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II
Antología
i
LUIS DE GÓNGORA
Letrillas
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Poesia del siglo de oro (anto) 5/3/09 09:23 Página 38
***
Los dineros del sacristán
cantando se vienen y cantando se van5.
Tres hormas, si no fue un par,
fueron la llave maestra
de la pompa que hoy nos muestra 5
3 Para un pastor rústico basta un disparo o a lo sumo dos; la forma robre es usual
en el Siglo de Oro.
4 Bras es nombre usual de pastor rústico; Fierabrás es un gigante de las novelas de
caballerías. Nótese el juego de palabras.
5 Es un refrán. El resto del poema se burla de presumidos y falsos nobles.
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un hidalgo de solar;
con plumajes a volar
un hijo suyo salió,
que asuela lo que él soló,
y la hijuela loquilla 10
de ámbar quiere la jervilla
que desmienta al cordobán6.
Los dineros del sacristán
cantando se vienen y cantando se van.
Dos troyanos y dos griegos7, 15
con sus celosas porfías,
arman a Elena en dos días
de joyas y de talegos;
como es dinero de ciegos,
y no ganado a oraciones, 20
recibe dueñas con dones
y un portero rabicano;
su grandeza es un enano,
su melarquía un truhán.
Los dineros del sacristán 25
cantando se vienen y cantando se van.
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8 Se consideraba que era necedad tomarse los disgustos de construir una casa. Este
letrado, después de ganar el dinero, se lo gasta en una casa que convierte en hospital
de pobres su yerno, un halconero pelón (un cazador de dotes muerto de hambre)
que acaba siendo verdugo de su mujer y ave de presa para la dote. Puede que esté
pelón por la sífilis, que contagia a su mujer (otro motivo para hacer hospital la casa).
9 El soldado, jugando a los dados, quiere ganar dinero y ser rico como los Condes
del Tirol; va adornado como si fuera la bellísima ave fénix, pero al perder el juego se
queda pobre, y en vez de ave fénix se parece al gusano (del cual nace el ave fénix).
10 Por pleitos de herencia se mueren de fatiga cuatro parientes; el quinto hereda,
y de roer puerros pasa a comer pavos capones y francolines (ave de gran precio)
cebados.
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Ándeme yo caliente
y ríase la gente11.
Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días 5
mantequillas y pan tierno,
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente12,
y ríase la gente.
Coma en dorada vajilla 10
el príncipe mil cuidados,
como píldoras dorados13;
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente, 15
y ríase la gente.
Cuando cubra las montañas
de blanca nieve el enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas, 20
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23 Menga pide de regalo unas zapatillas o jervillas y dice que calza cinco puntos
(el pie se medía por puntos: cinco es un pie pequeño, considerado hermoso), pero
en realidad calza diez.
24 Pelote: pelado, sin dinero. Algunos días preferiría haberse casado con una dama
rica, con dote, y no con una llena de coqueterías (o damerías).
25 Quiere que sepan dónde se sienta para que se fijen en ella los hombres, o para
exhibir su dolor hipócrita.
26 La palabra bueno podía significar cornudo: esta casada está bien vestida por los
regalos de los amantes, y el marido todo lo disimula por interés.
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32 Quiere decir que ese galán que presume de ingenio saca sus dichos y refranes
de la famosa colección Floresta española, de Melchor de Santa Cruz.
33 Presentado era un cargo en las órdenes religiosas. En la predicación punto es lo
mismo que tema tratado, que este predicador copia de otros.
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—¿Qué lleva el señor Esgueva39?
—Yo os diré lo que lleva.
Lleva este río crecido,
y llevará cada día,
las cosas que por la vía 5
de la cámara han salido,40
y cuanto se ha proveído
según leyes de Digesto,
por jüeces que, antes desto,
lo recibieron a prueba. 10
—¿Qué lleva el señor Esgueva?
—Yo os diré lo que lleva.
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41 Cristal alude a la orina; la otra vía es el ano, que produce pebetes (perfumes) y
piedras amarillas (topacios, alusión a los excrementos).
42 Damas de palacio porque en esta época la Corte estaba en Valladolid.
43 Las lágrimas aluden a lo mismo; servidor es el orinal; el tercer ojo no hace falta ano-
tar; los ojos de ver a veces tienen nubes (una enfermedad o defecto); las nubes del
ojo trasero siempre truenan y llueven…
44 camarón: o sea, cámara grande.
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Sonetos
A Córdoba
47 Gran río es el Guadalquivir (que eso significa el nombre). Sus arenas son nobles
aunque no llevan oro, como otros ríos conocidos en la literatura (el Tajo, o el Dauro).
