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2018-Argentina de Macri

Un análisis del discurso de funcionarios del Gobierno y sus votantes


El Yo-neoliberal y los nadies
La apelación de Macri al “vecino” y la confianza en sí mismo que le pide, la estrategia de
mentir y mostrar que se miente, el “presidente millonario que no necesita robar”, el
armamentismo de Patricia Bullrich: el autor recorre esos tópicos del discurso oficial para
demostrar cómo el “yo” del neoliberalismo es en realidad “nadie”.
Por Sebastián Plut

“Si un monarca es víctima de cualquier pasión funesta, esta, por haber hecho presa en
quien tan alto está, se contagia enseguida al pueblo”
Erasmo de Rotterdam,
Elogio de la locura
* Tal vez sea por nuestra ingenuidad, porque nuestras intelecciones se nublen por
indignación, o acaso porque carecemos aun de ciertas categorías de análisis. Como sea,
cierta parálisis toma por objeto a nuestra capacidad de pensar la realidad actual. Nos
asombran las afirmaciones de funcionarios del Gobierno Nacional y de sus votantes, nos
sublevan y hasta circulan bromas ingeniosas. Acaso también nos preguntamos ¿en qué va
a terminar todo esto?, y nos sumamos al pronóstico de un ingente drama social. Pero,
entonces, ¿estamos entendiendo la profundidad de lo que ocurre?
La lucha contra el hambre de cada vez más argentinos es urgente. La pelea contra
injusticias de toda índole se agrega a la gesta. Y aunque más modesto en sus acciones, no
es menos necesario fortalecer nuestra capacidad de pensar, en una época en la que
prevalecen la banalización y la desestimación de la reflexión crítica.
Hace un tiempo, en estas mismas páginas1 señalé que ante cada hecho grave
escuchamos la colérica pregunta “¿hasta dónde quieren llegar?”. Y, paradójicamente, no
necesitamos más que unos segundos para indicar que ya han llegado a lo más oscuro que
podíamos imaginar. En ese instante un sentimiento ominoso me asalta y me pregunto si el
“¿hasta dónde quieren llegar?” no será la mimetizada versión opositora del “segundo
semestre” o del “hay que darle tiempo”.
Hemos localizado en el individualismo un paradigma lesivo para la solidaridad y para todo
proyecto colectivo. Es probable que para un diccionario más preciso, hoy debamos
identificar en aquel término solo un eufemismo, un vocablo encubridor de un significado
más acertado. En efecto, el individualismo es, sin más, hambre y violencia.
El Yo-neoliberal
El lema del reciente 54° Coloquio de IDEA fue “Soy yo y es ahora”. Traducido es: adiós al
otro y al futuro. Otro ejemplo: el movimiento “Con mis hijos no te metas”, que rechaza todo
enfoque de género y toda inclusión de la diversidad, ni siquiera habla de “nuestros hijos”

