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BOSQUEJO DE SERMÓN

Título: Un arma eficaz


Texto Bíblico: Lucas 10.25-37
Auditorio: Iglesia (Culto Vespertino)
Propósito: Pastoral
Tema: La Indiferencia

Proposición: (Poder/deber/valor) Que la iglesia reflexione sobre el daño que hace la


indiferencia para el proyecto comunitario de la iglesia, a tal grado que se constituye el
cáncer y generador de la muerte espiritual de la comunidad. Así como reconocer la
indiferencia en sus manifestaciones más claras, para evitarlas, trabajar en ellas y
erradicarlas, para que la Iglesia pueda ser esa comunidad de amor y justicia por medio de
la cual Dios establezca su Reino hoy en nuestro tiempo, partiendo del poderoso
testimonio de una vida en comunidad autentica.

Introducción:

Hace un tiempo atrás Satanás realizó una venta de garaje. Allí estaban, parados en
pequeños grupos, todas sus poderosas armas. Tenía herramientas que ayudaban a
romper, a malograr. También había lentes de aumento para aumentar la propia
importancia, y que si mirabas por el otro lado, podías usarlos para disminuir a los demás o
incluso a uno mismo.

Entre sus herramientas más queridas estaban: Los celos y el chisme que servían para
crear un abismo entre uno y el prójimo, el desprecio y la ignorancia utilizados para
creerse uno más que los demás, el egoísmo y la apatía, el odio y el engaño, todas estas
herramientas venían llenas de promesas y garantía de prosperidad y éxito y todo estaba a
mitad de precio.

Contra la pared estaba la usual variedad de implementos de jardinería con la garantía de


hacer crecer la soberbia: el rastrillo del desprecio, la lampa de los celos para cavar un
abismo entre uno y el prójimo, las herramientas del chisme y la calumnia, de egoísmo y
apatía. Todos estos utensilios eran agradables a la vista y venían llenos de promesas y
garantías de prosperidad. "¡Llévelo a casa, úselo, no se preocupe que lo pagará más
tarde!" era la frase favorita del Diablo.

El visitante notó dos herramientas desconocidas y muy desgastadas de pie en una


esquina. Y sin ser ni cercanamente tan atractiva como los otros objetos, le pareció raro
que estas dos herramientas tuvieran un precio más alto que las demás.

Cuando preguntó por qué era esto, Satanás sólo sonrió y dijo: "Bueno, eso es porque yo
las uso muchísimo. Si no tuvieran tan mala apariencia la gente las vería como son
realmente." El Diablo señaló las herramientas diciendo: "Mira, esa es la propia
inseguridad y la otra es la desesperanza, y estas serán las únicas que funcionarán."
Desarrollo:

Sí bien lo anterior es una caricatura, hoy quiero decirles que Satanás tiene una arma
poderosa y predilecta referente a los cristianos y su misión de hacer “Comunión” y esta
es; la “Indiferencia” y sobre esto quiero hablarles hoy, bien podríamos describir la
indiferencia como un mal silencioso pero mortal para la vida comunitaria de la iglesia y,
por ende, al proyecto de Dios que ha querido desarrollar por medio de su iglesia.

El proyecto de Jesús de crear una comunidad con los ideales de amor y justicia vio su
concreción en la iglesia primitiva guiada por los 11 discípulos de Jesús, pero ésta ideal no
permanecería por mucho tiempo de ésta manera, una de las formas por excelencia en
que Satanás combatiría la unidad de la iglesia es precisamente con la Indiferencia de sus
miembros, un arma sutil pero a la vez tremendamente efectiva; una vez sembrada la
indiferencia en los miembros de la comunidad ira echando frutos y de manera casi
imperceptible estarán ante el riesgo de muerte de ésa comunidad.

Les invito ir al texto bíblico:

El relato que tradicionalmente es base para hablar del servicio al “prójimo”, hoy será para
hablar sobre la indiferencia y como impide ésta la comunión (el ideal de vivir como hijos
de Dios).