48 Córdoba es gloriosa por sus soldados y escritores.
49 Son ríos de Granada, desde donde escribe Góngora este soneto.
50 Noble amigo de Góngora, de ascendencia portuguesa.Todo el poema juega con
el nombre del personaje y la imagen del moral. Es un soneto muy complejo de cons-
trucción.
51 Don Cristóbal es árbol (moral) cuyo fruto, más que moras, como podría espe-
rarse, son las quinas reales (armas del escudo de Portugal), teñidas en la sangre de los
guerreros antepasados, no en las de Píramo y Tisbe, amantes cuya sangre, según la
leyenda, tiñó las moras, que eran blancas y quedaron negras después.
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55 Motivo poético usual: la dama, con su belleza, al pisar el campo hace crecer flo-
res. Es de raigambre petrarquista.
56 El oro fino es el pelo, que el viento ondea con movimiento errante y hermoso
(error galano).
57 La guirnalda que se pone en la cabeza es término o separación entre el oro del
pelo y la nieve de la frente.
58 Se refiere a los nueve planetas. Más luce la guirnalda de flores de su dama que
la de los planetas en el cielo.
59 El poeta suspira y llora de amor; moja con sus lágrimas los troncos y mueve las
ramas con sus suspiros; pero el viento oculta sus suspiros y los troncos beben y secan
las lágrimas. Hasta las lágrimas de su rostro seca el aire, de modo que su dama no lo
ve llorar ni suspirar y no se cree su dolor.
60 Las plantas consagradas a Alcides (Hércules) son los álamos.
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Ya besando unas manos cristalinas61,
ya anudándome a un blanco y liso cuello,
ya esparciendo por él aquel cabello
que Amor sacó entre el oro de sus minas,
ya quebrando en aquellas perlas finas 5
palabras dulces mil sin merecello,
ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas,
estaba, ¡oh claro sol invidïoso!,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos, 10
mató mi gloria y acabó mi suerte.
Si el cielo ya no es menos poderoso,
porque no den los tuyos más enojos,
rayos, como a tu hijo, te den muerte62.
***
¡Oh niebla del estado más sereno63,
furia infernal, serpiente mal nacida!
¡Oh ponzoñosa víbora escondida
de verde prado en oloroso seno!
61 El poeta está con su amada y debe abandonarla al salir el sol. Otro poema que
le pareció indecente a algún censor.
62 Pide al cielo que mate con sus rayos al mismo sol, como los rayos de Júpiter
mataron al hijo del sol o Apolo, Faetón, cuando condujo sin habilidad el carro de su
padre quemando o helando la tierra.
63 Todo el soneto va dedicado a los celos.
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Ni en este monte, este aire, ni este río
corre fiera, vuela ave, pece nada,
de quien con atención no sea escuchada
la triste voz del triste llanto mío;
y aunque en la fuerza sea del estío 5
al viento mi querella encomendada,
cuando a cada cual de ellos más le agrada
fresca cueva, árbol verde, arroyo frío,
a compasión movidos de mi llanto,
dejan la sombra, el ramo y la hondura, 10
cual ya por escuchar el dulce canto
de aquel que, de Strimón en la espesura66,
los suspendía cien mil veces. ¡Tanto
puede mi mal, y pudo su dulzura!
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La dulce boca que a gustar convida72
un humor entre perlas distilado,
y a no invidiar aquel licor sagrado
que a Júpiter ministra el garzón de Ida,
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A doña Brianda de la Cerda
Al sol peinaba Clori sus cabellos73
con peine de marfil, con mano bella,
mas no se parecía el peine en ella
como se obscurecía el sol en ellos.
Cogió sus lazos de oro, y al cogellos, 5
segunda mayor luz descubrió aquella
delante quien el sol es una estrella74
y esfera España de sus rayos bellos75:
divinos ojos, que en su dulce oriente
dan luz al mundo, quitan luz al cielo, 10
y espera idolatrallos occidente76.
Esto Amor solicita con su vuelo,
que en tanto mar será un arpón luciente
de la Cerda inmortal mortal anzuelo.
***
73 Clori es nombre poético frecuente.
74 Las estrellas se decía que recibían su luz del sol; son, pues, inferiores. Comparada
con la luz de Clori, el sol es una estrella.
75 esfera: «Llamamos esferas todos los orbes celestes y los elementales», dice
Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana.
76 Espera idolatrarlos occidente porque el padre de doña Brianda, el Marqués de
Ayamonte, iba a ir de virrey a América (Indias occidentales).
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