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Tiempo Ordinario – Ciclo C

26o. Domingo: Solidaridad que comparte

Monición de entrada:

Buenos, días, (tardes, noches). Nos hemos congregado hoy como


pueblo de Dios, día del Señor, para escuchar la Palabra de Dios y
participar en la Eucaristía. Dios nos llama a examinar nuestra actitud
sobre los bienes materiales. Si el cristiano no comparte sus bienes con
los necesitados, no es auténtico cristiano. Es duro el evangelio cuando
habla de la suerte del rico y del pobre. A veces, la mesa llena, el vestido
púrpura y los muchos dividendos impiden la conversión. Pero lo que
parece imposible a los ojos de los seres humanos, no es imposible ante
Dios. De pie, para cantar, dando inicio a nuestra celebración.

Monición antes de las lecturas.

El profeta Amós continúa atacando las injusticias de su pueblo. Amós no


puede soportar el lujo de los ricos porque es un insulto a la situación de
miseria que viven los pobres. El profeta condena la falsa seguridad de
los ricos y les anuncia el castigo próximo.

San Pablo expone, en la segunda lectura, las virtudes que debe poseer
el servidor ideal. Las pautas de conducta que señala San Pablo son
aplicables a nosotros hoy, aquí y ahora. Y en estos momentos históricos,
tienen mayor vigencia. Pongan atención.

El Evangelio de hoy nos trae la parábola del rico Epulón y el pobre


Lázaro. Los ricos parecen incapaces de recibir los bienes del Reino
porque están apegados a las cosas materiales. Los pobres muchas veces
aparecen más abiertos a Dios, porque escuchan su palabra y esperan la
ayuda divina. De pie, por favor, cantemos el Aleluya.

Oración Universal:

1. Por la Iglesia de Dios: para que anuncie sin cesar el Evangelio de


salvación a los seres humanos y sea congregada en la unidad.
Roguemos al Señor.

2. Por todos los pueblos del mundo: para que disfruten de paz y
aumenten los lazos de unión y concordia. Roguemos al Señor.
3. Por los más pobres y más necesitados: para que descubran que
la Buena Nueva de Cristo va dirigida especialmente a ellos, y la acepten
con alegría de corazón. Roguemos al Señor.

4. Por nosotros, nuestros familiares y conocidos: para que


sepamos ser los servidores de los demás y consigamos un corazón
humilde y sencillo. Roguemos al Señor.

Exhortación Final

Te bendecimos, Señor, porque escuchas el clamor del pobre,


liberas al oprimido y sustenta al huérfano y a la viuda.
Tú derribas del trono al poderoso y enalteces al humilde;
al hambriento lo colmas de bienes y al rico lo despides vacío.

Cuando nuestro corazón se cierre ignorando al necesitado,


abre, Señor, nuestros ojos para que te veamos a ti en él;
cuando el pobre tienda su mano hacia nosotros para pedirnos,
abre nuestro corazón al gozo de compartir lo nuestro con él.

Ayúdanos, Señor, a romper la malla del egoísmo acaparador,


Liberándonos del afán de poseer y tener, gastar y consumir,
Para que no nos habituemos nunca a las desigualdades.

Amén.

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