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Escansión - Textos de J. Lacan, J. A. Miller, D. Rabinovich, J. C. Cosentino y Otros PDF
Escansión - Textos de J. Lacan, J. A. Miller, D. Rabinovich, J. C. Cosentino y Otros PDF
Escansión - Textos de J. Lacan, J. A. Miller, D. Rabinovich, J. C. Cosentino y Otros PDF
NUEVA SERIE
PUBLICACION PSICOANALITICA
LA ESCUELA • • • • •
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TEXTOS INSTITUCIONALES
DE ACQUES ACAN
J
L
1
MANANTIAL
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¡¡¡¡ L¡¡¡¡ C¡¡¡¡ A M
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¡¡¡¡ ¡¡¡¡ FREUDI AN O EN L A ARGENTINA
ESCANSION
NUEVA SERIE
iliblinttca iigital
FUENTES
TRADUCCJON
ISBN 950-9515-39-6
MANAN11AL
ESCANSION
NUEVA SERIE
INDICE
5 PRESENTACION
8 Acta de fundación.
11 Nota acUunta.
14 Preámbulo.
17 Para el Anuario.
18 Carta de disolución.
20 Un otro falta.
22 Carta al diario Le Monde.
22 Decolaje o despegue de la Escuela.
25 El señor A
29 Carta para la Causa freudiana.
30 Primera carta del foro.
30 Segunda carta del foro.
ESTUDIOS FHEUDIANOS
CONTRIBUCIONES
TRAYECTORIAS PSICOANALITICAS
CASOS CLINICOS
CONSEJO INSTITUCIONAL
CONSEJO ASESOR
COMITE EDITORIAL
NOTA ADJUNTA
PREAMBULO
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El texto de este seminario apareció en Le Monde del 26 de enero de 1980, prece
dido de la nota siguiente.
22 JAC{�UES LACAN
24 de enero de 1980
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Paso a los otros que, este trabajo, no tienen que hacerlo, por no
haber sido de mi Escuela- sin que se pueda decir que ésta no los ha
ya intoxicado.
Con ellos, sin demora, lanzo la Causa freudiana - y restauro en su
favor el órgano de base tomado de la fundación de la Escuela, o séa el
cartel. cuya formalización, tomando en cuenta la experiencia, afino.
24 JACQUES LACAN
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ELSEÑOR A.
18 de marzo de 1980
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26 JACQUES LACAN
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l . Otros tres consejeros nombrados por Jacques Lacan renunciaron antes de cele
brarse el foro.
2. Ex responsables de la EFP habían anunciado la creación de un "Centro de estu
dios".
3. Las Actas de este foro fueron publicadas por la Escuela de la Causa frcudiana.
ESCENAS SEXUALES INFANTILES
Representación auxiliar
Manuscrito K
NOTAS
5. "Entre creer ahi, en el sintoma, o creerle •.. hace la diferencia entre la neurosis y
la psicosis. En la psicosis, las voces, no solamente el sujeto cree ahi, sino les cree". J.
Lacan, El Seminario, Libro XXI, RSI, Ornicar?, Le Graphe, Paris, 1975, pág. 1 10.
6. J. Lacan, El Seminario, Libro XI, Los cuatro conceptos fundamentales del
psicoanálisis, Paldós, Bs. As., 1 986, pág. 246.
7. S. Freud, 271 Conferencia, "La transferencia", A. E., XVI, 404; S. A, 1, 4 15.
8. S. Freud, Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa. A E. , Ill,
163; G. W., l. 379.
9. S. Freud, Sobre las teorías sexuales infantiles, A. E., IX, 190 y 189; S. A., V, 174
y 173.
10. J. l..acan, "El acto psicoanalítico", en Reseñas de enseñanza. Manantial, Bs. As.,
1984, págs. 52-53.
1 1 . S. Freud, 94 Conferencia, "La censura onirica", A E., XV, 1 35; S. A., 1, 1 58.
1 2. S. Freud, El uso de la interpretación de los sueños en el psicoanálisis, A. E., Xll ,
90, S. A., V.c., 1 54.
1 3. "Los restos diurnos ... toman algo prestado del Ice cuando logran participar en la
formación de sueño, vale decir: la fuerza pulslonante (die TriebkrcifQ de que dispone el
deseo reprimido" o "las excitaciones de deseo que provienen del Ice". De todas maneras
esta diferencia que se Insinúa entre la fuer¿a pulslonante y el deseo Inconsciente no se
conecta con la falla del sueño. En el capitulo VII aún el sueño es "el sustituto (Ersatz)
de la escena Infantil (der infantilen Szene), alterado por transferencia a lo reciente. La
escena Infantil no puede Imponer su renovación; debe conformarse con regresar como
sueño". S. Freud, La interpretación de los sueños, A. E., V, 556, 547 y 540; S. A., Il,
537, 529 y 522.
14. Tanto la "imagen sensorial" (ob. cit., A. E., V, 537; S. A., II, 5 1 9) -diferenciable
de la "Imagen sensorial de percepción" donde "la Investidura se conserva en el sistema
mnémlco" (El yo y el ello, A. E., XIX, 22; S. A., I I I , 289)- como las "investiduras
visuales" (ob. cit., A. E., V, 565; S. A., ll, 546) -la atracción que ejercen grupos
mnémlcos que en parte extsten sólo como esas Investiduras visuales- conducen, en las
perturbaciones de la función del sueño, a ese borde donde se anudan, sobre fondo de
angustia, imaginario y real. Se trata, desde la 29• Conferencia, de la Inclusión de la
pulslón emergente de la fijación traumática en la falla del sueño, allí donde el
escenario Imaginario del mismo ofrece un marco que sólo deja entrever "lo visto"
freudiano. En el sueño del "Hombre de los lobos" la Inclusión de lo sensorial, no sin
imaginario, sostiene la transposición del estado de detención fascinada u horrorizada
del sujeto, O<:ultando con angustia, lo que en la escena lo mira. La Imagen de los lobos,
como Imagen-sensorial, vela e Incluye la mirada, mientras la cadena asociativa está
allí enmarcando ese elemento no sustituible. El ombligo del sueño, en cambio,
conduce a otro borde donde se anudan real y simbólico: lo Imposible de decir (J.
Lacan, "Respuesta a una pregunta de M. Rltter", en Lettres de l'Ecole, 1 8, Paris, 1976).
En las perturbaciones menores de la función del sueño la puesta en escena, como
señala C. Soler ("Acerca del sueño", en Finales de análisis, Manantial, Bs. As., 1988,
pág. 80), "con su posibilidad de hacer aparecer o desaparecer de Improviso ... , se presta
a convocar el más allá . . . de la realidad". no sin ese marco que ofrece el escenario
imaginario del sueño.
1 5. J. Lacan, El Seminario, Libro X, I..a angustia, 19-XII-62 y 29-V-63, inédito.
16. J . C. Cosentino, "Fantasma, sueño, visión y alucinación", en Psicosis, Tomo U,
Tekné, Bs. As., 1 988.
1 7. S. Freud, Construcciones en el análisis, A. E., XXIII, 267-8; S. A., V.c., 403-4.
EL CARACTER EN lA OBRA FREUDIANA:
ALGUNAS CONCLUSIONES CUNICAS
Diana S. Rabtnovtch
Primera parte
rables por haber sido olvidada su verdadera base y su origen histórico. "[Las
. itálicas son nuestras.(2 A continuación da diversos ejemplos, entre los que
puede señalarse el del hombre ligado a su madre, etc.
El segundo efecto consiste en la falta de recuerdo, en la no repetición de
elemento alguno del trauma, el cual produce reacciones defensivas como las
evitaciones que, a criterio de Freud, pueden repartirse en una amplia gama
que abarca desde la inhibición hasta la fobia, considerada esta última en un
sentido descriptivo, que también hacen un aporte importante a la formación
EL CARAClER EN LA OBRA FREUDIANA 41
del carácter. Concluye entonces que dos efectos uno negativo y otro positivo
del trauma, el uno 'como restricciones en el yo y el otro como repetición acti
va de los rasgos de carácter, hacen su aporte a la formación del mismo. Sin
embargo, ambos son incluidos globalmente bajo la denominación de rasgos
de carácter.3
De este modo, los síntomas, las restricciones del yo y los rasgos de carác
ter -<:amo cambios estables del mismo- comparten un Unte compulsivo, rela�
clonado explícitamente por Freud con el predominio de la compulsión a la re�
petición y de la realidad psíquica y diferenciados, de manera igualmente ex
plicita, de h1 compulsión propia de la neurosis obsesiva. Son indicadores de
ese factor misterioso de resistencia al análisis, la fijación.
Estas tres formaciones -síntomas, restricciones del yo y cambios estables
de carácter- son denominados por Freud de manera conjunta como Mcicatri
ces del yo". 4 La idea de cicatriz, enfatizada por Lacan en diversos contextos
en su articulación con la marca significante, muestra aquí netamente su rai
gambre freudiana, dado que en Lacan la marca es Inseparable de la repetl
ción.s
Esta cicatriz del yo, punto en que la defensa hace marca, retoma pues
una de la dimensiones de la memoria inconsciente tal como aparece en el ca
pitulo VII, la cual permanecerá constante en la obra freudiana y tiene toda
su importancia para la delimitación del concepto psicoanalitlco de carácter.
Dicho concepto implica dos grandes articuladores teóricos que al ser confun
didos han generado una confusión notable, sobre todo en lo tocante a la
práctica analítica.
El articulo, ya clásico, en el que Freud introduce una concepción psicoa
nalítica del carácter es El carácter y el erotismo anal, articulo de 1 907- 1 908,6
y por ende cercano a Tres ensayos para una teoría sexual. Describe allí los
tres, luego famosos. rasgos de carácter que son modificaciones de la pulsión
anal: la parsimonia, el orden y la limpieza. Encontramos en este articulo la
primera fuente pulsional parcial claramente definida del carácter, la anal. Se
trata, retomando el término del que gustaba Freud, de un impulso libidinal
que se muda en rasgos de carácter frente a los "diques" impuestos por la de
fensa.
Existe, sin embargo, un segundo articulador del carácter, a menudo des
cuidado o no diferenciado del anterior, que lo enmarca en el contexto del
complejo de Edipo y del complejo de castración.
El primero predomina desde 1 905 hasta el final del recorrido freudiano; el
aegundo se hace presente más tardíamente y es solidario e inseparable de la
,teoria de la identificación freudiana. De esta manera la teorla freudiana del
carácter surge como solidaria de los destinos del objeto, ya sea a nivel de la
pulsión, del deseo o del Ideal, objetos todos confundidos en uno en la marea
posfreudiana.
en que se forma. a partir de las pulsiones parciales, la forma final del carác
ter; los rasgos de carácter permanentes son o bien una prolongación sin
cambios de las pulsiones originales o bien una sublimación de dichas pulsio
nes o bien una formación reactiva contra ellas."J2
Tenemos ya trazadas las líneas fundamentales del concepto psicoanalítico
de carácter, líneas cuya nitidez misma asombra. Perdura, y se lo vuelve a en
contrar en textos de los años 1 9 1 7- 1 9 1 8, siendo la pregunta central que arti
cula esta formulación ¿qué vuelve necesaria esta conexión?, ¿por qué existe
una relación necesaria entre una zona erógena o una etapa ltbidinal y un
grupo estable de rasgos de carácter, ya sean estos producto de la sublima
ción o de la formación reactiva, de los diques frente a la moralidad?