Lo primero que diremos desde esta idea hermenéutica, es que el relato es literalmente
una “loa” a la indiferencia, algunos elementos que apoyan esta idea:

- Iniciamos con la actitud de quien se genera la parábola (el intérprete de la ley), su


intensión y motivación no es genuino, no busca la verdad, solo pregunta para
“tentar a Jesús” en otras palabras para ver que puede sacar de esta pregunta con
Jesús.
Poco después y una vez más, ahora con sus palabras vemos este dejo de
indiferencia ante la verdad de Jesús, ¿Y quién es mi prójimo?, no es una pregunta
honesta, oh movida por el desconocimiento, sino por su actitud ante la verdad que
Jesús le está mostrando, no se atreve afrontar la verdad de frente, sino que de
manera periférica (como no queriendo) es que se acerca a ella.
- Propiamente en la parábola vemos a 2 de los 3 personajes importantes de la
narrativa, el Sacerdote y el Levita, ambos en clara y franca actitud de indiferencia
hacía su prójimo, sin duda ninguno de los personajes ignoraba las legislaciones
levíticas, pero sin duda tampoco la demanda de los profetas sobre socorrer a su
hermano en necesidad o desgracia (como era el caso), tampoco ignoraban que
era judío (su hermano) probablemente de otra ciudad pero al fin y al cabo judío ya
que iba de regreso de Jerusalén a Jericó, y lo que tampoco ignoraban era la
realidad de necesidad que obligaba a muchos de sus hermanos a robar (los
ladrones, judíos que terminaban en la mendicidad, por la gran renta de la tierra y
los abultados tributos del templo), así como lo expuesto que estaban sus otros
hermanos (la victima) de sufrir este tipo de atropellos y violaciones; pero como es
característico de las castas elevadas, prefieren cerrar los ojos (ser indiferentes) y
“pasarse de largo”, expresión llena de intención para decir que fueron
“indiferentes” a la necesidad oh necesidades de sus hermanos, y que prefirieron
continuar con lo suyo antes que poder hacer algo en favor del que había caído en
desgracia.
- Un elemento más en el relato que refuerza la afirmación inicial es, aun que de
manera inversa, el actuar del “Samaritano”, elemento/personaje catalizador del
relato y punto de quiebre en la trama, su proceder es un factor de contraste con la
pasividad (indiferencia) de los 2 primeros, no solo ayuda en actitud distante
externo a él mismo; sino que afronta el problema y lo asume como propio
(Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese), no se
conforma con ayudar, hace suyo el problema y aun más, se vuelve necesitado
junto con el que ha caído en desgracia (acercándose, vendó sus heridas,
echándoles aceite y vino), cabe recalcar las palabras introductorias con
que los personajes afrontan la necesidad: Sacerdote y Levita: “Aconteció
que descendió por aquel camino, y viéndole”, ambos personajes no tenían
forma de no ver la necesidad pero prefieren ser indiferentes; en cambio
el Samaritano: “iba de camino, vino cerca de él, y viéndole” verbos
referentes a una serie de acciones que van de afuera hacía dentro, a
diferencia de los 2 primeros personajes, el no iba a encontrarlo en su
camino, pero fue, afronto y se solidarizó con él.
- Cerramos este ejercicio una vez más con el interprete de la ley, ante la
pregunta final de Jesús, el responde: “El que usó de misericordia con él”
respuesta inequívoca de una actitud indiferente, evasiva de la
responsabilidad con el otro, con su hermano, pero eso sí buscando no
salir de las formas correctas, mayor muestra de indiferencia. Ante ello,
Jesús lo va a confrontar con su realidad tibia e indiferente y lo expone
para asumir una postura con una indicación enfática: Ve, y haz tú lo
mismo.

Aplicación.

De alguna manera Jesús hoy vuelve a confrontar ahora a la iglesia ante este grave peligro
que acecha al proyecto de comunidad que Jesús instauro y que hoy por hoy está en
peligro su pertinencia.

