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A SOR NIEVES

El alma entona su son


al contemplar blancas nieves;
Cristo alegra el corazón
de la monjita Sor Nieves.

Las blancuras en las alturas


dan belleza y son puras;
Sor Nieves y su alegría
nos dan una melodía

Galantes con su blancura


las montañas: ¡Qué dulzura!;
con Sor Nieves de asesora,
la santidad se avizora.

Los nevados día a día,


perduran con alegría;
Sor Nieves de Cristo amada,
nos dice: ¡Sin Cristo: Nada!

No lo hubiéramos querido
sentir, se nos haya ido,
pero tu voluntad que es santa,
la conduce y la encanta.

Gracias Jesús por Sor Nieves;


cercana y dócil la quieres
para que su corazón refleje
a Cristo y nadie se aleje.

De la mano con María,


la asociación que Ella guía;
Sor Nieves y compañía,
¡para siempre en la alegría!

Arnulfo
K1712201313.50

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