación de la famosa ZCIT.
Estos vientos, al confluir, suelen producir vórtices de diferente intensidad que obligan al
aire a ascender y condensarse, fenómeno común en ciertas regiones llanas de
Colombia, como la Costa Atlántica, la Orinoquia y la Amazonia.

En la Costa Pacífica Colombiana, el mecanismo de disparo más importante para el


ramal de alisios provenientes del sur, no es otro que la extensa cordillera occidental que
discurre de sur a norte del país, paralelamente al océano Pacífico. Así, el ramal de
vientos alisios luego de cruzar el ecuador, calentarse y humedecerse, empieza también
a ser afectado por la fuerza de Coriolis que lo obliga a desviarse ahora hacia la
derecha, y a impactar finalmente a todo lo largo del sector de barlovento de esta
cordillera. Formándose como consecuencia, un inmenso y semipermanente sistema
convectivo que se extiende sobre prácticamente toda la costa pacífica de Colombia y
Panamá, el cual genera a su vez, como ya se explicó anteriormente, una de las
regiones más lluviosas del planeta. Este sistema, por lo general, es más fuerte y activo
sobre el centro y norte de esta región.

- 141 -
Ahora bien; queda la duda sin embargo en torno a qué mecanismos son los que
realmente intervienen para convertir a esta región tan particular, en una de las más
lluviosas y húmedas del planeta. De hecho, el efecto Coriolis por sí sólo no podría
explicar con suficiencia tan potente sistema meteorológico, máxime cuando sabemos
que cerca del ecuador esta fuerza es débil, y se anula en la latitud cero grados. Luego,
indudablemente deben existir otros posibles candidatos que intervienen en la
caracterización de esta región tan especialmente lluviosa. Y uno de estos posibles
candidatos, que le brinda un refuerzo extra a la desviación a la derecha del ramal de
alisios, no es otro que una virazón, similar a la que sopla sobre la región Caribe.

Este hecho puede ser confirmado por la forma en que recurrentemente se desplaza
este enorme sistema, entre el día y la noche. El seguimiento mediante las imágenes de
satélite nos permite comprobar que, durante la tarde y noche, el sistema se ubica sobre
la costa y parte de la cordillera occidental, llegando en muchos casos a penetrar hasta
el valle del Cauca. De hecho, las reiteradas tormentas eléctricas nocturnas sobre el
occidente y sur de la ciudad de Cali, pueden ser un posible resultado de tal intromisión.
Hacia el amanecer, o un poco después, este sistema por el contrario tiende a retirarse
hacia el mar, muchos kilómetros adentro. Por esta razón, se puede deducir que tal
desplazamiento zonal del sistema, sólo podría ocurrir gracias a la inversión del
gradiente de temperatura, el cual necesariamente debe estar asociado a un sistema de
brisas de mar y tierra.

Adicionalmente, ya vimos que los vientos alisios del noreste que penetran por el Darién
(incluido Panamá), colisionan con el ramal de alisios del sur, formando de esta manera
la única porción de ZCIT identificable sobre Colombia. Estos vientos alisios del NE,
como ya vimos, se modifican en intensidad y dirección según la época del ańo y el
accionar de algunos agentes externos ya definidos. Esto hace que la ZCIT se desplace
tanto longitudinal como latitudinalmente sobre el océano, llegando incluso, como ya
vimos anteriormente, a ubicarse sobre Centroamérica y gran parte de la región Caribe.
Y no sólo eso; como efecto de estos agentes externos, la posición de la ZCIT puede
parecer incongruente, en muchas situaciones, con la época del ańo. Ello explica el
hecho de que aparezcan, en esta región en particular, pequeńas pero intensas
temporadas lluviosas inesperadas, en épocas en las que no eran factibles según la
percepción teórica sobre el tránsito regular de la ZCIT durante el ańo. Recordemos el
ejemplo de la imagen de febrero 9 de 2009, analizada dos veces, que mostraba una
importante actividad sobre el centro de la Costa Pacífica, algo no muy normal para la
época, y que era causada por la presencia de un sistema frontal sobre el Atlántico.

El hecho de que la ZCIT sobre el Pacífico se muestre más activa sobre el centro y norte
de esta región, preferentemente, obedece al hecho observado anteriormente de la
confluencia de los dos regímenes de vientos alisios sobre la zona del Darién. No
obstante, de los dos ramales, es el del Pacífico el que se ve más directamente afectado
por fenómenos sinópticos sobre Atlántico, que el del NE por algún fenómeno del
Pacífico. Por lo tanto, esta condición deberá repercutir necesariamente en los
promedios pluviométricos de las estaciones a lo largo del Pacífico, que es precisamente
lo que vamos a corroborar ahora, mostrando las medias pluviométricas mensuales y
anuales de las estaciones de Guapi, la isla de Gorgona, Buenaventura y Quibdó.

De esta manera, al sistema climático II podríamos resumirlo como aquel que caracteriza
a una particular región geográfica de Colombia, limitada a su derecha por un extenso
muro natural, la cordillera occidental, y a su izquierda por el océano Pacífico. Sistema

- 142 -
en el cual discurre, de sur a norte, una corriente de vientos alisios provenientes del sur,
que a su paso por el ecuador resulta humedecida, calentada y desviada hacia la
derecha por el efecto de Coriolis, y que además se ve reforzada por una virazón y por la
dinámica de ciertos fenómenos sinópticos. Corriente de vientos que al confluir con los
alisios provenientes del NE y ser comprimida contra la cordillera occidental, conforman
no sólo la única porción de ZCIT claramente definida sobre nuestro país, sino también
uno de los sistemas convectivos más potentes del planeta. Sistema casi permanente,
caracterizado además por dos desplazamientos, uno zonal y otro latitudinal, que hace
muchas veces impredecible la ubicación exacta de la ZCIT sobre la costa Pacífica.

PROMEDIOS MENSUALES DE PRECIPITACIÓN ESTACIONES COSTA PACÍFICA


900,0

800,0

700,0

600,0
Milímetros

500,0

400,0

300,0

200,0

100,0

0,0
Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiem bre Octubre Noviem bre Diciem bre

Quibdó 546,1 469,7 512,8 704,5 728,0 694,0 775,7 822,1 697,4 601,8 688,6 613,6
B/ventura 421 307,3 387,1 514,2 558,2 533,5 557,6 620,9 764,5 758,4 709,3 558,5
Guapi 404,9 385,5 340,2 462,2 595,8 492,6 435,6 398,8 338,8 369,3 353,9 365,3
Gorgona 540,2 316,1 224,3 429,2 751,7 833,7 664,8 574,3 678 718,2 612,3 445

Figura 111. Promedios mensuales de precipitación estaciones del Pacífico

Costa Un análisis ligero de las tendencias pluviométricas de las


Caribe
Panamá cuatro estaciones emplazadas a todo lo largo de la costa
Pacífica, nos permite apreciar la poca correlación entre
los comportamientos pluviométricos mensuales, aunque sí
se detecta una ligera correlación en la ocurrencia de
los mínimos, justo en los primeros meses del año.
Quibdó
7854,3 mm
Por lo demás, resulta curioso el incremento progresivo de
la pluviosidad de Buenaventura, así como el decremento,
Océano también progresivo, de las lluvias en Guapi, a lo largo del
Pacífico año.

B/ventura
6690,5 mm
Los promedios anuales, como bien puede apreciarse, van
disminuyendo en la medida en que nos desplazamos de
Gorgona
norte a sur de esta región, con excepción de la isla de
6787,8 mm Gorgona, lo cual puede deberse al particular clima de la
isla. Lo importante es que, a pesar de las inconsistencias
en la regularidad de los datos de Guapi y Gorgona, se
puede corroborar, en parte, nuestro supuesto teórico de
Guapi un comienzo, en el sentido en que se debería presentar
4942,9 mm
más lluvia al norte y centro de esta región. Los datos son,
Ecuador en todo caso, más que elocuentes.
Figura 112. Promedios anuales de precipitación estaciones del Pacífico.

- 143 -
6.4 SISTEMA CLIMÁTICO III

El tercer sistema climático a precisar, es el que caracteriza a los dos valles interandinos
formados entre las tres cordilleras ya mencionadas: el Valle del Cauca y el Valle del
Magdalena. Valles muy extensos, de unos 1000 kilómetros de longitud y cerca de 40
kilómetros de ancho, sobre los que se encuentra asentado un alto porcentaje de la
población colombiana.

El estudio de la climatología de estos valles interandinos lleva implícito,


obligatoriamente, el análisis climatológico de las cordilleras que los limitan. Esta
obligatoriedad surge de la incidencia directa de un complejo orográfico en la
climatología del otro, y viceversa. En otras palabras, sucede que en este caso en
particular, se trata de un solo sistema climatológico conformado por las condiciones
propias del valle y la montaña.

No obstante, y de manera similar al análisis realizado para las costas, debemos partir
previamente de unos conceptos teóricos desarrollados hace algún tiempo, sobre la
mecánica imperante en la circulación de los vientos entre el valle y la montaña. En este
orden de ideas, así como existen las brisas de mar y tierra por causa de la diferencial
de temperatura diurna y nocturna entre la tierra y el mar, idénticamente existen unas
brisas, llamadas Brisas de Valle y Montaña, producidas por la diferencial de
calentamiento entre el valle y las montañas que lo rodean.

La teoría que comúnmente se maneja sobre estas brisas, es infortunadamente lacónica


y simple, y se puede resumir como sigue: durante el día, las laderas de las montañas se
calientan más rápidamente que el fondo del valle, por lo que se genera una circulación
desde fondo del valle hacia las montañas, para reemplazar el aire que se levanta sobre
éstas. Durante la noche, el valle permanece más cálido, lo que implica que baje aire
desde las montañas hacia éste, generando una circulación en sentido montañas - valle.

