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TERAPIA DE JUEGO EN ESCENARIOS DE ESCUELAS PRIMARIAS

El principal objetivo de la terapia de juego en las escuelas primarias es ayudar a los niños a “utilizar
al máximo sus oportunidades para aprender” (Landrenth, 1988, p. 182). Y su contribución al
momento de estar con los niños consiste en que permite hablar “con” ellos y “comprenderlos” en
lugar de tratar de componerlos; lo cual puede facilitarse a través del uso de juguetes y materiales
de juego como medios de comunicación para la comprensión de su mundo. No obstante, también
es importante tener en cuenta algunas dificultades en su utilización relacionadas con el espacio, las
reacciones docentes y administrativos, el costo del equipo y mantenimiento del salón de juego, y el
desorden inherente a la terapia de juego.

En este sentido, Landreth (1988) enuncia algunos aspectos técnicos relacionados con la forma en
que debe llamarse la terapia de juego en el escenario escolar, su escenario potencial, los
juguetes/materiales, y algunas consideraciones especiales.

El autor recomienda que para evitar reacciones de ansiedad y aprensión que el término “terapia”
pudiera conllevar por la falta de la comprensión del mismo, mejor se le denomine con un nombre
más “amigable” como por ejemplo: programa de medios de juego, consultoría con juguetes,
crecimiento emocional a través del juego, etc.

Asimismo dadas las dificultades para encontrar lugar dentro de las escuelas se considera que la
terapia de juego puede llevarse a cabo en cualquier lugar que cumpla con la condición de que haya
suficiente espacio y privacidad. Procurando realizar el máximo esfuerzo por mantener la
confidencialidad. Y cuando esto no resulte posible, habrá de informarse al niño sobre la posibilidad
de ser escuchado o visto por otras personas.

En relación a los materiales se destaca que unos cuantos bien seleccionados pueden propiciar que
el niño tenga la oportunidad de externar los sentimientos o dificultades que están aconteciéndole.
Por ello pueden utilizarse: crayones, papel periódico, tijeras despuntadas, biberón, navaja de goma,
muñeca, “Play-Doh”, pistola de dardos, esposas, soldados, latas vacías de comida, platitos de
plástico, avión, carro, teléfono, títeres, familias de muñecos, caja de cartón con habitaciones,
muebles para casa de muñecas, máscara, pelota “Nerf”, palitos de paleta, gorra o sombrero,
cartones de huevo, entre otros. Destacándose que estos materiales pueden ser almacenados y
cuando no sea posibles pueden ser transportados en un costal o bolsa.

Entre las consideraciones especiales de la aplicación de la terapia de juego en el contexto escolar se


destaca la importancia de informar al personal de la escuela en qué consiste esta terapia, cómo
ayuda a los niños, cómo contribuye al alcance de los objetivos educativos, qué es en realidad y qué
se puede esperar de ella. De igual forma entre otras recomendaciones se encuentran que:

 El salón de juego debe estar lo más lejos posible de su salón y de las oficinas administrativas.
 Las sesiones sean de 30 minutos en lugar de 50.
 Se consulte a profesores sobre el horario de las sesiones.
 Se consideren alumnos de grados más avanzados para acompañar al niño al aula de juegos.
 Se establezcan más límites sobre la conducta del niño en comparación con lo requerido en
un espacio clínico (por la menor tolerancia al ruido en las escuelas).
 Se programe un horario de sesiones cortas por las tardes, para aquellos padres que no
puedan asistir con sus hijos a las sesiones.
 Algunos niños podrían programarse en sesiones de 10 a 15 minutos dos veces por semana
si no necesitan una relación intensa con el terapeuta.
 Algunos casos de fobia social podrían beneficiarse más con una sesión de 5 a 10 minutos en
el salón de juego cada mañana.
 Se anticipe a los niños sobre la ruptura en su rutina, y, en caso de terminación prematura
de casos graves debido a vacaciones, explorar con sus padres la posibilidad de canalizarles
a otro lugar.
 No se programe un caso nuevo la semana anterior a una festividad.
 Se evite programar un caso nuevo las tres últimas semanas de clases a menos que sea
posible ver al niño dos o tres veces por semana.

Finalmente, Landreth (1988) considera que “debido a la relación única” del orientador, psicólogo
escolar o trabajadora social “podrá compartir introspecciones y conocimientos con el maestro y con
otros miembros del equipo interdisciplinario en una forma concreta sin violar la confidencialidad
del niño” (p. 190). O mejor dicho, el terapeuta de juego es “alguien que intenta crear una actitud
terapéutica a lo largo del sistema escolar a través de su compartir íntimo que ayuda a que los
maestros desarrollen actitudes más terapéuticas hacia todos los alumnos” (Alexander, 1964 citado
por Landreth, 1988).

Bibliografía
Landreth G., (1988). Terapia de juego en escenarios de escuelas primarias. E n Shaefer Ch.E. y
O´Connor K.J. (Coords.). Manual de terapia de juego. Volumen 1. México: Manual Moderno.

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