Esto no impide que en dos artículos anteriores a los Tres ensayos. . .. de
1 903 y 1 904. Freud utilice el término carácter en el sentido más convencio
nal propio de su época. Vemos pues que la definición psicoanalitica sLrictu
44 DIANA S. RABINOVICH
b) Carácter y síntoma
loga al síntoma, pero no idéntica a él. Reaparece aquí una vez más el énfasis
de Freud en la dimensión resistencial del carácter entendido psicoanalítica
mente.
El carácter se presenta pues como un síntoma que no es tal y como una
sublimación que no es tal. ¿Cuál es su estatuto entonces? La respuesta sim
ple y obvia es: se trata de una formación reactiva. Pero, ¿en tanto que satis
facción sustitutiva, qué la distingue en particular de las otras dos satisfac
ciones. la del síntoma y la sublimatoria? Conviene no perderse en los labe
rintos de las reflexiones posfreudianas entre catexias y contracatexias de ca
da uno de los mecanismos en juego, represión. sublimación y formación re- .
activa. Algo de la satisfacción propia del carácter parece escapar tanto al sín
toma como a la sublimación. Freud nos brinda una pista en su texto funda
mental sobre el fantasma "Un niño es pegado" de 1 919.
E n l a presentación misma del tema, refiriéndose a l a fantasía autoerótica
"un niño es pegado", tercer tiempo, a la que considera una fl.jación de un
componente parcial de la pulsión y, por lo tanto, un "rasgo primario de per
versión", plantea una vez más la tríada clásica de destinos de este "rasgo pri
mario de perversión": "Sabemos que una perversión infantil de esta índole no
necesita persistir a lo largo de toda la vida; más adelante puede ser sometida
a la represión, reemplazada por una formación reactiva o ser transformada
por sublimación. "22
Examinando el segundo tiempo masoquista del fantasma, reprimido pri
mariamente, perdido para siempre, aquel que sólo se puede construir, no
sorprende que agregue: "( ... ) no sólo continúa operando ( ... ) sino que pode
mos detectar sus efectos sobre el carácter, derivados directamente de su for
mación inconsciente. Las personas que albergan fantasías de esta índole de
sarrollan una especial susceptibilidad e irritabilidad hacia cualquiera que
pueda ser incluido por ellos en la clase de los padres. Una persona así los
ofende con sum.afacilidad y de este modo (a su propio costo y pesar) reprodu·
cen la situación imaginada de ser pegado por el padre. " (Las itálicas son nues
tras.] 23
Ambas citas aportan lo suyo a nuestro problema, aunque se deje de lado
por el momento el componente edípico. Primero, se reitera la relación entre
carácter y satisfacción autoerótica, entre carácter y la perversión polimorfa
como rasgo distintivo de la sexualidad infantil, no siendo aquí la referencia la
perversión como estructura clínica, y entre carácter y formación reactiva. Se-
1�1. CAHAC'IEH 1-:N I..A OBRA FHEUDIANA 47
Patrick Valas
Primera parte
Apartado 1
Antes de los trabajos alemanes de los años 1 860- 1 870, la patología sexual
reconocida se resumía a trastornos del comportamiento suficientemente im
portantes como para exigir la inteJVención del alienista, con una meta esen
cialmente médico-legal.
50 PATRICK VAU\S
Apartado 11
DE LA BESTIALIDAD A LA SUBJETIVIDAD
1 895- 1 905
yecto. . .
Desde e l comienzo, entonces. Freud está incluido e n el movimiento d e
una elaboración d e l a subjetividad a partir del descubrimiento del incons
ciente. Lo que él llama su Mficción del aparato psíquico" ya está todo lo lejos
posible de toda perspectiva genética, con lo que ésta implicaría de madura
ción instintiva. No se trata entonces de decir que Freud busca engancharse
con el cientificismo de la época por el camino de lo que habria recibido de
Brucke, consagrándose en él a un estudio de la anatomía y la fisiologia ce
rebral.
Al respecto, se dieron cuenta en 1 946, con el descubrimiento del manus
crito del Proyecto que Freud ya había descubierto la sinapsis con los prin
...•
cipios generales de su fun cionamiento. Pero ésta sólo le sirve como su aporte
anatómico, metafórico de ese otro lugar del aparato psíquico. en compara
ción con las imágenes dadas por los aparatos ópticos, tal como lo escribe en
La ciencia de los sueños.
Pues Freud siempre sostuvo el arraigamiento profundo del psiquismo en
lo biológico, pero en una relación de hiancia y no de confusión.
En lo que concierne a la concepción de las perversiones, ella seguirá en la
misma pendiente lógica que su obra. Freud las delimitará poco a poco de las
nociones instintivas confusas para darles una estructura específica, diferen
te de la estructura de la neurosis y de la psicosis.
Apartado 111
La homosexualidad (o inversión)
Ella se caracteriza por una inversión en la elección del objeto sexual que
se vuelve un partenaire del mismo sexo. Existen varios tipos de inversiones,.
ocasional, anfigena o absoluta,3s que constituyen una serie continua de va
riaciones y se determinan en el curso del desarrollo, en función de los facto
res innatos u ocasionales que hayan acarreado problemas en el curso del de
sarrollo normal. Freud elimina pues la tesis degenerativa (incluso en el senti
do de Magnan , en el que se puede hablar de degeneración incluso cuando el
funcionamiento del sistema nervioso central es perfecto) . Por otra parte, si el
carácter congénito o adquirido no agota el tema, Freud describe: "Retenga
mos empero dos ideas para nuestra explicación de la inversión: primero, nos
es necesario tomar en cuenta una disposición bisexual; pero no sabemos
cuál es su sustrato anatómico (el hermafroditismo biológico y el hermafrodi
tismo psíquico no se recubren). Vemos luego que· se trata de perturbaciones
que modifican la pulslón sexual en su desarrollo".39
En lo referente al objeto sexual, Freud precisa que la aberración no debe
ser definida a partir de él. Este es un descubrimiento profundamente nuevo,
cuya resonancia se ejercerá a lo largo de su obra, hasta encontrar su solu
ción cuando diferenciará el objeto en la pulsión y el objeto en el amor (esta
distinción encontrará sus primeros lineamientos con la teoria de la libido tal
como es elaborada en Introducción del narcisismo en 1 9 1 4) .
FHEUD Y lA PERVERSIO N 57
substitución del fetiche por el objeto." 45 (Estos temas serán ampliamente re
tomados y desarrolládos más adelante).
Por otro lado, el sujeto puede ser desviado de la meta sexual normal por la
intensidad del placer obtenido en los preliminares (también pueden interve
nir otros factores: impotencia, lo valioso del objeto sexual, peligros atribuidos
al acto sexual normal), a los cuales queda fijado. �En todo caso, tocar y mirar
el objeto es normal, sólo se vuelven perversión si el placer de ver, por ejem
plo, se limita exclusivamente a las partes genitales; -cuando no conoce el as
co (voyeur de las funciones de defecación); -cuando en lugar de preparar el
acto normal desvía de él. "46
Freud señala el interés de esas perversiones que son el voyeurismo y el ex
hibicionismo, en las que la meta sexual puede manifestarse bajo una forma
doble activa y pasiva.47 El pudor seria el dique a estas perversiones. El hecho
de haber revelado este rasgo lleva a Freud a estudiar lo que considera como
las perversiones cardinales, el sadismo y el masoquismo. 48
El sadismo "no sería más que un desarrollo excesivo del componente agresi
vo de la pulsión sexual".49 Querer hacer sufrir al objeto sexual es querer domi
narlo más allá de la seducción. Esta perversión se manifiesta de modo activo.
El masoquismo, que seria su opuesto, una forma pasiva de expresión de
la tendencia sexual, no es considerado por Freud como una perversión pri
maria, sino como el retorno del sadismo sobre el sujeto, quien ocupa enton
ces el lugar del objeto sexual en la satisfacción que experimenta por el sufri
miento infligido por el partenaire amado.
Freud da un lugar especial a estas perversiones, pues "( . . . ) la actividad y
la pasividad que forman sus caracteres fundamentales y opuestos son cons
titutivas de la vida sexual en general".so Lo más interesante aquí es que
Freud considera que un sádico es siempre un masoquista. pues la dominan
cia de lo activo o lo pasivo sólo puede caracterizar la actividad sexual que
prevalece.
En consecuencia, el sado-masoquismo no puede explicarse por el sólo ele
mento de agresión, y debe ser remitido a la expresión de la bisexualidad que
el psicoanálisis reemplaza frecuentemente por la oposición activo/pasivo. ·
dato simple, sino que está formada por diversos componentes que se diso
cian en el marco de las perversiones�.53 Además, la noción de la disposición
cuasi-general a la perversión obligará a Freud a distinguir. de manera más
precisa. las psiconeurosis de las perversiones. mientras que. en el plano fe
nomenológico, su observación puede acarrear las mayores confusiones.
Vimos que en su desarrollo normal. la pulsión sexual encuentra fuer/.as
inhibidoras, (asco. moral. educación) que trazan las vías de su desarrollo
normal. Por razones múltiples. vinculadas con factores constitucionales y
con causas externas, su desarrollo puede verse obstaculizado y conducir a
desviaciones cuyas variaciones engendran específicamente neurosis, psicosis
o perversión.
De manera general. la neurosis se caracteriza por � ( . . . ) una represión se
xual que supera la medida normal ( . . . )�,54 la cual afecta, no la � ( . . . ) pulsión
normal en su conj unto, sino uno de sus componentes. anormal, de suerte tal
que los síntomas se constituyen por conversión de un componente reprimido
que es así alejado de la conciencia". ss
De este modo pues, la sexualidad de las neurosis es doble y manifiesta;
por un lado, todas las variaciones de una vida sexual normal y. por otro, to
das las desviaciones de una vida sexual mórbida.
Freud escribe un poco más adelante que: -los fantasmas inconscientes de
los histéricos que se descubren detrás de los síntomas. reprimidos. sólo pue
den encontrar su expresión en actos "imaginarlos o reales"; -los temores deli-
60 PATRICK VALAS
rantes de los paranoicos son proyectados sobre los otros con un sentido hos
til; -los fantasmas conscientes del perverso, en ciertas condiciones favora
bles, pueden transformarse en conductas organizadas.
Todas estas formaciones coinciden hasta en su más mínimo detalle, sin
embargo la célebre fórmula de Freud, ya propuesta en el caso Dora. según la
cual "la neurosis es por así decirlo el negativo de la perversión"56 debe ser
comprendida por un lado a nivel del comportamiento -pero ésta es sin duda
la argumentación que prueba menos, aunque Freud la haya mantenido hasta
el final de su obra- y. por otra, a nivel tópico es la más rica en promesas, la
más fecunda en el plano conceptual: el fantasma perverso es inconsciente en
·
pulsiones parciales con las que se relacionan, sino a nivel del fantasma, tópi
ca, aunque no formalmente, diferente como lo hemos visto precedentemente.
