-¡Claro!... No lo sabes en éste momeólo... bros, y salió á su vez p a r a e n t i a r - e a el tó?e-
r^letta 5 4 (PiaMo dsÉál segutn? % tMiteír ' v ^ ^ , «aklB d a Y a l -dec^ oslo, iNagreta aceicósa á s u vez.. r e r o l v o t e señalaré la persona... ¿No te equi- n a t i o . donde haírfa de esMUrse~li:StB aquélla a^Knoa, é laicpiellaiklájma... —Andaí—añadixi.—cógela p o r los pies... yo \ocar."is'? niucheduníkbre estúpida y cariflisa... . . . Y se estremece a l oir s u voz. la a g a r r a r é p o r los beatos.^ VÍBU. Vamxjs á - —No... t o s SALTIMBANQniS —Y tn, Pepín... ¿Me-oves? Pablo guardó silencio. Ya e ^ allí, sola, r e f l e j a p o r todos aque- l.os espejos... La infaliz sieote deseos é« llorar... de co- —¿Formas (tiú (parte d e l a compafiía—le pregunta. "-JPor el inmmento. sí. señora... llevarla a l carro... Y el pobre cuerpo de iBI&nca fué de este mo- do t r a n s p o r t a d o a l a Ktroulette», s i n que l a toa —¿No rontesas?... i¡A ver'si asi se te suelta '^'IT' ^ ^ " i r de aquel lugar abominable... —¿Están a h í tüS padres? joven recobrase el conocimiento. la lengua!... —¡Oh, nol—exclama piablo vivamente.— —(Albora—íirosigsiió íNegrete,—hay que' FELICIANONACLA Y con lá "x-arillo. que tenía en lo mano le des- v. cfti.recuerdo de Negrete l a detiene t a n sólo, o m p r i m i e n é o los Litidás de su corazón, ¡Esos n o son mis padres! g u a r d a r l o todo, p a r a l a r g a r n o s de aqtií antes carsró ún palo m l a s iiautorriU'as. procura ejecutar los moviihienios qae á t a n —¿Dónde están, pues?—.interroga d e nuevo del amanecer... (La comedia de esta maldecida , Un surco sanguinolento probó t a n sólo d u r a costa le h a hecho aprender au cruel aquélla señora, sin disimulaT s u ^ n o c i ó n . chicuela í w d r í a t r a e m o s algún desagniisado... -¿Ves este p a l o ? - d i c e aquel, bárbaro se- oiíc ei goljje había sido bien dirigido. El njflo verdugo... —No lo sé... —¿ilas visto á (irontPáa?—preguntó «ílloia íislaV.do .1 la varilla que iiene en la mano.— r o se movió... ' ' —f;Qué edad tienes? de Sebo». (Lt \ísr... i'iies :e !.i lomjiere en las costillas —Escucha-T-repuso el verdugo—y obedece- Este se e n c u e n i r a lá pocos pasos de ella y —IYa lo creo! ' —Doce años cQ'üo no u- lovnelvas lo misino que u n a ser- rle:—en cuánto os haya señalado al cabajle-, podría oiíla decir:—«¡No puedo... no puedo —¡Doce añosL.. ¿Tienes doce afloB?... Y di- —¿Por q u é t r a t a b a de ocultarse? pioiit.... \'diiios á \í'V... ensaya... n en cuestión, os escabullís entre la gente mas!"... me, ¿cómo te llamas?..- —Alíío t r a e r á entre m a n o s . . . 1.a iiobre Hlaiica comenzó á menearse tor- basta poneros á bu lado... Tú, iPepín, cuando i Los ipjos de Blanca están llenos d e lágri- Y s i n esperar l a tespuesta, l a desconocida —¡<Si a l g u n a vez le-echo l a zaapa!... . ocrneútL- dentro do sii apretado voítido. iermine la rcpreserttacdón, te aprovechárá's i>tas... b a b e que, dentro de algunos minutos, añade: ' • —¡Mira que d a i í a gusto atizar d e ftrmecn N --•.Ksias burlJ¡K+('ie de m i . maldita mu- del bíirullo p a r a echarle a l caballero la zan- q u e d a r a expuesta 4 todas l a s mirada»... C tn —¿No te llamas Pablo?... los lomos de ese traidor!... Ya llegará l a h r r a ' r a ? . . ' ,.\hoia \er.!s'... ;'lonia!... ¡A la izquiei- cadilla... Y entonces, ¿tq «jué harás?—dijo Ne- ,T>i;enae q u e Negrete va 4 d a r l a señal y se "Bti él momento en que el pobre mfio iba é de haccilo... iPor el momento—añadió Negre- ¿a... á la derecha... alza ese brazo... dobla l a piete, volviéndose •& Lilietfe. Siente estremeCMla por <an escaloírío mortal... responder, prodújose en l a sala u n prolonga- te, con acento de aíutoridad,—ocupémonos sjntuiu!... La pobre nina, con el tonillo de un ctílegi&l ... A c a j a n d e r e s o n a r los tres golpes... él do rumor... P o r tedas partes s e oían gritos y de levantar l a tienda... íiEa, manos A l a A cada p.ihbr.i, .Ne.irete aplicaba un bas- que rcoita de memíiria su lección, contestó: te.'on se descorre... L a joven distingue confn- protestas... obra!... ionazo sobre el cucijio de la desventurada —-Aprovecharé eso momento p a r a meter la samente ú l a muchedumbre... los espejos se —Y los niños, ¿dónde catán?