Está en la página 1de 3

La disgrafía es uno de los trastornos

cuyos efectos se hacen notar en el


desarrollo de niños y niñas de alrededor
del mundo, ya que tiene que ver con las
dificultades a la hora de realizar una de las
acciones más útiles hoy en día: escribir.
Si en la niñez no se interioriza bien esta
destreza, esto puede conducir a una capacidad mucho menor a la hora de
comunicarse con otras personas, realizar listados y escribir para organizarse
mejor el día a día, u optar a puestos de trabajo de gran valor añadido, entre
otras consecuencias negativas.

Se conoce como disgrafía el fenómeno por el cual una persona (normalmente


un niño o una niña) presenta serias dificultades para escribir bien, ya sea por
cuestiones de ortografía, caligrafía o ambos tipos de problemas a la vez. Se
trata, por consiguiente, de un grupo de trastornos de la expresión escrita, que
a su vez puede ser englobado en la categoría de trastornos específicos del
aprendizaje.
A su vez, en la práctica la disgrafía va frecuentemente acompañada de otros
trastornos específicos del aprendizaje, como la discalculia o la dislexia.
Los componentes de la escritura que pueden verse afectados por la disgrafía
son variados, de modo que los síntomas de esta alteración también lo son.
Entre los más destacados se encuentran los siguientes, teniendo en cuenta
siempre el rango de edad al que pertenece la persona.

 Caligrafía inconsistente o tan extraña que cuesta de leer.


 Problemas para acentuar.
 Mala gestión de los espacios entre palabras, frases y líneas.
 Mala puntuación.
 Problemas gramaticales.
 Sustitución de letras.
 Uniones extrañas de palabras.
 Agarre inapropiado del lápiz o bolígrafo.
Los casos de disgrafía pueden ser clasificados en dos tipos principales, según
las características de las dificultades al escribir.

DISORTOGRAFÍA
Consiste en la presencia de problemas significativos en el aprendizaje de las
normas de ortografía en la práctica de la escritura.

DISGRAFÍA MOTORA
Esta forma de disgrafía tiene que ver con los problemas de postura,
coordinación e integración entre movimientos e información visual en lo que
se refiere a la escritura Además de estos dos tipos, hay casos en los que es
difícil clasificar lo que ocurre, dado que se da una gran variedad de síntomas.

PREVALENCIA: ¿QUÉ PORCENTAJE DE NIÑOS LA


PRESENTAN?
Aunque actualmente hay pocos datos al respecto, se estima que alrededor de
un 3% de los niños y niñas presenta unos problemas para cumplir las normas
ortográficas que pueden considerarse casos de disgrafía, mientras que el resto
de dificultades asociadas a la escritura se presentarían con una frecuencia algo
menor.

Lo que produce la disgrafía aún no se conoce bien, pero lo más probable es


que detrás de la mayoría de los casos existan varias causas actuando a la vez.
Por ejemplo, pueden estar actuando predisposiciones genéticas que lleven a
producir un diseño de encéfalo en el que las estructuras neuronales que deben
coordinarse para producir la escritura no estén tan bien conectadas como
deberían, o bien pueden ocurrir lesiones cerebrales perinatales que afecten a
estos grupos de neuronas.
Así pues, las causas de la disgrafía son inespecíficas, en el sentido de que
diferentes variables pueden estar actuando como génesis en su aparición en
los primeros años del desarrollo durante la infancia. A su vez, cuando más se
prolongue la etapa en la que hay graves problemas a la hora de escribir, más
difícil de superar será este fenómeno, pues aparecen expectativas pesimistas,
dando paso a la profecía autocumplida.
Posiblemente varios tipos de malformaciones y de microlesiones conduzcan a
resultados parecidos, dado que no hay una región cerebral fácilmente
identificable que se encargue por sí sola de posibilitar la escritura.
Además, la disgrafía también puede ser causada por una dinámica de
aprendizaje perjudicial, o incluso por el efecto del estrés y la ansiedad
anticipatoria vinculada a la actividad de escribir.

Al ser un trastorno que se da en la infancia, es necesario intervenir en ella


cuanto antes para que sus efectos negativos no se acumulen haciendo que el
niño o niña quede en una situación de vulnerabilidad en su trayectoria de
aprendizaje. El objetivo de estas iniciativas será compensar esa situación de
desventaja a través de un esfuerzo extra para escribir bien que debe ser
canalizado a través de las técnicas de aprendizaje y entrenamiento adecuadas,
para no producir agotamiento y frustración.
La principal técnica de intervención es el encadenamiento, es decir, el
perfeccionamiento de habilidades específicas que poco a poco van
convirtiéndose en algo más sofisticado y que puede ser integrado en
aprendizajes anteriores.
Por otro lado, esta forma de entrenamiento y aprendizaje (que debe ser
guiada por un especialista) debe ser acompañada por intervenciones dirigidas
a lidiar con los problemas de creencias, expectativas y autoestima que suelen
ir de la mano de la disgrafía.
Al mismo tiempo, mientras no se produzca un acercamiento entre el nivel de
escritura que se tiene y el nivel de escritura mínimo exigible, es bueno
presentar alternativas en los métodos de evaluación de aprendizaje, como por
ejemplo los exámenes orales. De esta manera no se impedirá el desarrollo de
otras aptitudes cognitivas, evitando así que no aparezca un grave cuello de
botella de aprendizaje por culpa de tener dificultades en un área específica del
comportamiento, en este caso la escritura.

También podría gustarte