Tal teoría vista de manera tan simple, resulta sin embargo insuficiente para explicar la
verdadera circulación que se genera entre el valle y la montaña. Para ir un poco más al
fondo, debemos retomar nuevamente el teorema de la circulación de Bjerknes, el cual
nos dice que, cuando los vectores gradiente de presión y gradiente de temperatura
tienen sentidos diferentes, se establece una circulación que va del vector gradiente de
presión, hacia el vector gradiente de temperatura. Y, matemáticamente, este concepto
se representa mediante el producto cruz o producto vectorial entre dos vectores, cuyo
resultado es un nuevo vector, perpendicular al plano en el que se encuentran los otros
dos vectores, de magnitud igual al área del paralelogramo formado por estos dos
vectores, y de sentido dado por la famosa ley del sacacorchos o de la mano derecha.

Esta ley del sacacorchos se puede explicar como el sentido que toma un tornillo cuando
lo giramos, o hacia la derecha (atornillamos), o hacia la izquierda (desatornillamos). Si
el giro lo efectuamos hacia la derecha, el tornillo se alejará de nosotros; mientras que, si
hacemos el giro hacia la izquierda, el tornillo se nos acercará. Es decir, según el sentido
de giro, se generará un movimiento hacia delante o hacia atrás, o si se quiere, hacia el
norte o hacia el sur de nuestra posición. Siendo luego, la expresión matemática del
producto vectorial entre los vectores gradiente de presión y de temperatura, la siguiente:

P x T P x T P T Sen θ

- 144 -
Expresión que nos da el valor del módulo del vector resultante. El ángulo θ es el ángulo
formado por la dirección de los dos vectores. Nótese que cuando este ángulo es cero,
es decir, cuando los dos vectores son paralelos, el producto vectorial toma
obligatoriamente valor cero. El máximo valor se dará entonces cuando los dos vectores
sean perpendiculares entre sí (seno 90° = 1).

Bien, explicado de forma sencilla este importante concepto matemático, pasemos ahora
sí a estudiar lo que realmente le sucede a la circulación entre el valle y la montańa.
Para comenzar, debemos tener presente que esta circulación depende directamente de
la posición del sol en el cielo. Así, un poco después del amanecer, el sol se encontrará
sobre el oriente del valle, en cuyo caso va a calentar predominantemente su ladera
occidental, en tanto su ladera oriental permanecerá en umbría.

Al medio día sin embargo, las cosas se habrán emparejado mejor debido a que el sol se
encontrará ahora en su cenit, calentando por igual ambas laderas del valle, y al valle un
poco más que éstas. No obstante, después del medio día la situación vuelve a
desequilibrarse, dado que el Sol, al ubicarse ahora sobre el occidente del firmamento,
calentará mucho más la ladera oriental que la occidental, la cual irá entrando en una
umbría en la medida en que avance la tarde.

Como consecuencia de esta diferencial de calentamiento a lo largo del día entre las
laderas y el valle, el producto vectorial de los dos vectores en juego, no sólo mostrará
una magnitud distinta durante el día, sino también un sentido cambiante, como bien
puede comprobarse en las gráficas siguientes.

P x T P x T
T T

P
P

SITUACIÓN EN LA MAŃANA SITUACIÓN EN LA TARDE


SITUACIÓN EN LA MAŃANA
Figura 113. Expresión gráfica simplificada del teorema de Bjerknes

Es necesario aclarar que la situación de la mañana, no es por supuesto exactamente


igual a la de la tarde. Ello debido a que el calentamiento es mayor después del medio
día, que durante las primeras horas de la mañana. Así, el vector resultante del producto
vectorial durante la mañana, además de ir en sentido sur - norte, es más pequeño en
magnitud que el vector resultante de la situación en la tarde, significativamente de
mayor magnitud y dirigido en sentido norte - sur. Al medio día sin embargo, los dos
vectores tendrán la misma dirección debido a que el fondo del valle se encontrará
recalentado, y entonces, el gradiente de temperatura también estará dirigido de manera
perpendicular a la superficie del valle. En este caso por supuesto, no se generará
ningún vector resultante del producto vectorial de los dos vectores en juego.

- 145 -
En las gráficas que se muestran a continuación, se ha representado cada una de una
de las tres situaciones particulares descritas anteriormente. Obsérvese por ejemplo en
la figura 114, que en la mañana se debe dar una circulación de vientos del valle hacia
su ladera occidental, más otra pequeña circulación correspondiente al producto vectorial
ya analizado, y que irá de sur a norte a lo largo del valle. Estos vientos, de hecho,
pueden ser medidos y registrados por el anemógrafo de una estación ubicada sobre el
valle o la montaña, como efectivamente se demostrará más adelante, cuando se haga
el respectivo análisis de este parámetro.

SITUACIÓN EN LA MAÑANA

P
LADERA
LADERA T ORIENTAL,
OCCIDENTAL
ZONA DE
CON MAYOR
UMBRÍ
UMBRÍA
CALENTAMIENTO

RESULTANTE DEL
PRODUCTO VECTORIAL,
CIRCULACIÓN DEL VALLE
CON DIRECCIÓN NORTE
HACIA LA MONTAÑA

Figura 114. Situación de las brisas de valle y montaña en horas de la mañana

SITUACIÓN AL MEDIO DÍA

T P
LADERA
LADERA
ORIENTAL
OCCIDENTAL
CALENTADA
CALENTADA

VIENTO MOMENTÁNEAMENTE
EN CALMA, VALLE CALENTADO

Figura 115. Situación de las brisas de valle y montaña en horas del medio día.

- 146 -
Al medio día, figura 115, y como ya se deducía del producto vectorial, el ángulo entre
los dos vectores debe ser exactamente igual a cero, ya que ambos apuntan
perpendicularmente hacia el fondo del valle. Como consecuencia, a esta hora es común
que el viento esté prácticamente en calma o sople con muy poca intensidad, como casi
todos nosotros hemos podido comprobar, cuando al estar en un determinado sitio en un
valle, hacia el medio día sentimos, además del fuerte calor, la ausencia casi total de
viento. Se descarta por supuesto la situación especial en la que, a esa hora justamente
se esté produciendo una fuerte tormenta eléctrica, en cuyo caso las corrientes
descendientes de aire frío desde la parte superior de la nube de tormenta, forman
reventones expansivos de viento al chocar contra el suelo y difundirse en forma radial,
capaces de generar ráfagas de hasta 50 Km / h.

SITUACIÓN EN LA TARDE

P

LADERA
LADERA
OCCIDENTAL, EN T ORIENTAL,
RECALENTADA
UMBRA

CIRCULACIÓN DEL VALLE


RESULTANTE DEL
HACIA LA MONTAÑA
PRODUCTO VECTORIAL,
CON DIRECCIÓN SUR

Figura 116. Situación de las brisas de valle y montaña en horas de la tarde

Pues bien, en la tarde, y como se puede deducir de la figura 116, se estable una
circulación predominante desde el valle hacia la ladera oriental del mismo, y además,
una corriente que avanza a lo largo del valle en el sentido norte - sur. La intensidad de
esta corriente de viento, producto del juego vectorial ya explicado, está condicionada
por varios factores. Entre los más importantes se destacan: las dimensiones del valle
junto con sus irregularidades y las condiciones del cielo, entre otros. En cuanto a la
primera, resulta apenas lógico que las irregularidades del terreno, incluidas las de
origen humano, tienen mucho que ver con las variaciones en la intensidad del viento,
representadas estas más que todo en la aparición esporádica de ráfagas y calmas, de
forma alternada (efecto Bernoulli).

En cuanto al estado del cielo, es razonable pensar que si tenemos un cielo cubierto,
necesariamente tendrá que disminuir la radiación que pudiera llegar a las laderas y al
valle, lo cual afectará la intensidad de las circulaciones. Por el contrario, con cielos
despejados o semidespejados, la diferencia en el sentido de los gradientes será muy
grande, razón por la que los flujos de viento tendrán una importante intensidad.
Situación palpable en aquellos días soleados sobre los valles, cuya característica más
importante son los vientos fuertes y la turbulencia.

- 147 -
No deja de ser cierto sin embargo, que estas brisas de valle y montaña, al igual que la
virazón y el terral, pueden resultar igualmente afectadas por fenómenos de escala
sinóptica (tropical o extratropical), como las vaguadas asociadas a los frentes y los
ciclones tropicales. De hecho, las dos temporadas secas y las dos húmedas detectadas
en los análisis gráficos de las estaciones de valle y montaña; Bogotá, Cali y Medellín,
nos permitieron concluir que estas temporadas están claramente asociadas con la
época del ańo, que en otras palabras significa, con el tránsito regular de la ZCIT por
nuestro país. Sin embargo, lo nuevo en este enfoque es que, no es la ZCIT como tal la
que condiciona de forma directa la climatología de estos valles en particular. Estas
temporadas coinciden, más que nada, con los máximos y mínimos de eventos
sinópticos sobre el Atlántico, los que a su vez potencian o modifican el accionar de la
ZCIT sobre una parte del país. Como se pudo corroborar con amplitud en los análisis
respectivos de los sistemas frontales, los ciclones tropicales y las tormentas perfectas.

Mejor aún, estas células de circulación pueden, y es lo más probable que ocurra
regularmente, ser afectadas en su parte superior por vientos de niveles medios o altos,
relacionados con los alisios o con la inversión de los alisios. En tal caso, las células de
circulación podrían ser potenciadas o disminuidas por la presencia de estos vientos en
altura, lo que de hecho se manifiesta en las importantes diferencias climatológicas entre
los valles del Cauca y del Magdalena. Recordemos nuevamente que el valle del Cauca,
por estar limitado en su flanco izquierdo por la cordillera occidental, de menor elevación
que las otras dos, puede permitir la llegada e intromisión de vientos y sistemas del
Pacífico; fenómeno posiblemente recurrente durante las noches. El valle del Magdalena
por su parte, tiene en su flanco derecho a la cordillera oriental, que al tener menor altura
que la central, puede permitir también el tránsito de los alisios provenientes del sureste.
En tanto, al ser la cordillera central la de mayor elevación de las tres, prácticamente
permite muy poco intercambio de elementos entre uno y otro valle.