—i>reguntó, mi ' Blanca. • mano derriía en el bolsillo interior del caba- ponen en movimiento, y iBtanca, sin darse —iVaya u n a erigañiía!—decíajn... raudo en torno suyo.—.¿Use (has visto tú? . sin llamar su atención con ningún fueiita de lo q u e hace, comienza á agitarse — ¡ . ^ la serpiente l e h a dado u n soponcio!... —;0¡i, qué atrocidad!...—exclamó Pablo, sin llero, V —¡Fuera, q u e baile!... —La ijaqueña estaba a l lado d e Saieysei.x.< pfuei conteneise. ' movinúcnto brusco-.i.^- , cadenciosamente. A Pepín le vi hablandiO con i m a damijseku —Está bien... fstá .bien...—;intérruinpió Ne^ E n t r e t a n t o , l o s dos nifio^ mezclados ctuí —•¡Muera l a serpiente!... —.¡lÉs cosa de retorcerle el pescuezo!-—muw , — ;l!r.la... Peiu.-i terne que me olvide de él!... —¡Que nos devuelvan el dinero!... —elijo (.1 m o n s t r u o , cosiendo al nifio con una grele.—Escuchad... los espectadores, se Ihan sentido bruscamen- El telón cayó rápidamctíte én medio de u n a muró Negrete, c e r r a a d o los puños pon a d » , rrtaio. inie.'drai con l.i otra descolgaba un .\cababa de oirse el.sonido de « n a trompa te separado*... T o d j el m u n d o se empina p a r a nián colérico.'—Ahora le a j i a t a r é l a s cuen- de caza. • ... ver mejor... gritería infernal, v el piübilico se lanzó A l a tas... •' * ', •; pesado látigo... pero le soltó sifl pegarle.' Si'lida, proñriendo ameniazas. — Lneiío (ureilareini'.^ ciK-nias—-murmurj. — .Aii. SaíevAeía!—avjo, e^otre dientes.— Pablo contempla tristemente á Liliette, que Los d o s bandidos posiéjroose Ú. deemontár «Bola de Sebo» contemplaba iikUfsreiite —Si no obode.cej, .va puedes prepararte... ¡Esta V2Z no te m e eíscapas!,.. ¿Te figuras que ha ido á s i t u a r s e junto ú u n señor, alto y aquel espectáculo. loi, espejos... Ahora, vete á tu puesto... .^cércate, t ú , mo- podías m a r c h a r t e de nuestra Asociación, y nioreno, que aplica constantemente u n pa- .En la precipitación, los nitios h a n sádo d^- B l a n c a aibiria los ojoatiy comenzaba Á volvtf Ct'Sa. apoderarle luego de los niños?... ¡Los niños!... ñuelo a su boca, como' p a r a oculter el ros- en Bií cuando Liliette eixferó ea ÍB. h a t á t a c i ^ ^ niba;dos altsuelo... Lilieile fué á ponerse junto ú Pablo en u n a ¡nien guardados e^tán, y día llegará en q u e tro... • —¡Cuánto suírp!—murtoitró l a j ^ w i , imm fcíittid .siiidic:iui¿. valgan su ocso cu oro!... Hoy mismo tendré Sin doida, h a fracasado el golpe... miétidose con l a m a s o ti. coniug6ii.-HMMM^ —.;Otra vez la d i g a n <á robar!...—se dice C u a n d o se hubo despejado el salón, ]oB dos —Di, peqrefia... ¿ti'i sabes lo que tienes que en mi mano los famosos papeles... ¡De n a d a angustiado el niño... agua... lÜiette... "•;,' •tcer? firve que los lleves constantemente enoiraa... hombres c e r r a r o n l a s p u e r t a s , y sin ocuparse —¿Qué tienes?... (Mí d a s miedo!—reaRondidí va sabremos aligerarte de su peso!... De pronto advierte q u e alguien le h a pues- dé Blanca, q u e , pálida como u n cadelver, VSí... to la mano en el bombro. la niñsu í, —No es un poilamonedas Jo que debeó Luego, dii-igitíndc.se á los peqneñuelos, re- continuaba desvanecida, a p a g a r o n iaa laces —Kada... eeito no seíA xiadaL. l a y . fDto$ Vuelve soitMienidáido l«.icabozia-... Frente^ é él y empezaron éi poi>er todo en orden... mío!... pero yo... tríieraif, como Incisíte. e>rta niufiana... ¿Que ru.so; «ota ipoirajjia -luita sieñíuVv jovieln, \n6tldia d e Heiics f|ue i r a e r m e , di.',.. . - -Venid conmigo; voy á deciros quién es el negro, «Bola de 'Sebo» acercóse entonces é. l a jo- Y Blanca, palideciendo a u n ttii», « » dejó qtue de mina vai- wlencio' flj«ittvpDÍ«... ven, (^auQfo cuerpo inerte r e t ^ a z ó con u n {pun- —Una cartera-conte.ító la niíia «n.vozbaja. caballftrc %l que tenéis que rcdíSir l a cartera... Tanto ella como el niño permanecen ea caer sobre el camastro. ^ jY.tú. iTUvda, & tu pUeito!... tapié. iTJliette, sBustada, salió de l a «raiilotim,, .—.K«tá bien. .¿.\ quiftii se la tienes qiie qui- tar? Cua'ndo Negrete liuljo desüTíar'ecido con los ai^i«.lla «iictit>!iid, icom.0 tnstañdo^ d¡e Tecomo- —oVrréala con el látipo... No h a y n a d a co- gritando: >c4&o«. Blanca se o^hü un mantón por los hom- eeara» mutu^iQieíatie... m o fw- x^scin, r e a n i m a r lú, u n m u e z m . » YI I '^i-'í*- •vAsís'