Para concluir este primer ensayo. Freud escribe: "La disposición a la per
versión no es algo raro y excepcional. sino que es parte integrante de la cons
titución normal" . oo
Tratará ahora de dedicarse a "( . . . ) desbrozar la red de influencias que de
terminan la evolución de la sexualidad infantil hasta su culminación ya sea
en la perversión, en la neurosis o, finalmente, en la Vida normal".6 1
JACQUES I...ACAN
Dos preguntas
creciente que permite una mejor comprensión del mundo externo, lo que a
su vez disminuye las ansiedades depresivas y reduce los procesos disocíati
vos del yo.
Este concepto, a pesar de su importancia, es sumamente impreciso, y su
uso es equivoco. Según sus propios usuarios, �el término insight está entre
las oscuridades que son de lu mayor importancia clínica y que causan mayor
confusión" . 1 2
Una respuesta
L. era una mujer joven, tenía un hijo y estaba separada de su primer ma
rido. Al cabo de un análisis de varios años se puede decir que L. ya no pade
cía sus síntomas. No tenían vigencia los motivos por los cuales babia .inicia
do su análisis, aunque tampoco había realizado su anhelo de volver a com
partir su vida con un hombre. Puedo afirmar que había construido y recorri
do largamente su fantasma, aunque no podía ubicar los momentos de atra
vesamiento del mismo. Pero L. había llegado a saber de las condiciones de su
goce, de sus medios para lidiar con el A. Sin embargo, aparentemente no es
taba aún en juego el final de su análisis.
Próxima a unas vacaciones L. me habla de su proyecto de irse a vivir por
un tiempo a otro país con un buen contrato de trabajo y me pide aumentar
el número de sesiones para apresurar su análisis.
Acepto este pedido y en determinado momento le digo que no necesita irse
para irse de su análisis. El proyecto no se realiza y a la vuelta de las vacacio
nes (marzo) ya no se iba del país y me pide volver al ritmo habitual de sesio
nes. Esta vez no acepto el pedido. Era claro que si el número de sesiones sig
nificaba la posibilidad o no de un punto final, reducirlas en ese momento era
convalidar la eternización de su análisis.
Un par de meses después L. me propuso terminar su análisis a fin de año.
SOURE EL FINAL DE ANALISIS 73
Creo que se puede considerar este material como una presencia en la clí
nica de la estructura con la que Lacan define el final de análisis: destitución
subjetiva, caída del sujeto supuesto saber y su reducción a objeto a como de
secho.
L. ya no esperaba que un SSS respondiese a sus preguntas, no las había.
Hacía tiempo que el lazo analítico había dejado de sostenerse en el SSS. Lo
inesperado para ella era el destino que había resenrado al SSS.
Así dice: "no es tan importante . . . pero fue tan importante". Y aunque yo
intento amortiguar el golpe de la degradacíón23 que se anuncia, dirigiendo
sus asociaciones hacia un happy end: "Pero, ¡¿cómo qué le dio el análisis?!
¡Acuérdese de sus lúcidas palabras del otro día!", la verdad se impone.
Un cuento para niños en el que la rana no se transforma en príncipe. re
vela a qué ha quedado reducido el SSS. Despojada de sus vestiduras narci
sistas, la última encarnación del analista deja al desnudo al objeto a, instru
mento ya inútil y fastidioso de un rescate que llegó a su fin. No más que eso.
Y la risa de L. confirma que de esto ella se ha dado cuenta. También en este
punto ha conquistado una verdad incurable. Tal como hemos visto en el re
corrido teórico, la pérdida del objeto es realizada en otra parte, en el nivel del
deser del SSS, y al final es el analista el que da cuerpo a lo que ese sujeto de
viene bajo la forma de objeto a.
En este punto la teoria lacaniana y kleiniana se aproximan. Para esta últi
ma, también al final del análisis se encuentra la pérdida del objeto. Desde
74 DIANA E11NGER DE ALVAREZ
lógica, pero, como es obvio, esto no cierra la cuestión, como no la cerró para
Lacan, quien en varias oportunidades, aunque mantuvo vigente dicha lógica,
se volvió a preguntar por el final del análisis mismo. Hasta el término de su
obra.
NOTAS
Luis Erneta
¡Abrevia! En el Juicio Final eso no es más que un pedo.
GOErnE
Jacques-Alain Miller
•
Ma!tresse, femenino de maitre: significa "amo" y "maestro" y también "amante".
La aparición del término es frecuente en el artículo, y en empleos que conjugan esos
significados. El lector debe tenerlo presente pues en castellano no hay un único térmi
no válido para todos los significados. (N. de T.)
MICROSCOPIA 85
que, al fin y al cabo, no era más que mi lectura, dejando abiertas las otras.
Sin decir nada, volvió a abrir su estilográfica y, siempre de pie, escribió esta
frase: -Aquel que me Interroga sabe también leerme".
ELLA. - ¡Se habrá sentido usted muy orgulloso!
YO. - Quedé emocionado, y sorprendido. También tuve que cargar con
ella, pues no me significó solamente amigos. Sin embargo, no la tomé sólo
para mí; y tampoco cuando, siete años después, él me designó como el
al-menos-uno para leerlo. Esto implicaba hacer de mi un ejemplo, sin duda,
la prueba viviente de que el conjunto de sus lectores no estaba vacío, un tes
tigo, pues, como le decía. Pero no significaba que yo fuera el único. Y fijese
que, aquí, no se me nombra; por qué no entenderlo asl: ¿interrogarlo, es sa
ber leerlo? Esto también vale para usted. Aquí se requiere un saber leer. pero
no pasa por ningún sí, pasa por la pregunta.
ELLA. - ¿Acá, hay que decir sí?
YO. - Sí.
• • •
ELLA. - Pues bien, tomo entonces este libro que, por más pequeño que
sea, demanda un saber-leer nada más que para él, y leo. Voy a mostrarle de
inmediato lo que no funciona, ya en el primer párrafo, Yo digo siempre la
verdad. De acuerdo, pero sólo contamos con su palabra para creerle.
YO. - ¡Exactamente!
ELLA. - ¿Es cierto que dice siempre la verdad? ¿Cómo saberlo? Hay que
prestarle confianza . . .
YO. - ¡Así es!
ELLA. - ciegamente, y esto no coincide con el espíritu de libre examen
.••
•
En fr.: "la vérité tient au réel". Traducción inevitablemente aproximativa, ya que no
hay verbo castellano cuyos elementos sémicos coincidan en número y cualidad con este
peculiar empleo de la forma tenir a. "Concernir" se ajusta a buena parte de ellos, deja
perder algunos otros y, según el contexto, podña sumarles, incluso, otros más; pero en
tendemos que, en lo esencial, transmite adecuadamente el sentido de la frase. (N. de T.)
MICROSCOPIA 89
al enunciado que dice las cosas como son, y falso al que dice las cosas como
no son. Y de ahí no me muevo.
YO. - No sé si el buen sentido es eso, pero "las cosas como sonft viene di
rectamente de Wittgenstein y su Tractatus. Conoce usted la memorable con
clusión: "Lo que no se puede decir, hay que callarloft. Esto es lo que no fun
ciona en psicoanálisis. cuya ética es absolutamente contraria pues precisa
mente se debe hablar de lo que no se puede decir, y es entonces cuando se
siente que las palabras para decirlo todo faltan. Aquí es necesario fijar un
punto pues de lo contrario no podremos seguir entendiéndonos: lo que se di
ce no se tiene que medir por lo que es.
ELLA. - Repítame eso. Creo haber comprendido que usted no admite reali
dad exterior al lenguaje, y. si es así, pues bien, buenas noches, lo dejo con
sus divagaciones.
YO. - Sin embargo podernos perfectamente, mediante algo que no es mi
divagación sino un método metafisico, poner en suspenso la creencia en esa
realidad exterior en provecho de otra completamente interior, y que es el co
gito de Descartes. Y precisamente sobre el cogito, residuo de ese desastre hi
perbólico, inventó Lacan la idea de fundar el sujeto al que se aplica el psico
análisis; sí, el sujeto del inconsciente. Pero todavía no hemos llegado hasta
ahí, y para responderle invoco esta vez a Freud y su práctica. Recordará us
ted que, enfrentado con su hombre de los lobos, Freud se esforzaba por ha
cer coincidir los dichos con los hechos: en efecto, quería establecer lo que las
·
cosas eran y determinar, en la realidad exterior, la escena primaria en la que
veía justamente lo que su paciente no podía decir. ¿Pero no está probado
acaso que renunció a este método? ¿Y que desde entonces ningún analista
recurre a él? ¿Que la verificación, si es que hay verificación en el análisis, es
interior a los dichos? Por eso decimos que la palabra puesta en juego en la
experiencia originada en Freud no tiene exterior.
ELLA. - Entonces es muy sencillo, ¡se puede decir cualquier cosa!
YO. - La experiencia analítica no tiene otro principio que ése. Es lo que
Freud llamó asociación libre. ¡Decir todo! Lo que se verifica aquí, a la inver
sa, es que ·no lo conseguimos". Actúa una lógica que lo impide. Este es el
sentido mismo, me atreveria a decir, del inconsciente. Y es lo que condujo a
Freud a hablar, en Inhibición, síntoma y angustia. de una represión originaria
imposible de levantar como tal. Aquí no hay simplemente Impotencia, hay
imposibilidad. La impotencia, usted la siente; la imposibilidad se deduce; es
todo el camino de un análisis. Y precisamente cuando se encuentra usted
con lo imposible, se encuentra con la realidad; no con la realidad "exterior"
-pongo comillas-. sino con una realidad en cierto modo interior al discurso,
que resulta de sus impasses. En su lenguaje, Lacan llama a esta realidad de
impasse lo "real". Vayamos hasta ahí con él: lo real es lo imposible. Cuando
el discurso choca, tropieza y no puede seguir adelante, se encuentra con un
"no hay", y esto, por su lógica propia, pues bien, es lo real. Según la antigua
definición. la verdad concierne a lo real como adequatio rei intelleclus, ade
cuación de la cosa al intelecto. Pero si la verdad no es eso, si la verdad no es
la exactitud. entonces o bien no concierne a ningún real, o bien sólo concier
ne a él por lo imposible-de-decir.
ELLA. - Este "real" de Lacan que uno no puede decir, pero del que debe
hablar, ¿no es lo que Freud llamaba simplemente "trauma"?
YO. - Lo real de Lacan es siempre traumático; es un agujero [lrou] en el
92 JACQUES-ALAIN MIILER
debe suponer al público? Lacan plantea la cuestión algo más adelante. Y res
ponde que, por su parte él habla a los que conocen del asunto, a los cognos
centi.
