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Consumada en 1970 la disolución del grupo, emprendió una nueva etapa musical con
resultados tan memorables como el álbum Imagine (1971). Tras un retiro de cinco años, en
1980 fue asesinado por un perturbado poco después de presentar su último trabajo, Double
Fantasy. John Winston Lennon nació en Liverpool el 9 de octubre de 1940, mientras los
aviones nazis bombardeaban la ciudad. Su padre, llamado Alfred, era un marino que visitaba
poco el hogar, hasta que desapareció por completo. Luego fue su madre, Julia Stanley, la
que desapareció, dejando el niño al cuidado de una hermana suya llamada Mary. Fue ella
quien enseñó a John los primeros acordes en un viejo banjo del abuelo de éste.
En otoño de ese año, al explicar los motivos de su regreso a los estudios, Lennon aseguraba:
"Hay gente irritada conmigo porque no hago música. Si yo hubiera muerto en 1975, sólo
hablarían de lo fantástico que era y cosas así. Lo que les enfurece es que yo seguí viviendo
y decidí que lo más importante era hacer exactamente lo que me apetecía. En estos cinco
años de silencio he aprendido a librarme de mi intelecto, de la imagen de mí mismo que yo
tengo. Las canciones que hago surgen de forma natural, espontánea, sin pensar
conscientemente en ellas. En cierta forma, es como volver al comienzo. Tengo la sensación
de que estoy ante mi primer disco."
A lo largo de los diez años siguientes, en los distintos puestos que ocupó en el seno del
Estado Mayor durante la última parte del mandato de Porfirio Díaz, acumuló experiencia en
las fidelidades, traiciones y entresijos de la vida política. A las órdenes del general Ignacio
A. Bravo, Victoriano Huerta (cuya afición por la bebida era desmesurada, al decir de los
historiadores) participó en 1903 en la represión de las rebeliones de los indios mayas
(descendientes del pueblo prehispánico que forjó la cultura maya), y posteriormente,
durante varios años, en el sometimiento de los indios yaquis del Estado de Sonora.
En 1910 asumió directamente el mando de la represión de los zapatistas en Morelos y
Guerrero. La mezcla de violencia, brutalidad y traiciones con que se empleó en las campañas
contra los indígenas dan la medida del talante autoritario y mezquino del futuro usurpador
de la presidencia de México, dado que por sus venas corría sangre india. Como recompensa
por los servicios prestados, Victoriano Huerta fue ascendido al rango de brigadier general.
La crisis del régimen dictatorial de Porfirio Díaz (1876-1911), tocado de muerte con la
campaña antirreeleccionista de Francisco I. Madero, lo llevó a participar en una
conspiración contra el régimen, no sin antes solicitar la baja del ejército, aunque ésta le fue
denegada. El estallido de la Revolución mexicana (20 de noviembre de 1910) condujo a una
rápida derrota del ejército del dictador. Gracias a su pragmatismo, Huerta se convirtió en
pieza clave de la comisión que había de acompañar a Porfirio Díaz al destierro.
Pero Huerta preparaba desde esa posición la traición que le ha hecho pasar a la historia.
Tras reunirse en secreto con los conspiradores y luego con el embajador de Estados Unidos
Henry Lane Wilson (siniestro artífice del llamado Pacto de la Ciudadela o de la Embajada,
como de las dos maneras se le conoce), Victoriano Huerta diseñó un plan para impedir que
llegaran los refuerzos de Felipe Ángeles a la capital y dio un golpe de Estado.
A partir de ese momento, los días de Madero y Pino Suárez estaban contados. El 22 de
febrero los sicarios de Huerta se apoderaron de ambos políticos y, no lejos del presidio del
Distrito Federal, los cosieron a balazos. Para justificar su muerte se dio como versión oficial
la aplicación de la ley de fugas, asegurando que ambos políticos habían muerto a
consecuencia de los disparos cruzados entre las fuerzas que les custodiaban y unos
desconocidos que intentaban liberarles.
Pero su mayor error fue atacar los intereses norteamericanos al decidirse por las ofertas de
los británicos en cuestiones relacionadas con las concesiones petroleras. El nuevo
presidente demócrata norteamericano, Woodrow Wilson, optó entonces por retirar el
apoyo a Huerta y decantarse abiertamente por los revolucionarios constitucionalistas. Tras
la ocupación de Veracruz por los marines norteamericanos y la derrota de los federales de
Huerta en Zacatecas a manos de Pancho Villa, el presidente Huerta entregó la renuncia a su
cargo en la persona del licenciado Francisco S. Carvajal e inició su exilio, que lo llevó primero
Londres y luego a España.
Entretanto había estallado la Primera Guerra Mundial, y los plenipotenciarios alemanes
Franz Von Rintelen y Franz Von Papen le ofrecieron todo tipo de ayuda económica y bélica
para que regresara a México y (aprovechando las disensiones internas del
constitucionalismo) se hiciera de nuevo con el poder, a cambio de que declarara la guerra
a Estados Unidos. Victoriano Huerta se embarcó en Cádiz rumbo a Nueva York, siendo
detenido, junto a Pascual Orozco, en la estación ferroviaria de Newman, en Nuevo México,
acusado de conspirar en favor de Alemania violando la neutralidad. Por su delicado estado
de salud, se le dejó libre en una finca que poseía en El Paso (Texas), pero, tras la fuga de
Orozco, Huerta fue internado en la cárcel militar de Fort Bliss, donde falleció víctima de una
cirrosis hepática el 13 de enero de 1916.
La figura de Victoriano Huerta no puede fácilmente separarse de las páginas más negras del
gran vendaval revolucionario que agitó México durante las primeras décadas del siglo XX.
Huerta ha pasado a la historia como el artífice de la gran traición que acabó con la vida de
Madero y con las esperanzas que había suscitado su programa modernizador.
La figura de Victoriano Huerta no puede fácilmente separarse de las páginas más negras del
gran vendaval revolucionario que agitó México durante las primeras décadas del siglo XX.
Huerta ha pasado a la historia como el artífice de la gran traición que acabó con la vida de
Madero y con las esperanzas que había suscitado su programa modernizador.