Y es que la efectividad negativa de la indiferencia en la comunidad radica en su condición


de ubicuidad (en las muchas y diferentes formas de que se presenta) y en su vacuidad
(que es superficial y casi sin daño), ya que hace sentir su mal pero de manera tan sutil
que no se percata uno del gran daño que se hace a la comunión de la iglesia: Una actitud
indiferente es el arma más poderosa para combatir la comunión ya que viene de adentro
de los miembros de ésta comunidad, de esta manera el efecto es más fuerte; los ataques
contra la vida en comunidad jamás serán de manera plena y manifiesta puesto que de
alguna manera la iglesia está prevenida para esos ataques externos (sucede como con el
tema de la verdad donde la mentira no puede afectarla, pero las medias verdades si lo
hacen), además que ante éstas características casi imperceptibles y casi sin intención
permite que su ataque sea directo pues no hay resistencia ante lo que parece no ser mal
pero a la postre lo es.

El reto que tenemos hoy como iglesia no es luchar contra el odio, el rencor oh algún otro
anti-valor que amenace la comunión de la iglesia, pues al presentarse de manera plena,
sin duda sus ataques no podrán hacer mayor meya en el corazón mismo de la comunión,
pero la indiferencia sí lo esta haciendo y ha logrado suavemente lo que sus compañeras
no han podido durante 2 mil años, hacer una iglesia apática, indiferente, en otras
palabras muerta en vida, una iglesia de apariencia pero no de sustancia, una
comunidad de presencia pero no de esencia, de buenas intenciones pero de pocas
acciones, de muchos deseos y pocos compromisos; y es ahí donde radica su
efectividad porque al igual que un veneno sutil que ha invadido a su victima y sin darse
cuenta de su condición va muriendo lentamente, y por el contrario le hace pensar que
todo está bien, haciendo doblemente efectiva su labor.

Como ya se dijo la Indiferencia nos permite asistir, pero no estar (yo solo vengo a lo que
vengo y lo demás no me interesa) entonces realmente no está, aun que la persona crea
que sí, Creo ser iglesia, pero la verdad no lo soy, porque no estoy.

Con tristeza puedo decir que nuestra iglesia adolece de éste mal: somos indiferentes
cuando necesitamos que nos motiven, nos convenzan para asistir a un evento de
comunión (que paradójico, cuando es obligación de todos procurar la comunión), somos
indiferentes cuando vemos la necesidad y solo prometemos orar, somos indiferentes
cuando reducimos nuestra vida de fe y el evangelio mismo al tiempo de la iglesia (y
muchas veces ni siquiera a un día, sino a unas cuantas horas), somo indiferentes
cuando solo amamos a los que nos aman oh a los que son afines a nosotros y hacemos
poco o nada por buscar al que no piensa como yo, al diferente, somos indiferentes
cuando solo queremos que la iglesia nos dé y nosotros no damos nada, somos
indiferentes cuando no somos honestos, cuando evitamos la verdad, cuando no nos
gusta que nos confronten y señalen nuestro mal actuar; somos indiferentes cuando
amamos nuestra comodidad y evitamos todo tipo de responsabilidad que vaya más allá
de los tiempos del culto, somos indiferente cuando no podemos dar y recibir el perdón,
somos indiferentes cuando no queremos sacrificar sino solo gozar, somo indiferentes
cuando ante los problemas o cosas que nos desagradan dejamos de asistir y sin ningún
tipo de conflicto rompemos la comunión. Y así una larga lista más, de acciones que minan
el ideal de comunión que Dios quiere para su iglesia, pero, sobre todo, SOMOS
INDIFERENTES porque muchos de nosotros la palabra de Dios hoy les esta hablando y
sin embargo no harán nada, verán la necesidad y preferirán pasar de largo.

Conclusión:

La iglesia está enferma de indiferencia y los únicos que podemos hacer algo (usted y yo)
probablemente no hagamos nada, sino que seremos INDIFERENTES.

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