Como complemento a estos conceptos, veamos la situación que se presenta durante la


noche en el valle. En este caso, el aire sobre este tenderá a elevarse por efecto del
calor almacenado en el fondo, obligando al aire de la montaña, más frío, no sólo a bajar,
sino a establecer una circulación de vientos desde laderas hacia el fondo del valle.
Fenómeno muy posiblemente fortalecido por la intromisión de sistemas desde los
flancos del valle durante la noche, y que bien podría ser la razón de la presencia, al
amanecer, de abundante nubosidad media sobre el interior del valle (altocúmulos).

SITUACIÓN DURANTE LA NOCHE

LADERA LADERA
OCCIDENTAL ORIENTAL
AIRE MÁS FRÍO AIRE MÁS
FRÍO

AIRE DEL VALLE, MÁS CÁLIDO, ASCIENDE

Figura 117. Situación de las brisas de valle y montańa en horas de la noche

- 148 -
Ahora bien, muchos de nosotros habremos notado una situación muy particular en
estas regiones de valles y montañas. Y es que, durante el día y por efecto de las brisas
ya estudiado, la formación de nubosidad convectiva sobre las laderas de las montañas
es algo casi que recurrente a diario, situación claramente identificable en las imágenes
de satélite en las que se observan, para nuestro caso, los dos valles con muy poca
nubosidad durante la mañana (cúmulos húmilis), en contraste con las cordilleras en las
que, permanentemente, se observa abundante nubosidad. Ello explica la enorme
pluviosidad registrada en las estaciones de ladera, que convierte pequeñas regiones, en
microclimas húmedos excepcionales.

Figura 118. Imagen de satélite en la que se destacan claramente los dos valles interandinos

Independientemente de los continuos desastres causados por estas lluvias recurrentes


sobre las tres cordilleras, preferentemente en el sector agropecuario y de transporte, no
deja de ser cierto que estas lluvias tienen también su contraparte positiva. Tal condición
de pluviosidad, sabemos, hace del nuestro, uno de los países más ricos del planeta en
cuanto a recursos hídricos se refiere. Hecho que genera a su vez unas excepcionales
condiciones climáticas en los diferentes pisos térmicos de las tres cordilleras, nicho
ecológico de ricas fauna y flora, amén de ser el motor de la inmensa y variada
productividad agrícola del país, durante gran parte del año.

Un ejemplo típico de estas condiciones climáticas de ladera, lo constituyen las ciudades


del Fresno (Tolima) y Pereira (Risaralda), caracterizadas por su intensa pluviosidad a lo
largo del año, y por ende, por su alta humedad relativa. La primera está ubicada sobre
la ladera oriental de la cordillera Central, a unos escasos 30 Km. del valle del
Magdalena, y la segunda en la ladera occidental de la misma cordillera central, a
escaso 20 Km. del valle del Cauca. Luego, mientras el municipio del Fresno es afectado
por las brisas del valle del Magdalena, el municipio de Pereira lo es por las brisas del
valle del Cauca. Y precisamente, recordemos que uno de los máximos pluviométricos
mensuales analizados con anterioridad, lo obtuvo la ciudad de Pereira, hecho que

- 149 -
corrobora nuestros supuestos teóricos anteriores, sobre el efecto de las brisas del valle
en la importante climatología de sus laderas.

Adicionalmente, ya vimos que al invertirse el gradiente de temperatura durante la noche


entre el valle y la montaña, se da la oportunidad a que flujos externos de niveles medios
y altos hagan su intromisión hacia los valles. En consecuencia, si existen condiciones
suficientes de calor latente, humedad e inestabilidad sobre el valle, la probabilidad de
ocurrencia de tormentas eléctricas durante la noche sobre éste, es bastante alta. Y de
hecho, se observa que en los valles del Cauca y Magdalena las tormentas eléctricas
aisladas, en muchos casos células severas o incluso supercélulas (retroalimentadas),
son uno de los fenómenos más recurrentes durante las noches.

Volvamos nuevamente sin embargo a las diferencias entre estos dos enormes valles
interandinos. En comienzo, el valle del Cauca es, de hecho, mucho más húmedo que el
valle del Magdalena, en razón al agregado de humedad e inestabilidad que recibe del
océano Pacífico. Mientras que, al encontrarse más resguardado el valle del Magdalena,
entre la cordillera Central por su flanco izquierdo y la cordillera oriental por su flanco
derecho, su principal característica es la de ser un valle muy seco. Situación que sin
embargo se va debilitando en la medida en que nos vamos aproximando a la Costa
Atlántica, dado que la pluviosidad se va haciendo más importante. Esta situación se
pudo evidenciar también en el análisis de los máximos mensuales, cuando la ciudad de
Barrancabermeja, ubicada sobre el valle del Magdalena, pero en límites con la región
Caribe, se llevó varias veces el máximo pluviométrico del mes.

Por otra parte, habíamos dicho anteriormente que los flujos a lo largo de los valles,
resultado del producto vectorial entre los gradientes de temperatura y presión, podrían
ser detectados en el seguimiento gráfico del registro de un anemógrafo. Pues bien, a
continuación se muestra la situación del régimen de vientos de un día en particular,
registrado en la gráfica del anemógrafo de la estación meteorológica del aeropuerto
Alfonso Bonilla Aragón, que sirve a la ciudad de Cali. Veamos.

REGISTRO DEL COMPORTAMIENTO DIARIO DEL VIENTO AEROPUERTO ALFONSO BONILLA


ARAGÓN – CALI, NOVIEMBRE 12 DE 2009
HL 06 07 08 09 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 01 02 03 04 05

25
INTENSIDAD (M/S)

20

15

10

5
DIRECCIÓN (GRADOS)

07 08 09 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 01 02 03 04 05
300
200
100
0

Figura 119. Registro del viento en el aeropuerto Bonilla Aragón de Cali

- 150 -
Esta imagen del registro del viento, que muestra en la parte superior la intensidad del
viento medida en metros por segundo, y en la parte inferior la dirección del viento,
tomada de 20° en 20°, y que cubre las 24 horas del día, es muy diciente. Como primera
medida, se observa un viento muy debil durante la noche y gran parte de la mańana, y
cuya dirección varía ostensiblemente dentro de los cuatro cuadrantes. De las 11 AM
hasta las 3 PM, aproximadamente, el viento aumenta su intensidad llegando a los 3 o 4
m/s, mientras su dirección predomina dentro del cuadrante 0° a 90°. Sin embargo,
justamente después de las 3PM y hasta un poco más allá de las 9PM, se observa un
cambio radical del viento, tanto en intensidad como en dirección, moviéndose la primera
dentro de valores cercanos a los 5 m/s, con ráfagas de hasta 8 m/s, mientras la
segunda se apretuja dentro del cuadrante 270° a 360°.

Sospechosamente este comportamiento del viento, en dirección sobre todo, que es


prácticamente recurrente a lo largo del ańo, y que en días calurosos puede alcanzar
ráfagas de hasta 12 m/s, no se parece en nada a la teoría existente a la fecha sobre el
tránsito de la ZCIT. Aunque sí concuerda, en alto grado, con la teoría previa sobre el
comportamiento de las brisas de valle y montaña. Por lo tanto, este análisis de la gráfica
del comportamiento del viento en un sitio específico del valle del Cauca, nos puede ir
corroborando, en parte, nuestra nueva concepción del sistema climático colombiano.

Esta típica condición del régimen de vientos sobre los valles y las laderas de las
montańas, fácilmente comprobable en el seguimiento del registro del anemógrafo de las
estaciones meteorológicas, nos invita a abordar ahora una estación de ladera para
estudiar su régimen de vientos. Y para este caso, qué mejor que volver a tomar como
ejemplo la ciudad de Pereira y su régimen predominante de vientos diarios. El registro
del viento (no presentado aquí), muestra cláramente que después de las 10AM, el
viento se intensifica y ubica en una dirección comprendida entre los 240° y los 290°, lo
cual se corresponde en alto grado con la teoría del ramal que viaja desde el valle hacia
su ladera oriental, un poco después del medio día. Este cambio típico y recurrente de
los vientos, día a día, trae como consecuencia la formación de nubosidad convectiva
sobre los municipos de Pereira y Dosquebradas, ubicados en la ladera oriental del valle,
y que convierte a este último, en uno de los municipos más lluviosos del país.

Además, el movimiento de estas brisas diurnas del valle hacia la montaña, se convierte
en la clave para la formación de las nieblas de montaña, o nieblas que se forman por el
ascenso forzado de una masa cálida y húmeda a lo largo de una pendiente; tipo de
niebla muy común en nuestra región andina, y que caracteriza ciertos nichos ecológicos
conocidos como Bosques de Niebla.

Ahora bien, sabemos que ambos valles están ubicados en medio de unas importantes
fuentes de humedad, como ya se mencionó con antelación. El valle del cauca por el
océano Pacífico, y el valle del magdalena por las llanuras y la selva amazónica. Y ya
vimos también que el ramal de alisios del Pacífico, por efecto de Coriolis y una virazón,
es empujado contra el sector de barlovento de la cordillera occidental, conformando así
un enorme sistema convectivo, altamente lluvioso. Esta condición implicaría entonces
que parte de los flujos de este sistema convectivo, pudiera ingresar hacia el valle del
Cauca, lo que bien podría corroborarse por la presencia de un importante fenómeno
meteorológico, conocido como Ondas de Montaña.

Cuando un importante régimen de vientos choca frontalmente contra el sector de


barlovento de una cordillera, con suficiente intensidad, da pie a la formación de algunos

- 151 -
importantes fenómenos meteorológicos, tanto a barlovento como a sotavento de las
montañas. En el sector de barlovento, y en virtud del ascenso forzado y rápido a que es
sometido el aire, es por supuesto lógico que se formen allí potentes sistemas
convectivos (efecto föehn), lo que se traduce luego en la presencia de significativos
regímenes pluviométricos, sobre este sector. Este flujo de vientos, si cuenta con la
energía suficiente para remontar la cordillera, descenderá por la ladera de sotavento
como un flujo de vientos fríos y secos (vientos catabáticos), que ocasionalmente
pueden producir algunas lloviznas ligeras sobre este sector de la cordillera.

