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La educación es, sin duda, un proceso social: el más importante para el transcurso

del ser humano en el desenvolvimiento con los demás. Así mismo, se entiende
que las escuelas cumplen un papel fundamental en el niño y/o adulto, como
preparadoras para la vida en comunidad. El estudiante debe tener experiencias
directas con el medio físico y social, las cuales contribuyen al descubrimiento y
conocimiento; también debe tener la capacidad de retener la información y realizar
observaciones sobre esta, y al mismo tiempo poder resolver los problemas que se
puedan presentar a lo largo de todo el proceso

A través del tiempo, han surgido dos tipos de educación, que son producto de los
continuos avances de la sociedad, ambas han aportado significativamente a la
mejora educativa que se ofrece a los niños y/o adultos. La primera de ellas es la
educación tradicional del siglo XVII, luego hablamos de la educación Nueva, esta
tiene su origen entre fines del XIX y principios del XX como crítica a la escuela
tradicional.

Ahora bien, en la educación tradicional el modelo de enseñanza era el mismo para


todos los estudiantes, sin tener en cuenta las distintas formas de aprendizajes
para cada alumno. Así, las estrategias de esta escuela se basaban en
memorización y repetición de conceptos trasmitidos por generaciones adultas, que
estaban separados de la experiencia del estudiante, generando un conocimiento
objetivo de la sociedad que los rodeaba, y así, en muchos casos, esto conllevaba
a que los estudiantes no adquirieran un aprendizaje significativo.

Todo esto era por la realidad educativa de aquella época, incluso no era permitido
que los niños investigaran e innovaran, es decir, tenía un aislamiento del exterior,
de igual forma su metodología permitía el castigo como método de enseñanza y
disciplina. Además, esta escuela mantenía un enfoque únicamente hacía los
resultados, los ejercicios evaluativos eran básicamente de memoria, por lo que no
existía el análisis y el razonamiento en los estudiantes.
Por otro lado, tenemos el rol del docente; en esta escuela el profesor es el centro
de la educación, es la persona con el dominio total del tema, conocedor del tema,
un buen orador, sabe, dirige; es el portador del conocimiento y el único
seleccionador y organizador de contenidos, métodos, técnicas, materiales, lo que
lo convierte en el único modelo y guía en el proceso de enseñanza. En esta
escuela el docente no siempre conoce cómo se lleva a la práctica el saber que
transmite, simplemente debe repetirla.

El estudiante por su parte, juega un papel pasivo, con poca independencia en los
razonamientos y pobre desarrollo del pensamiento teórico, por lo que desarrolla
más un pensamiento empírico. Este recibe información en silencio, repite y
memoriza, como se mencionó anteriormente, y no tiene espacio para la reflexión
pues el saber ya está dado. Él no sabe nada, se le evalúa mediante la medición de
conocimientos y no por la generación o construcción de estos.

Finalmente, en esta educación la relación alumno-profesor está basada en el


predominio de la autoridad, mediante una disciplina impuesta y que exige sobre
todas las cosas, la obediencia.

Este tipo de educación queda en un segundo plano con la llegada de la nueva


educación, esta escuela permite que se les dé prioridad a las necesidades de los
niños, mediante el uso de la creatividad y su imaginación, dejando a un lado las
planeaciones rígidas y estrictas.

Esta educación permite que las escuelas sean activas y libres al momento de
enseñar. Se centran los intereses y las experiencias de los niños como punto de
partida para la organización de contenidos a educar. También, los estudiantes
aprenden a desarrollar los trabajos en grupo de forma cooperada, y se permite
que el alumno tenga experiencias directas, que se le plantee un problema
auténtico, que estimule su pensamiento, que posea información y haga
observaciones; que las soluciones se le ocurran al estudiante y que tenga
oportunidades para comprobar sus ideas.
Hay que resaltar que en esta educación la pedagogía a implementar es muy
flexible dentro del aula para adaptarse a situaciones didácticas y diferentes en el
aprendizaje. A la vez, se dan pautas de trabajo y de actividades, es decir, que el
maestro tenga una programación previa. No obstante, esta programación puede
variar debido a los intereses y motivaciones tanto del docente como del
estudiante.

Ahora bien, en la actualidad hay que tener en cuenta el material con el que se va a
trabajar en los niños, este debe ser de su gusto, al igual que debe ser llamativo e
innovador, para lograr en el estudiante un aprendizaje significativo. Cabe agregar
que, con los avances históricos, los aparatos tecnológicos también presentan un
gran vínculo con los niños, desarrollando habilidades que les va a permitir
ajustarse mejor a su futuro y al mismo tiempo generando ideas para la innovación
de esta misma tecnología.

En esta escuela desaparece el castigo y prima la autodisciplina del estudiante, es


decir, el maestro cede el poder a sus alumnos para colocarlos en posición
funcional de autogobierno que los lleve a comprender la necesidad de elaborar y
observar reglas. No son impuestas desde el exterior, sino que son reglas que han

salido del grupo como expresión de la voluntad general. Esto permite que el niño

pueda vivir feliz y sin temor su infancia.

La relación maestro-alumno sufre una transformación en la escuela Nueva. La


relación de poder-sumisión propia de la Escuela Tradicional se sustituye por
una relación de afecto y confianza. Y el maestro se convierte en un guía del libre y
espontáneo desarrollo del alumno, además debe como guía encargarse de
evaluar constantemente el proceso de enseñanza- aprendizaje, teniendo en
cuenta que como maestro debe realizar una evaluación formativa, corrigiendo los
posibles errores y ofreciendo una retroalimentación inmediata para el
entendimiento del niño.
Contrario a la escuela tradicional, el principal protagonista del proceso educativo
es el niño, tiene un rol activo, participativo, investigativo, racional, entre otros. La
escuela logra que se prepare para vivir en su medio social, además de vivir las
experiencias directamente. Se alcanza a facilitar la actividad intelectual y natural
del niño, permitiéndole que sin temor pueda moverse libremente por el aula,
realizando actividades de descubrir conocimiento.

Para concluir,

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