Está en la página 1de 6

La Herencia Enterrada

La herencia, del latín haerentia, sin lugar a dudas una de las palabras que más
conflictos genera en la vida, a veces es un tesoro invaluable que tenemos suerte
de tener y a menudo una pesada carga que aflige a quienes devienen de un
pasado glorioso, las hazañas de un padre o madre pueden ser los grilletes de un
hijo, donde los privilegios de tener padres con una larga trayectoria a menudo
hacen caer en un inconmensurable dilema: ¿ Acaso el hijo se debe alejar del
camino trazado por la descendencia y labrar caminos propios en la búsqueda de
la originalidad, o debe desarrollar un talento magistral para lograr superar el
trabajo antecedido? . Son estas las opciones que se deben atender para así
sortear la impugnante lanza de la comparación.

Mauro Libertella nace el 5 de enero de 1983 en méxico, exiliado, pero toda su


vida transcurre en Buenos Aires, luego de que regresaran a la argentina en
1984. Es hijo de la ensayista y poeta Tamara Kamenszain, y el escritor
vanguardista de culto Héctor Libertella. Crece con una biblioteca amplia y
discusiones sobre literatura a diario, jugando con las montañas de papel
arrugado de los borradores que descarta su padre, casi como una metáfora de lo
que le depararía el destino. Cursa la carrera de letras en la Universidad de
Buenos aires y a partir del 2003, en los primeros años de su profesión, hace
periodismo cultural y crítica literaria para página 12. En el 2006 muere su padre,
lo que se convertirá en un disparador para iniciar su vida como escritor literario,
siendo este hecho el eje central de su primera obra.

Antes de exponer aquí una suerte de reflexión sobre el perfil literario de este
autor, resulta cuanto menos interesante hacer un pequeño recorrido por la obra y
vida de sus progenitores, a modo de favorecer la comprensión de lo dificultoso
que sería para Mauro Libertella transitar su propio camino como autor literario,
sin caer en comparaciones con las obras paternas que verían su nacimiento y lo
rodearían desde pequeño.

Héctor Libertella, padre de Mauro, se inició como escritor desde su infancia, lo


que lo llevó a tener escrita alguna que otra novela antes de la adolescencia.
Gran admirador de Jorge Luis Borges. Durante la década del sesenta, publicó
dos novelas que debido a su éxito le permitieron a abandonar el servicio militar
para dedicarse pura y exclusivamente a la literatura. Se desempeñó como autor,
publicando ensayos, cuentos y novelas. También lo hizo como editor y docente.
Libertella es considerado un autor de culto e iniciador junto a Ricardo Piglia de la
“ficción crítica”.

Pero no solamente de Héctor heredaría la vocación literaria. Tamara


Kamenszain, madre de Mauro, es una poeta y ensayista, recibida de la carrera
de Filosofía, quien luego de dedicarse al periodismo se abocó a la enseñanza
literaria. Sus ensayos sobre poesía latinoamericana llegaron a las universidades
como material de estudio. Mas allá de su vocación como docente y transmisora
de conocimiento en el mundo de la poesía, Tamara es considerada una de las
voces influyentes de las nuevas generaciones de poetas. Como poeta y como
ensayista ha publicado bastas obras las cuales han recibido gran cantidad de
premios.

Mauro Libertella expresa lo que el dilema de tener herencia artística significa,


con ambos padres escritores y una formación literaria desde su infancia, su
camino era más que evidente. Sin embargo en su vida fue indudable el miedo
que suponía para él la publicación bajo la sombra de sus padres, la expectativa
que esto podría generar y la inevitable comparación entre sus obras. De hecho,
en repetidas ocasiones el escritor expresó como el ser hijo de escritores para él
fue más un obstáculo que un beneficio más allá de la experiencia y educación
que estos le proveyeron y a pesar de que su deseo por escribir haya estado
directamente influenciado por la labor de sus padres como escritores. ¿Quién
sabe si el autor hubiera tomado el camino de escritor literario, de no haber sido
por que sus padres lo fueron? Aquí se da una situación quizás algo
contradictoria, como un laberinto del cual Mauro Libertella no podría escapar. El
impulso que le dió la profesión de sus padres al tomar su camino como escritor,
pero a su vez, ese mismo legado familiar cayendo como toneladas sobre sus
dedos a la hora de escribir.

En una entrevista con el programa “Los siete locos”, queda en claro cómo Mauro
Libertella intentó como acto de rebeldía durante su adolescencia, alejarse de la
literatura estudiando Derecho, al punto de dejar de leer, y alejarse de su interes
por los libros (esto se ve reflejado en su segundo libro titulado “El invierno con mi
generación”). Pero en este “​intento de hacer algo distinto​” a lo que hicieron sus
padres, fracasó. Resultó en vano, ya que a los veintitrés años ineludiblemente la
escritura lo atrapó por completo.