Una de las herramientas más útiles para detectar la presencia de Ondas de Montaña,
es la determinación de la nubosidad asociada a ellas. Mientras que en el sector de
barlovento las nubes convectivas son su rasgo más sobresaliente, en el sector de
sotavento la presencia de nubes rotor en niveles bajos, y nubes medias tipo lenticular
(con forma de lenteja), son su seńal más característica. Estas nubes lenticulares,
además, nos sirven como un buen referente de pronóstico ya que su presencia y
cantidad en el cielo, nos ofrecen buenos indicios sobre la existencia de fuertes
corrientes de viento en niveles medios y altos, lo que imposiblitaría la formación de
nubes convectivas, gracias a un efecto de cizalladura.

Pues bien, si existen flujos de vientos en forma de ondas de montaña, desde el Pacífico
hacia el valle del Cauca y desde los llanos orientales y la selva amazónica hacia el valle
del Magdalena, estos deben manifestarse a través de las nubes lenticulares,
preferentemente. Sin embargo, la observaciones rutinarias nos han permitido corroborar
que, sobre el sector de sotavento de la cordillera occiental, contadas veces se observa
este tipo de nubosidad; y si se llega a dar, lo hace más bien de manera efímera e
insignificante. Ello nos indica entonces que, raramente, los flujos de viento desde el
Pacífico hacia el valle del Cauca son lo suficientemente intensos como para remontar la
cordillera y producir ondas, lo cual se explicaría en razón a que el ramal de alisios del
Pacífico no impacta perpendicularmente contra la cordillera occidental, requisito
fundamental para la conformación de las ondas de montaña (ángulo de incidencia), sino
que lo hace diagonalmente y sin la intensidad requerida para ocasionar este fenómeno.

Sobre el valle del Magadalena sin embargo, las cosas son un poco diferentes, toda vez
que es mucho más común observar este tipo de altocúmulos lenticulares sobre el
oriente del valle, lo cual nos indica que el flujo de alisios no solo choca de manera
perpendicular contra la cordillera oriental, sino que también lo hace con la energía
suficiente como para superarla. Estos altocúmulos, incluso, pueden observarse con
cierta regularidad sobre la sabana de Bogotá en ciertas épocas del año,
preferentemente entre julio y septiembre.

Luego, si los vientos alisios chocan violentamente contra el sector de barlovento de la


cordillera oriental, debería necesariamente formarse a todo lo largo del piedemonte de
esta cordillera, otro importante régimen lluvioso, similar al que se produce sobre el
sector de barlovento de la cordillera occidental. Y es este, precisamente, el cuarto
sistema climático que vamos a analizar seguidamente.

6.5 SISTEMA CLIMÁTICO IV

Como ya se explicó anteriormente, el indicio de fuertes vientos cruzando la cordillera


oriental, gracias a la presencia de nubes lenticulares, debe necesariamente indicarnos
que hacia el sector de barlovento, como contrapartida, se debe producir un extenso

- 152 -
sistema convectivo a todo lo largo del piedemonte llanero – amazónico. La activación y
potenciación de este sistema, por supuesto, debe necesariamente obedecer, igual que
los otros sistemas analizados con antelación, a la acción de ciertos agentes, siendo la
época del año la más importante de todas. Y de hecho, así lo es.

Para comenzar, recordemos que la presencia de los vientos alisios del sureste es la que
caracteriza a los regímenes climáticos de la Amazonia y la Orinoquia, por excelencia.
Estos vientos, debido a su dirección de procedencia, SE, y a que la cordillera Oriental
discurre diagonalmente, para introducirse finalmente en territorio venezolano, chocan de
frente y con una significativa intensidad a todo lo largo del piedemonte de esta
cordillera, generando otro importante sistema convectivo. Estos vientos alisios sin
embargo, se debilitan o incluso llegan a desaparecer de gran parte de los llanos
orientales, marcadamente entre finales y comienzos de año, que son los meses en que
la ZCIT se encuentra más desplazada hacia el sur. Fenómeno similar al de los
monzones de verano.

Es en esta temporada precisamente, cuando el chorro de niveles bajos de Venezuela


se vuelve más intenso, penetrando profundamente sobre los llanos orientales de
Colombia e, incluso, currvándose hacia el suroeste con dirección a la costa Caribe,
como ya se explicó anteriormente. Dando origen de esta manera y en esta temporada,
a la presencia de una CAPLA casi permanente a todo lo largo del piedemonte llanero y
amazónico, la cual inhibe la formación de sistemas convectivos a barlovento.

Esta CAPLA, lógicamente, cierra cualquier posiblidad al ingreso de los vientos alisios
del SE, los que en condiciones normales, y luego de formar ondas de montaña, siguen
su curso hacia el interior del país. Esta ausencia de los vientos alisios del SE, posiblita
en consecuencia que regímenes de vientos locales procedentes del valle del
Magdalena, y quizá vientos de niveles medios y superiores provenientes del oeste,
invadan el sector occidental de la cordillera oriental, trayendo como consecuencia la
formación de intensos sistermas convectivos sobre este sector. Como ilustración,
veamos la siguiente gráfica en la que se han plasmado los elementos más importantes
en juego, en los sistemas climáticos II, III y IV.

Vientos de niveles Vientos de niveles


Chorro de niveles
superiores del medios del
bajos de Venezuela
SO – O - NO NE – E - SE

C
A
P
L
A
Estos vientos del oeste, favorecidos por la presencia de la CAPLA a barlovento de la
cordillera oriental, pueden llegar a ser tan intensos que, de hecho, se convierten en los
generadores de las tormentas eléctricas sobre la sabana de Bogotá, y sobre otros
sectores de la cordillera oriental,
Virazón Ramal decomo
alisiosbien vamos a demostrar
Brisas de valle seguidamente,
Alisios del sureste
(Empuje extra) del Pacífico y montaña
Figura 120. Elementos en juego más importantes en los sistemas climáticos II, III y IV

- 153 -
Ahora bien, como ya se explicó anteriormente, la CAPLA puede surgir además por la
presencia de sistemas frontales y sus vaguadas asociadas, sobre el Caribe y Atlántico.
O también, por el paso, en sentido contrario, de un sistema ciclónico sobre el Caribe. Y
estas apariciones inesperadas de la CAPLA, pueden suceder en temporadas diferentes
a la de la presencia del chorro de niveles bajos de Venezuela, que no es otra que la
temporada seca de comienzos de año en gran parte del país.

De ahí que, el predominio de vientos procedentes del oeste sobre la sabana de Bogotá,
generalmente después del medio día, nos indica que el ramal de brisas del valle del
magdalena dirigido hacia el oriente, puede llegar a ser tan potente que, de hecho, tiene
la capacidad suficiente como para adentrase bastantes kilómetros sobre la cordillera
oriental, arribando finalmente a la sabana de Bogotá como un flujo de vientos del oeste,
fríos y húmedos. Estos vientos, imposibilitados de continuar su viaje hacia el este, en
parte por el tabique natural de los cerros orientales de la sabana de Bogotá, y en parte
por la presencia de la CAPLA, generan finalmente fuertes tormentas eléctricas sobre la
Capital de la República, las que, en la mayoría de los casos, van acompañadas de
granizadas fuertes, como la ocurrida aquel 3 de noviembre de 2007, ya analizada.

La intensidad de estos vientos que penetran por el occidente de la sabana de Bogotá,


puede deberse a diversos factores, además del movimiento normal de las brisas del
valle hacia la montaña. Y esta potenciación puede tener su origen en la presencia de
fenómenos de escala sinóptica sobre el Caribe y el Atlántico, como ya se explicó en su
momento, en el análisis de las tormentas perfectas. O bien puede ser que la sola
presencia de la CAPLA baste para que se fortalezcan los vientos del oeste, o bien
existe una interacción no muy bien entendida todavía, entre las vaguadas y los sitemas
locales de valles y montañas. Lo cierto en todo caso es que, la ocurrencia de tormentas
eléctricas sobre la sabana de Bogotá está relacionada, de forma casi exclusiva, con la
intromisión de vientos fríos y húmedos del oeste; condicionada esta a su vez, por la
presencia de la CAPLA en el piedemonte llanero. Tales afirmaciones deben ser,
obligatoriamente, demostradas mediante datos estadísticos, que es lo que
precisamente vamos a hacer seguidamente, presentando las gráficas de los
comportamientos del viento, las tormentas y las lluvias, sobre la sabana de Bogotá.

CANTIDAD MENSUAL VIENTO MÁXIMO CON DIRECCIÓN NE Y SE APTO ELDORADO


PERÍODO 1999 - 2008

35

30

25

20

15

10

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 121. Tendencia mensual del viento con dirección NE- SE en Bogotá, período 1999 - 2008

- 154 -
CANTIDAD MENSUAL VIENTO MÁXIMO CON DIRECCIÓN SO - NO APTO ELDORADO
PERÍODO 1999 - 2008

35

30

25

20

15

10

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 122. Tendencia mensual del viento con dirección SO- NO en Bogotá, período 1999 - 2008

En las figuras 121 y 122 se muestran, de forma clara, las tendencias de la dirección de
los vientos, mes a mes, y para un período de 10 años, en la sabana de Bogotá. En la
primera gráfica, correspondiente a la cantidad de días con vientos máximos de dirección
comprendida entre los 0° y los 180°, vemos claramente que la tendencia de estos
vientos, como debiera ser lo lógico, es la de predominar en los meses de mitad de año
(temporada de las cometas), y la de ser débiles entre octubre y marzo. En contraste, la
figura 122 nos muestra que las tendencias de los vientos máximos de dirección
comprendida entre los 180° y los 360°, es la de predominar de octubre a marzo, y de
disminuir en los meses de mitad de año (junio, julio y agosto). Por lo tanto, estas
gráficas empiezan a corroborar nuestra hipótesis anterior, en el sentido de la presencia
de una fuerte CAPLA en la temporada seca (finales y comienzo de año), y del notable
predominio de los alisios del SE, hacia mediados de año.