ELLA. - Y a mí me parece que por lo menos en la televisión, que llega al
gran público, tendría que haber hablado a los que no conocían del asunto.
No sólo no les habla sino que los injuria, llamándolos. llamándonos, idiotas.
Es una actitud altanera, despreciativa, antipedagógica y. para decirlo todo,
no democrática.
YO. - Esa actitud es mucho más compleja de lo que usted dice. Sin duda
no es aquí la mía.
ELLA. - ¡Sí, usted, ¿no es cierto?, usted dialoga con una idiota!
YO. - ¡No. yo dialogo con la verdad!
ELLA. - ¿Yo soy la verdad?
YO. - ¡Al menos, mientras esté disconforme conmigo! Usted busca la ftsu-
MICROSCOPIA 93
ra del saber que yo le aporto, yo trabajo para usted y usted me hace trope
zar: ¡nunca es eso! Así que tengo que decir las cosas de nuevo. Pero en fin.
su argumento me toca. ¿A quién cree que se refiere Lacan cuando dice que le
sugirieron la idea de hablar para que unos idiotas me comprendan?
ELLA. - ¿A usted?
YO. - Estoy convencido.
ELLA. - Debe de saber muy bien si lo hizo.
YO. - Oh. no creo haberlo hecho. Lo cual no impide que Lacan lo haya pen
sado, y me haya devuelto esa.. . interpretación. La verdad es que lo que yo
quise, y lo declaro más adelante, fue plantearle las preguntas más tnsig
nijkantes. Hubiese querido, lo confieso -yo también digo siempre la verdad
que él aprovechara la ocasión para exponer su doctrina en forma popular. Mi
referencia estaba. lo está siempre, en las Luces. Y también lo eran para La
can. pero a su manera. El "cualquier hijo de vecino". el interlocutor culto que
representa a la humanidad reducida a lo racional, ése que es. en suma, el
que se supone sabe pensar. como dice Kant. por cualquier otro, es el idiota.
Ese hombre universal es en realidad Idios. que en griego significa "particular".
Diderot es más listo cuando toma por interlocutor al Sobrino de Rameau, el
más singular de los hombres. y cuando en el reparto se concede a sí mismo el
sentido común. ¿Qué pasa si usted hace su Otro con aquel que no conoce del
asunto? Porque, de acuerdo con nuestras convenciones iniciales. es de él de
quien recibe el mensaje que emite usted misma en su dirección; usted no va a
valer más ni le enseñará nada a nadie, contrariamente a lo que cree. Conse
guirá únicamente esto: que la comprendan los idiotas.
ELLA. - ¡Pues bien, ya es algo!
YO. - Hacerse comprender no es enseñar. es lo inverso. No se comprende
sino lo que ya se cree saber. Más exactamente, nunca se comprende otra co
sa que un sentido cuya satisfacción ya se ha experimentado. lo mismo que la
tranquilidad que aporta. Se lo diré de una manera que no podrá comprender:
uno nunca comprende otra cosa que sus fantasmas. Y nunca somos enseña
dos por otra cosa que por aquello que no comprendemos: el sinsentido. SI el
psicoanalista deja en suspenso su comprensión de lo que usted dice, enton
ces tendrá usted la posibilidad de dejar en suspenso también la suya, y a
partir de esto se enseñará a usted misma: precisamente a medida que se
despegue de sus fantasmas.
ELLA. - ¿Y a pesar de todo esto incitó usted primero a Lacan a hacer di
vulgación, hasta que se rectificó?
YO. - No es así como sucedieron las cosas. Y a pesar de lo que parece a
primera vista. ese comienzo fue efectivamente una captatto benevolentiae, co
mo recomendaba el orador antiguo, un exordio destinado a asegurarse la be
nevolencia del auditorio. Lacan concede una confesión -Confesaré, segundo
párrafo- que evoca al principio un decir la verdad, toda la verdad, nada más
que la verdad, en Francia el juramento de rigor del testigo ante el Tribunal, y
que él corrige en la digresión que comentábamos. Y el propósito de esta con
fesión es justificar el estilo que lo distinguirá en la televisión: el mismo de su
seminario.
ELI.A. - ¿Por qué dice la presente comedia?
YO. - Todos los reportajes son comedias, y quizá todos los lazos tejidos
por la palabra; hasta el análisis. a despecho de la referencia trágica de
Freud. En fin, es teatro. A Lacan nunca le repugnó hacer teatro: pega bien
94 JACQUES-ALAIN MILLER
• Se consignan las dos formas castellanas del verbo "errar", la regular y la Irregular,
con sus respectivos significados, a fin de dar expresión a la doble acepción del francés
errer. (N. de T.)
MICROSCOPIA 95
dado. A partir de los años '70 Lacan le da un uso especial y si se quiere técni
co o, en cualquier caso, construido; Lacan fabrica cuatro esquemas de discur
sos que son otros tantos modos determinados de enunciación. · No le haré la
lista por el momento; yo la llevo de la mano, no lo olvide, y a través de estas
laderas le prometi un paseo, no un escalamiento; vamos paso a paso, lo que
conviene al discurso, que justamente se disloca. SI le digo que todo tipo de
discurso implica y prescribe una jerarquía de valores, usted piensa que en
tiende. Pues bien. me conformo con eso y simplifico todavía más planteando
que todo discurso Instituye un valor como supremo; si admite que esto tam
bién lo entiende, entonces dé solamente el paso de considerar que este valor
se encarna en un signo. Sí, un signo. Puedo proponerle una imagen. la de
Constantino, que vio en sueños . . . pero usted conoce todo eso.
ELLA. - No lo conozco tanto como para que no pueda refrescármelo con
provecho.
YO. - Constantino vio en sueños el signo de la cruz y recibió la promesa de
obtenerlo si lo colocaba sobre sus estandartes: In hoc signo vinces. por este
signo vencerás. A esto le debemos el Imperio cristiano. Convendrá usted en
que la imagen es bella y memorable; trasládela al discurso y compruebe en
tonces que todo discurso. al menos todo discurso que reclute, propone su sig
no de Constantino. es decir. para decirlo brevemente. aquello en cuyo nombre
se habla. ¿La familiaricé ya bastante con la noción del "significante amo"?
ELLA. - Pues yo no veo este término por ningún lado.
YO. - Lo que usted encuentra es el revés. Le Introduje el discurso en el
sentido de Lacan por el "discurso del amo"; él da, en efecto, la matriz; el suje
to llama a un amo y ...
ELLA. -¿Cómo lo entiende usted?
YO. - La verdad es no-toda. e inapresable; el sujeto errante es. digámoslo,
Intrínsecamente débil mental; necesita siempre un amo, un Otro que sea el
amo.
ELLA. -Pues bien. señor, esto no es psicoanálisis. es filosofía política. y
nada agradable. Prefiero seguir creyendo en la bondad natural del hombre.
YO. - Desengáñese, esto es psicoanálisis y organiza la identificación freu
diana. ¿Por qué cree que el sujeto está sujeto a identificarse sino porque, en
sí. diría yo. carece de identidad? Lacan escribe esto con el símbolo -páseme
su boligrafo- $. una S mayúscula con una raya. raya que quizá, sin duda,
tomó de Heidegger, quien la aplica a la palabra "ser" en su ensayo Di.e Unie.
Es también lo que lo hace depender del "significante amo", S 1 , lo identifica y
le dice quién es; él lo paga con la represión de su verdad; por eso. a falta de
understanding. he stands under: S 1 Comienzo así a escribir para usted el
•
T
discurso del amo; quizás esté viendo ya. puesto que empleo los términos
"Identificación" y "represión", que este es también el discurso del inconsciente.
ELLA. -Me pide que lo vea; pues bien, no, no veo.
YO. - ¡No ve nada pero tal vez eso empieza a mirarla!• Usted se subleva en
nombre de la libertad: enseguida consideraremos más de cerca ese "signifi
cante amo". Pero ahora le propongo el discurso del que el discurso del amo
es el revés. Lacan no se presenta ante nosotros como el heraldo del discurso
del amo sino como el heraldo del discurso del analista. El discurso del ana
lista no es lo que dice el analista; este discurso resume la estructura de la
experiencia analítica; establece las coordenadas de la enunciación que aqui
se crea. Este discurso se diferencia del otro en primer lugar por lo siguiente:
sustituye el lugar del "significante amo" por algo que no realiza ninguna
identificación y que no pertenece al orden del signo: un objeto.
ELLA. - Esta vez lo encontré: No espero nada más de los analistas supues
tos, dice Lacan, sino que sean ese objeto gracias al cual lo que enseño no es
un autoanálisis. Dice además que acerca de este punto sólo esos "analistas
supuestos" podrían entenderlo. Y yo no soy analista, ni siquiera supuesto. y
además ese "objeto" no me dice nada.
YO. - Lacan llama a ese objeto a minúscula. Necesitará un poco de pa
ciencia para captar los primeros rudimentos. Primero déjeme aclarar por qué
el amo y el analista nombran dos discursos inversos. ¿Cuál es el modo fun
damental de enunciación en el que un análisis introduce al sujeto? Su nom
bre le viene de Freud: asociación libre. La asociación libre va contra la repre
sión en la misma medida en que desembrida las identificaciones que estabili
zan al sujeto en el síntoma; ella lo somete a la prueba de esa verdad que uno
dice siempre. diga lo que diga, y que sin embargo es no-toda, que está en
impasse y que. por lo imposible, concierne a lo real. El analista. por consi
guiente, no identifica, des-identifica, y no se debe buscar en otra parte el
principio de la crítica de Lacan a los pretendidos analistas "ortodoxos": ellos
no le ven al análisis otro fin que la identificación con el analista.
ELLA. - Sin embargo el analista, en su "discurso", es el amo; es él el que
·
manda.
YO. - El analista ocupa ese lugar pero no gobierna, y tampoco educa; el
analista no propone un ideal. No bien Freud produjo su Massenpsychologie,
sus alumnos -Rado y después Strachey- se apresuraron a hacer del analista
un nuevo ideal del yo. y esto en contra de la letra y del espirltu de Freud. Al
fin y al cabo no estaba mal visto, pues no hay discurso que no entrafie ese
lugar del amo. Pero lo propio del analista es no ocuparlo como un amo, no
ocuparlo ni como un significante -a entender como "factor de identificación"
ni tampoco como un sujeto, pues el analista no se abandona en absoluto a
ninguna deriva en la palabra, y además se ausenta de la interlocución. ¿El
analista es qué cosa? Ese silencio en nombre del cual el sujeto habla. Pero es
preciso que esté ahí: el analista aporta su cuerpo; y ocupa el lugar de lo que
no puede decirse. En una palabra, encarna lo imposible.
ELLA. - ¿Usted quiere decir que el analista es . . . lo real?
YO. - A título de ficción, por supuesto.
ELLA. - Lo real a titulo de ficción . . . ¡Vaya paradoja!