Es así como Mauro Libertella un joven escritor de 38 años, de cara larga y


espalda encorvada con 3 libros publicados hasta la fecha logró encontrar su
camino. “Mi libro enterrado” publicado en el 2013 fue decisivo para el hallazgo
de su propia voz y tanto la crítica como los lectores allí vieron a su padre como
un personaje y no como la referencia a un estilo heredado.

La escritura sobre el padre luego de su muerte es un tema frecuente de muchos


escritores, desde Carta al padre, esto se ha convertido casi en un género
Kafkiano. Sin embargo la intención de estos textos varían entre; el parricidio, un
cliché psicoanalítico del joven enterrando al viejo; a la denuncia sin
consecuencias de maltratos; hasta la reivindicación absoluta de la vida de un
hombre. Mi libro enterrado es una amalgama de todas estas variaciones, desde
su contenido hasta el momento de su publicación, inclusive en el hecho de que
en ésta, la primera obra literaria escrita por Mauro, es sin duda reveladora la
intrínseca relación que tiene su obra con la vida de su padre. Como si esos
arrugados borradores de papel con los que él jugaba de pequeño, hubieran
dejado marcas imborrables en su vida, y un claro sendero por recorrer sobre el
cual las huellas de Mauro parecieran ya estar marcadas hace tiempo, antes de
que el comience a transitarlo.

El nacimiento de Mi libro enterrado, como el mismo autor cuenta, viene de la


discusión interna que solía tener con los libros que abordan la misma temática,
buscando así algo de consuelo en otros artistas. Aspectos de la muerte que le
causaban dudas, en la búsqueda de oposición de experiencias como en la de
reflejo de vivencias similares, inevitablemente llevándolo así al deseo de contar
su propia historia. Por esto es que el libro se define tanto como una herramienta
terapéutica que le ayuda a sobrellevar el duelo, como también en cierta forma se
convierte en un estandarte que logra separar su obras del fantasma del legado
de su padre. El título del libro, de todas maneras, nos lleva a una reflexión: Que
el nombre elegido para titular la obra sea “Mi libro enterrado” suena un tanto
paradójico, ¿Acaso el libro debería ser enterrado para que llevarlo a la dimensión
en la que ahora su padre se encontraba, y así recibir su aprobación?

Sin lugar a dudas la lucha de Libertella por la aprobación de su padre recorre su


vida. En una entrevista con Cristina Mucci, y en el mismo libro, se refleja la
preocupación que sentía por que a su padre le gustara su trabajo. En
anotaciones y charlas sobre los primeros trabajos periodísticos de Mauro, Héctor
Libertella comentó cómo le gustaba el carácter transparente ​de la obra de su
hijo, lo que para Mauro -al conocer a su padre un fiel militante del vanguardismo
y defensor del hermetismo- sólo podía significar que no le gustaba nada lo que él
escribía. Otra interpretación que sale a flote puede ser la que la misma Cristina
hace: “Tal vez tu padre en realidad te estaba dando pase libre para que hicieras
algo completamente distinto a lo que él hacía”, es decir que para Héctor no era
realmente relevante que su hijo continuara con su estilo.
Sin embargo, aunque la crítica y la multitud de entrevistas que se han dado
alrededor del libro demarcan la separación estilística y literaria de Mauro sobre
su padre, el uso de la introspección psicoanalítica propia que hace en su obra
podría hacer alegoría a los recursos literarios que la artista Tamara Kamenszain,
su madre, usa frecuentemente como herramienta de interpelación.

Entonces ¿quién es Mauro Libertella?, ¿Acaso es solamente el hijo de dos


reconocidos escritores? Pues su recorrido artístico y su carrera profesional
desde los trabajos periodísticos y críticas literarias hasta sus 3 libros, evidencian
el imponente talento que tiene Mauro Libertella, logrando sobresalir por mérito
propio y siendo acreedor de reconocimiento internacional como ser
seleccionado como una de las veinte nuevas voces de la narrativa
latinoamericana en la feria del libro de Guadalajara en el 2016 y seleccionado
como parte del grupo Bogotá 39-2017 por el Hay Festival.

Mauro Libertella, pese a ser una persona joven, con sus expresiones y forma de
hablar desprende un halo de erudición que pocos artistas poseen. Es ésta la
verdadera herencia que le dejan sus afamados padres, pues es evidente que el
desenvolverse durante toda su vida en un espacio académico rodeado la mayor
parte del dia con expertos en su campo y con conversaciones profundas sobre
literatura a diario, permitieron forjar un estilo propio en Mauro. Pues el artista es
la evidencia empírica de cómo es posible desprenderse de la sombra de un
padre formando un camino propio de originalidad y elevando así un talento
magistral que lo separa, la amalgama perfecta que con su conmovedora obra
demostró que aun siendo hijo de un escritor hermético y sumamente metódico -
uno de los pocos escritores, si no el único, que escribió todas sus obras
completas - pudo concebir una obra que se alejara lo suficiente para ser
incomparable con cualquiera que haya hecho su padre.

También podría gustarte