CANTIDAD MENSUAL DE TORMENTAS ELÉCTRICAS APTO ELDORADO


PERÍODO 1999 - 2008

25

20

15

10

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 123. Cantidad mensual de tormentas sobre la sabana de Bogotá, período 1999 - 2008

- 155 -
En esencia, habíamos dicho anteriormente que la intromisión de flujos de vientos desde
el oeste hacia la sabana de Bogotá, era el mecanismo de disparo por excelencia de las
tormentas eléctricas. Y qué mejor que corroborar esta supuesta correlación, observando
la figura 123, en la que se ha graficado el total de tormentas eléctricas sobre Bogotá,
mes a mes, y para el mismo período de 10 años.

Si hacemos ahora la comparación gráfica entre las curvas de las tendencias de las
tormentas eléctricas sobre la sabana de Bogotá, y las curvas de las tendencias de los
diferentes regímenes de viento a lo largo del año, podemos corroborar, sin lugar a
dudas, la elevada correlación entre las gráficas 123 y 122, y la prácticamente nula
correlación entre esta misma gráfica 123 con la 121. Esta clara demostración de la
incuestionable correlación directa entre uno y otro parámetro meteorológico, nos indica
la enorme trascendencia de haber podido llegar a este grado de conocimiento, sobre un
microclima tan importante y particular. Base fundamental para unos futuros excelentes
pronósticos del tiempo, y unas muy bien fundamentadas proyecciones climatológicas,
explícitamente en el centro del país.

Bien, miremos seguidamente el comportamiento mensual de las lluvias en la sabana de


Bogotá, para este período 1999 – 2008. Sorprendentemente, esta gráfica guarda gran
afinidad con la gráfica de las tormentas eléctricas, y por ende, con la de las tendencias
del viento máximo para la dirección 180° - 360°. Esta gráfica, además, presenta dos
abultamientos importantes, el primero entre marzo y junio, y el segundo entre
septiembre y noviembre. Estos dos domos coinciden, claro está, con las dos
temporadas húmedas vistas al comienzo de este estudio. Sin embargo, observemos
que ahora nos cambia radicalmente nuestra percepción inicial, en el sentido de que
estos máximos coincidían simplemente con los dos tránsitos anuales de la ZCIT sobre
el centro del país, cuando en realidad estos dos máximos dependen, exclusivamente,
de la cantidad de tormentas sobre la sabana de Bogotá, la cual obedece a su vez a la
intromisión del flujo de aire frío y húmedo del Magdalena. Flujo que, como ya vimos,
depende del accionar de ciertos fenómenos sinópticos sobre el Caribe y Atlántico y/o a
la existencia de la CAPLA asociada. Relacionadas, claro está, con la época del año.

TOTALES MENSUALES DE PRECIPITACIÓN APTO ELDORADO


PERÍODO 1999 - 2008

250

200
Milímetros

150

100

50

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 124. Totales mensuales de precipitación en Bogotá, mes a mes, período 1999 - 2008

- 156 -
Con el ánimo de corroborar las afirmaciones anteriores, en la siguiente tabla se han
extractado los días más significativamente lluviosos en Bogotá, para este período en
particular de seguimiento, junto con el fenómeno asociado.
Total Total
Año Mes Día Fenómeno Precip. Año Mes Día Fenómeno precip.
Mayo 11 Tormenta 13,1 Abril 23 Tormenta 33,4
12 Tormenta 13,3 Mayo 15 Tormenta 26,9
Junio 7 Tormenta 14,7 2005 Agosto 23 Tormenta 19,4
1999 16 Tormenta 18,4 Septiembre24 Tormenta 33
Agosto 26 Lluvias 15,5 Diciembre 8 Tormenta 44,6
Septiembre 13 Tormenta 28,5 Enero 3 Tormenta 18,5
28 Tormenta 32,5 Marzo 3 Tormenta 24,7
Octubre 5 Tormenta 28,7 17 Tormenta 42,5
Noviembre 1 Tormenta 35,2 Abril 10 Tormenta 38,7
Febrero 20 Tormenta 28,1 2006 Mayo 11 Tormenta 34,4
26 Tormenta 37,2 20 Tormenta 44,7
2000 Marzo 24 Tormenta 19,9 Junio 8 Tormenta 35,2
Mayo 1 Tormenta 20,8 Octubre 10 Tormenta 22,6
Octubre 23 Tormenta 14,7 12 Tormenta 78,5
Noviembre 14 Tormenta 14,2 Noviembre 7 Tormenta 31,6
Enero 22 Tormenta 22,6 20 Tormenta 19,7
Marzo 19 Tormenta 22,5 Abril 21 Tormenta 17,6
2001 Mayo 8 Tormenta 13,6 26 Tormenta 35,5
Septiembre 7 Tormenta 18,6 2007 Mayo 24 Tormenta 32,5
Noviembre 26 Lluvias 22,7 Julio 22 Tormenta 29
Enero 17 Tormenta 22,8 Octubre 29 Tormenta 36,5
Marzo 29 Tormenta 23,3 Noviembre 3 Tormenta 6,5
Abril 8 Tormenta 36,8 5 Tormenta 22,8
2002 Mayo 27 Tormenta 24,5 Enero 25 Tormenta 22,5
Septiembre 27 Tormenta 20,1 Febrero 18 Tormenta 24,1
Octubre 26 Tormenta 13,2 Abril 8 Tormenta 14,7
Noviembre 6 Tormenta 12,6 2008 25 Tormenta 31
Diciembre 16 Tormenta 19,8 Mayo 24 Tormenta 32,5
Marzo 20 Tormenta 14,7 26 Tormenta 31
Mayo 21 Tormenta 16,9 Octubre 5 Tormenta 25,5
2003 Agosto 21 Tormenta 28,4 Noviembre 2 Tormenta 20,1
Noviembre 24 Tormenta 30,2
Octu-
Diciembre 13 Tormenta 26,2 Máximos: 12/06 :70,5 mm
Febrero 18 Tormenta 18,8 Abril 24/04 :50,5 mm
Mayo 20
Abril 21 Tormenta 38 /06 :44,7 mm
24 Tormenta 50,5
2004 Mayo 19 Tormenta 19,7
Octubre 6 Tormenta 30,5
Noviembre 7 Tormenta 23,3
25 Tormenta 41,1
Tabla No. 10. Máximos pluviométricos y fenómenos asociados, Bogotá, período 1999 - 2008

Veamos nuevamente la importante correlación entre estos máximos pluviométricos, y el


tipo de fenómeno acaecido. En un 99% de los casos, estos máximos se generaron de

- 157 -
tormentas eléctricas, muchas de ellas con granizo asociado. Se destacan, igualmente,
los tres máximos más importantes de estos últimos 10 años, resaltándose por supuesto
el máximo absoluto de 70,6 mm, ocurrido el 12 de octubre de 2006, y referenciado con
anterioridad en el apartado de los sistemas frontales.

Bien, analizada ya la situación generada a sotavento de la cordillera oriental, y


específicamente la tendencia del viento, las tormentas eléctricas y las lluvias sobre la
sabana de Bogotá, nos queda por ver qué sucede del otro lado de la cordillera; es decir,
del sector de barlovento.

Habíamos hablado al principio del análisis de este sistema climático, sobre la gran
posibilidad de hallar un importante régimen pluviométrico sobre el piedemonte llanero –
amazónico, similar al que se presenta sobre la región Pacífica, producto del efecto a
barlovento de las ondas de montaña generadas por el choque de los alisios
provenientes del sureste. Pues bien, sin más preámbulos, qué mejor que analizar
seguidamente las tendencias pluviométricas de la ciudad de Villavicencio, ubicada
justamente sobre el piedemonte llanero, con el ánimo de comprobar o desmentir estos
supuestos teóricos. Procediendo, claro está, e igual que se hizo para las otras
estaciones de referencia, analizando inicialmente sus tendencias pluviométricas
mensuales, para el período de referencia.

TOTALES MENSUALES DE PRECIPITACIÓN APTO VANGUARDIA - VILLAVICENCIO


PERIODO 1983 - 2008

18000,0

16000,0

14000,0

12000,0

10000,0
mm

8000,0

6000,0

4000,0

2000,0

0,0
Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre

Figura 125. Totales mensuales de lluvia en Villavicencio período 1983 – 2008

Efectivamente, como habíamos supuesto, la ciudad de Villavicencio muestra un


extraordinario régimen pluviométrico, propio de un microclima de piedemonte.
Observemos en esta primera gráfica, de totales mensuales pluviométricos, la aparición
de unas curiosidades que las diferencian de las tendencias pluviométricas, para este
mismo seguimiento y período, de las otras estaciones. Fijémonos con detenimiento que
esta tendencia pluviométrica de Villavicencio, comparte características tanto de las
estaciones andinas, como de las otras estaciones estudiadas. Por ejemplo, en la gráfica
se observan dos domos o máximos pluviométricos a lo largo del año, aunque con la
diferencia que el primero, el de mayo, es significativamente superior al de octubre, en
unos 4500 mm para el período de estudio. Por otra parte, la temporada seca, que en
realidad no es tan seca como la de Puerto Carreño o Barranquilla, cobija escasos tres

- 158 -
meses del año (diciembre, enero y febrero), mientras que en los demás meses los
niveles pluviométricos son realmente importantes.

TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN APTO VANGUARDIA - VILLAVICENCIO


PERÍODO 1983 - 2008
6000,0

5000,0

4000,0

3000,0
mm

2000,0

1000,0

0,0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

PERÍODO 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
DEF 2.3 -0.4 -0.9 -0.5 1.2 0.7 -1.7 0.1 0.4 1.8 0.3 0.2 1.2 -0.7 -0.4 2.3 -1.4 -1.6 -0.6 -0.1 1.2 0.4 0.7 -0.7 0.8 -1.4
EFM 2.0 -0.2 -0.8 -0.4 1.3 0.5 -1.5 0.2 0.3 1.6 0.4 0.2 0.9 -0.7 -0.3 1.9 -1.2 -1.4 -0.5 0.1 0.9 0.3 0.5 -0.6 0.4 -1.4
FMA 1.5 -0.2 -0.7 -0.2 1.2 0.1 -1.1 0.2 0.3 1.5 0.6 0.3 0.7 -0.5 0.0 1.5 -0.9 -1.0 -0.4 0.2 0.5 0.2 0.4 -0.4 0.1 -1.1
MAM 1.2 -0.3 -0.7 -0.2 1.1 -0.2 -0.8 0.2 0.4 1.4 0.7 0.4 0.4 -0.3 0.4 1.0 -0.8 -0.8 -0.2 0.4 0.1 0.2 0.4 -0.1 -0.1 -0.8
AMJ 1.0 -0.5 -0.7 -0.1 1.0 -0.7 -0.6 0.2 0.6 1.2 0.8 0.5 0.3 -0.1 0.8 0.5 -0.8 -0.6 -0.1 0.7 -0.1 0.3 0.4 0.1 -0.1 -0.6
MJJ 0.6 -0.4 -0.6 0.0 1.2 -1.2 -0.4 0.2 0.8 0.8 0.7 0.5 0.2 -0.1 1.3 0.0 -0.8 -0.5 0.1 0.8 0.1 0.5 0.4 0.2 -0.1 -0.4
JJA 0.2 -0.3 -0.5 0.3 1.4 -1.3 -0.3 0.3 1.0 0.5 0.4 0.6 0.0 0.0 1.7 -0.5 -0.9 -0.4 0.2 0.9 0.4 0.7 0.4 0.3 -0.1 -0.1
JAS -0.2 -0.2 -0.5 0.5 1.6 -1.2 -0.3 0.3 0.9 0.2 0.4 0.6 -0.2 -0.1 2.0 -0.8 -0.9 -0.4 0.2 1.0 0.5 0.8 0.3 0.5 -0.4 0.0
ASO -0.6 -0.3 -0.5 0.7 1.6 -1.3 -0.3 0.3 0.9 0.0 0.4 0.7 -0.5 -0.1 2.2 -1.0 -1.0 -0.4 0.1 1.1 0.6 0.9 0.2 0.6 -0.7 0.0
SON -0.8 -0.6 -0.4 0.9 1.5 -1.6 -0.3 0.3 1.0 -0.1 0.4 0.9 -0.6 -0.2 2.4 -1.1 -1.1 -0.5 0.0 1.3 0.5 0.8 -0.1 0.9 -1.0 0.0
OND -0.9 -0.9 -0.3 1.1 1.3 -1.9 -0.2 0.3 1.4 0.0 0.3 1.2 -0.7 -0.3 2.5 -1.3 -1.3 -0.6 -0.1 1.5 0.6 0.8 -0.4 1.1 -1.1 -0.3
NDE -0.7 -1.1 -0.4 1.2 1.1 -1.9 -0.1 0.4 1.6 0.2 0.2 1.3 -0.7 -0.4 2.5 -1.4 -1.6 -0.7 -0.1 1.4 0.4 0.8 -0.7 1.1 -1.3 -0.6

TOTALES DE PRECIPITACIÓN MES A MES APTO VANGUARDIA - VILLAVICENCIO


PERÍODO 1983 -2008

Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre

1000,0

900,0

800,0

700,0

600,0
mm

500,0

400,0

300,0

200,0

100,0

0,0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Figura 126. Comparación entre total lluvias mensual y anual en V/vicencio y el ENOS, 1983 - 2008

En el juego de gráficas de la figura 126, se ha hecho el mismo acomodamiento que se


hizo para las otras estaciones, apareciendo en la parte superior la tendencia anual de
las lluvias, en medio el comportamiento del ENOS, y abajo la tendencia pluviométrica
de cada mes, a través del período de estudio. Pues bien, observemos que la
pluviosidad media anual de Villavicencio es bastante pareja, moviéndose dentro de
valores casi fijos de 4000 a 6000 mm por año. Se descarta por supuesto el año 2002
que, como ya se había aclarado al principio del estudio, presenta datos faltantes para
algunos meses.

- 159 -
Esta condición tan pareja de las lluvias, hace que la comparación con los históricos del
ENOS, con el ánimo de encontrar singularidades y correlaciones, no resulte tan fácil.
Sólo pareciera existir algún tipo de relación entre los mínimos pluviométricos de 1985,
1988 y 2000, con la presencia del evento Niña sobre la región 2, 3. Y una, no muy
evidente correlación, entre algunos máximos y el predominio de condiciones normales y
de Niño. En tanto, el análisis para cada mes del año dentro de ese período, muestra
igualmente muy poca correlación entre los extremos de los meses más lluviosos (abril,
mayo, junio, octubre y noviembre), con el evento ENOS presente en ese momento. Más
aun, estos máximos y mínimos de pluviosidad para cada mes, pueden ocurrir
indistintamente dentro de cualquiera de las fases ENOS, como bien puede corroborarse
de la gráfica inferior.

Como el objetivo de este apartado no era precisamente el de encontrar correlaciones


entre el comportamiento pluviométrico de la ciudad de Villavicencio y el evento ENOS,
por ahora no vamos a proseguir con mayores profundizaciones al respecto. Por lo tanto,
a continuación vamos a analizar este particular caso de Villavicencio, comparando sus
dos tendencias pluviométricas más importantes, con las de las otras estaciones
analizadas, con el fin corroborar nuestras presunciones iniciales, sobre el
comportamiento particular del sistema climático IV.

TOTALES MENSUALES DE PRECIPITACIÓN ESTACIONES PROBLEMA


PERÍODO 1983 - 2008
25000

20000
Milímetros

15000

10000

5000

0
Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiem . Octubre Noviem . Diciem b.

BOGOTA 680,6 1117 1925,4 2459,6 2760,2 1485,8 1140,7 1204,7 1794,1 2832,1 2379,5 1467,2
CALI 1230,6 1287,9 2158,6 3017,8 2406,8 1291,4 755,7 912,2 1719,7 2219 2199 1306,2
B/QUILLA 34,5 12,8 33 652,9 2773,7 1923 1855,6 2553,5 3739,4 3889,4 2055 638,2
LETICIA 8452,9 7569,2 7953,3 8329,3 7359,3 4154,7 3398,9 3619,5 5305,3 5946,8 6629 6765,1
QUIBDO 12559,5 10803,2 11795,2 16908,2 17471,7 15962,9 18616,5 19730,2 16737,6 14443,4 15837,0 13499,5
MEDELLIN 1454,7 2007,8 3001,4 3867,5 5125,8 3422,6 3065,3 3420,9 4417,1 5289,6 3558,0 2265,2
PTO CARREÑO 269,2 376,5 1029,3 3393,2 6732,8 10547,0 11175,5 7485,8 4270,5 3836,7 2273,4 522,2
VILLAVICENCIO 1840 2849,5 5931,9 12099,6 16096,8 12435,6 10178,8 9024,4 9279 11421,5 9886,1 3699

Figura 127. Totales mensuales de lluvias estaciones de referencia, más Villavicencio, 1983 -2008

Sorprendentemente, observando la figura 127, del comportamiento mensual de las


lluvias en las estaciones problema, a la que se le la involucrado Villavicencio,
comprobamos de forma inmediata la elevada pluviosidad de esta ciudad, la que supera
con creces las de ciudades consideradas hasta ahora, ejemplo de intensidad

- 160 -
pluviométrica, como Leticia y Puerto Carreño. Incluso, en algunos meses, la curva de
tendencia de lluvias en Villavicencio se acerca bastante a la de Quibdó, lo cual no hace
más que reafirmar que, a barlovento de la cordillera oriental, efectivamente se forma un
importante nicho pluvioso, casi de la misma intensidad que el observado en Quibdó.

TOTALES ANUALES DE PRECIPITACIÓN ESTACIONES PROBLEMA


PERÍODO 1983 - 2008
12000

10000

8000
Milímetros

6000

4000

2000

0
1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

BOGOTA 879 930 698 915 751 835 679 948 734 435 761 826 828 568 475 933 1024 832 588 806 733 937 854 1122 949 1209
CALI 626 975 867 917 888 1000 773 723 746 618 897 985 691 845 798 950 1208 936 655 613 593 1089 950 1163
B/QUILLA 456 752 834 563 1014 1063 811 792 475 735 1025 404 1687 922 535 1324 1018 895 636 271 972 914 1043 1022
LETICIA 3201 3056 2927 3772 3500 3247 3566 3653 3373 3287 3857 3663 3171 2979 3062 2899 3194 3467 2461 1083 1780 3528 3441 3314
QUIBDO 7756 9796 7563 6832 8095 8461 7316 7583 7069 6545 7523 7890 7624 9221 6361 7004 8571 8757 8757 6642 4637 8653 7178 8532
MEDELLIN 1440 1833 1492 1527 1325 2039 1890 1622 1587 1111 1605 1596 1771 1934 1402 1728 2232 2132 1412 1195 1499 2013 1956 2555
PTO CARREÑO 2814 2410 2656 2317 1829 2467 1680 2507 2104 2271 2504 2023 1783 2234 2007 2444 2649 2425 936 1500 2032 2061 2223 2037
VILLAVICENCIO 5090 4430 3918 4660 3948 3789 3864 4383 4213 4173 4919 4936 4485 5192 4350 5017 4853 3681 4513 2526 5021 4561 3896 4325

Figura 128. Promedios mensuales por año de las estaciones, más Villavicencio, 1983 - 2008

Como complemento a los anteriores razonamientos, la figura 128 nos ofrece los totales
anuales de pluviosidad de todas las estaciones problema, destacándose de nuevo el
segundo lugar en régimen pluviométrico, de la ciudad de Villavicencio. Gráfica que
también nos permite corroborar las enormes diferencias entre esta ciudad, y Puerto
Carreño, ambas consideradas típicas ciudades de llanura. Razón por la que han
recibido hasta hoy, el mismo tratamiento climatológico teórico, cuando en la realidad el
comportamiento climático de Villavicencio se acerca más, si se quiere, al de Quibdó que
al de su compañera de región, Puerto Carreño.