YO. - Esto es lo que el Maestro le dice a Jacques en la novela de Diderot:
"Tal vez no haya bajo el cielo otra cabeza que contenga tantas paradojas co
mo la tuya." Y Jacques le contesta: "Una paradoja no siempre es una false
dad." El lugar amo nunca está ocupado por otra cosa que por lo que Lacan
llamó un "semblante", y que en la lengua inglesa podriamos traducir por un
"make-believe".
ELLA. -Si lo sigo bien -pero cuidado, no estoy aprobando nada, simplemen
te me meto en su paradoja-, es el analista quien ocupa ese lugar amo en el
discurso del analista. Pero usted no me ha dicho de qué cosa es él el make-be
lieve.
MICROSCOPIA 97
YO. - No podía soltarle esto así como asi: el analista es el make-believe del
objeto perdido. Es la función descubierta por Freud en sus Tres ensayos pa
ra una teoría sexuaL Aquella que Abraham convirtió en pivote de su teoria
del desarrollo y de donde sacó las primicias del Mobjeto parcial"; la que Mela
nie Klein, su alumna, situó en el nódulo de la economía psíquica hasta el
punto de mostrar que al final del análisis, separándose del analista, ése es el
objeto del que el analizante tiene que hacer el duelo. Ahi percibió también
Winnicott el obj eto transicional. Ese objeto es lo que Lacan resume, conden
sa, justtfica, construye con el objeto a. Seamos justos, aquí entra también al
go que George Bataille aporta en su Heterología. y al respecto estoy seguro de
que leyó usted la traducción en el último número de October.
ELLA. - ¿Entonces Lacan seria kleiniano? ¿Es éste el secreto de ese torbe
llino de referencias que me deja, lo confieso, completamente aturdida?
YO. - No, I...a can no es kleiniano aunque haya sido el primero, en Francia,
en la época de la Segunda Guerra Mundial, que descifró y ensalzó su obra; y
tampoco es winnicotttano, aunque haya sido el primero que lo publicó entre
nosotros. Lo crea usted o no, la MEgo-psychology", que por su parte procede
de Anna Freud y de Hartmann, sigue dominando en los Estados Unidos; pa
ra nosotros es como "wall-paper", me decia ayer un analista de Chicago, tan
to que ya no le prestamos atención. La "Ego-psychology" mutiló hasta tal
punto la obra de Freud de su perspectiva auténtica. que hoy en día sufre el
retorno de este rechazo bajo la forma llamada "object-relattonships theory",
que no es menos parcial. Cruzar la una con la otra, como se hace ahora en
su país, en proporciones variables. no reemplaza el Mretorno a Freud" de La
can.
ELLA.- ¡Lacan! ¡ Lacan! ¡Lacan! Ocúpese un poco de mí.
TOPICOS EN LAS PSICOSIS
( OBRE LA NOMINACION)
S
Stuart Schneiderman
E stá establecido, hasta el punto de ser una verdad auto-evidente, que el re
ferente de un nombre propio no es su portador. Esto se deduce de la simple
observación de que la muerte del portador no vuelve disfuncional el nombre;
hasta puede decirse que esta muerte vuelve funcional al nombre en su más
alto sentido. Un nombre propio no muere con su portador.
Sin embargo, en ciertas ocasiones se dice que un nombre ha muerto.
Cuando el único hijo de una familia se encuentra en la posición de no tener
ningún hijo varón suele decirse que ese nombre se extinguirá.
Comúnmente no utilizarnos el concepto de portador (bearerj de un nom
bre, pero esto no implica que éste no sea un concepto interesante, al menos
en inglés. Es Interesante porque es mucho más común usar esta palabra (en
inglés] en relación a traer niños al mundo, como en la idea de que una mujer
pare [bears] niños, pero nunca se dice que el padre pare [bears] niños.
En inglés se dice que un padre lfather] es padre lfathers] de niños, el verbo
ser padre [ to father] significa engendrar [beget]. Por supuesto, ser un padre
implica algo más que engendrar niños. Se puede decir en inglés que una ma
dre es maternal [mothers] con los niños, cosa que nada tiene que ver con pa
rirlos; significa que los abruma de amor materno. Finalmente, y ésta es la
verdadera razón por la cual evitarnos el término de portador de un nombre,
en el mundo de las finanzas hay intrumentos que se llaman "bonos al porta
dor" y lo que los caracteriza es que no llevan nombre, quienquiera los tenga
es su dueño. Cumplen, pues, una función indicativa más parecida a la del
pronombre de la primera persona que a la función referencial del nombre
propio.
¿Qué tiene que ver la muerte del nombre con la forclusión del Nombre del
Padre; aquí, con la función de la nominación? Observamos que Daniel Paul
Schreber, quien ciertamente logró de acuerdo con su intención explícita, ha
cerse un "pequeño" nombre para sí mismo, era el último de los hijos de su
padre que tenía la oportunidad de pasar su nombre a un heredero. Recorda
rán que Schreber tenía solamente un hermano, que se suicidó sin nunca ha
berse casado. Esto hace a los repetidos abortos de la esposa de Schreber aún
más calamitosos de lo habitual. Pero también dan una indicación del funda-
lOPICOS EN lAS PSICOSIS 99
fica que su propio padre nunca fue u n padre, nunca lo nombró y que e l nom
bre que él lleva [bears) no lo designa; en efecto, puede ser solamente un sus
tantivo común, que es aquello en lo que generalmente se transforma.
Pero cuando esto ocurre o cuando cualquier otra apelación es dirigida al
sujeto psicótico, éste queda abrumado por los significados de la palabra o
por los significados asociados con los significados. Estos están desarticula
dos, no se mantienen unidos y no mantienen unido al sujeto.
La teoría de la designación rígida introduce una barrera entre el eje verti
cal donde el nombre marca al sujeto y el eje horizontal que describe a ese su
jeto a través de una serie de atributos. El sujeto en tanto suma de sus atri
butos es considerado como siendo el portador; por ende el portador no es el
referente del nombre. Más aún, como Lacan obseiVa en un ejemplo que sirve
como paradigma: el predicado del nombre son los objetos del deseo del suje
to. Por lo tanto, en el sueño de Anna Freud el sueño empieza con la articula
ción del nombre propio de la soñante, para agregarle, para colocar a su lado,
los nombres de los objetos deseables, frutillas, frambuesas, flan, lo que sea.
Una vez que el nombre propio es separado o que se demuestra que nunca
estuvo ligado, los atributos descriptivos o predicados quedan sueltos y se
descomponen. Tal como dicen los norteamericanos, es muy dificil volver a
meter el dentífrico en el tubo una vez que salió de él.
Ningún sujeto está constituido por un grupo de características, pero cada
caracteristica es predicada de un nombre propio y. según Kripke, el nombre
designa incluso en situaciones donde lo que es predicado del nombre es con
trario a los hechos. Kripke atacó las llamadas teorías descriptivas de la no
minación, diciendo que el nombre no es de ninguna manera equivalente a las
descripciones de la persona nombrada y el fenómeno de descompensación
psicótica parecería ser una rotunda afirmación de la corrección de sus ideas.
La idea de hacerse un nombre, de querer ser un nombre. aislada por Lacan,
debe ser entendida en el contexto de estar radicalmente des-nominado.
Otro fenómeno clínico interesante es relevante aquí. En inglés se dice ·na
mar nombres" a insultar e injuriar. Nuestro ejemplo clásico es la alucinacion
auditiva que Lacan analizó en la cual una mujer escucha que la llaman "¡Ma
rrana!" Tal vez la idea de nominarse uno mismo sea relevante aquí, porque
Lacan dijo que en la alucinación que la mujer escuchó estaba su propio
mensaje. no su mensaje Invertido.
Este nombre o sustantivo, que ocupa el lugar de un nombre propio que
nunca la designó, determina la existencia de la mujer de acuerdo con los sig
nificados de esa palabra. El primer significado yace en la oración que la mu
jer pronunció en conjunción con la Injuria: "¡Vengo del fiambrero!" Cuando
una marrana llega de lo del fiambrera está cortada en pedazos y esto, como
dijo Lacan, describe bien el estado de desintegración psíquica que está expe
rimentando esta mujer.
Como esta mujer no tiene un nombre, el "marrana" no puede describirla,
no puede ser predicado de ella, dado que no hay nadie, efectivamente, a
quien describir; no es tomado como una descripción insultante de su aspec
to, por ejemplo, porque esto le permitirá seguir siendo, cualquiera fuese su
forma de ser, ella misma, aun en el caso en que la descripción no fuese exac
ta o fuese contrafáctlca. La palabra "marrana", que no es un nombre, no
obstante la nombra y la reduce a su significado. El nombre propio, siendo un
designador rígido, no tiene significado.
102 SnJAHT SCHNEIDERMAN
Diana Etinger
M arie Langer. Mimi para todos los que la conocieron, murtó el 22 de di
ciembre de 1 987 a los 77 años de edad. Aún no había envejecido. Nació en la
Viena imperial, murió en Buenos Aires. España, Uruguay y México también
la albergaron, pero ella nunca perteneció a un lugar, más bien, como dice en
su autobiografia, perteneció a un siglo. Si bien el exilio fue su destino, nunca
se exilió de una causa, compartió y fue pionera de más de una. Y se puede
decir con justicia que fue la madre del psicoanálisis latinoamertcano.
Había nacido en el seno de una rtca familia judía, asimilada y atea. Fue
MMarie" porque su madre quiso ahorrarle el destino judío. Pero según ella
cuenta, siempre tenía presente Msus dos desventajas: ser judía y ser mujer;
la izquierda anularla esta marginación".
En la MViena Roja" de la socialdemocracia estudia medicina e ingresa al
Partido Comunista, que al poco tiempo es prohibido y entra en la clandesti
nidad. Ya antes de recibirse de médica elige la psiquiatria y el psicoanálisis.
Comienza su análisis con Richard Sterba y un año después tiene su prt
mera entrevista con Anna Freud e ingresa al Instituto de la Wiener Vereinl
gung donde comienza los seminartos. Pero era dificil vivir con el Psicoanálisis
y el Partido Comunista. Poco después de su Ingreso la detención de Edith Ja
kobson por la Gestapo provocó la decisión de las autoridades del Instituto de
prohibir a los analistas la militancia en cualquier partido clandestino o tratar
a los militantes de estos partidos. Esto, escrtbe M. Langer, Mdejaba en la
práctica tres callejones sin salida frente al paciente que militaba en la ilegali
dad: interrumpir su tratamiento, prohibirle seguir con su actividad, o acep
tar, en una alianza no explicitada, que prosiguiera con ella, aun sin hablar
mucho de eso. Estimo y agradezco a mi analista didáctico haber optado por
la última y que diésemos por terminado amistosamente poco después mi
análisis". t
En esos días es detenida junto con un grupo de médicos y se revela su mi
litancia. La intervención de su analista impide que sea expulsada del I nstitu
to. Federn la amonesta con cariño paternal -su propio hijo estaba preso en
ese momento- Mpero yo ya había entendido que tenía que elegir entre el psi
coanálisis y la revolución social". 2
1 04 DIANA ETINGER
sos, igualmente hubiera roto con la APA, más allá de las causas que decidie
ron la ruptura final".