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sino de “mis hijos”. Nada colectivo, solo una suma de individualidades y de egoísmos
dispersos.
Ya hemos dicho2 que nada hay en el programa del mercado que se acerque al valor de lo
colectivo o a la comprensión de la vulnerabilidad como consecuencia de razones que
exceden y trascienden la mera responsabilidad del sujeto particular. El vecino es el sujeto
más amplio al que alude el discurso de Mauricio Macri, sujeto que, en todo caso, se enlaza
con otros de igual condición por su mera cercanía geográfica. Sin embargo, el mensaje del
macrismo no termina de caracterizarse por su sola apelación al individuo, al sujeto aislado.
Su mensaje avanza un casillero más en esa dirección que podríamos describir como la
construcción del goce solipsista.
No sería un rasgo distintivo de Mauricio Macri esperar que le crean. Manifiesta o
implícitamente todo político procura despertar crédito en su interlocutor. Lo que sí indica un
matiz singular de su retórica es un tipo de frase que ha expresado en distintas ocasiones:
“yo confío en ustedes pero necesito que confíen en ustedes mismos”.
Solo una lectura rápida y desorientada podría imaginar que ese trozo verbal es la
expresión de quien ha renunciado a la arrogancia de constituirse en el amo de una verdad
que exige credulidad sin críticas. Nada de ello. Su yo se sustrae del lugar de quien se
puede esperar algo y el otro debe confiar en sí mismo. Su interlocutor es convocado a
satisfacer una necesidad del orador: confiar en sí mismo, solo me pide que crea en mí.
Esta pequeña pieza discursiva es un engranaje más de una expandida lógica de
entrampamiento. Es un tipo de discurso que encierra al sujeto en una paradoja, en una
contradicción con dos cualidades específicas: no tiene resolución y el conflicto se instala al
interior del propio sujeto sin posibilidad de desplegarse en el escenario social. Imaginemos
al ciudadano que ha visto en Macri a un político que le despertó esperanzas. Imaginemos,
entonces, a ese mismo ciudadano pensando que lo que necesita su candidato es que crea
en sí mismo, no en aquél. Lo que sigue es: “si a Macri le va mal es porque yo no creo en
mí mismo”. Vemos allí la producción de un conflicto intrasubjetivo, un conflicto impedido de
hallar en el vínculo con el otro una vía de expresión y resolución.
Si le pedimos a una persona que nos crea, luego quedamos expuestos a que ratifique su
confianza o bien se sienta desilusionada; abrimos el campo de posibilidades para que
aquella persona interactúe con nosotros en función de la satisfacción o no de sus
expectativas. En cambio, el discurso de Macri no realiza esa operación, impide que la
interacción con su votante se desarrolle según ese grupo de alternativas. El votante
neoliberal se encuentra aprisionado en un torcimiento de su narcisismo, pues no podrá
decepcionarse de Macri sino solamente de sí mismo. Al mismo tiempo, si el dolor por la
herida es insoportable, aquel votante se verá llevado a reforzar la desmentida para
perpetuar la necesidad de continuar creyendo en sí mismo.
Mienten, pero son sinceros
Mentir no es invento ni patrimonio de ningún grupo político, pero ello no impide identificar
un rasgo particular del discurso falso, un rasgo que parece enseñorearse de modo singular
en el discurso del gobierno: no solo mentir sino mostrar que se miente.

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Tiempo atrás se informó de un viaje en colectivo que habría hecho Mauricio Macri, como
forma espontánea de estar con la gente. El gobierno pretendía mostrar cercanía con las
personas comunes, que comparte sus costumbres y actividades. Si bien muchos
podríamos haber conjeturado que se trataba de una puesta en escena, tan habituales en
casi todos los políticos, no se hicieron esperar las imágenes que mostraban el carácter
ficticio de la situación. No es este el único episodio del gobierno que se ha hecho público
en que se muestra una escena falsa y, casi en simultáneo, se evidencia la mentira. Dado
que el gobierno nacional pone un excesivo empeño en su comunicación, que tiene un
especial cuidado por el modo en que se muestra a los ciudadanos, no resulta verosímil
suponer que “nos quiso mentir pero lo descubrieron”.
Nuestra hipótesis, entonces, es que hay allí una estrategia pensada y puesta en práctica
por el gobierno y algunos medios y que, a su vez, impregna la mente de muchos
ciudadanos adherentes al gobierno: mentir y mostrar que se miente, e incluso propagar
versiones contradictorias.
Sin duda que hay ocultamientos y, a su vez, cortinas de humo para que una parte de la
población hable de determinados temas como si fueran relevantes, mientras pasan cosas
mucho más graves. No obstante, además del ocultamiento, este tipo de comunicación
persigue la meta de confundir o desquiciar el pensamiento de la población.
Creemos, entonces, que todo eso forma parte de una estrategia comunicacional: 1°)
decimos hasta al hartazgo que somos sinceros; 2°) nos diferenciamos de los grandes
mentirosos que gobernaron hasta hace poco tiempo; 3°) mentimos recurrentemente; 4°)
mostramos públicamente que hemos mentido.
¿Qué metas podrán perseguir de tal modo? Seguramente más de una y suponen
considerar destinatarios diversos: a) que algunos crean la mentira sin más; b) que algunos
se entretengan bajo la ilusión de “haber descubierto al Gobierno”; c) crear una suerte de
estado confusional o de alteración del pensamiento; d) mostrarse como “malos
mentirosos”, algo así como que se podría confiar en ellos porque cuando mienten se
deschavan fácilmente (la frase subyacente podría ser “mienten pero son sinceros”); e)
desplegar una versión renovada del mentir diciendo la verdad.
Es posible, a su vez, que en el destinatario de la mentira se dé el siguiente proceso: si bien
es indignante advertir que a uno le han mentido, es más doloroso admitir que uno ha
creído lo que debiera ser imposible de creer. El votante, pues, preferirá seguir creyendo
(desmintiendo) antes que asumir su horrorosa ingenuidad.
“Él es millonario, no necesita robar”
El “Informe sobre el desarrollo mundial” realizado por el Banco Mundial en 2015, lleva por
título “Mente, sociedad y conducta”. Se advierte ya desde su título el propósito de
comprender los modos de funcionamiento de la mente de los ciudadanos y empujar hacia
determinadas acciones. Uno de los principios que destaca el informe es lo que denomina
“pensamiento automático”: “Gran parte de nuestros pensamientos son automáticos y se
basan en lo que nos viene a la mente sin esforzarnos. El pensamiento deliberativo, en el
que sopesamos el valor de todas las alternativas disponibles, es menos frecuente. La
mayor parte del tiempo, usamos atajos mentales”.