Esta condición pluviométrica por supuesto, no es exclusiva de la ciudad de


Villavicencio. Recordemos que existen otras ciudades ubicadas también sobre el
piedemonte, y que por lo tanto, constituyen importantes referentes en virtud a su
excelente régimen pluviométrico. Florencia, capital del departamento de Caquetá, es
una ciudad que, incluso, podría ostentar un mayor régimen pluviométrico que el de
Villavicencio, dado que tiene una mejor fuente de alimentación; la selva amazónica.

Así, de esta manera, hemos concluido la redefinición y precisión del sistema climático
IV, que no es otro que el que identifica las condiciones atmosféricas predominantes
sobre el piedemonte de la cordillera oriental en el que, efectivamente, encontramos
regímenes pluviométricos casi tan importantes como los registrados en la costa
Pacífica. Estos regímenes pluviométricos, tanto de Quibdó como de Villavicencio, están
condicionados fuertemente por el régimen de vientos predominante. De ahí que, como
los demuestran las observaciones, en Quibdo predomina durante todo el año, viento de

- 161 -
dirección NO – O – SO, siendo prácticamente improbable, dadas las condiciones tan
particulares de esta región, encontrar viento con dirección de los otros cuadrantes. Así
mismo, las observaciones de Villavicencio nos indican viento predominante, durante
todo el año, de direcciones NE – E – SE, siendo prácticamente improbable la
presentación de vientos procedentes del SO – O – NO.

6.6 SISTEMA CLIMÁTICO V

El quinto sistema climático que vamos a estudiar es, en cierto modo, mucho más
sencillo de analizar, debido a que se trata del que caracteriza a la inmensa llanura
colombiana; los famosos llanos orientales, en los que las temporadas secas y húmedas
son mucho más definidas y mejor predecibles, como se ha podido deducir de los
análisis de las lluvias en Puerto Carreño. Ciudad que muestra no sólo unos promedios
pluviométricos interanuales bastante parejos, sino también unas temporadas seca y
húmeda, más estrictamente definidas a lo largo del año.

Esta inmensa llanura, en realidad, no es más que el sitio de encuentro de importantes


regímenes de flujos de vientos, los que al chocar, formar complejos sistemas
convectivos. Esta confluencia de vientos es, junto con la temperatura, el mecanismo de
disparo por excelencias para la formación de tormentas eléctricas.

Uno de estos flujos, como ya vimos, no es otro que el chorro de niveles bajos de
Venezuela, el cual no sólo puede penetrar profundamente a todo lo largo del
piedemonte de la cordillera oriental, sino también extenderse un buen trecho a lo ancho,
cubriendo gran parte de esta llanura. Situación bastante común entre los meses de
diciembre a marzo, y que explica la poca, y a veces nula, pluviosidad de Puerto
Carreño, en esta época. Las CAPLA que se forman en otras épocas del año, asociadas
al paso de sistemas sinópticos sobre el Caribe y Atlántico, no adquieren en la mayoría
de los casos, un espesor tan importante como el de las CAPLA de la temporada seca.

En otras épocas del año, por el contrario, los sistemas frontales que avanzan sobre el
Caribe y Atlántico, pueden descender suficientemente como para que sus vaguadas
asociadas se introduzcan sobre toda esta región, produciendo fuerte inestabilidad
atmosférica y la conformación de poderosos y extensos sistemas convectivos, de hasta
una semana de duración. Sistemas que, por supuesto, se convierten en generadores de
intensas temporadas lluviosas.

Así mismo, el paso de ciertos sistemas tropicales violentos (ondas, depresiones,


tormentas tropicales y huracanes), de este a oeste y entre los meses de mayo a
noviembre, muy cerca de la ZCIT, producen igualmente fuerte inestabilidad atmosférica
sobre estas llanuras colombo – venezolanas, lo cual contribuye igualmente con su nada
despreciable promedio pluvioso en esta época. Recordemos que, cuando se realizó el
cuadro comparativo entre máximos y mínimos pluviométricos para cada estación,
Puerto Carreño fue la ciudad que, proporcionalmente, obtuvo la mayor diferencia.

Pero no son solamente los fenómenos provenientes del hemisferio norte, los que
condicionan la climatología de estas llanuras. De hecho, el elemento climatológico más
importante proveniente del hemisferio sur, son los alisios del sureste que, hacia
mediados de año y dado el desplazamiento de la ZCIT hacia el hemisferio norte, arriban
fortalecidos a la Amazonia y a la Orinoquia colombianas, para colisionar posteriormente
y con potencia contra el sector de barlovento de la cordillera oriental en donde, como ya

- 162 -
vimos anteriormente, conforman un importante régimen convectivo a todo lo largo de
este piedemonte.

Estos vientos, lógicamente, pueden arrastrar importantes advecciones en su camino,


siendo la más importante la de extensas masas frías provenientes desde el Brasil,
acompañadas por lo general de abundante nubosidad estratiforme. Nubosidad que, en
la mayoría de las veces, produce lloviznas y lluvias perennes sobre ambas regiones.

Esta intromisión, hacia mediados de año, de masas frías producto del invierno austral,
tienen un gran impacto en la agricultura de esta región, toda vez que pueden hacer
descender la temperatura unos cuantos grados por debajo de la media, teniéndose
casos en los que esta ha marcado valores inferiores a los 20° C. Temperatura muy
perjudicial para ciertos cultivos, altamente sensibles a estos cambios.

Finalmente, y a modo de resumen, podemos decir que la climatología de esta región


está condicionada por unos elementos meteorológicos mucho mejor referenciados,
provenientes de ambos hemisferios, y que ejercen su acción de forma directa con la
temporada del año. De este modo, se generan al año dos temporadas claramente
definidas, una seca y otra húmeda, que se convierten en la mejor expresión
climatológica de esta región. Condicionantes que se muestran a continuación, en una
gráfica en la que se han esquematizado los factores meteorológicos más importantes
que influyen en el comportamiento climatológico de las regiones de la Orinoquia y la
Amazonia colombianas.

CONVECCIÓN CHORRO DE VAGUADA PROFUNDA


PROFUNDA NIVELES POR PASO DE FRENTES
MIENTRAS NO BAJOS DE O CICLONES
EXISTA CAPLA VENEZUELA TROPICALES

VIENTOS ALISIOS DEL INFLUENCIA DE FRENTES DEL


SURESTE HEMISFERIO SUR

Imagen 129. Condicionantes más relevantes de los sistemas climáticos V y VI

- 163 -
6.7 SISTEMA CLIMÁTICO VI

Hemos arribado, finalmente, al sexto sistema climático por analizar, cual es el que le
corresponde a nuestra porción de selva amazónica. Y por supuesto, en el análisis
previo para la región quinta, se especificó parte de la climatología de la región sexta,
dado que ambas están fuertemente condicionadas por casi los mismos fenómenos.

No obstante, en la región amazónica colombiana se siente, más que todo, la presencia


y predomino de los sistemas advectivos provenientes desde el Brasil, los cuales
involucran bastante nubosidad estratiforme, la cual convierte esta región en una zona
de lluvias y lloviznas perennes, que pueden durar días e, incluso, semanas.

Igualmente, en la temporada de mitad de año, estas masas de aire frío provenientes


desde el Brasil, realmente mantienen prácticamente su condición térmica a su llegada a
la Amazonia colombiana, razón por la que es común la aparición de una inusitada,
aunque corta, temporada fría, a la cual los lugareños denominan época de las heladas.
Y su condición térmica puede ser tan significativa, que las temperaturas alcanzan
valores cercanos a 10° C. Temperatura verdaderamente inusual para una selva tropical.

Por otra parte, debido a la ausencia de un sistema montañoso importante dentro del
territorio brasilero, los sistemas frontales que parten desde las pampas argentinas y
desde el sur de Chile, pueden cruzar limpiamente a través de gran parte del Brasil,
llegando incluso a desplazarse hasta el noreste de este país, afectando ciudades como
Salvador, Fortaleza y Recife. Las vaguadas asociadas a estos frentes, en muchas
ocasiones, llegan a invadir y afectar el trapecio amazónico, produciendo igualmente
fuerte inestabilidad atmosférica y, por ende, importante actividad tormentosa en gran
parte de esta región.

En otras oportunidades, las vaguadas de los frentes fríos que se desplazan por el
Atlántico, pueden resultar tan potentes que, incluso, son capaces de inestabilizar no
sólo las llanuras, sino también el norte y centro de esta región amazónica, produciendo
igualmente mucha actividad tormentosa. Esta convección ocurre cuando el régimen
normal de alisios del sureste, es obligado a cambiar a dirección suroeste u oeste, lo que
ocasiona su colisión con otros sistemas de vientos. De esta colisión se generan,
invariablemente, unos importantes vórtices que, en últimas, son los verdaderos motores
de las tormentas eléctricas.

Por último, y similar al caso visto para los valles, durante las noches se da también una
alta probabilidad de ocurrencia de tormentas eléctricas sobre la selva amazónica,
producto de la importante cantidad de humedad, inestabilidad y calor latente, presentes
en su atmósfera. Estas condiciones especiales son las que hacen que el clima sobre la
región amazónica, sea en realidad un gran sistema continuamente retroalimentado de
estas tres componentes, lo que en últimas se traduce en un continuo e importante
régimen de lluvias a lo largo del año.

Así, de esta manera, hemos concluido el análisis de los seis sistemas o subsistemas
climáticos más importantes del complejo sistema climático colombiano. De hecho, este
estudio no particulariza sistemas mucho más cerrados y propios, como por ejemplo, los
pequeños desiertos que caracterizan ciertas regiones de nuestra geografía, como los de
de Boyacá, Santander y el sur del valle del Magdalena. El análisis de los mismos, debe
necesariamente obedecer a estudios y seguimientos mucho más cerradas en el tiempo

- 164 -
y el espacio. No obstante, creemos que el análisis llevado hasta este punto, ha
resultado pieza fundamental no sólo para un mejor conocimiento de nuestro particular
sistema climático, sino que puede servir como punto de partida para estudios mucho
más profundos sobre este apasionante tema.