El desastre para un efimera democracia que constituyó el golpe de estado
de 1966 en la Argentina, la encontró decidida a incorporarse a la lucha so
cial. En el Congreso de 197 1 de la IPA en Viena presenta un trabajo en el
que cuenta su experiencia del 36 en la Wiener Vereinigung alertando contra
la ceguera política del IPA. Su trabajo era un alegato del derecho del analis
ta de ocuparse también de lo social. Alegato que se apoyaba en dos tipos de
razones. Por un lado discutía la no contradicción entre psicoanálisis y mar
xismo. Por otro lado exponía una lúcida crítica a la posición "reflexiva" del
analista que transmite a los analizantes "una profunda desconfianza a todo
proyecto de acción". Posición que considera al "pensar" como básicamente
buena, mientras que el ·actuar" siempre está a punto de convertirse en ·ac
ting out".
Poco antes de su muerte decía, recordando aquel episodio: "El trabajo era
como un motor con cuatro ruedltas que me arrastraba fuera de la APA. . . ", y
cuenta divertida: "La APA siempre publicaba todos los trabajos de los Con
gresos, pero con el mío dejó por primera vez de hacerlo. Recibí una carta en
la que se me comunicaba que lamentaban mucho pero que por razones de
espacio ... " Aquél fue su último Congreso Internacional. Simultáneamente se
reali7..aba en Viena el Paracongreso de Plataforma, grupo internacional que
cuestionaba la estructura de la IPA y en el que participaban j unto con Mimi
Langer varios argentinos, grupo con el que en 1971 se separa de APA. Co
mienza una etapa de lucha por los derechos humanos, contra la represión, y
lleva adelante una intensa actividad político gremial, docente y asistencial en
hospitales de Buenos Aires. Pero aunque la lucha social y la APA se le vuel
ven incompatibles, no sucede lo mismo con el psicoanálisis. Mimi lo lleva
consigo donde quiera que va. A México primero, cuando amenazada por la
Triple A (organismo parapolicial) debe exiliarse nuevamente y donde a los 64
años retoma con entusiasmo la docencia en la Universidad. Más tarde a Ni
caragua. Allí enseña y planifica. Participa en la organización del equipo ase
sor de Salud Mental. No realiza asistencia "porque con mi acento absurdo . . . "
(se refería a su acento vienés) . Nicaragua se vuelve el eje de su vida. Pocos
meses antes de morir encontró fuerzas para filmar una película autobiográfi
ca destinada a recoger fondos para proseguir la tarea emprendida. Y final
mente en Cuba, en febrero de 1986, culmina su obra. Alli tiene lugar el "Pri
mer Encuentro de Psicoanálisis de La Habana".
Fue ante su muerte como fue en la vida. Valiente, lúcida, serena. Lamen
taba tener que morirse cuando todavia le quedaba tanto por hacer.
NOTAS
Adriana I.nka
todo eso!?"
"Yo miré ese cuadro, es como si me hubiera hablado y me dijera, no hables
de esas cosas, era amor. Yo no quiero que el diablo, el entorno me domine,
me paralice".
Invasión de palabras, ruidos, sonidos, bichitos, voces imperativas, ¿eran
respuestas que venían de lo real o severos mandatos superyoicos, punto lí
mite del diagnóstico diferencial neurosis obsesiva-psicosis?
Agregaré que ciertos fenómenos y certezas interpretativas contrastaban
con el como si, la pregunta, la duda y las múltiples anulaciones retroactivas.
LOCO. . . PERO NO PSICOTICO 111
sultorio. Lo refuerza' diciendo: "Yo estaba con ese mambo de locura, sensa
ciones en el ano, en el cuerpo, violado. que se cagaban de risa de mí". "Esta
ba totalmente loco. solamente un loco escucha todo esto", termina diciendo.
Yo. casi le doy la ra?..ón, pero seguí escuchando tratando de intervenir sin re
sultado, hasta que me pregunta medio desesperado: "¿Dígame, el sexo mas
culino, cuando no tiene relaciones sexuales puede volverse loco? ¿El hombre
las necesita o puede vivir sin ellas? Dios es bondadoso conmigo, porque con
las cosas que a mí me pasan yo tendría que estar en el Borda. Mi hermano
se puso así porque no tenía relaciones sexuales".
Le digo que si su hermano. por no tener relaciones sexuales se esquizofre
nizó, es que él pensó que por no tener relaciones sexuales también se estaba
volviendo loco.
Se queda aturdido, diciendo entrecortadamente, "Sí, sí. no se me había
ocurrido".
Efecto de esa división subjetiva se produce un viraje transferencia!. Su
analista no es más alguien que lo goza, sino alguien que lo reconoce en su
deseo. Dice: "A pesar de tener miedo, por esto de hurgar en la mente el pasa
do. me gusta venir porque puedo hablar de mis cosas, sin tener que preocu
parme". "Yo hablo. usted escucha. a veces dice algo, pero no me gusta con
tarle cosas tan mías, están en mi rinconcito; pierdo la magia, cuando usted
ya lo sabe. Cuando tengo algo que me gusta, por el solo hecho de contarlo, lo
pierdo".
A pesar de esto, lo hace; un síntoma se cristaliza y lo cede permitiendo así
la entrada en análisis y la aclaración de un diagnóstico, resultado de una clí
nica bajo transferencia.
Dice: "Cuando yo hablo me escucho a mí mismo. tomé conciencia de eso y
cagué; la mente quiere mentalizarlo todo; es el demonio que uno tiene aden
tro, o la energía negativa. o como lo llame la secta. la religión o el médico. A
mí me jodió mucho ese demonio, por así llamarlo, y me va a joder toda mi vi
da hasta que me muera, él sabe que yo soy débil".
A. tomó conciencia de un hecho de estructura: escuchamos lo que deci
mos o como dice Lacan, el emisor es a su vez receptor.
Hecho de estructura que en muchos momentos parecía experimentarse
como tal, "demasiado bien", cosa que termino descartando a partir de este
momento.
Agrega: "Yo desde chico tengo esas dos personalidades dentro mío. Yo j uga
ba al bueno y al malo imaginario. Una persona me dijo que de chico es normal
pero él está conmigo todavía, me consuela cuando estoy mal o me da con un
caño. Yo no sé, siempre estoy en un diálogo, ¿le pasa a todas las personas?"
Lacan, en el Seminario III dice que "la captura por el doble es correlativa
de lo que puede llamarse el discurso permanente [ . . ) y que dobla todos sus
.
actos. No es imposible ver surgir este discurso en el suj eto normal, es espe
cial en situaciones de soledad".
Dice A. : "Me acompaña todo el tiempo: he tratado de sacármelo de encima
con meditación, deportes, sectas, religión, técnicas para alejarse de ese yo,
pero me asusto cuando no lo tengo; la soledad es espantosa. Con la mari
huana se cortaba el diálogo, me quedaba totalmente solo, solo conmigo mis
mo, solo como un perro" .
"Yo hice un puchero con todo. La psicología se contradice con la religión,
una alimenta al yo, la otra el ego".
1 14 AORJANA LUKA
Maurl.cto Mazzottt
dominado por el falo materno, sin que la paciente encuentre otra solución
simbólica a su posición.
Un buen emblema de esta dificultad simbólica es un sueño correspon
diente al periodo al que me refiero, en el que la paciente entraba en el cuerpo
de la gran madre iglesia, consciente de pensar en "madre", y se preguntaba
cómo podría estar segura dentro de ese mismo cuerpo. Aquí, el hecho de ser
"el apéndice" de la madre ya no es correlativo de la posición de elección en el
plano del falo materno: las dos cosas ya no marchan juntas y. más allá del
completamiento de la falta de la madre en el que ella se aliena, aflora el fan
tasma de la madre devoradora. Aquello que queda a la espera de una solu
ción es la incógnita de su representación subjetiva en el campo del Otro. Co
mo ya dije antes, el partenaire falla en favorecer esta solución en la medida
en que es fijado por la paciente en la posición del objeto contrafóbico, soste
nida en gran medida por una identificación a la misma elección de objeto de
la madre.
En efecto, uno de los problemas que deberá tomarse en cuenta en esta cu
ra es aquello por lo que el hombre siempre ha sido devuelto por la paciente a
la posición ambigua de protector, defensa contrafóbica por un lado, marione
ta de una maniobra narcisistica por otro lado.
El analista queda advertido de esta posibilidad en un paciente fóbico en el
·
que la tendencia a mantener una demanda protegida, de apoyo, está muy
enraizada. Asi que no se trata en modo alguno de seguir la indicación "acti
va" que parece prevalecer en la literatura, y que Freud ha seguido en algunos
puntos, en cuanto al hecho de crear la identificación contrafóbica al signifi
cante paterno demandando al paciente afrontar el peligro: seria justamente
esto lo que la paciente le demanda explícitamente al analista. En efecto, esa
demanda sirve para prevenir. en la modalidad fóbica, el surgimiento del de
seo del Otro, y esto vuelve particularmente delicado para el analista el hacer
pasar la "actividad" de su maniobra de la sugestión (espera) a la interpreta
ción (sorpresa). No obstante este pasaje es por demás necesario en tanto pa
ra la paciente está también en juego, en la transferencia, el análisis de la po
sición contrafóbica (de protección) que tiene para ella el partenaire del sexo
opuesto.
Un episodio que la paciente me señaló siempre como decisivo debido a que
le imprimió un desarrollo exponencial a su sintomatología fóbica, puede es
clarecer la cuestión. Poco después de la muerte del padre la paciente había
comenzado a trabajar con el partenaire y su rol consistia en guiarlo, al volan
te del auto, para tomar la calle apropiada y así llevar a destino las comisio
nes que tenia a su cargo. Un día ella comete un error al indicarle el recorrido
y su pareja, en un sobresalto violento de ira, le reprochará con dureza. Al
contar el episodio la paciente no deja de decir que para ella se trató de una
verdadera reversión de sus posiciones reciprocas: en primer lugar, el parte
naire que se sale del rol de aquel que es conducido, llevado, para situarse
impetuosamente en el rol del que, notificándole el error, expresa el deseo de
no querer perderse en la calle (deseo que, como veremos, reclama por con
traste justamente aquello que ha fijado indeleblemente para la paciente la li
gazón con el padre en un "perderse" cargado de significación sexual). Este
episodio es pues significativo al menos por dos aspectos, intrinsecamente co
nectados: el partenaire que no es más protector en el momento en que es de
seante en el Otro, y el contraste de todo esto con la simbolización de la inter-
1 18 MAURICIO MAZZOTII
Alain Merlet
P or ser equivoco, este titulo no es menos preciso, puesto que contiene uno
de los términos del enunciado de la Interpretación.
Esta Interpretación sigue al relato de un sueño que la paciente me cuenta
cuando vuelve al diván después de haber faltado a cinco sesiones consecuti
vas. El sueño se desarrolla en cuatro tiempos: Ella asiste a un curso que doy
y se sorprende de no ser la única alumna. Tiene ganas de defecar y sale del
salón de clases: busca los inodoros: no encontrándolos, hace en su mano y
traga el excremento. Encuentra entonces a una mujer que le indica los ba
ños y va a depositar lo que Ingurgitó, envuelto. en el inodoro. Vuelve al cur
so, pregunta de qué hablé y le responden que se trataba de un aparato para
Inflar los senos.
