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Este trabajo interesa, ante todo, la tercera de las máximas enunciadas, referida a la necesidad
de favorecer la compatibilidad o armonía de las resoluciones judiciales dictadas en materia
criminal. En un juicio preliminar, podría afirmarse que la función positiva de la cosa juzgada
constituye un instrumento enormemente eficaz para la satisfacción de la misma. Sin embargo,
la doctrina y la jurisprudencia mayoritarias coinciden al señalar que, en el ámbito penal, éste
efecto no tiene cabida, pues la cosa juzgada penal sólo produce la eficacia negativa o
excluyente.
Históricamente, todos los sistemas jurídicos mínimamente desarrollados se han enfrentado a
la necesidad de articular el complejo equilibrio entre la seguridad jurídica y la justicia. La
paz social depende en buena medida de la existencia de un sistema judicial capaz de resolver
de forma irrevocable los conflictos jurídicos derivados de la convivencia social. Para ello, es
imprescindible que, a partir de cierto momento, las decisiones de los jueces y tribunales
resulten vinculantes e intangibles.
Concepto
La cosa juzgada es el “especial estado en el que se encuentran algunos asuntos o cuestiones
por haber sido objeto de enjuiciamiento definitivo en un proceso”2 . Cuando surge un
conflicto jurídico, se incoa el correspondiente proceso judicial y se encomienda a los
tribunales la tarea de aplicar el Derecho objetivo al caso concreto, resolviendo el fondo del
mismo. Cuando esto ocurre, es decir, cuando los tribunales resuelven definitivamente el
fondo del asunto que se les plantea, cesa las cosa juzgada es uno de los efectos de las
resoluciones judiciales y, más exactamente, “el principal efecto de la principal resolución
procesal, que es la sentencia definitiva sobre el objeto de un proceso (…) o, lo que es igual,
el principal efecto del proceso entero”.
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LA AUTORIDAD DE LA COSA JUZGADA EN MATERIA CIVIL
Entre las presunciones legales del artículo 1315 del Código Civil, se incluye la autoridad la
cosa juzgada. La sentencia definitiva debe poner fin al proceso. Se presume que la sentencia
definitiva es la expresión de la verdad. El criterio del tribunal se impone a la jurisdicción que
es nuevamente apoderada de la acción.
En el caso de pluralidad de víctimas, la cosa juzgada con respecto de una de ellas no tiene
autoridad con respecto de las otras.
(b) Herederos. La identidad de partes deja de existir si los litigantes se presentan de nuevo en
el proceso con calidades diferentes. Por ejemplo, los herederos pueden, como consecuencia
del fallecimiento de su autor, intentar su acción contra la persona responsable de dicha
muerte, sea en su calidad de herederos, o sea en su nombre personal. La identidad de objeto
hace falta también en este caso. En su calidad de causahabiente, los herederos reclaman el
perjuicio sufrido por sí mismos.
IDENTIDAD DE OBJETO.
Daños distintos causados por una misma falta. Fracciones de un daño. Diferente de modos
de reparar un mismo daño. Las soluciones dependen de la definición del objeto de la
demanda. El objeto de la demanda en responsabilidad es la reparación por un modo
cualquiera, de un daño determinado o de una fracción de este daño.
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Cuando se trata de fracciones de un mismo daño, la solución es la misma. Así pues, cuando
se reclama solamente una parte de la cuota del valor del daño, $1,000.00 de un daño que
asciende a $3,000.00, la sentencia que estatuya sobre la demanda en reparación de una
fracción del daño, no tiene, a falta de identidad de objeto autoridad sobre la demanda en
reparación de las otras fracciones del mismo daño.
En cuanto a los diferentes modos de reparación del daño, debe decirse lo siguiente: un
perjuicio o la fracción de un perjuicio puede ser objeto de varios medios de reparación. La
reparación en naturaleza o en equivalente; la resolución de un contrato o su ejecución bajo
astreinte; la suspensión de trabajo o pago de daños y perjuicios; el pago de un capital o de
una renta. En modos de reparación tiene autoridad sobre la otra, porque la víctima lo que pide
siempre es la misma cosa, esto es la reparación del daño, aunque sea de una manera diferente.
IDENTIDAD CAUSA.
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LA AUTORIDAD DE LO CIVIL SOBRE LA COSA JUZGADA EN LO PENAL
Fundamento y extensión
El verdadero fundamento de dicho principio hay que buscarlo en el artículo se del código de
procedimiento criminal ya modificado por el código procesal penal, el cual supone que
cuando la acción civil es intentada separadamente de la acción pública, el ejercicio de aquella
acción queda suspendido hasta que los jueces decidan sobre la acción penal. Es la aplicación
de la máxima "lo criminal o penal detiene a los civil en estado".
Las disposiciones penales de una decisión represiva son dictadas entre el inculpado y la
sociedad. Lo juzgado en lo penal surte efecto frente a todos y con respecto de toda cuestión
que se relacione con lo decidido. La autoridad es absoluta en cuanto a las partes, en cuanto
al objeto y en cuanto a la causa. Lo que es decidido por el tribunal represivo es jugado en
consecuencia, entre el inculpado y la sociedad entera.
A diferencia de la cosa juzgada en lo civil, que no posee sino una autoridad relativa, que
requiere, además de la identidad de las partes y de la identidad del objeto, la identidad de la
causa, la cosa juzgada en lo penal posee una autoridad absoluta sobre lo civil; ya no es
necesario ninguna de las tres identidades de causa, objeto y partes. El jueves de la acción de
responsabilidad civil no puede contradecir jamás lo juzgado definitivamente lo juzgado por
la jurisdicción represiva como constitutivo de las bases necesaria de la resolución penal.
En caso de condena penal, el juez de la acción de responsabilidad civil no puede por lo tanto,
rechazar esa acción por el fundamento de que la culpa constitutiva de la infracción, por
ejemplo, el homicidio no se habría cometido.
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CONCLUSIÓN
La cosa juzgada es el principal efecto producido por la firmeza de las resoluciones judiciales.
En virtud de aquella, se impide que lo resuelto por los jueces y tribunales sea revisado en el
mismo proceso, o, si se trata del fondo del asunto, en otro proceso distinto
La cosa juzgada también sirve para proteger la armonía procesal, ya que, al evitar la
reiteración de enjuiciamientos, se mitiga el riesgo de emisión de resoluciones lógicamente
incompatibles.
Finalmente, la cosa juzgada favorece la economía procesal, pues, al evitar la reiteración de
enjuiciamientos idénticos, se realiza un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles
para la Administración de Justicia.
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BIBLIOGRAFÍA
http://eprints.ucm.es/47970/1/T40009.pdf
http://100derechos.blogspot.com/2013/07/la-autoridad-de-la-cosa-juzgada-en.html