A modo de integración y conclusión gráfica, presentamos a continuación una imagen


del canal visible del satélite geoestacionario GOES -12, en la que se han sintetizado los
elementos más significativos de los seis sistemas climatológicos analizados.

BRISAS DE VALLE Y
MICROCLIMA DE LA MONTAÑA
SIERRA NEVADA
CAPLA
PROFUNDA

ZCIT

REGIÓN AMAZÓNICA
FUERTE CONVECCIÓN

Imagen 130. Imagen de satélite en la que se resaltan los elementos más importantes del SCC

FIN

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7. CONCLUSIONES

1. Se ha podido demostrar de manera contundente, a lo largo de este estudio, que el


comportamiento de la ZCIT sobre nuestro país, tenido hasta hoy como un proceso
cíclico, mecánico e inalterable a lo largo del año, que marca sagradamente dos
definidas temporadas secas y dos húmedas sobre toda nuestra geografía, es en
realidad una gran suerte de complejidades en virtud de la enorme cantidad de
condicionantes, externos e internos, permanentes unos (orografía y calentamiento) y
recurrentes otros (frentes, ciclones tropicales y ENOS, entre otros), involucrados en su
comportamiento.
2. Como consecuencia inevitable de estas complejidades en juego en el sistema
climático de Colombia, el comportamiento de las lluvias a lo largo del año varía
ostensiblemente de unos a otros lugares del país, lo cual se manifiesta en el derrotero
de sus temporadas secas y húmedas, como bien se pudo verificar mediante los análisis
realizados a las series de las siete estaciones tomadas como referente, más el caso
Villavicencio. De tal suerte que, mientras en Quibdó y Leticia se evidenció con claridad
la ausencia de una temporada seca como tal, en Puerto Carreño y Barranquilla se
confirmó la presencia diáfana de una única temporada seca y otra húmeda, durante el
año. En tanto, en las ciudades andinas, Bogotá, Medellín y Cali, se pudo corroborar sin
lugar a dudas, ahora sí, la presencia de dos temporadas secas y dos húmedas.
3. Al realizar el análisis del comportamiento mensual y anual de cada serie
pluviométrica, dentro del período elegido para el estudio, quedó en evidencia la
presencia de unos exagerados valores extremos, con variaciones verdaderamente
singulares entre unos y otros años. Cambios que se manifestaron más claramente en
ciertas estaciones, como el caso de Barranquilla de 1995. Y tales variaciones tan
extrañamente marcadas, intentamos explicarlas, en comienzo, asociándolas con el
derrotero del fenómeno El Niño Oscilación del Sur (ENOS), para el mismo período.
Encontrándose, sorprendentemente, que en algunas estaciones como las andinas,
parecía existir realmente un cierto grado de correlación entre estos máximos
pluviométricos y la condición Niña, mientras que en las otras estaciones, sus máximos
parecían acoplarse mejor a la presencia de condiciones normales y de Niño, como bien
se evidenció en Barranquilla, Leticia, Puerto Carreño e, increíblemente, en Quibdó.
4. Con el ánimo de hacer más completa la búsqueda de respuestas a estas
incongruencias pluviométricas, recurrimos igualmente al estudio del comportamiento y
características de ciertos fenómenos de tipo sinóptico sobre el Caribe y Atlántico:
frentes, y ondas, depresiones, tormentas tropicales y huracanes. E intentamos
contrastar debidamente sus derroteros con el discurrir del ENOS en primera instancia, y
con las respectivas series pluviométricas de cada estación, en segunda instancia.
Teniendo como resultado de la primera confrontación, y apoyados en los estudios de
los investigadores cubanos, que los sistemas frontales tienden a ser más numerosos
ante condiciones de Niño moderado. Mientras que, los ciclones tropicales, parecieran
disminuir en cantidad ante condiciones normales y de Niño (caso más reciente, año
2009). A continuación, al comparar estos derroteros con el régimen pluvioso de las
estaciones, se encontró una muy buena asociación entre el accionar de estos
fenómenos y el incremento intempestivo de las lluvias en ciertas estaciones, sobre todo
en las ubicadas sobre el norte y occidente del país, como bien pudo confirmarse con el
análisis de los máximos mensuales, en los que ciudades como Apartadó, Pereira,
Barrancabermeja, Quibdó y Buenaventura, se llevaron varias veces el primer lugar. Y
en todos estos casos, sin excepción, se comprobó la presencia, o de un poderoso
sistema frontal desplazándose sobre el Atlántico y/o Caribe, o de un sistema tropical
tipo onda, depresión, tormenta o huracán, también viajando sobre estos mares.

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5. Como resultado adicional de estos análisis, se llegó a la definición de novedosos
conceptos tales como: CAPLA (cuña de alta presión de los llanos), CFCC (conjunto de
factores convenientemente conjugados), y Tormenta Perfecta (poderosa tormenta
producto del encuentro entre un sistema tropical y uno frontal). Y para llegar a este
último concepto, tuvimos que realizar un análisis minucioso de cuatro sistemas
tropicales violentos: Grace, Mitch, Beta y Noel, y de su influencia en nuestro clima.
6. Para concluir estas confrontaciones, recurrimos igualmente al análisis del
comportamiento, en los últimos años, del complejo ciclo solar, del que sospechan los
científicos desde hace muchos años, tiene gran relación con el clima terrestre. Debido
sin embargo a la cortedad del período de estudio fijado, las conclusiones a que se pudo
llegar por ahora, es que bien podría existir una posible asociación entre este ciclo, el
ENOS y la ocurrencia de extremos importantes en la cantidad de sistemas frontales y
huracanes que, como ya se demostró, condicionan en alto grado nuestra climatología.
7. Finalmente, sobre la base de los diferentes resultados obtenidos de todos y cada uno
de los análisis realizados a lo largo del estudio, se redefinió el sistema climático de
Colombia, en términos de un conjunto sinérgico de, por lo menos, seis subsistemas
climáticos altamente interrelacionados, pero asimismo singularmente particularizados, y
de los que se resaltaron finalmente sus condicionantes más importantes y sus
características más sobresalientes.
8. Como complemento a las conclusiones anteriores, se sabe que las corrientes en
chorro son flujos de viento de forma tubular, que se desplazan de oeste a este a una
altitud de unos 10000 metros, alcanzando velocidades del orden de los 300 km/h en su
eje, y que prácticamente rodean todo el planeta. Existen básicamente dos por
hemisferio: la corriente en chorro polar y la corriente en chorro subtropical. Estas
corrientes sirven, entre otras cosas, para intercambiar aire entre la troposfera y la
estratosfera, actuando a manera de válvula de liberación de presión, y están
fuertemente relacionadas con la frontogénesis. Recientemente, algunos científicos han
informado con preocupación, el confirmado desplazamiento hacia los polos de estas
corrientes en chorro, estimándose que en los últimos 20 años han sufrido un
desplazamiento de casi 1º latitudinal, lo que equivale a aproximadamente unos 100
kilómetros. Este desplazamiento, muy seguramente producto del calentamiento global,
traería como consecuencia inevitable y directa, un mayor ensanchamiento del cinturón
tropical, lo que a su vez implicaría que los sistemas tropicales vistos, se muevan más
hacia el norte de lo que estamos acostumbrados a verlos. Igual suerte podrían estar
corriendo los sistemas frontales, todo lo cual trae y traerá muy seguramente,
consecuencias impredecibles en el comportamiento del clima mundial. Y todas las
rarezas pluviométricas vistas a lo largo de este estudio, podrían tener, por qué no
creerlo, relación con estos cambios en ciertos componentes de la atmósfera, que
actúan a su vez como factores desencadenantes de un gran número de fenómenos
atmosféricos.
9. A manera de síntesis de este estudio, podemos decir que los objetivos perseguidos a
lo largo del mismo, cuales eran los de demostrar la fragilidad e indeterminación de la
ZCIT sobre gran parte de nuestro país, se pudieron cristalizar de forma satisfactoria, en
un alto porcentaje. Amén de que el mismo, nos sirvió para captar de manera más
diáfana la complejidad de nuestro sistema climático, conformado en realidad por varios
subsistemas claramente definidos, en virtud de la orografía y del grado de afectación
que sufren por parte de ciertos condicionantes. Quedan sin embargo en el aire, ideas no
concretadas del todo, preguntas sin respuestas por ahora, y un largo y difícil camino por
recorrer, en esta interesante aventura de intentar internarnos dentro de lo que en
realidad representa, el complejo sistema climático de Colombia y el planeta.

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8. RECOMENDACIONES

1. La recomendación que, en primer lugar salta a la vista, es la de invitar a todos los


sectores afectados seriamente por nuestro complejo sistema climático, a hacerse
mucho más participes en cualquier estudio tendiente a esclarecer mejor su
comportamiento y consecuencias. Apoyando de manera más decidida y eficaz,
estos solitarios intentos de investigación que, aunque puedan arrojar buenos
resultados, podrían ser mucho más generosos en estos términos, en la medida en
que reciban el apoyo requerido, tanto del sector público como privado.

2. La segunda recomendación va dirigida, obligatoriamente, a todos los estamentos


educativos de nivel superior, en el sentido de involucrarse de manera más directa y
decidida, en proyectos investigativos ambiciosos y novedosos como este que acaba
de concluirse, y que nos ofrecen la oportunidad de visionar un verdadero futuro
científico para Colombia. De hecho, es obligación de las universidades, tanto
públicas como privadas, apostarle con verdadero fervor y tenacidad a este tipo de
proyectos y estudios pues, de lo contrario, seguiremos en el ostracismo y atraso en
que se han debatido la educación superior y la investigación científica en Colombia,
desde sus inicios. Y esta indiferencia no ha hecho cosa diferente a la de alejarnos
cada vez más, de esa Universidad Regia con la que soñaran hace más de 200 años,
Caballero y Góngora, Moreno y Escandón y el Sabio Caldas. Trágica condición que
claramente se pone de manifiesto, en las discretas posiciones ocupadas por
nuestras universidades en el ranking mundial, en el que se define el nivel de
desarrollo investigativo de los centros decentes de educación superior del mundo.

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9. BIBLIOGRAFÍA

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