Comentando su sueño, evoca con incomodidad un recuerdo humillante de
su pubertad, cuando su madre. que husmeaba por todas partes, descubre
una de sus bombachas con huellas sospechosas. y comenta con una sonrisi
ta suspicaz y satisfecha a la vez: MHe aquí la prueba del delito" [Votla le ca
chet de la perception].•• Me surgió de pronto responderle de una manera dis
cretamente interrogativa: M¿Lo oculto de la percepción?" [Le caché de la per:
ception?].
Tal es entonces la Interpretación que, jugando sobre el equívoco, se de
mostró determinante para la ortentación de una cura que prosiguió durante
ocho años. Me limité a tomar, palabra por palabra, lo que la analizante esta
ba diciendo, pero separando cada término. Introduciendo el equivoco por el
sesgo de la homofonía y la gramática.
Esta interpretación no fue premeditada, pero adquirtó su valor en el con-
• El título juega con el equivoco homofónico entre caché (oculto) y cachet, entre
cuyos usos se encuentran: a) sello: b) marca dejada por el sello: e) señal de un pago
efectuado (sello postal, sello fiscal): d) obleas entre las que se pone una dosis de medi
camentos: e) en sentido figurado: marca, estilo. [N. de T.)
•• El cachet de la perception es el sello que en una oficina recaudadora se coloca
como prueba de un pago percibido. [N. de T.)
1 22 AIAIN MEHLET
texto preciso; salló, como un chiste, al encuentro de un frase extralda del co
mentarlo de un sueño que era ya una Invitación a la Interpretación.
Incoherencia
tiva desorientada.
Los accesos de angustia y de entorpecimiento se redoblan. y lo peor sobre
viene cuando de regreso al pueblo de sus padres. se "olvida" -dice- de girar
en una cutva, pero sale indemne del accidente. Además de su eczema. pade
ce numerosos quistes cutáneos y gtngtvales. Pierde sus papeles de identidad
en numerosas oportunidades, asi como su dinero. Un día termina por dirigir
se directamente a mi: "Lo detesto por el vacío que crea". Entonces se ausenta
por cinco seciones consecutivas.
Yo estaba muy inquieto por el curso de este análisis. MI primera preocu
pación era detener, o al menos anudar un poco su charla incoherente. Desde
esta perspectiva, intenté vanamente lntetvenir al estilo de la época, por ejem
plo. a propósito de los quistes dije "en qué se calla" ("en qut se taU "J, •• pero
sln el menor efecto.
Para que esta resonancia haga vibrar, como lo escribe Francis Ponge, la
Mlira de la cualidad diferencial" es necesario, aún, que se produzca en la falla
que separa toda interpretación de la primera interpretación, que en este caso
se presentó bajo la forma del insulto, es decir de una respuesta superyoica a
la pregunta por su existencia.
En suma, interpretar es también desinterpretar, a lo que el equivoco se
presta.
CESAR Y LOS ESPIRITIJS
Gerardo Réqutz
interpretó, en ese llamado a su nombre, que ella quería retenerlo puesto que
se había quedado con su semen para tener hijos de él.
Poco tiempo después, y ya con la certeza de que tenía espíritus en el cuer
po, intentó tener relaciones con otra mujer. El resultado fue una crtsis de
agitación y agresividad que lo condujo a la primera de una serie de interna
ciones en centros psiquiátricos. Durante esas crtsis escuchaba la voz de una
mujer que lo llamaba, y reaccionaba ante los ruidos exteriores diciendo
Mcreen que me van a domlnarM. alzando la voz y poniéndose muy agresivo.
En la única de estas crisis que le sobrevino durante el tiempo que lo traté
pude observar lo siguiente: Constantemente insistia en mostrar las cicatrices
de su cuerpo producto de la lucha con los espíritus que quertan invadirlo. A
veces pasaba días completamente autista. Me quedaba un rato con él en su
habitación donde permanecía amarrado. Una vez me dijo, luego de vatios
días de silencio: Ayer vi a mi madre tuertaM, y luego agregó que había mas
M
cío y miraba raro·. Vivían los dos juntos y se ocupaban de crtar animales que
César vendía para subsistir.
Durante una sesión en plena crtsis, me dijo: MMi madre es el vínculo car
nal más importante que yo tengo·. luego me miró fijamente y agregó que te
nía ganas de darme un golpe, que estaba enojado conmigo porque yo le ha
bía dicho, cuando lo miraba, que su madre era una perra. En ese momento
le respondí que yo no había dicho nada: le respondí desde la realidad. Se in
clinó aún más amenazante, y entonces se me ocurrtó decirle que me perdo
nara. Me dio la mano y me dijo lo perdono doctor·. César tenía razón: real y
M
parecia indicar la relación de César con una ley que habria garantizado el
poder de su dios. Me planteo, finalmente, si de haberse instalado un análisis
en ese momento tal vez esta tendencia en su delirio hubiese encontrado el
soporte necesario para desarrollarse. Es decir, que César hubiera podido ha
cerse una ley para poner limite al goce tomándolo a su cargo. Poner limite
mediante la utilización del significante del ideal. Este significante del ideal,
como lo indica Lacan en el esquema 1 cuando explica la estabilización de
Schreber, es un elemento simbólico que viene a suplir en el Otro el lugar va
cio por la ley del padre.
No se si César habrá dado ese paso. Cuando parecia dirigirse hacia esa
vía fue dado de alta del hospital y no volví a verlo más.
LA URGENCIA DELSUJETO
NOTAS
l . J. Lacan, Seminario XVII. "El reverso del psicoanálisis". Clase del 1 1 /ll/ 1 970,
inédito.
2. J. Lacan, Televisión, Ed. Anagrama, Barcelona, pág. 88.
3. S. Freud, "La interpretación de Jos sueños", Obras Completas, Tomo V, Editorial
·
4. J. -A. Mtller, "Clínica del superyó", Recorrido de Lacan, Editorial Manantial, Bs.
As., pág. 1 43.
5. J. Lacan, El Seminario, Libro XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoa
nálisis, Barra! Editores, pág. 277.
TERTULIA DE LECTORES
El seminario que ahora se publica en castellano -cuya versión francesa esta blecida por
Jacqucs-Alain Millcr se publicó en 1 986- fue dictado por Jacques Lacan entre 1959 y
1 960.
Conozco al menos dos clases -la del 5 y la del 12 de enero de 1983- de Jacques
Alain Millcr dedicadas al comentario de este seminario. Me refiero a las clases que
constituyen su curso de Jos miércoles en Paris. En la primera de ellas se puede leer:
"Es un ligero abuso el que cometí al hablar de establecimiento de texto.
Es una palabra que se emplea en las ediciones en las que se trata de comparar, co
legir, versiones discrcpantcs, para dar una versión que se supone la mejor. Evidente
mente esto es irrisorio, ya que aquí no hay -hablando con propiedad- original.
Jacqucs-Alain Miller habla, entonces, de redacción y en una nota final -después de
los agradecimientos a diversas personas- dice · . . . agradeceré por adelantado al lector
que quiera colaborar con la revisión de un texto que es objeto de un trabajo perma
nente, enviándome sus comentarios a través del editor".
Ya en el epilogo del Seminario XI, editado en 1973, Jacques l..acan dice: "Lo que aca
ban de leer no es pues un escrito, al menos es lo que se supone ya que lo epilogo. Una
transcripción, palabra ésta que descubro gracias a la modestia de J. -A. M . , Jacques
Alain, de apellido Millcr: lo que se lee pasa-a-través de la escritura y queda indemne".
Transcripción, redacción, términos que relativizan ese otro establecido, de lejanas
connotaciones en nuestra lengua.
No se trata de una edición crítica. dice Jacques-Aiain Miller, en tanto el camino del
museo está excluido para una enseñanza que renueva su actualidad. Incluso, hoy nos
parece extraña la lasitud de aquellos que -según lo consigna el propio Jacques Lacan
se aburrieron un poco hace treinta años.
Jacques-Alain Miller plantea el problema del tiempo justo para la publicación de cada
seminario, así como la decisión sobre el orden a seguir. Existen ra?.ones múltiples para
que sea éste, el Seminario VIl. el publicado después de la muerte de Jacques Lacan.
Cuando se quiere aprender la técnica y la clínica, es bueno recordar que no van sin la
ética. Y no se trata de moral, sino de lo "operativo" puesto en juego por el fin del análisis.
Es también el seminario que sale de la temática de los grafos y del "mecanicismo"
de los significantes, sin ser aún el desarrollo del materna, aunque incorpora el corres
pondiente al fantasma.
1 36 ESCANSION / NUEVA SEJm;
mula: Ello no habla, goza. Entonces, expresiones como "limite del fantasma", "aliena
ción/separación", " travesía del fantasma", "trozo de real", nombran este goce como lí
núte interno del análisis. Las "representaciones" que la asociación libre pone en juego
constituyen una realidad en torno del vacío real ocupado por el fantasma, sostén de la
imagen del cuerpo. Ese vacío real es puesto en juego, de un lado, por el silencio del
analista y del otro, por el retorno del analizante a la cita.
Por otra parte el Seminario VIl pondrá en discusión la conexión entre pulsión, goce
y sublimación (¿esta última es algo más que el engaño que el fantasma produce para
alienar al sujeto a su cxtimidad?) y el tema del amor cortés que sirvió -según comenta
Jacques-Alain Miller- a algunas "señoras analistas que se veían bien como las bellas
crueles de la experiencia". Pero la belleza es la falsa alarma de un encuentro posible
con la Cosa sostenido por un ¡No toque! , en relación al punto de cxtimidad.
El goce seguirá siendo ese real último excluido, que no está en ninguna parte y por
lo mismo se lo encuentra en cualquier lugar, incluso en el síntoma, en tanto es una
verdad que, a partir del mismo goce, resiste al saber y a las representaciones de lo be
llo.
Cuando se va del síntoma al fantasma se descubre a este útlmo como "sublimación
personal" (según acierto de Jacqucs-Alain Millcr), como un modo singular de tratar al
goce en lo particular de cada estructura clínica.
El grito que surge del vacío (das Ding) es respondido por la alternancia significante,
aunque más no sea por la ausencia de grito.
Jacqucs Lacan, cuando habla sobre Lagachc, dice que la estructura no se reduce a
los significantes. Una ética del silencio se anuncia. Ya en el Seminario 1 Jacqucs La
can, después de reconocer la conexión entre silencio y resistencia, dice que "Es preciso
decir también que, si ese momento ocurre en tiempo oportuno, el silencio cobre todo
su valor de silencio: no es simplemente negativo, sino que vale como un más allá de la
palabra".