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¿Cómo explota, entonces, el discurso neoliberal esos atajos mentales? ¿Cómo trabaja
sobre la mente que rechaza esforzarse?
La frase que titula este apartado, cuyo origen desconocemos, se ha instalado socialmente
desde que Macri comenzó su carrera hacia la Presidencia de la Nación, y sus votantes la
repiten pese a carecer de toda lógica. Si bien un interrogante será sobre el grado de
corrupción del actual gobierno nacional, no es este el punto que deseo tratar ahora.
Tampoco pretendo analizar aquí el prejuicio que destila la frase (los millonarios no roban,
por lo tanto los pobres sí). Me interesa destacar lo que indiqué renglones arriba: la falta de
toda lógica en la frase. Esto es, con independencia de las conductas de Macri y de los
prejuicios que evidencia la expresión, no hay nexo lógico alguno entre el patrimonio de un
sujeto y su honestidad o deshonestidad. Solo en apariencia se trata de un razonamiento
deductivo pues las premisas (la situación económica de un sujeto) no tienen un nexo lógico
con la conclusión (su honestidad).
Es generoso el inventario de expresiones de funcionarios y votantes que hemos escuchado
y que exhiben la misma ruptura de la racionalidad y la sensatez, y por ello afirmamos que
una de las estrategias consiste en perturbar la capacidad de pensar de los ciudadanos.
Arma a tu prójimo como a ti mismo
Pese al discurso que la ministra Patricia Bullrich ostenta hace tiempo, y a la represión que
conduce desde su cartera, no dejó de impactar la frase que hace pocos días sostuvo ante
una periodista: “el que quiera estar armado, que ande armado”. Tampoco perdió la ocasión
para avalar, nuevamente, al policía Chocobar bajo el argumento de que “defendió a un
ciudadano atacado”. El sujeto al cual el policía asesinó estaba huyendo y fue baleado por
la espalda. La apología que hace la ministra se funda, simultáneamente, en una mentira
(pues en ese momento Chocobar no estaba defendiendo a nadie) y en una concepción
vengativa de la justicia. En efecto, si el delincuente estaba huyendo, y balearlo es
“defender” a un ciudadano, Bullrich llama “defensa” a la “venganza”. No muy lejos de todo
ello estuvo Macri cuando aludió al “veneno social” y propuso “aislar a las personas
envilecidas”. Recordemos que Freud indicó el nexo entre las fantasías de envenenamiento
y la irrefrenable codicia. Quizá sea momento de resignificar aquello que el Presidente
expresó en su discurso de asunción: “nos alegra porque pudieron elegir en libertad, pero
ya pasaron las elecciones”.
Los nadies
Cuando describe las ficciones que gobiernan el management empresarial, Dupuy3 dice
que en estas organizaciones “nadie manda, pero todo el mundo obedece” y luego agrega
que “nadie cree, pero todo el mundo hace como si creyera”. Parece reinar, pues, el mundo
de los nadies. De modo similar hemos aprendido a recitar que la vaca da la leche, cual si
nadie se la sacara; o bien nos acostumbramos a decir que se cayó el Muro de Berlín, cual
si nadie lo hubiera tirado. Es como si hubiera una tendencia a excluir del discurso al sujeto
de la historia y en cuyo lugar queda colocado un nadie.
Como sistema político-económico, el neoliberalismo ostenta una cosmovisión en la que no
tienen cabida –más bien son expulsadas– ideas como solidaridad o colectivo. De allí que,
en gran medida, nos centramos en indagar las vivencias propias de estos egoísmos
dispersos, de esos seres cuyo horizonte vincular no va más allá del clan, su familia, su

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reducido núcleo de amigos o, cuanto mucho, el vecino. Sin embargo, por esa vía, hasta el
ego-centrismo es una ilusión, una vanidad sin fundamento, pues el desenlace invariable es
que el yo devenga en nadie. Es así que nadie es el destino del yo-neoliberal, pues
sabemos que hasta en el individualista sálvese quién pueda, casi nadie puede.

1 Plut, S.; “Si no es ahora, ¿cuándo?”, Diario PáginaI12, 21 de septiembre de 2018.


2 Plut, S.; (2018) El malestar en la cultura neoliberal, Ed. Letra Viva.
3 Dupuy, F.; (2005) La fatiga de las elites, Ed. Manantial.
* Doctor en Psicología. Psicoanalista. Autor de El malestar en la cultura neoliberal (Ed.
Letra Viva), que se presentará el miércoles 14 a las 20.45 en Pasaje Bollini 2167.
Posdata
Charla. Pulsión, repetición, acto analítico. A cargo de María Eugenia Vila.
Jueves 8 de noviembre, a las 12, en el 7º piso, aula 4, hospital Fernández. No arancelado.
Ciclo. Cine y Psicoanálisis “La querella de los sexos”. Última proyección del año: “Un día
muy particular” (Ettore Scola). Conversan: Laura Galarza, Mónica Torres, Elsa Maluenda,
Pablo Russo y Lionel Raichgut. Viernes 9 de noviembre, a las 19. Escuela de Orientación
Lacaniana, Ancón 5201, CABA. Gratis.
Libro. Presentación de El malestar en la cultura neoliberal, de Sebastián Plut (Ed. Letra
Viva). Con Rudy, Ricardo Aronskind, Sergio Zabalza y el autor. El miércoles 14 a las 20.45,
en la Fundación Bollini (Pasaje Bollini 2167, CABA). Gratis.
Homenaje. Mujeres psicoanalistas: homenaje a la Dra. Gilou García Reinoso. Disertantes:
Ana María Fernández, Martha Rosemberg, Marisa Punta Rodulfo y Juan Carlos Volnovich.
Coordinadora: Débora Tajer. Organizada por la Cátedra de Introducción a los Estudios de
Género, Facultad de Psicología, UBA. Miércoles 18 de noviembre, a las 16. Avenida
Independencia 3065. Aula 320.
Psicodrama. El Centro Nodos - Psicodrama y grupos realiza durante este mes las
entrevistas y charlas informativas para la formación en Psicodrama y Coordinación que se
inicia en abril de 2019 en sus sedes de CABA, Temperley y Ciudad de
Córdoba. info@centronodos.com.ar - www.centronodos.com.ar

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