Lo que el analizante dkc y lo que el analista calla produce el silencio del fantasma:
"El Es aparece ahí entonces bajo la forma que le da Freud, en tanto lo distingue del in
consciente, a saber: logisticamcntc disjunto y subjetivamente silencioso (el silencio de
las pulsioncs) . " (Ecrits, pág. 55).
Las conexiones entre el silencio y la pulsión de muerte, entre el silencio y el supcr
yó (" . . . la vía dcl tcrror. . .") , entre el silencio y la presencia del analista, aparecen en los
márgenes de la lectura.
Las divisiones mayores del seminario son las siguientes: Introducción de la Cosa, El
problema de la sublimación. La paradoja del goce, La esencia de la tragedia, La dimen
sión trágica de la experiencia analítica.
La última frase del seminaiio es sentenciosa y se presta a la conclusión de este co
mentario: "Lo importante no es saber si en el origen el hombre es bueno o malo, lo im
portante es saber qué dará el libro cuando haya sido totalmente conúdo".
G.I-G.
Este libro es una recopilación de conferencias y artículos de los años 1985, 1 986 y
1 987. A través de un estilo preciso, nos llega una de las características más salientes
de Colctte Soler: la de una enseñanza centrada en la experiencia y un profundo cono
cimiento de la obra de F'rcud y I�•can. Otra de sus características. la composición de
los textos posfreudianos, ilunúna la articulación de los conceptos freudianos y lacania
nos. "Es que para mi -nos dice- leer a otros me permite explicarme a Lacan" .
El libro está dividido en tres partes: 1-Fines de análisis, 1 1-Viscisitudes del vinculo
analítico, l i i - Padre-ser subjetivo y psicoanálisis. La primera parte es la traducción de
1 38 ESCANSION / NUl�Vi\ SERU:
las cuatro conferencias pronunciadas en Buenos Aires en 1 986, sobre fin de análisis.
Dirtgidas a nosotros, son las que concitan nuestro máximo interés, ya que "el fin del
análisis produce al analista".
Colette Soler se pregunta dónde encontrar las normas que fijen el fin del análisis,
¿cuál es el fin exigible?
Surge la idea de una norma ética, es decir, ortentada en relación con lo real. "La po
sición ética y epistémica de Lacan consiste en encontmr su apoyo en las Implicaciones
de la estructura [ . .. ) al igual que Freud jamás recurrió a los ideales para plantear el fin
del análisis". La norma que Lacan plantea consiste, en el fondo, en impulsar hasta sus
últimas consecuencias las implicaciones del dispositivo. "Cada vez que intenta dar una
fórmula del fin, es una fórmula del punto de consecuencia: punto de consecuencia im·
plicado por la estructura de la palabra, punto de consecuencia implicado por las leyes
de sustitución significante, punto de consecuencia implicado por la naturaleza del oh·
jeto del deseo". "Impulsar hasta sus últimas consecuencias concierne tanto a la cura
como a la elaboración de la doctrina, exigencia que hace a la homogeneidad de la prác
tica analítica, a lo que pasa por el analizante y el analista, intentando pensar su expe
riencia".
Respecto de las diversas teorias de Lacan sobre el fin de análisis, Colettc Soler en
cuentra que tienen de común responder por el ser, en los tres está presente el "Tú
eres".
La última de ellas, es la del sujeto destituido, la del efecto de deser, que Lacan lla
mará en ocasiones "el incurable", aquél sujeto instruido, ¿en qué?; C ll la inanidad del
sujeto supuesto saber, aquel que al modo de "El guerrero aplicado" de í 'aulhan, es ese
sujeto resuelto, que hace lo que hay que hacer, sin hacerle preguntas al Otro.
La prevalencia dada por Lacan al dispositivo analítico -"más importante que el des
cubrtmiento del inconsciente, es la invención del dispositivo que alcanza lo real" (el su
brayado es nuestro)- hace que Colette Soler trate en otros capítulos de este libro los
problemas de la puesta en marcha del dispositivo.
Al modo de Lacan, buscando Jos fundamentos, en un re<:orrtdo lógico y científico,
plantea en la relación transferencia-interpretación dos polos que van desde "la Interpre
tación mantiene la transferencia" hasta "la Interpretación se opone a la transferencia".
En cuanto a cómo opera el acto sobre la función del síntoma, se sigue el movlnúen
to del síntoma desde el momento en que el acto Jo hace analizable al comienzo, hasta
el final, cuando lo deshace, y aún más allá cuando se produce la identificación al sín
toma.
Notemos que al mismo tiempo que señala la dimensión significante, insiste en el
tratamiento de la "clínica de Jo que no puede decirse·, de Jo innombrable, a saber, lo
referido a la pulsión, al ello freudiano, al goce.
Para ello interroga al sueño: ¿qué papel cumple en la cura?, ¿puede haber en él in
serción de la pulsión? Ubica el acting-out como posición que hace a la verdad no-toda,
es decir, que no puede más que medio-dt.-cirse y marca al afecto como aquello por lo
cual el ser hablante, prueba que su ser está afectado por la estructura.
¿Lacan en Argentina'? Uno de los artículos de este libro -"Lacan in England"- deta
lla la situación del psicoanálisis en Inglaterra y la ubicación de Lacan como solución a
la alternativa allí planteada.
En 1 986, Colette Soler se preguntaba cuál cm el efecto, en la Argentina, del axioma
de Lacan "el psicoanalista se autoriza a sí mismo".
Creo que la pregunta es retórica. Somos nosotros quienes debemos formularla y
contestarla.
Podemos agregar: ¿cuál es el efecto de la autorización del analista sin el Otro?
¿Cuál es el efecto de considerar el análisis como finito'! ¿Cuál es la práctica del control
concerniente a este punto?
Este libro recopila una serie de artículos escritos entre 1 976 y 1 986 por Laurencc Ba
taillc -psicoanalista francesa fallecida en 1 986- y publicados en diversas revistas (en
tre ellas Ornicar? ) así como varios trabajos inéditos.
.
A pesar de la extensión del período en el cual fueron escritos, es fácil apreciar el hi
lo conductor que guia sus reflexiones. Con un estilo coloquial y una sencillez Infre
cuente en el ámbito psicoanalítico, a la vez que no exento de rigor teórico, el libro
constituye un Intento de L. Bataille de dar testimonio de las incidencias de la enscña
naza de Lacan sobre su práctica como psicoanalista.
Sus testimonios transitan un borde habitualmente problemático: el de la relación
entre la teoría y la práctica. La autora desecha el Intento de establecer una continui
dad entre ambas, al mismo tiempo que el de "reconstruir las teorías que obran en mi
como psicoanalista", optando por "dar cuenta de la eficiencia con que lnlervtcnc en mi
práctica una teoría ya conocida". Camino este más arduo, ya que la conduce a tener
que situar, en la singularidad de fragmentos y recortes de su experiencia clínica (como
analista y como analizantc), la especificidad de la experiencia analítica, ordenada por
los conceptos y maternas de la te01ia.
Los temas que destaca son: el deseo del analista, la posición del sujeto de la enun
ciación frente a los interrogantes de la muerte y la procreación, la poesía y la estética
del análisis, el fantasma y la Interpretación (en su relación con el nombre del Padre y
al deseo de la madre y en relación con la alienación y la separación), y el ombligo del
sueño, articulo que da su título a la recopilación.
Refiriéndose a la producción fantasmátlca de Emma, una analizante, dice Bataille:
•.. .la práctica de los textos de Lacan me permitió comprender mejor lo que estaba en
juego en el texto de Emma, pero éste, a su vez, me permitió comprender mejor ciertos
textos de Lacan". Es por esto que sus afirmaciones de que "los maternas están para
ser usados" y que "no hay práctica sin leoria" no conllevan una pretensión científica.
Más bien, representan un Intento de dar cuenta de la especificidad de la posición del
analista, a la que aborda por el sesgo singular de sus "Incomodidades". Logra así ubi
car las opacidades del d iscurso analítico, por medio de un testimonio literario que, no
por ser menos opaco, es menos esclarecedor.
David lAZnik
sustanciales { . . . ) en una relación que implica que uno remite a otro" (pág. 92). Fort-da,
presencia-ausencia (+ -) son formas del binario, como así también los propuestos por el
mismo Millcr a modo de escansiones en la lectura de Lacan: síntoma-fantasma, acto-In
terpretación, cte. ¿Será aplicable a Lógica del slgnificante-Lacan clínico esta lógica de bi
nario? Parece plausible en la medida que probemos que l.acan clínico encuentra su ra
zón no en una "sustancia propia" sino en la Lógica del significante.
1 40 ESCJ\NSION / NUEVA SEI{IIO:
Que la clínica remite a la lógica no es algo que cae por su propio peso, especialmen
te para el lector cuya relación con el psicioanálisis está todavía influida por corrientes
que hasta hace muy poco fueron las predominantes en nuestro medio. Veamos enton·
ces cómo se ordenan y adquieren racionalidad los temas más básicos y fundamentales
de la clínica en su referencia a la Lógica del significante,
Nadie puede poner en discusión a la asociación como instrumento impar del análi·
sis. ¿Por qué? ¿Es que damos así posibilidad de expresarse a un oscuro otro yo de las
posibilidades psíquicas? De ningún modo. La racionalidad de la asociación libre como
método analítico se deduce de las propiedades de la cadena significante (cf. "La lógica
del significante", págs. 43·44).
El analista, ¿es un interlocutor del paciente? Por cierto no fue Lacan el único que
advirtió que la respuesta no puede ser sin más, afirmativa. Pero, ¿cuál es el funda·
mento? ¿Existe otra manera racional de encararlo que a partir de lq,precisión del suje·
to que, en tanto no dueño de lo que dice, es un sujeto subordinado al significante y a
sus leyes? "En el sujeto de la estructura del lenguaje [ . . 1 ya no se trata del interlocu
.
Jorge Bekerman
1ER11JLIA DE lECTORES 14 1
M.R./1.
Es sabido que en Buenos Aires hay murciélagos, aparecen por las noches y anidan en
vcnt.·mas o tejados buscando penumbras. También sabemos que !lk'is de uno asocia su
nombre a un personaje de historietas, que años atrás se nos presentaba como un ideal
de justicia en una serie de televisión.
Pero ahora hace su aparición, y a la luz del día, El Murciélago, en nuevo formato,
con sesenta y seis páginas. Es decir, en forma de revista y anuncia en su presentación
al vuelo que toma algunas plumas prestadas de L'Ane. El primer número está dividido
en El Campo, Enigmas de la pubertad y Vibraciones, que sumadas a la presentación
ponen voces, ruido -ya que fue presentada por la noche en Cemento- y también expec
tativas.
Si bien esta rcsei'la no puede comentar cada uno de los artículos que la revista pre
senta, es conveniente señalar qué espacio quiere ocupar. Expectativas que apuntan a
1 42 IO:SCANSION / NUEVA SI-:Hil·:
Aníbal Leserre
SCILICET II
jACQUES LACAN
• • • • •
MANANTIAL
iii iii iii iii iii iii iii iii iii iii iii iii iii
FU N DA C l O N D EL C A M PO F REUDI AN O EN LA ARGENTINA